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Quien iba a decir que acabaría llegando a una isla con tan buen ambiente, ese aroma que inunda mi olfato y me incita a seguirlo, aquel lugar olía tan bien. Mientras recorría sus calles pude encontrar alguna que otra vez a mujeres bailando al compás de la música, demasiado buen ambiente era una isla muy acogedora.
Pero como toda buena isla tendría que probar su comida, espero que fuera tan buena como su ambiente. Pero primero buscaría un restaurante para poder comer hasta hartarme mientras disfrutaba del paisaje y su acogedor ambiente.
Lo encontré, encontré un restaurante Sweet sugar era el nombre que ponía en el letrero que se hallaba en la entrada del lugar. Al entrar pude ver que era un lugar acogedor, predominan colores claros, como el blanco y rosa, las camareras con una falda negra y un delantal blanco, con una camisa negra. Por suerte también habían camareros , pantalón y camisa negra y con una corbata blanca colgada de su cuello. Elegante. Aquel lugar era elegante pero no muy formal, era tranquilo era el mejor lugar para quedar un dia con tus amigos y charlar.
Me dirigí a una mesa vacía y enseguida vino un apuesto camarero a atenderme, me preguntó que tomaría, al ver la carta se me hizo la boca agua, quería tomarme todo y eso hice pedí toda la carta, el camarero por instantes se sorprendió y rió.
-Supongo que alguien acompañará a esta entusiasta chica
Reí ante su comentario.
-Realmente no, solo seré yo, lastima que trabajes aquí te invitaria a comer algo
Reí. Me pregunto que tomaría para beber, contesté que un refresco de naranja. Sonrió y se marchó.
Pero como toda buena isla tendría que probar su comida, espero que fuera tan buena como su ambiente. Pero primero buscaría un restaurante para poder comer hasta hartarme mientras disfrutaba del paisaje y su acogedor ambiente.
Lo encontré, encontré un restaurante Sweet sugar era el nombre que ponía en el letrero que se hallaba en la entrada del lugar. Al entrar pude ver que era un lugar acogedor, predominan colores claros, como el blanco y rosa, las camareras con una falda negra y un delantal blanco, con una camisa negra. Por suerte también habían camareros , pantalón y camisa negra y con una corbata blanca colgada de su cuello. Elegante. Aquel lugar era elegante pero no muy formal, era tranquilo era el mejor lugar para quedar un dia con tus amigos y charlar.
Me dirigí a una mesa vacía y enseguida vino un apuesto camarero a atenderme, me preguntó que tomaría, al ver la carta se me hizo la boca agua, quería tomarme todo y eso hice pedí toda la carta, el camarero por instantes se sorprendió y rió.
-Supongo que alguien acompañará a esta entusiasta chica
Reí ante su comentario.
-Realmente no, solo seré yo, lastima que trabajes aquí te invitaria a comer algo
Reí. Me pregunto que tomaría para beber, contesté que un refresco de naranja. Sonrió y se marchó.
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Sin duda alguna lo que decían era bastante cierto, el mar del Nuevo Mundo era el más peligroso, diría que solamente la ayuda de los dioses haría que sobrevivieses lo bastante en aquel infierno acuático. Había llegado a una isla un tanto extraña junto con un barco de carga que al parecer llevaba suministros a aquella ya mencionada isla. Decidí acompañar a aquellos sujetos tan amables hasta la entrada a la ciudad, donde nos separaríamos y yo seguiría mi camino en busca de lo que sea que encuentre entretenido. Un buen paisaje sí que tenia aquel lugar, no me extrañaría que fuera un lugar sumamente visitado por lugares cercanos o hasta incluso lejanos. Flores de casi todos los colores y con un olor increíblemente relajante inundaban el lugar.
-La isla no me suena de nada, mejor pregunto. (Dije admitiendo mi falta de información)
Mientras empezaba a caminar en busca de alguien quien me pueda decir la localización de donde estoy y además el nombre de la isla pude notar como el aroma a flores no era el único que inundaba aquel ambiente, también podía oler a comida, pero era demasiado tentador. Parecía como si aquel aroma a comida bien jugosa me estuviera atrayendo, pero logre distraerme cuando empecé a charlar con un ciudadano del lugar. Dressrosa, una isla famosa por todos aquellos aromas, el romanticismo y demás cosas familiares. Una vez me dijo el nombre me acorde de inmediato del lugar, había visto muchas noticias sobre aquella isla, y al parecer no mentían con “es un lugar de ensueño donde todo es hermoso”.
