Worick L. Arcangelo
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Akuma no mi
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Maldita arena... Tenía los pantalones llenos, acaso en aquel lugar las tormentas nunca cesaban, ¿o qué? Me había costado lo mío llegar hasta la capital, pero por fin había logrado alcanzarla e iba a poder descansar de toda aquella arena y reposar en algún lugar para así recobrar fuerzas. En cualquier caso ya estaba en la capital e iba a poder comprar lo que quería, o eso esperaba aunque quizás encontrase otras cosas de interés que me sirviesen para mi objetivo, quién sabe las cosas que puedes encontrar hoy en día en lugares tan transitados como una de las capitales más importantes de todo el Grand Line. También, por raro que pareciese en mí, tenía ganas de conocer a algunas personas y tener algo de conversación, hacía demasiado que no trataba con alguien sin querer asesinarlo.
Alubarna, tras un largo minuto subiendo las dichosas escaleras que me conducían a la entrada de la ciudad pude ver al fin como era. Gente de un lado para otro sin parar, una constante actividad que debía hacer envidiar a otros cientos de ciudades del Grand Line, desde luego no por nada la llaman la capital. Las calles estaban muy transitadas y desde luego moverse por aquel lugar no era demasiado fácil así que lo mejor sería encontrar una vía rápida de moverse. Tras un rato buscando un lugar por el que poder acceder al tejado de alguno de los edificios, exitosamente, empecé a moverme por estos tratando de buscar algún sitio que me llamase la atención, pero así a primera vista no encontraba nada que me interesase especialmente.
Estuve un largo rato dando vueltas por los tejados, pero no sirvió de mucho pues no encontré nada que fuese de mi interés. Así que bajé de estos y empecé a caminar por las grandes vías de la capital en busca de alguno que me provocase algún interés. Por suerte para mí no tuve que caminar demasiado para encontrar una tienda de instrumentos con algo de historia de Arabasta que causó en mí cierta curiosidad, haciendo que me parase frente a esta a observar el escaparate.
Alubarna, tras un largo minuto subiendo las dichosas escaleras que me conducían a la entrada de la ciudad pude ver al fin como era. Gente de un lado para otro sin parar, una constante actividad que debía hacer envidiar a otros cientos de ciudades del Grand Line, desde luego no por nada la llaman la capital. Las calles estaban muy transitadas y desde luego moverse por aquel lugar no era demasiado fácil así que lo mejor sería encontrar una vía rápida de moverse. Tras un rato buscando un lugar por el que poder acceder al tejado de alguno de los edificios, exitosamente, empecé a moverme por estos tratando de buscar algún sitio que me llamase la atención, pero así a primera vista no encontraba nada que me interesase especialmente.
Estuve un largo rato dando vueltas por los tejados, pero no sirvió de mucho pues no encontré nada que fuese de mi interés. Así que bajé de estos y empecé a caminar por las grandes vías de la capital en busca de alguno que me provocase algún interés. Por suerte para mí no tuve que caminar demasiado para encontrar una tienda de instrumentos con algo de historia de Arabasta que causó en mí cierta curiosidad, haciendo que me parase frente a esta a observar el escaparate.
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La melodiosa voz de la chica resonaba por una de las calles principales de la capital del país de la arena, al tiempo que su cuerpo se movía gracilmente al ritmo de la canción, dando un agradable espectáculo a la vista de cualquiera que se detuviera a observarla, aunque la mayoría se detendrían más para observar su figura, ataviada en un vestido de seda azul cían, que apenas cubría su cuerpo. Una prenda que en principio la chica nunca vestiría, pues no era su estilo el ir mostrando cacho, pero solo había conseguido esa ropa. "Sí al menos dejan dinero, supongo que da igual que me miren así..." Pensó antes de cruzar sus ojos con los de uno de los babosos que se encontraban mirándola. "Sí intentan tocarme morirán de forma dolorosa..." Pensó antes de girar con elegancia y dirigir su mirada al lugar donde Eagle y Owl se habían "dejado caer", a la sombra, lejos de la muchedumbre maloliente. No era por ser grosera, pero no era como si aquellas personas olieran a rosas y a recién lavado. O bien desprendían un fuerte olor a sudor, o bien se habían pasado con la colonia y el ron. Si no necesitara conseguir algo de dinero...
