Ichimura Hachiro
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fuerza
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Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Observó el verde del techo del bosque, sintiendo cómo todo le daba vueltas. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, despertando un gran dolor en diferentes puntos de este al mover las heridas. La fiebre no mejoraba su estado, embotando sus sentidos e impidiéndole cuidarse apropiadamente. En aquel estado no podía cazar, ni tampoco desplazarse casi. Su intención inicial al llegar a aquella isla había sido buscar un refugio en el interior, en alguna cueva de las montañas o en el monte del centro. Sin embargo por si no estuviese ya en mal estado, había enfermado. Así era como había acabado en aquella situación; perdido en mitad del bosque de Ireos, tirado en un lecho de hojas y aun encima sin sus pertenencias. Todo cuanto tenía con él eran sus espadas; el resto de cosas se las había dado a Kazuo antes de comenzar su batalla contra León. A medida pasaban las horas su vida corría más peligro. Sabía que necesitaba beber agua urgentemente para no deshidratarse, pero no sabía dónde había agua en la zona, ni tenía su cantimplora.
Su cuerpo estaba cubierto por vendas sucias y ensangrentadas, y su ropa quemada y hecha jirones. De su pelo, en un pasado largo y recogido en una coleta, ahora quedaban cortos mechones y en algunas zonas ni eso. León le había cortado parte de este durante el combate, y lo que había quedado se había quemado hasta casi la raíz durante el combate. Para colmo, no tenía sus gafas. No sabía qué había sido de ellas, pero suponía que se le habían caído durante la batalla. No sabía qué había pasado, pero tras caer derrotado León no lo había matado. Había despertado un tiempo después en un pequeño velero con las heridas tratadas y vendadas, y un paquete con comida. ¿Por qué León le había perdonado la vida? ¿Habría habido algún otro que había intervenido? No entendía nada de lo que había pasado allí, ni tampoco había estado en condiciones de pensarlo. Nada más comer había guiado el barco con su viento a la isla más cercana, para comenzar a sentir los primeros síntomas de la fiebre al poco de desembarcar.
Con un gruñido, trató de incorporarse temblando. El dolor que sentía era inconmensurable, pero aun así no se rindió. Se apoyó contra el tronco de un árbol, y desenganchó torpemente la funda de su katana del cinto. Probó a dar un paso usando el arma de bastón, trastabillando y cayendo de bruces. El mareo que se llevó nubló buena parte del dolor, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no vomitar. Sabía que hacerlo podría matarle aun más rápido. "Tal vez debería forzarme a usar la akuma. Consume mucha energía, pero será más seguro que ir así." Con un suspiro, se centró y se hizo intangible. Al momento comenzó a levitar y se desplazó por el bosque sin un rumbo fijo, limitándose a buscar agua. De vez en cuando se tiraba en el suelo a recuperar fuerzas, cuando notaba que no iba a ser capaz de mantenerse así mucho más rato. Le llevó su tiempo, pero localizó un arroyo, a lo que reaccionó dejándose caer junto a este y acercando la cara al agua. Comenzó a beber con avidez, ignorando lo molesto de la postura y que se le estuvieran empapando las vendas.
Su cuerpo estaba cubierto por vendas sucias y ensangrentadas, y su ropa quemada y hecha jirones. De su pelo, en un pasado largo y recogido en una coleta, ahora quedaban cortos mechones y en algunas zonas ni eso. León le había cortado parte de este durante el combate, y lo que había quedado se había quemado hasta casi la raíz durante el combate. Para colmo, no tenía sus gafas. No sabía qué había sido de ellas, pero suponía que se le habían caído durante la batalla. No sabía qué había pasado, pero tras caer derrotado León no lo había matado. Había despertado un tiempo después en un pequeño velero con las heridas tratadas y vendadas, y un paquete con comida. ¿Por qué León le había perdonado la vida? ¿Habría habido algún otro que había intervenido? No entendía nada de lo que había pasado allí, ni tampoco había estado en condiciones de pensarlo. Nada más comer había guiado el barco con su viento a la isla más cercana, para comenzar a sentir los primeros síntomas de la fiebre al poco de desembarcar.
Con un gruñido, trató de incorporarse temblando. El dolor que sentía era inconmensurable, pero aun así no se rindió. Se apoyó contra el tronco de un árbol, y desenganchó torpemente la funda de su katana del cinto. Probó a dar un paso usando el arma de bastón, trastabillando y cayendo de bruces. El mareo que se llevó nubló buena parte del dolor, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no vomitar. Sabía que hacerlo podría matarle aun más rápido. "Tal vez debería forzarme a usar la akuma. Consume mucha energía, pero será más seguro que ir así." Con un suspiro, se centró y se hizo intangible. Al momento comenzó a levitar y se desplazó por el bosque sin un rumbo fijo, limitándose a buscar agua. De vez en cuando se tiraba en el suelo a recuperar fuerzas, cuando notaba que no iba a ser capaz de mantenerse así mucho más rato. Le llevó su tiempo, pero localizó un arroyo, a lo que reaccionó dejándose caer junto a este y acercando la cara al agua. Comenzó a beber con avidez, ignorando lo molesto de la postura y que se le estuvieran empapando las vendas.
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