[Theo - Bya - Aki] ¿Y si nos ven?

¡Esto era raro, demasiado raro! Creo que era la primera vez que iba a ver a Byakuro sin acabar en pelea, o por el momento no parecía que fuera a haberla. Pero hacía un buen día, muy caluroso, y me tenía amodorrada. No daban ganas de andar saltando de aquí para allá dándonos de hostias. No, en lugar de eso acordamos ir a comer algo en plan picnic, para contarnos nuestras vidas y descansar un rato. La pequeña Theo, nakama de Bya, se ofreció a acompañarnos, y ¿Cómo decir que no? Era una preciosidad de la cabeza a los pies, además de muy simpática.

Entre esto y lo otro llegamos a un pequeño claro y el peliblanco extendió un mantel, y Theo sacó la comida de su mochila. En un par de recipientes llevaba algunos bocadillos y frutas, además de agua. Yo no había llevado nada de comer, pero para compensar saqué un vino de frutas y se lo ofrecí a ambos. Comimos entre risas y según iba avanzando la velada, más miraba a Theo con otros ojos. Me sentía a gusto con ella, y empezaba a preguntarme si a la pelinegra le gustaría... intimar de alguna otra manera. No estaba muy segura de qué opinaría Byakuro, pero conociéndole dudaba que le molestase. Y se me ocurrió una manera de comprobarlo.

-Theo, voy a acercarme al riachuelo a lavar esto, ¿Me acompañas? Bya, no hace falta que te muevas, volvemos pronto.

Me levanté con los recipientes en las manos y seguida de Theo me acerqué al agua. Me incliné para enjuagarlos, y esperé a que Theo hiciese lo mismo para tratar de darle un beso en los labios. Esperaba que me correspondiera, aunque no sabía si tenía pareja. Si me rechazaba, simplemente volveríamos con Bya, pero si no ... bueno, el bosque estaba a pocos pasos y parecía que Byakuro no podría vernos desde ahí. Se lo señalé a Theo con una sonrisa.

-Podríamos ir a jugar un rato... las dos juntas.

Byakuro extendió el mantel y se sentó sobre él. Tras eso, tanto Theo como Aki sacaron comida. El chico no pudo evitar sentir cierta ironía en el ambiente: él era el cocinero del barco, y sin embargo eran ellas las que habían llevado la comida. Quitando esos detalles, la verdad es que la comida había sido bastante entretenida, y el chico sentía que el alcohol empezaba a hacer algo de mella en él. Sentía calor, así que simplemente se tumbó, adormilado por el efecto soporífero del vino, y entrecerró los ojos.

Apenas atendió a Aki cuando ella y Theo se marcharon. Empezó a soñar con Klaus, que lo saludaba desde un árbol gigante lleno de malvaviscos. El chico empezó a escalar el árbol, con rapidez, y al final llegó a lo más alto, donde un enorme dulce del tamaño de una sandía lo esperaba para ser devorado. En cuanto le hincó el diente, se despertó: acababa de morderse el dedo pulgar.

- Ay... -murmuró mientras se frotaba la herida. Observó a los alrededores, algo adormilado aún. ¿Cuánto había dormido? Un par de minutos, o tal vez horas. Al no ver a Aki y Theo a su lado, sus ojos se desorbitaron ligeramente. Trasnformó toda su sangre en tinta, con la intención de licuar el alcohol y que sus efectos se le pasasen. Una vez estuvo algo más sobrio, empezó a buscar a las chicas con la mirada.

Me alegró que me correspondiera, realmente tenía ganas de ella. Cuando me aparté se quedó mirándome un par de segundos, con la boca entreabierta. -Hmm... quiero morder ese labio.- Pensé. Ella no paraba de hacerlo durante la comida, mientras me miraba de reojo. Aunque yo tampoco me había cortado mucho. Byakuro no parecía haber notado nada, por suerte. Y de repente, Theo se abalanzó sobre mi, abrazándome y besándome. La cogí de la cintura y correspondí a su beso, notando su lengua juguetear por mi boca. Sonriendo, aproveché para morderle el labio con suavidad, todavía podía notar restos del vino de frutas. Cuando aceptó mi propuesta, la cogí de la mano y la ayudé a levantarse. Los cacharros quedaron olvidados mientras corríamos a refugiarnos entre los árboles. Mirando hacia el sitio en el que habíamos comido, pude ver a Byakuro dormido. Había sido buena idea, la de la botella de vino. Sonriendo, me apresuré tras Theo.

