Worick L. Arcangelo
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Akuma no mi
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Había sido una larga travesía a lo largo del desierto desde Yuba, pero tras estos días en la isla parecía que por fin empezaba a acostumbrarme al dichoso calor que la azotaba, al fin y al cabo ahora solo parecía una cálida brisa que me acompañaba a lo largo del viaje por el desierto. Mi destino, esta vez iba a visitar el otro gran centro de influencia en Arabasta, Rainbase, ciudad del juego y la juerga, destino de vacaciones y fiesta sin desenfreno en este gran páramo, pero yo no iba allí por unas vacaciones y mucho menos con intenciones de buscar juerga, necesitaba continuar en busca de información sobre que estaba pasando en el país... ¿Qué era todo aquello que ocultaban?
Las luces y el incesante ruido creaban una atmósfera difícil de describir era muy parecida a la que había en Jaya carente de un solo lugar silencioso, pero esta no rezumaba unos olores de lo más molestos, al contrario los característicos perfumes de la isla se mezclaban en un conjunto que inundaba el aire del lugar. Sin duda aquel era un lugar que cualquier pirata común disfrutaría, lleno de acción y problemas, casinos y montones de lugares donde encontrar alcohol y algo de compañía. Sin embargo para mí esto no era más que una molestia pues encontrar un lugar en el que informarme sin buscarme problemas por hacerlo iba a ser un gran inconveniente.
Estuve caminando por las calles en busca de algún lugar en el que desarrollar mi objetivo y si bien había montones de tabernas y lugares donde comúnmente entraría en pos de información, aquel era un caso bastante más especial. La mayoría de lugares que había dejado atrás donde podría haber consultado estaban llenos de borrachos, mercenarios y piratas que habían viajado hasta el lugar en busca de problemas, problemas que yo tenía intención de buscar e iba a evitar a toda costa.
Las horas pasaban y moverse por las calles se tornaba más y más dificultoso, pues con la caída de la noche la gente empezaba a salir y ahora era cuando de verdad iba a animarse el ambiente. Yo trataba de abrirme paso entre la gente como podía aprovechándome de mi escaso tamaño que me permitía escabullirme entre las personas y así avanzar algo más rápido. O así lo creía yo hasta que en uno de mis intentos por abrirme paso choqué con una joven mayor que yo haciéndola caer de culo al suelo y haciendo que un pequeño espacio se abriese a nuestro alrededor, como si la gente tratara de evitar los problemas que se pudieran causar por el malentendido. — Perdona, con tanta gente por medio no te había visto. ¿Estas bien? — Pregunté mientras le ofrecía la mano a la joven de pelo negro como el carbón y vestimentas bastante características, la verdad es que se podría decir que tenía una belleza enigmática, algo que me hacía querer saber más sobre ella, o quizás simplemente fuesen imaginaciones y divagaciones mías debido al montón de tiempo que llevaba caminando.
Las luces y el incesante ruido creaban una atmósfera difícil de describir era muy parecida a la que había en Jaya carente de un solo lugar silencioso, pero esta no rezumaba unos olores de lo más molestos, al contrario los característicos perfumes de la isla se mezclaban en un conjunto que inundaba el aire del lugar. Sin duda aquel era un lugar que cualquier pirata común disfrutaría, lleno de acción y problemas, casinos y montones de lugares donde encontrar alcohol y algo de compañía. Sin embargo para mí esto no era más que una molestia pues encontrar un lugar en el que informarme sin buscarme problemas por hacerlo iba a ser un gran inconveniente.
Estuve caminando por las calles en busca de algún lugar en el que desarrollar mi objetivo y si bien había montones de tabernas y lugares donde comúnmente entraría en pos de información, aquel era un caso bastante más especial. La mayoría de lugares que había dejado atrás donde podría haber consultado estaban llenos de borrachos, mercenarios y piratas que habían viajado hasta el lugar en busca de problemas, problemas que yo tenía intención de buscar e iba a evitar a toda costa.
Las horas pasaban y moverse por las calles se tornaba más y más dificultoso, pues con la caída de la noche la gente empezaba a salir y ahora era cuando de verdad iba a animarse el ambiente. Yo trataba de abrirme paso entre la gente como podía aprovechándome de mi escaso tamaño que me permitía escabullirme entre las personas y así avanzar algo más rápido. O así lo creía yo hasta que en uno de mis intentos por abrirme paso choqué con una joven mayor que yo haciéndola caer de culo al suelo y haciendo que un pequeño espacio se abriese a nuestro alrededor, como si la gente tratara de evitar los problemas que se pudieran causar por el malentendido. — Perdona, con tanta gente por medio no te había visto. ¿Estas bien? — Pregunté mientras le ofrecía la mano a la joven de pelo negro como el carbón y vestimentas bastante características, la verdad es que se podría decir que tenía una belleza enigmática, algo que me hacía querer saber más sobre ella, o quizás simplemente fuesen imaginaciones y divagaciones mías debido al montón de tiempo que llevaba caminando.
Abby
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Hacía demasiado calor, y lo peor de todo, solo veía arena. Estaba cansada y cada vez tenía más sed. La calor me provocaba alucinaciones pues veía al reflejo como si estuviera a mi lado. Me extendía su mano en señal de ayuda, pero la rechazaba. No sé a que venía ese interés en aparecerse. Normalmente solo podía verla en los espejos o en las voces de mi cabeza. Pero estaba llegando demasiado lejos, me preocupaba que volviesen a internarme por ello.
Decidí ignorar la situación y miré a Zuko. A los dos nos habían enviado en una misión sencilla de vigilar las calles de Rainbase, pero siento que nos habíamos perdido. Solo podíamos ver desierto por todas partes. Me detuve por unos minutos y Zuzú vino hacia mí.
-No puedo más... - Me quejé. Él se cruzó de brazos y suspiró.
-Yo también estoy cansado, pero estoy seguro que atravesando aquella duna - señaló - Llegaremos a Rainbase, allí descansaremos. Vamos, Azula. - Dijo mientras tiraba de mi brazo para seguir caminando.
Como era de esperar logramos llegar a lo alto de la duna, pero no había nada. Arena y más arena, y después me quejaba del calor de Reddo Teikoku. Decidí cambiar el rumbo, ir recto no nos llevaría a ninguna parte así que cogimos la derecha. No recuerdo el tiempo que perdimos caminando, pero cada vez el reflejo aparecía con más copias. La cabeza me dolía. Pasé las manos sobre ella y cerré los ojos. Un leve toqueteo en el brazo me hizo que los abriera y mirase hacia delante. Se veían ya los picos de una de ciudad.
Los reflejos no paraban de reírse como si disfrutasen de mi estado. -¡Basta! - Eché a correr dejando a Zuko atrás. Seguramente interpretase que me había dado un brote. En nada llegué a las puertas de la ciudad. Cada vez había menos reflejos, pero resonaban más altos. Me adentré en una calle bastante concurrida e intentaba esquivar a la gente, pero un muchacho me tiró al suelo. Ellas desaparecieron.
-Si, estoy bien. - Dije con un tono seco. Ignoré su mano y me levanté yo misma, sacudiendo las ropas. - Hay que mirar por donde se va, has tirado a una princesa al suelo. ¿Y si me hubiese hecho daño? Haría que te castigasen por eso, pero no lo haré, estoy de buen humor - Dije con una sonrisa falsa. Respiré profundamente y traté de calmarme. - ¡Que mirais! Continuad el camino, soy agente del gobierno. - Le dije a la gente que había hecho un corrillo.
Decidí ignorar la situación y miré a Zuko. A los dos nos habían enviado en una misión sencilla de vigilar las calles de Rainbase, pero siento que nos habíamos perdido. Solo podíamos ver desierto por todas partes. Me detuve por unos minutos y Zuzú vino hacia mí.
-No puedo más... - Me quejé. Él se cruzó de brazos y suspiró.
-Yo también estoy cansado, pero estoy seguro que atravesando aquella duna - señaló - Llegaremos a Rainbase, allí descansaremos. Vamos, Azula. - Dijo mientras tiraba de mi brazo para seguir caminando.
Como era de esperar logramos llegar a lo alto de la duna, pero no había nada. Arena y más arena, y después me quejaba del calor de Reddo Teikoku. Decidí cambiar el rumbo, ir recto no nos llevaría a ninguna parte así que cogimos la derecha. No recuerdo el tiempo que perdimos caminando, pero cada vez el reflejo aparecía con más copias. La cabeza me dolía. Pasé las manos sobre ella y cerré los ojos. Un leve toqueteo en el brazo me hizo que los abriera y mirase hacia delante. Se veían ya los picos de una de ciudad.
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-Si, estoy bien. - Dije con un tono seco. Ignoré su mano y me levanté yo misma, sacudiendo las ropas. - Hay que mirar por donde se va, has tirado a una princesa al suelo. ¿Y si me hubiese hecho daño? Haría que te castigasen por eso, pero no lo haré, estoy de buen humor - Dije con una sonrisa falsa. Respiré profundamente y traté de calmarme. - ¡Que mirais! Continuad el camino, soy agente del gobierno. - Le dije a la gente que había hecho un corrillo.
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No entendía mi suerte, pero uno tras otro me encontraba con personas interesantes durante mis viajes, parecía que al final si había sido buena idea venir a Arabasta y también emprender este viaje en busca de mis ambiciones y mis sueños. Una vez más había tropezado, pero esta vez más literalmente con príncipes y princesas, de verdad que me frustraba que se diesen tantos aires de grandeza por esos títulos y por si eso no me molestara bastante esa falsa sonrisa. — Conozco bastante bien a los de tu calaña y no necesito que me mientas con esa falsa sonrisa, yo también fui así un tiempo, pero te puedo asegurar que acabas consumiéndote a ti mismo, porque olvidas como eres realmente. — Hice una pausa para retirar la mano ofrecida y usarla para sacar un cigarrillo que prendí y deposité en mis labios, necesitaba aquello para no ponerme muy nervioso con aquella princesita — En fin lamento lo ocurrido entre tanta gente es difícil ver bien y que acabase chocando con alguien no era más que cuestión de tiempo, de nuevo lo siento, princesita.—
Tras decirle aquello y sin esperar sus respuestas continué mi camino en busca de algún sitio en el que encontrar información, no esperaba nada de aquella chica, pero puesto que era un agente del gobierno tomaría las debidas precauciones y estaría atento con el mantra por si decidía pasarse de lista.
Tras decirle aquello y sin esperar sus respuestas continué mi camino en busca de algún sitio en el que encontrar información, no esperaba nada de aquella chica, pero puesto que era un agente del gobierno tomaría las debidas precauciones y estaría atento con el mantra por si decidía pasarse de lista.
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- A ver quien se come a quien ( Derian,Drake y Alex)
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