¿Qué para que necesitaba el dinero? Bueno, no era como sí su capitán fuera rico y ella tampoco quería gastar el dinero que Keima le había dado en aquel sobre que se encontraba en la funda de Ikari. Tenía que buscarse sus propios medios si quería vivir. Aunque en este caso, lo que la chica de cabellos anaranjados quería no era comida que llevarse a la boca o un lugar donde hospedarse en aquella ciudad, a la que había llegado siguiendo una pista sobre su pasado que parecía haber sido falsa. Bueno, al menos había hecho algo de turismo por el país de Yoko, y había encontrado una tienda de Música que llamó la atención de la chica, en especial la flauta travesera de color caoba que se encontraba expuesta en el escaparate. "Solo un poco más y la conseguiré...." pensó antes de detener su canción y su baile, acabando en una reverencia que hizo que su cabellos cayera hacia delante y, que algunos hombres vitorearan por el movimiento de sus pechos al agacharse, más que por el baile en sí. "Repugnantes...."
Tras aquello, tomó un breve descanso, cobijándose del sol junto a Owl e Eagle y bebiendo un poco de agua. Una actuación más debería bastar, si todo iba bien...
¿Qué para que necesitaba el dinero? Bueno, no era como sí su capitán fuera rico y ella tampoco quería gastar el dinero que Keima le había dado en aquel sobre que se encontraba en la funda de Ikari. Tenía que buscarse sus propios medios si quería vivir. Aunque en este caso, lo que la chica de cabellos anaranjados quería no era comida que llevarse a la boca o un lugar donde hospedarse en aquella ciudad, a la que había llegado siguiendo una pista sobre su pasado que parecía haber sido falsa. Bueno, al menos había hecho algo de turismo por el país de Yoko, y había encontrado una tienda de Música que llamó la atención de la chica, en especial la flauta travesera de color caoba que se encontraba expuesta en el escaparate. "Solo un poco más y la conseguiré...." pensó antes de detener su canción y su baile, acabando en una reverencia que hizo que su cabellos cayera hacia delante y, que algunos hombres vitorearan por el movimiento de sus pechos al agacharse, más que por el baile en sí. "Repugnantes...."
Tras aquello, tomó un breve descanso, cobijándose del sol junto a Owl e Eagle y bebiendo un poco de agua. Una actuación más debería bastar, si todo iba bien...
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¿Pero qué esta pasando...! — Dije mientas era arrastrado por un gran cúmulo de gente que parecía dirigirse hacía la calle principal. No entendía muy bien que ocurría, pero ya que tal cantidad de gente se movía para ver o hacer algo quizás podía ser interesante. A trompicones y duras penas mantenía el equilibrio mientras me desplazaba hasta la calle principal entre la muchedumbre, esperaba que todos aquellos problemas valiesen la pena, pero algo mantenía mis expectativas bajas.
Pasaron unos minutos y por fin aquella marabunta de personas en la que me encontraba había alcanzado su destino, pero desde luego su objetivo se alejaba bastante de cualquier cosa que hubiese imagina. Una joven bailarina de un precioso cabello color anaranjado y unas vestiduras de baile clásicas de estas tierras estaba dando un bonito espectáculo a pie de calle, pero... ¿Por qué tanta expectativa por una simple chica bailando? Pronto me percaté de un pequeño detalle que parecía ser el que había atraído a aquella masa de gente, sus pechos. Toda aquella gente eran hombres de una media y alta edad que parecían haber venido a deleitarse la vista con las curvas de la niña, que si bien no era lo más ético no parecía hacer mal a nadie. Ella debía tener un objetivo para hacer esto y por la forma en la que lo hacía no parecían importarle demasiado aquellas penetrantes miradas.
Quería observar aquel espectáculo más de cerca así que empecé a abrirme paso hasta llegar a la primera fila, dónde había apenas un pequeño espacio entre la chica y los espectadores, un par de metros. La cosa parecía empezar a ponerse algo tensa, especialmente por el hecho de lo que había escuchado a mi paso mientras venía. Por lo visto algunos de los espectadores no querían que la fiesta quedase solo en un baile para ellos y deseaban que aquella joven hiciera otras cosas por ellos, cosas que probablemente una persona en su sano juicio no aceptaría de aquellos tipos. En cualquier caso la situación se empezó a poner tensa y tras un par de minutos un montón de hombretones de alta edad empezaron a salir de entre el público en busca de su "juguete". Aquella situación no me agradaba y no tenía ganas de herir a nadie inocente, no me interesaba armar revuelo si quería seguir en la ciudad por un tiempo más. De modo que rápidamente y en apenas unos segundos tomé las cosas de la chica, el dinero recaudado y a ella misma; de unos ágiles saltos llegamos a los tejados y la dejé allí. — Etto... ¿Estás bien? — Lo más probable es que ahora me llevase una paliza o que debido a mí tan agradable aspecto aquella chica se asustase y me tomase por un bicho raro.
