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Jaya, que clase de asuntos me hacía pasarme por aquella inmunda y asquerosa isla sumida en la total anarquía, ¿acaso me aburría tanto que había venido hasta aquí solo para tener algo de acción? En cualquier caso el barco mercante ya estaba arribando al puerto y yo me disponía para bajar tan pronto este anclara, no quería pasar más tiempo sobre aquel asqueroso cascarón. Así que tan pronto arribo salté por la proa y empecé mi carrera por aquel sucio puerto, choqué con un par de personas, pero iba lo suficientemente rápido como para que no les diera tiempo a reclamarme nada.
Mi carrera por las iluminadas calles de Jaya acompañadas de la tenue luz de una luna menguante, hacían que la ciudad incluso pareciera bonita a primera vista, y si no te plantabas a profundizar en las conversaciones de los piratas que rondaban el lugar. Andaba buscando alguna posada en la que pasar aquella noche y en la que beber algo, aunque desde luego si se presentaba la ocasión de pelear un poco no sería yo el que la rechazase, pero tampoco iba a buscar las peleas. Entre a una taberna que ví por allí cerca llamada: “La llamada del One piece”. Menudo nombre más hortera, pero bueno al menos podría beber algo, de modo que sin pensarlo mucho entre.
Como no podía ser de otro modo el ambiente en el lugar era de lo más animado, pero por un momento quedo en absoluto silencio y todos se giraron para mirarme. Muchos estallaron en carcajadas al verme, por lo visto mi nuevo aspecto físico les resultaba bastante cómico. Un pequeño chico de metro cincuenta y dos, vestido de traje y camisa con tirantes, tez pálida decorada por hilos color carmesí que decoraban su piel y unos zapatos. Una guadaña que destacaba muy por encima de su cabeza y una destartalada mochila que cargaba sobre su hombro derecho. Desde luego no era algo precisamente poco llamativo, pero no podía importarme menos.
Tras unos segundos la taberna volvió a la normalidad, los cuchicheos y risitas continuaban, pero yo procuraba hacer caso omiso a estos mientras me acercaba a la barra a pedir algo. Tan pronto llegué tomé un taburete y me senté cara a esta, dejé la mochila sobre la barra y la guadaña apoyada en la barra justo a mi lado. Segundos después dije:
- Perdone podría ponerle algo de beber a un joven como yo, cuanto más fuerte sea mejor, a Kuroi le va a hacer falta para no acabar matando a todos los idiotas que hay en este tugurio. -dije algo molesto mientras jugueteaban con los hilos cosidos en la parte inferior de mi labio.
Mi pedido no tardo en salir y junto a este muchos comentarios poco agradecidos hacia mi persona por lo que había dicho segundos antes, pero esto no podía importarme menos de modo que empecé a beber a la espera de que aquella noche se tornara interesante.
Mi carrera por las iluminadas calles de Jaya acompañadas de la tenue luz de una luna menguante, hacían que la ciudad incluso pareciera bonita a primera vista, y si no te plantabas a profundizar en las conversaciones de los piratas que rondaban el lugar. Andaba buscando alguna posada en la que pasar aquella noche y en la que beber algo, aunque desde luego si se presentaba la ocasión de pelear un poco no sería yo el que la rechazase, pero tampoco iba a buscar las peleas. Entre a una taberna que ví por allí cerca llamada: “La llamada del One piece”. Menudo nombre más hortera, pero bueno al menos podría beber algo, de modo que sin pensarlo mucho entre.
Como no podía ser de otro modo el ambiente en el lugar era de lo más animado, pero por un momento quedo en absoluto silencio y todos se giraron para mirarme. Muchos estallaron en carcajadas al verme, por lo visto mi nuevo aspecto físico les resultaba bastante cómico. Un pequeño chico de metro cincuenta y dos, vestido de traje y camisa con tirantes, tez pálida decorada por hilos color carmesí que decoraban su piel y unos zapatos. Una guadaña que destacaba muy por encima de su cabeza y una destartalada mochila que cargaba sobre su hombro derecho. Desde luego no era algo precisamente poco llamativo, pero no podía importarme menos.
Tras unos segundos la taberna volvió a la normalidad, los cuchicheos y risitas continuaban, pero yo procuraba hacer caso omiso a estos mientras me acercaba a la barra a pedir algo. Tan pronto llegué tomé un taburete y me senté cara a esta, dejé la mochila sobre la barra y la guadaña apoyada en la barra justo a mi lado. Segundos después dije:
- Perdone podría ponerle algo de beber a un joven como yo, cuanto más fuerte sea mejor, a Kuroi le va a hacer falta para no acabar matando a todos los idiotas que hay en este tugurio. -dije algo molesto mientras jugueteaban con los hilos cosidos en la parte inferior de mi labio.
Mi pedido no tardo en salir y junto a este muchos comentarios poco agradecidos hacia mi persona por lo que había dicho segundos antes, pero esto no podía importarme menos de modo que empecé a beber a la espera de que aquella noche se tornara interesante.
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- ¡¡No os vais a comer una mierda!! -Gritó el mapache, rodeado por piratas gordos que iban armados con cuchillo y tenedor en una taberna.
El mapache agitaba su arma a todas partes, gritando y amenazando con disparar a todos. El mapache gruñía y enseñaba los dientes de forma amenazadora, mientras uno de los sebosos piratas da un paso adelante.
- Seguro que con salsa tártara está delicioso...
Rocket cambió su arma al modo larga distancia, apuntó a la cabeza del que acababa de hablar y disparó. Su cuerpo cayó de espaldas al suelo, con un agujero humeante en la frente. Rocket apoyó la APHADD en el suelo y señaló a su victima.
- ¡Al que se me acerque le hago lo mismo! ¡¡Venga!! ¡Tened huevos!
Los hombres se miraron unos a otros y poco a poco empezaron a separarse, dejando sólo al mapache. Un hombre vino y se llevó el cadáver fuera de la taberna. Rocket se puso la APHADD a la espalda y se sentó en la barra, justo al lado de un muchacho de aspecto tétrico que cargaba con una enorme guadaña. Cualquier habría pensado que ese muchacho daba miedo y mejor era no acercarse a el. Pero Rocket no. Rocket era idiota y no tenía absolutamente nada que perder.
- El trigo que debes segar con eso debe ser la hostia de grande, ¿no?
El mapache agitaba su arma a todas partes, gritando y amenazando con disparar a todos. El mapache gruñía y enseñaba los dientes de forma amenazadora, mientras uno de los sebosos piratas da un paso adelante.
- Seguro que con salsa tártara está delicioso...
Rocket cambió su arma al modo larga distancia, apuntó a la cabeza del que acababa de hablar y disparó. Su cuerpo cayó de espaldas al suelo, con un agujero humeante en la frente. Rocket apoyó la APHADD en el suelo y señaló a su victima.
- ¡Al que se me acerque le hago lo mismo! ¡¡Venga!! ¡Tened huevos!
Los hombres se miraron unos a otros y poco a poco empezaron a separarse, dejando sólo al mapache. Un hombre vino y se llevó el cadáver fuera de la taberna. Rocket se puso la APHADD a la espalda y se sentó en la barra, justo al lado de un muchacho de aspecto tétrico que cargaba con una enorme guadaña. Cualquier habría pensado que ese muchacho daba miedo y mejor era no acercarse a el. Pero Rocket no. Rocket era idiota y no tenía absolutamente nada que perder.
- El trigo que debes segar con eso debe ser la hostia de grande, ¿no?
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¿Qué cojones había pasado...? Verlo para creerlo, lo que parecía ser un mapache acababa de terminar con la vida de un pirata en el acto, sin dudar había disparado su arma para acaban con aquel "animal". Desde luego aquel animalito no se andaba con chiquitas, pero... ¿Qué hacía algo como aquello en una isla como Jaya? No era muy común ver animales inteligentes por los Blue, pero mucho menos esperaba encontrarme uno en una isla como Jaya, acaso a aquel tipo le gustaba que le pegaran. Pronto obtendría mi respuesta, pues tan pronto acabo con el pequeño revuelo que se monto en la taberna se acercó hasta la barra, tomó asiento a mi lado y inició una conversación.
