Aki D. Arlia
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Ah... era un buen día, el sol le acariciaba la cara y el viento le revolvía juguetón los mechones que se le caían por el borde de la alfombra. ¿Faltaría mucho para llegar? Hacía media hora que habían avistado tierra, pero no parecía que esta se acercase. Impaciente, la pelirroja se levantó para estirarse, bostezar y desperezarse. Mientras tanto, la alfombra siguió su camino por los cielos como si nada pasase. Cetus, el pequeño dragoncito de Aki regresó en ese momento y le lamió con cariño la mejilla. Ella le hizo cosquillas y volvió a sentarse en la alfombra.
-Ojalá aterricemos pronto. Espero que allí encontremos lo que buscamos.
La Isla de los Animales Raros. Aki había oído muchas anécdotas e historias acerca de este lugar, y sospechaba que podía ser el único en el que existía una posibilidad de encontrar... otro dragón. O algo que se le pareciera, cuando menos. Tan solo quería buscarle una compañera a Cetus, porque no pensaba volver allí a donde se lo había encontrado. No... así que tenía que buscar otras opciones, no iba a estar solo toda su vida, ¿No?
Por fin estaban llegando. La alfombra planeó sobre la arena y se detuvo justo al lado del árbol más cercano. Nada más bajar, Aki agarró un cuchillo de su liga y comenzó a cortar ramas y troncos delgados, para unirlos con cuerda y hojas grandes y hacer una pequeña cabaña en la que dormir. Cuando quedó satisfecha con el resultado, la alfombra se colocó dentro a modo de cama. Aki agarró la mochila y se dirigió a la selva con el cuchillo todavía en la mano, atenta a lo que pudiera encontrarse. Cetus revoloteaba unos metros por delante de ella, ansioso.
-Ojalá aterricemos pronto. Espero que allí encontremos lo que buscamos.
La Isla de los Animales Raros. Aki había oído muchas anécdotas e historias acerca de este lugar, y sospechaba que podía ser el único en el que existía una posibilidad de encontrar... otro dragón. O algo que se le pareciera, cuando menos. Tan solo quería buscarle una compañera a Cetus, porque no pensaba volver allí a donde se lo había encontrado. No... así que tenía que buscar otras opciones, no iba a estar solo toda su vida, ¿No?
Por fin estaban llegando. La alfombra planeó sobre la arena y se detuvo justo al lado del árbol más cercano. Nada más bajar, Aki agarró un cuchillo de su liga y comenzó a cortar ramas y troncos delgados, para unirlos con cuerda y hojas grandes y hacer una pequeña cabaña en la que dormir. Cuando quedó satisfecha con el resultado, la alfombra se colocó dentro a modo de cama. Aki agarró la mochila y se dirigió a la selva con el cuchillo todavía en la mano, atenta a lo que pudiera encontrarse. Cetus revoloteaba unos metros por delante de ella, ansioso.
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Siempre había oído hablar de una isla en la que vivían animales extraños, nunca vistos antes y me encontraba allí en aquella isla, paseando por ella, sin ninguna preocupación en la cabeza y, además hacía un día precioso, solo una leve brisa que movía mis rojizos y largos cabellos, me encontraba explorando una jungla que estaba llena de animales rarísimos, vi un mono-gallina, un león-cerdo...animales que me maravillaron y que nunca antes había visto y, además aun estando yo allí no me atacaron, sino que seguían a su rollo y yo al mío.
En ese momento estaba feliz y optimista, como si aquella aventura me fuese a dar algo bueno, cómo si el haber ido a aquella hiciera que no me fuera a arrepentir de haberlo hecho.
De repente, divisé a una pelirroja a la que por tópicos de la vida debería odiar por ser pirata, pero la conocía y me caía bien, pero que hacer acercarme a ella y que se asustase o que intentara atacarme por el presentarme ante ella así de sopetón en una isla en la que, probablemente, se creía que estaba sola. Así que lo único que hice fue quedarme sentado en una roca y que ella me viese para no correr ningún riesgo.
En ese momento estaba feliz y optimista, como si aquella aventura me fuese a dar algo bueno, cómo si el haber ido a aquella hiciera que no me fuera a arrepentir de haberlo hecho.
De repente, divisé a una pelirroja a la que por tópicos de la vida debería odiar por ser pirata, pero la conocía y me caía bien, pero que hacer acercarme a ella y que se asustase o que intentara atacarme por el presentarme ante ella así de sopetón en una isla en la que, probablemente, se creía que estaba sola. Así que lo único que hice fue quedarme sentado en una roca y que ella me viese para no correr ningún riesgo.
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De repente, Cetus volvió y se posó en su cabeza, siseando y a la defensiva. Extrañada, le acaricié el lomo y agarré uno de mis sai antes de salir de entre la maleza; algo tenía que haber puesto así a mi dragón. Aparté un par de lianas y me encontré en un claro. Era bonito, la luz se colaba entre las copas de los árboles y le daba al lugar una apariencia pacífica y tranquila. Había un par de caballos - jirafa pastando sin prisa a lo lejos y en el centro, sentado en una roca, había un hombre... que parecía estar esperándome.
Al principio no le reconocí y me acerqué con cautela. Era pelirrojo, sonreía y vestía de blanco. Y entonces me acordé. Era aquel cazador que había conocido hacía tanto tiempo. ¿Cómo era que se llamaba? Oh... Sin...¿Sincro? ¿Sinclao? Ah, Sinclair... eso era. Seguramente él también me había reconocido desde la distancia. Agarré a Cetus por el cuello y le susurré que no tenía nada que temer, que siguiera volando, antes de saludar al pelirrojo con una sonrisa.
-Mucho tiempo, Sinclair. No esperaba volverte a ver y la verdad es que me sorprende verte aquí. ¿Qué es de tu vida? ¿Has cazado a muchos de los míos ultimamente?
Irónicamente, no estaba preocupada de que decidiera ir a por mi. Yo era dura de pelar, y de todas maneras no había intentado hacerme nada la primera vez; debería estar a salvo. Miré a mi alrededor, me había encontrado con varios animales y muy curiosos mientras caminaba, pero ninguno que se pareciera a Cetus. Le señalé mientras este jugueteaba con una lagartija-mariposa:
-Él es Cetus, mi dragón. Vine aquí pensando que tal vez habría alguien de su especie... pero ninguno de los animales que he visto se le parece ni un poco. ¿Te suena haber visto algo como él?
