Lowell
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Akuma no mi
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Soy gilipollas, soy gilipollas... - Repetía constantemente mientras atravesaba un pasillo que no parecía tener fin - ¿Qué tan subnormal puedo ser a veces? - Llegué a mi camarote, bastante amplio para lo que esperaba tener. Dos ventanas cristalinas, un gigantesco armario, una librería completa, mesas, sillones, dos camas... Espera..., ¿¡dos camas!? ¡Me habían dicho que iba a tener una habitación individual al entrar, ¿y me vienen con que voy a tener que aguantar a un hombre!? O bueno... Una mujer... ¡No, Lowell, no! ¡Aunque fuera por trabajo, no iba a aceptar tener que compartir habitación!
Debería... Debería explicarlo, ¿no? Como he llegado aquí y tal. Anda, comencemos.
Era el comienzo del día. Despertaba en la cama de una posada cualquiera que, por suerte, ya estaba alquilada por mi yo cansado de la otra noche. Obviando lo que conllevan mis mañanas, era un amanecer normal. Me quité las sábanas de encima y las aparté mientras me levantaba de la cama, sentándome en el filo de ésta. Sin cambiar mi posición, recogí las prendas tiradas por el suelo y me comencé a vestir con ellas al momento. Una vez terminé, me acerqué a una cómoda que se encontraba al lado de la puerta y me peine, arreglándome en general. No se podía salir con una mala presentación a la calle.
Después de, como ya era costumbre en mí, recoger toda la habitación - hacer cama, limpiar un poco el suelo, cerrar las ventanas... - bajé las escaleras de madera que por el paso de los años ya chirriaban. Estaba en un 2º piso, algo bastante alto para lo que acostumbraba a ver. Las demás posadas tenían 1 piso con 20 habitaciones enanas, en las que te era casi imposible dormir. Así que terminaba durmiendo en el mar o en el bosque en algún refugio del momento.
En la base servían copas y actuaba como un bar. ¿Qué mejor que ofrecer cama a aquellos ya borrachos por el efecto del alcohol? La noche anterior no vi a casi ningún borracho por las calles cercanas de aquí, así que supongo que sería por el efecto atrayente que creaba este edificio. Detrás de la barra, limpiándola, estaba un hombre bastante fornido. Para asegurar el bar y eso. Me silbó para que me acercara y examinara mi cara, dudando de si era alguno de los que ayer había pagado.
-Paga. - extendió la mano -
Mi cara era un precioso cuadro, pues ya pagué el día anterior. Nunca me acordaría de la preciosa cara sonriente de aquella chica. ¿¡Chica!? ¡Claro! ¡Lo único que hacía falta es llamar a la mujer de ayer!
-Ayer..., me cobró una joven. ¿Podría llamarla para que se lo confirme?
S-Señor... Aquí..., no trabaja ninguna mujer. Soy el único, junto a mi hijo, que llevan el local.
Boquiabierto y mirándolo, el hombre parecía reírse de mí o algo. Yo... Lowell, Lowell Jakall... Timado. Timado por una joven y preciosa chica... Encima se había llevado todo mi dinero. Ya decía yo que esa habitación costaba demasiado...
¿Sabe que no tengo... dinero? - Me frotaba la nuca para aliviar tensión - P-Pero..., soy cocinero. De la mejor calidad. Podría trabajar para ustedes por una noche...
El cantinero se quedó mirándome en silencio, para irse a lo que parecía ser su casa - conexa con la taberna - y volver segundos después. Para esos ''segundos después'' ya estaba comiéndome las uñas y sudando un..., poquito. Quizá una fregona pudiera venir bien. El hombre chasqueó la lengua para llamar mi atención y me dio un boleto o ticket, para dejarme claro que hoy por la noche, quería verme allí.
Y bueno... así es como hemos llegado a la habitación en la que estoy. A la entrada me dijeron que me relajara en la habitación unos segundos - después de examinarme, pues soy un gyojin, claro - y en una hora fuera a la cocina a trabajar. En una fiesta de lujos me encontraba. Hermosas mujeres vestidas de caras marcas y hombres de esmoquín apretados, con chicha. Me tumbé en la cama a reflexionar y mentalizarme mientras clavaba mi mirada en el reloj. Subnormal...
Debería... Debería explicarlo, ¿no? Como he llegado aquí y tal. Anda, comencemos.
Era el comienzo del día. Despertaba en la cama de una posada cualquiera que, por suerte, ya estaba alquilada por mi yo cansado de la otra noche. Obviando lo que conllevan mis mañanas, era un amanecer normal. Me quité las sábanas de encima y las aparté mientras me levantaba de la cama, sentándome en el filo de ésta. Sin cambiar mi posición, recogí las prendas tiradas por el suelo y me comencé a vestir con ellas al momento. Una vez terminé, me acerqué a una cómoda que se encontraba al lado de la puerta y me peine, arreglándome en general. No se podía salir con una mala presentación a la calle.
Después de, como ya era costumbre en mí, recoger toda la habitación - hacer cama, limpiar un poco el suelo, cerrar las ventanas... - bajé las escaleras de madera que por el paso de los años ya chirriaban. Estaba en un 2º piso, algo bastante alto para lo que acostumbraba a ver. Las demás posadas tenían 1 piso con 20 habitaciones enanas, en las que te era casi imposible dormir. Así que terminaba durmiendo en el mar o en el bosque en algún refugio del momento.
En la base servían copas y actuaba como un bar. ¿Qué mejor que ofrecer cama a aquellos ya borrachos por el efecto del alcohol? La noche anterior no vi a casi ningún borracho por las calles cercanas de aquí, así que supongo que sería por el efecto atrayente que creaba este edificio. Detrás de la barra, limpiándola, estaba un hombre bastante fornido. Para asegurar el bar y eso. Me silbó para que me acercara y examinara mi cara, dudando de si era alguno de los que ayer había pagado.
-Paga. - extendió la mano -
Mi cara era un precioso cuadro, pues ya pagué el día anterior. Nunca me acordaría de la preciosa cara sonriente de aquella chica. ¿¡Chica!? ¡Claro! ¡Lo único que hacía falta es llamar a la mujer de ayer!
-Ayer..., me cobró una joven. ¿Podría llamarla para que se lo confirme?
S-Señor... Aquí..., no trabaja ninguna mujer. Soy el único, junto a mi hijo, que llevan el local.
Boquiabierto y mirándolo, el hombre parecía reírse de mí o algo. Yo... Lowell, Lowell Jakall... Timado. Timado por una joven y preciosa chica... Encima se había llevado todo mi dinero. Ya decía yo que esa habitación costaba demasiado...
¿Sabe que no tengo... dinero? - Me frotaba la nuca para aliviar tensión - P-Pero..., soy cocinero. De la mejor calidad. Podría trabajar para ustedes por una noche...
El cantinero se quedó mirándome en silencio, para irse a lo que parecía ser su casa - conexa con la taberna - y volver segundos después. Para esos ''segundos después'' ya estaba comiéndome las uñas y sudando un..., poquito. Quizá una fregona pudiera venir bien. El hombre chasqueó la lengua para llamar mi atención y me dio un boleto o ticket, para dejarme claro que hoy por la noche, quería verme allí.
Y bueno... así es como hemos llegado a la habitación en la que estoy. A la entrada me dijeron que me relajara en la habitación unos segundos - después de examinarme, pues soy un gyojin, claro - y en una hora fuera a la cocina a trabajar. En una fiesta de lujos me encontraba. Hermosas mujeres vestidas de caras marcas y hombres de esmoquín apretados, con chicha. Me tumbé en la cama a reflexionar y mentalizarme mientras clavaba mi mirada en el reloj. Subnormal...