¡Qué gracioso el animalito! Pensé para mis adentros con cierta ira al oír el comentario que hacía aquel pequeño animal, aun que probablemente, era más correcto dirigirse a él como lo que era, una pequeña alimaña. Tomé un par de segundos mientras exhalaba una gran bocanada de aire y pensaba como retomar aquella conversación sin tener que montar un gran alboroto, no me apetecía pelear en aquel destartalado lugar.
- Me temo que no, alimaña, Kuroi la usa más para segar cabezas que trigo, pero supongo que una como esta debe parecerle muy poca cosa a alguien que portaba un arma que es dos o tres veces mayor que él, y que por si fuera poco, es capaz de desintegrar una cabeza. -dije con cierto tono arrogante y tratando de molestar un poco al animal que ahora se sentaba junto a mí.
Esperaba su respuesta mientras gran parte de la taberna quedó en silencio por lo que acababa de hacer, por "desafiar" a aquel bicho que acababa de eliminar a un hombre sin ninguna traba, pero la verdad es que a primera vista aquella alimaña no parecía gran cosa. En cualquier caso, estaría atento a su aura con el mantra por si tuviera que evitar que mi cabeza se hiciera trocitos y sirviera de desayuno a los cuervos a la mañana siguiente.
¡Qué gracioso el animalito! Pensé para mis adentros con cierta ira al oír el comentario que hacía aquel pequeño animal, aun que probablemente, era más correcto dirigirse a él como lo que era, una pequeña alimaña. Tomé un par de segundos mientras exhalaba una gran bocanada de aire y pensaba como retomar aquella conversación sin tener que montar un gran alboroto, no me apetecía pelear en aquel destartalado lugar.
- Me temo que no, alimaña, Kuroi la usa más para segar cabezas que trigo, pero supongo que una como esta debe parecerle muy poca cosa a alguien que portaba un arma que es dos o tres veces mayor que él, y que por si fuera poco, es capaz de desintegrar una cabeza. -dije con cierto tono arrogante y tratando de molestar un poco al animal que ahora se sentaba junto a mí.
Esperaba su respuesta mientras gran parte de la taberna quedó en silencio por lo que acababa de hacer, por "desafiar" a aquel bicho que acababa de eliminar a un hombre sin ninguna traba, pero la verdad es que a primera vista aquella alimaña no parecía gran cosa. En cualquier caso, estaría atento a su aura con el mantra por si tuviera que evitar que mi cabeza se hiciera trocitos y sirviera de desayuno a los cuervos a la mañana siguiente.
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El muchacho tétrico contestó de forma bastante tajante, llamando alimaña a Rocket e incluso alabando ligeramente su APHADD, aunque con un tono con sarna que hizo que los dedos del mapache empezaran a temblar de rabia. La gente de la taberna calló y se podría oír el ruido de una aguja caer. El tabernero se acercó al mapache y lo miró con algo de sorpresa.
- Ponme un whisky. Doble.
Total, no se lo iba a beber. Puso la APHADD sobre la mesa y empezó a acariciarla, mientras miraba al tío raro que hablaba en tercera persona y se hacía llamar "Kuroi".
- No puede desintegrar cabezas. Aún. Aunque si que ha destrozado mas de una.
Había algo sobre Kuroi que lo escamaba, algo que le llamaba mucho la atención. Era tétrico y daba miedo, pero algo en el... parecía superior. Rocket no supo identificarlo, pues era algo que si instinto captaba. Algo en Kuroi lo hacía destacar sobre todos los demás, lo hacía parecer... importante. Y Rocket quería poner aquello a prueba. Al rato, llegó el tabernero. Puso un vaso frente al mapache y se dispuso a abrir la botella de Whisky, pero Rocket se puso de pie sobre la barra y se la quitó de las manos. El tabernero se quejó, pero el mapache, simplemente, cogió la botella por el cuello al revés y dirigió un fuerte golpe a la nuca de Kuroi.