Empecé a hacer el tonto con mi sai, tirándolo al aire y atrapándolo por la empuñadura sin dejar que me rozase, una y otra vez. Me gustaban esos juegos, los más simples y a la vez los que más reflejos requerían.
Al principio no le reconocí y me acerqué con cautela. Era pelirrojo, sonreía y vestía de blanco. Y entonces me acordé. Era aquel cazador que había conocido hacía tanto tiempo. ¿Cómo era que se llamaba? Oh... Sin...¿Sincro? ¿Sinclao? Ah, Sinclair... eso era. Seguramente él también me había reconocido desde la distancia. Agarré a Cetus por el cuello y le susurré que no tenía nada que temer, que siguiera volando, antes de saludar al pelirrojo con una sonrisa.
-Mucho tiempo, Sinclair. No esperaba volverte a ver y la verdad es que me sorprende verte aquí. ¿Qué es de tu vida? ¿Has cazado a muchos de los míos ultimamente?
Irónicamente, no estaba preocupada de que decidiera ir a por mi. Yo era dura de pelar, y de todas maneras no había intentado hacerme nada la primera vez; debería estar a salvo. Miré a mi alrededor, me había encontrado con varios animales y muy curiosos mientras caminaba, pero ninguno que se pareciera a Cetus. Le señalé mientras este jugueteaba con una lagartija-mariposa:
-Él es Cetus, mi dragón. Vine aquí pensando que tal vez habría alguien de su especie... pero ninguno de los animales que he visto se le parece ni un poco. ¿Te suena haber visto algo como él?
Empecé a hacer el tonto con mi sai, tirándolo al aire y atrapándolo por la empuñadura sin dejar que me rozase, una y otra vez. Me gustaban esos juegos, los más simples y a la vez los que más reflejos requerían.
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De repente, escuché un siseo cerca de mi, pero sin ver nada que lo produjera, así que seguí a lo mio tranquilo y relajado disfrutando de las vistas de aquel extraño lugar. Sabía que la fuente de aquel siseo no me atacaría, si yo no le hacía nada, el tampoco me lo haría o eso esperaba.
Cuando vi a la pelirroja, la vi armada, pero es lo normal en estos casos nunca se sabe si estas solo de verdad. Se acercó a mi y me saludó con una sonrisa y yo le dije en tono de broma. Si en cuanto me ves ya quieres matarme, no empezamos del todo bien jajajaja.
Después me preguntó si había cazado a mucho de los suyos, refiriéndose a los piratas y yo le contesté, la verdad es que piratas no, pero a tíos chalados que querían infectar, mediante un virus, a una ciudad entera sí. Luego con un tono más seductor le dije, pero...si crees que te has portado mal y necesitas que te atrapen aquí estoy yo.
Después me presentó a su dragón y me dijo que si había visto algo parecido por esta isla a lo que le contesté mientras miraba con detenimiento a aquel ser. Para ser sinceros, pensaba que ya estaban extintos, pero no puedo dudar que hay una dragón delante de mi. Pero no tengo nada que hacer y, dentro de lo imposible esta sería la isla idónea para encontrar uno, así que te ayudaré a buscar uno.
Cuando vi a la pelirroja, la vi armada, pero es lo normal en estos casos nunca se sabe si estas solo de verdad. Se acercó a mi y me saludó con una sonrisa y yo le dije en tono de broma. Si en cuanto me ves ya quieres matarme, no empezamos del todo bien jajajaja.
Después me preguntó si había cazado a mucho de los suyos, refiriéndose a los piratas y yo le contesté, la verdad es que piratas no, pero a tíos chalados que querían infectar, mediante un virus, a una ciudad entera sí. Luego con un tono más seductor le dije, pero...si crees que te has portado mal y necesitas que te atrapen aquí estoy yo.
Después me presentó a su dragón y me dijo que si había visto algo parecido por esta isla a lo que le contesté mientras miraba con detenimiento a aquel ser. Para ser sinceros, pensaba que ya estaban extintos, pero no puedo dudar que hay una dragón delante de mi. Pero no tengo nada que hacer y, dentro de lo imposible esta sería la isla idónea para encontrar uno, así que te ayudaré a buscar uno.
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Dejé de jugar con el sai al oír su respuesta. -¿Matarte? Por favor, me ofendes. Nada más lejos de mis intenciones.- Una sonrisa adornaba mis labios. Escuché lo que contaba acerca de un virus con curiosidad, aunque claro; gente rara la hay en todas partes y puesto que él los había detenido bien poco me importaban. Más interesante me resultó lo siguiente que dijo. Me eché a reír y acabé por guardar el sai y cruzarme de brazos frente al joven cazador.
-¿Qué si me he portado mal? Si, por supuesto. Pero descuida, no necesito que nadie me castigue... que me atraparas sería complicado, no te recomiendo intentarlo. Aunque, claro...- Añadí sin poder evitarlo. Si no te molesta invertir los papeles yo estaría encantada de atarte. - La idea de secuestrarle y dejarle ahí tirado uno o dos días era sumamente tentadora, aunque solo fuera para reírme un rato. Pero Cetus regresó recordándome el motivo de mi visita. Las ganas de jugar al corre que te pillo con Sinclair quedaron olvidadas, pero estaba agradecida de que me ayudase a buscar.
-Cuatro ojos ven más que dos. Muchas gracias.
Le sonreí y eché a caminar. Había encontrado a Cetus en una montaña... tal vez en esta isla hubiera alguna dragona solitaria también en las montañas. No costaba nada probar suerte, así que tras echar un vistazo a mi alrededor, me dirigí hacia la primera que vi. Pero al rato de caminar comencé a pensar que tal vez era una estupidez ir a patita, nos llevaría todo el día y no quería tener que dormir al raso.
-Cetus, onegai. -Le pedí acariciándole la cabecita. Y al instante comenzó a crecer, hasta alcanzar el metro y medio de altura. No era mucho, pero era una criatura fuerte y podría conmigo y con Sinclair seguro. Me subí a su lomo y le tendí una mano al pelirrojo.
-Ven conmigo, quiero explorar esa montaña... y así será más rápido. Tranquilo, no dejaré que te caigas.
