[Theo - Bya - Aki] ¿Y si nos ven?

No podía apartar los ojos de la morena. La imagen de su mano subiendo y bajando por el miembro de Byakuro era puro morbo, y me instaba a cometer locuras. Me giré un poco y cogí la mano del peliblanco para llevarla a uno de mis senos con una sonrisa, pidiéndole que se hiciese cargo de él. Acto seguido, me lancé a besarle el cuello, deseando hacer algo más que quedarme ahí parada. Quería darles placer, a los dos, y sentirlo yo también. Le mordí, justo en el punto en que el cuello se une con el hombro, con suavidad pero con fiereza. Lamí el punto y fui a exigirle un beso. Mordí su labio inferior y asedié su boca con mi lengua, jugueteando mientras con las manos le acariciaba el pecho.

Oí a Theo ofreciéndome compartir y fui bajando hasta quedarme a su altura, dejando a mi paso un sendero de besos por la piel desnuda del peliblanco. Con suavidad agarré la barbilla de Theo y la aparté del miembro de Byakuro para besarla a ella también. Mientras, agarré el pene con una mano y lo masturbé con suavidad, de arriba abajo. Me separé de la morena y le guiñé un ojo a Byakuro antes de adelantarme y meterlo en mi boca lentamente, lo más adentro que pude. Jugueteé con mi lengua unos momentos en la punta, antes de dejarlo libre y apartarme un poco para que Theo también llegase, no pretendía acaparar.Saqué la lengua y la pasé a lo largo de todo el miembro, recogiendo las gotas de saliva que resbalaban por su superficie. Suspiré y alargué la mano para acariciar los senos de Theo mientras. Le pellizqué un pezón con picardía y me pegué más a ella. Quería ver que hacía... y miré a Byakuro, a los ojos. Estaba tardando en saltar sobre nosotras, eso si que era raro en él. -Aunque evidentemente está tan caliente como nosotras, tengo la prueba ante mi.- pensé mientras le daba otro chupetón.

El cazador entrecerró los ojos mientras era besado por Theo y a continuación por Aki. Su cuerpo dio un pequeño espasmo cuando empezaron a juguetear con él. Los labios se separaron, dejando escapar un leve suspiro de placer. El chico simplemente dejó que ellas hicieran lo que quisieran, y terminó por agacharse, tumbándose lentamente en el suelo, con su pene erecto y con una sonrisa que si bien no era del todo pícara o lujuriosa, sino que también poseía un toque de simple complacencia, indicaba que aquello le estaba gustando mucho. Estaba colocado de tal forma que su cabeza quedaba entre ambas chicas.

Con sus manos empezó a buscar los pechos de ellas dos, para apretarlos con cuidado pero con firmeza. Sus labios se torcieron aún más en una sonrisa mayor.

- Y bien... ¿qué vais a hacer ahora? -preguntó.