(privado, pasado)(Sinclair Moon y Jesaix) Pensando...

Allí estaba yo, pensando en mi vida, una vida que se parecía mucho a una montaña rusa con malos momentos, como cuando los tenryubittos me hicieron su esclavo siendo prácticamente un bebé, la muerte de toda mi familia adoptiva y mi amada a manos de unos piratas, la soledad y la locura representada por mi doble personalidad Dani Dementium, o la repentina ida de otra persona a la que estaba aprendiendo a amar de nuevo o la muerte de Takeshi. Aunque también habían ocurrido cosas buenas en mi vida, como el tiempo que pasé con mi familia adoptiva y mi amada, el momento en el que Takeshi me ofreció unirme a su gremio, el haber conocido a los otros miembros del gremio, a una miembra en especial de la que me había llegado a enamorar. Las muchas aventuras que he pasado con mi gremio como aquella vez que el gobierno nos mando a una isla siniestra, en la que le volé sin querer la cabeza a un pirata con recompensa con una de las balas antitanque que había conseguido hacer y que sigo pudiendo al igual que otro tipo tipo de balas, pero que, en mi defensa diré que pensaba que la tenía más dura ya que era un hombre - triceratops, o esa vez en la que nos mandaron ir a mariejois a una guerra, no se para que si ya todos sus ciudadanos habían evacuado la ciudad pero, claro supongo que este enclave era muy importante para ellos y no querían perderlo, aunque no tuvieron mucha suerte...Aunque mi vida también guardaba secretos y misterios como quienes, dónde y como reunirme con mis verdaderos padres.

Todos estos pensamientos volaban por mi cabeza mientras estaba  tumbado en una rama de un árbol, en la deshabitada isla de Nanami. El día era perfecto, un día soleado, sin una sola nube en el cielo por lo que me quité la gabardina donde guardaba mis municiones y me la puse doblada sobre mi torso desnudo quedándome solo con mis pantalones de cuero negro. Mi arrow of destruction descansaba atado en mi brazo derecho y mis pistoleras con mis pistolas estaban colgadas en una rama cercana a la que yo estaba. Se podía decir que estaba en la gloria pero ¿duraría esa situación?

Me puse de pie en la rama en la que estaba y desde allí podía ver el mar, no vi nada interesante, pero al mirar más fijamente pude observar un pequeño yate, lo que me llevaba a la conclusión es que en la isla no estaba solo y que quién estuviera debía tener pasta para tener una embarcación de este estilo. Después mis ojos se fueron al otro lado de la isla y en el mar vi una cosa que me gustó menos, un barco pirata. Me puse la gabardina, abierta, me até las pistoleras a la cintura y salté de la rama del árbol.

Comencé a caminar por la isla y de repente a lo lejos vi a una muchacha de unos 23 años morena con los ojos verdes y vestida con una especie de vestido blanco, aunque al llevarlo un poco abierto se podía ver una especie de corset negro. De repente, me fije que iba hacia el lado en el que había visto el barco pirata, así que corrí todo lo que pude hacía ella y la detuve asustándola:

-- Señorita perdón por haberla asustado, pero esta isla es peligrosa al otro lado he visto un barco pirata y no se que intenciones tendrán. Tranquila confía en mi soy de los buenos

Cuando la chica se hubo recuperado del susto lo que me respondió no me lo esperaba- Ellos tienen a mi amado preso y a no ser que les pague un rescate y vaya sola, lo mataran.

Maldita suerte la mía. Veía la tranquila isla Nanami a lo lejos y ese era el problema, que estaba demasiado tranquila. Había venido con la intención de coger unas supuestas olas tan grandes como árboles, pero no llegaban ni a la altura de un helecho. Llegue a la costa más cercana, una rocosa, a la que me costo acceder; por suerte una ve en las rocas no tuve que andar mucho para adentrarme en el espeso bosque. Como mi intención no era hacer una excursión apoyé mi tridente en el árbol más próximo y me lance sobre la tabla al mar. Se que el mar estaba mas liso que un cristal, pero no quería estar en tierra sin hacer nada, prefería no hacer nada en el mar.

Estaba tumbado en mi tabla mecido por el tranquilo mar y no pude evitar quedar dormido. Desperté cuando mi tabla encalló y mi cabeza choco con la arena. Tarde un rato en despertarme del todo, cuando al fin lo hice me levante y clavé la tabla en la arena mientras miraba a mi alrededor. Dios, que mala suerte, estaba perdido y lo peor es que había perdido mi tridente, mi querido Jiyū. Era un regalo de un buen amigo y le tenia mucho aprecio, debía encontrarla.
Estaba claro que debía seguir por la costa, pero la duda era, ¿izquierda o derecha? Dicen que en un laberinto había que ir siempre pegado a la pared de la derecha, pero yo no estaba en un laberinto; la respuesta estaba clara. Izquierda.

Comencé a andar con la tabla bajo el brazo y sin separarme de la costa. Unos metros más tarde la arena se acababa  y me adentré en el bosque, sin perder de vista el mar. Pasaba el tiempo y el cansancio aumentaba, mis pasos se hacían cada ve más pesados y el afán de caminar por una isla desconocida desaparecía y el pesimismo se abría paso. Empecé a pisar la arena, pero hasta cinco pasos más tarde no me di cuenta de que haba llegado a una nueva playa. Alcé la vista e inmediatamente me paré en seco. Ante mi, un grupo de piratas ataban a un hombre a la barandilla de la cubierta de un barco con bandera pirata. Aquel grupo de piratas, al igual que yo, pararon su actividad y se me quedaron mirando. Tras una pausa algo incomoda y más larga de lo necesario los piratas fueron los primeros en reaccionar.
-¿Donde esta la chica? Le dijimos que debía venir sola.- me preguntó mientras hizo un simple gesto a los demás piratas y, hacer así, que terminaran de atar al hombre.
Sus palabras me hicieron reaccionar y despertar de mi estado casi sonámbulo.
-¿Es que no me oyes? ¿Abras traído por lo menos el dinero?-
-Eh... ¿Chica? ¿Dinero? ¿Y un hombre atado? Llámame loco, pero esto me huele a secuestro.-
-Con que no sabes que pasa, eh. Has cogido un mal camino amigo.- levantó la mano y miro hacia mi dirección, aunque no a mi -Jack, ocúpate.- Miré a mis espaldas cuando un tablón de madera golpeo mi cabeza y me hizo perder el conocimiento.
Abrí los ojos. Mis pies no tocaban suelo alguno y me encontraba atado en la barandilla junto al otro hombre; era un humano de piel morena con el pelo y los ojos de un color verde claro. Vestía solamente un bañador largo de flores amarillas.
-Mi nombre es Tyrion. Me gusta tu bañador.

Seguía hablando con la chica le dije que le ayudaría a rescatar a su amado, pero que debía parecer que yo era su chofer, cosa que quizás me diera una oportunidad con los piratas.

La chica me contó su historia, me dijo que venía de una familia adinerada y que conoció a un chico que no era de alta clase, pero del que se había enamorado perdidamente. Sus padres se oponían a que se vieran ya que, ya habían decidido con quien se casaría por el simple hecho de que la familia del otro chico era rica y poderosa y que un matrimonio les vendría bien a ambas partes.

Personalmente a mi, me repugnaba que unos padres pusieran el dinero y el poder por encima del amor verdadero y además, ni siquiera sabía si el otro chico la amaba a ella por eso le pregunté. Ella me contestó que los dos habían sido amigos desde la infancia pero que a el le gustaba otra chica, pero que estaba en las mismas circunstancias que ella. Por ese lado me mostré aliviado puesto que si el chico estaba enamorado de ella habría más complicaciones pero que, a la vez, era un hecho que aún lo convertía más en una locura.

De repente en las inmediaciones de donde nos encontrábamos se empezaron a oír voces, eran piratas - Me han informado que los chicos han encontrado a otro y es un gyojin nada menos- y su compañero le respondió - El negocio nos ha salido redondo, el rescate de la chica y la venta del gyojin nos hará ricos.

No estaban a la vista, pero le dije a la chica que nos esconderíamos en los arbustos hasta que se alejaran o pasaran por delante nuestro, pero le dije que no hiciera ruido, así que así lo hicimos y nos mantuvimos allí a ver que hacían aquellos piratas que parecían ser solo dos. Entre los arbustos pensaba que si nos descubrían y les disparaba el ruido se oiría por toda la isla, haciendo que, si los otros piratas se alertaban corríamos peligro de que mataran al chico.

Y el aburrimiento apareció:
~Tengo en el pecho una cosa que hace bumbun, bumbumbum bum. Si se me para, ya puedo decir adiós, bumbumbum bu...~
-¡Cállate de una vez maldito imbécil!- me grito uno de los piratas, el cual, junto a demás piratas, sacaban cajas y provisiones de un yate atacado junto al barco pirata. Extraño, no me había fijado en aquella embarcación hasta ahora.
-¡Eh, tu!- hable con mi compañero atado.
-¿mi nombre?- el joven estaba cabizbajo y su voz expresaba gran tristeza -Mi nombre es Marco-
-Bueno Marco- hablaba con una energía totalmente contraria a la del joven -Por lo que parece estos piratas vinieron hace poco y, no me creo que estuvieras solo. Cuéntame que a pasado, podría ayudar.-
-¿Como? ¿Eres marine?-
-¿Que? No, quita quita, odio el uniforme. Soy cazador, ¿te vale?-
Dadas las circunstanciaras no pudo poner objeciones a mi ayuda (Aunque ayuda poca ya que estaba atado al igual que él). El joven me contó su historia, como habían llegado él y su novia a la isla hace un par de horas y como los piratas vinieron y en cuestión de minutos acabaron con toda la tripulación del yate. Me contó que intentaron huir él y la chica pero que uno de los piratas le disparo en la pierna y lo cogieron y que le dijeron a la chica que le dejarían libres si les pagaba el rescate. Sinceramente, no me había fijado en el agujero de bala en su gemelo izquierdo.
-Siento ser pesimista pero dudo que os dejen libres aunque ella traiga el dinero.- el me miro con aun más tristeza (mierda) -Lo siento, pero si han matado a la tripulación de vuestro yate con tanta frialdad, vosotros, bueno, ahora nosotros, no tendremos tanta suerte.-

La realidad era dura y si, una completa mierda, pero no estaba todo perdido, espero. Como no podía hacer otra cosa, conté personas. Siete fuera desmantelando el yate y me imagine que habría tres o cuatro personas currando dentro del barco más el capitán, así por lo alto... doce cabrones. Situaciones malas donde las haya. Odiaba que no se me ocurriera ningún plan, la estrategia nunca fue mi fuerte, si al menos tuviera mi tridente, que putada

Por fortuna, los piratas pasaron por loa arbustos en los que estábamos y no nos vieron Por cierto señorita, no le he preguntado su nombre, ella me contesto que se llamaba natasha. Yo le dije el mío y después le pedí que me esperará escondida, cuando me aseguré de que los piratas se habían alejado lo suficiente, trepé a un árbol frondoso y me puse de pie en la rama más gruesa y alta que encontré, lo primero que ví a lo lejos o al menos me pareció ver era brillar algo, estaba algo lejos de nuestra posición, pero quería ir a por ello. Me encarame a otra rama y lo que vi me gustó menos el yate que había visto al principio estaba en otro lugar y una docena de piratas lo estaban saqueando.

La cosa que brillaba no estaba muy lejos de donde estaban los piratas así que, al bajar del árbol me dirigí con Natasha hacía a aquel lugar, por el camino no tuvimos ningún problema así que llegamos rápido. Aquel objeto era un tridente, arma que solían usar los gyojines, lo que me hizo pensar que quizás aquel arma fuera del gyojin que tenían los piratas y de esta manera podríamos hacer algo contra ellos entre los dos. Así que cogí el tridente, le di a Natasha mi gabardina, me convertí en mi forma híbrida de ángel intentando mantener su brillo al mínimo, cogí a Natasha de la cintura y puse rumbo al lugar donde había visto a los piratas y a sus dos rehénes.

Esto se hacía aburrido incluso los piratas habían terminado de cargar las cosas del yate a su embarcación y ahora no sabían que hacer. Algunos optaron por jugar a las cartas mientras otros... quien sabe, mi campo de visión no era tan amplio ahí colgado. Mire a mi lado, a mi compañero secuestrado que había cerrado los ojos, ¿sueño o perdida de conciencia por la falta de sangre? Lleva más tiempo aquí que yo, así que seguro que era aburrimiento.
-¿Donde narices estas chiquilla? Tu Novio pierde la vida y nosotros la paciencia.- gritaba el capitán desde cubierta mientras disparaba un par de tiros al aire para llamar la atención.
-Ey capitán- llamé  a mi secuestrador -Ey, una duda que me a venido. En el hipotético caso de que esa joven traiga la pasta y soltéis a este hombre, ¿que haréis conmigo?-
No lo veía, pero sabia perfectamente que estaba sobre mi, apoyado en la barandilla por el crujido que  hizo la madera al apoyarse. Espera... ¿Crujido?
-¿Contigo? Sencillo. Tiro entre ceja y ceja y al mar, a ser pasto de los tuyos.
-¿Los míos? Los gyojins no son caníbales hombre, aunque un caballito de mar me intento morder. Fue algo raro.-  
Le seguía halando mientras con las piernas apoyadas en la embarcación subía como podía, mientras me estiraba para tensar la cuerda y no caerme. Cuando ya estaba horizontal y paralelo al suelo y había conseguido una altura razonable me dejé caer. Tenia la intención de que con el tirón de la cuerda rompiera la barandilla y cayera al suelo.
Romper una barandilla no se, pero a mi casi. Por desgracia la barandilla solo crujió un poco más mientras que yo me hice daño en el costado, toda una genialidad.
-Jaaajajaja. Maldito imbécil, ¿creías que iba a funcionar?-
-Pues... Sinceramente si.-
Aquel imbécil siguió riendo mientras se apoyó una vez más en la barandilla, craso error. La barandilla finalmente cedió y se rompió y yo caí a la arena dando un par de vueltas. Como era de esperar, nada más tocar el suelo todos los piratas cercanos me rodearon no muy contentos.
-Oye, oye. Por lo menos desatarme, no seáis abusones.-
Entre risas uno de ellos me golpeo por la espalda haciendo que cayera al suelo. No me dio lo suficientemente fuerte como para perder el conocimiento pero si lo suficiente para que mientras me retorcía de dolor me cortaran la cuerdas que me ataban. Me levante con las manos en la cabeza, rascándome como si eso sirviera de algo. Mientras tanto los piratas sonreían y se preparaban para una paliza y algo me decía que seria la mía.

off: