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La lluvia caía en Hallstat como era tradicional. Aquella isla sería mi primer objetivo, tras lograr mi deseo de convertirme en marine, y pasarme la mayor parte del tiempo fregando el suelo de todo el cuartel, había conseguido un encargo por fin respetable. Un pirata desconocido había desembarcado en la ciudad y generado bastantes problemas, lo cual había forzado a la marina a movilizar a un barco hacía allí.
El capitán del barco, Raigi Der da la orden a todos los tripulantes que bajen del barco a recabar información y a conseguir algunos recursos, por lo cual me parecía buena idea visitar algún mercado de la ciudad para comprar algunos alimentos como cocinero del barco que era, de paso podría conseguir algo de información de algún mercader, los cuales eran los que peor parados habían salido después de la llegada de mi objetivo.
-Perdón, mí nombre es Krosis, soy de la marina y busco a un extraño, probablemente pirata, que ha estado atacando la zona recientemente.
-¿Un pirata? Se te ve bastante débil, no creo que fueras capaz ni de defendernos del ataque de un viento algo fuerte - dijo riendo el mercader al que por desgracia se me ocurrió preguntarle
-Dame la información, y podré demostrarte que te equivocas, y ya de paso me gustaría comprar algunos productos frescos para mi barco
-Bueno, mira el lado bueno, aunque hayas venido para hacer el ridículo, por lo menos dejarás algo de dinero en nuestros bolsillos antes de morir - Volvió a reír, su risa me estaba sacando de los nervios, pero no podía volver al capitán diciéndole que un mercader se había resbalado contra mi espada, sería bastante malo en mi primer destino - El pirata se encuentra en aquella colina, se han establecido y bajan a saquear cuando les da la gana. Espero que me demuestres esa valía librándonos de ese canalla.
Agradecí su colaboración, compré los productos que necesitaba, y me dispuse a volver al barco con la información, pero en ese momento pensé: "¿qué demonios? Ese pirata no se va a marchar a ningún lado, voy a parar en esta taberna para beber algo y estar preparado". Y allí me encontraba, bebiendo un poco de sake en la taberna, esperando que ocurriera algo interesante antes de darle una paliza a ese pirata.
El capitán del barco, Raigi Der da la orden a todos los tripulantes que bajen del barco a recabar información y a conseguir algunos recursos, por lo cual me parecía buena idea visitar algún mercado de la ciudad para comprar algunos alimentos como cocinero del barco que era, de paso podría conseguir algo de información de algún mercader, los cuales eran los que peor parados habían salido después de la llegada de mi objetivo.
-Perdón, mí nombre es Krosis, soy de la marina y busco a un extraño, probablemente pirata, que ha estado atacando la zona recientemente.
-¿Un pirata? Se te ve bastante débil, no creo que fueras capaz ni de defendernos del ataque de un viento algo fuerte - dijo riendo el mercader al que por desgracia se me ocurrió preguntarle
-Dame la información, y podré demostrarte que te equivocas, y ya de paso me gustaría comprar algunos productos frescos para mi barco
-Bueno, mira el lado bueno, aunque hayas venido para hacer el ridículo, por lo menos dejarás algo de dinero en nuestros bolsillos antes de morir - Volvió a reír, su risa me estaba sacando de los nervios, pero no podía volver al capitán diciéndole que un mercader se había resbalado contra mi espada, sería bastante malo en mi primer destino - El pirata se encuentra en aquella colina, se han establecido y bajan a saquear cuando les da la gana. Espero que me demuestres esa valía librándonos de ese canalla.
Agradecí su colaboración, compré los productos que necesitaba, y me dispuse a volver al barco con la información, pero en ese momento pensé: "¿qué demonios? Ese pirata no se va a marchar a ningún lado, voy a parar en esta taberna para beber algo y estar preparado". Y allí me encontraba, bebiendo un poco de sake en la taberna, esperando que ocurriera algo interesante antes de darle una paliza a ese pirata.
Roland von Klauswitz
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"Su misión está clara, Comodoro Kodama. Por orden del Almirante de Flota Kazuo-sama, su deber es infiltrarse en el barco del capitán de la Marina Raigi Der y obtener pruebas de su traición a dicha organización. A su vez, deberá investigar las relaciones que pueda tener con los piratas del North Blue e identificar a todos los marines que colaboren con él en tan despreciable traición."
