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Jaya, que molesta y problemática era aquella isla carente de toda ley y llena de maleantes, pero bueno que mejor lugar para reunirse entre piratas y gente relacionada con la peor calaña habida y por haber. Hoy estaba esperando a un tipo de este estilo y que se había vuelto bastante cercano a mí debido a las situaciones que vivíamos, o mejor dicho, debido al hecho de que formábamos parte de una misma tripulación, sin duda si algo tenía que unirnos era aquello. A decir verdad apenas conocía a Barbazul, pues nunca mostré gran interés en conocerle, pero aquel iba a ser un buen día para hacerlo.
Estaba dando vueltas por una de las plazas de Jaya mientras esperaba que Barba llegase de un momento a otro, pero como era común en aquella isla no podías moverte sin buscarte problemas y yo los había encontrado, para variar. La gente solía tomarme por un niño desprotegido o por un novato insolente, quién sabe quizás una de las dos sea cierta, pero en cualquier caso los que solían buscarse problemas conmigo no salían muy bien parados. Aquel día no fue diferente, pero no tenía ganas de pelea así que traté de ganar tiempo hasta que llegase barba para hacerse cargo de aquellos tipejos. — La verdad, es que Kuroi no puede pelear ni tampoco quiere, así que qué tal si simplemente nos olvidamos del tema y ya esta. — Les decía yo a los tres tipos que habían venido buscando problemas. Los gritos e insultos salían uno tras otro de sus bocas, pero haciendo caso omiso de ellos seguía esperando a mi compañero que debía estar al caer. — Sabe de sobra que no me gusta que me hagan esperar y llega tarde. — Dije en voz alta, cosa que mosqueó aún mas a los tres maleantes que estaban allí, pero bueno ese sería problema de Barba.
Estaba dando vueltas por una de las plazas de Jaya mientras esperaba que Barba llegase de un momento a otro, pero como era común en aquella isla no podías moverte sin buscarte problemas y yo los había encontrado, para variar. La gente solía tomarme por un niño desprotegido o por un novato insolente, quién sabe quizás una de las dos sea cierta, pero en cualquier caso los que solían buscarse problemas conmigo no salían muy bien parados. Aquel día no fue diferente, pero no tenía ganas de pelea así que traté de ganar tiempo hasta que llegase barba para hacerse cargo de aquellos tipejos. — La verdad, es que Kuroi no puede pelear ni tampoco quiere, así que qué tal si simplemente nos olvidamos del tema y ya esta. — Les decía yo a los tres tipos que habían venido buscando problemas. Los gritos e insultos salían uno tras otro de sus bocas, pero haciendo caso omiso de ellos seguía esperando a mi compañero que debía estar al caer. — Sabe de sobra que no me gusta que me hagan esperar y llega tarde. — Dije en voz alta, cosa que mosqueó aún mas a los tres maleantes que estaban allí, pero bueno ese sería problema de Barba.
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Aquella maldita corriente me había alejado de Jaya más de que lo pensaba, debía llegar a ella cuanto antes para encontrarme con Kuroi. Seguramente con esta desviación ya llegara tarde y conociéndolo se enfadaría, y más estando en la isla sin ley donde uno se mete en problemas solo con respirar. Desplegué la vela del pequeño bote, intentado captar el viento que soplaba ahora para reducir el tiempo perdido, sólo esperaba que su compañero no se metiera en problemas. Una vez llegué a la isla me bajé de la barca y la escondí entre unos árboles, aunque posiblemente esta ya hubiera desaparecido a mi regreso.
Mientras caminaba hacía la ciudad le daba vueltas al motivo por el que Kuroi me habría citado, esa verdad que no había socializado mucho con los demás miembros de la banda, pero no por ello no asistiría a una reunión, aún sin saber para qué era. En cuanto entré en la ciudad el olor a alcohol derramado, meados y algunos más desagradables inundaron el ambiente. Casi en cada calle había al menos tres peleas de borrachos, o entre bandas. Me dirigí rápidamente hacia la zona donde debía encontrarme con mi compañero, se suponía que era más tranquila que las otras, pero aquello era la ciudad sin ley, no había zonas seguras.
