[Theo y Émile][Privado] ¡Ese criminal es mío!

- ¿El cebo está listo?

- Todo preparado, capitán. Ya puede actuar.

Émile se guardó el den den mushi con una sonrisa y salió del callejón. La trampa estaba lista. Aquel día vestía una cazadora marrón gastada, una camiseta negra y pantalones vaqueros rotos por las rodillas. Además llevaba lentillas de color azul, el pelo teñido de negro y recogido en una coleta y se había dejado una barba de candado. Iba perfectamente disfrazado. Vestido así, nadie que no lo conociese en persona lo reconocería como Lion D. Émile. Le gustaba vestir elegante, pero estaba dispuesto a soportar unas cuantas horas aquella ropa a cambio del éxito del plan.

Espero en el final de la calle, en las afueras del pueblo. Ya tenía un trato con aquel tipo: a cambio de atraer a la cazarrecompensas Theo Thawne a una trampa, le permitiría entrar en los Piratas de Lucifer. Aquel pobre diablo había aceptado. Lo que no sabía era que Émile no tenía ninguna intención de atacar a Theo o de dejarle entrar en su banda. En realidad su auténtico plan era intentar trabar amistad con ella bajo una identidad falsa. Sabía que era miembro del gremio del Shichibukai y Rey de los Cazadores Byakuro Kyoya, así que tener un contacto en tan prestigiosa banda le daría ventajas. Si jugaba bien sus cartas, podría anticiparse a los movimientos del cazador si intentaba ir a por él, y tal vez en un futuro tenderle una trampa.

Los engranajes del plan se ponían en marcha: pronto tuvo a la vista al pirata huyendo en su dirección, mientras a lo lejos una figura montada en una bestia similar a un oso polar le daba caza. El tipo se frenó en seco al ver a Émile, asustado. "Arrinconado como una rata. Ahora debe estar preguntándose dónde estoy, no reconociéndome a través de mi disfraz. Pobre idiota." Alzó su mano derecha, la cuál brilló con fuerza. Un instante después una explosión resonó en todo el poblado, y donde antes estaba el criminal había un ligero cráter humeante con el cuerpo inerte de este. No estaba muerto... o eso creía. El pirata apoyó un pie sobre el cuerpo de su presa con una sonrisa de victoria.

- Bueno, creo que me compraré ropa nueva con el dinero por tu cabeza. ¿Tú qué crees?

Émile contuvo una sonrisa malévola. Por un instante, un brillo rojizo pareció recorrer sus ojos. "Bien, la trampa está tendida" Se rasco distraídamente la barba al ver al oso y la mujer acercarse, y simuló una actitud calmada y amigable. Se agachó, cogió a su víctima y se la cargó al hombro. Theo le preguntó por lo que había pasado. Parecía que no había llegado a ver su ataque. Bien, parecer alguien diestro y hábil sin revelar sus técnicas (evitando delatarse como Lion D. Émile) posiblemente reforzaría su fachada de cazador. A parte había usado una técnica que aun no había empleado nunca en público desde que la desarrolló.

- No te preocupes, ya me he encargado de este criminal. No volverá a hacerle daño a nadie.

Quitarle la presa seguramente forzaría un conflicto entre ambos, que le daría una excusa para entablar una conversación. Si jugaba bien sus cartas, aquello le sería pan comido. "Ahora toca lograr que me revele su nombre. Si lo digo por error antes de que ella se presente, estaré jodido." Se apartó el pelo de la cara y le tendió la mano, en actitud jovial:

- James Garodan, cazarrecompensas.

Émile contuvo una sonrisa malévola, y la sustituyó por una amistosa. Definitivamente había caído en su trampa. Se la notaba algo molesta, pero por otro lado parecía interesada en quién era él. Bien... se le iba ocurriendo una manera de labrar amistad con ella. Terminó de estrecharle la mano y dijo:

- No pertenezco a ningún gremio. La verdad es que llevo poco tiempo en esto, aun soy un novato - dijo, con una risa, algo avergonzado en apariencia - Hasta hace no mucho trabajaba como escolta de un hombre de negocios del North Blue, pero dejé esa vida. Prefiero ayudar a limpiar las calles de escoria como este asesino.

Ahora le tocaba lograr entablar amistad con ella. Tal vez incluso seducirla, pero eso sólo si se veía con oportunidades para ello. Su prioridad de momento sería ganarse su confianza y engañarla para que aceptarse el Pacto; así podría mantenerla bajo vigilancia y saber a qué andaba Byakuro en todo momento. Fingió una mirada pensativa al cadáver, para luego decir:

- No me interesa particularmente cobrar su recompensa. Mi único objetivo era capturarlo. ¿Te parece que hagamos un trato? Yo te lo doy y tú me invitas a comer, ¿te hace?