- Ponme un whisky. Doble.
Total, no se lo iba a beber. Puso la APHADD sobre la mesa y empezó a acariciarla, mientras miraba al tío raro que hablaba en tercera persona y se hacía llamar "Kuroi".
- No puede desintegrar cabezas. Aún. Aunque si que ha destrozado mas de una.
Había algo sobre Kuroi que lo escamaba, algo que le llamaba mucho la atención. Era tétrico y daba miedo, pero algo en el... parecía superior. Rocket no supo identificarlo, pues era algo que si instinto captaba. Algo en Kuroi lo hacía destacar sobre todos los demás, lo hacía parecer... importante. Y Rocket quería poner aquello a prueba. Al rato, llegó el tabernero. Puso un vaso frente al mapache y se dispuso a abrir la botella de Whisky, pero Rocket se puso de pie sobre la barra y se la quitó de las manos. El tabernero se quejó, pero el mapache, simplemente, cogió la botella por el cuello al revés y dirigió un fuerte golpe a la nuca de Kuroi.
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¿Whisky doble? Por lo visto a aquel animalito le iban las sensaciones fuertes aunque quizás aquello fuese demasiado para su cuerpo. En cualquier caso aquello no era mi problema, pero aquel animal me escamaba un poco especialmente por el arma que portaba a la espalda. ¿Qué clase de monstruo era y porque cojones podía hablar? Bueno al fin y al cabo esto es el Grand Line si esto fuese lo más extraño que me iba a encontrar daría gracias, pero estaba seguro de que no sería así. En cualquier caso poco duraría la paz que ahora reinaba la taberna.
Tan pronto el tabernero dejo la botella sobre la barra el mapache la tomo con intenciones hostiles hacía mí. Desde la parte superior de esta fue a golpear mi cabeza por detrás mientras estaba girado, pero me temo que no podía dejarle hacer aquello. Gracias al mantra logré predecir la trayectoria de su movimiento y me agaché mientras me giraba para quedar de frente a él. — No deberías haber hecho eso alimaña.— Dije mientras lo miraba pensando que hacer con él. Tras pensar un par de segundos tomé al animal por la cabeza y lo lancé por la barra haciéndolo chocar con todo lo que había en esta. Vasos, botellas, algunas bolsas e incluso un gran hombre que había al final de esta, para acto seguido caer sobre la mesa de lo que parecían ser un par de rufianes. — Perdone por los desperfectos, espero que eso los cubra.— Dije mientras dejaba una bolsita sobre la barra y observaba como la gente de la mesa en la que había caído aquel monstruito se quejaba. Maldecían e insultaban al mapache hasta el punto de nombrar tanto a su padre como a su madre, desde luego estaban bastante enfadados. Tras los insultos llegaron las amenazas y yo me detuve, si quería algo de mí ya volvería a la barra. Así que me senté y pedí otra ronda de lo que estaba bebiendo.
Tan pronto el tabernero dejo la botella sobre la barra el mapache la tomo con intenciones hostiles hacía mí. Desde la parte superior de esta fue a golpear mi cabeza por detrás mientras estaba girado, pero me temo que no podía dejarle hacer aquello. Gracias al mantra logré predecir la trayectoria de su movimiento y me agaché mientras me giraba para quedar de frente a él. — No deberías haber hecho eso alimaña.— Dije mientras lo miraba pensando que hacer con él. Tras pensar un par de segundos tomé al animal por la cabeza y lo lancé por la barra haciéndolo chocar con todo lo que había en esta. Vasos, botellas, algunas bolsas e incluso un gran hombre que había al final de esta, para acto seguido caer sobre la mesa de lo que parecían ser un par de rufianes. — Perdone por los desperfectos, espero que eso los cubra.— Dije mientras dejaba una bolsita sobre la barra y observaba como la gente de la mesa en la que había caído aquel monstruito se quejaba. Maldecían e insultaban al mapache hasta el punto de nombrar tanto a su padre como a su madre, desde luego estaban bastante enfadados. Tras los insultos llegaron las amenazas y yo me detuve, si quería algo de mí ya volvería a la barra. Así que me senté y pedí otra ronda de lo que estaba bebiendo.