-Mi estomago me está matando… (Me queje de una forma “vaga” por así decirlo)
Me propuse a encontrar un restaurante o cualquier lugar apetecible para comer, siguiendo aquel olor irresistible pude llegar a uno bastante elegante llamado “Sweet Sugar”. No pude esperar más y entre a él viendo cómo no solo el exterior tenía su “encanto”, casi en todo el lugar había colores distintos, pero en su totalidad solo se encontraban los colores blanco y rosa. Era un lugar algo simple pero bastante bien para mí, así que me senté en una mesa sola obviamente, una camarera se acerco y pidió la orden, yo solo pedí una comida sencilla y algo de café con leche para lograr despertarme. Fue hace relativamente poco que me había dado cuenta que el café me despertaba muy bien, más de lo normal en otras personas.
La suerte que tenía el haberme sentado cerca de una de las ventanas del restaurante, era que podía ver el paisaje, además de las mujeres bailando, esas de las que no pueden faltar para hacer un día normal en uno bastante relajante y acogedor.
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La boca se me hizo agua mientras veía la comida que me traían poco a poco, dos platos cada vez que venía el camarero, por suerte lo mismo que tardaban en venir tardaba en comerme la comida. Supongo que haber estado apunto de morir en el nuevo mundo te da hambre, aun que pensandolo mejor llevaba días sin comer así que supongo que hartarse a comer no estaría tan mal.
Acompañaba mi comida con pequeños tragos de mi refresco, eso ayudaba a que no se me hiciera pelota en la garganta, nunca habéis sentido que la comida se atasca en la garganta, pues eso que se haga pelota en la garganta.
La comida era deliciosa y poco a poco saciaba mi enorme apetito, el ambiente me lo ponía más fácil , una pequeña serenata se escuchaba de fondo en aquel lugar , las pequeñas voces de las personas que se encontraban en el local, hasta que de pronto un sonido destruyó esa armonía.
Un hombre encapuchado agarrando un arma, lo que parecía ser una pistola.
-Alto! Las manos arriba[/i]
Saco una bolsa la colocó en la barra.
-Mete todo el dinero y no ocurrirá nada
Me quedé observando, pero me di cuenta de que mi comida no llegaba, por su culpa. Me levanté y me dirigí hacia él, se giró y me vió , me apuntó con el arma.
-Quedate quieta o dispararé
Seguí andando, y el disparo lo esquivé echándome hacia un lado, llegué hacia él y le asesté un golpe en el estómago, soltó el arma y se quedó inconsciente en el suelo. Me giré y volví a mi sitio.
-Comida! -Grité-
Al principio el local estaba en silencio, después volvió a su rutina, el camarero volvió a traerme la comida.
Acompañaba mi comida con pequeños tragos de mi refresco, eso ayudaba a que no se me hiciera pelota en la garganta, nunca habéis sentido que la comida se atasca en la garganta, pues eso que se haga pelota en la garganta.
La comida era deliciosa y poco a poco saciaba mi enorme apetito, el ambiente me lo ponía más fácil , una pequeña serenata se escuchaba de fondo en aquel lugar , las pequeñas voces de las personas que se encontraban en el local, hasta que de pronto un sonido destruyó esa armonía.
Un hombre encapuchado agarrando un arma, lo que parecía ser una pistola.
-Alto! Las manos arriba[/i]
Saco una bolsa la colocó en la barra.
-Mete todo el dinero y no ocurrirá nada
Me quedé observando, pero me di cuenta de que mi comida no llegaba, por su culpa. Me levanté y me dirigí hacia él, se giró y me vió , me apuntó con el arma.
-Quedate quieta o dispararé
Seguí andando, y el disparo lo esquivé echándome hacia un lado, llegué hacia él y le asesté un golpe en el estómago, soltó el arma y se quedó inconsciente en el suelo. Me giré y volví a mi sitio.
-Comida! -Grité-
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Buena comida, un aroma lo bastante refrescante como también enriquecedora para los sentidos hacían el lugar mucho mejor de lo que era desde un principio. El café con leche estaba delicioso, no quería dejar de tomarlo, aunque me controle para no parecer un monstruo hambriento. Las personas parecían bastante amigables y educadas en un principio, no me era de sorprender que el lugar sea uno de los mejores para los turistas. “Este lugar es increíble” pensé mientras comía tranquilamente lo que la camarera me había traído a la mesa.
