Edward vs PETA

Límite de tiempo: Sin límite.

Escenario: Ireos: Isla totalmente deshabitada por el ser humano y alejada de la mano de Dios, es montañosa, tiene un pequeño bosque muy frondoso en el centro y hay un poblado en ruinas, abandonada hace mucho tiempo en el sur, la única zona sin montañas.


Condiciones:

-Hay peligro de morir.
-Voy a ir a matar, así que me gustaría quedarme con su akuma.
-Cobrar lo que me toque de sus 10 millones.

Empieza Edward.

Ireos, una isla perdida de la mano de dios. Allí me encontraba. ¿Que por qué me encontraba en esta isla? Pues muy simple, había seguido el rastro de un criminal bastante sospechoso. No sabía demasiado de él, solo que poseía el poder de una akuma no mi y tenía un gran odio hacia los marines. Bajé del barco que me trajo y me coloqué la máscara con el parche, ajustándola para que no me apretase ni me incomodase. Eché un vistazo al exterior y me dirigí hacia una zona montañosa cercana. 

Al parecer él sabía que le estaban siguiendo y decidió ocultarse en esta isla, pero ese fue su error más grave. En esta isla no habría oportunidad de perderse entre la gente, se había encerrado a sí mismo. O puede que lo que intentase era provocar una pelea ya que a lo mejor sabía que solo le estaba siguiendo yo el rastro desde hace poco, y si así era, iba a ser su error más grave.

Recorrí la zona montañosa, siempre sigiloso y cauto, buscando a mi enemigo. Si él quería luchar contra mí, era cuestión de ver quién encontraba a quién primero. A lo lejos, hacia el sur, vi un pequeño poblado en mal estado tras un largo tiempo deshabitado. Ese sería el lugar perfecto, ya que si Sebastián era un tirador experimentado, a campo abierto tendría ventaja. En el poblado podría usar los edificios como cobertura para posibles ataques lejanos, usarlos para ocultarme o simplemente aplastarle el cráneo contra la roca de unas ruinas.

Cuando llegué, observé lo que era una antigua torre y me metí dentro. Se mantenía en un estado decente, ya que las escaleras aún eran utilizables. Arriba aproveché la altura para otear en busca de Sebastián. Saqué la pistola que tenía en el cinto y comprobé que estuviera lista para usar para luego volverla a guardar. Me mantenía en tensión, desconocía muchas habilidades de mi enemigo y por unos momentos dudé de si lo había subestimado y todo esto era una trampa peligrosa en la que podría morir.

Agité la cabeza, dejando de lado esos pensamientos y me concentré. Me asomé aprovechando mi posición y lo busqué. -Aparece, maldito criminal. Murmuré mientras observaba entre los edificios y las calles.

Corría, corría, corría... ¿Por qué lo hacía? No logro recordar porque seguía corriendo, pero lo hacía ¿Había comida en algún lugar que no recordaba e iba impulsado por instinto? ¿Había encontrado un gran tesoro? ¿Qué había encontrado? Y aún más importante ¿por qué seguía en mi forma híbrida? Con tanta pregunta se me olvidaba que estaba haciendo... debo seguir corriendo.

Hasta que una piedra me hizo parar en mi cómica carrera, de una manera un tanto dolorosa, pues caí de frente golpeándome el morro en el proceso y continué avanzando por pura inercia, dando volteretas hasta que choqué contra un muro hecho de rocas grises, llenas de polvo. El golpe me había ayudado a recordar porque seguía corriendo. Estaba huyendo de un animal, un pequeño gusano que había decidido aparecer en mi comida.

Estupido bicho... - murmuré, mientras me levantaba y me sacudía el polvo – Debería volver, ajiah.

Y dicho esto me puse en marcha, no sin antes recoger la percha del suelo, que se había caído de mi cinto con las volteretas.

Me encontraba concentrado en mi búsqueda. Usando el edificio más alto, que era una torre, como cobertura. El criminal tarde o temprano aparecería por el lugar, estaba claro ya que esta era la zona más común para ello. Al poco tiempo apareció, pero para mi sorpresa, no iba caminando. El criminal estaba dando volteretas ya que había tropezado y siguió así hasta que se topó de frente con un muro. Yo fruncí el ceño bastante confundido, la verdad es que me había sorprendido bastante esta entrada tan extraña. Me froté los ojos para ver si no estaba viendo una ilusión y suspiré.

-Siempre me tocan los más locos... Murmuré en voz baja mientras apartaba un poco el flequillo de mis ojos y seguía observando a ver qué hacía el torpe criminal.

Poco después de levantarse cogió una especie de percha con un filo, a la que dediqué unos segundos para analizarla. -Es un arma bastante curiosa, debería llevar cuidado con ella, aunque parezca una tontería. Hablé para mí mismo nuevamente mientras me levantaba y bajaba de la torre de un salto. Mientras él se alejaba era mi hora de atacar. Me acerqué a gran velocidad aprovechando mi Soru y intenté golpearle con fuerza en la nuca con mi puño derecho. Gracias a los guantes resonantes el golpe haría una onda expansiva para provocar más daños a mi contrincante. 

Soru + Puñetazo con onda expansiva.

Después retrocedí, en guardia, observando si había funcionado mi golpe y atento para posibles ataques del otro.

Seguía corriendo, pero un ruido me hizo darme la vuelta para ver como alguien aparecía frente a mi preparando un puñetazo. Lo único que pude hacer fue poner los brazos delante de mi cara para protegerme del impacto, que venía a velocidades elevadas. Con lo que no contaba era el hecho de que tras golpear contra mis brazos, que se llevaron la mayor parte del golpe, una onda expansiva fue expulsada, haciéndome volar unos metros.

Mi enemigo estaba a pocos metros, debido a su ataque, que había hecho que volase. Desenfundé la percha y usando el mismo movimiento que el, me acerque a grandes velocidades para asestarle un tajo en diagonal que le recorriese el pecho. Pero también usaría una estrategia similar a la suya, haciendo que saliera una onda cortante desde mi arma.

Soru + corte diagonal al pecho +  Rainchaku

Antes de ver el efecto que había hecho mi ataque, use ese acelerón para empezar a huir del lugar.