Nada más llegar a la sombra la apoyé contra un roble y le mordí el cuello, antes de seguir besándola. Era muy divertido, ya hacía bastante que no estaba con una chica, y la belleza de Theo estaba empezando a calentarme. Sonriendo, acaricié su oreja con mis labios mientras llevaba mi mano hacia su pecho, intentando acariciarlo a la vez que apartarle la camisa.

-Te queda muy bien esta ropa, no me malinterpretes, pero eso solo hace que me den ganas de quitártela.

Byakuro se levantó del mantel, buscando algo más alarmado a las chicas. ¿No habían dicho que iban a lavar los trastos? Corrió hacia el río, esperando encontrarlas, pero tan solo quedaban allí los platos y cubiertos. Obviamente aquello tenía toda la pinta de ser un secuestro. Se llevó las manos a los ojos, a modo de visera, tratando de ver a lo lejos, pero tan solo había bosque y bosque. Volar no sería la mejor opción, dado que no podría encontrarlas si pasaba sobre los árboles, así que el chico simplemente empezó a arder en llamas verdes, y echó a correr, rastreando la zona con su haki mantra.

Tras un par de minutos corriendo por el bosque, le pareció ver un destello, un aura a su izquierda, a varias decenas de metros. Empezó a avanzar hacia aquel aura, que pronto se diferenció en dos: la de Aki y la de Theo.

- ¡Aki-chan! ¡Theo-chan! -gritaba, tratando de localizarlas mejor y de llamar su atención. Si había algún enemigo cerca, lo mejor sería que estuvieran los tres juntos.

Estaba entretenida, jugando con su lengua y acariciándole el cuello mientras, cuando noté una mano en mi trasero. Aprovechándome de eso, me incliné hacia delante, apoyando con delicadeza la rodilla en su entrepierna mediante un calculado movimiento. Esto me estaba encantando y en mi cara se reflejaba lo roja que estaba. Y no solo en mi cara... dos cositas bajo mi top también habían salido a decir ''hola''. Terminé de abrirle la camisa con una mano y me encontré con dos hermosos y llenos pechos, suaves al tacto, que invitaban a ser lamidos. Así que me agaché algo para cerrar mis labios en torno a una de los rosados pezones. Iba a continuar deleitándome cuando noté que intentaba desnudarme. Sonriendo pícaramente me aparte dos pasos y entonces oí un grito de Byakuro.

Estaba corriendo entre los árboles algo alejado de nosotras envuelto en llamas verdes. ¿Qué demonios? No sabía en qué locura andaba, pero si se acercaba cabía la posibilidad de que nos viera. Y eso, por algún motivo... terminó encendiéndome más. Theo parecía pasar de él... así que la imitaría. Pero aún diciendo eso me giré un poco hacia la lejana figura peliblanca... antes de empezar a desnudarme lentamente, mirando a Theo a los ojos con una sonrisa algo lasciva en los labios.

-¿Estoy bien ahora para ti? Porque a ti te sigue sobrando.

Byakuro sentía las auras más y más cerca. Estaban allí delante. Suspiró aliviado, bajando el ritmo para recorrer los últimos  metros a paso normal.

- Menos mal, pensé que os había pasado algo mal... -el fuego verde se desvaneció de pronto. 