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"Me duele la cara. Y un poco el brazo. Creo que me he cortado con un cristal en el hombro."
Los gritos de un par de palurdos me devolvieron a la realidad. Me despejé un poco al levantarme agitando la cabeza e ignorando los insultos y amenazas de los criminales de pacotilla que estaban sentados en la mesa. Entonces, empecé a reirme. Sin duda, la reacción del extraño tipo pálido había sido inesperada, y aquello era lo que quería que ocurriera. Mientras reía, uno de los tipos gritó:
- ¡ESCÚCHAME MIENTRAS TE GRITO, ALIMAÑA!
Dejé de reír. Me llevé la mano a la espalda y saqué mi APHADD, poniéndola en modo estándar. En tan sólo unos segundos, una ráfaga de balas como de un sub-fusil impactaron en el pecho del tipo gritón repetidas veces. El otro tipo se levantó de golpe y se llevó la mano al cinto, tanteando para buscar una especie de espada similar a una cimitarra. Cambié la APHADD a modo larga distancia, haciendo que su cañón se alargase y le apunté.
- Yo de ti soltaría eso. -Dije en una voz suave, casi como un susurro impropio de mi. Poco a poco me obedeció y separó la mano de su arma. - Eeeeso es, muy bien. -Y el tipo empezó a correr, abandonando el bareto. Entonces, apoyé la APHADD en la mesa en un fuerte golpe. - ¡QUIERO QUÉ QUEDE CLARO! No os confundáis, aquí soy yo quien corta el bacalao. Mientras mi amigo el pálido y yo estemos aquí, todo el puto mundo va a estar en silencio. ¿Ha quedado claro? -La gente empezó a murmurar, con los ojos fijos en mi. Disparé al techo y todos callaron. - ¡¿QUÉ SI HA QUEDADO CLARO?!
Todo el mundo empezó a soltar débiles "si, claro, si" con miedo. Volví a guardarme el arma en la espalda y me acerqué de nuevo a Kuroi.
- Lamento el intento de golpearte con la botella. Como compensación pagaré lo próximo que bebas. Mi nombre es Rocket L. Raccoon, por cierto.
Los gritos de un par de palurdos me devolvieron a la realidad. Me despejé un poco al levantarme agitando la cabeza e ignorando los insultos y amenazas de los criminales de pacotilla que estaban sentados en la mesa. Entonces, empecé a reirme. Sin duda, la reacción del extraño tipo pálido había sido inesperada, y aquello era lo que quería que ocurriera. Mientras reía, uno de los tipos gritó:
- ¡ESCÚCHAME MIENTRAS TE GRITO, ALIMAÑA!
Dejé de reír. Me llevé la mano a la espalda y saqué mi APHADD, poniéndola en modo estándar. En tan sólo unos segundos, una ráfaga de balas como de un sub-fusil impactaron en el pecho del tipo gritón repetidas veces. El otro tipo se levantó de golpe y se llevó la mano al cinto, tanteando para buscar una especie de espada similar a una cimitarra. Cambié la APHADD a modo larga distancia, haciendo que su cañón se alargase y le apunté.
- Yo de ti soltaría eso. -Dije en una voz suave, casi como un susurro impropio de mi. Poco a poco me obedeció y separó la mano de su arma. - Eeeeso es, muy bien. -Y el tipo empezó a correr, abandonando el bareto. Entonces, apoyé la APHADD en la mesa en un fuerte golpe. - ¡QUIERO QUÉ QUEDE CLARO! No os confundáis, aquí soy yo quien corta el bacalao. Mientras mi amigo el pálido y yo estemos aquí, todo el puto mundo va a estar en silencio. ¿Ha quedado claro? -La gente empezó a murmurar, con los ojos fijos en mi. Disparé al techo y todos callaron. - ¡¿QUÉ SI HA QUEDADO CLARO?!