Lo intentaba, pero era incapaz de no ver a aquella mujer que comía como todo un animal, tal vez tenga sus obvias razones pero no era algo bonito de ver mientras comes, no era un bar después de todo. Logre, de alguna forma, desviar mi mirada y seguir con lo mío tranquilamente. Pero eso duro poco al ver que una persona encapuchada con una notable pistola había entrado al lugar, gritando y exclamando que quería todo el dinero del lugar y blablá. Algo típico de un atraco, pero en un momento y lugar equivocados, muy equivocados.
“¿Que se cree? ¿Una parodia mía?” en el momento que lo pensé me reí levemente mientras seguía viendo aquel espectáculo tan anticuado. No me sorprendí al ver que aquella misma mujer que comía salvajemente lograba reventar a aquel hombre encapuchado. Era algo común ver cosas como esas y eran mucho más frecuentes en el Nuevo Mundo, de todas formas alguien que comía de esa forma o era muy poderoso o estaba muerto de hambre y era el ultimo día de su vida. Eh irremediablemente una era la correcta, aunque tampoco pensaba que encontraría a una persona como aquella tan rápido, siempre creía en el destino y este me llevaba siempre a lugares tan extraños con personas igual de extraños.
Al ya haber terminado de comer y beber no tenía nada más que hacer en aquel lugar, así que me pare pagándole a la camarera que me había servido amablemente dirigiéndome directamente a la mesa de aquella muchacha de pelo marrón oscuro. La veía comer mientras el camarero había vuelto, con mas comida, ahí fue donde lo detuve antes de que volviese a la cocina.
-Yo invito. (Dije dándole al camarero una pequeña bolsa de dinero) –Después de todo ella salvo el restaurante ¿no? (Termine diciendo al mismo momento en que agarraba al encapuchado que se encontraba en el suelo inconsciente de su pie derecho)
Volví a ver fijamente a aquella mujer, aun me parecía algo salvaje la forma en que comía pero ya no me molestaba, ya que yo no estaba comiendo más. Después de unos segundos le dirigí una sonrisa, alcé al hombre tirado en el suelo para cargarlo pegando sus pies con mi hombro, dejando su cabeza aun tocando el suelo y me fui caminando del restaurante junto al “bandido”.
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Un muchacho pagó mi cuenta, extraño me acaban de invitar a comer no sabía si sentirme mal, bien, preocuparme o seguir comiendo. Opté por terminar de comer ya que solo me quedaban los últimos platos de comida. El chico había cogido al atracador, me había sonreído y se marchó con el atracador a cuestas, bueno más bien arrastras.
Me había picado la curiosidad, además tenía que agradecerle por la comida normalmente uno se lo piensa para invitar a comer esa barbaridad de comida, era demasiada y demasiada cara. Terminé de comerme la comida, mostré respeto inclinandome hacia delante.
-Gracias por la comida
Dije mientras volvía a colocarme recta y salir por la puerta para buscar al chico, lo estuve buscando hasta que lo encontré, por suerte era fácil encontrarlo tenía a un atracador a cuestas. Me acerqué con una sonrisa hasta el chico.
-Esto...chico...Gracias por la comida
Sonreí, mientras me acercaba a él y me fijaba en que el atracador que llevaba arrastras tenía la cabeza llena de tierra.
Me había picado la curiosidad, además tenía que agradecerle por la comida normalmente uno se lo piensa para invitar a comer esa barbaridad de comida, era demasiada y demasiada cara. Terminé de comerme la comida, mostré respeto inclinandome hacia delante.
-Gracias por la comida
Dije mientras volvía a colocarme recta y salir por la puerta para buscar al chico, lo estuve buscando hasta que lo encontré, por suerte era fácil encontrarlo tenía a un atracador a cuestas. Me acerqué con una sonrisa hasta el chico.
-Esto...chico...Gracias por la comida
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Salí del restaurante sin problemas, al principio las personas se fijaban en mi por estar llevando a arrastras a una persona, pero luego siguieron a lo suyo. Caminaba relativamente lento, ya que el peso adicional de aquel bastardo me molestaba, no era que no podía moverme más rápido, si no más bien que era una completa molestia. Como era de esperar en aquel lugar no sabía a dónde ir ni qué dirección tomar, era un gran problema ser el “nuevo” por así decirlo.
En ese momento aun pensaba y pasaba por mi cabeza aquella muchacha, la forma en que derroto al hombre con capucha fue bastante buena, quitando claro el que el bastardo era muy débil. Intentaba pensar en otra cosa hasta que de repente pude notar como aquella chica se acercaba a mí, sus intenciones eran más que claras pero aun así podía sentir como el destino nos estaba preparando para algo, algo grande.
