Nocturne93
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Akuma no mi
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El barco finalmente atracó. Los diversos soldados rasos ataban los cabos y recogían las velas mientras me informaron lo obvio, que ya habíamos atracado en el puerto. Una formalidad un tanto extraña para ser sinceros. La nieve caía y hacía imposible el caminar tranquilo y relajado por aquél lugar. Ello conllevaba un frío casi glacial, en esta isla es un eterno invierno donde si no vas preparado puedes morir con facilidad al perderte por los montes. Menos mal que tenía un guía que vino a buscarme para ir al poblado.
¿El motivo de mi llegada a la isla? Unos extraños sucesos. Gente había estado desapareciendo por diversas islas de todos los mares, no parecía haber ningún patrón en esos secuestros, era hombres mujeres e incluso un niño. El último secuestro registrado fue el de una mujer de la isla de Drum, concretamente del pueblo de Cocoa Weed. Como marine había sido enviado para investigar los extraños sucesos e intentar atrapar a los secuestradores y liberar a los rehenes. La marina me envió, aunque me informó de que no estaría solo en esta misión, me enviaron en solitario, no alcancé a comprender exactamente a qué se referían con esas palabras pero no me importó mucho. El objetivo principal en esta isla era buscar pistas.
Nada más bajar del barco, y tras asegurarme de que los marines hacían su trabajo para mantener el barco seguro, me dirigí hacia el hombre que me iba a guiar hasta el pueblo, era fácil reconocerle, más que nada por que tan solo había una única persona. Suerte que fui advertido y llevaba un buen abrigo para guarecerme del fuerte frío que hacía allí, aunque parecía no ser suficiente, debía de mantenerme activo.
-Saludos caballero. Mi nombre es Kimura Hayate, vengo de parte de...
-Se quien eres, marine. -me cortó tajantemente- Vienes por el secuestro.
-En efecto señor.
-Ven, te llevaré al pueblo.
El tipo parecía algo inquieto y a la vez apenado, tal vez conocía a la víctima del secuestro. Pero de momento no quise comenzar a interrogar a nadie. Lo primero era llegar al pueblo, ahí ya es cuando comenzaría a buscar pistas hablando con quien haga falta. Me sentía algo inquieto. Era la primera vez que era asignado a una misión de este tipo, nunca había tenido que seguir una investigación, ni había sido asignado a una misión de busca y captura. No sabía si lo que sentía eran nervios por no querer fracasar la misión o temor por lo que pudiera ocurrir, al fin y al cabo no sabía si iba a poder estar preparado para esto. Parecía un asunto bastante serio para mi corta experiencia.
¿El motivo de mi llegada a la isla? Unos extraños sucesos. Gente había estado desapareciendo por diversas islas de todos los mares, no parecía haber ningún patrón en esos secuestros, era hombres mujeres e incluso un niño. El último secuestro registrado fue el de una mujer de la isla de Drum, concretamente del pueblo de Cocoa Weed. Como marine había sido enviado para investigar los extraños sucesos e intentar atrapar a los secuestradores y liberar a los rehenes. La marina me envió, aunque me informó de que no estaría solo en esta misión, me enviaron en solitario, no alcancé a comprender exactamente a qué se referían con esas palabras pero no me importó mucho. El objetivo principal en esta isla era buscar pistas.
Nada más bajar del barco, y tras asegurarme de que los marines hacían su trabajo para mantener el barco seguro, me dirigí hacia el hombre que me iba a guiar hasta el pueblo, era fácil reconocerle, más que nada por que tan solo había una única persona. Suerte que fui advertido y llevaba un buen abrigo para guarecerme del fuerte frío que hacía allí, aunque parecía no ser suficiente, debía de mantenerme activo.
-Saludos caballero. Mi nombre es Kimura Hayate, vengo de parte de...
-Se quien eres, marine. -me cortó tajantemente- Vienes por el secuestro.
-En efecto señor.
-Ven, te llevaré al pueblo.
El tipo parecía algo inquieto y a la vez apenado, tal vez conocía a la víctima del secuestro. Pero de momento no quise comenzar a interrogar a nadie. Lo primero era llegar al pueblo, ahí ya es cuando comenzaría a buscar pistas hablando con quien haga falta. Me sentía algo inquieto. Era la primera vez que era asignado a una misión de este tipo, nunca había tenido que seguir una investigación, ni había sido asignado a una misión de busca y captura. No sabía si lo que sentía eran nervios por no querer fracasar la misión o temor por lo que pudiera ocurrir, al fin y al cabo no sabía si iba a poder estar preparado para esto. Parecía un asunto bastante serio para mi corta experiencia.
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Akuma no mi
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El Reino de Sakura, un lugar con mucha nieve. El lugar que sólo podía soñar, estaba frente a él. Drake había sido enviado a esta isla para realizar una investigación, probablemente sobre un crimen o algo. La verdad no pudo averiguar mucho de eso, sólo que lo haría en compañía de un marine más, antes de partir en un barco. Llego varios días antes que el día de encuentro con su compañero planeado, tan sólo para disfrutar del frío, cosa que adoraba, y mucho. También logró averiguar más sobre aquella investigación, habían sucedido varios secuestros, hasta el punto que la marine debía intervenir antes que los delitos aumentaran. Pero el día de encuentro ya había llegado, se suponía y se encontrarían en un bar del pueblo, por lo que el peli azul comenzó su travesía hacia aquel lugar.
"¿Quién podrá ser mi compañero...?". Se preguntaba mientras lentamente avanzaba hacia el bar.
Era una especie de misión complicada, que a pesar de su poca experiencia, le encantaban. Aquellos secuestros debían tener algún motivo, como el tráfico de esclavos, o quizá utilizar para algo más. Estos motivos eran bastantes, pero había algo seguro con ellos: Alguien importante estaba atrás de ellos. Como algún pirata reconocido, o incluso una organización importante. Aquello emocionaba cada ves más a Drake, que buscaba un verdadero reto. Entonces él llego al, e ingresó. Camino entre una poca multitud y se sentó apartado de los demás. No era el momento de buscar amistades, esta misión debía ser tomada con mucha seriedad.
Vestía un enorme abrigo, aquel frío era agradable para él... Pero no lo hubiera soportado sin el abrigo. Debajo de este llevaba el atuendo de la marine. Lo mantenía oculto preferiblemente para no llamar la atención, si quería obtener algún tipo de información debía estar de incógnito, por lo menos por ahora. sin embargo, primero debía esperar para encontrar a su compañero, que se suponía debía haber llegado a la isla aquel día. Entonces permaneció esperando, muy atento a lo que ocurría en el bar...
"¿Quién podrá ser mi compañero...?". Se preguntaba mientras lentamente avanzaba hacia el bar.
Era una especie de misión complicada, que a pesar de su poca experiencia, le encantaban. Aquellos secuestros debían tener algún motivo, como el tráfico de esclavos, o quizá utilizar para algo más. Estos motivos eran bastantes, pero había algo seguro con ellos: Alguien importante estaba atrás de ellos. Como algún pirata reconocido, o incluso una organización importante. Aquello emocionaba cada ves más a Drake, que buscaba un verdadero reto. Entonces él llego al, e ingresó. Camino entre una poca multitud y se sentó apartado de los demás. No era el momento de buscar amistades, esta misión debía ser tomada con mucha seriedad.
Vestía un enorme abrigo, aquel frío era agradable para él... Pero no lo hubiera soportado sin el abrigo. Debajo de este llevaba el atuendo de la marine. Lo mantenía oculto preferiblemente para no llamar la atención, si quería obtener algún tipo de información debía estar de incógnito, por lo menos por ahora. sin embargo, primero debía esperar para encontrar a su compañero, que se suponía debía haber llegado a la isla aquel día. Entonces permaneció esperando, muy atento a lo que ocurría en el bar...
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Akuma no mi
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Fue un idiota, un idiota y mil veces un idiota. ¿Cómo había sido tan idiota? ¿Qué era, un niño? Akashi estaba enfadado mientras deseaba desesperadamente que su barco tocara tierra. ¿Razón? Había dejado que secuestraran a Asuna… Lo único que supo de ese incidente fue que su nakama iba a venir a la isla de Drum. Aquella chica fue lista y logró dejarle un pequeño papel con el nombre de esa isla, mas no hubo nada más y poca información. El resto debía hacerlo él ”Los mataré… Los mataré” – pensaba con furia mientras apretaba su puño derecho. El pelirrojo estaba abrigado hasta los pies… No es que le gustara demasiado el frío, pero tampoco lo odiaba tanto como, quizás, el calor. Hayate, su mascota, parecía feliz en estar en este ambiente, aunque claro… Con su pelaje no necesitaba de mucha ayuda para soportar el frio.
Su pequeño barco tocó tierra, el Tenryubito saltó con agilidad para llegar a la nieve de la isla. Hayate hizo lo mismo y ambos empezaron a correr. No había tiempo que perder… ”Si fuera más grande, Hayate, bien podría encontrarla a través del olor… Maldita sea. Te encontraré” – su objetivo era reunir pistas y para eso solo le bastaba con llegar a una taberna. Entre copas y copas de alcohol más de uno soltaría algo delatador. Con eso, podría elaborar una teoría y un plan de acción, saber cuántos o si eran parte de una organización aun mayor le da igual. Su nakama fue raptada frente a sus narices y no pudo hacer nada. Las ganas asesinas lo invadían lentamente, y también, de paso, formas y formas de como torturarlos a ellos. No tardaron en llegar al pueblo, en el camino, había divisado algunas tropas de la Marina ¿Estarían aquí por lo mismo? Era imposible, solo era un hecho aislado ¿O no? De ser un hecho tan importante para convocarlos a ellos, entonces, o sus enemigos eran demasiado fuertes o el problema ya se les estaba escapado de las manos. No les dio importancia y entró en el primer bar que divisó. De una patada rompió la puerta, una vez esta voló por los aires, sin dudarlo, fue que corrió donde estaba el tabernero, saltó la barra y con fuerza lo agarró, con ambas manos, del cuello y lo levantó un par de centímetros del suelo.
– Ahora, maldita escoria… Si quieres vivir, tendrás que responder unas preguntas. – su tono fue frio y la mirada que tenía de un asesino profesional. Dime, ¿Has visto a esta chica? – mientras lo seguía sosteniendo con su mano derecha, sacó una foto con la izquierda y se la mostró. – Por tu bien, dime la verdad… ¡Responde, pedazo de basura! – ordenó. Aquel anciano, de unos cincuenta y tantos, pelo canoso y ropa blanca. Negó repetidamente con la cabeza. Su mirada era de un miedo total… Akashi tomó un poco de aire y nuevamente clavó sus ojos en los verdes de aquel anciano y, seguramente, dueño de la taberna. – Maldito insecto… ¿Estás seguro de tu respuesta? – El anciano negó dos veces más. El pelirrojo, con gran fuerza hizo que la barra se rompiera a la mitad, ¿Razón? Impactó el cuerpo del anciano con esta, haciendo que miles de botellas, vasos y demás salieran por los aires. – Tsk.. Ni siquiera vales la pena. – dijo mientras se levantaba y elevaba la foto de su amiga y gritaba. – ¡Alguien la ha visto! ¡O tiene alguna información donde pueda estar! Si no quieren terminar como él, respondan de inmediato, insectos. – finalizó.
Su pequeño barco tocó tierra, el Tenryubito saltó con agilidad para llegar a la nieve de la isla. Hayate hizo lo mismo y ambos empezaron a correr. No había tiempo que perder… ”Si fuera más grande, Hayate, bien podría encontrarla a través del olor… Maldita sea. Te encontraré” – su objetivo era reunir pistas y para eso solo le bastaba con llegar a una taberna. Entre copas y copas de alcohol más de uno soltaría algo delatador. Con eso, podría elaborar una teoría y un plan de acción, saber cuántos o si eran parte de una organización aun mayor le da igual. Su nakama fue raptada frente a sus narices y no pudo hacer nada. Las ganas asesinas lo invadían lentamente, y también, de paso, formas y formas de como torturarlos a ellos. No tardaron en llegar al pueblo, en el camino, había divisado algunas tropas de la Marina ¿Estarían aquí por lo mismo? Era imposible, solo era un hecho aislado ¿O no? De ser un hecho tan importante para convocarlos a ellos, entonces, o sus enemigos eran demasiado fuertes o el problema ya se les estaba escapado de las manos. No les dio importancia y entró en el primer bar que divisó. De una patada rompió la puerta, una vez esta voló por los aires, sin dudarlo, fue que corrió donde estaba el tabernero, saltó la barra y con fuerza lo agarró, con ambas manos, del cuello y lo levantó un par de centímetros del suelo.
– Ahora, maldita escoria… Si quieres vivir, tendrás que responder unas preguntas. – su tono fue frio y la mirada que tenía de un asesino profesional. Dime, ¿Has visto a esta chica? – mientras lo seguía sosteniendo con su mano derecha, sacó una foto con la izquierda y se la mostró. – Por tu bien, dime la verdad… ¡Responde, pedazo de basura! – ordenó. Aquel anciano, de unos cincuenta y tantos, pelo canoso y ropa blanca. Negó repetidamente con la cabeza. Su mirada era de un miedo total… Akashi tomó un poco de aire y nuevamente clavó sus ojos en los verdes de aquel anciano y, seguramente, dueño de la taberna. – Maldito insecto… ¿Estás seguro de tu respuesta? – El anciano negó dos veces más. El pelirrojo, con gran fuerza hizo que la barra se rompiera a la mitad, ¿Razón? Impactó el cuerpo del anciano con esta, haciendo que miles de botellas, vasos y demás salieran por los aires. – Tsk.. Ni siquiera vales la pena. – dijo mientras se levantaba y elevaba la foto de su amiga y gritaba. – ¡Alguien la ha visto! ¡O tiene alguna información donde pueda estar! Si no quieren terminar como él, respondan de inmediato, insectos. – finalizó.
- OFF:
- El bar/taberna es el mismo donde esta Drake
Rocket Raccoon
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- Vamos, Rocket... Puedes hacerlo... -Se dijo el mapache, hablando sólo.
Se encontraba en un claro del bosque del reino de Sakura, en el cual había tan solo un árbol. Rocket estaba caminando a cuatro patas, alejándose del árbol hacía el lado contrario del claro. Sus armas descansaban en el suelo mientras el mapache resoplaba y miraba al árbol. Llevaba mucho tiempo entrenando una nueva forma de moverse y la practicaba continuamente con el fin de dominarla al completo y aprender a usarla con soltura.
El mapache empezó a correr usando las cuatro patas y entonces saltó. De golpe, el viento se levantó tras el mapache y lo empujó con fuerza contra el árbol. Rocket se giró antes de llegar y aterrizó sobre la corteza con las patas traseras, haciendo fuerza contra el árbol. Llamando al viento de nuevo, se propulsó provocando nuevas marcas en la corteza. El mapache salió disparado de nuevo, cayendo en la posición original sobre las cuatro patas y derrapando.
- Lo conseguí... -Dijo jadeando.