Nemonic
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Fortaleza
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Agilidad
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Akuma no mi
Varios
Hacía tiempo que no sentía una sensación así, es más, había pensado que no la iba a tener de nuevo en mi vida. Pero el saber que iba a encontrarme de nuevo con Lina, me hacía estar algo nervioso. No la veía desde que hacía mucho tiempo y fue una sorpresa recibir una carta suya para invitarme a un crucero con ella. Según decía en la carta sabía que era un cazador de piratas y quería que fuera de vacaciones para poder descansar. Quería que desconectara de mi forma de vida actual por unos días, pensando que un crucero era la mejor manera de hacerlo. - Esta Lina, siempre tan amable – pensé, añorando los buenos momentos que pasamos en mi infancia. Era una hermana para mí, ya que me cuido y me enseño cuando yo solo era un niño. – Seguro que al verme se sorprenderá – pensé mientras mantenía el ticket que me había enviado en la mano.
El lugar elegido para que partiera el crucero era Jaya, lugar que no me traía demasiados recuerdos. Más bien me recordaba demasiado a mi trabajo, pero era el menor de mis problemas ya que apenas estaría en tierra. Según había escuchado al llegar a la ciudad, era un barco enorme y para gente con dinero. A mí no me iban los lujos pero si estaba invitado y además por Lina, no me iba a negar. Llegue unos días antes de que partiera el barco, quería asegurarme de que no hubiera ningún criminal demasiado conflictivo. Así que con cautela, me informe en diferentes tabernas para averiguar que criminales estaban por la ciudad. Después de varios días averigüé que solo había piratas de poca monta, ninguno que amenazara mi encuentro con Lina.
-Por fin llego el gran día – me dije, después de pasar una noche casi sin dormir. Los primeros rayos de sol comenzaban a entrar por la ventana, iluminando gradualmente la habitación. Estaba acostado con los brazos cruzados tras la cabeza y tras unos instantes pensativo me incorpore, no podía estar más tiempo en la cama. Me levante y me asomé por la ventana, observando que por la hora que era todavía había poca gente en la calle. Me vestí y me peine con la mano antes de salir, no era de retocarme demasiado ante el espejo. Al bajar pagué al posadero y salí a recibir al barco, que aunque era todavía temprano, quería llegar antes de que atracara.
Llegue a puerto y no podía creer lo que veían mis ojos, estaba allí Lina. Estaba más alta de lo que la recordaba y muchísimo más guapa. Su melena negra era inconfundible y sus ojos marrones seguían siendo tan vivos como antaño. Se quedó mirándome un momento, pero parecía que también me había reconocido. Comenzó a correr hacía mí – Guuldriiik – terminando en un caluroso y afectivo abrazo, algo que me pillo de improviso. – H..o la Lina, cuanto tiempo… estas increíble – dije titubeando. Se separó de mí y me guiño un ojo – y tú sigues igual de tímido – dijo con una sonrisa. Después de eso nos quedamos hablando en el puerto hasta que llegó el barco y pudimos subir a él.
- ¿Co… cómo? Yo reserve un camarote con dos camas individuales, ahora me dicen que no hay habitaciones dobles y que solo queda una individual – dijo Lina algo mosqueada al patrón del barco.
- Disculpe señorita, a veces ocurre…. Pero podemos solucionarlo de alguna manera. A ver…. Si, usted puede alojarse en una habitación individual que hay libre y su acompañante puede compartir una doble qué hay del servicio…. Es lo único que puedo hacer – dijo el hombre visiblemente avergonzado.
- Bueno… si la única manera…. Lo siento Guldrik – me dijo Lina algo sonrojada.
- Oh!! No te preocupes, usare solo el camarote para dormir. El resto del tiempo estaremos en cubierta juntos, aunque espero que mi compañero no sea un pirata – dije con algo de descuido, provocando un pequeño silencia incómodo. – Bueno voy a dejar mis cosas, en un rato nos vemos en cafetería – le dije mientras cogía mi mochila y buscaba el camarote que me habían asignado.
No tardé demasiado en encontrar el lugar y para ser de servicio, parecía que estaba en una buena ubicación. Antes de entrar aspire el agradable olor a mar que inundaba el ambiente, pensando en que desconectar me vendría bien. Gire el pomo de la puerta y abrí la puerta de la habitación, observando el interior del camarote. Estaba muy bien equipado, dos ventanas, un gran armario, dos camas con alguien en una de ellas, espera…. ¿un gyojin?. Me quede en silencio unos segundos después de abrir la puerta, pero al instante hablé – bueno, creo que seré tu compañero de habitación. Mi nombre es Guldrik – dije con una mueca amable entrando por el umbral de la puerta, presentándome al que iba a ser mi compañero de camarote toda la semana.
