La negación de los cuarteles (moderado nivel 3 Shiro)

Se te acerca un hombre en medio del a noche, tras confirmar tu identidad con una clave te informa de tu misión, debes ir hasta Gracia y evitar que el gobierno obtenga los permisos de construcción de un nuevo cuartel en la isla. Según te cuenta ya tenéis los planos del actual y por los informes el nuevo sería mucho más difícil de tomar en caso de atacar la isla. No hace falta decir la importancia de esta misión y que la gente del pueblo no debe sufrir daños ni perjuicios, lo que incluye que evites la destrucción de comercios, casas y en general edificios. Tu barco sale en una hora.

Al confirmar los detalles de su misión y la embarcación en la que debía subir, así como la hora de salida de esta, Shiro se dirigió directamente al barco que lo llevaría a Gracia, sin necesitar mayor preparación para comenzar su misión. Obviamente necesitaba más detalles en cuanto a su misión, como por ejemplo quién le daría ese permiso al gobierno o a quién debería detener, tal vez el edificio a infiltrar o algún que otro dato extra, pero por ahora no parecía que el hombre tuviese más que decirle y presumió que alguien en el barco le daría algunas respuestas.

Iba vestido con su típica gabardina negra que llegaba hasta más abajo de la rodilla aunque se abría a la mitad llegando a su cintura, permitiendo ver los pantalones negros y botas que llevaba debajo. Además de ello, llevaba una camisa blanca de mangas largas, chaleco negro y corbata de lazo para simular un set de ropa semi-formal si necesitara un disfraz rápido, simplemente quitándose la gabardina cuando fuera necesario; claro está, esto requería que no hubiesen visto su cara antes y de que logre mezclarse con otra multitud. Simplemente era un recurso para hacer más sencillo el sigilo. Para evitar que su cara fuese inmediatamente reconocida, también llevaba unos espejuelos en el bolsillo de la gabardina y, de necesitarlo, podía recoger su cabello en un peinado diferente con la ayuda de un poco de agua.

Al subir al barco de revolucionarios que iban de incógnito, Shiro fue inmediatamente reconocido una vez se quita el gorro de la gabardina (era fácil ser reconocido con un cartel de wanted con esa recompensa a su nombre) y acto seguido, entró al interior de la embarcación, buscando al capitán del barco para preguntarle algún que otro detalle adicional sobre la misión mientras los demás se preparaban para izar velas, quedando unos cuarenta o treinta minutos más o menos para que partiera. Tras eso, solo quedaría esperar hasta llegar a la isla y fastidiarle los planes al Gobierno Mundial. Obviamente era una misión en solitario y posiblemente fuera una infiltración o combate directo, por lo cual esos revos solo estaban allí para llevarle y sacarle. El resto lo tendría que hacer él solo.

Notas como el barco aminora la marcha, tras casi cuatro horas (que a saber que has estado haciendo) parece que vas a llegar a tu destino. Por lo que te comentó el capitán en esos minutos que hablaste con él, tendrás que ingeniártelas para que el proyecto se dé al traste y el gobierno local no permita la construcción. Con eso debilitareis la relación entre ellos y la posición de la marina en la isla.

La zona donde llegas es una pequeña cala de piedras, no parece haber nadie, aunque un barco pasando a esas por allí resultara sospechoso, deberás moverte rápido y pensar como alguien con recompensa puede conseguir tumbar las opciones del gobierno.

Una vez Shiro llegó a la cala de piedras, saltó del bote reduciendo todo su peso hasta unos pocos kilos para caer con soltura y sin hacer mucho ruido, a pesar de que no parecía haber nadie cerca. El barco se marchó lentamente hacia una zona más oculta por montañas para evitar ser visto, dejando al joven en soledad hasta que la misión hubiese terminado. Caminando despacio, con las manos en los bolsillos de la gabardina, y la capucha cubriendo su cabeza y buena parte de su cara, el rubio avanzó hacia la ciudad más cercana en medio de la madrugada, analizando el nivel de actividad que la ciudad llevaba así como lugares de interés que podrían serle de utilidad más adelante una vez llega allí. Tras este análisis, decidiría su curso de acción y si usaría el sigilo o la fuerza para la misión, o cualquier combinación de estas opciones.

Desde la colina donde te has parado puedes ver toda la extensión de la ciudad. Dos altas torres orientadas hacia el mar, el concurrido puerto al que están llegando los barcos pesqueros para la venta de lo capturado, la catedral, majestuosa presidencia toda la ciudad. La White Moon, la gran plaza de la ciudad se está empezando a despertar, pero hay algo mucho más urgente, tres hileras de antorchas suben por entre las rocas hacia tu posición, pueden ser marines, o autoridades locales. Puedes arriesgarte a averiguarlo, esconderte o buscar alguna alternativa. Como único punto para el cuartel nuevo, crees que será en la parte este de la catedral, una zona grande con arbustos bajos justo donde termina la ciudad.