Pasaron unos minutos y por fin aquella marabunta de personas en la que me encontraba había alcanzado su destino, pero desde luego su objetivo se alejaba bastante de cualquier cosa que hubiese imagina. Una joven bailarina de un precioso cabello color anaranjado y unas vestiduras de baile clásicas de estas tierras estaba dando un bonito espectáculo a pie de calle, pero... ¿Por qué tanta expectativa por una simple chica bailando? Pronto me percaté de un pequeño detalle que parecía ser el que había atraído a aquella masa de gente, sus pechos. Toda aquella gente eran hombres de una media y alta edad que parecían haber venido a deleitarse la vista con las curvas de la niña, que si bien no era lo más ético no parecía hacer mal a nadie. Ella debía tener un objetivo para hacer esto y por la forma en la que lo hacía no parecían importarle demasiado aquellas penetrantes miradas.
Quería observar aquel espectáculo más de cerca así que empecé a abrirme paso hasta llegar a la primera fila, dónde había apenas un pequeño espacio entre la chica y los espectadores, un par de metros. La cosa parecía empezar a ponerse algo tensa, especialmente por el hecho de lo que había escuchado a mi paso mientras venía. Por lo visto algunos de los espectadores no querían que la fiesta quedase solo en un baile para ellos y deseaban que aquella joven hiciera otras cosas por ellos, cosas que probablemente una persona en su sano juicio no aceptaría de aquellos tipos. En cualquier caso la situación se empezó a poner tensa y tras un par de minutos un montón de hombretones de alta edad empezaron a salir de entre el público en busca de su "juguete". Aquella situación no me agradaba y no tenía ganas de herir a nadie inocente, no me interesaba armar revuelo si quería seguir en la ciudad por un tiempo más. De modo que rápidamente y en apenas unos segundos tomé las cosas de la chica, el dinero recaudado y a ella misma; de unos ágiles saltos llegamos a los tejados y la dejé allí. — Etto... ¿Estás bien? — Lo más probable es que ahora me llevase una paliza o que debido a mí tan agradable aspecto aquella chica se asustase y me tomase por un bicho raro.
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-¡Oye! ¿¡Qué demonios crees que estas haciendo, enana!?- Gritaba la chica a pleno pulmón mientras era llevada por los aires. ¿Quién se creía aquella....o era aquel...? Qué más daba. La cuestión es que el tomar a alguien con la guardia baja para intentar hacerle a saber que cosas no era de buena educación y, nada más tocaran suelo otra vez, ella se aseguraría de enseñarle aquella lección en forma de gancho felino, o de patada. En todo caso...¿A qué venía eso? ¿Acaso era un/a acosador/a sexual como la mitad de su público que pretendía divertirse con ella? "Si ese fuera el caso, se arrepentiría eternamente por ello." Después de todo, no era la primera vez que intentaban raptarla así...
Ciertamente, en los escasos años que paso yendo de un lado a otro como si se tratara de una nómada, la chica había visto y sufrido bastante. Tomando lecciones de la vida, como que no podía fiarse del primero que se presentara frente a ella, o que muchos no aprecian su arte, sino que se quedan mirando su cuerpo, mientras en su cabeza se imaginan toda clase de perversiones. Pero ninguno había logrado algo así de la chica. "Por favor...Como si esas cosas me interesaran. Los humanos a veces son realmente repugnantes."
Sus pies tocaron de nuevo el polvoriento suelo y sus ojos, del mismo color que su nombre (Murasaki significa morado en japones), se fijaron en el sujeto que la había alzado por los aires minutos atrás y que ahora parecía estar preguntándole como se encontraba. Sin embargo, el enfado de Mura era tal que nada más se sintió libre, transformó su brazo en la forma híbrida del de un puma, imbuyendolo en Haki antes de lanzar un rápido y potente puñetazo en dirección a la cara de aquel chico, que a sus ojos bien podría considerarse un crío o una niña bastante fea. -¿SE PUEDE SABER A QUE HA VENIDO ESO? ¿QUIÉN AGARRA POR SORPRESA A UNA MUJER QUE NI SIQUIERA CONOCE- Bufó antes de dirigirse a por sus cosas, que habían caído al lado del "niño" creppy (o bien habían sido tiradas por él al suelo).
