En búsqueda de la fama [Jack] [Moderado Nivel 1]

Unos días antes…

Mientras disfrutabas en un café de una de las islas del Easth Blue, te enteras de un rumor que corre por aquellos lares. Al parecer en Isla Syrup, en tu isla de origen, hay unos delincuentes que están provocando un revuelo terrible. Un periódico había a tu lado, así que lo miras un poco por encima y te das cuenta de la realidad. Parece que en tu hogar, por así decirlo, hay una pequeña banda de piratas novatos, pero que aun así están aprovechándose de su fuerza, o más bien del extraño poder del capitán que seguramente se origina de una akuma no mi. Al lado de la noticia hay una imagen de “se busca”, donde muestra a un hombre de cabello largo, negro y liso. Su mirada es tétrica, seria y con los ojos más separados entre sí de lo normal. No tiene cejas y muestra una nariz chata junto a una boca de labios finos, al igual que los rasgos de su cara. Te puedes dar cuenta que en la mejilla izquierda tiene una cicatriz en horizontal lo cual hace que se muestre sádico y peligroso. No se sabe mucho más de la banda, se hacen llamar los ZatchCrow y que están formados por dos personas sin contar al capitán (un total de tres).

Hoy…

Te encuentras en un barco de unos simpáticos pescadores que han decidido acercarte a Syrup. Has escuchado en aquel barco que los piratas suelen reunirse en un bar que tienen atemorizado. Cuando cae el sol quedan los tres allí y beben sin parar y sin pagar. Sabes que aún queda día por delante, tal vez unas tres horas de sol, por lo que puedes aprovechar para pasar por el mercado o cualquier sitio, para así conseguir armas extrañas. Pero cuando llegas a la isla y desembarcas, te das cuenta de algo: Cada uno de los ciudadanos de aquel lugar o se fueron de la isla, o están en sus casas encerrados. ¿Para tanto será? Son sólo tres personas contra un pueblo entero.

Al desembarcar, se prendió un cigarro que no tardó demasiado en fumarse. Aquello no le daba muy buena espina y por eso no había venido con Marla, parecía una empresa complicada y peligrosa, además, era su pueblo y se sentía en la obligación de defenderlo él mismo. Sin pensárselo dos veces se dio una vuelta por el pueblo, observando como todas las casas estaban cerradas a cal y canto, además de no haber ni un alma por ahí... Ni siquiera niños jugando. Todo aquello era muy raro, era imposible que todas las gentes del pueblo se asustaran de tres hombres. ¿Tan poderosos eran? ¿Tanto miedo daba aquel rufían antinatural? No se lo creía ni un poco... Por lo pronto debía informarse un poco mas de ellos antes de ir a buscarles, empezando por que sabía donde encontrarles cuando cayera el sol, también sabía que les gustaba beber. Cuando esten jodidamente borrachos poco van a poder hacer para enfrentarse y entonces las posibilidades de éxito de Jack se multiplican por tres al menos, o eso creía.

Tomó dirección a casa de su vecino para preguntarle, debía sacarle más información a alguien sobre el tema, no podía ir a enfrentarse a tres personas sin saber a qué se enfrentaba exactamente, claramente confiaba ciegamente en su astucia y habilidades pero si todo el pueblo estaba acojonado con esos tres, era por algo. Le costaba reconocérselo a si mismo, pero sabía que ni iba a ser fácil ni iba a salir ileso, los usuarios de akuma no mi suelen ser gente peligrosa y todo apuntaba a que aquel impresentable poseía los asquerosos poderes que concedían dichas frutas. Una vez en el umbral de la puerta de su anciano vecino, tocó enérgicamente de la misma forma que siempre lo hacía, suponiendo así que el anciano iba a reconocerle antes de abrirle. Comienza la misión.

Puedes escuchar como hay alguien por la mirilla y escuchas una voz enferma y grave. - ¿Jack? ¿Eres tú? ¡Cough! – Tose tras hablar. Entonces el anciano abre la puerta y puedes ver a tu vecino con un pañuelo con algo de sangre en la mano. Entráis en casa y cierra la puerta con llave y un gran barrote que cruza de lado a lado, nunca es poca tanta seguridad. Te ofrece algo de té casero con sabor a menta y unas galletas. Comenzáis a charlas sobre lo ocurrido y entonces te cuenta toda la verdad por alguien que ha vivido en el terror. Tiembla mientras te explica la historia.

Al parecer hace un mes más o menos aparecieron tres piratas armados que arrasaban con los que se oponían a ellos. Uno de los más fuertes de la isla se enfrentó a ellos, pero no pudo hacer nada. El capitán de los piratas poseía un extraño poder, creaba espinas desde cualquier superficie, por lo que desde el suelo salieron púas enormes que atravesaron al poderoso ciudadano. Desde entonces los piratas exigen dinero cada noche, pasan casa por casa para robar todo lo que pueden y acaban en el bar, arrasando con la comida y la bebida. Aquello era un infierno. También te cuenta algo, que tan sólo al capitán y a otro más se les ha visto pelear, ya que el tercer pirata es un enmascarado que poco se sabe de él, nadie sabe su voz, ni su aspecto. Tal vez deberías de tener cuidado ya que un aura de misterio le rodea.

Tras la historia, comienzas a escuchar ruidos en las calles, uno de los piratas está borracho e intentando entrar a la casa de una joven con malas intenciones. Entre risas y desvaríos, puedes ver que intenta forzar la puerta. La joven es rubia y de aspecto fino y delicado, hermosa. El pirata es alto y porta unos guanteletes dorados. Su pecho está al descubierto, mostrando una gran musculatura y porta unos pantalones oscuros y zapatos negros. Derriba la puerta y entra, agarrando a la joven e intentando quitarle la ropa. Es justo en la casa de enfrente, a unos diez metros.

Se quedó consternado mirando al anciano mientras le contaba el terrible estado en el que estaba su pueblo natal y, enfurecido comenzó a liarse un cigarro aliñadete para relajarse un poco, si por algo se caracterizaba era por poder ser una antorcha ardiendo y un bloque de hielo prácticamente cuando el quisiera. Encendió el magnífico cigarro con calma y se levantó para observar al pirata desde la mirilla de la puerta. En realidad le daba pena la pobre chica pero desde luego, él no era un héroe ni un justiciero, solo había venido a dejar su pueblo en paz y a ganar unos berries para poder continuar con su viaje...

Agarró una maza de una esquina de la casa del anciano y se la guardó con calma en el cinturón bajo la camiseta por detrás, de tal forma que no fuera visible a primera vista para alguien que le viera de frente o inclusod e lado si estaba completamente erguido. Resolvió que el mejor momento paa atacar sería cuando ese impresentable se dispusiera a violar a esa chica, en pleno acto y desnudo no podría defenderse, mucho menos aun en estado ebrio, tal y como estaba seguro que andaría corto de reflejos. Eso no era muy limpio ni ético a decir verdad pero... Acaso ellos lo habían sido? A la mierda, el fin justifica los medios, de siempre.

-No te muevas de aquí, hoy no vas a pagarles ni un duro -Dijo guiñándole un ojo al anciano mientras posaba su ojo en la mirilla de nuevo esperando a que el hombre lograra forzar la puerta de la joven -Y mañana nadie de este pueblo lo hará, o moriré intentándolo, prometido -Concluyó apretando el puño y después dandole tres largas caladas a lo que tenía en la mano, de forma frenética, alcanzando este casi el final.

Estás viendo como aquel tipo intenta abusar de aquella mujer. La joven, asustada, no para de patalear, lanzar golpes mientras sus llantos inundan el barrio. Parece que nadie hará nada, todos están en sus casas. El hombre golpea con fuerza a la mujer, en la cabeza, haciendo que caiga al suelo. La agarra de los brazos y la mete dentro de la casa, cerrando la puerta. No puedes ver nada, las cortinas están echadas, tan sólo puedes escuchar gritos de socorro y golpes. El anciano está asustado, sostiene una taza de tila en sus manos temblorosas, intenta no escuchar nada; da un sorbo, deja la taza y se tapa los oídos. Unas lágrimas caen por su mejilla, mientras pronuncia unas palabras. – Por favor, Dios, salva a Sakura. – Está rezando, asustado.

Tras unos instantes de gritos y llantos, un tiro se escucha. Todo termina, un mar de silencio calma el ambiente. La puerta se abre, y el tipo sale. Puedes ver que tiene arañados, cojea y tiene sangre en la cara. De pronto el anciano cae al suelo de rodillas, delante de ti. Sus ojos están inundados en lágrimas y su cuerpo se tambalea de lado a lado. – Haz algo, por favor. – Te suplica. Parece que el pueblo necesita una ayuda.

Al ver que atacarle en pleno acto no pudo ser posible, suspiró con indiferencia, al fin y al cabo no conocía de nada a aquella chica y poco le importaba que le pasara a ella ni a nadie de ese pueblo, tan solo quería el maldito dinero y poder volver a su pueblo a relajarse de vez en cuando... Quizás debería esperar a que volviera a hacer algo a alguien para pillarle por sorpresa, desde luego no iba a impedir que le hiciera nada a nadie, ese no era su problema, faltaría mas.

Abrió la puerta con calma, mirando al anciano y terminandose el cigarro alzó una mano y le dijo con firmeza -Me da igual lo que le pase a las gentes de este pueblo, yo he venido aquí para cobrar la recompensa por su cabeza, no soy un héroe, no quiero que lo penséis, por vuestro bien, no me gusta decepcionar a la gente por impresiones erróneas. -Tras esto cerró la puerta y comenzó a seguir a aquel hombre con cuidado, no quería que le descubriese pero tampoco iba a hacer nada por esconderse, desde luego ser un ninja no era lo suyo... Le seguiría hasta donde quiera que fuera, sinceramente le daba igual, pero si los abusos continuaban, quizás se retiraría al puerto a esperar a que callera la noche e ir a buscarlos a la taberna, cuando estuvieran tan jodidamente borrachos que ni siquiera pudieran caminar, es más, quizás debería de ir a hablar con el tabernero antes de que esa gente apareciera por allí, si él sabía su plan, quizás podría ayudarle, de hecho, estaba seguro de que lo haría, al fin y al cabo, iban a beber como locos igualmente. Sería muy dificil e improvable que se enteraran de que el tabernero estaba haciendo que mezclaran muchos tipos de alcohol, y si todo salía bien al menos uno de ellos caería inconsciente antes de poder desenvainar su arma o alzar la guardia. Muy rastrero eh? Así funciona Jack, jamás apuesta en algo que no sea seguro, eso aprendió jugando al poker con piratas.

Aquel pirata sigue cojeando mientras que tú le sigues. Salta a la vista que vas detrás de él, ya que en la calle tan sólo estáis los dos, sin contar que un tío tan grande como tú destaca. El pirata se gira y te mira, muestra una sonrisa sádica mientras se relame los labios. Sus cejas pobladas se arquean y su ceño se frunce, mostrando una mirada aterradora. – Vaya, vaya… Parece que alguien quiere revelarse. – Su voz ahora es algo ronca, pero con pequeños gallos sobre las sílabas tónicas. Lleva su mano derecha a su bolsillo y saca entonces una daga. Tiene el mango dorado y el filo es azulado con una especie de rubí incrustado en el medio. Comienza a hacer malabares con su arma, haciéndola girar entre sus dedos con gran velocidad hasta terminar lamiendo el metal de la hoja. - ¿Quieres probar un poco? Está fría. – Dice mientras abre los ojos de par en par. Parece que te ha descubierto. Puedes notar un olor a ron proveniente de él.

De pronto aprieta su puño izquierdo y cruje su cuello ladeando la cabeza con suavidad. Está listo para la batalla. – Bien, grandullón. Di tus últimas palabras, ya que tu cara me incita a matarte. – Hace una línea en la tierra con su pie, entre ambos. – Si la sobrepasas, sufrirás como nunca lo has hecho. – Puedes ver que a tus alrededores hay un bosque, el final del poblado y que estás en una especie de descampado, con tierra y pequeñas rocas en el suelo. También hay basura, como cristales rotos o botellas. ¿Qué harás?

Off-Rol:

Era evidente que ese momento llegaría, un tipo de seis metros no se esconde tan fácilmente... Soltó una larga carcajada cuando ese hombre le amenazó con tanta confianza y sacó de su bolsillo lo que para el semigigante, era un palillo metálico con filo. Aquella confianza, en contra de lo que normalmente infundía a la gente a él le había hecho mucha gracia así que se agachó y le miró por encima del hombro -Suelta eso tio, te vas a acabar haciendo daño -Dijo jack señalando la "agujita" que sostenía el hombre en su mano -Yo no soy como la gente de este pueblo, yo me gano la vida entregando cabezas de escoria como tú -Añadió levantando la voz mientras se levantaba y le agarraba de la cabeza, tratando de levantarle y zarandearle, apretando su cráneo con brutal potencia.

Alzó la vista rápidamente vislumbrando los árboles de alrededor, las rocas y los cristales que tenía a su alrededor. Quizás si arrastraba su cara contra el suelo podría desfigurarle la cara y derribarle, o al menos dejarle algo aturdido, y más si estaba así de borracho -Hueles muy mal compadre, deberías ducharte de vez en cuando, normal que la gente te tenga miedo, podría hacerme millonario vendiendo mascarillas mientras tú estés aquí, y eso no es nada sensual amigo mío... -Dijo con sorna soltando otra fuerte carcajada -Eres ridículo, lamiendo tu ridícula aguja con filo, ¿que vas a hacerme con eso? ¿Sacarme una astilla? O quizás... ¿quitarme la mierda de debajo de las uñas? -Volvió a reir de forma bastante ofensiva, escupiéndole en la cara esta vez una gran flema en la cara.