Ictio D. Galei

Exp: 0

Nivel: 1

Nombre: Ictio D. Galei  

Apodo: Mercader oscuro, El andante de las sombras

Edad: 21

Sexo: Hombre
Raza: Gyojin (tiburón caminante)

Rango/Empleo: Ciudadano/Comerciante
Rango social: Alto
Descripción estilo de lucha:

-Nombre: Furia esqualo
-Ejecución: Usa más que su fuerza de gyojin, su velocidad y agilidad para acestar veloces golpes al enemigo, intentando conseguir sus puntos vitales como cuello, ojos o partes del pecho. Su objetivo mas que atacar fuertemente, es acestar varios posibles golpes mortales con poca fuerza.

-Nombre: Escualo Force (fuerza escualo)
-Ejecución: Cuando el enemigo se ve debilitado, aprovecha para intentar conectar un poderoso ataque desde la aleta de su antebrazo la cual es afilada, usando una gran velocidad. En este ataque intentará atinar a la cabeza o al cuello, y de no poder, lo impactará de lleno sobre lo que pueda atacar del enemigo.

Descripción física:
Rostro: Su nariz es algo fina y alargada que sube casi hasta en medio de sus gruesas cejas. Su cabello es crespo y algo erizado, con un color negro completamente, con dos patillas que llegan hasta la oreja. Sus ojos son completamente negros con una pupila amarilla, alargada como la de un tiburón. Su boca es grande y de labios finos, con enormes dientes aserrados. Sus orejas son ligeramente alargadas. Sus agallas se encuentran sobre su cuello.
Cuerpo: De complexión fibrosa y de una altura no mayor al metro setenta (1.7 metros). Debido a que no es alto ni musculoso se pensaría que no es fuerte. Sus pies y manos terminan en garras y de sus antebrazos sale una aleta filosa. Su piel es color café tostado, con el abdomen blanco perla y la espalda negra, y tiene algunas líneas de color negro sobre sus brazos.
Viste con una cachucha de piel que le cubre la cabeza y le esconde bien la cara cuando baja el rostro. Una gabardina de piel color café grano, cuello que le cubre hasta la boca, las mangas cubren sus brazos y los faldones de la prenda llegan hasta las rodillas. Sus pantalones son color negro absoluto, y sus botas de piel café. Sólo lleva una especie de bufanda negra alrededor del cuello con la cual suele esconder más su rostro. A veces se le puede ver con una mochila donde guarda objetos que considere valiosos durante sus viajes. Lleva unos guantes negros.


Alineamiento:  ¿Quién podría decir a ciencia cierta cómo debe comportarse un hombre tras haber sufrido tanto y hacer lo que él conoce?
Neutral Maligno Legal


Descripción psicológica:
Es muy serio y realmente poco amistoso. Su sed de sangre contra los humanos es inmensa, aunque para su suerte su determinación es más grande. A las demás criaturas las respeta y admira, y no dudará en detenerse si es posible para disfrutar la brisa marina o el viento del bosque, sin embargo, cuando la cosa se trata de humanos o sus parecidos (skypeanos o gigantes) puede volverse muy defensivo, y si alguno tiene la desgracia de caer en sus manos, él planeará una manera inusual y original para darle un final. Debido a lo que han hecho con su especie, prefiere que los humanos mueran como los gyojin, así que los vende a los capataces de las minas o a los traficantes. Admira el arte y la ciencia por igual, siendo indiferente ante ciertos gustos populares ya que su capacidad de socializar no es muy amplia y es muy difícil que logre establecer amistad.

Gustos: Debido a su educación, desde pequeño aprendió a apreciar la música, las artes y la literatura, si es posible, colocándose debajo de un árbol para que el viento lo arrulle mientras lee y oye música clásica. A diferencia de muchas otras personas, gusta de analizar los artículos periodísticos. Para comer prefiere mariscos, aunque si es posible también gusta de postres dulces o comidas más elaboradas como la pizza.

Desagrados: Debido a su pasado trágico, las cosas que más odia en la vida son los seres humanos o lo que él llama “más de lo mismo” (skypeanos y gigantes) y los símbolos de los “dragones celestiales” que para él significan opresión. Le desagradan los vegetales que no estén crudos. Debido a su natural sed de aventura, es poco probable que quiera estar muchos días en un solo lugar, a menos que tenga negocios “interesantes”.