La carta era sencilla y concisa. Sus órdenes, en cambio, ya eran algo más complejas. Investigar de incógnito no era precisamente su fuerte. Por razones que desconocía, llamaba la atención con bastante facilidad, aunque ya una vez tuvo que actuar bajo la tapadera de un vendedor de perritos calientes. Aquel día hizo una buena caja pero por desgracia no logró capturar a sus objetivos. Pero esta vez sería diferente y al mismo tiempo más difícil. Esperaba no tener que enfrentar a ninguno de sus compañeros marines, pero si tenía que arrestar a alguno no dudaría en hacerlo. No sería el primer corrupto del que se ocupaba, pero esperaba que fuera el último.
El hombre-árbol se pertrechó para su misión. Dado que no podía llevarlas sin levantar sospechas, dejó sus dos espadas en el camarote y las escondió bajo su cama mientras dejaba a la salamandra-mechero oculta en el barco que le habían proporcionado para la tarea que debía desempeñar. Le habían informado de que la mayoría de soldados del barco comandado por Der habían descendido del navío, así que se colaría entre ellos. Empezaría buscando a algún recluta al que poder preguntarle por su capitán y luego se encargaría de localizar a cualquier pirata que hubiera en la isla. A este le sometería a un interrogatorio más intensivo para conseguir pruebas. Iba a ser un día muy largo.
Irreconocible gracias a su increíble disfraz, Kodama avanzó por las calles encharcadas de Hallstat. Le gustaba la lluvia, pues para él era casi como beber, pero eso dificultaba encontrar a alguien por la calle. Supuso que lo mejor que podía hacer era buscar un bar, el sitio donde siempre lograba encontrar a cualquier criminal. Entró en el primero que encontró, intentando pasar inadvertido entra la multitud. No tardó en ver a un joven marine en el local, así que decidió acercarse a él para ver que le sonsacaba.
Kodama se sentó junto a él, aunque no pidió nada para beber. Iba vestido con un elegante uniforme de estudiante: un jersey gris con cuello de pico metido por dentro de un pantalón verde oscuro y unos zapatos negros. También llevaba una bonita gorra roja con el logo de la Marina, algo muy sutil, para cubrir su extraño peinado formado por hojas. Incluso se puso una peluca rubia con un par de coletas, aunque aún así todavía se veían varias hojas sobresalir de su cabeza. Para rematar su disfraz de estudiante, llevaba consigo una piruleta de colores extremadamente grande y una pequeña mochila decorada también con el logo de la Marina. Todo ello para pasar desapercibido. Cuando sugirió llevar ese disfraz, algunos se preguntaron como si era buena idea enviar a un roble humanoide de tres metros de altura con peluca y uniforme escolar pero no les hizo caso. Estaba seguro de que funcionaría.
-Hola, señor. -le dijo al marine. -Soy un estudiante de intercambio. Me llamo Tipo, Tipo D. Incógnito. ¿Puede usted contarme que está haciendo aquí? - dijo con total sutileza.
La carta era sencilla y concisa. Sus órdenes, en cambio, ya eran algo más complejas. Investigar de incógnito no era precisamente su fuerte. Por razones que desconocía, llamaba la atención con bastante facilidad, aunque ya una vez tuvo que actuar bajo la tapadera de un vendedor de perritos calientes. Aquel día hizo una buena caja pero por desgracia no logró capturar a sus objetivos. Pero esta vez sería diferente y al mismo tiempo más difícil. Esperaba no tener que enfrentar a ninguno de sus compañeros marines, pero si tenía que arrestar a alguno no dudaría en hacerlo. No sería el primer corrupto del que se ocupaba, pero esperaba que fuera el último.
El hombre-árbol se pertrechó para su misión. Dado que no podía llevarlas sin levantar sospechas, dejó sus dos espadas en el camarote y las escondió bajo su cama mientras dejaba a la salamandra-mechero oculta en el barco que le habían proporcionado para la tarea que debía desempeñar. Le habían informado de que la mayoría de soldados del barco comandado por Der habían descendido del navío, así que se colaría entre ellos. Empezaría buscando a algún recluta al que poder preguntarle por su capitán y luego se encargaría de localizar a cualquier pirata que hubiera en la isla. A este le sometería a un interrogatorio más intensivo para conseguir pruebas. Iba a ser un día muy largo.