-¿Qué si me he portado mal? Si, por supuesto. Pero descuida, no necesito que nadie me castigue... que me atraparas sería complicado, no te recomiendo intentarlo. Aunque, claro...- Añadí sin poder evitarlo. Si no te molesta invertir los papeles yo estaría encantada de atarte. - La idea de secuestrarle y dejarle ahí tirado uno o dos días era sumamente tentadora, aunque solo fuera para reírme un rato. Pero Cetus regresó recordándome el motivo de mi visita. Las ganas de jugar al corre que te pillo con Sinclair quedaron olvidadas, pero estaba agradecida de que me ayudase a buscar.
-Cuatro ojos ven más que dos. Muchas gracias.
Le sonreí y eché a caminar. Había encontrado a Cetus en una montaña... tal vez en esta isla hubiera alguna dragona solitaria también en las montañas. No costaba nada probar suerte, así que tras echar un vistazo a mi alrededor, me dirigí hacia la primera que vi. Pero al rato de caminar comencé a pensar que tal vez era una estupidez ir a patita, nos llevaría todo el día y no quería tener que dormir al raso.
-Cetus, onegai. -Le pedí acariciándole la cabecita. Y al instante comenzó a crecer, hasta alcanzar el metro y medio de altura. No era mucho, pero era una criatura fuerte y podría conmigo y con Sinclair seguro. Me subí a su lomo y le tendí una mano al pelirrojo.
-Ven conmigo, quiero explorar esa montaña... y así será más rápido. Tranquilo, no dejaré que te caigas.
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Cuando le dije que si quería matarme ne dijo que no era su intención, a lo que le respondí riéndome, era broma, preciosa.
y cuando le dije lo de castigarla si creía que había sido mala le dije, era en un sentido estrictamente profesional, por supuesto.
Después me dio las gracias y, ella se puso en camino hacia las montañas, quizás la pelirroja pensaba que había más posibilidades de encontrar a una de esas criaturas, pero al rato la chica pensó que era mejor ir volando, aunque no sabía como, hasta que la chica le dijo a su dragón unas palabras y este creció tanto como para cargar a dos personas. Se subió al dragón y me ayudó a subir diciéndome que no me caería y yo le dije: Por una vez, será interesante volar sobre algo y no tener que volar yo.
y cuando le dije lo de castigarla si creía que había sido mala le dije, era en un sentido estrictamente profesional, por supuesto.
Después me dio las gracias y, ella se puso en camino hacia las montañas, quizás la pelirroja pensaba que había más posibilidades de encontrar a una de esas criaturas, pero al rato la chica pensó que era mejor ir volando, aunque no sabía como, hasta que la chica le dijo a su dragón unas palabras y este creció tanto como para cargar a dos personas. Se subió al dragón y me ayudó a subir diciéndome que no me caería y yo le dije: Por una vez, será interesante volar sobre algo y no tener que volar yo.
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-¿Estrictamente profesional? Eso es algo... aburrido. Pero bueno, qué se le va a hacer.-Añadió la pelirroja con una sonrisa justo antes de pedirle a Cetus que levantara el vuelo.
El dragón movió las alas y se elevó por encima del bosque para poner rumbo a las montañas. Aki notaba como los músculos se tensaban y movían bajo ella, y el viento que las alas levantaban en la cara. Miró a todos lados mientras volaban, intentando divisar otro ejemplar parecido a Cetus... pero no tuvo suerte. Había gatos-mamuts y cigüeñas-pelícano... pero nada parecido a un dragón. Suspirando, le pidió a Cetus que bajara. Tan pronto tocó tierra, menguó hasta caber en la palma de Aki y se subió a su hombro. Ella ya estaba habituada a sus bruscos cambios de tamaño, así que ni tan siquiera se tambaleó. Miró una última vez a su alrededor; estaban en una enorme pradera que ascendía hasta la cúspide de la montaña y a sus pies se divisaba un valle y más allá toda la isla. Era hermoso... pero no había dragones. Se giró hacia Sinclair.
-Creo que aquí no encontraré lo que busco... pero de todas maneras, nada nos impide quedarnos un par de días y explorar la isla. O por lo menos es lo que pienso hacer... tu eres libre de marcharte. Aunque serías bienvenido.
Le sonrió y comenzó a caminar para buscar árboles y ramas que le sirvieran para construir un refugio, un sitio donde pasar la noche. Pero entonces lo pensó mejor y miró hacia donde acababa la montaña. ¿Habría alguna cueva en la punta? Hm... Fue a investigar y pronto encontró lo que buscaba. Volvió hacia donde estaba Sinclair al tiempo que de un silbido llamaba a su alfombra, que tardaría unos minutos en llegar con todas sus pertenencias.
-Hay una cueva en la cúspide de la montaña, podemos dormir ahí y mañana irnos de aventuras. ¿Te apetece?
El dragón movió las alas y se elevó por encima del bosque para poner rumbo a las montañas. Aki notaba como los músculos se tensaban y movían bajo ella, y el viento que las alas levantaban en la cara. Miró a todos lados mientras volaban, intentando divisar otro ejemplar parecido a Cetus... pero no tuvo suerte. Había gatos-mamuts y cigüeñas-pelícano... pero nada parecido a un dragón. Suspirando, le pidió a Cetus que bajara. Tan pronto tocó tierra, menguó hasta caber en la palma de Aki y se subió a su hombro. Ella ya estaba habituada a sus bruscos cambios de tamaño, así que ni tan siquiera se tambaleó. Miró una última vez a su alrededor; estaban en una enorme pradera que ascendía hasta la cúspide de la montaña y a sus pies se divisaba un valle y más allá toda la isla. Era hermoso... pero no había dragones. Se giró hacia Sinclair.
-Creo que aquí no encontraré lo que busco... pero de todas maneras, nada nos impide quedarnos un par de días y explorar la isla. O por lo menos es lo que pienso hacer... tu eres libre de marcharte. Aunque serías bienvenido.
Le sonrió y comenzó a caminar para buscar árboles y ramas que le sirvieran para construir un refugio, un sitio donde pasar la noche. Pero entonces lo pensó mejor y miró hacia donde acababa la montaña. ¿Habría alguna cueva en la punta? Hm... Fue a investigar y pronto encontró lo que buscaba. Volvió hacia donde estaba Sinclair al tiempo que de un silbido llamaba a su alfombra, que tardaría unos minutos en llegar con todas sus pertenencias.