Al doblar una esquina pude ver a tres tipos alrededor de un niño, no espera, era Kuroi. No le diría esto, sino seguro me mataba. Me acerqué caminando despacio hacia ellos, hasta oír como lo amenazaban y este se quejaba de mi tardanza. Pasé a mi forma hibrida, aumentando mi tamaño y adquiriendo el pelo y los rasgos de la pantera nebulosa.
-Hola Kuroi, siento la tardanza, pille atasco. ¿Te molestan estos tipos?
Mientras caminaba hacía la ciudad le daba vueltas al motivo por el que Kuroi me habría citado, esa verdad que no había socializado mucho con los demás miembros de la banda, pero no por ello no asistiría a una reunión, aún sin saber para qué era. En cuanto entré en la ciudad el olor a alcohol derramado, meados y algunos más desagradables inundaron el ambiente. Casi en cada calle había al menos tres peleas de borrachos, o entre bandas. Me dirigí rápidamente hacia la zona donde debía encontrarme con mi compañero, se suponía que era más tranquila que las otras, pero aquello era la ciudad sin ley, no había zonas seguras.
Al doblar una esquina pude ver a tres tipos alrededor de un niño, no espera, era Kuroi. No le diría esto, sino seguro me mataba. Me acerqué caminando despacio hacia ellos, hasta oír como lo amenazaban y este se quejaba de mi tardanza. Pasé a mi forma hibrida, aumentando mi tamaño y adquiriendo el pelo y los rasgos de la pantera nebulosa.
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— Barba, amigo, cuanto tiempo... ¿Se puede saber por qué me has tenido esperando tanto tiempo? Espero que un grupo de estúpidos parecido a este no haya sido la razón, o sino tendremos serios problemas. — Le reprochaba a Barba mientras ignoraba a los tres rufianes que trataban de buscarse problemas conmigo y esto no hizo más que empeorar las cosas. En un vano intento de golpearme el que se encontraba tras de mí, sacó su sable para lanzar un corte hacía mi cabeza, corte que fácilmente esquivé para luego ver como tras golpear su pierna derecha el autor caía al suelo estrepitosamente. — Penoso... ¿Y se supone que vosotros sois los que debéis asustarme? Vamos, por favor, no me hagáis reír, es casi sorprendente que hayáis logrado llegar hasta Jaya desde alguno de los Blue, a no ser... ¿Sois propios de esta isla? —
Realmente no esperaba ninguna respuesta y mientras el que había caído al suelo trataba de levantase, una especie de pequeño seísmo empezó a azotar una pequeña zona a mi alrededor, como si de una fuerte vibración se tratará. — Haceos y hacednos un favor, recoged a vuestro compañero antes de que acabe con él y marchaos por donde habéis venido, os queda mucho para poder hacer frente a gente de nuestro nivel, quién sabe quizás podáis dentro de 100 años. — Al oír aquellas palabras los maleantes echaron a correrá calle abajo como si a una bestia hubiesen visto y por fin estaba a solas con barba. — Bueno, parece que por fin nos hemos librado de ese pequeño problemilla. — Dije mientras echaba mano a mi bolsillo, sacaba un cajetín de cigarros encendiendo uno y dejándolo descansar sobre mis labios. — Vayamos hacía algún lado tengo que contarte un par de cosas y la atmósfera de este sitio me enferma. —
Tras decirle aquello a Barba empecé a caminar calle arriba en busca de algún lugar alejado de todo el ajetreo y gente molesta que solía frecuentar aquella maldita isla.
Realmente no esperaba ninguna respuesta y mientras el que había caído al suelo trataba de levantase, una especie de pequeño seísmo empezó a azotar una pequeña zona a mi alrededor, como si de una fuerte vibración se tratará. — Haceos y hacednos un favor, recoged a vuestro compañero antes de que acabe con él y marchaos por donde habéis venido, os queda mucho para poder hacer frente a gente de nuestro nivel, quién sabe quizás podáis dentro de 100 años. — Al oír aquellas palabras los maleantes echaron a correrá calle abajo como si a una bestia hubiesen visto y por fin estaba a solas con barba. — Bueno, parece que por fin nos hemos librado de ese pequeño problemilla. — Dije mientras echaba mano a mi bolsillo, sacaba un cajetín de cigarros encendiendo uno y dejándolo descansar sobre mis labios. — Vayamos hacía algún lado tengo que contarte un par de cosas y la atmósfera de este sitio me enferma. —
Tras decirle aquello a Barba empecé a caminar calle arriba en busca de algún lugar alejado de todo el ajetreo y gente molesta que solía frecuentar aquella maldita isla.