Irreconocible gracias a su increíble disfraz, Kodama avanzó por las calles encharcadas de Hallstat. Le gustaba la lluvia, pues para él era casi como beber, pero eso dificultaba encontrar a alguien por la calle. Supuso que lo mejor que podía hacer era buscar un bar, el sitio donde siempre lograba encontrar a cualquier criminal. Entró en el primero que encontró, intentando pasar inadvertido entra la multitud. No tardó en ver a un joven marine en el local, así que decidió acercarse a él para ver que le sonsacaba.
Kodama se sentó junto a él, aunque no pidió nada para beber. Iba vestido con un elegante uniforme de estudiante: un jersey gris con cuello de pico metido por dentro de un pantalón verde oscuro y unos zapatos negros. También llevaba una bonita gorra roja con el logo de la Marina, algo muy sutil, para cubrir su extraño peinado formado por hojas. Incluso se puso una peluca rubia con un par de coletas, aunque aún así todavía se veían varias hojas sobresalir de su cabeza. Para rematar su disfraz de estudiante, llevaba consigo una piruleta de colores extremadamente grande y una pequeña mochila decorada también con el logo de la Marina. Todo ello para pasar desapercibido. Cuando sugirió llevar ese disfraz, algunos se preguntaron como si era buena idea enviar a un roble humanoide de tres metros de altura con peluca y uniforme escolar pero no les hizo caso. Estaba seguro de que funcionaría.
-Hola, señor. -le dijo al marine. -Soy un estudiante de intercambio. Me llamo Tipo, Tipo D. Incógnito. ¿Puede usted contarme que está haciendo aquí? - dijo con total sutileza.
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Tengo que admitirlo, durante la mitad de mi vida he vivido solo en mi pueblo y no estoy muy acostumbrado a ver a gente, pero eso no era excusa suficiente para no sorprenderme al ver a ese niño que se había sentado a mi lado. Eso era lo único claro que tenía, era un niño, puesto que llevaba una piruleta y eso es algo que solo llevaría un niño, o por lo menos alguien con un disfraz perfecto de niño.
- ¿No deberías estar estudiando en vez de molestando a tus mayores, chaval? - le dije mientras comenzaba a beber. - Una taberna no es sitio para un renacuajo
La verdad es que había algo en él que me resultaba sospechoso, creo que era en su cabeza... Lo miraba de reojo todo el tiempo para intentar descubrir que era, y entonces, me di cuenta de lo que estaba ocurriendo...
- ¿¡Quién demonios eres tú!? ¿¡Pensabas que no me iba a dar cuenta!? - Le dije gritando mientras me levantaba de mi asiento - Sabía que había algo extraño en ti desde el momento en el que te vi... Sabía que tenías algo extraño en la cabeza... ¡Llevas coletas de mujer! - Dije riendo mientras me volvía a sentar para continuar bebiendo...
- ¿No deberías estar estudiando en vez de molestando a tus mayores, chaval? - le dije mientras comenzaba a beber. - Una taberna no es sitio para un renacuajo
La verdad es que había algo en él que me resultaba sospechoso, creo que era en su cabeza... Lo miraba de reojo todo el tiempo para intentar descubrir que era, y entonces, me di cuenta de lo que estaba ocurriendo...
- ¿¡Quién demonios eres tú!? ¿¡Pensabas que no me iba a dar cuenta!? - Le dije gritando mientras me levantaba de mi asiento - Sabía que había algo extraño en ti desde el momento en el que te vi... Sabía que tenías algo extraño en la cabeza... ¡Llevas coletas de mujer! - Dije riendo mientras me volvía a sentar para continuar bebiendo...