Llevaba mucho tiempo intentando aterrizar sobre las patas, pero siempre caía. Por fin había conseguido aterrizar sobre las cuatro, sólo le faltaba entrenar lo suficiente para aterrizar sobre las dos. Se levantó y cogió sus armas de nuevo, dirigiéndose al pueblo para descansar. Entonces, Rocket se dio cuenta de algo que no había visto durante su ligero entrenamiento. Había empezado a nevar. El frío aumentó pero el pelo de Rocket evitaba que le afectara demasiado. La nieve empezaba a cuajar en el suelo y volverse sólida, siendo un pequeño problema para la movilidad de Rocket.
Simplemente, llegó hasta el reino y se acercó a la puerta de una taberna. Allí podría beber y comer algo. Abrió la puerta y, como siempre, las miradas se clavaron en él. Se sentó en una mesa y dio un golpe, haciendo que el camarero se diese cuenta de su presencia y llegase hasta él.
- Tráeme un pescado. Me da igual el plato, pero que sea pescado. Y agua, por favor.
Al rato, el camarero reapareció con un plato de un pescado dorado y humeante, bien cocinado, y una botella de agua. El mapache gritó un "por fin" y cuando el camarero se fue empezó a devorar con sarna el pescado, con las manos y sin modales ninguno. Y entonces, alguien con menos modales que el mapache, rompió la puerta y se dirigió hasta la barra. Rocket lo observó dirigiendo las orejas hacía él, en un signo de centrar su atención. El muchacho pelirrojo comenzó a gritar e insultar al camarero, acaparando la atención de toda la taberna e incluso cargándose la barra con el cuerpo del pobre anciano. Rocket se divirtió y rió. Se levantó de la silla y empezó a caminar, con su APHADD a la espalda y sus pistolas a la cintura. El pelirrojo no pareció darse cuenta de su presencia debido a su tamaño, así que simplemente llegó hasta el, se puso encima del cuerpo inconsciente del camarero entre los restos de la barra y dio pequeños tirones de la chaqueta del muchacho para llamar su atención.
- Perdona. Hola, buenas tardes. Soy Rocket. Llevo un tiempo aquí, en esta isla y... he visto gente desaparecer y ser raptada, esa chica entre ellas. Perdona por no haber hecho nada por detenerles, pero es que... No me interesaba lo más mínimo. Pero... Bueno, me has caído bien con esta escena. A mí también me gusta montar escenas. Quiero ayudarte a encontrarla. Cómo ves soy un mapache. Puedo rastrear, tengo buen oído y ver en la oscuridad. Oh, y puedo hablar con los animales. Recuerda... Ellos lo ven todo, seguro que alguno puede darnos algo de información. ¿Qué me dices?
Entonces, se puso las manos en la cintura, mirando al pelirrojo con las orejas altas.
Se encontraba en un claro del bosque del reino de Sakura, en el cual había tan solo un árbol. Rocket estaba caminando a cuatro patas, alejándose del árbol hacía el lado contrario del claro. Sus armas descansaban en el suelo mientras el mapache resoplaba y miraba al árbol. Llevaba mucho tiempo entrenando una nueva forma de moverse y la practicaba continuamente con el fin de dominarla al completo y aprender a usarla con soltura.
El mapache empezó a correr usando las cuatro patas y entonces saltó. De golpe, el viento se levantó tras el mapache y lo empujó con fuerza contra el árbol. Rocket se giró antes de llegar y aterrizó sobre la corteza con las patas traseras, haciendo fuerza contra el árbol. Llamando al viento de nuevo, se propulsó provocando nuevas marcas en la corteza. El mapache salió disparado de nuevo, cayendo en la posición original sobre las cuatro patas y derrapando.
- Lo conseguí... -Dijo jadeando.
Llevaba mucho tiempo intentando aterrizar sobre las patas, pero siempre caía. Por fin había conseguido aterrizar sobre las cuatro, sólo le faltaba entrenar lo suficiente para aterrizar sobre las dos. Se levantó y cogió sus armas de nuevo, dirigiéndose al pueblo para descansar. Entonces, Rocket se dio cuenta de algo que no había visto durante su ligero entrenamiento. Había empezado a nevar. El frío aumentó pero el pelo de Rocket evitaba que le afectara demasiado. La nieve empezaba a cuajar en el suelo y volverse sólida, siendo un pequeño problema para la movilidad de Rocket.
Simplemente, llegó hasta el reino y se acercó a la puerta de una taberna. Allí podría beber y comer algo. Abrió la puerta y, como siempre, las miradas se clavaron en él. Se sentó en una mesa y dio un golpe, haciendo que el camarero se diese cuenta de su presencia y llegase hasta él.
- Tráeme un pescado. Me da igual el plato, pero que sea pescado. Y agua, por favor.
Al rato, el camarero reapareció con un plato de un pescado dorado y humeante, bien cocinado, y una botella de agua. El mapache gritó un "por fin" y cuando el camarero se fue empezó a devorar con sarna el pescado, con las manos y sin modales ninguno. Y entonces, alguien con menos modales que el mapache, rompió la puerta y se dirigió hasta la barra. Rocket lo observó dirigiendo las orejas hacía él, en un signo de centrar su atención. El muchacho pelirrojo comenzó a gritar e insultar al camarero, acaparando la atención de toda la taberna e incluso cargándose la barra con el cuerpo del pobre anciano. Rocket se divirtió y rió. Se levantó de la silla y empezó a caminar, con su APHADD a la espalda y sus pistolas a la cintura. El pelirrojo no pareció darse cuenta de su presencia debido a su tamaño, así que simplemente llegó hasta el, se puso encima del cuerpo inconsciente del camarero entre los restos de la barra y dio pequeños tirones de la chaqueta del muchacho para llamar su atención.
- Perdona. Hola, buenas tardes. Soy Rocket. Llevo un tiempo aquí, en esta isla y... he visto gente desaparecer y ser raptada, esa chica entre ellas. Perdona por no haber hecho nada por detenerles, pero es que... No me interesaba lo más mínimo. Pero... Bueno, me has caído bien con esta escena. A mí también me gusta montar escenas. Quiero ayudarte a encontrarla. Cómo ves soy un mapache. Puedo rastrear, tengo buen oído y ver en la oscuridad. Oh, y puedo hablar con los animales. Recuerda... Ellos lo ven todo, seguro que alguno puede darnos algo de información. ¿Qué me dices?
Entonces, se puso las manos en la cintura, mirando al pelirrojo con las orejas altas.
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El camino cada vez se me hacía más pesado, la nieve amontonada en el camino dificultaba el paso al llegar hasta los tobillos, volviendo pesadas las pisadas y haciendo que de vez en cuando me tropezase un poco. Me costaba acostumbrarme a andar por la nieve. Tal vez no solo debía de haberme cogido un abrigo, sino un calzado más apropiado. Aunque poco a poco iba acostumbrándome.
-Debiste traer unas botas de nieve. Vas lento.
-Ya, bueno, lo siento, no caí en que habría tanta nieve. Es la primera vez que vengo a este lugar y no me informaron sobre esto.
-Bueno. Ya estamos llegando, pero hemos tardado más de lo esperado.
En efecto casi al fondo, entre la nieve que caía, se podía observar luces de faroles que daban pie a la entrada del pueblo. Realmente no sabía ni por donde había venido, si tuviera que volver no sabría llegar. Con la nieve cayendo, y el mero hecho de estar más atento a no caerme que el ver por donde caminaba no sabía ni el rumbo que había seguido. Estaba bastante desorientado y algo helado. Cuando entramos en el pueblo pude ver que todo eran casas individuales, como cabañas. Un verdadero pueblo de los antiguos.
-Pues ya hemos llegado. Si deseas calentarte sigue por esta calle y aquella casa de allí es una taberna.
-Muchas gracias caballero. -comencé a caminar en aquella dirección- Volveré a verle, he de hacerle unas preguntas. Pero puede esperar por ahora.
Mientras le decía eso le miraba directamente a los ojos. Me miró con cara extrañada a la vez que parecía molestarse por mis palabras. Es lo normal, se pensará que le tomo por un sospechoso, que en parte es cierto. Todos son sospechosos hasta que no encuentre motivos que digan lo contrario.
Seguí las indicaciones de aquél hombre y de pronto encontré lo que parecía ser el letrero de una posada. Había algún tipo de escándalo, un tipo entraba delante de mí, todavía a unos metros. Supuse que sería allí, el letrero estaba medio oculto por la nieve derramada. Dios, qué ganas tenía de calentarme con una buena taza de té o un café bien cargado.
Habría abierto la puerta de no ser que el tipo que entró antes de mí ya se había encargado de que no tuviera que hacerlo, la había destrozado. Lo primero que me encontré fue que el tipo que había entrado delante de mí estaba causando problemas. Genial, no hago más que venir y ya me toca restaurar el orden. Había cogido al camarero y lo estaba levantando del cuello.
Sin dudarlo un solo instante me quité el gran abrigo que cayó al suelo, mostrando mis espadas a la cintura, chaleco con los diales escondidos dentro y mi arco igurusureiya cruzando mi torso. Lo descargué de mi torso y, apuntando a ese tipo, tensé el arco. En mi hombro derecho podía divisarse mi distintivo como teniente de la marina. No había tenido siquiera la ocasión para comenzar la operación de incógnito, ya había tenido que desvelarme como marine, cosa que no me gustaba lo más mínimo.
Parecía como que le estaba haciendo un interrogatorio. Era como si buscara a alguien, tal vez alguna de esas personas desaparecidas en esta isla, pero a saber, tal vez tan solo buscaba alguien con quien tiene problemas y que se encuentra en la isla. Sea como sea estaba causando problemas y en cuanto soltó al camarero estampándolo contra la barra, y destrozándola, le dije unas palabras.
-No muevas ni un músculo. -De entre mis manos que sujetaban la madera y cuerda del arco apareció una figura translúcida de un leve resplandor azulado que adoptó la forma de una flecha- Si quieres causar problemas mejor que vay...
No pude terminar la frase. Un ser bastante curioso y pequeño apareció en escena, era como un animal, pero se movía a dos patas e iba armado hasta los dientes. ¿Qué diablos era eso? Me quedé algo atónito, sin siquiera darme cuenta había puesto un rostro de extrañeza y había destensado un poco el arco. Aquél ser saltó encima del cuerpo del camarero inconsciente, no medía ni un metro. Pero lo más extraño, lo que más me chocó fue el ver que se ponía a hablarle al otro tipo, a ese pelirrojo buscalíos.
Ya no sabía que hacer ni a quién apuntar con la flecha. Me di cuenta y tensé de nuevo el arco. Me quedé apuntando entre medias de ambos dos, sin saber exactamente a quién apuntar, pero lo que si estaba claro es que eso no era normal.
-¿Qué diablos es esto? -Dije mirando al tal Rocket, al animal parlante, que se había presentado así- No os mováis. -No sabía qué decir, me quedé unos segundos callado- ¿Qué buscáis aquí con estos problemas?
-Debiste traer unas botas de nieve. Vas lento.
-Ya, bueno, lo siento, no caí en que habría tanta nieve. Es la primera vez que vengo a este lugar y no me informaron sobre esto.
-Bueno. Ya estamos llegando, pero hemos tardado más de lo esperado.
En efecto casi al fondo, entre la nieve que caía, se podía observar luces de faroles que daban pie a la entrada del pueblo. Realmente no sabía ni por donde había venido, si tuviera que volver no sabría llegar. Con la nieve cayendo, y el mero hecho de estar más atento a no caerme que el ver por donde caminaba no sabía ni el rumbo que había seguido. Estaba bastante desorientado y algo helado. Cuando entramos en el pueblo pude ver que todo eran casas individuales, como cabañas. Un verdadero pueblo de los antiguos.
-Pues ya hemos llegado. Si deseas calentarte sigue por esta calle y aquella casa de allí es una taberna.
-Muchas gracias caballero. -comencé a caminar en aquella dirección- Volveré a verle, he de hacerle unas preguntas. Pero puede esperar por ahora.
Mientras le decía eso le miraba directamente a los ojos. Me miró con cara extrañada a la vez que parecía molestarse por mis palabras. Es lo normal, se pensará que le tomo por un sospechoso, que en parte es cierto. Todos son sospechosos hasta que no encuentre motivos que digan lo contrario.
Seguí las indicaciones de aquél hombre y de pronto encontré lo que parecía ser el letrero de una posada. Había algún tipo de escándalo, un tipo entraba delante de mí, todavía a unos metros. Supuse que sería allí, el letrero estaba medio oculto por la nieve derramada. Dios, qué ganas tenía de calentarme con una buena taza de té o un café bien cargado.
Habría abierto la puerta de no ser que el tipo que entró antes de mí ya se había encargado de que no tuviera que hacerlo, la había destrozado. Lo primero que me encontré fue que el tipo que había entrado delante de mí estaba causando problemas. Genial, no hago más que venir y ya me toca restaurar el orden. Había cogido al camarero y lo estaba levantando del cuello.
Sin dudarlo un solo instante me quité el gran abrigo que cayó al suelo, mostrando mis espadas a la cintura, chaleco con los diales escondidos dentro y mi arco igurusureiya cruzando mi torso. Lo descargué de mi torso y, apuntando a ese tipo, tensé el arco. En mi hombro derecho podía divisarse mi distintivo como teniente de la marina. No había tenido siquiera la ocasión para comenzar la operación de incógnito, ya había tenido que desvelarme como marine, cosa que no me gustaba lo más mínimo.
Parecía como que le estaba haciendo un interrogatorio. Era como si buscara a alguien, tal vez alguna de esas personas desaparecidas en esta isla, pero a saber, tal vez tan solo buscaba alguien con quien tiene problemas y que se encuentra en la isla. Sea como sea estaba causando problemas y en cuanto soltó al camarero estampándolo contra la barra, y destrozándola, le dije unas palabras.
-No muevas ni un músculo. -De entre mis manos que sujetaban la madera y cuerda del arco apareció una figura translúcida de un leve resplandor azulado que adoptó la forma de una flecha- Si quieres causar problemas mejor que vay...
No pude terminar la frase. Un ser bastante curioso y pequeño apareció en escena, era como un animal, pero se movía a dos patas e iba armado hasta los dientes. ¿Qué diablos era eso? Me quedé algo atónito, sin siquiera darme cuenta había puesto un rostro de extrañeza y había destensado un poco el arco. Aquél ser saltó encima del cuerpo del camarero inconsciente, no medía ni un metro. Pero lo más extraño, lo que más me chocó fue el ver que se ponía a hablarle al otro tipo, a ese pelirrojo buscalíos.
Ya no sabía que hacer ni a quién apuntar con la flecha. Me di cuenta y tensé de nuevo el arco. Me quedé apuntando entre medias de ambos dos, sin saber exactamente a quién apuntar, pero lo que si estaba claro es que eso no era normal.
-¿Qué diablos es esto? -Dije mirando al tal Rocket, al animal parlante, que se había presentado así- No os mováis. -No sabía qué decir, me quedé unos segundos callado- ¿Qué buscáis aquí con estos problemas?