Habilidades:
Es muy bueno para asimilar lo que lee, así como para leer muy rápido. Otro aspecto que ha desarrollado con el tiempo es el saber negociar o “intimidar” a los traficantes y capataces con tal de que siempre compren su “mercancía” a buen precio, igualmente, ese dinero lo usa para rescatar a otros gyojin más tarde, por lo que consigue “rescatarlos” a buen precio. Otro punto a su favor es su gran memoria y su habilidad para dibujar lo que ha visto previamente.


Torpeza:
Su mayor torpeza es enormemente visible en el aspecto social, ya que no es fácil (sustancialmente poco fácil) que establezca amistad con otros rápidamente o que lleve una buena plática por mucho tiempo. Otra torpeza para él es la cocina: sus “artes” culinarias se limitar a arrojar una pieza de carne al fuego y esperar a que se dore antes de que se queme, cuando intenta sazonar casi puede generar veneno al paladar. Otro defecto es su impaciencia, lo que lo puede llevar de manera temprana a combates innecesarios.

Profesiones:
Primaria: Luchador
Secundaria:
-Médico
-Científico
*La tercera secundaria es eliminada a favor de una especialización en “Luchador”

Banda: Ninguna

Armas: Tan sólo un cuchillo que no usa en combate, sino mas bien para uso común o cuando viaja en la selva.

Historia:
Nacimiento:
Fue encontrado por una pareja de gyojin que un día regresaba de la ciudad hacia el distrito, cuando encontraron a un pequeño bebe en una canasta en la entrada de su casa. Tan sólo decía el nombre “Ictio D. Galei” y una nota donde decía su madre que escribía con lágrimas pero que era lo mejor para la sobrevivencia de su criatura.
La pareja, que por mucho tiempo no pudo tener hijos, lo adoptó sin ninguna oposición.
Edad de oro:
Creció bajo los cuidados de sus padres, una gyojin rosa alta y con una larga aleta en la espalda y un gyojin gordo de baja estatura y gran boca sonriente. Ella era una médico y él un biólogo, que desde pequeño lo introdujeron en el arte de la ciencia de la vida. No tuvo ningún problema ni escasez por varios años en que fue criado con amor.
La cruel humanidad:
Tendría doce años cuando en un día normal, tras regresar junto a sus padres de la ciudad en donde trabajaban, un grupo de humanos que habían bajado en busca de gyojin para venderlos a los traficantes asaltaron el distrito. Varios gyojin corrían y otros luchaban por las calles mientras los bárbaros destruían las casas, robaban pertenencias y secuestraban a los habitantes.
Su padre los guió por varios pasillos entre las casas, huyendo de los humanos que buscaban apresarlos, metiéndose por calles que sólo alguien que ahí viviera conociera a la perfección para perderlos. Sin embargo, durante su desesperación de no poder alcanzarlos, un humano de larga barba rubia disparó su rifle, atravesando el pecho de su amorosa madre. En cuanto quisieron recuperarla, éste les gritó que huyeran de ahí cuanto antes, de lo contrario su suerte habría sido vana. Ictio recuerda que a lo lejos veía a los hombres como buitres arrancando las joyas de la pobre mujer en el suelo, mientras otro le reclamaba al pirata de barba rubia que por haberla herido no podría venderse ya, así que sacó un rifle y tiró a la cabeza de la gyojin.
Pasaron varios años de ello, y la furia de Ictio no desaparecía. Su padre, quien le había enseñado la historia de Isla Gyojin y que sin embargo, aún creía firmemente en la doctrina de la antigua reina Otohime y trataba de persuadirlo de su odio. Ictio pasó varios años de su adolescencia aprendiendo el arte de su padre, rescatando el arte de su madre y aprendiendo a luchar con los gyojin de la zona, muchos de ellos también víctimas de la pérdida ocasionada por los humanos. Eso le costó mucho tiempo para socializar, ya que fuera del entrenamiento burdo a base de golpizas, se la pasaba estudiando.
La gota de sangre que rebasó el vaso:

Un día, años después, un nuevo asalto azotó el distrito. Las pocas fuerzas de la zona fueron derrotadas y posteriormente se abalanzaron miles de humanos, como enjambre contra los gyojin. Varios humanos mal vestidos y de apariencia desagradable saquearon las casas, sólo que ésta vez Ictio logró luchar junto a sus colegas de golpizas. Armado con un par de nudillos, arremetió contra los humanos, destrozándoles huesos y carne con cada golpe, desgarrándolos con las uñas y triturando sus cuellos con sus manos desnudas. De pronto, un escalofrío recorrió su ser y se retiró corriendo hacia su casa. Al llegar, encontró los vidrios rotos y a varios hombres metiendo cosas en costales. Con el primer golpe, sintió la espina humana amoldarse a su puño hasta escuchar un “crack”. Con espadas y machetes, los otros hombres cargaron contra él, pero fueron derrotados uno a uno entre golpes y arañazos. El odio era inmenso, sabía, había visto y había vivido lo que los humanos hacían y lo que esperaba a los gyojin en la superficie y cómo terminaban sus días. Al terminar su frenesí y dejar literalmente a un enemigo hecho pulpa, vio a su padre en el suelo, el cual abrazaba un retrato de su esposa que los humanos habían tratado de arrebatarle, pero ya era inútil. Intentó reanimarlo al ver que no respiraba, sin embargo sus conocimientos le aseguraban que se había ido ya, para encontrarse con su amada al otro lado del mar y donde quizá, si el destino le era un poco piadoso, podría él reunirse con sus padres en el futuro.
Lo último que vio de la gran invasión humana fue a un enorme hombre gordo de cara grotesca, con gran barba rojiza enmarañada y con trozos de comida. Habría pensado que era otro pirata cualquiera de no ser por tener el símbolo del Gobierno mundial sobre su pecho, sobre sus blancas ropas.
Pasó tiempo de la invasión humana y muchas zonas no volvieron a ser las mismas. El odio corrompió a Ictio, el cual juró vengarse de la humanidad y hacerla sufrir como lo hicieron sufrir a cada uno de los suyos por varios siglos. Huyó del distrito gyojin, llevándose el dinero de su familia y dejando escondidos los bienes sentimentales más preciados por si de nuevo atacaban la zona. Ahora se dedica a la compra-venta de esclavos, liberando a los gyojin para arrojar a su destino a varios humanos.
“-¿El dinero?, el dinero es tan sólo una herramienta. Si no sabes para que lo quieres mejor aléjate de él, que sólo corrompe y consume el alma- Ictio D. Galei
-¿No puedes vivir sin dinero? Yo apuesto a que no puedes vivir sin sangre- Ictio D. Galei a una de sus víctimas.”


Mar de origen: Red Line


Pertenencias: La vieja casa de su padre adoptivo donde guarda sus antiguas pertenencias. La casita está en Isla Gyojin.
Confecciona adornos con los huesos y dientes de sus víctimas.

Botín de partidas: Ninguna por el momento.

Sueños: Su máximo sueño es liberar su raza y su isla de la tiranía humana, encabezados por el gobierno. Quiere vivir aventuras como siempre soñó cuando niño, pero no pierde de vista hacer su trabajo. Tal vez en un futuro piense volverse yonko y así hacerse de territorios que reclamará como suyos y de los suyos.

Referido por:Nadie.

Sólo he visto dos fallos en tu ficha, ambos en el estilo de lucha:

- Das a entender que tienes garras. Un tiburón caminante carece de ellas, así que dado que tendrías dedos normales, el intentar "apuñalar" a tu rival con los dedos me parece cuanto menos poco efectivo. De hecho, los dedos de los gyojins son como dedos humanos. Lo único que cambia en la mano de un tritón es en que tienen membranas:

Spoiler:

- No puedes empezar pudiendo endurecer tu aleta. Eso es una técnica especial. Para hacer algo así, debes entrenarlo por diario u obtener la técnica por otro medio (como por ejemplo, al llegar a nivel 25 pidiéndola como la especialización por renunciar a la tercera secundaria).

Arregla eso y procederé a aceptar tu ficha.

corregido ^w^

Pásate por el censo y el registro de físicos para recibir color y comenzar a rolear.