Ciertamente, en los escasos años que paso yendo de un lado a otro como si se tratara de una nómada, la chica había visto y sufrido bastante. Tomando lecciones de la vida, como que no podía fiarse del primero que se presentara frente a ella, o que muchos no aprecian su arte, sino que se quedan mirando su cuerpo, mientras en su cabeza se imaginan toda clase de perversiones. Pero ninguno había logrado algo así de la chica. "Por favor...Como si esas cosas me interesaran. Los humanos a veces son realmente repugnantes."
Sus pies tocaron de nuevo el polvoriento suelo y sus ojos, del mismo color que su nombre (Murasaki significa morado en japones), se fijaron en el sujeto que la había alzado por los aires minutos atrás y que ahora parecía estar preguntándole como se encontraba. Sin embargo, el enfado de Mura era tal que nada más se sintió libre, transformó su brazo en la forma híbrida del de un puma, imbuyendolo en Haki antes de lanzar un rápido y potente puñetazo en dirección a la cara de aquel chico, que a sus ojos bien podría considerarse un crío o una niña bastante fea. -¿SE PUEDE SABER A QUE HA VENIDO ESO? ¿QUIÉN AGARRA POR SORPRESA A UNA MUJER QUE NI SIQUIERA CONOCE- Bufó antes de dirigirse a por sus cosas, que habían caído al lado del "niño" creppy (o bien habían sido tiradas por él al suelo).
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Gritos y más gritos, eso era todo lo que recibía por sacarla de aquella muchedumbre... ¿Acaso no podía estar ni siquiera un poco agradecida? Tan pronto la deje en tierra de nuevo recibí más gritos y lo que ya me esperaba... ¡Me quería golpear! — ¡Esp.. espe... espera! — Grité intentando hacer que se detuviese, pero ya era demasiado tarde y su... ¿Garra!? ¿Qué clase de monstruo era aquella chica y por qué siempre me juntaba con los más raritos? En cualquier caso tenía que hacer algo rápido o mi cabeza iba a rodar por aquel arenoso tejado, y sinceramente apreciaba bastante aquella parte de mi cuerpo como para perderla así como así. Traté de tomar distancia echando mi pequeño cuerpo hacia atrás mientras que levantaba mis brazos para cubrirme de aquella chica o mejor dicho... ¿Bestia? Sin duda alguna era usuaria de una zoan y la verdad es que parecía saber hacer un buen uso de sus habilidades.
Con tal de cubrirme imbuí mis brazos en haki parando así el golpe dirigido hacia mi cara además cubrí estos con energía eléctrica esperando que al sentirla aquella chica se retirara y dejase de hacer estupideces. — Qué tal si antes de atacar esperas la respuesta maldita cría y no soy una enana, en todo caso un enano. Aunque bastante mejor si me llamas por mi nombre, Kuroi Kage, maldita lunática. — Respondí ante sus primeros comentarios mientras retomaba el aire tras aquella ofensiva. — Siento haber intentado ayudar a lo que parecía ser una chica en apuros atrapada entre una muchedumbre de babosos, loca roja. — Dije acercándome al borde del edificio y mirando a todos lados en busca de perseguidores, no obstante parecía que ninguno nos seguía. — Y bien... ¿Ya estas más tranquila?— Tras aquella pregunta me acerqué a la chica que ahora recogía sus pertenencias y me puse de cuclillas observándola. — Y qué clase de felino se supone que eres, enana-chan.
Con tal de cubrirme imbuí mis brazos en haki parando así el golpe dirigido hacia mi cara además cubrí estos con energía eléctrica esperando que al sentirla aquella chica se retirara y dejase de hacer estupideces. — Qué tal si antes de atacar esperas la respuesta maldita cría y no soy una enana, en todo caso un enano. Aunque bastante mejor si me llamas por mi nombre, Kuroi Kage, maldita lunática. — Respondí ante sus primeros comentarios mientras retomaba el aire tras aquella ofensiva. — Siento haber intentado ayudar a lo que parecía ser una chica en apuros atrapada entre una muchedumbre de babosos, loca roja. — Dije acercándome al borde del edificio y mirando a todos lados en busca de perseguidores, no obstante parecía que ninguno nos seguía. — Y bien... ¿Ya estas más tranquila?— Tras aquella pregunta me acerqué a la chica que ahora recogía sus pertenencias y me puse de cuclillas observándola. — Y qué clase de felino se supone que eres, enana-chan.
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