El lugar elegido para que partiera el crucero era Jaya, lugar que no me traía demasiados recuerdos. Más bien me recordaba demasiado a mi trabajo, pero era el menor de mis problemas ya que apenas estaría en tierra. Según había escuchado al llegar a la ciudad, era un barco enorme y para gente con dinero. A mí no me iban los lujos pero si estaba invitado y además por Lina, no me iba a negar. Llegue unos días antes de que partiera el barco, quería asegurarme de que no hubiera ningún criminal demasiado conflictivo. Así que con cautela, me informe en diferentes tabernas para averiguar que criminales estaban por la ciudad. Después de varios días averigüé que solo había piratas de poca monta, ninguno que amenazara mi encuentro con Lina.
-Por fin llego el gran día – me dije, después de pasar una noche casi sin dormir. Los primeros rayos de sol comenzaban a entrar por la ventana, iluminando gradualmente la habitación. Estaba acostado con los brazos cruzados tras la cabeza y tras unos instantes pensativo me incorpore, no podía estar más tiempo en la cama. Me levante y me asomé por la ventana, observando que por la hora que era todavía había poca gente en la calle. Me vestí y me peine con la mano antes de salir, no era de retocarme demasiado ante el espejo. Al bajar pagué al posadero y salí a recibir al barco, que aunque era todavía temprano, quería llegar antes de que atracara.
Llegue a puerto y no podía creer lo que veían mis ojos, estaba allí Lina. Estaba más alta de lo que la recordaba y muchísimo más guapa. Su melena negra era inconfundible y sus ojos marrones seguían siendo tan vivos como antaño. Se quedó mirándome un momento, pero parecía que también me había reconocido. Comenzó a correr hacía mí – Guuldriiik – terminando en un caluroso y afectivo abrazo, algo que me pillo de improviso. – H..o la Lina, cuanto tiempo… estas increíble – dije titubeando. Se separó de mí y me guiño un ojo – y tú sigues igual de tímido – dijo con una sonrisa. Después de eso nos quedamos hablando en el puerto hasta que llegó el barco y pudimos subir a él.
- ¿Co… cómo? Yo reserve un camarote con dos camas individuales, ahora me dicen que no hay habitaciones dobles y que solo queda una individual – dijo Lina algo mosqueada al patrón del barco.
- Disculpe señorita, a veces ocurre…. Pero podemos solucionarlo de alguna manera. A ver…. Si, usted puede alojarse en una habitación individual que hay libre y su acompañante puede compartir una doble qué hay del servicio…. Es lo único que puedo hacer – dijo el hombre visiblemente avergonzado.
- Bueno… si la única manera…. Lo siento Guldrik – me dijo Lina algo sonrojada.
- Oh!! No te preocupes, usare solo el camarote para dormir. El resto del tiempo estaremos en cubierta juntos, aunque espero que mi compañero no sea un pirata – dije con algo de descuido, provocando un pequeño silencia incómodo. – Bueno voy a dejar mis cosas, en un rato nos vemos en cafetería – le dije mientras cogía mi mochila y buscaba el camarote que me habían asignado.
No tardé demasiado en encontrar el lugar y para ser de servicio, parecía que estaba en una buena ubicación. Antes de entrar aspire el agradable olor a mar que inundaba el ambiente, pensando en que desconectar me vendría bien. Gire el pomo de la puerta y abrí la puerta de la habitación, observando el interior del camarote. Estaba muy bien equipado, dos ventanas, un gran armario, dos camas con alguien en una de ellas, espera…. ¿un gyojin?. Me quede en silencio unos segundos después de abrir la puerta, pero al instante hablé – bueno, creo que seré tu compañero de habitación. Mi nombre es Guldrik – dije con una mueca amable entrando por el umbral de la puerta, presentándome al que iba a ser mi compañero de camarote toda la semana.
- Lina:
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