¿Qué demonios estaba ocurriendo allí delante? ¿Por qué Theo y Aki estaban medio desnudas haciendo actos indecorosos en medio del bosque? Y lo más importante... ¿Por qué él no estaba presente desde un principio? Sospechó que el hecho de alejarse a "lavar los platos" tan solo había sido una excusa para poder conocerse mejor entre ellas, más a fondo. El chico estaba en estado de sorpresa total, y pese a todo, se recuperó del golpe psicológico y logró decir, de forma más o menos pausada y con un tono normal:

- Esto... os noto algo ocupadas... ¿queréis que me vaya o puedo quedarme? -en cierto modo, esperaba que aceptaran su presencia allí, la participación directa en aquel acto tan... interesante era una opción que sin duda ahora, tras ver que las dos estaban bien, le atraía intensamente. Es decir, a cualquier persona frente a aquellas dos preciosidades le apetecería, y él no iba a ser menos.

El caso era que tras la carrera, se encontraba algo acalorado, y el hecho de llevar una chaqueta de cuero no ayudaba, así que se la quitó con un gesto y la dejó caer al suelo, sin perderse ni un detalle de lo que ocurría ante él.

Por un momento me olvidé completamente de Byakuro y avancé hacia la pelinegra, simplemente tenía la fijación de quitarle del todo sus pequeños pantalones. Cuando lo logré, dejé un pequeño beso justo bajo su ombligo y me levanté acariciando sus nalgas de paso. Sin duda Theo era preciosa. Ella fue hacia el peliblanco y lo llevó hasta un árbol. Le besó el cuello, pero Byakuro no pareció sorprenderse de la actitud de su nakama, ¿Acaso ellos dos...? Bueno, no se de qué me extrañaba, sabía de buena tinta de la fogosidad de Bya...y parecía que Theo estaba hecha de la misma pasta. Y pensando en eso se me ocurrió que podría ser divertido poner a Byakuro... al límite.

-Distraelo un minuto, guapa, ahora vuelvo.

Fui corriendo hacia el claro y agarré mi mochila. Dentro entre otras cosas había una larga cuerda, y tras agarrarla volví también a la carrera. Cuando estaba llegando la escondí detrás de mí y sonreí con inocencia hacia la pareja. Di una vuelta al árbol dejando la cuerda por el suelo y antes de que Bya se levantase, posé la mano en su pecho y le mordí el labio. Mientras le entretenía besándole, cogí la cuerda y le até con fuerza al tronco, pero intentando que no le apretase demasiado. Una vez hecho, me señalé y sonriéndole, le até las manos entre ellas con la cuerda sobrante. Acto seguido me giré hacia Theo.

-¿Cuánto crees que aguantará?-Le pregunté antes de lanzarme a por ella, besándola con pasión y pegando mis pechos a los suyos. No podía evitarlo... la sensación de estar siendo observada me excitaba en cierto modo... y no había vuelta atrás.

Byakuro sintió cómo lo ataban al tronco, y no pudo evitar dejar escapar un "Traición" ahogado. Así que querían calentarlo pero impedirle cualquier movimiento. Muy bien, por ahora jugaría a su pequeña actividad. Se relajó y observó la escena que acontecía ante él, mientras su cuerpo empezaba a entrar en calor con rapidez.

- Uffff... más os vale que no me libere... porque como lo haga... como lo haga no os dejaré iros así como así. -dijo con una sonrisa burlona y alegre.

Mientras tanto, con sus pies, que seguían libres, se fue quitando las botas, y tras eso, empezó a tirar de su pantalón con los pies, para bajárselo, aunque sin mucho éxito. Sonrió con cierta lascivia al ver la escena y les guiñó un ojo a las dos chicas.

¿De qué se quejaba Byakuro, si generalmente era él quien más se divertía? Encima de que le dejábamos mirar... aunque era muy gracioso verlo intentando desnudarse con los pies. Pobrecito, pensé, pero enseguida Theo interrumpió mis pensamientos. Sus manos habían llegado hasta mi entrepierna y no pude evitar que un suspiro ahogado escapara de mi boca. Me mordí el labio, notando cómo me iba calentando.