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Sentado observaba tranquilamente lo que sucedía a su alrededor. La tarde aún era tranquila, la mayoría de hombres en aquel lugar no causaban ningún problema, por ahora. Sin embargo, de la nada un tipo destrozó la puerta y al instante cogió al supuesto dueño del bar intentando interrogarlo sobre el paradero de una chica. Drake su puso e pie al instante luego de que aquel tipo destrozara la barra con el cuerpo del hombre. Apretó sus puños fuertemente, estaba furioso, pero no por lo que había hecho, si no por que le daba más trabajo. Empezó a dirigirse lentamente hacia su objetivo, pero alguien más ingresó al bar. Y al instante apuntó con un arco al pelirrojo. Ese alguien era un marine, de seguro el compañero con el cual investigaría los secuestros.
" Bien, ya encontré a mi compañero". Pensó Drake mientras observaba como apuntaba al pelirrojo.
Pero de repente un mapache intervenía acercándose hacia el pelirrojo. Un mapache, ¿qué haría aquel animal en aquel lugar? Pues ese mapache podía hablar, y al parecer tenía cierta información sobre los secuestros. No obstante, en aquel momento poco importó eso... ¡Un mapache que habla! La mayoría de personas se sorprendió al ver este hecho. Al igual que Drake que confundido observaba el extraño suceso. Pero esto no importaba, por lo menos no ahora. El mapache, que al parecer se llamaba Rocket, conocía algo sobre los secuestros. Esto ayudaría a los marines a acercarse poco a poco al origen de los secuestros.
- Esta bien, alto los dos.- Dijo observando al marine y al pelirrojo.- Veo que estás buscando a alguien... La marine también.- Dijo mientras se retiraba el abrigo para mostrar la insignia de teniente de la marine.- Podemos trabajar juntos, y si es como dice el mapache, todo lo que él sabe nos servirá de ayuda.
La intención de Drake era no causar problemas. la manera más simple de librarse de aquel problema era con la palabras, y él lo sabía muy bien. Además, al ver la actitud de aquel tipo, vio que sería capaz de todo por averiguar el paradero de aquella chica. Cosa que en aquella investigación podría servirles mucho. Y el mapache, la verdad no sabía si debía tomar en serio sus palabras, pero por ahora era la mayor pista que habían encontrado, por ello debía sacar toda la información de él.
Sin embargo, el momento aún era tenso. No podía fiarse en que el pelirrojo tomará con buenos ánimos su ofrecimiento, ni el marine, que apenas y lo conocía. Por ahora debía estar muy alerta de los movimientos de ambos, era un marine después de todo, y debía protejer a los indefensos ciudadanos que observaban el hecho.
" Bien, ya encontré a mi compañero". Pensó Drake mientras observaba como apuntaba al pelirrojo.
Pero de repente un mapache intervenía acercándose hacia el pelirrojo. Un mapache, ¿qué haría aquel animal en aquel lugar? Pues ese mapache podía hablar, y al parecer tenía cierta información sobre los secuestros. No obstante, en aquel momento poco importó eso... ¡Un mapache que habla! La mayoría de personas se sorprendió al ver este hecho. Al igual que Drake que confundido observaba el extraño suceso. Pero esto no importaba, por lo menos no ahora. El mapache, que al parecer se llamaba Rocket, conocía algo sobre los secuestros. Esto ayudaría a los marines a acercarse poco a poco al origen de los secuestros.
- Esta bien, alto los dos.- Dijo observando al marine y al pelirrojo.- Veo que estás buscando a alguien... La marine también.- Dijo mientras se retiraba el abrigo para mostrar la insignia de teniente de la marine.- Podemos trabajar juntos, y si es como dice el mapache, todo lo que él sabe nos servirá de ayuda.
La intención de Drake era no causar problemas. la manera más simple de librarse de aquel problema era con la palabras, y él lo sabía muy bien. Además, al ver la actitud de aquel tipo, vio que sería capaz de todo por averiguar el paradero de aquella chica. Cosa que en aquella investigación podría servirles mucho. Y el mapache, la verdad no sabía si debía tomar en serio sus palabras, pero por ahora era la mayor pista que habían encontrado, por ello debía sacar toda la información de él.
Sin embargo, el momento aún era tenso. No podía fiarse en que el pelirrojo tomará con buenos ánimos su ofrecimiento, ni el marine, que apenas y lo conocía. Por ahora debía estar muy alerta de los movimientos de ambos, era un marine después de todo, y debía protejer a los indefensos ciudadanos que observaban el hecho.
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Akashi estaba a nada de golpear a todos los que estaban ahí presentes. Cuando de la nada, aparecieron…. 2 personas y un mapache. ¿Mapache? Sí… De no ser por sus crianzas su reacción habría sido cuanto menos violenta, pero ya sabía de la existencia de ese tipo de animales y, por sobre todo, las palabras de aquel ser que no alcanzaba ni el metro fueron la clave. Si él la había visto, había encontrado su pista tan deseada y al fin tenía una idea para dar el siguiente paso. Pero, al parecer, sus actos atrajeron a invitados no deseables… La Marina, un tipo pelirrojo los apuntó con su arco, por sus vestimentas era un teniente. Suspiró mientras avanzaba un poco, no podía perder el tiempo aquí… Su nakama estaba en problemas y la tenía que salvar. Estaba a nada de responderle al hombre con el arco, cuando otro apareció en escena, este también era peliazul y su idea parecía ser la correcta y, por lo menos, sensata. Pero ¿Podía confiar en la Marina? Por su parte, era mejor trabajar solamente con el mapache, el resto le importaba una mierda. No estaba aquí para ser un héroe, solo para rescatar a Asuna. ”Aunque, tampoco sé si me puedo fiar de las palabras del mapache. Supongo que hacer un equipo con estas escorias me traería resultados más favorables. – pensó con calma.
– Está bien. Hagamos un equipo, es lo mejor que podemos hacer. – dijo mientras de reojo miraba al mapache ¿Aceptaría esta idea? Aunque tenía otras ideas en mente, quizás cuando todo esto acabara le pediría ser parte de su banda. Solo quizás… – Pero si veo que ustedes, la Marina, me estorba en mi camino. No dudaré en empezar a investigar por mi cuenta. – miró al tipo del arco. – Si te parece mala idea, puedo aplastarte enseguida. No me interesa derrotar cucarachas para tener que salvar a mi nakama. – le dijo con cierta arrogancia y prepotencia. Ahora solo faltaban las respuestas de Rocket, el mapache, y tipo pelirrojo como él. Con su Haki lograba saber que, al menos, sus futuros compañeros tenían un poco de poder. – Por cierto, soy Akashi. – finalizó mientras se cruzaba de brazos. Solo deseaba, y por el bien de todos esos idiotas que capturaron a Asuna, que ella estuviera bien.
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¡Aquello era el colmo! ¡¿Por qué todos lo miraban fijamente?! ¡Qué miren a su madre! Rocket se tranquilizó cuando uno de ellos propuso seguir sus indicaciones. ¡Por fin alguien no lo veía como a un simple animal! Eran dos marines y un... un... No tenía ni idea de lo que era el pelirrojo, pero cuanto menos supiera, mejor. Tan sólo quería sacar algo de tajada de aquello. Tal vez pudiese robar a los secuestradores...
- Vamos a ver. -Se subió a la barra, en la parte que no estaba destrozada. - Mi nombre es Rocket L. Raccoon. Podéis llamarme Rocket o Rockie, pero no me llaméis mapache o animal. Veamos... -Empezó a caminar en círculos en la barra, como dando un discurso.- Los secuestradores no son pocos. Siempre que los he visto llevarse gente eran personas distintas, por tanto... Tienen a un número grande de gente trabajando en sus filas. Así que propongo una cosa. Número 1: Toda precaución es poca, tenemos que ir armados todo lo que podamos. B: El aire tiene ojos. Bueno, el aire no. Los animales los tienen. Y yo puedo hablar con ellos, así que... eso. y número 4: ¡Hay que escoger un líder!
Dicho aquello último, el mapache levantó la mano, aunque sabía perfectamente que no lo escogerían a él. Pero... Había que intentarlo.
- Vamos a ver. -Se subió a la barra, en la parte que no estaba destrozada. - Mi nombre es Rocket L. Raccoon. Podéis llamarme Rocket o Rockie, pero no me llaméis mapache o animal. Veamos... -Empezó a caminar en círculos en la barra, como dando un discurso.- Los secuestradores no son pocos. Siempre que los he visto llevarse gente eran personas distintas, por tanto... Tienen a un número grande de gente trabajando en sus filas. Así que propongo una cosa. Número 1: Toda precaución es poca, tenemos que ir armados todo lo que podamos. B: El aire tiene ojos. Bueno, el aire no. Los animales los tienen. Y yo puedo hablar con ellos, así que... eso. y número 4: ¡Hay que escoger un líder!
Dicho aquello último, el mapache levantó la mano, aunque sabía perfectamente que no lo escogerían a él. Pero... Había que intentarlo.
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La situación era un tanto extraña. el mapache hablando y pidiéndole al pelirrojo revoltoso trabajar en equipo, y este segundo amenazando a ese hombre y estampándolo contra la barra. Todo era demasiado extraño, y cabe destacar que jamás en la vida había visto un animal parlante, había oído hablar de su existencia, pero no es lo mismo oírlo que verlo.
El pelirrojo que estaba causando el alboroto parecía que tenía pensado provocarme, me mantuve alerta y tensé con más fuerza el arco, preparándome para lanzar la flecha que tenía cargada. No obstante una nueva persona entró en escena, un hombre comenzó a hablar con toda la tranquilidad del mundo desde mi izquierda.
Lo primero que hice fue fijarme en él, enseguida le reconocí, no por que supiera quién és, sino por su distintivo como teniente de la marina. Era la ayuda de la cual había sido informado al parecer, si no no tendría mucho sentido que hubiera otro marine por esta zona, y sus palabras desvelaron que iba tras el secuestro.
Pero al igual que me mostraron que era mi compañero, también me mostraron que ese tal Rocket, el animal parlante, podía tener información. Me había quedado tan anonadado observando a ese animal hablar y moverse que no había prestado atención a lo que decía, y resultaba que conocía, o había visto, a los secuestradores. Por otro lado, las intenciones de aquél tipo pelirrojo era buscar a esos secuestradores, al parecer habían raptado a alguien cercano a él.
La situación se estaba tornando un tanto extraña. Mi compañero había sugerido una especie de alianza entre los cuatro. Los dos marines enviados por nuestros superiores, aquél mapache, según había nombrado el marine, realmente nunca había visto ninguno, desconocía el aspecto que tendría un mapache real, debía de serlo, y como último miembro aquél tipo pelirrojo, al parecer bastante impulsivo.
La información del mapache, el tal Rocket, podría sernos realmente útil, pero no estaba del todo seguro de aceptar a ese pelirrojo entre el grupo. Parecía ser muy impulsivo y eso podría acarrerar consecuencias en el futuro. No conocía su forma de ser ni su temperamento, pero por lo que estaba observando aquí y ahora, parecía ser bastante impulsivo y eso solo nos podría traer problemas a la hora de trazar estrategias de ataque. Los ataques sorpresa quedarían descartados en el peor de los casos.
Pero ante mi asombro y confirmando mis peores sospechas, el pelirrojo, que acabó identificándose casi al momento como Akashi, aceptó la propuesta de mi compañero peliazul. Aquello me crispó un poco, no era necesario solicitar ayuda a civiles, es más, tal vez por su cercanía con una de las víctimas fuese el menos indicado para agregarse al grupo de caza de los secuestradores. No me daba muy buena espina, y más todavía desde que pronunció las palabras de que si la marina le estorba, no dudará en irse por su cuenta. Acto seguido lanzó una amenaza directa contra mí.
¿Quién diablos se creía que era? No caí en sus provocaciones, no dije ni media, tan solo me quedé mirándole bajando mi arma. La flecha de energía se disipó, desapareciendo al deshacerse en miles de hebras, que a su vez se volvían a subdividir en otras hebras más pequeñas, hasta que toda la energía quedó tan dispersa que no se veía ni se podía siquiera sentir como energía propiamente dicha. No me gustaba ni un pelo este tipo. le estaría vigilando muy de cerca.
Pero no fue el único que abrió la boca. Antes siquiera de que pensara en qué contestarle al pelirrojo, aquél... Animal... El mapache, comenzó a hablar. Nos soltó información acerca de los secuestradores, nos dijo cuántos eran, nos dijo que seguramente trabajasen en grupo, que no fueran pocos. Por sus palabras era como si les hubiera estado siguiendo. Parecía saber bastante de ellos, y habló con mucha soltura y confianza en sus palabras. Tal vez demasiada. No pude evitar el pensar que ese tal Rocket fuese uno de esos secuestradores y que se hubiera quedado rezagado por algún propósito. ¿Acaso es alguien que queda rezagado para enviar a los que vayan a por ellos por el camino equivocado? Todo me parecía posible. Si se trata realmente de una banda organizada es muy fácil que eso pueda ocurrir.
Nos dijo una serie de cosas, y la última fue que había que escoger un líder. Lo veía un poco estúpido. Aquí la investigación la llevamos entre mi compañero y yo, no hay líder, tan solo compañeros, y si alguien debe de liderar al resto, ese alguien seríamos ambos dos nosotros, los miembros de la marina. Mas el mapache alzó la mano como ofreciéndose él ser el líder del grupo.
Le ignoré y me quedé mirando a mi compañero, era curioso. Un mapache, dos pelirrojos y un peliazul. Que grupo más pintoresco. Si íbamos detrás de alguien debíamos de asegurarnos de no llamar la atención, y ese me parece que no va a ser nuestro fuerte como equipo. Fue entonces cuando, tras haber estado pensando y escuchando a todos, comencé a hablar.
-Caballeros. Rocket. -comencé- Creo que está bien claro que todos tenemos un mismo objetivo. Mi compañero y yo hemos sido aquí enviados para investigar los secuestros. Akashi, tú estás aquí buscando a alguien que te ha sido arrebatado, pero esta forma de actuar no la apruebo de ninguna de las formas. si quieres formar parte del grupo de investigación, me veo obligado a pedirte que contengas tu ira y controles tus impulsos. -me giré al mapache- Rocket... No comprendo cuáles pueden ser tus motivos, pero si algo se es que he de ser sincero. No me fío de tí. ¿Cómo se qué no eres uno de ellos y que no vas a llevarnos por el camino equivocado o nos vas a conducir a una trampa? Pareces saber mucho sobre esos secuestradores como para no haber acudido a la marina. ¿Les has estado siguiendo? Bien, eso juega a neustro favor. ¿Pero qué es lo que te ha hecho no seguirles ahora? Si estoy equivocado. ¿De donde has sacado esta información que nos has dado?