-Hay una cueva en la cúspide de la montaña, podemos dormir ahí y mañana irnos de aventuras. ¿Te apetece?
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Cuando me monté en el dragón, notaba el viento que levantaba con sus alas en mi cara, la espalda escamosa del dragón, pero una sensación rara de magnificencia y epicidad inundaba mi cuerpo al estar volando sobre un animal que hasta ahora creía solo una leyenda.
Sobrevolamos bosques aunque, por desgracia, no encontramos lo que aki vino a buscar solo veíamos otros raros animales de la isla y, finalmente, aterrizamos en una especie de valle.
A continuación, vi un poco a aki desanimada diciendo que allí no encontraría otro dragón, pero que buscaría un par de días más en esa isla y que yo era libre de irme si quería a lo que le respondí: No tengo nada mejor que hacer así que... y poniéndole una mano en el hombro le dije pelirroja, no pierdas la esperanza de encontrar un dragón, si ya lo hiciste una vez, algo me dice que no son tan leyenda como yo pensaba.
De repente perdí a aki de vista, pero pronto la vi viniendo hacia mi diciendo que había visto una cueva y que quizás allí encontraramos alguno ese es el espíritu aki. Le dije levantando el dedo pulgar
Sobrevolamos bosques aunque, por desgracia, no encontramos lo que aki vino a buscar solo veíamos otros raros animales de la isla y, finalmente, aterrizamos en una especie de valle.
A continuación, vi un poco a aki desanimada diciendo que allí no encontraría otro dragón, pero que buscaría un par de días más en esa isla y que yo era libre de irme si quería a lo que le respondí: No tengo nada mejor que hacer así que... y poniéndole una mano en el hombro le dije pelirroja, no pierdas la esperanza de encontrar un dragón, si ya lo hiciste una vez, algo me dice que no son tan leyenda como yo pensaba.
De repente perdí a aki de vista, pero pronto la vi viniendo hacia mi diciendo que había visto una cueva y que quizás allí encontraramos alguno ese es el espíritu aki. Le dije levantando el dedo pulgar
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Sonrió con tristeza al oír las palabras de Sinclair. Cetus al notarlo, se movió enroscándose en su cuello para darle calor y tal vez algo de consuelo. Aki movió la mano automáticamente para acariciarlo. Siempre le ponía melancólica recordar dónde había encontrado a su pequeño dragoncito... y todo lo que le había sucedido en aquella isla. Meneó la cabeza para sacudirse los malos pensamientos y comenzó a ir de un lado para otro arrancando ramitas para encender una hoguera. No quería que les sorprendiera la noche y no tuvieran luz.
-Sé que no están extintos. Pero no puedo volver allí donde lo encontré, tengo demasiados recuerdos en esa isla, sería... no puedo. Así que solo me queda buscar por, bueno, por el resto del mundo. Malo será, ¿No?
Terminó de juntar ramitas y hojarasca a la entrada de la cueva y la prendió con el mechero. Colocó un par de piedras alrededor y lo dio por hecho. Dejó ahí el resto de sus cosas y entonces pensó que tal vez sería buena idea explorar la cueva. Se giró hacia el pelirrojo.
-Hey, vente. La cueva es más grande de lo que creía... parece que se adentra en la montaña.
Y era así. Aki agarró un palo y se hizo una antorcha con el. Tras eso comenzó a caminar por la cueva, que parecía pequeña pero en realidad tenía una abertura al fondo. Aki siguió ese camino y de pronto se encontró en una sala enorme, de techo altísimo y paredes blancas de piedra caliza... o algo así. Había un montón de estalagmitas y tres o cuatro aberturas más al fondo. Increíble. Incluso oía correr agua, aunque no podía precisar de dónde venía el sonido.
-¡Sinclair, esto... esto es increíble! No pensé que fuera tan grande. ¿Por dónde deberíamos ir?
-Sé que no están extintos. Pero no puedo volver allí donde lo encontré, tengo demasiados recuerdos en esa isla, sería... no puedo. Así que solo me queda buscar por, bueno, por el resto del mundo. Malo será, ¿No?
Terminó de juntar ramitas y hojarasca a la entrada de la cueva y la prendió con el mechero. Colocó un par de piedras alrededor y lo dio por hecho. Dejó ahí el resto de sus cosas y entonces pensó que tal vez sería buena idea explorar la cueva. Se giró hacia el pelirrojo.
-Hey, vente. La cueva es más grande de lo que creía... parece que se adentra en la montaña.
Y era así. Aki agarró un palo y se hizo una antorcha con el. Tras eso comenzó a caminar por la cueva, que parecía pequeña pero en realidad tenía una abertura al fondo. Aki siguió ese camino y de pronto se encontró en una sala enorme, de techo altísimo y paredes blancas de piedra caliza... o algo así. Había un montón de estalagmitas y tres o cuatro aberturas más al fondo. Increíble. Incluso oía correr agua, aunque no podía precisar de dónde venía el sonido.
-¡Sinclair, esto... esto es increíble! No pensé que fuera tan grande. ¿Por dónde deberíamos ir?
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Parecía que Aki quería entrar en la cueva, así que cogí dos palos a[url=#20679544] modo[/url] de antorchas y la seguí. Ella iba un poco más adelantada que yo y según sus palabras pude saber que dentro de esta había cuatro aberturas más y me dejó a mi la decisión de cual elegir.
Entré un poco en cada una de las aberturas, con el objetivo de encontrar algo que nos diera alguna pista. Cuando de repente, escuché un leve eco por la abertura 3, no sabía si era humano o simplemente las gotas de agua que caían del techo, pero esa abertura era la más prometedora de las 4. Hey pelirroja, es una decisión difícil, pero creo que la más interesante es esta- Le dije saliendo de la tercera abertura.
Cuando se lo dije fuí adentrándome en la abertura esperando que aki hiciese lo mismo. Aquel túnel era realmente oscuro, solo las antorchas que llevaba arrojaban algo de luz, a cada paso que daba, el sonido de las gotas de agua que caían del techo resonaban en mis oídos. También podía darme cuenta de que el túnel iba descendiendo.
De repente, a mis oídos iban llegando débiles ecos, casi indescifrables pero, más nítidos que cuando entré en aquella abertura por primera vez, me paré e intente escucharlos más cuidadosamente, hasta que me dí cuenta que se trataba de voces humanas aunque solo lo pude saber porque a partir de los ecos se podían deducir algunas palabras.
