“Ochenta y ocho, ochenta y… nueve, y cien” –Contaba mentalmente el pelirrojo, quien estaba sujeto a una barra por sus rodillas realizando abdominales inversos. Nada más bajar se acercó al agua salada del mar. No pudo evitar sonreír al verse reflejado –“que torso, madre mía, ¿cómo se puede tener un cuerpo tan espectacular?” –se preguntaba a sí mismo, a la par que observaba su musculado, ejercitado y sudoroso busto, que era el deleite de muchas desafortunadas jóvenes que sucumbían a las florituras lingüísticas de él.
Se zambulló de cabeza en el agua, nadó durante unos pocos minutos, para después salir. El mar estaba en calma, y su temperatura era la ideal, ni muy fría, ni muy caliente, idónea para quitarle el calor tras el entrenamiento y, al mismo tiempo, quitarse la mugre de estos días atrás.
Media hora más tarde, de camino al antiguo hostal de sus padres, ahora a cargo de un vecino y amigo, pudo contemplar como multitud de embarcaciones de turistas estaban llegando al archipiélago para la reapertura del nuevo parque de atracciones. Nada más llegar, saludó a Jimmy, el nuevo camarero, y subió a su habitación. Allí se despojó de sus ropas de entrenamiento, las cuales tenían algunos pesos incorporados, se puso un traje más normal, colocó sus katanas den su cinto y se fue, tal y por donde había venido.
Se zambulló de cabeza en el agua, nadó durante unos pocos minutos, para después salir. El mar estaba en calma, y su temperatura era la ideal, ni muy fría, ni muy caliente, idónea para quitarle el calor tras el entrenamiento y, al mismo tiempo, quitarse la mugre de estos días atrás.
Media hora más tarde, de camino al antiguo hostal de sus padres, ahora a cargo de un vecino y amigo, pudo contemplar como multitud de embarcaciones de turistas estaban llegando al archipiélago para la reapertura del nuevo parque de atracciones. Nada más llegar, saludó a Jimmy, el nuevo camarero, y subió a su habitación. Allí se despojó de sus ropas de entrenamiento, las cuales tenían algunos pesos incorporados, se puso un traje más normal, colocó sus katanas den su cinto y se fue, tal y por donde había venido.
Abby
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El espejo resaltaba mi belleza en cada facción del rostro. Pasé la mano por mi mejilla y sonreí. Era perfecta. Estaba en el mejor momento de mi vida. Un cuerpo perfecto, una vida perfecta, todo era ideal, pero... ¿por cuánto tiempo? Algún día todo esto terminaría, dejarían de alabarme y mi nombre quedaría en el olvido. No podía permitir eso, debía conservar mi aspecto así para siempre y que los hombres se postrasen ante mi. Me aparté del espejo y miré a Ty Lee. Estaba haciendo como siempre sus figuras, esa flexibilidad era digna de ella.
-Te veo muy sonriente hoy Azula. - comentó tan feliz como siempre. Yo asentí.
-Lo sé, eran horas de tomar un descanso de tanta misión del gobierno y que padre nos pagase unas buenas vacaciones. - Dije con un tono presumido. - pero es normal, ser la niñita de papá tiene sus ventajas, no como tú que eres una huérfana y no puedes recurrir a nadie más que a mí para pasarlo bien. - Recalqué con un poco de maldad en mis ojos. Su mirada se entristeció y bajó la cabeza. Me acerqué a ella y le di un abrazo. - No te preocupes, siempre me tendrás a mí, para algo somos amigas, ¿no? - Pregunté con una sonrisa. Ella asintió tristemente.
Salimos del camarote y bajamos la pasarela del barco, el cual estaba atracando. Nada más bajar a la isla un aire cálido me envolvió. Por suerte llevaba mis ropajes rojos veraniegos para este tipo de ocasiones. Una falda larga roja junto con un top del mismo color acompañada de brazaletes y un colgante dorados. Coloqué la corona bien en el moño por si este se deshacía con el viento y comencé a caminar. Había muchas cosas que ver. - Ty Lee, ve a buscar un lugar para pasar la noche, el más caro, papá invita. - Ella intentó replicar. - Ve. - La perdí de vista. Yo me crucé de brazos y fui a dar una vuelta.
-Te veo muy sonriente hoy Azula. - comentó tan feliz como siempre. Yo asentí.
-Lo sé, eran horas de tomar un descanso de tanta misión del gobierno y que padre nos pagase unas buenas vacaciones. - Dije con un tono presumido. - pero es normal, ser la niñita de papá tiene sus ventajas, no como tú que eres una huérfana y no puedes recurrir a nadie más que a mí para pasarlo bien. - Recalqué con un poco de maldad en mis ojos. Su mirada se entristeció y bajó la cabeza. Me acerqué a ella y le di un abrazo. - No te preocupes, siempre me tendrás a mí, para algo somos amigas, ¿no? - Pregunté con una sonrisa. Ella asintió tristemente.
Salimos del camarote y bajamos la pasarela del barco, el cual estaba atracando. Nada más bajar a la isla un aire cálido me envolvió. Por suerte llevaba mis ropajes rojos veraniegos para este tipo de ocasiones. Una falda larga roja junto con un top del mismo color acompañada de brazaletes y un colgante dorados. Coloqué la corona bien en el moño por si este se deshacía con el viento y comencé a caminar. Había muchas cosas que ver. - Ty Lee, ve a buscar un lugar para pasar la noche, el más caro, papá invita. - Ella intentó replicar. - Ve. - La perdí de vista. Yo me crucé de brazos y fui a dar una vuelta.
Hacía tiempo que la isla no estaba tan llena, en éste último lustro la delincuencia en la isla había bajado exponencialmente, lo que conllevó a la masiva llegada de turistas de todas partes del mundo, sobre todos las conectadas mediante el tren marítimo. Como era de costumbre el pelirrojo se dejó llevar por la aguja de la brújula que tenía entre las piernas, y después de ver un grupo de jovencitas decidió ir detrás de ellas.
En el transcurso de su cacería, mientras babeaba con cada mujer que veía hasta el punto de partirse el cuello de tanto girarlo, topó con una muchacha de pelo negro, tez sonrosada y ojos rasgados, con la que se chocó cayendo al suelo. –Perdona chiquita, -se levantó rápido del suelo, dispuesto a ayudarla. -¿estás bien? –Preguntó, -no era mi intención conocerte de esa manera, -le guiñó un ojo, mostrando su sonrisa más encantadora.
En el transcurso de su cacería, mientras babeaba con cada mujer que veía hasta el punto de partirse el cuello de tanto girarlo, topó con una muchacha de pelo negro, tez sonrosada y ojos rasgados, con la que se chocó cayendo al suelo. –Perdona chiquita, -se levantó rápido del suelo, dispuesto a ayudarla. -¿estás bien? –Preguntó, -no era mi intención conocerte de esa manera, -le guiñó un ojo, mostrando su sonrisa más encantadora.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Un paseo por el parque de atracciones [Privado] [Cristopher Liam, Reira Toru]
- [Genji & Nailah] Una inundación, un espadachín casi narcolépsico y una mujer de escasa moralidad. Aventuras en Shimotsuki.
- [Privado][Luth y Rocket] Hora de Aventuras~
- [Privado]Aventuras en Water Seven[El Joker y Beliar]
- [Privado] Encuentro con un curioso espadachín [Dayane - Melhen]
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.