Me quedé mirándole con mirada inquisitiva. Esperaba que mi compañero me siguiese, sería demasiado denigrante que un compañero de oficio, de mi mismo rango, no coinciiese conmigo, aunque también es cierto que era algo que yo veía obvio por sus actos, pero tal vez en ocasiones me dijo demasiado en los pequeños detalles. Lo que estaba claro es que ese animal les había visto en más de un golpe, afirmaba que cada vez eran secuestradores distintos. Eso significaba que les había estado seguido. No ha sido confirmado ningún otro secuestro en esta isla más que el último que nos hizo venir aquí. Y ellos habían estado viajando por entre distintas islas secuestrando personas. Nada tenía sentido por ahora, y todo me indicaba a que este animal, este tal Rocket, nos ocultaba algo. Algo me decía que no estaba de nuestro bando.
-Vaya. ¿Pero dónde están mis modales? -me equipé el arco a la espalda como en un principio- Mi nombre es Kimura Hayate. Soy teniente de la marina. Y aunque es obvio ya, estoy aquí por los secuestradores que hace poco se han llevado a una mujer de aquí.
Una mera gesta de formalidades que me sentía casi en la obligación de realizar. Durante unos instantes se hizo un silencio que se me antojó como eterno. Se escuchó el viento soplar por fuera con una gran fuerza y furia. golpeaba con fuerza y la entrada destruída no era suficiente para detener la nieve que entraba por mi espalda con fuerza. Mas era el único sonido que se pudo percibir durante unos cortos pero inmensos segundos. Todo el local nos observaba, algunos parecía que se asustaban y se preparaban para marcharse de allí, pero era como si tuvieran miedo de ser atacados si se movían. La tensión que se percibía en el ambiente era demasiado intensa. Y realmente sentía curiosidad por saber cuál iba a ser la respuesta del tal Rocket, el mapache.
El pelirrojo que estaba causando el alboroto parecía que tenía pensado provocarme, me mantuve alerta y tensé con más fuerza el arco, preparándome para lanzar la flecha que tenía cargada. No obstante una nueva persona entró en escena, un hombre comenzó a hablar con toda la tranquilidad del mundo desde mi izquierda.
Lo primero que hice fue fijarme en él, enseguida le reconocí, no por que supiera quién és, sino por su distintivo como teniente de la marina. Era la ayuda de la cual había sido informado al parecer, si no no tendría mucho sentido que hubiera otro marine por esta zona, y sus palabras desvelaron que iba tras el secuestro.
Pero al igual que me mostraron que era mi compañero, también me mostraron que ese tal Rocket, el animal parlante, podía tener información. Me había quedado tan anonadado observando a ese animal hablar y moverse que no había prestado atención a lo que decía, y resultaba que conocía, o había visto, a los secuestradores. Por otro lado, las intenciones de aquél tipo pelirrojo era buscar a esos secuestradores, al parecer habían raptado a alguien cercano a él.
La situación se estaba tornando un tanto extraña. Mi compañero había sugerido una especie de alianza entre los cuatro. Los dos marines enviados por nuestros superiores, aquél mapache, según había nombrado el marine, realmente nunca había visto ninguno, desconocía el aspecto que tendría un mapache real, debía de serlo, y como último miembro aquél tipo pelirrojo, al parecer bastante impulsivo.
La información del mapache, el tal Rocket, podría sernos realmente útil, pero no estaba del todo seguro de aceptar a ese pelirrojo entre el grupo. Parecía ser muy impulsivo y eso podría acarrerar consecuencias en el futuro. No conocía su forma de ser ni su temperamento, pero por lo que estaba observando aquí y ahora, parecía ser bastante impulsivo y eso solo nos podría traer problemas a la hora de trazar estrategias de ataque. Los ataques sorpresa quedarían descartados en el peor de los casos.
Pero ante mi asombro y confirmando mis peores sospechas, el pelirrojo, que acabó identificándose casi al momento como Akashi, aceptó la propuesta de mi compañero peliazul. Aquello me crispó un poco, no era necesario solicitar ayuda a civiles, es más, tal vez por su cercanía con una de las víctimas fuese el menos indicado para agregarse al grupo de caza de los secuestradores. No me daba muy buena espina, y más todavía desde que pronunció las palabras de que si la marina le estorba, no dudará en irse por su cuenta. Acto seguido lanzó una amenaza directa contra mí.
¿Quién diablos se creía que era? No caí en sus provocaciones, no dije ni media, tan solo me quedé mirándole bajando mi arma. La flecha de energía se disipó, desapareciendo al deshacerse en miles de hebras, que a su vez se volvían a subdividir en otras hebras más pequeñas, hasta que toda la energía quedó tan dispersa que no se veía ni se podía siquiera sentir como energía propiamente dicha. No me gustaba ni un pelo este tipo. le estaría vigilando muy de cerca.
Pero no fue el único que abrió la boca. Antes siquiera de que pensara en qué contestarle al pelirrojo, aquél... Animal... El mapache, comenzó a hablar. Nos soltó información acerca de los secuestradores, nos dijo cuántos eran, nos dijo que seguramente trabajasen en grupo, que no fueran pocos. Por sus palabras era como si les hubiera estado siguiendo. Parecía saber bastante de ellos, y habló con mucha soltura y confianza en sus palabras. Tal vez demasiada. No pude evitar el pensar que ese tal Rocket fuese uno de esos secuestradores y que se hubiera quedado rezagado por algún propósito. ¿Acaso es alguien que queda rezagado para enviar a los que vayan a por ellos por el camino equivocado? Todo me parecía posible. Si se trata realmente de una banda organizada es muy fácil que eso pueda ocurrir.
Nos dijo una serie de cosas, y la última fue que había que escoger un líder. Lo veía un poco estúpido. Aquí la investigación la llevamos entre mi compañero y yo, no hay líder, tan solo compañeros, y si alguien debe de liderar al resto, ese alguien seríamos ambos dos nosotros, los miembros de la marina. Mas el mapache alzó la mano como ofreciéndose él ser el líder del grupo.
Le ignoré y me quedé mirando a mi compañero, era curioso. Un mapache, dos pelirrojos y un peliazul. Que grupo más pintoresco. Si íbamos detrás de alguien debíamos de asegurarnos de no llamar la atención, y ese me parece que no va a ser nuestro fuerte como equipo. Fue entonces cuando, tras haber estado pensando y escuchando a todos, comencé a hablar.
-Caballeros. Rocket. -comencé- Creo que está bien claro que todos tenemos un mismo objetivo. Mi compañero y yo hemos sido aquí enviados para investigar los secuestros. Akashi, tú estás aquí buscando a alguien que te ha sido arrebatado, pero esta forma de actuar no la apruebo de ninguna de las formas. si quieres formar parte del grupo de investigación, me veo obligado a pedirte que contengas tu ira y controles tus impulsos. -me giré al mapache- Rocket... No comprendo cuáles pueden ser tus motivos, pero si algo se es que he de ser sincero. No me fío de tí. ¿Cómo se qué no eres uno de ellos y que no vas a llevarnos por el camino equivocado o nos vas a conducir a una trampa? Pareces saber mucho sobre esos secuestradores como para no haber acudido a la marina. ¿Les has estado siguiendo? Bien, eso juega a neustro favor. ¿Pero qué es lo que te ha hecho no seguirles ahora? Si estoy equivocado. ¿De donde has sacado esta información que nos has dado?
Me quedé mirándole con mirada inquisitiva. Esperaba que mi compañero me siguiese, sería demasiado denigrante que un compañero de oficio, de mi mismo rango, no coinciiese conmigo, aunque también es cierto que era algo que yo veía obvio por sus actos, pero tal vez en ocasiones me dijo demasiado en los pequeños detalles. Lo que estaba claro es que ese animal les había visto en más de un golpe, afirmaba que cada vez eran secuestradores distintos. Eso significaba que les había estado seguido. No ha sido confirmado ningún otro secuestro en esta isla más que el último que nos hizo venir aquí. Y ellos habían estado viajando por entre distintas islas secuestrando personas. Nada tenía sentido por ahora, y todo me indicaba a que este animal, este tal Rocket, nos ocultaba algo. Algo me decía que no estaba de nuestro bando.
-Vaya. ¿Pero dónde están mis modales? -me equipé el arco a la espalda como en un principio- Mi nombre es Kimura Hayate. Soy teniente de la marina. Y aunque es obvio ya, estoy aquí por los secuestradores que hace poco se han llevado a una mujer de aquí.
Una mera gesta de formalidades que me sentía casi en la obligación de realizar. Durante unos instantes se hizo un silencio que se me antojó como eterno. Se escuchó el viento soplar por fuera con una gran fuerza y furia. golpeaba con fuerza y la entrada destruída no era suficiente para detener la nieve que entraba por mi espalda con fuerza. Mas era el único sonido que se pudo percibir durante unos cortos pero inmensos segundos. Todo el local nos observaba, algunos parecía que se asustaban y se preparaban para marcharse de allí, pero era como si tuvieran miedo de ser atacados si se movían. La tensión que se percibía en el ambiente era demasiado intensa. Y realmente sentía curiosidad por saber cuál iba a ser la respuesta del tal Rocket, el mapache.
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El marine escuchó atentamente la intervención de cada uno. Ciertamente cada uno tenía puntos de vista diferentes, mientras el civil, presentado como Akashi, buscaba a un nakama, su grupo tenía la función de encontrar a los secuestradores. Situación distinta en el mapache, el cual parecía demasiado sospechozo. ¿Qué es lo que quería? Nadie lo sabía. Incluso nada aseguraba al grupo que ese mapache tuviera suficiente inteligencia como para ayudarles. Pero estaba seguro que él sabía algo, ningún civil o animal podría saber tanto y concordar muchas cosas con la información que le había sido entregado.
Su compañero parecía ser un tipo habilidoso e inteligente, era realmente útil. Sin embargo, el caso era diferente con el pelirrojo Akashi. Él no tenía ni información con la cual ayudar, ni la actitud serena como para investigar. Así era considerado innecesario, pero había un problema... Si sus acciones seguían como antes iba a hacer un verdadero alboroto en la isla. No conocía ciertamente su verdadera fuerza, pero era considerable para causar un desastre. Así la solución inmediata era llevarlo con ellos, para controlarlo temporalmente. Además de seguramente aquella fuerza destructiva podría serles útil.
Con eso el grupo estaba formado, a pesar de las dudas de su compañero. Por ahora todo iría bien si ambos tenientes lo manejaban correctamente. Ahora era el momento de aclarar un par de cosas, como qué era lo que harían primero, o quién iba a ser el líder. Le fue inevitable ignorar las palabras del mapache, debía poner las cosas claras. Estaba claro que la marine estaba al mando, después de todo ellos se habían unido a los tenientes.
- Veamos.- Dijo dando un gran suspiro.- Soy Ray Drake, y comparto el mismo rango que Hayato. Antes que nada aclaremos las cosas, primero Rocket, ¿verdad? Si tenemos algún líder, somos ambos. Estamos a cargo de la investigación después de todo. Y Akashi, puedes irte en cualquier momento, pero piensa... ¿Qué es mejor para encontrar a quien buscas, trabajar solo o junto a la marine?... Ah, Hayato, lo mejor será salir de aquí antes de que nos acusen de los destrozos.- Dijo con un tono mucho más serio.
Las dudas de Hayato ciertamente tenían fundamento, y Drake las compartía. Pero principalmente debían salir de aquel lugar, consideraba que eso era lo adecuado. Probablemente su grupo causaría más problemas, y no debían seguir haciendo daño a aquel lugar. Entonces Drake se dirigió hacía la salida, esperando que los demás los siguieran.- Quizá vuelva otro día a compensar los daños.-- Dijo, aunque no afirmó nada. A veces era muy olvidadizo y de seguro se olvidaba de ello.
Afuera hacía frío, pero todos tenían abrigos, a excepción del mapache, el cual se las arreglaba tan solo con su pelaje. Entonces desde aquel lugar espero a los demás para continuar la conversación. Era un hecho que aún les faltaba organizarse para iniciar la búsqueda.Esta misión iba a ser muy interesante, y esto emocionaba al peliazul, que esperaba ansioso el momento en el cual podría demostrar sus habilidades.
Su compañero parecía ser un tipo habilidoso e inteligente, era realmente útil. Sin embargo, el caso era diferente con el pelirrojo Akashi. Él no tenía ni información con la cual ayudar, ni la actitud serena como para investigar. Así era considerado innecesario, pero había un problema... Si sus acciones seguían como antes iba a hacer un verdadero alboroto en la isla. No conocía ciertamente su verdadera fuerza, pero era considerable para causar un desastre. Así la solución inmediata era llevarlo con ellos, para controlarlo temporalmente. Además de seguramente aquella fuerza destructiva podría serles útil.
Con eso el grupo estaba formado, a pesar de las dudas de su compañero. Por ahora todo iría bien si ambos tenientes lo manejaban correctamente. Ahora era el momento de aclarar un par de cosas, como qué era lo que harían primero, o quién iba a ser el líder. Le fue inevitable ignorar las palabras del mapache, debía poner las cosas claras. Estaba claro que la marine estaba al mando, después de todo ellos se habían unido a los tenientes.
- Veamos.- Dijo dando un gran suspiro.- Soy Ray Drake, y comparto el mismo rango que Hayato. Antes que nada aclaremos las cosas, primero Rocket, ¿verdad? Si tenemos algún líder, somos ambos. Estamos a cargo de la investigación después de todo. Y Akashi, puedes irte en cualquier momento, pero piensa... ¿Qué es mejor para encontrar a quien buscas, trabajar solo o junto a la marine?... Ah, Hayato, lo mejor será salir de aquí antes de que nos acusen de los destrozos.- Dijo con un tono mucho más serio.
Las dudas de Hayato ciertamente tenían fundamento, y Drake las compartía. Pero principalmente debían salir de aquel lugar, consideraba que eso era lo adecuado. Probablemente su grupo causaría más problemas, y no debían seguir haciendo daño a aquel lugar. Entonces Drake se dirigió hacía la salida, esperando que los demás los siguieran.- Quizá vuelva otro día a compensar los daños.-- Dijo, aunque no afirmó nada. A veces era muy olvidadizo y de seguro se olvidaba de ello.
Afuera hacía frío, pero todos tenían abrigos, a excepción del mapache, el cual se las arreglaba tan solo con su pelaje. Entonces desde aquel lugar espero a los demás para continuar la conversación. Era un hecho que aún les faltaba organizarse para iniciar la búsqueda.Esta misión iba a ser muy interesante, y esto emocionaba al peliazul, que esperaba ansioso el momento en el cual podría demostrar sus habilidades.
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No le agradaba ni simpatizaba la sola idea que le dijeran que hacer. No había nadie en el mundo que lograra hacerlo, pero se tuvo que quedar callado para así poder rescatar a su nakama. En estos momentos, su ego, arrogancia y prepotencia no le iban a ayudar en nada. Suspiró para calmarse y mirar al resto, el mapache estaba dando buenas ideas y realmente creía poder confiar en él, o eso esperaba. Era la única “persona” del grupo extraño que manejaba información, si era verdad o mentira lo descubrirían con el pasar del tiempo. Si era mentira, lo mataría, por dos razones: la primera, por mentirle y hacerle perder el tiempo y la segunda, porque haría que su compañera se perdiera para siempre por culpa de él y de los imbéciles que la tenían cautiva. Le llamó la atención la idea de tener un líder, ”Debería ser yo. Después de todo, estos tipos ni siquiera están interesados en mi nakama. Pero, los dejaré guiarnos. Si veo que toman malas decisiones o avanzan muy lento, tomaré el liderazgo.” – pensaba mientras iba escuchando al resto.