Todo el mundo empezó a soltar débiles "si, claro, si" con miedo. Volví a guardarme el arma en la espalda y me acerqué de nuevo a Kuroi.
- Lamento el intento de golpearte con la botella. Como compensación pagaré lo próximo que bebas. Mi nombre es Rocket L. Raccoon, por cierto.
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¿Quién se creía que era aquel animal y desde cuando era su amigo? Menuda cara más dura tenía aquel estúpido bicho, pero bueno supongo que aquella era la mejor solución que había encontrado para la situación en la que estaba. — Hace ya mucho que deje de tener amigos.— Afirmé de forma cortante ante el comentario de mi peludo supuesto amigo. El comentario de la alimaña no iba a hacer más que traerme problema y no tenía ganas de mancharme de sangre, pero si no me quedaba más remedió teñiría aquel lugar de rojo.
Traté de ignorar la situación como si esta no tuviese anda que ver conmigo, pero por culpa de aquel bicho no iba a poder ignorar aquello sin más. Y así fue, pues tras mi comentario toda la taberna se vio envuelta en el caos y una pequeña batalla campal se empezó a desarrollar. Una en la cual nadie quería quedar excluido, nadie excepto yo que seguía bebiendo tranquilamente tratando de acabar lo que habían servido en mi copa. Por desgracia no pude seguir así por mucho tiempo pues un par de idiotas tratarían de golpearme por la espalda, inútilmente. Pues no tardé en contra atacar esquivando su ofensiva y concentrando la energía de la Gura en mis puños para dejar a ambos en el suelo escupiendo sangre y cercanos a morir. Los gritos de uno de ellos inundaron la taberna haciendo que todos se detuvieran por unos segundos, pero una vez estos pasaron la pelea se reanudo.
Me abrí paso hasta la alimaña tumbando otro par de tipos, no podía irme de allí sin el estúpido culpable de todo aquello. Así que tan pronto llegué a donde él estaba lo tomé por el cogote. — Tú te vienes conmigo. — Le susurré tras tomarlo por la cabeza y empezar a andar hacía la salida. Tras unos segundos de interrupciones e idiotas atacándome por fin salí de aquel lugar y lancé aquella bestia un par de metros frente a mí esperando ver que decía.
Traté de ignorar la situación como si esta no tuviese anda que ver conmigo, pero por culpa de aquel bicho no iba a poder ignorar aquello sin más. Y así fue, pues tras mi comentario toda la taberna se vio envuelta en el caos y una pequeña batalla campal se empezó a desarrollar. Una en la cual nadie quería quedar excluido, nadie excepto yo que seguía bebiendo tranquilamente tratando de acabar lo que habían servido en mi copa. Por desgracia no pude seguir así por mucho tiempo pues un par de idiotas tratarían de golpearme por la espalda, inútilmente. Pues no tardé en contra atacar esquivando su ofensiva y concentrando la energía de la Gura en mis puños para dejar a ambos en el suelo escupiendo sangre y cercanos a morir. Los gritos de uno de ellos inundaron la taberna haciendo que todos se detuvieran por unos segundos, pero una vez estos pasaron la pelea se reanudo.
Me abrí paso hasta la alimaña tumbando otro par de tipos, no podía irme de allí sin el estúpido culpable de todo aquello. Así que tan pronto llegué a donde él estaba lo tomé por el cogote. — Tú te vienes conmigo. — Le susurré tras tomarlo por la cabeza y empezar a andar hacía la salida. Tras unos segundos de interrupciones e idiotas atacándome por fin salí de aquel lugar y lancé aquella bestia un par de metros frente a mí esperando ver que decía.
