Cruce de novatos. Conflicto de ideales.(Raffin, Oxama y Gracov)

Arlong Park, lugar conocido tiempo atrás por estar sometido bajo la tiranía Arlong, un tritón con un odio racista hacia los humanos, y aliado de un Ouka Shichibukai de su época. Controlaba a la marina a placer, y estaba a punto de sumir el East Blue en el caos. La historia cuenta como un pirata arrasó el lugar, y los ciudadanos lo recuerdan como un libertador. Sea como fuere, este lugar ha quedado como un emblema a las penurias que el pueblo pasó, y el odio entre razas desapareció con los años. De vez en cuando es posible ver Gyojin por la isla, de negocio o de turismo, aunque también ocurren casos de piratería. Ah,,, las viejas costumbres

Ahora me encuentro aquí de día, observando las vistas, ya estaba en isla Conomi de paso, y preferí hacer un poco de turismo antes de continuar con mis objetivos.

-Hum... debo cambiar el vestuario, me queda demasiado grande esta chaqueta. - Mi ropa era demasiado holgada, más de lo que ya estaba acostumbrado. Mi pelo, oscuro y liso tendía por la mañana a causar caos, y hoy no era diferente. Mientras lo intentaba aplastar con la mano miré a mi alrededor, me daría vergüenza que alguien me viese así.

Hoy acabo de llegar a Arlong Park, ya que mis provisiones se habían agotado. Además quería reparar mis katanas ya que están en mal estado, así que amarré mi balsa y llegué a tierra para conseguir los recursos que me faltan, y de paso ligarme a algunas chicas. Así, fui a la herrería y le pedí al dueño que me permitiera reparar mis armas, pero solo le permití que arreglara una de mis katanas ya que no confió en nadie más que yo y mi maestro para reparar la otra, mi preferida. Hecha ésta reparación, fui al bar para comer algo y beber unos buenos tragos y encontrar a alguna chica hermosa.

Tras un par de días en alta mar  Raff divisó su primera isla y quien sabe, tal vez en esa misma isla le espera su primera aventura.  Tampoco es que le importase mucho, lo único que quería era bajarse del bote y pisar tierra firme, le iba a ser duro eso de pasar largos periodos dentro de una embarcación.

Por fin, isla Konomi estaba bajo sus pies, bajo sus enormes pies.  Lo primero en lo que se fijó Raffin después de amarrar su embarcación fue n la gente, aparentemente no tenían ninguna diferencia con los de su pueblo natal, de hecho lo miraban igual que los de su pueblo natal, cada vez que pasaba cerca de algún transeúnte abrían la boca y exclamaban sorpresa por ver a un hombre de magnitudes inmensas, parece que su aventura iba a comenzar como si fuese un día normal en su pueblo.

Raffin tenía tres cosas en mente, darse un paseo por la isla en busca de plantas autóctonas que introducir en su libro de botánica, darse una buena comilona de la comida típica de la isla y preguntar información sobre las akuma no mi, si conseguía hacer esas tres simples tareas se daría por satisfecho.

Como la más apremiante de todas las tareas era apaciguar su estómago, lo primero que hizo fue informarse sobre un buen lugar donde llenarlo.
-Disculpa, ¿no sabrás donde hay un lugar donde tomar una buena comida?-  Dijo Raffin mirando hacia abajo a un hombre de pelo negro desaliñado.

Oxama escuchó la pregunta antes de ver al que la formulaba, a pesar de que era una persona a la que se podía ver incluso desde la distancia sin problemas.  Se había distraído demasiado con su pelo y no había visto venir al gigante, al que la gente de los alrededores había fijado como el foco de atención.

Lejos de parecer sorprendido, Oxama parecía contrariado al ver a un hombre tan enorme como aquél. No era alguien que hiciese prejuicios, únicamente estaba siendo precavido por experiencias previas.

- ¡Oh, señor! ¿Me he vuelto yo bajito o el mundo ha crecido? - Murmuró Oxama. Recientemente había tenido encontronazos con seres de gran tamaño, su suerte estaba siendo muy rara. Este no era el concepto que él tenía de vivir "grandes" aventuras.