El tipo del arco, Kimura, le dirigió unas cuantas palabras. Nada grave, odiaba admitirlo, pero ese malnacido tenía razón. El otro tipo, Drake el peliazul, solo servía para calmar las aguas, por su aspecto, no tenía mucha pinta de ser bueno luchando. Apretó su puño derecho, se mordió el labio y salió de la taberna, no había razón, motivo o circunstancia para seguir ahí. Tampoco iba a pagar lo que destruyó, tenía sus razones para hacer lo que hizo y ese maldito anciano no había cooperado como era correspondiente. Al salir, estaba el chico peliazul, aquella persona que no le veía utilidad en batalla, pero no por nada era un Teniente de la Marina. No era un cargo importante, aunque, ascender en esta organización era difícil. Se ganó un par de metros por delante de él, esperando al resto.
– Siento lo que pasó adentro…. Es mi nakama… Como su capitán le falle. – dijo en voz alta para que su compañero lo escuchará. Se estaba desahogando, no sabía por qué motivo pero debía hacerlo. – No la puedo perder… No a ella. Te daré una advertencia, será mejor que cuando los encontremos, me detengan. Mataré a todas esas escorias, no dejaré ni un rastro. – se dio media vuelta para mirarlo directo a los ojos y demostrar que no estaba jugando. Incluso, su ojo dorado estaba brillando con cierta fuerza. – Tocaron a mi nakama. Es imperdonable, los aniquilaré aun si eso signifique tener recompensa o tener al mundo de enemigo. No los dejaré vivo. – finalizó. El ambiente se tensó de la nada, e inclusive, un viento pasó entre ellos levantando la nieve que estaba suelta. Sus palabras eran pura verdad, los iba a aniquilar e iba a hacer un mar de sangre. La de ellos
El tipo del arco, Kimura, le dirigió unas cuantas palabras. Nada grave, odiaba admitirlo, pero ese malnacido tenía razón. El otro tipo, Drake el peliazul, solo servía para calmar las aguas, por su aspecto, no tenía mucha pinta de ser bueno luchando. Apretó su puño derecho, se mordió el labio y salió de la taberna, no había razón, motivo o circunstancia para seguir ahí. Tampoco iba a pagar lo que destruyó, tenía sus razones para hacer lo que hizo y ese maldito anciano no había cooperado como era correspondiente. Al salir, estaba el chico peliazul, aquella persona que no le veía utilidad en batalla, pero no por nada era un Teniente de la Marina. No era un cargo importante, aunque, ascender en esta organización era difícil. Se ganó un par de metros por delante de él, esperando al resto.
– Siento lo que pasó adentro…. Es mi nakama… Como su capitán le falle. – dijo en voz alta para que su compañero lo escuchará. Se estaba desahogando, no sabía por qué motivo pero debía hacerlo. – No la puedo perder… No a ella. Te daré una advertencia, será mejor que cuando los encontremos, me detengan. Mataré a todas esas escorias, no dejaré ni un rastro. – se dio media vuelta para mirarlo directo a los ojos y demostrar que no estaba jugando. Incluso, su ojo dorado estaba brillando con cierta fuerza. – Tocaron a mi nakama. Es imperdonable, los aniquilaré aun si eso signifique tener recompensa o tener al mundo de enemigo. No los dejaré vivo. – finalizó. El ambiente se tensó de la nada, e inclusive, un viento pasó entre ellos levantando la nieve que estaba suelta. Sus palabras eran pura verdad, los iba a aniquilar e iba a hacer un mar de sangre. La de ellos
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El mapache no podía creer lo que ocurría. El marine del arco se fiaba de Rocket y empezó a echarle un pequeño sermón al mamífero. Conforme lo hacía, la rabia del mapache aumentaba y empezaba a resoplar por la nariz, gruñendo ligeramente y mostrando los dientes. Sus orejas se quedaron tiesas orientadas hacia el marine, esperando que terminara.
-¿Uno de ellos? Claro, porque lo más inteligente para despistar a la marine es enviar a un mapache deforme que llama más la atención que aquí nuestro amigo el alborotador. -Dijo señalando a Akashi. - Dios, creía que la marine sabría algo más sobre estrategia. Soy un constructor y una torreta andante, -señaló su arma. - soy mucho más útil protegiendo la guarida que... despistando a las fuerzas de la autoridad. Y el motivo para no haber acudido a la marine... -El mapache se llevó la mano a la cremallera del mono y empezó a bajarla. Quitó los peludos brazos del mono, dejando la parte superior de su torso desnuda. Se dio la vuelta y mostró al marine una zona de su espalda, completamente afeitada y con trozos de metal emergiendo de su piel que se adentraban en sus carnes por la zona de los hombros. -Eso es un exo-esqueleto. Modifica mi postura al caminar. No siempre fui un mapache parlante, ¿sabes? Fui creado. -Volvió a ponerse el mono y se dio la vuelta, encarándose de nuevo al marine. - Y el hombre que me creó tenía a toda la marine de la isla en su puto bolsillo. ¿Por qué no iba a pensar que un grupo de secuestradores también los tiene? Además... ¿Quién iba a fiarse de la palabra de un mapache?
La rabia del animal era cada vez mayor y una suave brisa se levantó a su alrededor, meciendo su pelaje como hacía cada vez que el mapache se enfadaba. Bajó de los restos de madera de la barra y miró al marine una última vez.
-Y de donde he sacado la información... He visto con mis propios ojos dos de sus secuestros. Y todos los demás... me los han contado. -Todos los presentes en la taberna se miraron unos a otros. -Y no, no fue ninguno de estos palurdos. Los humanos sois tan... egocéntricos. Si os pararais a escuchar de vez en cuando, veríais que los animales tienen mucho que decir. ¡Pero bueno! Si tan sospechoso soy... buena suerte intentando encontrarles. A ver como conseguís la información, me muero de curiosidad.
Se cargó la APHADD a la espalda y salió de la taberna, pasando entre los otros dos individuos que habían salido. Dirigió una mirada al pelirrojo y siguió caminando, no sin antes dirigir hacia él unas últimas palabras.
-Buena suerte en tu búsqueda.
Algo en el pelirrojo le llamaba la atención. Se dejaba llevar por la ira y parecía tenerla como forma de vida, como Rocket. Sin embargo, no era ese el motivo por el que simpatizó con él. El mapache también tiene nakamas. También tiene familia. Y también derramaría toda la sangre del mundo por cualquiera de ellos.
-¿Uno de ellos? Claro, porque lo más inteligente para despistar a la marine es enviar a un mapache deforme que llama más la atención que aquí nuestro amigo el alborotador. -Dijo señalando a Akashi. - Dios, creía que la marine sabría algo más sobre estrategia. Soy un constructor y una torreta andante, -señaló su arma. - soy mucho más útil protegiendo la guarida que... despistando a las fuerzas de la autoridad. Y el motivo para no haber acudido a la marine... -El mapache se llevó la mano a la cremallera del mono y empezó a bajarla. Quitó los peludos brazos del mono, dejando la parte superior de su torso desnuda. Se dio la vuelta y mostró al marine una zona de su espalda, completamente afeitada y con trozos de metal emergiendo de su piel que se adentraban en sus carnes por la zona de los hombros. -Eso es un exo-esqueleto. Modifica mi postura al caminar. No siempre fui un mapache parlante, ¿sabes? Fui creado. -Volvió a ponerse el mono y se dio la vuelta, encarándose de nuevo al marine. - Y el hombre que me creó tenía a toda la marine de la isla en su puto bolsillo. ¿Por qué no iba a pensar que un grupo de secuestradores también los tiene? Además... ¿Quién iba a fiarse de la palabra de un mapache?
La rabia del animal era cada vez mayor y una suave brisa se levantó a su alrededor, meciendo su pelaje como hacía cada vez que el mapache se enfadaba. Bajó de los restos de madera de la barra y miró al marine una última vez.
-Y de donde he sacado la información... He visto con mis propios ojos dos de sus secuestros. Y todos los demás... me los han contado. -Todos los presentes en la taberna se miraron unos a otros. -Y no, no fue ninguno de estos palurdos. Los humanos sois tan... egocéntricos. Si os pararais a escuchar de vez en cuando, veríais que los animales tienen mucho que decir. ¡Pero bueno! Si tan sospechoso soy... buena suerte intentando encontrarles. A ver como conseguís la información, me muero de curiosidad.
Se cargó la APHADD a la espalda y salió de la taberna, pasando entre los otros dos individuos que habían salido. Dirigió una mirada al pelirrojo y siguió caminando, no sin antes dirigir hacia él unas últimas palabras.
-Buena suerte en tu búsqueda.
Algo en el pelirrojo le llamaba la atención. Se dejaba llevar por la ira y parecía tenerla como forma de vida, como Rocket. Sin embargo, no era ese el motivo por el que simpatizó con él. El mapache también tiene nakamas. También tiene familia. Y también derramaría toda la sangre del mundo por cualquiera de ellos.
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Mi compañero no tardó en poner las cosas claras antes de la respuesta del mapache. Se identificó como el teniente Ray Drake. No recordaba ese nombre, seguramente no será de mi cuartel. Insistió en que si alguien estaba al mando esos éramos nosotros dos, asentí ligeramente en aprobación de esas palabras. Después sugirió que nos marcháramos al exterior antes de que nos echasen las culpas de todo eso. No me parecía nada bien, pero me prometí a mi mismo que volvería para pagar por los desperfectos.
Ray salió al exterior, y al momento le siguió Akashi. Ambos pasaron cerca de mí, tuve que apartarme, puesto que me encontraba justamente delante de la salida. Me agaché para coger el abrigo que anteriormente había dejado caer. Ahora volvía a notar el frío glacial que entraba desde el exterior.
Escuchaba la conversación que se llevaba a cabo en el exterior, al parecer el pelirrojo se estaba intentando asegurar de que le escuchase, pues hablaba bastante alto. Por otro lado, el animal se mostró bastante indignado, bufaba y mostraba los dientes como una fiera salvaje apunto de lanzarse al ataque.
Comenzó a hablar con un gesto bastante malhumorado. Insistía en que él era inocente y que todo cuando había dicho de él no eran más que calumnias. Por otro lado me mostró lo que escondía tras sus ropajes, al parecer era un animal modificado genéticamente, y según él quienes le hicieron eso estaban confabulados con ciertos marines... No me extrañaba, no es ningún secreto que en el cuerpo de la marina hay mucha corrupción y gente realmente malvada, pero no podía haberme esperado algo como eso. Quedé anonadado cuando soltó esas palabras.
Pero... ¿Y qué? Seguía sin responderme a una pregunta. Si ya les había seguido en dos secuestros, no sabía qué diablos le había retenido a quedarse aquí. Por otro lado decía que puesto a ser de ellos, él estaría cubriendo la guarida... Con esas armas quién puede afirmar que si verdadera misión no es retrasar a los perseguidores y eliminar aquellos que les hayan visto o planeen seguirles? Realmente nadie se lo pensaría de un animal, por extraño que parezca. Si que es algo que llame la atención, pero más por la curiosidad que por pensar que es uno de los secuestradores. Sigue sin convencerme. Además sabe utilizar las palabras correctas para convencer a cualquiera que desconfíe de él. Cada vez me fiaba menos.
Dos secuestros los había visto, y el resto alegaba que se lo había contado los animales... ¿Qué animales? La única opción sería que aquellos secuestradores también resultasen ser traficantes de criaturas y hayan estado cazando animales. Lo cual no nos consta en los informes, lo cual le vuelve todavía más sospechoso a mi parecer. Dudo que un animal cruce el mar tan solo para contarle al mapache lo que sabe. Todo ésto cada vez me resulta más sospechoso.
El animal se dirigió hacia la salida, y al pasar justo por delante de mí me quedé mirándole directamente, no esperaba que se arrepintiese de sus palabras, ni siquiera aguardaba por una explicación más convincente, todo indicaba a que el mapache estaba del bando de los secuestradores, pero no tenía pruebas para apresarle. Comenzó a alejarse, pero conforme rebasó mi posición yo le contesté.
-Rocket... No conozco tus intenciones. No te conozco a tí. Solo se que tus acciones parecen sospechosas. El mero hecho de que te muestres tan indignado solo me dicen que me hallo en lo cierto. Y si eso es así, irás corriendo a decirles a tus compañeros que les están siguiendo... Has de saber que pase lo que pase, no voy a abandonar la búsqueda de esas personas secuestradas. Y no voy a permitir que nadie que parezca sospechoso nos interrumpa y nos envíe falsas pruebas. Así que descuída. Con tu ayuda o sin ella encontraremos a los secuestradores y les haremos pagar.
Rocket se marchó. Yo me puse el abrigo y tras echar un vistazo rápido al interior me marché. No habían serios daños, tan solo la barra. Cuando la misión finalizase volvería para cubrir los desperfectos, estaba seguro de que la marina apoyaría la contribución por desperfectos, al fin y al cabo el gasto no sería muy elevado.
Marché de allí y me reuní con aquellos dos. Ray y Akashi, quien había asegurado que no le importaría crear un río con la sangre de los secuestradores. Lo veía normal ese deseo de venganza, pero debería controlarse.
-Akashi. -comencé cuando llegué a su altura- Lo primero es que comprendo que puedas tener ganas de venganza. Pero permíteme decirte que si vas a trabajar con nosotros he de pedirte que te controles. Tu ayuda puede ser muy útil, pero si echas a perder los planes cuando les encontremos, has de saber que por mi parte no, pero por parte de la marina puedes llegar a ser sancionado por inmiscuirte en nuestros asuntos y por destrozar la misión. A ojos de los almirante tan solo habrías ayudado a los secuestradores si acaso logran escapar, eso solo será perjudicial para tí.
Una fuerte racha de viento me hizo cerrar los ojos y girar un poco la cabeza, me venía casi de frente el viento. cuando pude volví a mirar al grupo de dos, fue entonces cuando pensé en comenzar la investigación.
-Bueno. Si vamos a trabajar en equipo, ahora es el momento. Lo primero que debemos hacer es separarnos y buscar información. Akashi, tú has logrado ganarte el respeto de los que están en el interior con tu numerito. deberías ser tú quien entre a interrogar a algunos. Eso si, trata de utilizar otros métodos. en cuanto a Ray y a mí, nosotros buscaremos pistas y hablaremos con los que están por aquí fuera. Hay una persona con la cual tengo que hablar.
Tras decir eso me quedé mirándoles y aguardé a que aceptasen lo que les acababa de decir. De no ser así tan solo debería aguardar a ver qué tenían que decir al respecto.