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Su disfraz funcionaba a la perfección, como había planeado. Aunque había un único problema. "Parece que las coletas son más propias de las humanas hembras", pensó el hombre-árbol. Lo tendría en cuenta en el futuro. Iba a tener que inventarse una buena mentira para justificar sus coletas rubias y más le valía que fuera buena. Nunca había entendido del todo a los humanos y sus extraños requisitos con respecto al pelo, algo que tampoco había entendido nunca ya que él solo tenía hojas y ramitas, eran algo que le desconcertaba. Su cabello, si es que se podía llamar así, era todo verde y su única forma de peinarlo era podar su cabeza de vez en cuando, así que las coletas le parecieron acertadas.
-Es que mi pelo siempre ha sido muy largo y hoy hace calor. -mintió descaradamente. Confiaba en que el marine no se diera cuenta de que en realidad no hacía calor, sino que además llovía copiosamente. -Estoy haciendo un trabajo para el colegio y tengo que entrevistar a un marine. -dijo el Roble con una "perfecta" imitación de voz la aguda de un estudiante. -Me preguntaba si podría hacerle unas preguntas a un valiente soldado como usted.
Esperaba que eso funcionara. Sabía que si a un humano se le hacía la pelota, era cuestión de tiempo que acabase cayendo en cualquier tipo de mentira. "Si le dices a alguien que es fuerte y valiente, puedes hacer que acabe saltando de un precipicio". Lo bueno era que había muchos más marines por allí, así que si ese tipo no caía en sus redes, algún orto lo haría. Y sino siempre podía prescindir de disfraces y mentiras y ponerse a interrogar a la vieja usanza. Con una mirada gélida y una espada desenvainada. Aunque al ser un árbol nunca sabía del todo si alguien le estaba diciendo la verdad o no, por lo que confiaba en su instinto. Lástima que esto tampoco estuviese muy afinado.
-Es que mi pelo siempre ha sido muy largo y hoy hace calor. -mintió descaradamente. Confiaba en que el marine no se diera cuenta de que en realidad no hacía calor, sino que además llovía copiosamente. -Estoy haciendo un trabajo para el colegio y tengo que entrevistar a un marine. -dijo el Roble con una "perfecta" imitación de voz la aguda de un estudiante. -Me preguntaba si podría hacerle unas preguntas a un valiente soldado como usted.
Esperaba que eso funcionara. Sabía que si a un humano se le hacía la pelota, era cuestión de tiempo que acabase cayendo en cualquier tipo de mentira. "Si le dices a alguien que es fuerte y valiente, puedes hacer que acabe saltando de un precipicio". Lo bueno era que había muchos más marines por allí, así que si ese tipo no caía en sus redes, algún orto lo haría. Y sino siempre podía prescindir de disfraces y mentiras y ponerse a interrogar a la vieja usanza. Con una mirada gélida y una espada desenvainada. Aunque al ser un árbol nunca sabía del todo si alguien le estaba diciendo la verdad o no, por lo que confiaba en su instinto. Lástima que esto tampoco estuviese muy afinado.
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Aquella situación era demasiado extraña, aquel chaval tan feo seguía interesado en que hacía allí sin motivo alguno, ¿trabajo para el colegio? Que cosas más extrañas mandaban a hacer a los niños hoy en día, está claro que el mejor trabajo que puede hacer un niño es el de practicar con su espada para llegar a algo en la vida.
Pese a todo esto, me parecía que perdería más tiempo ignorando al chaval que simplemente dándole una respuesta rápida. ¿Por qué me preguntaba a mí, igualmente, si habían tantos marines en la zona? ¡Qué les moleste a ellos!
- Pues mira, chavalín, hay un tipo muy malo, muy malo, muy malo en la isla y mi misión es llevarlo ante la justicia, ¿has visto que valiente que soy? Ahora fuera de mi vista - Le dije mientras le daba una palmadita en la cara, y por Dios que cara más dura tenía aquel niño, casi parecía que estuviera golpeando un árbol, menuda tontería.
Con la tontería, ya me había terminado la bebida y se hacía tarde, tenía que volver con Raigi Der y contarle la información obtenida en el mercado, ya era hora de comenzar el ataque contra aquel pirata. ¿Cómo puede ser que se haya establecido en la isla si se supone que acababa de desembarcar? Ahora que lo pienso, el mercader decía que bajaban a saquear cuando les daba la gana, ¿es que acaso ya llevaban bastante tiempo en la isla? ¿Por qué los marines han tardado tanto en movilizarnos a la zona, de ser así? Bah, esas preguntas me hacían perder el tiempo, me levanté y salí del bar para volver al barco.
