¿Quién es la bestia aquí? [Privado Oxama-Marcus(Sinclair Moon)]

- ¡Escuchad bien! - El grito del marine me sobresaltó, no me gustaban charlas innecesarias y no estaba atento. Todos sabíamos para que estábamos aquí. - Ya hemos tenido varios soldados y ciudadanos heridos por imprudencia, no queremos que esto se extienda también fuera del colectivo de la Marina. - La actitud del marine era un horror, pero las circunstancias jugaban en pos de su actitud.

Me encontraba en "El Refugio", una fortaleza de la Marina de difícil acceso para cualquiera ajeno, cerca de Zaren. A mi alrededor se encontraban un grupo variopinto de personas, posiblemente cazadores la mayoría, y en un cerco alrededor nuestra, marines. Todos en la sala teníamos el mismo objetivo, que el teniente de la marina estaba a punto de explicar.

- El objetivo es una mutación de la especie de monos que habitan en la isla. Aunque estos son pequeños e inofensivos, el sujeto en cuestión supera el tamaño de un humano promedio, y es completamente agresivo. Desconocemos si la mutación ha sido provocada o natural, pero como parte de la fauna de la isla, no tenemos la autorización de los ciudadanos de Zaren para matarlo. - El teniente hizo una pausa para recuperar el aliento. - Vuestro objetivo es capturarlo, eliminarlo de manera discreta, o por lo menos actuar como si no hubiese ninguna conexión con la Marina por vuestra parte. Seréis recompensados por ello tras completar la misión. No me importa si hacéis grupos o si peleáis por él.

Se hizo una pausa, hasta que entró otro marine. Traía una mochila, de la que sacó varias carpetas. - Si alguno tiene alguna duda sobre el plan, soy el encargado de responderla. Adelante. -Nos dijo a todos. Yo pasaba de preguntar, ya me había comido su jefe la cabeza bastante.

Me encontraba en una taberna, la isla no la conocía, pero no me importaba. De repente, mis oídos comenzaron a captar una conversación del tabernero y uno de los clientes.

- ESA MALDITA BESTIA YA HA ACABADO CON 4 DE LOS CIUDADANOS DE ESTA ISLA, Y NO SE COMO HAY GENTE COMO USTED QUE SIGA DEFENDIÉNDOLA.


- Pero es uno de nuestros animales más característicos de esta isla, aunque no sea...normal.


- HABRÍA QUE MATARLO Y LO SABES BIEN ESTA PONIENDO EN PELIGRO A TODA LA POBLACIÓN Y NO QUERRÍA NI PENSAR LO QUE OCURRIRÍA SI ESA BESTIA SE REPRODUJESE.


Me acerqué a la barra y carraspee:


-Buenos dias caballeros, no he podido evitar oír su conversación. Parece que tienen algún problema con algo en esta isla.


El problema parecía ser un mono con alguna característica especial que atacaba a todos aquellos que osaban entrar en sus dominios. Después de un rato pensando dije:


- Parece que estamos ante el típico caso de un guerrero con razones desconocidas para luchar y el problema es que no ha encontrado un rical  su nivel.


Pude notar como me miraban como si estuviese loco, pero no me importaba iba a parar a ese ser y no pensaba matarlo a sangre fría sino que le daría un combate que  nunca olvidaría y quizás así se tranquilizaría y antes de que ambos hombres pudieran decir nada ya había salido de la taberna en busca de aquel ser.

Partimos raudos hacia la zona donde se había visto por última vez al objetivo. Casi nadie tenía dudas, estábamos todos aquí por el dinero. Pude ver como se segregaban los participantes en pequeños grupos, posibles aliados o colaboradores que se repartirían el dinero tras capturarlo.

No intenté siquiera trabar alguna relación. Todos se encontraban con las armas preparadas, y podía ver en sus rostros como la opción de capturar al mono no estaba dentro de sus planes.
El pobre mono no tenía la culpa de lo que había pasado, si podía capturarlo sin que sufra heridas graves sería un buen negocio. De lo contrario pasaría de hacer nada, aunque me hace falta dinero, no lo antepondré a mi moral.

Tras un rato llegamos a Zaren, por una parte aleajada a la ciudad, para que no nos viesen sus habitantes. Los grupos se separaron, algunos corriendo, otros rodeando la isla, pero yo preferí seguir en el barco y pedir que me diesen un bote. Salir desde el puerto haría menos sospechosa mi presencia en la ciudad, que encontrar a un desconocido  salido del centro de la propia isla paseando por las calles.

Llegué a la ciudad y me encaminé por la calle principal hacia el bosque, sacando mi cuaderno de bolsillo, haciendo como si fuese un turista.

Me puse en camino hacía el lugar dónde se solía ver a aquella bestia. Sospechaba que no sería el único que quería intentar hacer "entrar en razón" a aquel animal, pero temía los métodos que pudiesen utilizar los otros. Si que era cierto que si había asesinado a las personas que me habían contado en la taberna, yo lo consideraría un asesino aunque de un animal se tratase pero, por otro lado y por estúpido que parezca sentía que no sería justo hacerlo, pues aquel animal no tendría forma de negarlo o afirmarlo y razonarlo. Todos estos extraños pensamientos y razonamientos, me habían llevado hasta la entrada del bosque dónde se suponía que andaba la bestia, así que me adentré en el decidido a solucionar aquella situación aunque sabía, que quizás hubiese más competidores.

Me adentré en el bosque y mis oídos comenzaron a inundarse de sonidos, insectos, pájaros, aunque había uno que no lograba identificar y era el más repetido en aquel lugar. De repente, ese mismo sonido se repitió, pero mucho más alto que los demás, eso hizo que de entre unos arbustos cercanos a mi posición, empezaron a salir pequeños monos que huían despavoridos, sin ni siquiera darse cuenta de mi presencia, segundos después escuché unos pasos más sonoros que seguían a los monos que habían salido corriendo, sin embargo, poco a poco esos pasos se iban deteniendo hasta pararse.

Mi sentido del oído me decía que estaba cerca y el oído de un músico rara vez falla.

Había dejado ya atrás la zona habitada, y me dirijía hacía el bosque. Cerré mi cuaderno, pues ya no había razón para continuar fingiendo ser del pueblo y pasé a concentrarme en el entorno. Fuera del camino hacia la frondosidad del bosque había una pradera, donde se podían observar todo tipo de animalillos, como mariposas volando entre las flores; escarabajos en los árboles o conejos rondando la delgada capa de hierba que se agitaba con el aire.

Cerca de la entrada del bosque me pareció distinguir a una figura. ¿Quizás alguno de los cazadores había preferido rodear y acceder por la parte con camino? ¿O podría ser un ciudadano que iría a buscar algo? Cuando quise fijarme ya había desaparecido en la espesura.

Seguí mi camino sin molestarme más por aquella persona. No tenía tiempo que perder si no quería encontrarme al mono capturado, o peor aún, muerto. Entré en el bosque, el ruido de los animales hacía que orientarse fuese casi imposible sin ver el camino. No disponía de ningún método para localizar al mono como estaba seguro que los cazadores tendrían, así que lo dejé en manos de mi último recurso. Mi suerte.

El bosque parecía inmenso y frondoso, solo algunos rayos de sol entraban por el techo vegetal. Pero aun así no era difícil de encontrar algo enorme y que solo sus pasos, ya hacían bastante ruido. Se podía decir que estaba en una chatarrería y aquello que buscaba era un elefante.

No era cazador ni conocía el bosque, ni sabía rastrear huellas ni nada, pero mi oído en aquellas circunstancias era muy valioso sin embargo, era cierto que aquello que buscaba era grande, pero también lo era que no conocía aquel bosque y no sabía lo grande que podía llegar a ser, por lo que que aquellos pequeños monos que habían salido despavoridos, me habían sido de gran ayuda sin embargo, los pasos de aquel gigante habían cesado, pero lo obvio era que si no se había vuelto a escuchar sus pisadas eso quería decir que no se había movido.

Antes de ir a buscar al animal, pensé que quizás hubiese más gente buscándole y lo que más me aterraba era que hubiese algún tipo de recompensa para quien lo hiciese y cuanto más cuantiosa fuese la misma, los perseguidores tendrían menos problemas en usar cualquier método para hacerlo por lo que debía darme prisa en encontrarlo

Al parecer mi suerte no me estaba ayudando lo más mínimo, de las decenas de monos que me encontré ninguno habría podido causar ni el mínimo daño. Era inexplicable como podían existir criaturas tan feas y tan monas al mismo tiempo.

Mientras pensaba si tomar otra dirección o seguir avanzando en linea recta, escuché unos disparos a lo lejos, seguidos de aves levantando el vuelo, los disparos no cesaron, pero no se escuchaban gritos de animales. Escuché con atención para saber de donde venían, extrañado de la situación, y me encaminé hacia el lugar de donde creía que procedía el ruido, en vano porque no me orienté bien.

Al rato cesaron los disparos, me extrañó muchísimo, porque suponía que la bestia a la que íbamos a cazar no se quedaría callada si le dispararan y de momento no la había escuchado. ¿Quizás algunos descerebrados estarían disparando a los animales por hacer la gracia?

De pronto, oí unos disparos no había visto a nadie por lo que no podían haber ido a por la bestia, ya que parecía que la tenía cerca  estaba quieta, aunque, tras los disparos comenzó a rugir y comenzó otra vez su marcha , lo malo es que se iba acercando a mi, aunque no iba a huir, pues quería enfrentarme a aquel ser en un combate justo y no cazarlo como a un simple animal.

De repente, los pasos se iban acercando y al rato vi emerger de entre los arboles algo que parecía tener las mismas características que los simios pequeños que vi huir hacía un rato, pero era más alto y robusto que yo y parecía venir con demasiadas ganas de guerra pues cuando me tuvo a su alcance intentó propinarme un puñetazo que si me hubiera dado , me hubiese deshecho, pero por suerte lo esquivé fácilmente. Saqué en claro que aquella mole descargaba violentos puñetazos, pero no demasiado certeros.

- Caballero, ese ha sido un buen puñetazo, pero la ira no es buena compañera en combate.


Si quería utilizar las mismas armas que mi adversario, tendría que ir a puño desnudo, pero tenía muy claro que mis puñetazos no le harían nada a esa mole, por lo que tendría que limitarme a esquivar sus golpes y rezar por que se cansara.

Tras una interminable salva de disparos, al fin se escuchó un rujido, ese debía de ser el monstruo, pero me pareció escucharlo en el sentido opuesto a los disparos. Corrí hacia la zona, pero rodeando la maleza, pues no me dejaba ir todo lo rápido que podía.

Por el camino encontré a un par de cazadores armados con escopetas. También corría en la misma dirección que yo, pero iban distraídos. Aproveché la situación para dejarlos fuera de la "cacería". Plaqué a uno contra un árbol, para luego usarlo como escudo contra su compañero, que no tuvo tiempo de descolgarse y apuntarme con su arma. Lo agradecí porque tampoco quería que nadie saliese "herido". Un puñetazo al mentón bastó para dejarlo inconsciente.

Dejando a los dos cazadores tirados en el suelo, seguí mi camino a toda prisa, llegué al lugar donde se escuchaban ruidos de mono muy graves y me encontré una pelea entre dos bestias, el mono y un hombre que le esquivaba con la velocidad de un felino.