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Kuroi no me dio muchas opciones para ayudarle, creando un pequeño seísmo que desequilibro a uno de los tres hombres que intentaba atacarlo, haciendo que terminara tirado en el suelo. Sus amigos, siguiendo las recomendaciones de mi compañero, y viéndome detrás respaldándolo cogieron al caído y se fueron todo lo deprisa que pudieron. Tras lo cual Kuroi me indico que caminara con él buscando un lugar tranquilo para hablar. En esta ciudad me parecía complicado encontrar un lugar de esas características.
Caminamos un par de calles recto, ya había vuelto a mi forma humana, e iba atento a algún tugurio que no tuviera demasiada gente fuera. Los dos parecíamos gente de hablar poco, o eso me parecía a mí de él, y estaba seguro de lo mío. Qué asunto querría tratar para citarme en la ciudad en lugar de en el barco, le pasaría algo a la Capitana.
-Mira allí, parece un buen lugar.- Dije señalando en dirección a una posada situada en una plazuela lateral, donde no parecía haber casi nadie por raro que pareciera.- No hay casi nadie en la plaza, si está abierta posiblemente este medio vacía.
Caminamos un par de calles recto, ya había vuelto a mi forma humana, e iba atento a algún tugurio que no tuviera demasiada gente fuera. Los dos parecíamos gente de hablar poco, o eso me parecía a mí de él, y estaba seguro de lo mío. Qué asunto querría tratar para citarme en la ciudad en lugar de en el barco, le pasaría algo a la Capitana.
-Mira allí, parece un buen lugar.- Dije señalando en dirección a una posada situada en una plazuela lateral, donde no parecía haber casi nadie por raro que pareciera.- No hay casi nadie en la plaza, si está abierta posiblemente este medio vacía.
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Tras una larga caminata al fin encontrábamos un lugar medio vacío en el que poder conversar y descansar después de los problemas que habíamos tenido para llegar a la isla y en la misma al haberlo hecho. Entramos en la taberna y yo busqué la mesa más alejada de la gente, en el piso de arriba en una de las esquinas sin apenas luz, allí es donde fui a sentarme. Esperaba que Barba me siguiese por lo que no me preocupé mucho en mirar atrás, además le hice una señal al camarero haciéndole entender nuestro pedido, para así no tener que bajar a la barra. Tomé asiento y dejé mis cosas, la mochila descansando en el suelo al lado de mi silla y mi guadaña apoyada en la pared a la que la mesa estaba pegada.
— Siento haberte llamado tan repentinamente, — incidí mientras veía a Barba sentarse frente a mí — pero sentía que era estrictamente necesario hacerlo, pues tras marcharme no tengo claro hasta que punto podré volver a hablar con vosotros y es por esto que no puedes contarle nada de esto a nadie excepto a Rose, necesito que se lo cuentes. — Hice una pausa para sacar un cigarrillo y tras encenderlo dejarlo descansar sobre mi labio inferior. — Verás, tengo intención de marcharme y no voy a poder estar en el barco como hasta ahora, esto no quiere decir que os abandoné, pero necesito un tiempo para desarrollar un par de cosas y si todo sale bien podremos seguir como hasta ahora. La verdad es... — El camarero llego con nuestro pedido un par de cervezas rubias que había servido en la mesa, mientras yo mirándolo bastante mal al haberme interrumpido y trataba de hacer que se fuera lo antes posible.
Pasaron un par de segundos y pude sentir como las cenizas del cigarro caían sobre la mesa del lugar. — Como te estaba diciendo la verdad es que tengo pensado emprender un proyecto, uno que dejé de lado al entrar a Sons hará ya mucho tiempo. No obstante no quiero perder el contacto y mucho menos abandonaros por eso quiero que tengas esto. — Dije mientras dejaba un par de Den Den mushis sobre la mesa. — Si alguna vez necesitáis cualquier cosa podéis usarlos para llamarme, dale el segundo a Rose cuando la veas.— Tras decirle aquello solo cabía esperar su reacción y sus reproches.