Antes de que me diera cuenta, Theo me posó sensualmente contra un árbol y comenzó a acariciarme más íntimamente. Sus labios dieron buena cuenta de mi pezón, y para cuando sentí sus dedos en mi interior ya estaba gimiendo sin recato alguno. Me encantaba la sensación y ¿Quién se negaría a ser consentida de esta forma? Pero ya no aguantaba más el estarme quieta. Así que mirándola con fuego en los ojos, llevé mis manos hasta sus nalgas y apreté, sintiendo las suaves redondeces mientras la atraía más fuerza. Volví a morderle el cuello y froté mis erectos pezones contra los suyos. Acto seguido tomé posesión de su boca mientras mi mano se perdía en su entrepierna y acariciaba con delicadeza todo lo que encontraba. Exploré su intimidad, ya tan empapada como la mía y sonriendo introduje también dos dedos. Comencé a moverlos penetrándola, calentándome solo de verla disfrutar y sin poder resistirlo me lancé a besar y morder sus pechos. Me encantaba como su pelo negro contrastaba con lo blanco de su piel, dándome ganas de besar y lamer cada centímetro de la apetecible superficie.

La verdad es que no podía pensar una mejor manera de rematar la tarde, pensé mientras sonreía y continuaba.

Byakuro empezó a sentir cómo un fuerte calor lo inundaba. Aquella forma de tortura era... era genial. En cierto modo, el caso era que no podía quitarse de encima aquel calentón que empezaba a poseerlo por completo.

- Malditas... no me hagáis esto... -gruñó, tensando los músculos. Las cuerdas empezaron a crujir, debido a la tensión a la que se estaban viendo sometidas. Byakuro empezó a separar lentamente la espalda de la corteza del árbol, pero en aquella posición era difícil librarse de las ligaduras.

Empezó a pensar en la forma de librarse de aquellas ataduras cuando se le ocurrió algo. Con una sonrisa, el chico empezó a borbotear como tinta. El escaparse con forma de logia era demasiado fácil, así que simplemente creó una pequeña guadaña en su hombro y de un rápido movimiento de tinta, partió el árbol sobre su cabeza. A continuación hizo lo mismo creando otro filo a la altura de su cintura, partiendo el árbol a la altura de las rodillas. Tras eso, empezó a caminar, aún atado a los restos del tronco.

- No os libraréis de mi... -murmuró, sonriendo.

Si había algo capaz de ponerme todavía más caliente, eran sin duda los gemidos que Theo estaba soltando en mi oído. Hacían que me afanara más y más en darle placer, acariciando su cuerpo y utilizando mis dedos. Tan contenta y caliente estaba que ni noté cuando Byakuro se deshizo de sus ataduras. Oí a Theo gritar y unos segundos después estaba rodando por una colina al lado de la pelinegra.

Entre vuelta y vuelta miré hacia arriba y vi una imagen, no dantesca, pero si muy sorprendente: Bya en lo alto, flanqueado por dos negras guadañas y todavía con restos de cuerdas y de medio árbol colgando, nos miraba. No grité porque estaba concentrada en tratar de no darme contra las piedras o raíces, pero aún así para cuando logré parar de rodar estaba ya bastante magullada. Preocupada, me acerqué a Theo y la ayudé a sentarse, intentando averiguar si estaba bien.

Byakuro empezó a reirse cuando las dos chicas cayeron al suelo. Parecía que les había dado un buen susto con su movimiento. Sin embargo, la risa se convirtió en pánico cuando ambas mujeres empezaron a rodar ladera abajo, acabando a varios metros, llenas de magulladuras por todo el cuerpo. Preocupado por ellas, el chico terminó por cortar las cuerdas y descender por el terraplén por el que las dos habían rodado, hasta alcanzarlas.

- Bueno, no puedo negar que hayan sido unos preliminares moviditos... -dijo él, a modo de broma. Tras eso, extendió la mano para un segundo después transformarla en tinta y envolver con ella los brazos de Aki y Theo, levantándolas con cuidado. Cuando estuvieron en pie, las soltó con un sonido húmedo, similar a una succión-. ¿Ya os habéis divertido torturándome? -preguntó, sonriendo.