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De golpe se armó gorda en la taberna. Por lo visto, nadie me hizo ni puto caso y empezaron a liarla. Mejor para mí. Me puse a disparar a diestro y siniestro a todo aquel que se me acercara con intenciones hostiles. En un momento dado, pude ver como un golpe provocado por Kuroi quebraba el aire, lo que provoco que me distrayera y recibiera un espadazo en la cabeza.
Por suerte, pude verlo justo a tiempo y la espada solo atravesó arena, pues me había vuelto intangible gracias al poder de la fruta que comí hace muy poco. Sonreí y disparé al tipo, devolviendo la forma a mi cabeza. Estuve a punto de disparar de nuevo a otro piratuelo, cuando Kuroi me agarró por la cabeza y me sacó de la taberna, para tirarme contra el suelo.
Estallé en millones de granos de arena, creando una pequeña montaña esparcida de arena en el suelo. Pronto, esta se movió hasta formar mi cuerpo de nuevo. Incliné la cabeza, haciendo que algo de arena cayera de mi oído derecho.
- Eso ha dolido... En fin, ¡¿Qué hacemos ahora?! Podríamos ir a matar más gente. ¡O volver a la taberna y seguir liándola!
Por suerte, pude verlo justo a tiempo y la espada solo atravesó arena, pues me había vuelto intangible gracias al poder de la fruta que comí hace muy poco. Sonreí y disparé al tipo, devolviendo la forma a mi cabeza. Estuve a punto de disparar de nuevo a otro piratuelo, cuando Kuroi me agarró por la cabeza y me sacó de la taberna, para tirarme contra el suelo.
Estallé en millones de granos de arena, creando una pequeña montaña esparcida de arena en el suelo. Pronto, esta se movió hasta formar mi cuerpo de nuevo. Incliné la cabeza, haciendo que algo de arena cayera de mi oído derecho.
- Eso ha dolido... En fin, ¡¿Qué hacemos ahora?! Podríamos ir a matar más gente. ¡O volver a la taberna y seguir liándola!
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Maldito ser subdesarrollado... Estúpido intento de humano... ¿Acaso no sabes hacer otra cosa a parte de matar? ¿Solo sirves para eso? Maldita alimaña. Además... ¿Quién crees que eres para referirte a mí como alguien cercano a ti? — No acababa de entender muy bien porque, pero aquel tipo me había puesto realmente furioso. Con que derecho se refería a mi como su amigo cuando tan siquiera sabía quién era o a que me dedicaba, desde luego aquel bicho no era un gran experimento... ¿Quizás fuese un error de Cid? Quién sabe... En cualquier caso y antes de esperar recibir respuesta alguna empecé a caminar mientras dejaba atrás a aquella cosa. — Por mí puedes hacer lo que te venga en gana, como si quieres entrar a ese tugurio y morir a manos de una panda de rufianes de mala muerte. — Le espeté atacándolo con rabia y esperando librarme así de él.
Continué mi camino por un rato sin fijarme si este me seguía o no y sin haber hecho mucho caso a la que había respondido, si es que lo había hecho. Mientras caminaba por aquella asquerosa isla pude ver en lo que parecía haberse convertido la piratería, o mejor dicho la peor parte de lo que siempre fue la piratería. Un grupo de piratillas de tres al cuarto estaban abusando de una joven que debía trabajar en alguno de los locales de allí cerca. ¿No sabían lo que eran los modales? Si realmente se creen que por estar en la isla sin ley, una isla reinada por la ley del más fuerte, van a poder hacer lo que les plazca sin ninguna represalia lo tienen claro. Empecé a acercarme a ellos mientras oía pequeños trozos de conversación. — Vamos hermosa, no seas tan estrecha. — Decía el más grande de los tres. — Agh... Quitadme las manos de encima cerdos. — Le decía la joven mientras trataba de zafarse de aquellos tipos. — Tranquila, no te haremos daño. O al menos procuraremos que te duela lo menos posible, pero al final seguro que te es placentero. — Decía otro mientras echaba mano a la ropa de la chica y la retiraba rápidamente, al parecer buscaban un entretenimiento que por desgracia esta noche no iban a encontrar, no con esa chica.