— Siento haberte llamado tan repentinamente, — incidí mientras veía a Barba sentarse frente a mí — pero sentía que era estrictamente necesario hacerlo, pues tras marcharme no tengo claro hasta que punto podré volver a hablar con vosotros y es por esto que no puedes contarle nada de esto a nadie excepto a Rose, necesito que se lo cuentes. — Hice una pausa para sacar un cigarrillo y tras encenderlo dejarlo descansar sobre mi labio inferior. — Verás, tengo intención de marcharme y no voy a poder estar en el barco como hasta ahora, esto no quiere decir que os abandoné, pero necesito un tiempo para desarrollar un par de cosas y si todo sale bien podremos seguir como hasta ahora. La verdad es... — El camarero llego con nuestro pedido un par de cervezas rubias que había servido en la mesa, mientras yo mirándolo bastante mal al haberme interrumpido y trataba de hacer que se fuera lo antes posible.
Pasaron un par de segundos y pude sentir como las cenizas del cigarro caían sobre la mesa del lugar. — Como te estaba diciendo la verdad es que tengo pensado emprender un proyecto, uno que dejé de lado al entrar a Sons hará ya mucho tiempo. No obstante no quiero perder el contacto y mucho menos abandonaros por eso quiero que tengas esto. — Dije mientras dejaba un par de Den Den mushis sobre la mesa. — Si alguna vez necesitáis cualquier cosa podéis usarlos para llamarme, dale el segundo a Rose cuando la veas.— Tras decirle aquello solo cabía esperar su reacción y sus reproches.
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El antro estaba más lleno de lo que pensé al principio, pero aun así Kuroi consiguió encontrar una mesa bastante oscura y alejada de todo el mundo. Fuera lo que fuera que me quisiera decir debía ser importante, o altamente secreto. Por lo poco que le conocía me decantaba por lo primero, aunque quien sabe, esta vida está llena de sorpresas y no todas agradables. Escuche atentamente lo que me estaba contando, debía tener cara de idiota en esos momentos, aunque recupere la normalidad con la visita del camarero y la cerveza, aunque este no parecía agradar a Kuroi con su estancia.
-Kuroi, sabes que yo soy uno de esos que para poco por el barco, llámalo ansia de navegar, o lo que sea, pero una cosa es segura siempre estaré ahí con vosotros, te guste o no.- Le di un gran trago a la cerveza.- Espero que sepas que la petición de ayuda puede ser en los dos sentidos, y que si no apareces cuando termines lo que narices sea que vayas a hacer te buscare y morderé la cabeza hasta que te saque las ideas de irte.
Una vez dicho volví a mi cerveza, esperando que le hubiera entrado en esa cabeza cosida cada una de las palabras, además de recoger los DDM y guardarlos en la camisa. Fuera el asunto que fuera debía ser muy importante si Kuroi se alejaba de Rose una temporada larga, eran cosas suyas y no quería entrometerme, pero la curiosidad me mataba, y como dice el dicho, “La curiosidad mató al gato”. Bueno tendría tiempo para preguntarle más adelante, cuando hubiera bebido algo más.
-Kuroi, sabes que yo soy uno de esos que para poco por el barco, llámalo ansia de navegar, o lo que sea, pero una cosa es segura siempre estaré ahí con vosotros, te guste o no.- Le di un gran trago a la cerveza.- Espero que sepas que la petición de ayuda puede ser en los dos sentidos, y que si no apareces cuando termines lo que narices sea que vayas a hacer te buscare y morderé la cabeza hasta que te saque las ideas de irte.
Una vez dicho volví a mi cerveza, esperando que le hubiera entrado en esa cabeza cosida cada una de las palabras, además de recoger los DDM y guardarlos en la camisa. Fuera el asunto que fuera debía ser muy importante si Kuroi se alejaba de Rose una temporada larga, eran cosas suyas y no quería entrometerme, pero la curiosidad me mataba, y como dice el dicho, “La curiosidad mató al gato”. Bueno tendría tiempo para preguntarle más adelante, cuando hubiera bebido algo más.
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Sentía como si las palabras de Barba me estuviesen quitando un peso de encima, aquella situación me resultaba difícil cuando por fin me reencuentro con Rose y vuelvo a formar parte de Sons me doy cuenta que yo mismo soy incapaz de protegerlos como debería, y así es como me doy cuenta de que soy una molestia más que una ayuda. Debido a todo esto nace en mí la insana necesidad de marcharme solo en busca de aventuras o mejor dicho, en busca de poder, poder para lograr mis objetivos y para conquistar mis ambiciones.
La noche iba a ser larga y por una vez iba a disfrutar de la compañía de uno de mis "nakamas", así que lo mejor sería restarle hierro al asunto y tratar de divertirnos un poco. — Barba, hagamos una apuesta, comprobemos quién es capaz de beber más, por un vez tratemos de divertirnos. — Le decía mientras me aseguraba de que el camarero viese que queríamos un par de rondas más, de este modo no nos quedaríamos sin cerveza en la mesa y podríamos hacer aquella estúpida competición. — Por cierto Barba, ¿qué fue lo que te hizo unirte a Sons? — Era cierto que había estado con Barba mucho tiempo en batallas y en el barco, pero a decir verdad apenas conocía nada sobre él o sus gustos, ni siquiera sabía cuales eran sus ambiciones. Esperaba poder profundizar más en aquello a lo largo de aquella gran noche que esperaba que sirviese para disipar mis preocupaciones y problemas respecto al tema que quería hablar con Barba.
El camarero no tardó en llegar con otro par de cervezas para cada uno y al ver como las depositaba en la barra miré a Barba y rápidamente terminé la que había dejado con anterioridad que estaba medio vacío. Para tan pronto como lo había hecho ya tenía la otra jarra en la mano y había empezado a beber y mientras lo hacía traté de hablar para decirle a barba. — Ghi n..o de tas ... pliza ganaré. — Dudaba bastante que se me hubiese entendido, pero algo me incitaba a querer decir eso en aquel momento, pensaba disfrutar de aquella noche.
La noche iba a ser larga y por una vez iba a disfrutar de la compañía de uno de mis "nakamas", así que lo mejor sería restarle hierro al asunto y tratar de divertirnos un poco. — Barba, hagamos una apuesta, comprobemos quién es capaz de beber más, por un vez tratemos de divertirnos. — Le decía mientras me aseguraba de que el camarero viese que queríamos un par de rondas más, de este modo no nos quedaríamos sin cerveza en la mesa y podríamos hacer aquella estúpida competición. — Por cierto Barba, ¿qué fue lo que te hizo unirte a Sons? — Era cierto que había estado con Barba mucho tiempo en batallas y en el barco, pero a decir verdad apenas conocía nada sobre él o sus gustos, ni siquiera sabía cuales eran sus ambiciones. Esperaba poder profundizar más en aquello a lo largo de aquella gran noche que esperaba que sirviese para disipar mis preocupaciones y problemas respecto al tema que quería hablar con Barba.
El camarero no tardó en llegar con otro par de cervezas para cada uno y al ver como las depositaba en la barra miré a Barba y rápidamente terminé la que había dejado con anterioridad que estaba medio vacío. Para tan pronto como lo había hecho ya tenía la otra jarra en la mano y había empezado a beber y mientras lo hacía traté de hablar para decirle a barba. — Ghi n..o de tas ... pliza ganaré. — Dudaba bastante que se me hubiese entendido, pero algo me incitaba a querer decir eso en aquel momento, pensaba disfrutar de aquella noche.
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La jarra bajaba a una velocidad alarmante y pronto terminaría con ella, por suerte el camarero pasaba cerca y pudimos pedir más, no sólo cerveza, sino también comida. Una conversación, y larga noche como la que parecía venir no sería lo mismo sin comida para ir picando y disfrutar más del momento.
-Acepto tu reto compañero, pero ten en cuenta que no lo tendrás nada fácil. –Le comenté terminando lo que me quedaba de cerveza., por suerte mi Nakama estaba en todo y ya había pedido más cerveza.- Veras, quiero acabar con los malditos dragones celestiales, y ayudar a todos los que ellos maltratan y oprimen. No ha pasado un solo día desde la muerte de mi maestro y padrastro que no haya deseado verlos a todos en el fondo del mar.- Le di un gran sorbo a la siguiente cerveza, por no decir que me bebí la mitad de golpe y continué, tras algo que no fui capaz de entender de Kuroi.- Pero no deberíamos hablar de esto esta noche. ¡Por Sons! – Dije alzando la cerveza.