Entré un poco en cada una de las aberturas, con el objetivo de encontrar algo que nos diera alguna pista. Cuando de repente, escuché un leve eco por la abertura 3, no sabía si era humano o simplemente las gotas de agua que caían del techo, pero esa abertura era la más prometedora de las 4. Hey pelirroja, es una decisión difícil, pero creo que la más interesante es esta- Le dije saliendo de la tercera abertura.
Cuando se lo dije fuí adentrándome en la abertura esperando que aki hiciese lo mismo. Aquel túnel era realmente oscuro, solo las antorchas que llevaba arrojaban algo de luz, a cada paso que daba, el sonido de las gotas de agua que caían del techo resonaban en mis oídos. También podía darme cuenta de que el túnel iba descendiendo.
De repente, a mis oídos iban llegando débiles ecos, casi indescifrables pero, más nítidos que cuando entré en aquella abertura por primera vez, me paré e intente escucharlos más cuidadosamente, hasta que me dí cuenta que se trataba de voces humanas aunque solo lo pude saber porque a partir de los ecos se podían deducir algunas palabras.
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Seguí a Sinclair por la cueva. El silencio que nos rodeaba era ciertamente sobrecogedor. Lo único que se oía era el eco de nuestros pasos y el ocasional gotear del agua por las paredes de la cueva. De repente el cazador me llamó, diciéndome que ya sabía por qué camino quería ir. Había entrado en todas antes de escoger esa, así que supuse que tendría sus razones.
Nos adentramos todavía más en la cueva, caminando lentamente. Al fin y al cabo no conocíamos el camino y la única luz que teníamos no ayudaba mucho en un sitio tan grande como este. Se oía un rumor lejano, como si hubiera un arroyo en alguna parte. Sin embargo pronto noté como el túnel de piedra comenzaba a descender. A cada paso podía notar cómo bajaba también la temperatura, al grado de que cuando Sinclair me hizo un ademán para parar ya podía ver mi aliento cada vez que respiraba. De hecho era una de las pocas cosas que era capaz de ver.
Frené en seco detrás de él y me di cuenta de que lo que estaba oyendo no era el rumor del agua a lo lejos... ¡Eran voces humanas! Saqué mis orejas y mi cola y me adelanté a mi compañero, tratando de oír mejor. Un poco más adelante, apenas unos pasos, el túnel giraba y en la pared se reflejaba la luz de una hoguera. Me senté en la esquina tratando de escuchar aprovechando los sentidos más agudos de mi tigre. Pero era en vano, no podía oír más que algunas palabras. ''Agua''. ''Sangre''. ''Berries''. Podía significar todo, o no significar nada. Asomé la cabeza con mucho, mucho cuidado. Lo que vi me dejó confusa y le hice un gesto a Sinclair para que se acercara. Cuando llegó, me incliné para susurrarle en la oreja; no quería que me oyeran.
-Son tres personas, una parece herida en la pierna. Tienen una hoguera y no parecen armados. ¿Quieres acercarte en son de paz o...?
Nos adentramos todavía más en la cueva, caminando lentamente. Al fin y al cabo no conocíamos el camino y la única luz que teníamos no ayudaba mucho en un sitio tan grande como este. Se oía un rumor lejano, como si hubiera un arroyo en alguna parte. Sin embargo pronto noté como el túnel de piedra comenzaba a descender. A cada paso podía notar cómo bajaba también la temperatura, al grado de que cuando Sinclair me hizo un ademán para parar ya podía ver mi aliento cada vez que respiraba. De hecho era una de las pocas cosas que era capaz de ver.
Frené en seco detrás de él y me di cuenta de que lo que estaba oyendo no era el rumor del agua a lo lejos... ¡Eran voces humanas! Saqué mis orejas y mi cola y me adelanté a mi compañero, tratando de oír mejor. Un poco más adelante, apenas unos pasos, el túnel giraba y en la pared se reflejaba la luz de una hoguera. Me senté en la esquina tratando de escuchar aprovechando los sentidos más agudos de mi tigre. Pero era en vano, no podía oír más que algunas palabras. ''Agua''. ''Sangre''. ''Berries''. Podía significar todo, o no significar nada. Asomé la cabeza con mucho, mucho cuidado. Lo que vi me dejó confusa y le hice un gesto a Sinclair para que se acercara. Cuando llegó, me incliné para susurrarle en la oreja; no quería que me oyeran.
-Son tres personas, una parece herida en la pierna. Tienen una hoguera y no parecen armados. ¿Quieres acercarte en son de paz o...?
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Una sensación de fresquito se apoderó de mi cuerpo, así que me dirigí hacía aki y le pregunte si tenía frío, pero parecía que también había oído algo ya que utilizó su cola y orejas de tigre para hacerlo y hubo un momento en el que se adelantó a mi y se puso en posición como si estuviese observando algo, poco después me susurro al oído que había visto a tres personas alrededor de una hoguera y uno parecía herido en una pierna. También me dijo, que si quería que fuésemos en son de paz. Por lo que le susurre al oído.
- Hay varios factores que sean cuales sean sus intenciones nos podrían atacar, ya que si creen que esta solos en esta cueva y ven a alguien de repente se pondrán a la defensiva. Por otro lado, no es necesario que salgamos ahí a tiros directamente, pero si preparados así que prepárate.
Salí al lugar dónde estaban aquellos hombres, era cierto que uno estaba herido en una pierna y le salía mucha sangre, de la herida. Pero lo más sorprendente, es que ni siquiera se pusieron a la defensiva, estaban atemorizados por algo, mientras uno de ellos tartamudeaba.
- No....Nos...Nosotros encontramos un extraño hue...huevo en esta cueva nos pareció va...va...valioso y queríamos venderlo en el mercado negro por un montón de berries, pe...pe...pero, de repente su madre llegó y nos atacó. Su madre era un dra...dra...dragón.
Mis ojos se abrieron como platos no solo porque habíamos encontrado lo que aki buscaba, sino porque nos habíamos metido en un problema enorme ya que, problemente, una madre dragón cabreada estaba en aquella misma cueva y podría derrumbarla.
- Hay varios factores que sean cuales sean sus intenciones nos podrían atacar, ya que si creen que esta solos en esta cueva y ven a alguien de repente se pondrán a la defensiva. Por otro lado, no es necesario que salgamos ahí a tiros directamente, pero si preparados así que prepárate.