Ray salió al exterior, y al momento le siguió Akashi. Ambos pasaron cerca de mí, tuve que apartarme, puesto que me encontraba justamente delante de la salida. Me agaché para coger el abrigo que anteriormente había dejado caer. Ahora volvía a notar el frío glacial que entraba desde el exterior.
Escuchaba la conversación que se llevaba a cabo en el exterior, al parecer el pelirrojo se estaba intentando asegurar de que le escuchase, pues hablaba bastante alto. Por otro lado, el animal se mostró bastante indignado, bufaba y mostraba los dientes como una fiera salvaje apunto de lanzarse al ataque.
Comenzó a hablar con un gesto bastante malhumorado. Insistía en que él era inocente y que todo cuando había dicho de él no eran más que calumnias. Por otro lado me mostró lo que escondía tras sus ropajes, al parecer era un animal modificado genéticamente, y según él quienes le hicieron eso estaban confabulados con ciertos marines... No me extrañaba, no es ningún secreto que en el cuerpo de la marina hay mucha corrupción y gente realmente malvada, pero no podía haberme esperado algo como eso. Quedé anonadado cuando soltó esas palabras.
Pero... ¿Y qué? Seguía sin responderme a una pregunta. Si ya les había seguido en dos secuestros, no sabía qué diablos le había retenido a quedarse aquí. Por otro lado decía que puesto a ser de ellos, él estaría cubriendo la guarida... Con esas armas quién puede afirmar que si verdadera misión no es retrasar a los perseguidores y eliminar aquellos que les hayan visto o planeen seguirles? Realmente nadie se lo pensaría de un animal, por extraño que parezca. Si que es algo que llame la atención, pero más por la curiosidad que por pensar que es uno de los secuestradores. Sigue sin convencerme. Además sabe utilizar las palabras correctas para convencer a cualquiera que desconfíe de él. Cada vez me fiaba menos.
Dos secuestros los había visto, y el resto alegaba que se lo había contado los animales... ¿Qué animales? La única opción sería que aquellos secuestradores también resultasen ser traficantes de criaturas y hayan estado cazando animales. Lo cual no nos consta en los informes, lo cual le vuelve todavía más sospechoso a mi parecer. Dudo que un animal cruce el mar tan solo para contarle al mapache lo que sabe. Todo ésto cada vez me resulta más sospechoso.
El animal se dirigió hacia la salida, y al pasar justo por delante de mí me quedé mirándole directamente, no esperaba que se arrepintiese de sus palabras, ni siquiera aguardaba por una explicación más convincente, todo indicaba a que el mapache estaba del bando de los secuestradores, pero no tenía pruebas para apresarle. Comenzó a alejarse, pero conforme rebasó mi posición yo le contesté.
-Rocket... No conozco tus intenciones. No te conozco a tí. Solo se que tus acciones parecen sospechosas. El mero hecho de que te muestres tan indignado solo me dicen que me hallo en lo cierto. Y si eso es así, irás corriendo a decirles a tus compañeros que les están siguiendo... Has de saber que pase lo que pase, no voy a abandonar la búsqueda de esas personas secuestradas. Y no voy a permitir que nadie que parezca sospechoso nos interrumpa y nos envíe falsas pruebas. Así que descuída. Con tu ayuda o sin ella encontraremos a los secuestradores y les haremos pagar.
Rocket se marchó. Yo me puse el abrigo y tras echar un vistazo rápido al interior me marché. No habían serios daños, tan solo la barra. Cuando la misión finalizase volvería para cubrir los desperfectos, estaba seguro de que la marina apoyaría la contribución por desperfectos, al fin y al cabo el gasto no sería muy elevado.
Marché de allí y me reuní con aquellos dos. Ray y Akashi, quien había asegurado que no le importaría crear un río con la sangre de los secuestradores. Lo veía normal ese deseo de venganza, pero debería controlarse.
-Akashi. -comencé cuando llegué a su altura- Lo primero es que comprendo que puedas tener ganas de venganza. Pero permíteme decirte que si vas a trabajar con nosotros he de pedirte que te controles. Tu ayuda puede ser muy útil, pero si echas a perder los planes cuando les encontremos, has de saber que por mi parte no, pero por parte de la marina puedes llegar a ser sancionado por inmiscuirte en nuestros asuntos y por destrozar la misión. A ojos de los almirante tan solo habrías ayudado a los secuestradores si acaso logran escapar, eso solo será perjudicial para tí.
Una fuerte racha de viento me hizo cerrar los ojos y girar un poco la cabeza, me venía casi de frente el viento. cuando pude volví a mirar al grupo de dos, fue entonces cuando pensé en comenzar la investigación.
-Bueno. Si vamos a trabajar en equipo, ahora es el momento. Lo primero que debemos hacer es separarnos y buscar información. Akashi, tú has logrado ganarte el respeto de los que están en el interior con tu numerito. deberías ser tú quien entre a interrogar a algunos. Eso si, trata de utilizar otros métodos. en cuanto a Ray y a mí, nosotros buscaremos pistas y hablaremos con los que están por aquí fuera. Hay una persona con la cual tengo que hablar.
Tras decir eso me quedé mirándoles y aguardé a que aceptasen lo que les acababa de decir. De no ser así tan solo debería aguardar a ver qué tenían que decir al respecto.
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Drake esperó desde afuera a los demás, él deseaba formar un grupo que a pesar de todo ayudara a la búsqueda, aunque nada salió como planeó. Como esperaba, Akashi no mostró agrado alguno a formar equipo con ellos. De hecho, advertía que en algún momento perdería el control, y asesinaría a quien se encuentre en su camino. Ese fue el principal hecho por el cual el peliazul lo trajo, no podía arriesgarse a tener otro problema además de los secuestradores, y estar juntos sería lo mejor. La verdad no le intimidaba en lo absoluto, consideraba fuerte al pelirrojo, pero era algo que podría controlar. Pocos sabían su antiguo pasado como pirata, aunque eso no venía al caso. Hayato empezó a acercarse hacía el grupo, en el instante que una gran brisa movió sus cabellos azules.
- Tranquilo, si es que haces algo, yo me encargaré de ti.-dijo manteniendo la misma tranquilidad de antes. Trataba de mantener todo en orden, él no sería tan tonto de pelear sin sentido. Pero su compañero parecía ser algo más impulsivo, por lo que no quería arriesgarse a que ambos pelearan. Ese ejemplo pudo notarse al ver que el mapache se estaba alejando, no comprendía que había pasado, pero ambos no se agradaban para nada. La única pista que habían hallado hasta el momento se iba, en todo caso podría ser una segunda opción contactar con el mapache. La idea de su compañero era buena, aunque no confiaba en que en realidad Akashi colaboraría, podría hallar algo interesante.
- Estoy de acuerdo... Lo primero que debemos averiguar, es ¿cuál es el motivo del secuestro? Sabemos que lo más seguro es que hayan muchos secuestros. Así que si averiguamos esto, tendremos la base de la investigación.-dijo, dando la aprobación de su parte a su compañero. Consideraba que hallar el motivo del secuestro sería la mejor manera de saber más de esto. Si lo hallaban, obtendrían de seguro algo con lo cual empezar a buscar. E incluso si buscaban más podrían presenciar un secuestro frente a ellos.
Por el momento solo debían esperar. Confiaba plenamente en su compañero, pero las cosas cambiaban con Akashi. Pero si se controlaba no habría problema. Aunque le quedaron las ganas de averiguar algunas codas sobre aquel mapache, pero algo le decía que en algún momento volvería a ayudarlos. Así esperó la respuesta de el pelirrojo, que al parecer era el capitán de alguna organización, o algo por el estilo. Luego debería buscar información sobre él, tenía varias dudas de quien era en realidad.
- Tranquilo, si es que haces algo, yo me encargaré de ti.-dijo manteniendo la misma tranquilidad de antes. Trataba de mantener todo en orden, él no sería tan tonto de pelear sin sentido. Pero su compañero parecía ser algo más impulsivo, por lo que no quería arriesgarse a que ambos pelearan. Ese ejemplo pudo notarse al ver que el mapache se estaba alejando, no comprendía que había pasado, pero ambos no se agradaban para nada. La única pista que habían hallado hasta el momento se iba, en todo caso podría ser una segunda opción contactar con el mapache. La idea de su compañero era buena, aunque no confiaba en que en realidad Akashi colaboraría, podría hallar algo interesante.
- Estoy de acuerdo... Lo primero que debemos averiguar, es ¿cuál es el motivo del secuestro? Sabemos que lo más seguro es que hayan muchos secuestros. Así que si averiguamos esto, tendremos la base de la investigación.-dijo, dando la aprobación de su parte a su compañero. Consideraba que hallar el motivo del secuestro sería la mejor manera de saber más de esto. Si lo hallaban, obtendrían de seguro algo con lo cual empezar a buscar. E incluso si buscaban más podrían presenciar un secuestro frente a ellos.
Por el momento solo debían esperar. Confiaba plenamente en su compañero, pero las cosas cambiaban con Akashi. Pero si se controlaba no habría problema. Aunque le quedaron las ganas de averiguar algunas codas sobre aquel mapache, pero algo le decía que en algún momento volvería a ayudarlos. Así esperó la respuesta de el pelirrojo, que al parecer era el capitán de alguna organización, o algo por el estilo. Luego debería buscar información sobre él, tenía varias dudas de quien era en realidad.
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La idea que alguien lo frenara cuando llegarán a los malditos que tenían cautiva a su nakama era tranquilizante, hasta cierto punto, pero tranquilizante de todas maneras. Escuchó todo lo que estaba pasando, incluso, vio como el mapache se largaba del lugar totalmente enfadado. La culpa era de Hayate, por tacharlo de sospechoso, nadie en su sano juicio iría con la Marina… O eso creía. Suspiró mientras seguía oyendo los planes de sus compañeros. Iban a hacer lo que debían hacer desde el instante que pisaron la tierra de blanco nieve, conseguir información. Incluso antes que el “líder” del grupo le dijera a donde tenía que ir, volvió a entrar a la taberna. ”Esto será divertido, ¿verdad? – decía mientras acariciaba la barbilla de su mascota. Hayate, su gato, estaba más tranquilo de lo que se esperaba ¿No estaría tan afectado por la desaparición de la nada de Asuna? No, no era eso… Esos dos eran inseparables, pegados con algo tan fuerte que era irrompible.
– Tranquilo, pronto la traeré de vuelta. No te preocupes. – le dijo mientras avanzaba por la taberna. Todos lo miraban con cierto temor y todo el bullicio que debería de haber estaba silenciado meramente por su presencia. ”Cobardes” – pensaba mientras los analizaba con la mirada. Se ganó donde había dejado el cuerpo inconsciente del tabernero y dueño del lugar y alzó su vista. Sentía como todos los ojos se clavaban en su cuerpo como si estuviera siendo apuntado con mil armas a la vez. Una sensación extraña pero nada que no se pudiera soportar. – Esta bien, haremos esto de la siguiente manera sino quieren acabar como el anciano. – decía mientras se cruzaba de brazos. – Contaré hasta diez. En esos diez segundos, todos tendrán la oportunidad de recordar todo lo que han visto, oído u olido. – otra ligera pausa mientras notaba que todos estaban atentos a sus palabras. – Luego de eso, si saben algo de los secuestros que estamos investigando, levantaran sus manos y vendrán conmigo. – cambió su mirada a una más fría que la nieve que cubría todo el pueblo. – Si en ese rango de tiempo… Ninguna escoria levanta su mano, acabarán como ese anciano o peor. No me interesa derramar su sangre en este lugar. No me interesa que le pongan recompensa a mi cabeza o que acabe en la cárcel. ¿Entienden, basuras? – finalizó con fuerza. - ¡Uno!... – dos… tres… cuatro… cinco… seis… siete… ocho… – ¡Nueve! – nadie parecía querer decir nada…. - ¡Se acabó el tiempo! Esta fue su elección, ahora despídanse de este mundo. Hasta nunca, insecto. – dio un paso y agarró a un tipo del cuello. Lo levantó del suelo y se giró para que todos lo vieran y lentamente empezó a estrangularlo.
– ¡Déjalo! – escuchó desde su izquierda. Y ahí vio una mano alzada. Una mujer de unos cuarenta y tantos, pelo corto y castaño, ojos verdes y una mirada que reflejaba puro terror. – Yo te diré lo que sé, pero por favor… No le hagas daño a más personas. – al escuchar esas palabras. Soltó a aquel hombre y con una seña llamó a la mujer para que viniera a su lado ”De todas maneras no lo iba a matar. Pero los humanos son idiotas. Entre más tensa y real es la situación, más recuerdan. – pensaba mientras veía que todos se relajaban. La mujer llegó a su lado y lo miró a sus ojos.
– No me mientas. No creas que porque eres mujer no haré lo que dije. Ahora, dime lo que sabes. – le dijo.
– Hace unos días atrás, mi marido me contó que vio una extraña casa muy grande al este del bosque. En el territorio de los animales más salvajes de esta isla. – por la mirada de aquella valiente mujer, era verdad. – No es difícil encontrarla, está abandonada y ahí caerían todas las personas que secuestren. Aparte, los animales y el terreno difícil lo hace un lugar ideal para esconder a alguien… Eso es todo lo que sé… – era más que suficiente.
– Bien, ahora… sígueme. – le dijo con calma. – Ustedes escorias, aprendan de esta mujer. Y denle las gracias. Gracias a su valiente acción, ustedes respiran. Cobardes. – dijo antes de salir de la taberna acompañado de su fuente de información. Afuera, aún estaban sus compañeros. Le dio un suave empujón a ella – Ahora, diles lo que me dijiste a mi. – se cruzó de brazos mientras escuchaba de nuevo lo que ya sabía. Suspiró mientras veía a su grupo, con eso tendrían un lugar más específico para buscar y armar un plan. O eso esperaba…
– Tranquilo, pronto la traeré de vuelta. No te preocupes. – le dijo mientras avanzaba por la taberna. Todos lo miraban con cierto temor y todo el bullicio que debería de haber estaba silenciado meramente por su presencia. ”Cobardes” – pensaba mientras los analizaba con la mirada. Se ganó donde había dejado el cuerpo inconsciente del tabernero y dueño del lugar y alzó su vista. Sentía como todos los ojos se clavaban en su cuerpo como si estuviera siendo apuntado con mil armas a la vez. Una sensación extraña pero nada que no se pudiera soportar. – Esta bien, haremos esto de la siguiente manera sino quieren acabar como el anciano. – decía mientras se cruzaba de brazos. – Contaré hasta diez. En esos diez segundos, todos tendrán la oportunidad de recordar todo lo que han visto, oído u olido. – otra ligera pausa mientras notaba que todos estaban atentos a sus palabras. – Luego de eso, si saben algo de los secuestros que estamos investigando, levantaran sus manos y vendrán conmigo. – cambió su mirada a una más fría que la nieve que cubría todo el pueblo. – Si en ese rango de tiempo… Ninguna escoria levanta su mano, acabarán como ese anciano o peor. No me interesa derramar su sangre en este lugar. No me interesa que le pongan recompensa a mi cabeza o que acabe en la cárcel. ¿Entienden, basuras? – finalizó con fuerza. - ¡Uno!... – dos… tres… cuatro… cinco… seis… siete… ocho… – ¡Nueve! – nadie parecía querer decir nada…. - ¡Se acabó el tiempo! Esta fue su elección, ahora despídanse de este mundo. Hasta nunca, insecto. – dio un paso y agarró a un tipo del cuello. Lo levantó del suelo y se giró para que todos lo vieran y lentamente empezó a estrangularlo.
– ¡Déjalo! – escuchó desde su izquierda. Y ahí vio una mano alzada. Una mujer de unos cuarenta y tantos, pelo corto y castaño, ojos verdes y una mirada que reflejaba puro terror. – Yo te diré lo que sé, pero por favor… No le hagas daño a más personas. – al escuchar esas palabras. Soltó a aquel hombre y con una seña llamó a la mujer para que viniera a su lado ”De todas maneras no lo iba a matar. Pero los humanos son idiotas. Entre más tensa y real es la situación, más recuerdan. – pensaba mientras veía que todos se relajaban. La mujer llegó a su lado y lo miró a sus ojos.
– No me mientas. No creas que porque eres mujer no haré lo que dije. Ahora, dime lo que sabes. – le dijo.
– Hace unos días atrás, mi marido me contó que vio una extraña casa muy grande al este del bosque. En el territorio de los animales más salvajes de esta isla. – por la mirada de aquella valiente mujer, era verdad. – No es difícil encontrarla, está abandonada y ahí caerían todas las personas que secuestren. Aparte, los animales y el terreno difícil lo hace un lugar ideal para esconder a alguien… Eso es todo lo que sé… – era más que suficiente.
– Bien, ahora… sígueme. – le dijo con calma. – Ustedes escorias, aprendan de esta mujer. Y denle las gracias. Gracias a su valiente acción, ustedes respiran. Cobardes. – dijo antes de salir de la taberna acompañado de su fuente de información. Afuera, aún estaban sus compañeros. Le dio un suave empujón a ella – Ahora, diles lo que me dijiste a mi. – se cruzó de brazos mientras escuchaba de nuevo lo que ya sabía. Suspiró mientras veía a su grupo, con eso tendrían un lugar más específico para buscar y armar un plan. O eso esperaba…
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Me limité a rodear la taberna y sentarme en el suelo, apoyando mi espalda en la pared y sentado sobre la nieve. Estaba fria, sin duda, pero podía soportarlo gracias a mi pelaje y ropas. Resoplé e intenté tranquilizarme, haciendo que la brisa que levantaba cuando me enfadaba menguara. Pude escuchar un ruido como de ratón. Me giré y pude ver a mi compañero Geofrey dando tumbos en la nieve, casi hundido. Extendí la mano y lo agarré, colocándolo de pie sobre mi palma. El ratón robótico se agitó quitándose la nieve de encima.
- Nos retiramos, Geofrey. No voy a seguir a esos secuestradores... No he conseguido la ayuda que pretendía y por tanto...
El ratón chilló, con sus orejas temblando. Su chillido fue tan agudo que penetró en mis sensibles oídos y me hizo cerrar los ojos ante la desagradable sensación. Jamás le había oído hacer algo así. Me estaba... ¿desafiando?
- ¿Por qué crees que deberíamos seguir?
El ratón soltó débiles chillidos mientras se movía por la palma de mi mano, gritando. Resoplé y le escuché, hasta que recibí toda la información.
- ¿Estás seguro de eso? -El ratón afirmó. - Está bien.
Guardé a Geofrey en mi bolsa y me puse de pie. Me dirigí a la puerta de la taberna, donde estaban los dos marines, pues el pelirrojo irascible había entrado de nuevo a la taberna. Suspiré. Me acerqué a este de nuevo, intentando no emitir un aura de rabia.
- Kimura Hayate. Escucha. Tengo... algo que decirte. No me importa si confías en mi o no, de hecho... me da igual si me dejas unirme a vuestra pequeña búsqueda... verás. Te lo contaré todo. Yo... seguía a estos secuestradores porque sospecho que pueden tener algo que ver con la persona que me creó. Esta persona ya esta muerta, claro, pero hay algún extraño motivo por el que me creó y debo descubrirlo. Los... los estuve siguiendo mucho tiempo y cuando llegué a esta isla decidí buscar ayuda. Y os encontré, pero por lo visto... no ha salido bien. Pero... en fin. Escuchame, Hayate. Uno de los secuestrados... es un muchacho llamado Jiro. Pequeño y delgado, con el pelo castaño rojizo. Lo conocí cuando estaba escondido en el barco de los secuestradores y dejé allí a un pequeño amigo. -Saqué a Geofrey de la bolsa y lo mostré.- Según me ha contado Geofrey, desde que me fui el muchacho no ha dejado de gritar y amenazar a los secuestradores... con que su hermano el teniente marine iría a por ellos. Gritó tu nombre, Hayate. Me lo acaba de contar Geofrey.
- Nos retiramos, Geofrey. No voy a seguir a esos secuestradores... No he conseguido la ayuda que pretendía y por tanto...
El ratón chilló, con sus orejas temblando. Su chillido fue tan agudo que penetró en mis sensibles oídos y me hizo cerrar los ojos ante la desagradable sensación. Jamás le había oído hacer algo así. Me estaba... ¿desafiando?
- ¿Por qué crees que deberíamos seguir?
El ratón soltó débiles chillidos mientras se movía por la palma de mi mano, gritando. Resoplé y le escuché, hasta que recibí toda la información.
- ¿Estás seguro de eso? -El ratón afirmó. - Está bien.
Guardé a Geofrey en mi bolsa y me puse de pie. Me dirigí a la puerta de la taberna, donde estaban los dos marines, pues el pelirrojo irascible había entrado de nuevo a la taberna. Suspiré. Me acerqué a este de nuevo, intentando no emitir un aura de rabia.
- Kimura Hayate. Escucha. Tengo... algo que decirte. No me importa si confías en mi o no, de hecho... me da igual si me dejas unirme a vuestra pequeña búsqueda... verás. Te lo contaré todo. Yo... seguía a estos secuestradores porque sospecho que pueden tener algo que ver con la persona que me creó. Esta persona ya esta muerta, claro, pero hay algún extraño motivo por el que me creó y debo descubrirlo. Los... los estuve siguiendo mucho tiempo y cuando llegué a esta isla decidí buscar ayuda. Y os encontré, pero por lo visto... no ha salido bien. Pero... en fin. Escuchame, Hayate. Uno de los secuestrados... es un muchacho llamado Jiro. Pequeño y delgado, con el pelo castaño rojizo. Lo conocí cuando estaba escondido en el barco de los secuestradores y dejé allí a un pequeño amigo. -Saqué a Geofrey de la bolsa y lo mostré.- Según me ha contado Geofrey, desde que me fui el muchacho no ha dejado de gritar y amenazar a los secuestradores... con que su hermano el teniente marine iría a por ellos. Gritó tu nombre, Hayate. Me lo acaba de contar Geofrey.
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Ray, mi compañero teniente, parecía estar de acuerdo con mi plan, y al parecer Akashi también, pues antes siquiera de que terminase de hablar, él ya había entrado en el local. Estaba seguro de que pronto se escucharía un buen alboroto. Me disponía a darle una señal a Drake para marcharme, pero de pronto apareció aquél mapache otra vez, mirándome y dirigiéndose a mí. Lo que me faltaba, él de nuevo, a saber qué intentaría colarme de nuevo. No obstante ahora no parecía un animal rabioso, más bien sumiso.
Comenzó a hablarme, me explicó el motivo por el cual había estado siguiendo a esos secuestradores, me explicó que pensaba que podrían estar relacionados con el tipo que le hizo eso por lo cual ahora es así. No dije nada, realmente sentí algo de lástima por él. Pero no me terminaba de convencer. Un solo argumento no era suficiente para convencerme sobre todas las cosas que me había dado cuenta, y que él no me había sabido explicar correctamente. Solo serían más trolas por su sucia bocaza.
-Los... los estuve siguiendo mucho tiempo y cuando llegué a esta isla decidí buscar ayuda. Y os encontré, pero por lo visto... no ha salido bien. -no entendía a qué santo venía todo eso pero no tenía tiempo para sus estupideces- Pero... en fin. Escuchame, Hayate. -le miré con un gesto de cansancio- Uno de los secuestrados... es un muchacho llamado Jiro. -abrí los ojos con fuerza al escuchar ese nombre- Pequeño y delgado, con el pelo castaño rojizo. Lo conocí cuando estaba escondido en el barco de los secuestradores y dejé allí a un pequeño amigo Según me ha contado Geofrey, desde que me fui el muchacho no ha dejado de gritar y amenazar a los secuestradores... con que su hermano el teniente marine iría a por ellos. Gritó tu nombre, Hayate. Me lo acaba de contar Geofrey.
Me quedé boquiabierto. ¿Cómo podía saber él el nombre de mi hermano pequeño? Con los ojos y la boca abiertos le miré atónito. Mi pulso se aceleró ante la mera idea de que pueda ser cierta esa información. ¿Podría ser otra trampa del animal? Joder. No, no podía ser, es imposible que conozca mi familia, nunca hablo a nadie de donde procedo, y a este ser le acabo de conocer. Es completamente imposible que sea un falso testimonio. Mi respiración se aceleró y mi pulso comenzó a ir tan rápido que de pensar en ello marcharía directamente a la enfermería.
Temblaba solo por el temor. ¿Jiro secuestrado? Tal vez debí de solicitar información sobre los anteriores robos, tal vez debí de averiguar todo cuanto pude sobre los secuestradores antes de salir de los cuarteles. ¿Pero habría llegado para conocer al mapache y que me contara ésto? Seguramente no. De pronto toda la tensión que había generado mi cuerpo en cuestión de segundos se liberó en un fuerte estallido de furia. Debía acelerar la búsqueda, debía encontrarlos ya, no podía permitirles que le hicieran nada a Jiro. Me maldije a mí mismo por no haberlo pensado antes. Sabía que los secuestradores se habían llevado únicamente a un niño según los informes de las desapariciones recientes. ¿Porqué mierda no me interesé por ello?
Sin pensar casi lo que hacía agarré a ese animal por el cuello y lo levanté hasta ponerlo a la altura de mi cabeza. Tenía los ojos con las venas muy marcadas por la furia, estaban inyectadas en sangre de la presión que estaba aguantando ahora mismo para no arrancarle la cabeza al mapache. Sujetándole con ambas manos, y con un gesto furioso, le hablé con un tono tan leve que sonaría hasta algo tétrico.
-Qué más sabes de ellos. Hacia dónde han ido. Para qué quieren a esos rehenes. Qué planean hacer con ellos... ¡HABLA!
Entonces dos personas salieron de la taberna. Uno era el pelirrojo, y la otra persona era una mujer de avanzada edad, aunque todavía no entrada en la vejez, no les dí mucha importancia hasta que esa mujer dijo algo sobre una cabaña abandonada en el bosque del este, ahí la miré de reojo. cuando dijo que era allí donde podrían haber mantenido a los secuestrados estampé a Rocket contra la nieve, desenfundé una de las dagas Tsuinkaze y la posé sobre el cuello de esa mujer sin siquiera tocarla.
-Si quieres mantener la cabeza en alto. Llévame hasta esa cabaña.
Tiré de uno de sus brazos mientras miraba al pelirrojo detrás de ella. Le asentí levemente en muestra de aprobación por haber encontrado alguien con información. Le di un pequeño empujón a la mujer y enfundé la daga. Me dispuse a seguir a la mujer que nos iba a guiar, miré al suelo y dije.
-Venid.
Me refería a ellos tres. No escuchaba nada. Había enfurecido realmente, incluso no me reconocía, no sabía qué diantres me estaba pasando, pero no lograba aclarar mi mente, tan solo pensaba en encontrar a esos malnacidos y darles un merecido, clavar sus cabezas en estacas y postrarlas a las familias de los secuestrados. Y por supuesto que lo haría. Estaba decidido.
Comenzó a hablarme, me explicó el motivo por el cual había estado siguiendo a esos secuestradores, me explicó que pensaba que podrían estar relacionados con el tipo que le hizo eso por lo cual ahora es así. No dije nada, realmente sentí algo de lástima por él. Pero no me terminaba de convencer. Un solo argumento no era suficiente para convencerme sobre todas las cosas que me había dado cuenta, y que él no me había sabido explicar correctamente. Solo serían más trolas por su sucia bocaza.
-Los... los estuve siguiendo mucho tiempo y cuando llegué a esta isla decidí buscar ayuda. Y os encontré, pero por lo visto... no ha salido bien. -no entendía a qué santo venía todo eso pero no tenía tiempo para sus estupideces- Pero... en fin. Escuchame, Hayate. -le miré con un gesto de cansancio- Uno de los secuestrados... es un muchacho llamado Jiro. -abrí los ojos con fuerza al escuchar ese nombre- Pequeño y delgado, con el pelo castaño rojizo. Lo conocí cuando estaba escondido en el barco de los secuestradores y dejé allí a un pequeño amigo Según me ha contado Geofrey, desde que me fui el muchacho no ha dejado de gritar y amenazar a los secuestradores... con que su hermano el teniente marine iría a por ellos. Gritó tu nombre, Hayate. Me lo acaba de contar Geofrey.
Me quedé boquiabierto. ¿Cómo podía saber él el nombre de mi hermano pequeño? Con los ojos y la boca abiertos le miré atónito. Mi pulso se aceleró ante la mera idea de que pueda ser cierta esa información. ¿Podría ser otra trampa del animal? Joder. No, no podía ser, es imposible que conozca mi familia, nunca hablo a nadie de donde procedo, y a este ser le acabo de conocer. Es completamente imposible que sea un falso testimonio. Mi respiración se aceleró y mi pulso comenzó a ir tan rápido que de pensar en ello marcharía directamente a la enfermería.
Temblaba solo por el temor. ¿Jiro secuestrado? Tal vez debí de solicitar información sobre los anteriores robos, tal vez debí de averiguar todo cuanto pude sobre los secuestradores antes de salir de los cuarteles. ¿Pero habría llegado para conocer al mapache y que me contara ésto? Seguramente no. De pronto toda la tensión que había generado mi cuerpo en cuestión de segundos se liberó en un fuerte estallido de furia. Debía acelerar la búsqueda, debía encontrarlos ya, no podía permitirles que le hicieran nada a Jiro. Me maldije a mí mismo por no haberlo pensado antes. Sabía que los secuestradores se habían llevado únicamente a un niño según los informes de las desapariciones recientes. ¿Porqué mierda no me interesé por ello?
Sin pensar casi lo que hacía agarré a ese animal por el cuello y lo levanté hasta ponerlo a la altura de mi cabeza. Tenía los ojos con las venas muy marcadas por la furia, estaban inyectadas en sangre de la presión que estaba aguantando ahora mismo para no arrancarle la cabeza al mapache. Sujetándole con ambas manos, y con un gesto furioso, le hablé con un tono tan leve que sonaría hasta algo tétrico.