Habiendo visto lo suficiente del escenario en el que se encontraba, Shiro decidió optar por el sigilo, al menos por el momento, mientras podía observar como se acercaba un grupo de personas cargando antorchas. Observando que estaba en una colina con algo de vegetación y algunos árboles alrededor, si bien en medio de la noche, se percató de que no era exactamente la situación más favorable para esconderse, mientras intentaba buscar algún que otro sitio donde poder ocultarse. Finalmente se decidió por subirse a un árbol cercano de un salto, sus movimientos siendo ocultados por la oscuridad de la noche y su propia gabardina que se confundía con ella.

Una vez sobre una de las ramas, habiendo mantenido su peso extremadamente bajo desde un principio, se preparó para actuar en base a quienes fueran los portadores de las antorchas. Si fuesen Marines, posiblemente intentaría un ataque sigiloso a algún rezagado cuando el resto no estuviese alerta, para luego de dejarlo inconsciente, robar su uniforme para infiltrarse mejor en la ciudad y evitar sospechas. Si solo fuesen parte de la guardia de la ciudad o algo similar, simplemente los dejaría pasar y una vez se fueran avanzaría hacia la ciudad entre las sombras, buscando una oportunidad para cambiarse y recogerse el cabello en un peinado diferente. Tras estos preparativos, se decidiría su siguiente ruta a seguir para completar su misión.

Cuando el grupo esta lo bastante cerca de ti descubres que es una mezcla de marines y guardias de la ciudad, estos últimos están ataviados con armaduras plateadas con listones dorados, y parecen bastantes pesadas. Los marines además de las vestimentas normales portan un brazal plateado con las mismas bandas doradas que las armaduras de los de la ciudad.

Cuando terminan de pasar sin verte, parece, avanzas hasta los límites de la ciudad enfrentado el primer desafío de verdad, tienes que sortear el muro que forman las paredes de las casas, todas pegadas, dejando un único hueco, la puerta de la ciudad custodiada por dos marines y dos guardias vestidos con armaduras azules y líneas verdes, los marines portan brazales a juego con las armaduras. ¿Qué inventaras para entrar en la ciudad?

Observando el muro que formaban las casas de los extremos de la ciudad, y sin estar dispuesto a enfrentarse a guardias por el momento, Shiro se movió sigilosamente hacia uno de los extremos del muro lejos de los guardias, tras esto aprovechando su peso disminuido en extremo (23 kilos total) para pegar un salto con toda su fuerza hasta el techo de uno de los hogares, agarrándose del borde de este por los pelos.

Tras subir, se tomó unos momentos para quitarse la gabardina, doblarla y llevarla sobre el brazo derecho, mientras que con la otra mano se peinó hacia atrás; logrando un peinado que, si bien no estaba muy aplastado a lo empresario, mostraba toda su frente y tenía todas las puntas del pelo tocando su nuca, salvo por un típico cabello rebelde que aún se veía en su frente, cruzando su nariz de lado. Viendo que aparentaba ser un joven con un trabajo decente por la ropa semi-formal y el peinado, solo necesitaba terminar el trabajo poniéndose los espejuelos que había traído consigo, lo cual hizo tras encontrarlos en el bolsillo de su gabardina.

Una vez su disfraz estuvo terminado, Shiro buscó la forma que menos atención llamaría para colarse en la ciudad, cayendo suavemente en una oscura esquina para luego dirigirse al punto donde se construiría la base sin levantar muchas sospechas. Tras este punto, posiblemente no tuviera demasiados reparos en luchar, después de todo ya estaba dentro de la ciudad y nadie cerraría las puertas a su misión ahora. Pensando esto, el rubio no se detuvo hasta llegar cerca del sitio que debía analizar. Tras verlo, se decidiría en qué estrategia usar.

Parece que lo has conseguido, nadie te detiene ni pregunta, aunque tampoco es que encuentres a demasiada gente, quitando a los borrachos que intentan llegar a sus casas. Cuando llegas a la zona donde supuestamente se construirá el nuevo cuartel no ves más que algunas plantas creciendo por la zona, arbustos como mucho. Tardas un buen rato en recorrerlo, pero no hay nada destacable, es un solar vacío dispuesto a ser construido. Cuando estas terminando ya se ve bastante gente por la zona, muchos te miran con curiosidad, otros directamente pasan de ti. Lo que no sabes es cuando puede pasar una patrulla, y esos seguro que si hacen preguntas.

