|Privado|Pasado| ¿Qué se cuece en esta ciudad? |Haxter & Kuroi|

El fuerte sol calentaba mi cara como si se tratase de un pedazo de carne que comenzaba a asarse en la parrilla, mis labios estaban secos, se sentían arrugados, mis manos y pies estaban prácticamente inmóviles, y mi pelo caía sobre la cálida arena, haciendo que mi lacio cabello quedara hecho un desastre. Al cabo de unos pocos segundos pude sentir los pasos de alguien que se aproximaba a mi, según recordaba estaba en el reino de Arabasta, y había pasado toda la noche a la intemperie luego de ser echado de todos los lugares de hospedaje de la ciudad por no tener dinero. No me dieron las fuerzas para abrir los ojos para intentar identificar a la figura que se aproximaba. En determinado momento de su caminata, el sonido producido por sus pies rozando con la arena se detuvo, en ese instante sentí un movimiento sobre el pesado aire y luego pude saborear la frescura de un baldazo de agua fría sobre todo mi cuerpo, al parecer este desconocido había salvado mi vida, y no tardé más de unos pocos segundos para reincorporarme y abrir los ojos.

Al abrirlos, la luz del sol era tapada por la figura de este sospechoso hombre, entrecerrando un poco los ojos pude verlo con más claridad, era el anciano que la noche anterior me había echado a los palazos de su pequeño hotel por no pagar dos noches seguidas. Pero supuse que al verme en ese estado semi-muerto decidió tenerme un poco de piedad.

Al comprobar que me encontraba en un mejor estado el viejo volvió a su negocio sin decir ninguna palabra de despedida, sin darle importancia al señor, me puse a mover mis dedos de las manos y de los pies para recuperar la movilidad en ellos, luego de que sentía que estaba recuperado al 100%, me paré con la ayuda de mi espada que se mantuvo a mi lado por toda la noche y comencé a caminar. Cada paso y medio me mantenía rengueando para recuperar mis fuerzas y continuar mi camino. A pesar de mi condición recordé que ese día tenía una invitación del alcalde del pueblo para ir a conocer el palacio del rey por la gran ayuda que le había brindado al mismo, venciendo a un temido criminal de la zona.

A pesar de que estaba llegando un poco tarde de lo arreglado, pretendía llegar al palacio si mis piernas me lo permitían. Por suerte para mí a mitad del camino mis extremidades se recuperaron del todo, dejándome así caminar sin ningún problema. Desde la ubicación donde pasé la noche anterior hasta el castillo demoré unas dos horas a pie, pero luego de luchar contra mi propio cuerpo logré llegar en buenas condiciones al mismo. 

Observando su increíble tamaño, los guardias de la puerta me dieron paso a través de uno de los caminos que conducía a la entrada principal. Al llegar finalmente a la misma, mi amigo, el alcalde me esperaba ansioso porque debía de haber arribado al lugar dos horas antes. A pesar de esto el hombre no dijo nada y me señaló que entrara por la puerta, al hacerlo pude ver la inmensidad de la parte interna del castillo, los techos eran altísimos, estos estaban hechos de cerámicas de colores azulados que mostraban acontecimientos pasados del reino. Los pisos eran del mismo material y color, aunque no tenían detalles como los de la parte superior del palacio. Siguiendo a mi guía nos adentramos en el castillo, y mientras caminaba por un largo pasillo lateral, solo podía pensar en que belleza encontraría en la sala siguiente.

Cuando finalmente nos adentramos en la siguiente sala del palacio real, pude ver como unos guardias se acercaban, escoltando a un hombre pequeño de cabello blanco, al pasar junto a nosotros, este hombre comenzó a hacerle entender a los guardias que yo era su cómplice o algo por el estilo y que nos teníamos que apresurar para asesinar a la familia real. Quedé impactado con lo que dijo ya que nunca antes en la vida había conocido a ese hombre, por lo que no entendía lo que pasaba en esa situación incómoda para mí. En ese momento los guardias no lo dudaron y se me lanzaron en sima, pensando que era el compañero de este extraño hombre que cuando los guardias le quitaron la vista de encima, este se abalanzó sobre mi guía para quitarle las llaves de las esposas. 

No sé de donde saqué tal fuerza pero colocando mi rodilla derecha sobre el suelo de mármol, comencé poco a poco a levantar a los 4 guardias juntos sobre mis brazos. Estos quedaron sorprendidos por mi gran fuerza y cuando mi subida llegó a su punto máximo, los solté haciendo un movimiento de golpea hacia abajo que los dejó incrustados contra el suelo que comenzó a agrietarse un poco con el golpe.

Mi respiración se encontraba sumamente agitada por lo ocurrido, ya que me había caído de sopetón, pero lo que más me sorprendió era la retorcida inteligencia de ese pequeño hombre que ahora se quitaba las esposas con la llave conseguida. Devolviendo a mi mente del divagué al momento, me acerqué rápidamente al peliblanco, colocando mi espada a una gran velocidad al ras de su cuello. En ese mismo instante le dije:"¡Identifícate!, ya que me has causado bastantes problemas por hoy espero que tengas una buena explicación...". Mientras esperaba la respuesta de este nuevo conocido me dispuse a mirar en todas las direcciones, para comprobar que ningún guardia del palacio se sumara a la fiesta.