- Disculpa por divagar. - Continuó rápidamente el joven, todavía intentando pelear contra la rebeldía de su cabello. - Lamentablemente estás en una zona turística, deberías ir al pueblo que queda bajando la ladera. - Le indicó Oxama al grandullón extendiendo el brazo.

“Que si el mundo ha crecido”, Raffin no estaba seguro de si ese hombre estaba bromeando o tomándole el pelo, tampoco es que le importase. Raffin sonrió, por ser cortes.

Cuando aquel hombre terminó de hablar Raffin miró hacia donde le había señalado, después volvió la cabeza hacía su “guía”.
-Divagar, que palabra tan bonita- Dijo mientras miraba como el joven intentaba controlar su cabellera. – Muchas gracias por tu ayuda- dijo a la vez que le daba una “suave” palmada en el hombro y comenzaba a andar hacia el pueblo.

“Parece majo, primera persona con la que hablo desde mi partida, espero que siga siendo así” pensó Raffin mientras se dirigía en dirección al pueblo, al dar los primeros pasos volvió anotar como las miradas se clavaban en su espalda, sin previo aviso se paró y se dio la vuelta.
-Si no tienes nada mejor que hacer, ¿te apetecería ir a comer algo en el pueblo?- dijo suavemente Raffin dirigiendo la mirada al hombre. “Tal vez pueda hacer que mi estancia en esta isla sea más tranquila”

Sentí como todo mi cuerpo retumbaba a la vez que oía una palmada en mi hombro. El enorme hombre me había agradecido efusivamente el haberle proporcionado información.

Acto seguido el hombre se encaminaba hacia la dirección indicada, todo en su forma de ser llamaba la atención, era un ser muy curioso.
Tras avanzar unos pasos pareció notar algo alrededor y se giró para pedirme que le acompañase a comer.
No me gustaba llamar la atención, y su compañía no era el mejor método para evitarla, pero no tenía ningún motivo para rechazar la oferta y además, notaba un aura en él que me era familiar, era la esencia de la aventura.

- Bueno. ¿Por qué no? La verdad es que estoy en la ciudad de visita, y me paso el tiempo ocioso. - Le dije al desconocido sin pensármelo mucho, para después presentarme, ya que no me gustaba ser maleducado. - Me llamo Oxama, encantado de conocerte.

Raffin sonrió cuando aquel hombre aceptó su oferta, se acercó a el mientras este le decía su nombre.
-Yo soy Raffin, encantado- Dijo mientras le ofrecía la mano, para formalizar la presentación.

Una vez estrecharon la mano(o tal vez no) Raffin comenzó a caminar de nuevo en dirección al pueblo, ya no le importaba que los demás le mirasen, ahora podía focalizar su atención en Oxama.
-¿Que te trae por esta isla Oxama? ¿O has venido como turista?- Preguntó para sacar un primer tema de conversación.

Mientras seguía caminando se escuchó un ruido fuerte pero amortiguado, como si fuese el rugir de mil bestias tras un muro de gruesa piedra. Raffin miro hacía Oxama y después dirigió la mirada a su enorme cuerpo.
-Más nos vale encontrar rápido esa taberna, si no voy a empezar a devorarme a mí mismo – Dijo mientras soltaba una enorme carcajada .

El viajero se presentó con el nombre de Raffin y me tendió la mano. Sin demora se la estreché, y empezamos a dirigirnos al pueblo a por comida.

Me preguntó por mis motivos en la isla, sin duda se notaba que no era de por aquí. - Estoy más bien de paso, y he aprovechado para visitar el lugar. Me iré en pocos días. - No quería tampoco dar detalles de hacia donde me dirigía a una persona que acababa de conocer.

Justo al terminar de hablar rugieron las tripas de mi acompañante, y procedimos a acelerar el ritmo. Llegamos raudos y pedimos urgentemente nuestra comida. Yo pedí una tortilla de patatas y un buen barrilete de agua. Pero no escuché la petición de mi compañero.
Le pregunté que lo había traído a esta isla mientras esperábamos nuestros pedidos.

- ¡Que aproveche! - Dije para velozmente engullir mi deliciosa comida. Pasó un rato mientras nos poníamos las botas, apenas sin hablar por tener la boca llena

De repente se escuchó un golpe seco y la puerta se abrió, entraron media docena de marines. - ¡Sabemos que estás ahí, no te muevas, pon las manos en alto y entrégate!. - Dijo una voz, aún desde fuera de la taberna.

El efecto llamada de las tripas de Raffin hicieron efecto en la pareja que aceleraron el paso, en menos de lo que canta un gallo estaban entrando en la taberna. Raffin se tocó la barriga pensando en la comilona que se iba a pegar.
-Yo pediré también una tortilla de patata, un trozo de ese pollo- dijo señalando un pollo que daba vueltas ensartado en una vara metalica mientras el fuego tostaba su carne y hacia sudar suculenta grasa que goteaba en una bandeja – y una jarra de cerveza- terminó de pedir con la mirada fija en el pollo.

- Pues la verdad es que no me ha traído nada en particular, tenía muchas ganas de tocar tierra, aunque no me importaría recabar algo de información ya que estoy aquí- Dijo mientras veía como acercaban los platos de comida.

- Que aproveche- Respondí amablemente mientras cogía el trozo de pollo con las manos y empezaba a comerlo. Hubo un largo silencio, pero un silencio maravilloso en el que lo mas importante era la comida.

Cuando Raffin estaba dando un buen sorbo a su jarra de cerveza se escuchó el abrir de una puerta mediante un golpe, este se giró para ver lo que pasaba, media docena de marines y en busca de un delincuente al parecer.
- ¡Sabemos que estás ahí, no te muevas, pon las manos en alto y entrégate!. - Dijo una voz, aún desde fuera de la taberna. Raffin miró a Oxama “¿Lo buscarán a el? No parece el tipo de persona que vaya ocasionando el caos por ahí”

Raffin sentía la curiosidad de saber qué es lo que estaba pasando, se levantó y miró alrededor para encontrar al hombre o mujer buscado por la marina.

El estruendo de la llegada de la marina hizo que todo el bar se hiciese en silencio. Al poco se levantaron tres personas. El primero, un hombre completamente obeso, vestido al más puro estilo mafioso, con su puro encendido entre los dientes y su traje azul oscuro a juego con su sombrero de gangster; el segundo, un macarra rapado con camiseta de tirantes que apenas le tapaban los tatuajes que le recorrían todo el cuerpo. Llevaba un machete enorme en su mano derecha.

El tercero que se levantó fue Raffin, lo que me produjo confusión. No había hecho nada, parecía como darse por aludido. Fijándome un poco más parecía que estuviese buscando algo.

- ¡Estás rodeado rufián, no escaparás! - La voz volvió a sonar, esta vez más cerca, a la vez que se oían unos pasos llegar a la taberna.

Por la puerta entró un marine, a juzgar por su apariencia un inspector, y del montón. - Te hemos descubierto Monedetti, serás apresado aquí y hoy por mí... ¿Huh? - El inspector se había fijado en los otros dos individuos de pie. El más grande era desconocido, pero el otro le hizo retroceder de un salto.

-¡AaaaaH! !Es Jock el serrador! - Gritó el inspector. Se podían escuchar en los marines circular rumores sobre el tipo. Los dos citados por el inspector sacaron armas, Monedetti un par de pistolas, y Jock un machete aún mas grande.

-¡Vaya! Parece que se ha liado una buena. - Comenté en voz alta, sin ningún reparo de que me oyese alguno de los implicados.

Momentos después de levantarse se levantaron esos dos tipos que parecían ser los buscados por la marina. Raffin se fijo en ellos mientras sacaban a relucir sus armas, los dos individuos dirigieron su mirada al grandullon que se había levantado y a su compañero que no parecía importarle  que le escuchasen hablar en un momento de tensión.
Ni se os ocurra entrometeros- Dijo el de las pistolas mientras apuntaba con una de ellas hacia donde ellos se encontraban.

-¿Que hacemos Monedetti?- Bramó el  orondo hombre con los machetes- ¿Lo de siempre?- Dijo mientras miraba alrededor en busca de algo o alguien en concreto-

Monedetti asintió a la vez que apretaba el gatillo en dirección a los marines, el disparo no llegó a su objetivo pero surtió el efecto buscado, distraer el tiempo justo para capturar a un rehén en ese momento.

En el momento del disparo Jock se movió lentamente en dirección a una señora mayor que estaba sentada cerca de la barra, Raffin se había dado cuenta del objetivo de Jock y se lanzó a la carrera con la mirada perdida “Respeta a tus mayores” pensó mientras corría, Monedetti no tuvo tiempo de respuesta de disparar a Raffin, pero supuso que su compañero también intentaría algo y le disparó.

Cuando Raffin se cruzo en el camino de Jock hacia la señora, este intento arremeter con el machete pequeño en Raffin, sus movimientos no eran muy rápidos y el machete apenas le toco el antebrazo, en ese mismo instante Raffin hizo acopio de fuerza y extendiendo el brazo con bastante potencia en dirección al grueso cuerpo de Jock le propino un golpe que hizo que el hombre volase a unos cuantos metros de distancia golpeandose contra el suelo, sin poder moverse aparentemente.

No entendía muy bien la situación. Al parecer la marina estaba en plena captura de criminales, pero el momento y el lugar no podían ser menos propicios, y parecía que no estaban preparados. Un bar lleno de gente impedía a los marines dispara, a pesar de que incluso parecían demasiado asustados como para hacerlo.

Como Raffin se había levantado, habíamos llamado la atención de los dos individuos, y nos amenazaron. Fue en vano, pues tan pronto como uno de ellos trataba de tomar un rehén, mi compañero se lanzó como un poseso y lo envió a volar de un golpe violento. Los cuchillos que llevaba Jock salieron disparados y cayeron al suelo.

Casi a la vez pude ver como el mafioso de la pareja se fijó en mí, y me apuntó con sus pistolas. A pesar de no haber dado señales de interferir en sus planes, no podía confiar en que me dejase estar, y me preparé para saltar a un lado. Escuché el disparo mientras rodaba por el suelo, y vi como un agujero se había abierto en la barra, justo en el lugar donde me encontraba hace un momento.

Enfadado por esa agresión cogí la mesa más cercana y cargué contra el insensato que se había atrevido a atentar contra mi vida, gritando con rabia, mientras me cubría de la salva de balas que me disparaba.

Plaqué al hombre y dejé que la mesa cayese, para posteriormente abalanzarme sobre el pistolero, ya desarmado por el impacto y remodelarle el bigote que llevaba a base de puñetazos.

Cuando los dos pobres sin suerte estuvieron reducidos, me fijé mejor en ellos, los había visto en alguna parte.

- ¡Hey! Sabía que me sonaban de algo. Creo que he visto carteles de "Se Busca" con sus rostros. - Le dije a Raffin. - Lo mismo podemos pillar parte de la recompensa por sus cabezas. ¿O tiene algún problema señores marines? - Me giré a preguntarle a los soldados que no habían hecho nada aparte de mirar, y esposar a los criminales una vez incapacitados.

Se notaba a la legua que todos eran novatos, y estaban obedeciendo al inspector más por obligación, que por ser parte de la labor para su rango.

Tras derribar a Jock y asegurarse que la señora estaba a salvo Raffin se fijo en el espectáculo que estaba ofreciendo su reciente compañero el cual había derribado al otro individuo y le estaba dando un masaje de puños.

La cara de los marines no tenía precio, no sabían como actuar, dos muchachos desconocidos acababan de acabar con dos buscados criminales sin inmutarse.

-¿Recompensa? La verdad es que un poco de dinero no me vendría mal, asi podré pagarle al posadero la deliciosa comida que nos ha preparado - Dijo mientras soltaba una sonora carcajada.
-No hace falta que ustedes dos paguen nada, invita la casa- Dijo el posadero con rostro agradecido mientras se acercaba a la señora y la abrazaba.

Raffin sonrió al posadero y se acercó a Oxama, los marines le miraron de arriba abajo mientras esposaban a los delincuentes.
-Por supuesto, ya que han sido ustedes quienes se han encargado de inmovilizarlos pueden obtener su parte correspondiente de la recompensa, es la ley- Dijo el hombrecillo que parecía estar al mando- Pueden acompañarnos o ir a cobrarla en otro momento, no creo que ninguno de los aquí presentes se olvide de ustedes- Hizo una mueca entre sonrisa y respeto y se dio la vuelta, los demás marines le siguieron con los dos malhechores arrestados.

Raffin miró a Oxama - Le has dejado la cara hecha un cromo -Hizo una pequeña pausa mientras mostraba una gran sonrisa- ¿Les seguimos o vamos en otro momento?-

El caos se terminó tan rápido como había empezado. En la posada nos veían como héroes, a pesar de que los criminales no eran nada del otro mundo. Posiblemente este pueblo había vivido una época pacífica y próspera, y era poco frecuente ver delincuencia.

No pude evitar reírme ante el mordaz comentario de Raffin acerca del perjudicado rostro del mafioso con el que me había ensañado. - Y yo no sabía que te dedicabas a poner en órbita a criminales.

El inspector nos dijo que podíamos cobrar nuestra parte de la recompensa cuando quisiéramos, pero detecté un tono extraño en su voz.

- Creo que vamos a seguirles. No es que me sea codicioso, pero no me sobra el dinero, y es mejor prevenir. - Opté por no decir lo que pensaba.

Al salir no había ni rastro de los marines. -¡Vaya! Qué rápidos son cuando quieren. - Comenté. - Veamos por donde queda el cuartel.

Raffin asintió a Oxama y salieron de la taberna, hace menos de 30 segundos que los marines se habían ido y ya no había rastro de ellos.

Raffin se adelantó unas cuentas zancadas para ver si alcanzaba a ver a al grupo de marines con los que se habían topado. “Oxama tiene razón, demasiadas prisas por llegar al cuartel” divagó unos segundos mirando hacia una calle ancha pero no muy larga.

Raffin giró su cuerpo hacia Oxama -¿Nos aventuramos a encontrar el cuartel por nosotros mismos o le preguntamos a algún amable lugareño?- Dijo Raffin mientras miraba alrededor con esperezan de ver a algún marine rezagado.

Una vez confirmado que no había ningún marine Raffin se acercó de nuevo a Oxama con esperanza de que hubiese cobrado alguna vez una recompensa ya que para el era la primera vez que tenía la oportunidad de hacerlo.

Raffin estaba buscando por los alrededores en busca de algún marine, aprovechando su tamaño, pero no alcanzó a ver ninguno. Acabó preguntándome si buscar el cuartel o pedir ayuda a alguien.

- No he estado nunca antes en esta isla, y acabamos de comer y pelear. Mejor preguntamos, no estoy para trotes.

Volví un momento a la taberna para informarme sobre la ubicación del cuartel. Si se habían mostrado tan amables no les importaría responderme.

- ¿Cuartel de la marina? En esta isla no confiamos mucho en nadie que no seamos nosotros mismos para protegernos. Incluso tenemos nuestros propios mercenarios. -Comentó el camararo. - Hay una base marine no muy lejos de aquí, hacia el este, pero sus miembros son ciudadanos de la isla y esos hombres eran extranjeros. -Dijo después la señora a la que Raffin había ayudado.

Me acerqué a Raffin para repetirle la información aunque se hubiese enterado. - ¿Y ahora? ¿Vamos a la base marine, al puerto, a la costa? ¿O se te ocurre algo compañero. - Esperé su respuesta sin saber que hacer.

Oxama le contó a Raffin lo que le habían dicho en la taberna y después le preguntó cuál podía ser su siguiente movimiento.
-Pues yo creo que deberíamos ir al cuartel, a por el dinero ¿No te parece?- Dijo mientras andaba en dirección que le habían comunicado las gentes del bar a Oxama.

Raffin le seguía dando vueltas al asunto de lo marines “¿Por que no habrán actuado en la taberna? Oxama y yo fuimos bastante rápidos, pero… ¿ni si quiera un disparo de contención?, tal vez a Oxama tiene idea de lo que esta ocurriendo ”

-¿No te ha parecido un poco raro como han actuado los marines?- Pregunto a la vez que se giraba en dirección a su compañero -No sé por qué pero no me cuadra algo- terminó la frase esperando la respuesta de Oxama.

Raffin decidió ir hacia el cuartel más cercano y hacia allí nos encaminamos.
Me pasé estirando el cuerpo todo el camino, pues tenía los músculos agarrotados entre la pelea y la comida.

Durante nuestro recorrido mi acompañante parecía dubitativo, como si algo le inquietase. Al rato acabó preguntándome sobre la actitud de la marina en el bar.

- Pues... no sé. No conozco que protocolos que deben seguir los marines a la hora de capturar criminales. Ha sido todo muy raro. - Le dije mientras empezaba a pensar. Estuve muy ocupado durante la pelea para fijarme en ese detalle.

Por fin llegamos al cuartel, era bastante simple, y estaba todo muy muy tranquilo. Sin más dilación procedí a entrar, pero me paré nada más abrir la puerta.

- Tu primero, colega. - Le dije a Raffin, dejándole paso.

Tras un rato de caminata llegaron a su destino, el cuartel de la marina. Se pararon en frente de la puerta y Oxama abrió la puerta.
-Tu primero, colega- Dijo Oxama “No sabía que habíamos llegado a ese grado de relación” pensó Raffin mientras daba un paso hacia delante y sonreía a su nuevo colega.

Al entrar, la primera sala donde atendían a los ciudadanos estaba totalmente vacía, no se veía ni un alma “O este es un pueblo muy pacífico o aquí debería haber alguien haciendo su trabajo” pensó Raffin mientras entraba en la sala y llegaba hasta un pequeño mostrador.
-¿Puede ser que no hayan venido directamente aquí? Es muy raro que no haya nadie ¿no?- Le preguntó a Oxama mientras esperaba a que alguien apareciese antes o después de alguna de las otras salas contiguas.

- Rarísimo. - Me acerqué al mostrador, donde había un timbre de campana. Me encantaban. Empecé a pulsarlo por que sí.

- ¡¿Hay alguien aquí?! - Grité para ver si venía al menos gente. Sin parar de pulsar el botón. - ¡¿Hay al... - Conforme lo repetía, una zapatilla vino volando desde una puerta al otro lado de la habitación, golpeó el timbre, que cayó de la mesa y ocupó su lugar.

Miré al lugar de donde había venido la zapatilla y encontré a un marine bostezando, con una mano en la boca y acercándose a la pata coja, pues solo tenía una zapatilla puesta. - Pues si que se lo toman con calma aquí, sí. - Pensé mientras el hombre se acercaba lentísimamente, saltaba el mostrador y se colocaba como si fuese su puesto y hubiese estado ahí todo el rato.

- Disculpe. ¿Sabe usted algo acerca de los criminales que hemos derrotado en la taberna? - Le dije, mientras veía como se ponía la zapatillas. - ¿Uh? ¿Criminales? No se de que hablas, aquí no ha venido nadie. - Me dijo entre bostezos, lo que me irritó mucho.

Raffin soltó una sonora carcajada al ver la insistencia de Oxama con el timbre, al parecer el conjunto timbre y gritos de Oxama hicieron su efecto y llamaron la atención de un marine habilidoso en tirar zapatillas.

“La respuesta del marine no tenía sentido, como es posible que los marines de la taberna no estuvieran allí” pensó Raffin mientras se dirigía al marine de la zapatilla.
-¿Hay algún otro lugar donde pueden haber llevado a unos criminales buscados por la ley?- Dijo con su voz grave a la vez que ponía sus enormes manos sobre el mostrador.

-Oxama, ¿no te dijeron los de la taberna que los marines que habían apresado a los delincuentes no les eran conocidos?- Dijo Raffin dirigiendo la mirada a Oxama mientras de reojo intentaba vislumbrar la reacción del marine, de seguido se dirigió al marine de la zapatilla - ¿Sabes si recientemente ha venido un nuevo grupo de marines por la zona?

Parece que Raffin y Oxama empezaban a atar cabos sueltos y a encajar piezas.

-Rápido lo que es rápido no lo catalogaría yo así la verdad!- Dijo riéndose- tal vez si vamos rápido al puerto tengamos opción de encontrárnoslos y reclamar lo que es nuestro-dijo mientras levantaba el puño de forma teatral.

Raffin dio las gracias al marine de la zapatilla y salió del cuartel rápidamente, fuera esperó a que Oxama saliese para comentar su siguiente paso.

-¿Vamos al puerto y miramos a ver si siguen por allí?- Dijo mientras intentaba adivinar cuál era la dirección del puerto- Esos marines nos la han colado los muy cabrones!- Dijo levantando un poco la voz.