Salí al lugar dónde estaban aquellos hombres, era cierto que uno estaba herido en una pierna y le salía mucha sangre, de la herida. Pero lo más sorprendente, es que ni siquiera se pusieron a la defensiva, estaban atemorizados por algo, mientras uno de ellos tartamudeaba.
- No....Nos...Nosotros encontramos un extraño hue...huevo en esta cueva nos pareció va...va...valioso y queríamos venderlo en el mercado negro por un montón de berries, pe...pe...pero, de repente su madre llegó y nos atacó. Su madre era un dra...dra...dragón.
Mis ojos se abrieron como platos no solo porque habíamos encontrado lo que aki buscaba, sino porque nos habíamos metido en un problema enorme ya que, problemente, una madre dragón cabreada estaba en aquella misma cueva y podría derrumbarla.
Aki D. Arlia
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Asentí mientras oía a Sinclair. Tenía razón, no podíamos entrar y liarnos a tiros... ni tampoco descuidarnos. Aunque nada nos había preparado para lo que íbamos a encontrarnos. Los tres hombres nos miraron. No estaban asombrados. Estaban asustados. Había uno que temblaba, el mismo de la herida en la pierna. Ahora que la veía a la luz tenía todavía peor pinta. Preocupada, me acerqué y la examiné. En mi mochila tenía unas plantas que podían ayudarle, pero estaban en la entrada de la cueva. Me arranqué un cacho de la falda haciendo uso de mis garras y, ya con manos humanas, utilicé el cacho de tela para improvisar un torniquete para el pobre hombre. Ni siquiera le pregunté su opinión, y él parecía tan conmocionado que ni se movió.
¿Pobre? Cambié de idea tras escuchar al otro hablar. La ira me recorrió de arriba abajo, pero logré calmarme lo suficiente como para darme la vuelta y hablar. Mi tono era bajo y grave, no presagiaba nada bueno.
-¿Habéis intentado vender un huevo de dragón en el mercado negro? ¿Tenéis idea de cuantos ejemplares vivos quedan, sin contar las akuma no mi?- Señalé al herido mientras les miraba a todos a los ojos, uno por uno.
-Os merecéis algo peor que lo que le ha pasado a este. Id a la entrada de la cueva. Ahora. Ni se os ocurra pensar en huir.
Tampoco parecía que tuvieran muchas ganas. Me giré a mirar a Sinclair y me aparté el pelo de la cara, intentando tranquilizarme. -Ey, tenemos que devolver ese huevo. No sobrevivirá sin su madre, probablemente. Si vamos a la entrada creo que puedo darle una cosa al herido para que al menos pueda caminar... y tal vez al ver a Cetus la madre no nos calcine. Espero.
Le miré nerviosa, no podía obligarle a venir conmigo. Pero... -Entenderé si no quieres acompañarme. Pero serías bienvenido.
¿Pobre? Cambié de idea tras escuchar al otro hablar. La ira me recorrió de arriba abajo, pero logré calmarme lo suficiente como para darme la vuelta y hablar. Mi tono era bajo y grave, no presagiaba nada bueno.
-¿Habéis intentado vender un huevo de dragón en el mercado negro? ¿Tenéis idea de cuantos ejemplares vivos quedan, sin contar las akuma no mi?- Señalé al herido mientras les miraba a todos a los ojos, uno por uno.
-Os merecéis algo peor que lo que le ha pasado a este. Id a la entrada de la cueva. Ahora. Ni se os ocurra pensar en huir.
Tampoco parecía que tuvieran muchas ganas. Me giré a mirar a Sinclair y me aparté el pelo de la cara, intentando tranquilizarme. -Ey, tenemos que devolver ese huevo. No sobrevivirá sin su madre, probablemente. Si vamos a la entrada creo que puedo darle una cosa al herido para que al menos pueda caminar... y tal vez al ver a Cetus la madre no nos calcine. Espero.
Le miré nerviosa, no podía obligarle a venir conmigo. Pero... -Entenderé si no quieres acompañarme. Pero serías bienvenido.
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Aki se mostró en un principio agradable con aquellos hombres, pero cuando[url=#33154848] descubrió[/url] que dichos hombres le habían robado el huevo a la madre dragón cambió totalmente. Lo que quería decir que la madre estaría todavía más enfadada de lo que pensé en un primer[url=#44658891] momento[/url]. A continuación, aki me dijo que teníamos que devolverle el huevo a la madre o si no[url=#96453185] este[/url] no sobreviviría:
- Aki tengo la sospecha de que la madre de ese huevo, esta en esta cueva, lo digo porque no creo que el hombre de la herida en la pierna se haya podido mover mucho.[url=#96393042] Por[/url] cierto, no se mucho de huevos de dragón pero si necesita calor yo[url=#8436101] puedo[/url] darselo y si necesita mucho calor también.
- Aki tengo la sospecha de que la madre de ese huevo, esta en esta cueva, lo digo porque no creo que el hombre de la herida en la pierna se haya podido mover mucho.[url=#96393042] Por[/url] cierto, no se mucho de huevos de dragón pero si necesita calor yo[url=#8436101] puedo[/url] darselo y si necesita mucho calor también.
Aki D. Arlia
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Asentí. Sinclair tenía razón en lo que decía, la madre debía de estar cerca. Eso era bueno para nosotros... y para el huevo. Me acerqué y lo cogí en las manos con cuidado. Era negro, con vetas verdes que brillaban a la luz del fuego. Era cálido. Me habría gustado llevármelo, dejar que Sinclair lo mantenga tibio y quedarme el dragón para que Cetus tuviera un amigo, pero... miré al pelirrojo.
-No puedo separar a un hijo de su madre. Tenemos que encontrarla, Sinclair. Debe estar furiosa y preocupada.-Le dije. También en mi voz había preocupación. Les dirigí una mirada cortante a los tres idiotas y volví a repetirles que fueran a la entrada de la cueva y esperaran allí. Comprobé que tenía mis armas y suspiré. Ayudé al herido a levantarse y recostarse en el hombro de su compañero. Me aseguré de que podían llegar solos antes de coger una rama y hacer una antorcha con la hoguera.
-Habrá que adentrarse más.-Dije antes de preceder a Sinclair y seguir el camino que llevaba hasta las entrañas de la tierra.
-No puedo separar a un hijo de su madre. Tenemos que encontrarla, Sinclair. Debe estar furiosa y preocupada.-Le dije. También en mi voz había preocupación. Les dirigí una mirada cortante a los tres idiotas y volví a repetirles que fueran a la entrada de la cueva y esperaran allí. Comprobé que tenía mis armas y suspiré. Ayudé al herido a levantarse y recostarse en el hombro de su compañero. Me aseguré de que podían llegar solos antes de coger una rama y hacer una antorcha con la hoguera.
-Habrá que adentrarse más.-Dije antes de preceder a Sinclair y seguir el camino que llevaba hasta las entrañas de la tierra.
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La situación era peligrosa y más si la madre estaba en aquella cueva. No sabía las dimensiones que podría tener,[url=#65461369] pero[/url] eso no importaba estábamos en peligro y más cuánto más tiempo estuviese aquel huevo sin su madre.
- Oye Aki, debemos darnos prisa en encontrar a su madre, además de[url=#66698748] por[/url] el bienestar del huevo por salvar nuestras vidas, pues la madre de[url=#3586244] este[/url] huevo no creo que esté especialmente contenta y podría tirar abajo esta cueva, aunque quizás ese peligro, nos de[url=#94729846] una[/url] oportunidad de encontrar a la madre.
Por otro lado aki echó de la cueva a los tres hombres que habían secuestrado el huevo, cosa que no me parecía buena idea pues si escapaban y llevaban refuerzos pronto podríamos tener dos problemas y no uno, aunque el que teníamos[url=#60285195] ahora[/url] ya era bastante gordo por lo que poco me importaban aquellos hombres.
Por último, aki me señaló un camino descendente que estaba ante nosotros y me invitó a seguirla:
- Quizás sea buena idea descender por ahí, es posible que la madre esté ahí ya que, cuánto más hacia el interior de la tierra sea más calor hará, pero será mejor tener las orejas bien abiertas, si está ahí abajo y está enfadada, quizás podamos escuchar algún sonido y creo que tu deberías bajar la primera, tu eres la que entiendes de dragones y además[url=#55404008] tienes[/url] a uno como mascota, pero tranquila yo iré detrás tuyo.
- Oye Aki, debemos darnos prisa en encontrar a su madre, además de[url=#66698748] por[/url] el bienestar del huevo por salvar nuestras vidas, pues la madre de[url=#3586244] este[/url] huevo no creo que esté especialmente contenta y podría tirar abajo esta cueva, aunque quizás ese peligro, nos de[url=#94729846] una[/url] oportunidad de encontrar a la madre.
Por otro lado aki echó de la cueva a los tres hombres que habían secuestrado el huevo, cosa que no me parecía buena idea pues si escapaban y llevaban refuerzos pronto podríamos tener dos problemas y no uno, aunque el que teníamos[url=#60285195] ahora[/url] ya era bastante gordo por lo que poco me importaban aquellos hombres.
Por último, aki me señaló un camino descendente que estaba ante nosotros y me invitó a seguirla:
- Quizás sea buena idea descender por ahí, es posible que la madre esté ahí ya que, cuánto más hacia el interior de la tierra sea más calor hará, pero será mejor tener las orejas bien abiertas, si está ahí abajo y está enfadada, quizás podamos escuchar algún sonido y creo que tu deberías bajar la primera, tu eres la que entiendes de dragones y además[url=#55404008] tienes[/url] a uno como mascota, pero tranquila yo iré detrás tuyo.
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-No te preocupes, a lo mejor no tenemos que enfrentarnos a la madre. Con asegurarse de que ve el huevo sería suficiente y después nos marcharemos.
Aki vaciló. No creía que los hombres salieran de la cueva, les había dicho que se quedaran ahí y con el miedo que les habían cogido a los dragones probablemente no se arriesgaran a pasar delante de Cetus. El pobre se había quedado a la entrada y a la pelirroja le gustaría tenerlo con ella para calmar a la madre... aunque no podían perder el tiempo. Con un poco de suerte al ver que llevaban el huevo y tenían intención de devolverlo no les haría daño.
Comenzó a bajar por el pasadizo, notando la emoción crecer en su interior. ¿Cómo sería la dragona? Sin duda más grande que Cetus, y posiblemente más fiera. ¿Sería azul, verde, roja...? Debería estar asustada, pero notaba más curiosidad que miedo. Aceleró un poco el paso hasta que oyó algo. Un ruido bajo y grave como el repicar de una gigantesca campana de bronce. Un sonido que atravesaba con facilidad los muros de piedra de la caverna. Aki se giró hacia Sinclair, paralizada en el sitio.
-Creo que la encontraremos al girar por ahí...espero que no nos pase nada.
Aki vaciló. No creía que los hombres salieran de la cueva, les había dicho que se quedaran ahí y con el miedo que les habían cogido a los dragones probablemente no se arriesgaran a pasar delante de Cetus. El pobre se había quedado a la entrada y a la pelirroja le gustaría tenerlo con ella para calmar a la madre... aunque no podían perder el tiempo. Con un poco de suerte al ver que llevaban el huevo y tenían intención de devolverlo no les haría daño.
Comenzó a bajar por el pasadizo, notando la emoción crecer en su interior. ¿Cómo sería la dragona? Sin duda más grande que Cetus, y posiblemente más fiera. ¿Sería azul, verde, roja...? Debería estar asustada, pero notaba más curiosidad que miedo. Aceleró un poco el paso hasta que oyó algo. Un ruido bajo y grave como el repicar de una gigantesca campana de bronce. Un sonido que atravesaba con facilidad los muros de piedra de la caverna. Aki se giró hacia Sinclair, paralizada en el sitio.
-Creo que la encontraremos al girar por ahí...espero que no nos pase nada.
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A la vez que íbamos descendiendo el calor aumentaba y yo me quité la gabardina y me la até a la cintura dejando mi torso al descubierto, pero no solo eso, sino que se empezaba a escuchar una especie de rugidos y golpes y algunas grietas se empezaban a formar en el pasadizo.
Para empeorar las cosas me di cuenta de que aki no llevaba a su dragón con ella, con lo que solo contábamos con su experiencia como domadora y con el huevo. Ella es la que iba delante, pero mi corazón latía a mil por hora. No sabía si era porque estaba asustado o por la emoción de encontrarme con un ser de leyenda, pero debíamos ser realistas y así se lo hice saber a aki:
- Aki debemos darnos prisa los movimientos bruscos que probablemente este realizando la madre de este huevo, podrían echar abajo el pasadizo.