La respuesta del tal Kuroi(como se identificó), me tomó por sorpresa, me dijo que supuesta mente había algo en este reino que quería solucionar, un problema que aparentemente no estaba visible, yo había estado un tiempo en el reino y no encontré ningún tipo de problema aparente, pero si lo que este hombre decía era verdad, mi simple visita a Arabasta se transformaría en una aventura problemática para mí, ya que no podía aguantar los problemas sin resolver. Antes de que pudiera contestar o reaccionar a lo que dijo, el peliblanco corrió a través del pasillo del palacio más cercano a nuestra ubicación argumentando que daría unas vueltas por el lujoso castillo. 

No resistí la tentación de saber más de lo que previamente me había contado, por lo que decidí seguirlo, ya que si me quedaba allí seguramente otros guardias llegarían para arrestarme. Intentando alcanzar a Kuroi, corrí detrás de él gritando:"¡Espera un segundo, me gustaría saber más información de lo que sucede en el reino!". Antes de que siquiera pudiese dar una respuesta, un escuadrón de 8 guardias, apareció frente a nosotros observando la cara de mi compañero y detectándola al momento. Supuse que irían a por él, pero no se movieron, parecía que esperaban que éste atacara primero para no dejarlo avanzar.

Aquel tipo al que había molestado minutos atrás había comenzado a seguir tras gritarme no sé que sobre que estaba pasando en el país, al parecer y como era lógico, un extranjero como él no tenía ni la más remota idea de lo que se esta cociendo en el lugar. — Por lo visto el rey lleva un tiempo actuando raro y los saqueos y asaltos de bandidos se han incrementado durante las últimas semanas, así que quise venir a palacio a comprobarlo yo mismo. ¿Y tú qué haces en un lugar como este? — Pregunté mientras empezaba a saltar de saliente en saliente en una pared para llegar como podía hasta una pequeña ventana que parecía dar a una de las altas terrazas del palacio. No tenía ni la más remota idea de como haría mi compañero para llegar hasta allí pues el ascenso no había sido especialmente sencillo, pero quién sabe después de haberse librado de aquellos guardias quizás el tipejo no era un simple turista.

En cualquier caso eché un vistazo a toda la ciudad desde aquella terraza, eran unas vistas increíbles aunque el incesante calor que proyectaba el sol sobre el lugar resultaba bastante molesto, supongo que hacía falta acostumbrase un poco más a aquellas insoportables temperaturas. Estaba seguro que desde aquella terraza podría alcanzar el salón del trono o quizás los aposentos de quién quiera que fuese que estaba liderando el país en aquellos instantes. Y así fue pues tras dar un buen par de vueltas por la terraza en busca de alguna otra ventana o puerta, encontré una que daba a un corredor lleno de puertas, encontrar dónde estaba aquel dichoso rey iba a ser un problema. ¿Dónde estaría aquel forastero que me seguía hacía un rato?

Kuroi, luego de mi pregunta, me explicó que los problemas, previamente mencionados, eran causados por algo desconocido, que al parecer el rey del país no estaba muy presente en estos días, y debido a eso, la actividad criminal aumentó. Su causa era bastante noble, aunque no lo aparentara. La primera vez que lo vi, parecía un gran criminal que había afectado a la población y al orden, pero al parecer era todo lo contrario, quería encontrar el porqué de los problemas, y luego intentaría resolverlos.

Justo después de que me explicase porqué se encontraba allí, me preguntó directamente porqué estaba yo, aquí. Pero por alguna razón, no me dio tiempo a contestar, ya que salió del pasillo por una de las ventanas laterales, saltando de saliente en saliente de las ventanas, rumbo a su objetivo.

Por desgracia, los guardias que había en ese lugar no me permitieron seguir sus pasos al instante, al ver que Kuroi salía, se lanzaron sobre mí, para intentar detenerme. Antes de que lograran alcanzare, me arrodillé mirándolos, y entrelazando las manos, dije:"¡Rino Tank!". Cuando dije esas palabras, un gran toro de color verde, se creó de la nada frente a mí, cargando contra mis enemigos. Éstos no tardaron en salir volando por los aires y caer derrotados.

Sin perder más tiempo, les quité importancia a esos guardias, y seguí el camino de Kuroi, por las afueras del corredor. Fui saltando de saliente en saliente, hasta adentrarme por una ventana que no tenía ni la más pálida idea de a donde llegaba, lo único que sabía era que mi compañero estaba allí. Al entrar, pude ver a Kuroi, y aproveché para contestar su anterior pregunta. Tomé aire profundamente, y dije:"Yo... desembarqué en Arabasta por accidente, suelo ir sin rumbo por los mares, y recorrer las islas con las que me topo, al parecer era necesario que viniera a esta... jeje. Ahora estamos juntos en esto, por lo que... te sigo compañero".