Al poder apreciar que estaba causando algo de curiosidad y sospecha por parte de algunos de los ciudadanos, Shiro rápidamente pensó en alguna forma de no solo salir de esa situación sin problemas mayores, sino además aprovechar para conseguir información. Acercándose a uno de los ciudadanos que le observaban, uno que no estaba rodeado de gente como muchos otros y a quien se le podría hablar tranquilamente (supuso), se le dirigió para hacerle alguna que otra pregunta y de paso justificar un poco su comportamiento, en un tono moderadamente bajo que ni levantaría sospechas por ser muy bajo, ni sería escuchado por el resto de observadores a menos que se acercaran más.

"Ah, disculpe, ¿es usted de por aquí? Si, verá, es que no conozco muy bien la ciudad y siempre termino perdiéndome. Un amigo mío me había pedido que me encontrara con él en un tal sitio donde se firman documentos para legalizar una construcción o algo semejante, para leer y verificar que el documento de su próxima vivienda esté en orden y luego entregarlo para que sea legalizado, pero llevo dando vueltas desde hace tiempo y creo que me he perdido. ¿Me podría decir donde queda un sitio como ese?"

Con esta pequeña historia, pretendía averiguar un sitio donde legalizaran y aprobaran la construcción de una vivienda. Tal vez fuese una simple oficina o quizás se tratara de un sitio que la misma Marina ocupaba, pero eso le pareció absurdo ya que en ese caso hace tiempo que habrían legalizado la construcción. Sin embargo, siempre quedaba la posibilidad de que estuviese protegido por Marines o guardias locales, y debía estar preparado para tal situación. Tras decir esto, esperó a ver que decía el ciudadano, confiando en que habría escogido a alguien que no viera a través de su cobertura, o que no tuviera problemas con los revolucionarios si ese era el caso. Con solo un poco de suerte, su objetivo estaría más cercano de cumplirse.

Las personas allí presentes se miran con extrañeza, pensando en lo raro que suena que un extranjero conozca sus leyes de construcción, pero acaban indicándote el lugar de registro de edificaciones civiles de la isla.

-Pues debes seguir esta calle recta, en la siguiente fuente girar a la derecha y el edificio de doble puerta que está enfrente es el registro de edificaciones civiles.

-¡Eh!, deja de habla con extranjeros, al final nos invaden, recuerda mis palabras Boll. – Dice un hombre de otro grupo mientras escupe al suelo y se va por la calle contraria a la que tú debes tomar según las indicaciones del tal Boll.

-No te preocupes por él, es Joll, mi hermano y no le gustan los extranjeros, y menos que se quieran asentar aquí. Aunque todos respetamos la ley del consejo, no a todos les gusta.

¿Qué vas a hacer a continuación?

Viéndose realmente aliviado, Shiro le dió las gracias a Boll e intentó continuar un poco la conversación para no parecer interesado, ya que el susodicho había seguido hablando con él. "Oh, no hay problema, entiendo que a otros les parezca mal ayudar a forasteros, y realmente aprecio su ayuda, Mr. Boll. Ahora si me disculpa, un amigo me espera y no desearía hacerle esperar más. Buenas noches."

Tras esto, Shiro se puso en marcha por donde le avisaron, pero a un paso lento. Ese que le habían indicado era el edificio de registros civiles. Debía haber uno de registros militares, o incluso uno exclusivo de la marina. Pero, el "dónde" seguía siendo la pregunta. ¿Dónde habría una edificación de registros militares o algo similar? Continuando con esta línea de pensamientos, Shiro encuentra una intersección en las calles y dobla a la derecha. Efectivamente, ahí estaba el tal edificio de doble puerta. El cual no le servía ni de punto de referencia, pero bueno, al menos no había quedado mal con su historia y había tomado esa dirección, no fuera a ser que el tal Boll le siguiera con la mirada como para asegurarse de que no mintiera.

Una vez en el sitio, sin verdadero indicio de qué hacer después, Shiro se topa con un serio dilema. No era fácil encontrar información en la isla sin dar a conocer la identidad propia, nunca se le había dado bien la materia del espionaje, y se estaba aguantando mucho para no atacar a un marine y robarle el uniforme para tener acceso a información mucho más jugosa. Pero ya había expirado la fecha de su auto-control, y al no encontrar otra forma de salir de esa encrucijada victorioso, comienza a caminar por las calles en búsqueda de algún Marine solitario al que dejar K.O. de alguna manera sigilosa y robarle su uniforme, todo mientras caminaba con tranquilidad y sin mostrar indicios de comportamiento sospechoso. Si no se topara con ninguno por la calle, se dirigiría a una taberna cercana donde un Marine borracho y solitario (de haber uno así de tonto) sería presa fácil, y al menos allí tendría más oportunidades.