Estaba comprobando que Theo estaba ilesa, cuando de repente su manera de mirarme cambió. Sonriendo le dejé hacer, estaba claro que se encontraba lo bastante bien como para venir a por mi de nuevo. Me estremecí al notar sus labios en mi cuello y la abracé con cariño, arañándole la espalda antes de dejar que me tumbará. No solía estar tan pasiva, pero pensé que por una vez no estaría mal que me mimaran. Notaba un rastro de fuego que recorría todos los lugares por los que Theo me iba besando...pero la calor se volvió delicioso frío al notar su aliento justo ''ahí''. Gemí al notar su lengua en mi entrepierna y sin casi darme cuenta mi mano agarró la cabeza de Theo, acariciándola como pidiéndole más. Y ella me lo dio.

Comencé a gemir sin recato y de repente vi que no era la única que estaba recibiendo placer. Ella se estaba acariciando a si misma... y Byakuro nos estaba mirando con unas ansias poco comunes. El morbo me recorrió entera y de pronto no soporté seguir ahí tumbada, sin hacer nada. Con suavidad empujé a Theo hasta que ella estuvo bocarriba, pero cuando iba a comenzar a besarla, se me ocurrió otra cosa. Le di un pequeño mordisco a uno de sus pezones y giré de manera que su entrepierna quedara a merced de mi boca... y viceversa. Suspirando de placer, deposité algunos besos en sus piernas, con paciencia, y me fui acercando al centro. Con ayuda de mis dedos, separé sus labios y besé el cálido interior, antes de comenzar a lamerla, deleitándome en lo salado de su sabor. Entonces recordé que no estábamos sola. Me giré relamiéndome y sonriendo, le dije al tercero en discordia.

-Bueno, si quieres unirte, no seré yo la que te lo impida. Creo que ya te hemos castigado bastante... por ahora.

Byakuro mostró una amplia sonrisa, mientras los restos del árbol caían al suelo reducidos a astillas. Se acercó a las dos chicas y dejó que la ropa cayese de sus hombros y cintura, quedando tan solo en calzoncillos.

- Bueno, si me dejáis, creo que aprovecharé la ocasión. -el cazador agarró con ambas manos la única prenda de ropa que le quedaba y tiró de ella hacia abajo, quedando desnudo por completo.

Al descubierto ya ante los ojos de las mujeres, el chico se acercó a ellas y empezó a acariciarlas con las manos, en la piel de la espalda y en los pechos. Era un tacto suave y agradable, cálido y que hacía que el chico no quisiera perder el contacto de las yemas de sus dedos con la piel de las chicas.

La sensual pelirroja había conseguido dar la vuelta a la situación. Ahora estaba yo bocarriba, pero seguía teniendo su intimidad junto a mi cara. Agarré sus nalgas con las manos y empecé a besarla de nuevo, con pasión. Pude notar como ella hacia lo mismo, poniéndome cada vez más húmeda. Yo no dejaba de lamer, no quería dejar de lamer. Ni siquiera me enteré del momento en que Bya se unió, pues empecé a sentir sus manos de golpe acariciando todo mi cuerpo. Aunque yo no me quejaba.

Mi lengua se movía sin parar por sus labios inferiores, jugando con todo su ser y sintiendo su humedad. En un momento dado me separé sólo para gemir debido a lo que ella estaba haciendo. Parecía muy experimentada en aquello.

Finalmente, sin dejar de lamer, empecé a palpar el cuerpo de Bya, buscando que se uniera mucho más a fondo.

Sonreí mirando directamente a los ojos de Byakuro, mientras él se desnudaba y yo rodeaba con mis labios el clítoris de Theo, arrancándole un gemido. Pero ella tampoco estaba quieta y me vi obligada a apartar los ojos del peliblanco para devolverle parte del placer que me estaba dando.