-Qué más sabes de ellos. Hacia dónde han ido. Para qué quieren a esos rehenes. Qué planean hacer con ellos... ¡HABLA!
Entonces dos personas salieron de la taberna. Uno era el pelirrojo, y la otra persona era una mujer de avanzada edad, aunque todavía no entrada en la vejez, no les dí mucha importancia hasta que esa mujer dijo algo sobre una cabaña abandonada en el bosque del este, ahí la miré de reojo. cuando dijo que era allí donde podrían haber mantenido a los secuestrados estampé a Rocket contra la nieve, desenfundé una de las dagas Tsuinkaze y la posé sobre el cuello de esa mujer sin siquiera tocarla.
-Si quieres mantener la cabeza en alto. Llévame hasta esa cabaña.
Tiré de uno de sus brazos mientras miraba al pelirrojo detrás de ella. Le asentí levemente en muestra de aprobación por haber encontrado alguien con información. Le di un pequeño empujón a la mujer y enfundé la daga. Me dispuse a seguir a la mujer que nos iba a guiar, miré al suelo y dije.
-Venid.
Me refería a ellos tres. No escuchaba nada. Había enfurecido realmente, incluso no me reconocía, no sabía qué diantres me estaba pasando, pero no lograba aclarar mi mente, tan solo pensaba en encontrar a esos malnacidos y darles un merecido, clavar sus cabezas en estacas y postrarlas a las familias de los secuestrados. Y por supuesto que lo haría. Estaba decidido.
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Solo pasaron unos cortos minutos de paz. El peli azul parecía haberse relajado mucho más que antes. Mantenerse en calma era un don muy peculiar de él, jamás se salía de control. Aunque como todos, tenía una historia oscura detrás de él, pero eso es otra historia. Hayate le había indicado con una seña para que continuaran su camino, mas alguien los detuvo de repente. Era el mapache, había regresado.
Todo fue muy distinto a antes, ya que Rocket permanecía tranquilo y sereno, no como antes. Informó sobre una persona, un tal Jiro. No comprendía la situación, pero fue demasiado obvio notar que le afectó a su compañero. Mientras, también le fue imposible ignorar lo que pasaba en la taberna. Era muy improbable que Akashi no causara un alboroto ahí. Unos instantes después apareció éste junto a una mujer, la cual parecía saber algo más.
Pero eso no importó, quizá no fue el único en quedar atónito ante la reacción de Hayate. Drake pensaba que su compañero no era capaz de hacer algo así, pero las apariencias siempre te pueden engañar. "¿Quién pensaría que fuera tan temperamental?", se dijo al instante que el otro teniente tomaba del brazo a la mujer, y le indicaba que los guiara hacía aquella cabaña. Normalmente hubiera intentado calmarlo, ya que él era muy bueno en eso. Aunque no era el momento adecuado, estaba casi seguro de que si intentaba hacer algo, recibiría un golpe repentino de el pelirrojo. No había otra cosa más qué hacer que esperar.
- Pues vamos, encontramos nuestra primera pista.- le dijo poniéndose a caminar detrás de el pelirrojo.
Aunque repentinamente le aparecieron varias preguntas en su mente. "¿Acaso ese ratón puede hablar?", se preguntaba en su mente. Sin embargo, luego de ver a un mapache que hablaba, hasta una rana podría ser un animal parlante, ¿no es así? Todo esto era un simple primer paso para la larga búsqueda que les esperaba, pero quizá la respuesta podría estar a la vuelta de la esquina.
Todo fue muy distinto a antes, ya que Rocket permanecía tranquilo y sereno, no como antes. Informó sobre una persona, un tal Jiro. No comprendía la situación, pero fue demasiado obvio notar que le afectó a su compañero. Mientras, también le fue imposible ignorar lo que pasaba en la taberna. Era muy improbable que Akashi no causara un alboroto ahí. Unos instantes después apareció éste junto a una mujer, la cual parecía saber algo más.
Pero eso no importó, quizá no fue el único en quedar atónito ante la reacción de Hayate. Drake pensaba que su compañero no era capaz de hacer algo así, pero las apariencias siempre te pueden engañar. "¿Quién pensaría que fuera tan temperamental?", se dijo al instante que el otro teniente tomaba del brazo a la mujer, y le indicaba que los guiara hacía aquella cabaña. Normalmente hubiera intentado calmarlo, ya que él era muy bueno en eso. Aunque no era el momento adecuado, estaba casi seguro de que si intentaba hacer algo, recibiría un golpe repentino de el pelirrojo. No había otra cosa más qué hacer que esperar.
- Pues vamos, encontramos nuestra primera pista.- le dijo poniéndose a caminar detrás de el pelirrojo.
Aunque repentinamente le aparecieron varias preguntas en su mente. "¿Acaso ese ratón puede hablar?", se preguntaba en su mente. Sin embargo, luego de ver a un mapache que hablaba, hasta una rana podría ser un animal parlante, ¿no es así? Todo esto era un simple primer paso para la larga búsqueda que les esperaba, pero quizá la respuesta podría estar a la vuelta de la esquina.
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Los sucesos pasaron demasiado rápido. El marine de la nada se enfadó, al escuchar las palabras del mapache que había vuelto como un perro arrepentido, según este al parecer había alguien conocido para Kimura, lo cual también me hubiera enfadado… Lo entendía, claro que lo hacía, si yo estaba pasando por lo mismo. Un ser querido estaba secuestrado y la única pista era esa pobre señora. Suspiré de forma suave mientras me adelantaba y me ponía delante del señor bipolar, me jugaría el pellejo pero… Ella no tenía la culpa de lo que estábamos pasando, no se merecía que la tratara así, menos si vestía el uniforme de la Marina. Estaba siendo demasiado incoherente a pesar de su rango y de su organización, ellos protegían a la gente, no la andaban amenazando.
– Será mejor que te detengas. – dije mientras lo fulminaba con la mirada. No le debía nada a esa mujer, pero amenazarla solo podría llevarnos a un lugar equivocado, después de todo, a saber cuántas casas con esas características había en el bosque. – De nada sirve infundirle miedo a la gente. Menos a una mujer que había aceptado ayudarnos. – sí, lo había hecho hace poco en la taberna, pero no era mi intención asustarlos, solo quería que me dieran la información de manera rápida, después de todo, no había tiempo que perder. – Aparte, recuerda que eres un marine. No puedes hacer eso, idiota. – hice una pausa mientras lo miraba a los ojos. – Si a pesar de mis palabras, sigues enfadado, yo mismo te tranquilizaré a golpes. – al finalizar miré de reojo a aquella mujer de pelo castaño. Estaba asustada, demasiado diría yo, pero al parecer mis palabras la habían tranquilizado. – Ahora, vamos. Hay muchas cosas que debemos hacer. – con esas palabras, nuestra guía se nos adelantó, me dedicó una leve sonrisa y leí en sus labios un “Gracias”.
Con mis manos en los bolsillos, fui uno de los primeros en emprender la marcha. Me iba a mantener cerca de ella, si Hayate por x o y motivos no se calmaba, seguramente, se descargaría con ella. No podía darme el lujo de perder la única pista para encontrar a Asuna – Te encontraré así deba darle la vuelta al mundo. – susurre en un hilo de voz. No la iba a abandonar, ella no lo había hecho conmigo, me necesitaba ahora más que nunca. Con mi mano izquierda le acaricie la cabeza a Hayate, quien a pesar de ser un flojo, estaba despierto y muy alerta. Era claro que le preocupaba no tenerla cerca y yo me sentía un inútil al no poder protegerla, de no poder cumplir bien la promesa a su abuela… ”Soy un fracaso como capitán” – pensé mientras apretaba mi puño derecho dentro de mi abrigo. Suspiré para calmarme y mantenerme así. Era difícil, pero de algún modo lo lograría. Era hora de recuperar a mi nakama. Ahora.
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La reacción del marine fue, sin duda, iracunda. No tenía nada que reprocharle, pues yo suelo reaccionar igual o peor a cosas menores, pero no tenía ningunas ganas de devolverle el cabreo. Cuando me cogió de la ropa y me levantó no reaccioné. Pocas veces mi rabia alcanzaba el punto 0 y se convertía en un desprecio frío y sin gritos.
- Ya te lo he contado todo. Suéltame.
El marine me soltó de golpe contra el suelo con toda su furia, pero me volví arena antes de tocarla, estallando en millones de granitos de arena que se unieron a la nieve, dándole un tono marrón. Poco a poco, la arena empezó a juntarse hasta formar mi yo de siempre, inclinando la cabeza ligeramente. Cada vez me acostumbraba más al poder de los Logia.
Miré al suelo, para ver al pequeño ratón robot sacudiéndose la nieve encima. Cogí al pequeño y lo guardé en mi bolsa de nuevo, dándome la vuelta para marcharme de nuevo mientras escuchaba como confrontaban a la tipa que decía al pelirrojo que tenía información.
"No puedes perder esta oportunidad. Esos secuestradores tienen conexión con Jackal..."
Suspiré y me di la vuelta de nuevo, mirando al marine y a la extraña mujer. Algo en ella me ponía nervioso, pero simplemente lo ignoré.
- Os ayudaré. Como se que no os fiáis de lo que pueda decir... no diré nada y simplemente os seguiré.
- Ya te lo he contado todo. Suéltame.
El marine me soltó de golpe contra el suelo con toda su furia, pero me volví arena antes de tocarla, estallando en millones de granitos de arena que se unieron a la nieve, dándole un tono marrón. Poco a poco, la arena empezó a juntarse hasta formar mi yo de siempre, inclinando la cabeza ligeramente. Cada vez me acostumbraba más al poder de los Logia.
Miré al suelo, para ver al pequeño ratón robot sacudiéndose la nieve encima. Cogí al pequeño y lo guardé en mi bolsa de nuevo, dándome la vuelta para marcharme de nuevo mientras escuchaba como confrontaban a la tipa que decía al pelirrojo que tenía información.
"No puedes perder esta oportunidad. Esos secuestradores tienen conexión con Jackal..."
Suspiré y me di la vuelta de nuevo, mirando al marine y a la extraña mujer. Algo en ella me ponía nervioso, pero simplemente lo ignoré.
- Os ayudaré. Como se que no os fiáis de lo que pueda decir... no diré nada y simplemente os seguiré.
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Aquél pelirrojo tuvo los cojones de ponerse en medio y amenazarme. Ese tipo simplemente parece odiarme, lo que él mismo había hecho antes ahora no le gusta verlo en otra persona. Maldito hipócrita, ahora le odiaba tal vez más si cabe la posibilidad.
Pero una cosa es cierta, y es que tenía razón. Había perdido el juicio. ¿Qué diablos es lo que estaba haciendo? ¿Porqué había tratado así a esa mujer? Ella no lo merecía, tan solo buscaba ayudar y yo voy y la amenazo de esa forma. Odiaba a ese pelirrojo, pero ahora mismo me odiaba más a mí mismo, en un momento me había convertido justamente en todo lo contrario a lo que soy y quiero ser. En un momento, solo con unas palabras, me he transformado en aquello que quiero erradicar. No puedo ser más odioso ahora mismo.
Aunque mi rostro todavía se mostraba enfurecido, ahora había recobrado la compostura. Observé a Rocket que caminaba por detrás de mí. Volví a mirar hacia adelante, La mujer y Akashi reanudaban la marcha. Me sentía fatal.
-Mis más sinceras disculpas señora. Mi reacción hace un momento no fue la más cortés, y no tengo perdón. -me giré mirando al mapache- Igual para tí Rocket. Me diste una valiosa información por más que desee negar esa idea. Ahora tengo una razón de peso para no fallar la misión.
Me disculpé de la forma que más me salió en ese momento. No será la mejor disculpa tal vez, pero no me salen otras palabras. La mujer no respondió. No esperaba que me perdonara. Mi reacción fue del todo indecente y en otras circunstancias habría sido fuertemente reprendido por ello.
El lado positivo es que se que debo aprender a canalizar esa ira desmesurada. Jamás me habría imaginado verme así de furioso. Ya podían rezar esos tipos para que Jiro y el resto de los secuestrados no sufran daños. Si no ellos acabarían lamentando el día en que vinieron al mundo.
Tras unos minutos llegamos a una cabaña bastante apartada. Era más bien una choza grande. Parecía abandonada, pero desde luego ahí dentro había pasado gente no hacía mucho tiempo. Me aproximé a la cabaña y entré con cuidado. Por dentro estaba todo revuelto y había algunas zonas con menos polvo. No cabía duda de que aquí había estado gente.
-Gracias por traernos aquí señora. Chicos, mirad a ver si encontráis algo por aquí.
Comencé a mirar por todas partes, tratando de buscar algún indicio, una pista... Cualquier cosa que me pueda decir que en efecto alguien estuvo aquí encerrado a la fuerza, en contra de su voluntad.
Pero una cosa es cierta, y es que tenía razón. Había perdido el juicio. ¿Qué diablos es lo que estaba haciendo? ¿Porqué había tratado así a esa mujer? Ella no lo merecía, tan solo buscaba ayudar y yo voy y la amenazo de esa forma. Odiaba a ese pelirrojo, pero ahora mismo me odiaba más a mí mismo, en un momento me había convertido justamente en todo lo contrario a lo que soy y quiero ser. En un momento, solo con unas palabras, me he transformado en aquello que quiero erradicar. No puedo ser más odioso ahora mismo.
Aunque mi rostro todavía se mostraba enfurecido, ahora había recobrado la compostura. Observé a Rocket que caminaba por detrás de mí. Volví a mirar hacia adelante, La mujer y Akashi reanudaban la marcha. Me sentía fatal.
-Mis más sinceras disculpas señora. Mi reacción hace un momento no fue la más cortés, y no tengo perdón. -me giré mirando al mapache- Igual para tí Rocket. Me diste una valiosa información por más que desee negar esa idea. Ahora tengo una razón de peso para no fallar la misión.
Me disculpé de la forma que más me salió en ese momento. No será la mejor disculpa tal vez, pero no me salen otras palabras. La mujer no respondió. No esperaba que me perdonara. Mi reacción fue del todo indecente y en otras circunstancias habría sido fuertemente reprendido por ello.
El lado positivo es que se que debo aprender a canalizar esa ira desmesurada. Jamás me habría imaginado verme así de furioso. Ya podían rezar esos tipos para que Jiro y el resto de los secuestrados no sufran daños. Si no ellos acabarían lamentando el día en que vinieron al mundo.
Tras unos minutos llegamos a una cabaña bastante apartada. Era más bien una choza grande. Parecía abandonada, pero desde luego ahí dentro había pasado gente no hacía mucho tiempo. Me aproximé a la cabaña y entré con cuidado. Por dentro estaba todo revuelto y había algunas zonas con menos polvo. No cabía duda de que aquí había estado gente.
-Gracias por traernos aquí señora. Chicos, mirad a ver si encontráis algo por aquí.
Comencé a mirar por todas partes, tratando de buscar algún indicio, una pista... Cualquier cosa que me pueda decir que en efecto alguien estuvo aquí encerrado a la fuerza, en contra de su voluntad.
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