-Acepto tu reto compañero, pero ten en cuenta que no lo tendrás nada fácil. –Le comenté terminando lo que me quedaba de cerveza., por suerte mi Nakama estaba en todo y ya había pedido más cerveza.- Veras, quiero acabar con los malditos dragones celestiales, y ayudar a todos los que ellos maltratan y oprimen. No ha pasado un solo día desde la muerte de mi maestro y padrastro que no haya deseado verlos a todos en el fondo del mar.- Le di un gran sorbo a la siguiente cerveza, por no decir que me bebí la mitad de golpe y continué, tras algo que no fui capaz de entender de Kuroi.- Pero no deberíamos hablar de esto esta noche. ¡Por Sons! – Dije alzando la cerveza.
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La verdad es que no sabía que Barba albergaba tal resentimiento contra los Dragones Celestiales, aunque a decir verdad y pensándolo detenidamente apenas conocía a barba y por lo tanto mucho menos sus inquietudes y problemas. Habíamos estado compartiendo barco durante los últimos cuatro años y sentía que apenas nos conocíamos, pero bueno aquella noche sería una buena oportunidad para hacerlo. — ¡Por Sons! — Exclamé tras oír el grito de mi compañero y empecé a beber tan rápido como mi garganta me permitía. Las bebidas rodaban y rodaban y antes de darnos cuenta habíamos bebido cerca de una quincena de cervezas, empezaba a sentirme bastante raro y sentía como mis sentidos se enturbiaban.
— Y dime Barba, ¿por qué ese rencor hacía los Dragones Celestiales? — Pregunté antes de seguir bebiendo una nueva jarra que había traído aquella jovencita, que a duras penas pasaba entre el corralillo que se había formado a nuestro alrededor sin que nos diésemos cuenta. Toda aquella gentuza no paraba de gritar y gritar como si aquello fuese un gran espectáculo, sin embargo al menos yo los ignoraba y me concentraba en no caer dormido por culpa de todo el alcohol que había ya en mi cuerpo.
— Y dime Barba, ¿por qué ese rencor hacía los Dragones Celestiales? — Pregunté antes de seguir bebiendo una nueva jarra que había traído aquella jovencita, que a duras penas pasaba entre el corralillo que se había formado a nuestro alrededor sin que nos diésemos cuenta. Toda aquella gentuza no paraba de gritar y gritar como si aquello fuese un gran espectáculo, sin embargo al menos yo los ignoraba y me concentraba en no caer dormido por culpa de todo el alcohol que había ya en mi cuerpo.
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Tras el brindis las cervezas siguieron cayendo ante nuestros sorbos, Kuroi aguantaba el alcohol mejor de lo que me había parecido en un primer momento, pero no tenía mi capacidad ni de lejos, haberme criado entre glaciares bebiendo bebidas alcohólicas para no morir de frio había ayudado a esa resistencia, al igual que comer tanto lo que rebajaba los efectos de la bebida. Llegado un momento mi compañero me preguntó por mi odio hacia los Dragones Celestiales.
-Muy fácil, acabaron con mi maestro, padrastro, mejor amigo y única persona a la que conocía en los glaciares por orden suya, ya que se negó a entrenar a uno de sus asquerosos hijos con la espada. Si me encuentro alguna vez con alguno le enseñare que significa luchar con la espada. Y tu amigo Kuroi, ¿Qué fue lo que te impulso a la piratería?
Tras la pregunta seguí bebiendo, haciendo caso omiso al resto de los presentes, que cuando habían oído Dragones Celestiales se habían alejado algo y hablaban entre ellos, seguramente pensando si éramos unos locos planeando un ataque o unos locos por hablar de planear un ataque.
-Muy fácil, acabaron con mi maestro, padrastro, mejor amigo y única persona a la que conocía en los glaciares por orden suya, ya que se negó a entrenar a uno de sus asquerosos hijos con la espada. Si me encuentro alguna vez con alguno le enseñare que significa luchar con la espada. Y tu amigo Kuroi, ¿Qué fue lo que te impulso a la piratería?
Tras la pregunta seguí bebiendo, haciendo caso omiso al resto de los presentes, que cuando habían oído Dragones Celestiales se habían alejado algo y hablaban entre ellos, seguramente pensando si éramos unos locos planeando un ataque o unos locos por hablar de planear un ataque.
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