Menudo par de... ¡Contendientes! Aki vs Guldrik

Límite de tiempo: Saltos de turno cada 36 horas (salvo justificación apropiada).

Escenario: Jaya no tiene ningún gobierno, así que los piratas frecuentan este lugar, es un paraí­so para los piratas más despiadados. La isla esta dividida en dos mitades, al este Mock Town la "Ciudad del Ridiculo" y al oeste South Grave, un profundo bosque repleto de extrañas criaturas.

Concretamente, en las afueras de Mock Town.

Condiciones:

-Daños on-rol. Posibilidad de muerte.
-Posibilidad de huida (justificada adecuadamente).
-Si Guldrik gana y entrega a Aki, se llevará el % correspondiente de su recompensa.

Y creo que eso es todo. Comienza Guldrik. ¡Buena suerte y que gane el peor!

-YA HEMOS LLEGADO- grito uno de los tripulantes del barco, lanzando uno de los cabos al muelle para enganchar el barco. Me encontraba en cubierta, contemplando como la ciudad cada vez se hacía más grande. El aire azotaba la embarcación con fuerza, dificultando levemente las maniobras de acercamiento. Mi destino no era demasiado acogedor, pero si lo suficientemente atractivo como para venir de vez en cuando. Baje por la tabla y me alegré de tener los pies en tierra firme, respirando con profundidad mirando a la ciudad. Jaya, lugar de piratas y maleantes que venderían a su madre si supieran que alguien pagaría por ellas. Un lugar en el que los asesinatos, extorsiones y demás, estaban a la orden del día. En definitiva una ciudad que nadie querría visitar, a no ser que fueras de la misma calaña que ellos. Pero al fin y al cabo, un buen lugar para encontrar a algún criminal con recompensa.

Después de bajar e dirigí a investigar los alrededores, sacando los carteles de wanted y echándoles un vistazo. Acabé sin darme cuenta en la calle principal y opté por visitar algunos de los garitos que había por aquella zona. Y ahí estaba yo, caminando por la calle central e intentando reconocer a alguna presa. Con la mochila colgada en el hombro izquierdo y los carteles de wanted en la mano derecha,  Era la primera vez que salía a buscar en solitario a un pirata, en otras ocasiones siempre había ido con el gremio y estaba algo nervioso por lo que podría encontrar. Aun con la experiencia que tenía de algunos combates, sentía que no estaba preparado del todo. Pero era cazador y si quería ganarme algo de reputación, tendría que ir a por todas para capturar a mi presa.

Entré en varias posadas, aunque yo los llamaría tugurios de mala muerte, sin encontrar lo que buscaba en ninguno de ellos. Era como si los que tenían recompensa se los hubiera tragado la tierra, ya que solo me encontraba algún subordinado de pacotilla. Después de un rato de búsqueda, me paré en un banco cercano a un jardín. Cogí la mochila y saque algo de comer, esperando ver algo interesante mientras descansaba. Estando en aquel agradable lugar, nadie imaginaría que alguien podría salir de repente y atracarte. Pero por ahora provecharía el momento.

No me gustaba Jaya. Estaba sucia, había un montón de hombres sobones y descuidados y por encima estaba lleno de Wanteds. Pero llevaba bastante viajando y no me veía con fuerzas para seguir hasta la siguiente isla. Así que descendí dispuesta a comer algo, dar un paseo y largarme.

Compré por un par de berries un saludable guiso de arroz, con cachitos de pollo. El dependiente incluso me dejó llevármelo en un recipiente par que me lo fuera comiendo. Creo que fue por el hecho de ver mi cara en el cartel de se busca... o tal vez solo estaba griposo y por eso tiritaba. No importaba. Le di un par de bocaditos a Cetus y eché a caminar alejándome del centro de la ciudad. La alfombra me seguía detrás de mi, flotando suavemente.

Caminando caminando llegué a una especie de jardín con un par de bancos, uno de ellos ocupado por un peliblanco con la cara tapada y gesto de concentración. Alcancé a ver el comienzo de algunos tatuajes y un par de cicatrices. No era lo peor que se había visto por Jaya. Pasé a su lado para tirar el envase del guiso en una papelera y le dediqué una sonrisa.