Mientras aquellos estúpidos bocazas iban a la suya yo me acerqué a ellos tan rápido como pude, llegando a dar una pequeña carrera durante los últimos metros que quedaban, crujiendo mis nudillos y mirando a mis espaldas. Le hice una señal con los dedos al mapache ,que al parecer me había estado siguiendo todo ese tiempo, para que prestase atención a lo que iba a ver. — ¡Hermanita! ¿¡Qu... Qué... Qué esta pasando? — Aquella era la mejor manera que tenía para distraerles y al oírme todos se giraron dejando por unos segundos libre a la chica, era el momento. — ¡Corre! — Le grité mientras recorría rápidamente la corta distancia que me separaba de ellos y echaba mano al pomo de la guadaña para lanzar una amplia onda acompañada de un corte que la seguía justo después. Con esto logré alcanzar a todos menos al grandullón que se zafó por los pelos y no tardo en arrojarse contra mí en pos de venganza. Yo sin hacer nada me quedé quieto mirándolo y esperando su represalia, quería ver si aquel animalito que me había seguido también sabía dejar fuera de combate a alguien sin tener que volarle la cabeza, pero tampoco iba a ser un estúpido. Por si aquella alimaña no diese la talla estaría listo para dejar K.O a aquel tipo esquivando su golpe con el mantra para luego golpearle en la nuca con el mango de la guadaña.
Continué mi camino por un rato sin fijarme si este me seguía o no y sin haber hecho mucho caso a la que había respondido, si es que lo había hecho. Mientras caminaba por aquella asquerosa isla pude ver en lo que parecía haberse convertido la piratería, o mejor dicho la peor parte de lo que siempre fue la piratería. Un grupo de piratillas de tres al cuarto estaban abusando de una joven que debía trabajar en alguno de los locales de allí cerca. ¿No sabían lo que eran los modales? Si realmente se creen que por estar en la isla sin ley, una isla reinada por la ley del más fuerte, van a poder hacer lo que les plazca sin ninguna represalia lo tienen claro. Empecé a acercarme a ellos mientras oía pequeños trozos de conversación. — Vamos hermosa, no seas tan estrecha. — Decía el más grande de los tres. — Agh... Quitadme las manos de encima cerdos. — Le decía la joven mientras trataba de zafarse de aquellos tipos. — Tranquila, no te haremos daño. O al menos procuraremos que te duela lo menos posible, pero al final seguro que te es placentero. — Decía otro mientras echaba mano a la ropa de la chica y la retiraba rápidamente, al parecer buscaban un entretenimiento que por desgracia esta noche no iban a encontrar, no con esa chica.
Mientras aquellos estúpidos bocazas iban a la suya yo me acerqué a ellos tan rápido como pude, llegando a dar una pequeña carrera durante los últimos metros que quedaban, crujiendo mis nudillos y mirando a mis espaldas. Le hice una señal con los dedos al mapache ,que al parecer me había estado siguiendo todo ese tiempo, para que prestase atención a lo que iba a ver. — ¡Hermanita! ¿¡Qu... Qué... Qué esta pasando? — Aquella era la mejor manera que tenía para distraerles y al oírme todos se giraron dejando por unos segundos libre a la chica, era el momento. — ¡Corre! — Le grité mientras recorría rápidamente la corta distancia que me separaba de ellos y echaba mano al pomo de la guadaña para lanzar una amplia onda acompañada de un corte que la seguía justo después. Con esto logré alcanzar a todos menos al grandullón que se zafó por los pelos y no tardo en arrojarse contra mí en pos de venganza. Yo sin hacer nada me quedé quieto mirándolo y esperando su represalia, quería ver si aquel animalito que me había seguido también sabía dejar fuera de combate a alguien sin tener que volarle la cabeza, pero tampoco iba a ser un estúpido. Por si aquella alimaña no diese la talla estaría listo para dejar K.O a aquel tipo esquivando su golpe con el mantra para luego golpearle en la nuca con el mango de la guadaña.
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