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Forja tu camino,sin retroceder

Ambientación

2016, 25 de Enero.

La vida para todo ser humano esta repleta de problemas desde que da el primer respiro al contaminado aire del planeta. Tal y como la gente nace, otras mueren, ya sea por causas naturales o por la violencia que cada vez parece aumentar en cada rincón del mundo. Muchas veces, vidas que pudieron ser largas acabaron terminaron de forma abrupta por esto, o por algún hecho ocurrido sin previo aviso, tan repentino que pareciera no tener más explicación  que  la Tierra solo buscando venganza por todo el daño que ha sido provocado en su contra.

Pero… todo tiene un límite y es así como la humanidad alcanzó el suyo. Ese pequeño hombre, en medio de la nada y en camino a su trabajo no lo vio venir, era tan repentino e inexplicable para su simple mente. La manera en que aquel cigarrillo caía, el sudor caía por su frente fría y lentamente y el molesto sonido de un bus viniendo a toda prisa por la calle más cercana mientras su cuerpo estaba allí, inmóvil. Su memoria se echó a volar en medio de aquel proceso, recordando aquella calle, la cual solo en cosa de minutos sería cruzada por un grupo de escolares en camino a completar una parte más de su rutina diaria. Antes de que pudiera hacer algo… cuando sus ojos se humedecían poco a poco y la primera lágrima caía por su mejilla, las llantas de aquel vehículo estaban cubiertas de sangre. Cosas como estas no eran extrañas de ver, en cada ciudad de un mundo putrefacto, accidentes sin sentido que no hacían nada más que lastimar a otros y con ello extender una extraña cadena de sufrimiento continuo. Sin embargo, era la última vez que algo así ocurriría, la última vez en que todo ser humano se preguntaría… ¿qué transformó al mundo en lo que era ahora? ¿Cuál fue el punto en que la humanidad se convirtió en esto? El punto de inflexión se acercaba, sin que nadie pudiera evitarlo ni verle hasta que fue demasiado, creciendo en silencio como una gran onda de que invadió cada centímetro del planeta y cegó a todo ser vivo, incluso seres que jamás vieron la luz del día tuvieron su primer acercamiento a ella gracias a este fenómeno.

En cuestión de segundos abrió sus ojos, con más preguntas que certezas rodeando su mente, sin embargo, no por ello se detendría, no planeaba interrumpir su trabajo por mucho más tiempo. Tomó la pequeña hacha y comenzó a dar cortes al árbol más robusto que pudo hallar tan pronto como le fue posible, en cuanto acabó su tarea cargó con pesadez en su diminuto cuerpo el resultado de su labor. Después de todo, jamás llegaría a una conclusión con una inteligencia tan insignificante como la que tenía, no había ningún motivo para continuar así. Ese pequeño Goblin fue entonces a su poblado, ignorando por completo su pasado, ignorando por completo que hace tan solo un momento... no era más que un humano.

Dime, ¿Cuál será tu… destino?

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