-No fue nada, después de todo, gracias a ti no tuve que hacer nada contra este bastardo. (Dije mientras aun miraba al frente con una sonrisa y una carcajada leve al final)
La pregunta era, ¿hubiera hecho algo contra aquel bandido en ese momento? Lo más probable era que si, desde un principio no me gustaba los de su clase y mucho menos que estén utilizando capuchas de igual o mayor genialidad que la mía. Pare un segundo mis pensamientos y empezaba a reír solo, porque aquella razón de mi enojo era algo infantil, aunque en cierto modo era verdad. Aquel hombre que llevaba a arrastrar tenía una capucha bastante tenebrosa y “hermosa” a mis ojos. Lo estaba pensando, y quería ver más detalladamente aquella prenda que tenia aquel bandido, pues no parecía una que consigas en un basurero. Al encontrar un callejón oscuro me detuvo y me acerque a él.
-Emmm… Espérame aquí, no tardare. (No sabía que mas decir, de todas formas ella tenía el derecho de irse si quería) –Iré de compras. (Termine con una sonrisa y una pequeña carcajada)
Después de aquellas palabras me dirigí adentro del callejón oscuro, desde afuera no se podía ver nada en el interior de aquel lugar. Pero si estabas dentro la iluminación era un poco más decente, no esta tan iluminado como el sol, pero es suficiente como para cambiarte de ropa.
D.Mercedes
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Me dió gracia la respuesta del chico que llevaba arrastras al bandido no pude evitar reirme, acababa de fijarme en el chico hasta ahora no lo había hecho, el chico tenía el cabello negro pero sus puntas eran de un color hermoso como el rojo, sí me encantaba el rojo, su tez era pálida como si de harina se tratase, sus ojos eran diferentes, blanco el izquierdo y negro el derecho, y una cicatriz en la mejilla, un chico bastante peculiar.
El chico al llegar a un callejón oscuro me dijo que le esperara aquí que iba de compras, asentí con una sonrisa, tampoco tenía mucho que hacer ese día y además aquel chico me había picado la curiosidad. Aunque me preguntaba si en el callejón había una tienda o algo por el estilo.
Me apoyé contra la pared esperando haber si el chico salía , no sabía su nombre pero me gusta saber el nombre de las personas que me invitan a una comida.
El chico al llegar a un callejón oscuro me dijo que le esperara aquí que iba de compras, asentí con una sonrisa, tampoco tenía mucho que hacer ese día y además aquel chico me había picado la curiosidad. Aunque me preguntaba si en el callejón había una tienda o algo por el estilo.
Me apoyé contra la pared esperando haber si el chico salía , no sabía su nombre pero me gusta saber el nombre de las personas que me invitan a una comida.
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Antes de entrar en aquel callejón, la chica que me acompañaba no había dicho ninguna palabra, simplemente asintió a mi petición de quedarse un minuto allí a esperarme. La verdad era que parecía amable pero tenía su toque “extraño” por así decirlo. Al fin y al cabo, después de todo aquello y de adentrarme a un lugar oscuro y estrecho, le había sacado la ropa al encapuchado, era más grande que yo así que aquella chaqueta no me quedaría si no tenía algo más abajo. “Esto tiene que ser suerte” pensé mientras me ponía aquella capucha que tenía el bandido y la cual me parecía tan increíblemente interesante. Me lo puse arriba de mi otra chaqueta, si lo sé tener dos chaquetas puestas era algo…extraño, pero gracias a ello la ropa que tenía el hombre inconsciente me entro perfectamente. Un poco contento empecé a ir en dirección hacia la salida del callejón, viendo como aquella chica de antes me había esperado como se lo pedí.
-¿Y? ¿Cómo me queda? (Le había preguntado mostrando la combinación alucinante de ropas, obviamente, todas eran de color negro)
Sonreía mientras la veía esperando alguna respuesta, positiva, aunque no tenia ilusiones ya que no todos compartían mi gusto por aquel color y mucho menos mi estilo de ropa que daba “miedo” a muchos.
-¿Y? ¿Cómo me queda? (Le había preguntado mostrando la combinación alucinante de ropas, obviamente, todas eran de color negro)
Sonreía mientras la veía esperando alguna respuesta, positiva, aunque no tenia ilusiones ya que no todos compartían mi gusto por aquel color y mucho menos mi estilo de ropa que daba “miedo” a muchos.
- *o* hermoso:
- La capucha robada
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