Pese a todo esto, me parecía que perdería más tiempo ignorando al chaval que simplemente dándole una respuesta rápida. ¿Por qué me preguntaba a mí, igualmente, si habían tantos marines en la zona? ¡Qué les moleste a ellos!
- Pues mira, chavalín, hay un tipo muy malo, muy malo, muy malo en la isla y mi misión es llevarlo ante la justicia, ¿has visto que valiente que soy? Ahora fuera de mi vista - Le dije mientras le daba una palmadita en la cara, y por Dios que cara más dura tenía aquel niño, casi parecía que estuviera golpeando un árbol, menuda tontería.
Con la tontería, ya me había terminado la bebida y se hacía tarde, tenía que volver con Raigi Der y contarle la información obtenida en el mercado, ya era hora de comenzar el ataque contra aquel pirata. ¿Cómo puede ser que se haya establecido en la isla si se supone que acababa de desembarcar? Ahora que lo pienso, el mercader decía que bajaban a saquear cuando les daba la gana, ¿es que acaso ya llevaban bastante tiempo en la isla? ¿Por qué los marines han tardado tanto en movilizarnos a la zona, de ser así? Bah, esas preguntas me hacían perder el tiempo, me levanté y salí del bar para volver al barco.
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Las explicaciones del marine no le convencieron. Le había contado una especie de versión infantil de la verdad que él ya conocía y eso de poco le servía. ¿Acaso había dado con un soldado loco? No sería el primero que se encontraba. De hecho, la Marina parecía llena de tipos raros. De tipos raros como él mismo. No sabía quien era el encargado de pensar los exámenes de acceso pero estaba claro que no sabía hacerlo muy bien pues nunca había oído que rechazarán a nadie. Algo lógico, por otro lado, teniendo en cuenta la falta de personal militar que sufrían.
El marine le dio una palmada en la cara de la que ni se enteró y luego se dirigió a cumplir con su deber o algo así. No podía dejar que se fuera. Bueno... podía, pero sería un fastidio tener que encontrar a otro soldado dispuesto a hablar. AL fin y al cabo, ese tipo se había metido en un bar en plena misión, era evidente que no era el más responsable de sus efectivos así que debía ser más fácil hacer que hablase.
-Y dígame... -continuó el Roble, siguiendo de cerca al soldado. La mochila se balanceaba a cada paso que daba y su contenido, un engendro mitad salamandra y mitad mechero que siempre iba con él, rebotó en las paredes de tela y la chamuscó un poco desde dentro, dejando una mancha negra en la mochila-. ¿Tu superior es corrupto o algo así? Lo digo por curiosidad solamente.
Para no levantar sospechas innecesarias, Kodama lo miró fijamente con toda la neutralidad que pudo, sonriendo falsamente e intentando mantener su tapadera intacta. Para asegurarse de que se fiaba de él, le dio un lametón a la piruleta sin dejar de mirarle a los ojos. Al fin y al cabo, todos los niños comían piruletas.
El marine le dio una palmada en la cara de la que ni se enteró y luego se dirigió a cumplir con su deber o algo así. No podía dejar que se fuera. Bueno... podía, pero sería un fastidio tener que encontrar a otro soldado dispuesto a hablar. AL fin y al cabo, ese tipo se había metido en un bar en plena misión, era evidente que no era el más responsable de sus efectivos así que debía ser más fácil hacer que hablase.
-Y dígame... -continuó el Roble, siguiendo de cerca al soldado. La mochila se balanceaba a cada paso que daba y su contenido, un engendro mitad salamandra y mitad mechero que siempre iba con él, rebotó en las paredes de tela y la chamuscó un poco desde dentro, dejando una mancha negra en la mochila-. ¿Tu superior es corrupto o algo así? Lo digo por curiosidad solamente.
Para no levantar sospechas innecesarias, Kodama lo miró fijamente con toda la neutralidad que pudo, sonriendo falsamente e intentando mantener su tapadera intacta. Para asegurarse de que se fiaba de él, le dio un lametón a la piruleta sin dejar de mirarle a los ojos. Al fin y al cabo, todos los niños comían piruletas.
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