-¿Hace un buen día, verdad?

Me encontraba absorto en mis pensamientos, cuando un par de tipo se pararon frente a mí – oye danos todo lo que tengas- dijeron en tono amenazante. No les hice demasiado caso, ya que ni siquiera estaban armados para atracarme.

– ¿No me has oído?, dame todo lo que tengas o te daremos una paliza – dije enfadado de nuevo.

El otro tipo levantó la mirada y la cara se le cambió de repente, con visibles muestras de estar asustado. – O... oye vámonos de aquí… - le dijo al compañero que estaba hablando conmigo.

- No voy a ir a ningún lado hasta que este ti… - pero en ese momento su compañero le giro la cabeza y su semblante cambio igual que al primero. – Si… mejor vámonos de aquí – dijo mientras se iban corriendo apresuradamente.

Observé el motivo por el cual habían empezado a correr y solo vi a una mujer caminar al lugar donde me encontraba. Era una mujer más bien bajita, con una larga melena rojiza que le llegaba a la cintura. Su piel pálida realzaban el color de sus ojos azules, que miraban a su alrededor sin buscar nada en concreto. -¿Por qué le tendrán tanto miedo a esa mujer? ¿Sera acaso... – dije pensativo, mientras volvía a echarle un vistazo a los carteles de “Se Busca”. Allí  estaba, Aki D. Arlia, aunque con sinceridad en la foto parecía más alta. Guardé los papeles en mi mochila y saqué los guantes que tenía guardados para ponérmelos. Seguramente no sabría que era cazador o seguramente ya habría cambiado de dirección, algo que me daba el factor sorpresa.

Se acercó con tranquilidad y paso firme a mi posición y me miró fijamente, mientras mantenía el paso hacia delante. Parecía que me estaba escrudiñando, como si estuviera estudiando a una posible presa. Pero para mi sorpresa, tiro algo a una papelera cercana y me sonrió.

-¿Hace un buen día, verdad? – me dijo pasando de largo.

- Si, la verdad es que hace un buen día. Espero que lo aproveches al máximo, Aki D. Arlia, mañana veras el techo de tu celda- dije levantándome con tranquilidad.

En ese momento cambie a mi forma híbrida y arranqué del suelo el banco en el que había estado sentado, el cual pesaría unos 50 kilos, lanzándoselo con fuerza a la pirata que encontraba aun cerca de mí. – No es personal, solo hago mi trabajo -  le dije, preparándome para una posible represaría.

El hombre con la cara tapada se levantó lentamente y amenazó con mandarme a una celda. Fruncí el ceño, confundida. ¿Pretendía secuestrarme o solo era un cazarecompensas? Espera, ¿Cuánto valía mi cabeza? Hacía mucho que no miraba los Wanteds. Podría ser cualquier cosa. Retrocedí un par de pasos mientras le hacía un gesto a Cetus para que se fuera a dar un paseo. Que lata, no tenía ganas ningunas de pelear. Tan solo quería dar un paseo... aunque bien pensado esto podía valerme para estirar las piernas.

El hombre se transformó en... en... honestamente, no tengo ni idea. Creció, le salieron brazos y cuernos por todas partes y aún por encima parecía enfadado. ¿Pero y yo qué demonios le había hecho? Me separé todavía más, intentando buscar algo a lo que subirme. A mi alrededor había un par de árboles y alguna que otra farola, además de setos y algún banco más. Lo típico en un jardín decorativo. El hombre agarró el banco en el que estaba sentado y lo lanzó en mi dirección. Yo me hice a un lado sin muchos problemas; no era complicado adivinar qué pensaba hacer con el banco una vez arrancado. Di un suspiro y salté hacia atrás, aterrizando en una rama. No tenía ganas ningunas de pelear, la verdad. Reprimí un bostezo y eché la mano hacia mi mochila sin perderle de vista, hasta sacar mi maravillosa pistola. Seguramente fuera el único arma de fuego que utilizaría en toda mi vida, pero esta cumplía bien su servicio. Le apunté a un ojo con ella.