Te das la vuelta si entrar al edificio para deshacer en parte el camino que habías hecho. Durante unas casi tres horas que tardas en recorrer la ciudad lo que encuentras son patrullas mixtas de marines y soldados de la ciudad, estos últimos vestidos con armaduras de color rojizo apagado con franjas blancas. Ninguna de las patrullas te para o se percata de tu presencia, aunque tienes la sensación de que alguien te vigila o sigue.

Por fin, das con una taberna en la que hay unos cuantos marines fuera de servicio, no parecen estar en grupo, pues cada uno a lo suyo, aunque la sensación de estar vigilado continua parece como si nadie en la taberna se hubiera percatado de tu identidad, aún. De los presentes, además no te suena ninguno de los que estuvieran presentes esa mañana en la charla con su conciudadano.

¿Qué vas a hacer, o cómo lo plantearas?

(Siéntete libre de explicar mejor esas horas de caminata buscando)

En su recorrido a través de las calles de la ciudad, el joven revolucionario pudo observar la diferencia entre las armaduras de los soldados mientras ese sentimiento paranoico de estar siendo observado nunca subsidia. Caminó durante lo que solo pudo suponer se trataba de al menos tres horas de movimiento, agradeciendo al entrenador del ejército por tanto entrenamiento de marcha sin descanso que le había hecho pasar; mira por donde, al final tantos callos sí que sirvieron de algo. Su observación mientras se movía era siempre discreta, fluida y suave; cualquier otra persona podría haber pensado que era un simple ciudadano echando un vistazo a las fuerzas del orden que pasaban a su lado, sin ningún motivo en particular más que la curiosidad o la casualidad. Y así, finalmente, logró encontrar una taberna, entrando a esta de forma casual tras comprobar que sus ropas estuvieran en orden, solo preguntándose cómo rayos no había encontrado directamente el registro de edificaciones militares tras tanto caminar.

En la taberna no parecía haber mucha gente, y no había nadie que Shiro pudiera reconocer del grupo anterior; dicho esto, cabe mencionar que el sentimiento de paranoia nunca cesó, como si alguien estuviese viéndolo desde afuera de la taberna. Pero eso es imposible, ¿verdad? O al menos eso pensó, aludiendo la sensación a, simplemente, cosas del estrés y el cansancio luego de varias horas de estar en una situación que podría haberle dado un ataque de nervios a los de mente débil. En cualquier momento, un puñal podía saludar cordialmente a su espalda, dando un final abrupto y no deseado a su misión y lo que es más importante, a su vida. Esto era lo que pasaba por su cabeza mientras su cuerpo se movía hacia la barra, por una vez dispuesto a dejar de lado sus prácticas médicas para camuflarse con el resto: habían algunos marines en ese lugar, y si podía mezclarse entre la multitud para luego seguir a alguno que otro de los más embriagados a la calle, acorralarlo en un callejón oscuro y tomar sus ropas, podría estar cada vez más cerca de encontrar el objetivo que se le fue designado.

Al llegar a la barra, apenas ocupada para entonces (siendo que ya las primeras horas de la madrugada habían pasado y muchos ya habían vuelto vencidos por el alcohol a sus hogares) Shiro se sentó en uno de los baratos taburetes de madera que decoraban dicha barra y se dirigió al barman, un hombre posiblemente en sus treintas de cabello negro peinado hacia atrás como empresario y vestido casi igual que el mismo revolucionario, pidiendo su bebida. "Una jarra de sake, por favor." Él mismo sintió repulsión hacia esa petición, conociendo perfectamente los daños que la bebida ocasiona en el cuerpo humano, pero igual por una jarra no le iba a pasar nada, solo aquellos que se sobrepasan con el alcohol mostraban afectaciones severas a la salud. Ahora, era cuestión de permanecer alerta al más mínimo movimiento a su alrededor, pero siempre permaneciendo fluido y sin movimientos bruscos, para evitar sospechas. Si conseguía ver a algún marine que se marchaba algo tembloroso de la taberna, apenas esperaría un par de segundos para dejar su bebida, pagarla junto con un poco de propina y salir por la puerta principal a la caza de uniformes.

Durante tu vigilancia de los marines tabernarios, ves como uno de ellos sale del local haciéndose eses, chocando con varios de sus compañeros en el proceso. Lo sigues un rato por las calles hasta que ves una oportunidad muy clara cuando se para a vomitar en una esquina. Las calles están desiertas, y el ruido más fuerte es el de la fiesta de la taberna, unas calles más atrás. El marine lleva el uniforme normal y una banda verde y azul en el brazo.