Para empeorar las cosas me di cuenta de que aki no llevaba a su dragón con ella, con lo que solo contábamos con su experiencia como domadora y con el huevo. Ella es la que iba delante, pero mi corazón latía a mil por hora. No sabía si era porque estaba asustado o por la emoción de encontrarme con un ser de leyenda, pero debíamos ser realistas y así se lo hice saber a aki:
- Aki debemos darnos prisa los movimientos bruscos que probablemente este realizando la madre de este huevo, podrían echar abajo el pasadizo.
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No estaba muy segura de que la dragona pretendiera derribar la cueva, menos estando ella dentro, pero sin duda teníamos que apresurarnos. Respiré hondo, asentí hacia Sinclair y continué girando por el pasadizo.
El espectáculo que se abrió ante mis ojos fue increíble. El estrecho pasillo de roca desembocaba en una monumental caverna, mínimo 15 metros de altura. Había un lago subterráneo al fondo y una salida a lo que parecía un bosque. Pero de esos detalles me di cuenta después. Lo que capturó mi atención en primer lugar fue el gigantesco ser que estaba en el centro. Era una dragona, enorme y majestuosa. Era dorada de la cabeza a las patas, aunque no brillaba. Dos gigantescas alas se agazapaban en su lomo, y no paraba de caminar de un lado a otro. Rugía angustiada, y las vibraciones que provocaba eran lo que causaba que la caverna casi se desmoronase encima nuestra.
Transmitía una pena infinita, y yo podía pararla. Sin pensar en como podría reaccionar eché a correr olvidando a Sinclair, centrada como estaba en la majestuosa criatura. Me paré a varios metros de distancia y dejé el huevo en el suelo, esperando a que me mirase. Temblaba de arriba abajo, pero estaba firmemente decidida.
El espectáculo que se abrió ante mis ojos fue increíble. El estrecho pasillo de roca desembocaba en una monumental caverna, mínimo 15 metros de altura. Había un lago subterráneo al fondo y una salida a lo que parecía un bosque. Pero de esos detalles me di cuenta después. Lo que capturó mi atención en primer lugar fue el gigantesco ser que estaba en el centro. Era una dragona, enorme y majestuosa. Era dorada de la cabeza a las patas, aunque no brillaba. Dos gigantescas alas se agazapaban en su lomo, y no paraba de caminar de un lado a otro. Rugía angustiada, y las vibraciones que provocaba eran lo que causaba que la caverna casi se desmoronase encima nuestra.
Transmitía una pena infinita, y yo podía pararla. Sin pensar en como podría reaccionar eché a correr olvidando a Sinclair, centrada como estaba en la majestuosa criatura. Me paré a varios metros de distancia y dejé el huevo en el suelo, esperando a que me mirase. Temblaba de arriba abajo, pero estaba firmemente decidida.
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Seguí a Aki por el pasadizo y lo que mis ojos vieron me dejaron maravillado, aunque sabía bien que en aquella situación poco tenía que hacer. Una enorme caverna se alzaba ante nosotros dentro de ella un lago subterráneo y algo parecido a un bosque. Pero lo que de verdad era majestuoso era aquello que aki había venido a buscar. Ante mis ojos, en el centro de aquella gran caverna se alzaba una dragona dorada y angustiada por el rapto de su hijo. No había que entender a un ser mitológico para poder ponerse en su situación.
De repente, aki se dirigió corriendo hacia la dragona y le dejó a escasos metros de ella su huevo, no creía que lo que había hecho aki fuese lo más conveniente, pero fui caminando hacia aki lentamente, intentando no transmitir ningún tipo de sentimiento de miedo a aquel ser y cuando llegué a la altura de aki me di cuenta que temblaba como una hoja así que le cogí la mano y le intenté transmitir toda la[url=#84604392] seguridad[/url] y el valor que pudiese tener en aquel momento:
- Mira aki, se que esto impresiona y que ninguno de los dos sabemos como va a reaccionar, pero confió en ti y ambos sabemos que hemos hecho lo correcto.
Lo siguiente que me disponía a hacer era una locura literalmente, me dirigí a la dragona y le dije con la voz más sosegada y tranquila que pude:
- Se que lo que te han hecho duele y angustia, pero tanto la chica como yo hemos venido a devolverte a tu hijo. Se lo que sientes porque a mi también me arrancaron de los brazos de mi madre, y al igual que a ti dos buenas personas me salvaron, aunque luego me las arrebataron de mi vida. No espero que me entiendas, es más debes pensar que estoy loco, pero solo quiero que sepas que no somos como los que te robaron tu huevo. Por otra parte, se que es posible que no te fíes de nosotros por eso te daré una prueba de que[url=#45206] puedes[/url] hacerlo.
Di varios pasos hacia atrás y le indiqué a aki que hiciese lo mismo y después cogí mis armas y las dejé en el suelo suavemente.
De repente, aki se dirigió corriendo hacia la dragona y le dejó a escasos metros de ella su huevo, no creía que lo que había hecho aki fuese lo más conveniente, pero fui caminando hacia aki lentamente, intentando no transmitir ningún tipo de sentimiento de miedo a aquel ser y cuando llegué a la altura de aki me di cuenta que temblaba como una hoja así que le cogí la mano y le intenté transmitir toda la[url=#84604392] seguridad[/url] y el valor que pudiese tener en aquel momento:
- Mira aki, se que esto impresiona y que ninguno de los dos sabemos como va a reaccionar, pero confió en ti y ambos sabemos que hemos hecho lo correcto.
Lo siguiente que me disponía a hacer era una locura literalmente, me dirigí a la dragona y le dije con la voz más sosegada y tranquila que pude:
- Se que lo que te han hecho duele y angustia, pero tanto la chica como yo hemos venido a devolverte a tu hijo. Se lo que sientes porque a mi también me arrancaron de los brazos de mi madre, y al igual que a ti dos buenas personas me salvaron, aunque luego me las arrebataron de mi vida. No espero que me entiendas, es más debes pensar que estoy loco, pero solo quiero que sepas que no somos como los que te robaron tu huevo. Por otra parte, se que es posible que no te fíes de nosotros por eso te daré una prueba de que[url=#45206] puedes[/url] hacerlo.
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