Me gustaba darle placer. Su intimidad, cálida y húmeda, invitaba a ser tomada. Me aparté el pelo de la cara y con delicadeza volví a hundir la lengua entre sus labios. Pero eso ya no era suficiente para ninguna, así que traviesamente me metí dos dedos en la boca. Los llené bien de saliva, mientras miraba a Byakuro... una pequeña indirecta acerca de cual sería el siguiente plato. El pobre estaba demostrando mucha paciencia, más de la que tendría yo en su caso. Se acercó,desnudo y sonriente mientras yo volvía a ocuparme de la morena debajo de mi. Fue un contraste curioso, que me hizo explotar de placer. Introduje mis dedos en el interior de Theo, mordiéndome el labio al notar la calidez, y todos sus jugos en mi mano. Al mismo tiempo, la mano de Bya se había posado en mi espalda y me acariciaba con tacto helado. Que gozada... pero me estaba impacientando. Seguí jugando unos minutos, lamiendo y penetrando, y gimiendo gracias a Theo, pero al fin me separé con delicadeza de ella y me levanté.

Notaba la entrepierna húmeda y llevada por el morbo, acerqué un dedo a mis propios jugos para probarlos. El gusto salado me puso a cien, más aún notando dos pares de ojos sobre mi. Me acerqué a Byakuro por detrás, posando mis pechos en su espalda y dejándole la delantera a su nakama... de momento. Le mordí el cuello y con mis manos acaricié su pecho antes de dirigirme a Theo, mirándola traviesa.

-Pequeña, creo que Bya ya ha esperado demasiado. Deberíamos darle un premio por su paciencia, ¿Estás de acuerdo?

Mientras decía esto, mi mano fue acariciando al peliblanco con cuidado, hasta posarse en su miembro y lentamente, pasarle un dedo de arriba abajo. En mis labios danzaba la lujuria en forma de sonrisa.

Byakuro sintió un ligero escalofrío. No un escalofrío malo, sino uno que precede a una calidez debida al contacto con el cuerpo de una mujer. Un escalofrío que le recorrió la espalda, desde la nuca a la parte baja de la cadera. Un escalofrío acompañado por un leve deje de gusto.

Al sentir el suave tacto de los pechos de Aki tras él, apoyándose con toda su redondez en la espalda llena de marcas de cadenas. El chico se vio rodeado por el toque de ambas chicas al mismo tiempo, y su cuerpo empezó a responder a los estímulos, aumentando el ritmo sanguíneo y pulmonar. El chico empezó a respirar a un ritmo más acelerado, mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar por el tacto.

- Ngh... -un movimiento de su mano hacia la muñeca de Aki, veloz como el rayo, trató de agarrar la mano de la pelirroja para que no se separase. Mientras tanto, frente a él, el cuerpo de su compañera de barco se movía al ritmo de su agitada respiración. El chico empezó a fundirse en un abrazo con Theo, explorando cada centímetro de piel de la misma, buscando con avidez un lugar en el que sus dedos pudieran desempeñar una función más estimulante. Bajó la diestra hasta la entrepierna de la chica y empezó a juguetear con el dedo índice y corazón, mientras con la mano izquierda hacía lo mismo con Aki.

- ¿Paciencia? Eso podría definirse casi como tortura, Aki...

Cada vez que Aki me tocaba o lamía soltaba un grito de placer. Aunque ese gemido se convirtió en un débil quejido al ver que se levantaba. No quería que se fuera, pero se acercó a Bya por detrás.

Sonreí y caminé hacia él, posando las manos en su torso desnudo y pegando mi cuerpo al suyo. Bya empezó a tocarme y no pude evitar jadear mientras me acercaba a su boca y lo besaba, dejándole jugar con mi lengua. Apreté mis pechos contra su torso y acerqué mis labios a su oído, para susurrar:

- Déjame a mi...

Y empecé a bajar, besando todo su cuerpo con cuidado, dejando mi marca pasar, hasta quedar de cuclillas, con las piernas abiertas y el miembro de Bya justo enfrente de mi cara, duro y latiente. Me llevé la mano a mi propia intimidad, para darme placer mientras agarraba su miembro con la otra.

Empecé a masturbarlo lentamente, subiendo y bajando mientras lo miraba a los ojos con una lasciva sonrisa. Saqué la lengua y humedecí su miembro con ella, de la base a la punta, para terminar metiendo el glande completo en mi boca.

No dejaba de mirarle a los ojos mientras le tocaba y lamía, hasta que separé mi mirada y miré a Aki.

- ¿Quieres compartir? -dije sonriendo, sin dejar de tocarme