-Y ¿Puedo saber el nombre de quién pretende mandarme a la cárcel? No es por nada, pero no merezco ir allí. Además, ya te vale. Ir arrancando bancos así porque sí, luego la gente se queja de que Jaya no tiene buena reputación.

Disparé tres veces seguidas, con una diferencia de un par de centímetros por si trataba de esquivar los proyectiles imbuidos en haki. Pero contaba con el factor sorpresa, y había entrenado mi puntería lanzando cuchillos desde los tres años. No había muchas probabilidades de que lo consiguiera y de todas maneras no le iban a hacer mucho daño. No eran más que tres ''pequeños'' penes de metal, de colores chillones. Utilizaba la pistola cuando no quería pelear en serio, o simplemente por echarme unas risas. Me hacía mucha gracia la reacción que solía tener la gente. Y esa especie de bicho enorme estaba demasiado serio.

-¿Tanto vale mi cabeza que tienes que interrumpirme mientras paseo? No, en serio. Hace demasiado que no miro los Wanted, pero no debería ser para tanto.

Lancé el banco con fuerza hacía Aki, el cual esquivó con cierta facilidad. Me extraño esa facilidad para esquivarlo por la velocidad a la que lo había lanzado, ya que impacto a lo lejos dejando un surco algo profundo en el suelo. Parecía que se tomaba como un juego aquello, algo que me resultaba indiferente. Si no quería tomarse aquello enserio ella vería, no iba a recriminarle que quisiera hacer las cosas a su manera. Parecía incluso aburrida, algo que me hizo sonreír y tomarme aún más enserio aquel combate. Era curioso como algunos piratas iban por el mundo cometiendo crímenes y luego les parecía raro que alguien quisiera pararles los pies. En ese momento observé que buscaba algo en su mochila y sacando una pistola de la misma, comenzó a apuntarme con ella.

Mi mente se puso enseguida en alerta y comenzó a urdir un plan para poder atraparla sin recibir demasiados daños. Seguramente iba a disparar contra mí, por lo que tenía que buscar una cobertura y que mejor que el propio suelo. Mientras ella preguntó cómo me llamaba, algo irrelevante en un combate o al menos en aquellas circunstancias, active el haki mantra para detectar su ubicación exacta. Si creía que me iba a presentar sin tomarse enserio una lucha, es que no conocía el código de un luchador. Golpeé el suelo con fuerza, lo que hizo que el árbol donde la mujer se encontraba temblara, haciendo que ella se desestabilizaría al menos levemente y el suelo se levantara formando un muro delante de mí. Aquello seguramente la desestabilizaría levemente, lo suficiente como para crear una abertura en su defensa.

El ritmo que marcaba mi corazón se aceleró, aumentando el riego sanguíneo y la secreción de adrenalina que fluía con la sangre a todas las células de mi cuerpo, el momento de pasar a la acción había llegado. Me imbuí en hakí mientras escuchaba varios disparos, oyendo después como chocaban contra la roca que había levantado. Usé mi habilidad flash arrow para colocarme cercano a su espalda por arriba gracias a la velocidad de vuelo que me proporciona la técnica, generando una ventisca a su alrededor para desestabilizarla aún más. Combinando con el grito de hércules justo a su costado, con la intención de desorientarla y marearla temporalmente, evitando que pudiera escapar o reaccionar con facilidad, al tiempo que me convierto en mi forma completa. El principio bien, pero seguiría, apunté al pecho de Aki con la intención de golpearla con mi big punch desde una posición más elevada para aprovechar el suelo como potenciador del efecto del golpe, una onda de choque de 30m de ancho y una fuerza de 100Toneladas.El golpe tambien llevaba la fuerza de mi haki, por lo que esperaba que con aquel ataque noquear total o parcialmente a la pirata. Acto seguido volví a mi forma hibrida de nuevo, sin perderla de vista por si trataba de huir o atacar nuevamente a distancia.

El hombre se alarmó al ver que sacaba mi pistola. Disparé de todas maneras, pero los proyectiles no llegaron a su destino. Él se agachó y golpeo el suelo con fuerza. Con tanta fuerza que el árbol tembló y yo salté, agarrándome al tronco con mi mano, ahora una garra de tigre. Eso no me lo esperaba. Los tres pequeños penes cayeron al suelo y yo guardé la pistola en mi cinto, algo desilusionada.

Aproveché y pasé a mi forma parcial mientras volvía a posarme en la rama y quitaba la garra del tronco. Miré más allá del muro de suelo pero ya no estaba ahí. Le noté a mi espalda y me di la vuelta. Estaba volando, al parecer. Notaba el viento a mi alrededor, pero gracias a las habilidades de mi zoan entre otras cosas, no me caí. Por favor. ¿Intentaba tirarme? Yo había vivido con una cuerda floja y un trapecio en la tienda de al lado toda mi infancia. Necesitaría algo más que un temblor y una ventisca para apartarme.


Pero claro, tenía otras debilidades. Oí un sonido agudo y chirriante, horrible, que me dolió en las orejas e hizo que me cayera del árbol hacia atrás. Algo aturdida, di un grito y la alfombra llegó a mi. Me recogió a centímetros del suelo y me quedé mirando a mi oponente. Se había transformado en un gigantesco escarabajo... lo que explicaba los brazos y los cuernos de antes. Normalmente habría seguido pinchándole un poco más, pero en lugar de eso apreté la tela de mi alfombra y esta salió volando a toda velocidad. Cerré los ojos un momento, tratando de calmarme. Escondí mis orejas y mejoró, pero el pitido persistía. Abrí los ojos y vi como a lo lejos el escarabajo apuntaba al suelo. Le dije a mi alfombra que se elevara todavía más, alejándose, pero aún así nos golpeó.

Por suerte, no estábamos cerca o habría salido muy malparada. El resultado de la especie de onda fue que ''rodamos'' por el aire, confundidas en una bola de piernas y tela. Todavía estaba desorientada, así que solo me agarré a la alfombra, me envolví en haki y esperé. Para cuando me pareció que habíamos parado, volvía a estar sentada y me sangraba el brazo con el que me había protegido la cara. Noté un par de moratones más y vi un largo desgarrón en mi alfombra. No había logrado traspasarla y podría coserla, pero aún así... Furiosa le grité desde la distancia:

-Yo no he hecho nada que tú no habrías hecho de estar en mi situación. No merezco ir a prisión, como si tú fueras un santo y yo una criminal.

Ni siquiera sabía si me había oído. Sin perderle de vista, insté a mi alfombra a que huyera lejos de allí, cuanto más rápido mejor.

-Tiene más vidas que un gato – pensé, al observar que no había dado resultado mi ataque. Había creado un pequeño cráter en el suelo de 30 metros de ancho tras mi golpe, pero no había alcanzado como hubiera querido a aquella pirata. El polvo comenzó a disiparse y detecte que empezaba a alejarse rápidamente para escapar, cosa que no iba a permitir. El sol brillaba con fuerza en el cielo, por lo que podría sacar ventaja de aquella magnifica estrella. Me coloque delante del sol en las alturas con rapidez, evitando que pudiera verme con facilidad ya que le molestaría al mirar hacía el sol. Me crucé con algunos patos que estaban migrando hacía el sur, molestándose por haber entrado en su formación de vuelo – vale, ya me marchó – les dije dirigiéndome adonde estaba Aki.

Estábamos llegando a una zona con pocas plantas, solo algún matojo que asomaba por el suelo. Los pocos árboles que nos cruzábamos habían tenido tiempos mejores, estando sin hojas en ninguna de sus ramas. El viento creado por la alfombra y por mí al pasar, las mecía de un lado a otro. Había tenido suerte de tener una alfombra como aquella, la cual me gustaría observar con detenimiento si la atrapaba. Su alfombra volaba con rapidez, por lo que comencé a seguirla velozmente. La distancia entre ella y yo se acortaba aceleradamente, alcanzándola en poco tiempo. Mi objetivo en ese momento era su alfombra, al parecer su medio de transporte para poder huir de mí. Me acercaría a la alfombra para agarrarla y comenzaría a dar vueltas girando sobre mí mismo, provocando que empezará a retorcerse. Si aquello funcionaba la atraparía en su propia alfombra o al menos la haría caer de la misma. Aunque podía saltar de ella, usaría filos de acero para hacer trizas la alfombra y que no pudiera usarla más en aquel combate.

Si no lograba cogerla, agrandaría dos de mis escudos y la embestiría, teniendo cuidado de no ir mucho más rápido que la alfombra por si giraba. En el caso de que saltara para esquivar mi embestida, lanzaría una onda cortante en pleno saldo hacía ella. Estando en el aire tendría muy poca maniobrabilidad, pudiendo acertarla con menor dificultad. Todos los golpes estaban imbuidos en haki, si le daba alguno impactaría con más fuerza que si no lo tuviera. Había escuchado a la mujer decir que no me merecía ir a prisión y que yo no era un santo. – Así es como piensan los de tu calaña, primero hacéis lo que os da la gana y luego pretendéis que el mundo os de las gracias. No soy un santo, pero los piratas no deberían de existir de la faz de la tierra – le dije a Aki, recordando lo que le habían hecho a mis padres unos piratas. Aquello provocó que me enfureciera, queriendo coger a aquella mujer y encerrarla con más ganas que nunca. No podía soportar aquella forma de hablar, en la que parecía que yo estaba haciendo algo malo y ella era la víctima en este asunto.

Ya me había alejado bastante, pero no debía confiarme. Temblando un poco, cerré los ojos y saqué mis orejas. Apreté los dientes; seguía notando el extraño pitido y dolía. Pero  estaba algo mareada y no quería girar la cabeza. Pude sentirle detrás de mi, acercándose cada vez más. Esperé al momento adecuado y giré bruscamente a la derecha. Algo tan grande no podía tener mucha agilidad y con algo de suerte perdería un par de segundos en reubicarse.

Sin embargo, giró conmigo y aceleró. Dos de sus escudos se agrandaron ¿Pretendía embestirme y darme con ellos? Dejé que se acercara un poco más y volví a girar hacia la derecha, para esquivarlos.

-A lo mejor debería dedicarme a las corridas de toros. Mira que eres pesado.

Guardé mis orejas, aunque seguía en mi forma híbrida. Me giré hacia él, algo menos mareada y vi cómo me lanzaba una onda cortante. Lancé una yo también, pero en lugar de anularse la suya cortó la mía en dos con relativa facilidad y siguió adelante. Frustrada, pasé a mi forma completa y utilicé mi Cutter Wind antes de volver a mi forma parcial. Mi alfombra tembló un poco, pero siguió adelante sin bajar la velocidad. Mi ataque hacía que al rugir lanzara varias ondas cortantes de dirección aleatoria, porque el viento que generaba al rugir modificaba su trayectoria. También debería funcionar contra la suya porque entraría en el mismo área de mi rugido, y efectivamente la interceptó cuando estaba a punto de llegar y partirme en dos, cambiando su rumbo y haciendo que pasase a centímetros de mi coronilla. Menos mal. ¿Le habría dado alguna de las ondas? No podía quedarme para averiguarlo.

Busqué el mar con la mirada y elevándome unos 20 metros más me dirigí hacia él. No tenía ganas de quedarme en esta isla ni un segundo más. Sus palabras me hirieron, ¿Qué sabía él? Seguramente la recompensa me la habían puesto por aquel marine que maté.

-Si no hubiera ''hecho lo que me dio la gana'' una persona horrible seguiría viva. Y gracias a ese marine, Ketrine... No pido que me den las gracias. Pido que al menos me dejen tranquila.

-Esa alfombra me está dando demasiado problemas – pensé, mientras observaba como hacía un giro inesperado y se alejaba un poco de mí. Había evitado mi embestida y aquella mujer hizo referencia a dedicarse a los toros, algo que no sabía que era aunque posiblemente algún tipo de deporte o algo parecido.

Pensaba que la onda que le había lanzado iba a impactar contra ella, pero no fue así. Lanzó una onda cortante la cual partí con la mía, pero antes de impactar sobre ella hizo un movimiento que la desvió. Había creado unas ondas que tenían una dirección aleatoria, algo que me alertó ya que no sabría dónde ir para poder protegerme de ellas. Solo tenía una opción y era protegerme con mis escudos, por lo que los aumenté de tamaño cuando las detecte cerca de mí. Sentí como las ondas impactaron en ellos sin provocar ningún daño, reduciendo los escudos e nuevo para no perder aerodinamismo y proseguí mi persecución. A Aki le cambio el rostro al hablar de alguien, una tal Ketrine, pero no podía caer en sus artimañas. Yo también había perdido a amigos, si es eso a lo que se refería, pero no por ello pisaba a la justicia para ejecutarla a través de mí.

- Seguro que tendrías tus motivos, no lo dudo, pero no es algo que me incumba. Solo sé que estas en busca y captura y eso es lo único que me importa. Si no querías tener recompensa tendrías que haber actuado de otra manera, ahora atente a las consecuencias. Lo siento…. no lo hago por mí…. – le dije, evitando pensar en mí pasado y a la promesa que le hice a Lina y a los niños del orfanato.

Comencé a pensar en la forma que podía interceptarla y solo había una, jugar al despiste. Parecía tener una manera para detectarme, podía ser que fuera haki mantra o a traves de algún tipo de técnica. Comencé a volar en zigzag a gran velocidad, haciendo imposible al ojo humano seguirme. A través de haki mantra conseguía saber en todo momento donde se encontraba, por lo que me iba a acercando a ella y a su alfombra poco a poco. La velocidad de acercamiento la ajustaría a la de la alfombra, por sí hacía un giro brusco poder rectificar con facilidad y poder seguir acercándome sin problemas.

Cuando estuviera a una distancia cercana, unos metros, comenzaría a variar mis desplazamientos. Arriba, abajo, izquierda, arriba, en un orden aleatorio, evitando que pudiera averiguar con antelación el lugar por él iba a aparecer. Me acercaría un poco más de manera que pudiera rozar la alfombra levemente y Aki, pero siempre teniendo en cuenta los giros que pudiera hacer con la alfombra o la velocidad que llevara. Aparecería a su lado y usaría la única habilidad que tenía para poder reducir o anular uno de sus sentidos, el oído. Si podía detectarme, al menos haciendo eso le costaría escuchar lo que hacía, aunque no sabía si realmente serviría de algo. Si tampoco conseguía nada, al menos le dolerían los oídos un rato. Coloqué mis brazos y comencé a emitir un agudo sonido, pero sin atacarle. Al cabo de unos segundos y con rapidez me colocaría justamente delante de ella, apoyándome en la alfombra con firmeza y con agilidad. La única forma de tirarme de ella, sería cortando la tela de la alfombra en la que me había apoyado. Si intentaba hacer un giro brusco para tirarme, la alfombra quedaría desgarrada en gran parte y aun así no me tirarían de ella gracias a mi habilidad de crear pinchos por todo el cuerpo que me agarraban a ella. Al segundo de aparecer, le golpearía con los 4 puños en diferentes partes del cuerpo. Con los dos brazos superiores le golpearía en estómago y en el brazo herido, con los brazos inferiores golpearía también la barriga y por la zona de las piernas. Esperaba o bien deteriorar y rasgarle la alfombra, de tal manera que no pudiera seguir volando o hacerla caer al vacío.

Sabía que me estaba siguiendo, y no iba a tardar en alcanzarme. Estaba volando en zig zag como si de esa manera pudiera evitar que supiera donde estaba. Para mi suerte, no era así... aunque se me estaban acabando las opciones. A mi alrededor ya solo había azul, pero eso no parecía detenerle. ¿Es que nunca se cansaba? Seguía acercándose...''Tengo que distraerlo de alguna manera''-Pensé. Ya casi estaba encima mío, mientras yo pensaba a toda velocidad. No podía contra él, era demasiado duro. Literalmente, era demasiado resistente. Los escudos que había mostrado antes... no tenía claro que pudiera traspasarlos, al menos no con mis garras. Y mis cuchillos... incluso con haki, si no apuntaba bien no le sería complicado levantar el brazo e interceptarlos. El cuello y la cabeza quedaban descartados. Las muñecas y los tobillos...

Ya estaba. ¿Encima mío? Levanté la cabeza, pero entonces apareció a mi derecha. Estaba intentando confundirme, no debía dejarle. Cerré los ojos para no dejar que mis ojos vagaran, ''sintiéndole'' solo con mi Tora no radar. Sus movimientos eran completamente aleatorios, pero tarde o temprano tendría que atacarme. A mi lado de nuevo. Hizo algo con sus brazos y los oídos comenzaron a dolerme. Aún así, no guardé mis orejas. Apreté los ojos y me concentré. ¿Si yo fuera él, a donde...? ¡A mi brazo herido! Para empeorarlo y desestabilizarme.¿Sería a distancia? Abrí los ojos justo a tiempo para ver cómo se posaba delante de mí y echaba hacia atrás sus cuatro brazos para golpearme, supuse.

Le miré a los ojos y retadora, contraataqué. Fue cuestión de un segundo, esperaba que no tuviera tiempo de reaccionar: al tiempo que él me golpeaba, yo saqué mis sai y traté de clavárselos en los puños superiores. Ni siquiera lo había pensado, tan solo actué. El instinto de supervivencia tomó control de mi cuerpo. Me comí los otros dos golpes, sobretodo el de la barriga. El impulso hizo que me doblara un poco sobre mi misma, pero eso tan solo consiguió que llevara algo más de inercia a la hora de hundírselos. Si lo lograba, casi habría ganado la batalla. En la punta de ambos había kairoseki, y él quedaría debilitado y con algo de suerte volvería a su forma humana. Podría volar de vuelta y soltarle en la isla, para después largarme de allí. Me dolía el brazo, me dolía la barriga y también la pierna, pero tenía que aguantar. Ya habría tiempo para lamentarse después. Volví a coger aire, tratando de ignorar también el dolor de mis oídos.

Si no lograba darle, levantaría las manos sobre mi cabeza en señal de rendición y esbozaría una sonrisa triste. Si ni siquiera eso funcionaba, era hora de rendirme. No había nadie alrededor, y estaba algo cansada de tanto pelear. A veces simplemente tienes que aceptar tus propios límites. Ya me volvería más fuerte. Seguro. Y de todas maneras, lograra darle o no, hablaría:

-Espero que tengas la conciencia limpia. No puedes judgar a una persona por lo que has oído de ella. Y yo también tengo cosas que hacer. Tengo una vida ahí abajo, sabes... tengo un maestro, amigos... incluso alguien a quien amo. Soy más que unos cuantos berries. Pero, tu mismo. Sé que no voy a convencerte.

Seguía desplazándome a gran velocidad en zigzag esperando el momento adecuado para poder posarme en la alfombra. Solo tendría una oportunidad para hacerlo, si no posiblemente ya no podría seguirla. En un instante me posé en la alfombra y por fin, me encontraba cara a cara de nuevo. Había estado huyendo desde el principio sin pelear, no sabía si por miedo o porque no quería pelear. Fuera como fuese, ahora estaba delante de mí y no iba a perder la oportunidad.

Era hora de acabar con aquello de una vez por todas, esa mujer ya me había dado muchos problemas. Sentí curiosidad por saber él motivo de su recompensa, en todo momento parecía que lo hizo “sin querer”. Normalmente los piratas se jactaban de sus hechos y asumían que podían ir a impel down por ellos, pero ella… - Guldrik céntrate... no es hora de pensar, es hora de actuar – me dije mientras lanzaba varios puñetazos a su cuerpo, usando los brazos superiores e inferiores. Con los inferiores logré impactar en el estómago, pero de repente algo me hizo ponerme en alerta.

Un cambio en su mirada me hacía entrever que iba a actuar, ocurriendo todo en segundos. Sacó unos cuchillos que tenía guardados y mientras mis puños impactaban en su barriga, los clavó en los puños de mis brazos superiores. Mientras realizaba la acción, gracias a mis ojos de insecto pude apreciar algo extraño en aquellos kunais, una punta brillante – ¿Kairo?- pensé con horror. Si me daba todo estaría perdido, tenía que quitarle esos cuchillos o todo acabaría. Antes de que se clavaran, abrí las manos y los aferré con fuerza para que no pudiera atacarme de nuevo con ellos. Sentí que los apretaba contra mis manos, esperando que se hincaran en mí carne. En ese momento clavé la mirada en Aki y esbocé una sonrisa. – Has jugado bien, no esperaba que hicieras ese movimiento. Supongo que cuando alguien está acorralado hace estas cosas, pero deberías fijarte un poco más antes de atacar. – le dije, sabiendo que tenía puestos mis guantes inferno. Si me hubiera atacado a los brazos inferiores no hubiera tenido tanta suerte.

No se sí fue porque no ocurrió lo que esperaba con aquel ataque, pero en ese momento levantó las manos. Cogí los kunais para que no me atacara con ellos a traición y con mi dron serpiente la atrapé para que no pudiera escapar. En ese momento pude ver que su rostro se tornó triste y con cierta rabia me habló:

-Espero que tengas la conciencia limpia. No puedes judgar a una persona por lo que has oído de ella. Y yo también tengo cosas que hacer. Tengo una vida ahí abajo, sabes... tengo un maestro, amigos... incluso alguien a quien amo. Soy más que unos cuantos berries. Pero, tú mismo. Sé que no voy a convencerte.

En ese momento no dije nada, simplemente observé como descendíamos a tierra. Llegamos a una de las playas de Jaya y escudriñé por si había alguien más que nosotros, pero estaba toda desierta. Agarré la alfombra antes de bajar y la enrollé  colocándola después bajo uno de mis brazos,  no quería que saliera volando y que tuviera que comenzar otra persecución.

- Llevo demasiado tiempo con esto, ¿sabes? Y ya estoy cansado… pero ahora no puedo parar. Por mí cabeza ha pasado el dejarte ir tras tus palabras, pero si lo hiciera, mi vida habrá sido una mentira.  Y puede que lo que causaste para obtener recompensa fuera algo inevitable, incluso parte de una venganza como lo es ahora mi cruzada. Solo podré saciar mi venganza si encuentro al pirata que mato a mis padres, Puño de hierro. Pero hasta que llegue ese día... no pararé de hacer lo que hago, lo siento.  – dije con lágrimas recordando parte de mi vida, cogiéndola y volando hacía el cuartel de la marina mas cercano.

Ya estábamos de camino a una isla cercana, ya que en Jaya no había cuartel de la marina. Observé el semblante triste de Aki, cosa que me dio que pensar. Los piratas que había atrapado en el pasado siempre se alardeaban de lo que habían hecho, pero ella parecía que lo hizo por fuerza mayor. Me centré de nuevo quitándome cualquier pensamiento de dejarla ir, no podía flaquear ante ningún pirata. Era un compromiso que adquirí en mi juventud y no iba a echarme atrás ahora, lo había prometido.

Ya estaba encima de una de las islas donde podía encontrar un cuartel de la marina, por lo que comencé a descender lentamente al cuartel. De repente el brazo que la sujetaba me falló, por lo que solté la alfombra con todos los objetos de Aki para cogerla. La alfombra en ese momento comenzó a alejarse con todas sus pertenencias, como si supiera que debía escapar. No la seguí, hubiera sido una pérdida de tiempo y ya tenía lo que quería.

Llegué al cuartel y hable con el marine que había en la puerta – Traigo para entregar a Aki D. Arlia – le dije agarrándola con mi dron. El marine me acompaño a ver al oficial de mayor rango del cuartel y observó durante unos instantes a Aki. – Si, parece que concuerda con el wanted y la descripción que tenemos de ella, gracias por tu colaboración. Aquí tienes tu dinero, ahora ya nos haremos nosotros cargo de ella – dijo el oficial. Le pusieron unas esposas de kairo y recogí a mi dron serpiente. Tras darme el dinero salí del cuartel y me fui a la posada más cercana, solo quería relajarme y descansar. Después de todo lo ocurrido, había llegado la hora de buscar a Puño de Hierro y saldar la deuda de una vez por todas.

Reto: