Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
— Agh... — En aquellos momentos sentía que cabeza me iba a estallar, la noche anterior fue divertida, pero la resaca que tenía al día siguiente no fue nada agradable. Me resultaba casi imposible moverme sin que pareciese que un terremoto estaba azotando mi cuerpo, necesitaba unos minutos para recomponerme e incorporarme, así que volví a recostarme en la cama mirando el techo del lugar. Las maderas estaban llenas de grietas y parecían bastante húmedas, de algún modo me recordaba al camarote del barco y me sentía bastante bien tumbado allí, pero no podía estar perdiendo el día descansando, quería dejar Jaya cuanto antes.
Tardé bastante en levantarme, una vez lo había hecho me alisté en un minuto vistiéndome y recogiendo mis cosas para dejar aquella posada en apenas unos segundos. El lugar era un antro de mala muerte que apenas tenía cinco habitaciones, pero al menos me había servido para pasar la noche, así que no me quejaría demasiado. El amanecer iluminaba a duras penas desde el horizonte entre la enorme cantidad de bajos edificios de la ciudad, era un paisaje bastante bonito y agradable, lástima que no fuese así siempre. Los últimos borrachos caminaban y caían dormidos por las calles, así que restándolos a ellos la ciudad estaba de lo más tranquila. Tenía hambre y quería desayunar algo así que fui en busca de algún local ambulante o sitio donde pudiese desayunar alguna cosa, tras un rato lo encontré, un pequeño lugar cerca de una gran fuente. — Menuda mierda. — Murmuré. No servían gran cosa, un par de pinchos y un zumo de naranja valdrían para pasar la mañana, hubiese preferido algo más contundente, pero fue imposible encontrarlo.
No esperaba encontrar nada interesante en la isla a aquellas horas, pues a duras penas veías a nadie en las calles, pero al parecer me equivocaba. Un chico de cabellos oscuros estaba metiéndose en problemas ya de buena mañana, por lo que había podido oír mientras me acercaba al lugar los tipos que le estaban amenazando por no sé que de una chica de la noche anterior, o algo así. No tenía intenciones de meterme en los problemas de otro, pero al menos aquello era más interesante que dar vueltas sin destino por la ciudad hasta que llegase un barco que me pudiese sacar, así pues me dispuse a ver que hacía el mocoso para librase de aquellos maleantes.
Tardé bastante en levantarme, una vez lo había hecho me alisté en un minuto vistiéndome y recogiendo mis cosas para dejar aquella posada en apenas unos segundos. El lugar era un antro de mala muerte que apenas tenía cinco habitaciones, pero al menos me había servido para pasar la noche, así que no me quejaría demasiado. El amanecer iluminaba a duras penas desde el horizonte entre la enorme cantidad de bajos edificios de la ciudad, era un paisaje bastante bonito y agradable, lástima que no fuese así siempre. Los últimos borrachos caminaban y caían dormidos por las calles, así que restándolos a ellos la ciudad estaba de lo más tranquila. Tenía hambre y quería desayunar algo así que fui en busca de algún local ambulante o sitio donde pudiese desayunar alguna cosa, tras un rato lo encontré, un pequeño lugar cerca de una gran fuente. — Menuda mierda. — Murmuré. No servían gran cosa, un par de pinchos y un zumo de naranja valdrían para pasar la mañana, hubiese preferido algo más contundente, pero fue imposible encontrarlo.
No esperaba encontrar nada interesante en la isla a aquellas horas, pues a duras penas veías a nadie en las calles, pero al parecer me equivocaba. Un chico de cabellos oscuros estaba metiéndose en problemas ya de buena mañana, por lo que había podido oír mientras me acercaba al lugar los tipos que le estaban amenazando por no sé que de una chica de la noche anterior, o algo así. No tenía intenciones de meterme en los problemas de otro, pero al menos aquello era más interesante que dar vueltas sin destino por la ciudad hasta que llegase un barco que me pudiese sacar, así pues me dispuse a ver que hacía el mocoso para librase de aquellos maleantes.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Qué había pasado la noche anterior? La verdad, mis recuerdos eran escasos a pesar de que mi memoria era fotográfica. Me invitaron a pasar la noche, en Jaya, en una extraña fiesta de unos piratas extraños. No recuerdo la cantidad exacta que había bebido aquel día, pero había sido mucho y sentía como si un tren me hubiera pasado por encima. La resaca era una fiel amiga en estas situaciones y nunca fallaba. Suspiré y recordé que ese día, había amanecido con una chica en la misma cama… Ella desnuda y yo desnudo. ”El alcohol hace cosas malas” – no logré recordar la cara, pero ella me dejó una marca. Un gran rasguño en mi cara, partía desde mi ojo hasta un poco más abajo que el cuello. ”El alcohol me va a terminar matando” – pensaba a cada calle que pasaba de aquella maldita isla.
Pasé por la misma taberna en la que había estado celebrando y ahí fue donde todo se al carajo. Entre mareos y otras cosas que te daba tras la enorme resaca. Fue como si estuviera predestinado… Unos cinco tipos me rodearon, claramente, con la misma o peor resaca que yo. Alegaban ser amigos de la tipa que se fue conmigo… Y querían, entre otras cosas, que se las “devolviera”. ”Oh… Ya recuerdo” – no, no fue una fiesta en la que celebraba con esos tipos. Era una especie de discusión donde terminé salvando a aquella muchacha de aquellos abusadores. Luego, arrendamos una casa… Sí, en lo ebrio que estaba, arrendé una casa entera y no una habitación, compramos mucho alcohol y seguimos la fiesta ahí dentro.
– Lo siento, amigos… Pero ella se fue – dije tratando de tranquilizarlos con las manos. Los cinco me tenían rodeados. ”¿Por qué parece que soy un imán que atrae problemas?” – pensaba algo resignado y suspirando. – Se fue y no tengo idea de dónde está ahora. Así que… Largo, por favor – dije con una sonrisa tranquila. Fue en eso que uno me agarró de la camisa azul que llevaba y me estrelló contra una pared. Su cara mostraba un claro enfado. Los otros simplemente reían por lo bajo y sonreían de forma… Malvada. – Tienes tres segundos para soltarme. He sido benevolente con ustedes… – lo miré a sus ojos azules con furia. Pero aquel tipo no me soltaba y casi sentía que me estaba asfixiando… Me elevó un par de metros y fue entonces que logré ver algo más raro… ¿Qué carajos era eso? Era un hombre… Blanco como la nieve y lleno de hilos en su cuerpo… ”Debes elegir mejores médicos” – pensaba con una sonrisa. – Ustedes lo pidieron. – Saqué mi espada y de un rápido movimiento, usando el mango, lo dejé inconsciente de un golpe en el estómago. Luego, hice lo mismo con el tarado que me venía a atacar con un puñetazo. Los otros, los deje tirados en el suelo usando la parte sin filo. Miré a ese… ¿Chiquillo?
– ¿Eres amigo de estos tipos? – Dije señalándole con mi espada.
Pasé por la misma taberna en la que había estado celebrando y ahí fue donde todo se al carajo. Entre mareos y otras cosas que te daba tras la enorme resaca. Fue como si estuviera predestinado… Unos cinco tipos me rodearon, claramente, con la misma o peor resaca que yo. Alegaban ser amigos de la tipa que se fue conmigo… Y querían, entre otras cosas, que se las “devolviera”. ”Oh… Ya recuerdo” – no, no fue una fiesta en la que celebraba con esos tipos. Era una especie de discusión donde terminé salvando a aquella muchacha de aquellos abusadores. Luego, arrendamos una casa… Sí, en lo ebrio que estaba, arrendé una casa entera y no una habitación, compramos mucho alcohol y seguimos la fiesta ahí dentro.
– Lo siento, amigos… Pero ella se fue – dije tratando de tranquilizarlos con las manos. Los cinco me tenían rodeados. ”¿Por qué parece que soy un imán que atrae problemas?” – pensaba algo resignado y suspirando. – Se fue y no tengo idea de dónde está ahora. Así que… Largo, por favor – dije con una sonrisa tranquila. Fue en eso que uno me agarró de la camisa azul que llevaba y me estrelló contra una pared. Su cara mostraba un claro enfado. Los otros simplemente reían por lo bajo y sonreían de forma… Malvada. – Tienes tres segundos para soltarme. He sido benevolente con ustedes… – lo miré a sus ojos azules con furia. Pero aquel tipo no me soltaba y casi sentía que me estaba asfixiando… Me elevó un par de metros y fue entonces que logré ver algo más raro… ¿Qué carajos era eso? Era un hombre… Blanco como la nieve y lleno de hilos en su cuerpo… ”Debes elegir mejores médicos” – pensaba con una sonrisa. – Ustedes lo pidieron. – Saqué mi espada y de un rápido movimiento, usando el mango, lo dejé inconsciente de un golpe en el estómago. Luego, hice lo mismo con el tarado que me venía a atacar con un puñetazo. Los otros, los deje tirados en el suelo usando la parte sin filo. Miré a ese… ¿Chiquillo?
– ¿Eres amigo de estos tipos? – Dije señalándole con mi espada.
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Parecía que aquel niño tenía el control de la situación, pero tampoco es que fuera muy difícil despachar a un puñado de basuras de las calles de Jaya. — Espadachín hábil capaz de acabar con cinco enemigos a la vez es ejecutado por joven con aspecto de niño ante el amanecer como único testigo. — Murmuré mientras miraba la hoja de la espada de aquel chico que preguntó de manera estúpida si yo tenía alguna relación con aquella basura. — Sabes... No me gusta nada ese tono tuyo... ¿Qué pasaría si fuese así? — Pregunté mientras me movía rápidamente hacía el y lo miraba de arriba a bajo, era bastante alto y fuerte, pero había algo que no me encajaba... ¿Para qué quería tres espadas? Tras aproximarme a él rápidamente y activar mi haki mantra, tomé una de las espadas de su cinturón y la observé más detenidamente. — No creo que necesites tres espadas para nada, así que si quieres puedo hacerte un favor y deshacer del peso que te sobra. — Dije mientras sonreí y lanzaba la espada de nuevo a sus pies, entendía el porque de su pregunta, pero que me hubiese relacionado si quiera con aquella basura me había molestado.
Esperaba su respuesta, preparado para combatir si fuese necesario y mientras tanto echaba mano a mi bolsillo en busca de aquel encendedor color plateado y un cigarro que dejé descansar entre mis labios unos segundos hasta que le prendí fuego. El humo inundó mis pulmones para crear una pequeña nube a mi alrededor una vez lo había expulsado... ¿Por qué había dejado de fumar? No recordaba realmente bien porque hubo una temporada en la que olvidé que fumaba, pero suponía que todo aquello era culpa de Shi, maldito... ¿Qué será de él ahora?
— Por cierto, debería pensar mejor a quién apuntas con esos palillos a los que llamas katanas, no querría tener que mancharme de sangre ya de buena mañana. — Dije mientras sonreía y lo miraba fijamente. Parecía un chico interesante y si quería problemas los iba a tener, así que por qué no meterme un poco con él. — Ay no, perdóname no quería decir todo eso, me perdí un poco... — Dije a modo de disculpa con un tono burlón tratando de provocarle, quería ver de que era capaz aquel curioso espadachín.
Esperaba su respuesta, preparado para combatir si fuese necesario y mientras tanto echaba mano a mi bolsillo en busca de aquel encendedor color plateado y un cigarro que dejé descansar entre mis labios unos segundos hasta que le prendí fuego. El humo inundó mis pulmones para crear una pequeña nube a mi alrededor una vez lo había expulsado... ¿Por qué había dejado de fumar? No recordaba realmente bien porque hubo una temporada en la que olvidé que fumaba, pero suponía que todo aquello era culpa de Shi, maldito... ¿Qué será de él ahora?
— Por cierto, debería pensar mejor a quién apuntas con esos palillos a los que llamas katanas, no querría tener que mancharme de sangre ya de buena mañana. — Dije mientras sonreía y lo miraba fijamente. Parecía un chico interesante y si quería problemas los iba a tener, así que por qué no meterme un poco con él. — Ay no, perdóname no quería decir todo eso, me perdí un poco... — Dije a modo de disculpa con un tono burlón tratando de provocarle, quería ver de que era capaz aquel curioso espadachín.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Por qué no podía decir simplemente que no? Suspiré mientras lo vi acercarse, a gran velocidad, a mi posición, agarrar la única espada que tenía en el cinto y tirármela a los pies. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? La resaca me estaba matando, solo quería llegar a mi barco y dormir tranquilo. No con aquella chiquilla que era capaz de cortar mi cara a rodajas si era necesario. ¿Tan difícil era eso? Guardé mi espada y recogí la que estaba en el suelo. Aquel chiquillo era interesante, la verdad… No parecía ser del tipo de mierda que se encontraba en Jaya. ”En cierta forma, es la segunda persona que me sorprende en Jaya” – pensé recordando a Hinori. ¿Dónde estaría aquella chica? Tenía su número todavía, así que una vez me recuperara de la resaca, seguramente, la llamaría para coordinar un segundo encuentro.
– Lo siento por confundirte con uno de ellos – dije de forma tranquila. Sus palabras, al parecer, querían provocarme. Pero entre que estaba con mucha resaca y unas simples palabras no solían ofenderme, no iba a hacer nada. – En fin, tengo una resaca del demonio y mucho que dormir. Con permiso. – Dicho aquello empecé a alejarme de aquel tipo. Me rasqué la nuca y bostecé. La cabeza me daba tumbos y a ratos me iba mareando. ¿Cómo pude caer tan bajo al beber tanto? Siempre me controlaba y me jactaba que tenía el mejor aguante de todos los mares. Pero… Caí rendido.
Suspiré mientras caminaba con calma. Mis dos manos iban por detrás de mí nuca. Trataba de caminar lo más recto que podía, pero… Parecía que respirar el aire de alcohol de las tabernas, me hiciera sentir más mareado de lo que ya estaba. Caminaba por las sombras de los edificios, tratando de evitar el sol… Sentía que si salía al astro rey, me iba a derretir y, como poco, hacer que mis ojos se derritieran y perdiera la vista. ¿Qué iba a ser de mi vida? Normalmente, pasaba de taberna en taberna haciendo mil cosas, de las cuales unas pocas me arrepentía y otras no tanto. Suspiré con tranquilidad. Destino, el puerto.
– Lo siento por confundirte con uno de ellos – dije de forma tranquila. Sus palabras, al parecer, querían provocarme. Pero entre que estaba con mucha resaca y unas simples palabras no solían ofenderme, no iba a hacer nada. – En fin, tengo una resaca del demonio y mucho que dormir. Con permiso. – Dicho aquello empecé a alejarme de aquel tipo. Me rasqué la nuca y bostecé. La cabeza me daba tumbos y a ratos me iba mareando. ¿Cómo pude caer tan bajo al beber tanto? Siempre me controlaba y me jactaba que tenía el mejor aguante de todos los mares. Pero… Caí rendido.
Suspiré mientras caminaba con calma. Mis dos manos iban por detrás de mí nuca. Trataba de caminar lo más recto que podía, pero… Parecía que respirar el aire de alcohol de las tabernas, me hiciera sentir más mareado de lo que ya estaba. Caminaba por las sombras de los edificios, tratando de evitar el sol… Sentía que si salía al astro rey, me iba a derretir y, como poco, hacer que mis ojos se derritieran y perdiera la vista. ¿Qué iba a ser de mi vida? Normalmente, pasaba de taberna en taberna haciendo mil cosas, de las cuales unas pocas me arrepentía y otras no tanto. Suspiré con tranquilidad. Destino, el puerto.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.