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¿De nuevo aquella isla? El océano me odiaba… ¿Por qué? Suspiré con calma y el barco tocó tierra en unos segundos. La verdad… Ya no era lo mismo aquella isla y, por ende, ahora mismo podría causar un desorden gigantesco para solo desaburrirme y no me interesaría mucho. Había sido en esta isla donde había conocido a Milena y luego de aquello nuestra relación había surgido. Algo rara, quizás, pero… Ahora nada importaba. La había cagado y ahora, a mi entender, había terminado conmigo. Puse mis dos manos en mi nuca y empecé a caminar sin rumbo alguno. Tratando de olvidar aquel sentimiento de mierda que llevaba encima. ¿Qué debería hacer? Algunos ya estarían como locos tratando de encontrar la solución, pedir perdón e inclusive estar de rodillas frente a la mujer amada… ”Si no fuera porque ella es muy diferente…” – Suspiré con calma y sonreí de medio lado.
– Bueno… Lo mejor será dejar que pase el tiempo. – Susurré con algo de calma. ¿Qué iba a hacer ahora? Buscar un sitio para descansar, una casa en renta, una posada, un motel, un hotel… Lo que sea pero que tuviera una cama y un baño. El precio me importaba más bien poco, pero quería dormir en condiciones y no tener que dormir en un piso de madera y al son de las olas. No es que no fuera cómodo, pero existían sitios mejores y mi espalda me pedía a gritos algo acolchado. ”Aunque…” – Desvié mi camino y empecé a caminar rumbo al bosque que no debería estar muy lejos. Tenía algo de hambre y… ¿Qué mejor que cazar algo? Mis espadas estaban pidiendo a gritos algo de acción y… ¿Por qué no dárselas? No tardé mucho en llegar al bosque. Era hora de cazar.
– Bueno… Lo mejor será dejar que pase el tiempo. – Susurré con algo de calma. ¿Qué iba a hacer ahora? Buscar un sitio para descansar, una casa en renta, una posada, un motel, un hotel… Lo que sea pero que tuviera una cama y un baño. El precio me importaba más bien poco, pero quería dormir en condiciones y no tener que dormir en un piso de madera y al son de las olas. No es que no fuera cómodo, pero existían sitios mejores y mi espalda me pedía a gritos algo acolchado. ”Aunque…” – Desvié mi camino y empecé a caminar rumbo al bosque que no debería estar muy lejos. Tenía algo de hambre y… ¿Qué mejor que cazar algo? Mis espadas estaban pidiendo a gritos algo de acción y… ¿Por qué no dárselas? No tardé mucho en llegar al bosque. Era hora de cazar.
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La flecha alcanzó el punto que tenía fijado como objetivo. Adoraba mi puntería, era demasiado buena a la hora de tirar algo. La calma se apreciaba en el bosque de Shellstown, un lugar precioso e ideal para pasar un buen rato y así estar lo suficientemente alejada del ruido mundanal y el jaleo de las personas. Lo cierto es la soledad no me gustaba, pero en casos como este... lo adoraba. Sentir una suave brisa sobre mi piel, escuchar cómo se mueven las copas de los árboles debido al viento y, en lo alto de todo, los pájaros cantar.
Era un buen sitio para establecer la cabaña que tanto deseaba. Llevar una vida tranquila... pero aún no había llegado el momento. Tocaba aguantar, conseguir todos mis propósitos y, una vez hubiese logrado lo que deseaba, tendría mi preciosa casita en el bosque en donde viviría feliz.
Cogí una flecha y la coloqué en el arco, lo tensé y apunté hacia el centro del árbol, en donde había caído la anterior flecha. Antes de disparar miraba a mis alrededores. Detrás mía tenía una pequeña fogata para calentarme por las noches y, entre dos árboles, unas cuantas tablas de madera que servían de refugio.
Hoy iba a ser optimista. No iba a permitir que el estrés o la ira me estropeasen el día. Tras eso, disparé. -¡Bien!- Exclamé contenta por lo buena que era. Me acerqué al árbol y recogí de las dos flechas. Una la metí en el carcaj y la otra la volví a poner en el arco, para tensarlo.
Era un buen sitio para establecer la cabaña que tanto deseaba. Llevar una vida tranquila... pero aún no había llegado el momento. Tocaba aguantar, conseguir todos mis propósitos y, una vez hubiese logrado lo que deseaba, tendría mi preciosa casita en el bosque en donde viviría feliz.
Cogí una flecha y la coloqué en el arco, lo tensé y apunté hacia el centro del árbol, en donde había caído la anterior flecha. Antes de disparar miraba a mis alrededores. Detrás mía tenía una pequeña fogata para calentarme por las noches y, entre dos árboles, unas cuantas tablas de madera que servían de refugio.
Hoy iba a ser optimista. No iba a permitir que el estrés o la ira me estropeasen el día. Tras eso, disparé. -¡Bien!- Exclamé contenta por lo buena que era. Me acerqué al árbol y recogí de las dos flechas. Una la metí en el carcaj y la otra la volví a poner en el arco, para tensarlo.
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Iba caminando en el bosque, con mi mantra activado. No quería que algún animal me comiera o me atacara por sorpresa. Sentía algunas presencias algo más fuertes de lo normal lo cual me hacía, en parte, sentirme algo alerta. No quería bajar la guardia y no, claro que no lo iba a hacer. ”¿Qué debería comer?” – no sabía que tipos de animales podría encontrar en un sitio así. Quizás había conejos, patos o, si tenía algo de suerte, liebres. ¿Cómo los iba a cazar? Pues… Usaría mis habilidades con mi espada para hacerlo… ”Espero que funcione” – luego de comer, seguramente, me iría de nuevo al pueblo y buscaría un lugar donde dormir de forma cómoda y segura. ”Sigue siendo una isla marine” – quizás ya era sabido que yo pertenecía a la banda de un Yonkou. No es que me importara, pero si me hacía sentirme, en cierta parte, algo más perseguido.
– Bueno, como siempre, lo arreglaré sobre la marcha. – No me había dado cuenta, pero el sonido de algo rompiendo el viento, me sacó de mis pensamientos. Miré hacia el origen del ruido y vi a una muchacha peliblanca con ojos verdes, que se hacían bastante intensos dado el color de su pelo. ”Pese a todo, es fuerte.” – mi mantra me advertía de su poder. Más fuerte que la media y, estaba seguro, que escondía más de alguna sorpresa. Me acerqué a ella; con precaución… No quería que una flecha me atravesara mi corazón o mi cabeza, de hecho, no quería ninguna flecha en mi cuerpo.
– Buenas – dije con una sonrisa calmada. – Eres buena con el arco. No se ven muchas personas con tal habilidad – mi tono era tranquilo. Mis dos espadas estaban en mi espalda y la de kairoseki en mi cintura. Mi pelo se movió un poco debido a una pequeña brisa que recorrió el lugar. – Oh, casi lo olvido, soy Ushio. Un placer. – Guardé silencio y esperé su respuesta.
– Bueno, como siempre, lo arreglaré sobre la marcha. – No me había dado cuenta, pero el sonido de algo rompiendo el viento, me sacó de mis pensamientos. Miré hacia el origen del ruido y vi a una muchacha peliblanca con ojos verdes, que se hacían bastante intensos dado el color de su pelo. ”Pese a todo, es fuerte.” – mi mantra me advertía de su poder. Más fuerte que la media y, estaba seguro, que escondía más de alguna sorpresa. Me acerqué a ella; con precaución… No quería que una flecha me atravesara mi corazón o mi cabeza, de hecho, no quería ninguna flecha en mi cuerpo.
– Buenas – dije con una sonrisa calmada. – Eres buena con el arco. No se ven muchas personas con tal habilidad – mi tono era tranquilo. Mis dos espadas estaban en mi espalda y la de kairoseki en mi cintura. Mi pelo se movió un poco debido a una pequeña brisa que recorrió el lugar. – Oh, casi lo olvido, soy Ushio. Un placer. – Guardé silencio y esperé su respuesta.
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Mi optimismo aumentaba por momentos. Era casi como una especie de energía que te hacía sentir bien, tenía que hacer esto más a menudo y dejar de acumular mi ira a veces, además del pesimismo claro, ambas características iban juntas de la mano. Tensé el arco lo más que pude y me quedé en silencio. Lo único que podía escuchar era el sonido del viento mover las copas de los árboles.
Este era un buen lugar para concentrarse con mi arco. La soledad y tranquilidad eran necesarias para practicar, pero no iba a negar que echaba de menos la compañía, el ruido o tener una charla amena con quien fuese. Necesitaba mejorar esta vida... No iba a pasarme siempre de isla en isla metida en un bosque y escondida. Al fin y al cabo necesitaba socializar, pero no se me daba muy bien...
Sin embargo, mi concentración desapareció en cuanto escuché unos pasos y un comentario hacia mí. Bajé el arco apuntando hacia el suelo. Pues claro que era buena con el arco, casi perfecta. Mi ego y orgullo siempre eran bastante altos ante este tipo de comentarios. Lo miré de arriba abajo en cuanto se presentó. Era alto e iba bien trajeado. Seguro que tenía dinero... Tardé un poco en responderle, pero al final me presenté.
-Yo Annie. No sé si decir lo mismo del placer. - Mi tono podía parecer borde, pero era mi forma de hablar, la cual mucha gente no soportaba. - ¿Cómo has venido a parar aquí? ¿Acaso te han mandado venir a buscarme? - Inquirí algo preocupada, últimamente me había metido en varios líos. - Sea lo que sea, ha sido mi hermana gemela. - Inventé de golpe y le apunté con el arco. Alguien tan bien vestido no podía ser de fiar.
Este era un buen lugar para concentrarse con mi arco. La soledad y tranquilidad eran necesarias para practicar, pero no iba a negar que echaba de menos la compañía, el ruido o tener una charla amena con quien fuese. Necesitaba mejorar esta vida... No iba a pasarme siempre de isla en isla metida en un bosque y escondida. Al fin y al cabo necesitaba socializar, pero no se me daba muy bien...
Sin embargo, mi concentración desapareció en cuanto escuché unos pasos y un comentario hacia mí. Bajé el arco apuntando hacia el suelo. Pues claro que era buena con el arco, casi perfecta. Mi ego y orgullo siempre eran bastante altos ante este tipo de comentarios. Lo miré de arriba abajo en cuanto se presentó. Era alto e iba bien trajeado. Seguro que tenía dinero... Tardé un poco en responderle, pero al final me presenté.
-Yo Annie. No sé si decir lo mismo del placer. - Mi tono podía parecer borde, pero era mi forma de hablar, la cual mucha gente no soportaba. - ¿Cómo has venido a parar aquí? ¿Acaso te han mandado venir a buscarme? - Inquirí algo preocupada, últimamente me había metido en varios líos. - Sea lo que sea, ha sido mi hermana gemela. - Inventé de golpe y le apunté con el arco. Alguien tan bien vestido no podía ser de fiar.
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Ushio arqueó una ceja al escuchar la respuesta de la joven Annie. No le importó el hecho de que lo apuntara con el arco, es más, ni siquiera estaba preocupado. Suspiró con calma mientras se cruzaba de brazos. ”¿Qué esconderá?” – se preguntó con una sonrisa. No es que tuviera la certeza que estaba escondiendo algo, pero si estaba seguro que huía de algo o alguien. Debía ir con cuidado para no recibir aquella flecha. ”¿Qué debería hacer?” – primero debía decir la verdad y aclarar el hecho de que no estaba ahí para buscarla a ella o, al parecer, a su hermana gemela. Era un buen punto de partida, de ahí en más debería ser capaz de entablar una conversación como la gente. Se soltó un poco el nudo de la garganta y la miró a los ojos.
– No, no estoy aquí para buscarte o algo así – aclaró con una sonrisa amable. – Y estoy aquí porque quiero cazar algo, comer un poco e irme. Tengo algo de prisa – prosiguió, ignorando completamente el hecho que lo estaba apuntando con un arco. – Pasaba por aquí, nada más y nada menos. – Suspiró con calma. Si decía o hacía algo que no debía, seguramente, terminaría con una flecha entre ceja y ceja o como mínimo, teniendo que salir corriendo de ella y sus flechas. Ya había notado que era algo desconfiada y que establecer una conversación con Annie iba a ser complicado. ”¿Por qué nunca conozco gente normal?” – recordó a sus amigos y quizás era un imán para atraer a la gente complicada. Una especie de mal don, quizá. Sin olvidar que siempre terminaba en problemas de una u otra forma.
– ¿Podrías, por favor, bajar el arco? No tengo malas intenciones y solo estoy de paso – nunca había sido bueno tratando de hacer que alguien dejara de apuntarlo. Pero debía intentarlo… Era una sensación incómoda. – Podríamos cazar algo juntos y comer, ¿te parece? – Le dijo con una sonrisa. No es que pensara que solo no iba a conseguir algo, pero ella se notaba más experimentada en eso de cazar, vivir en el bosque… Cosas que él no manejaba. Un poco de ayuda nunca venía de más y más si lo ayudaba a comer. Su estómago pedía a gritos comida y si bien podía ir a un restaurant, pero la comida cazada y cocinada por uno mismo sabía mil veces mejor. Guardó silencio y esperó la respuesta por parte de la chica de cabello blanco. ¿Qué le diría?
– No, no estoy aquí para buscarte o algo así – aclaró con una sonrisa amable. – Y estoy aquí porque quiero cazar algo, comer un poco e irme. Tengo algo de prisa – prosiguió, ignorando completamente el hecho que lo estaba apuntando con un arco. – Pasaba por aquí, nada más y nada menos. – Suspiró con calma. Si decía o hacía algo que no debía, seguramente, terminaría con una flecha entre ceja y ceja o como mínimo, teniendo que salir corriendo de ella y sus flechas. Ya había notado que era algo desconfiada y que establecer una conversación con Annie iba a ser complicado. ”¿Por qué nunca conozco gente normal?” – recordó a sus amigos y quizás era un imán para atraer a la gente complicada. Una especie de mal don, quizá. Sin olvidar que siempre terminaba en problemas de una u otra forma.
– ¿Podrías, por favor, bajar el arco? No tengo malas intenciones y solo estoy de paso – nunca había sido bueno tratando de hacer que alguien dejara de apuntarlo. Pero debía intentarlo… Era una sensación incómoda. – Podríamos cazar algo juntos y comer, ¿te parece? – Le dijo con una sonrisa. No es que pensara que solo no iba a conseguir algo, pero ella se notaba más experimentada en eso de cazar, vivir en el bosque… Cosas que él no manejaba. Un poco de ayuda nunca venía de más y más si lo ayudaba a comer. Su estómago pedía a gritos comida y si bien podía ir a un restaurant, pero la comida cazada y cocinada por uno mismo sabía mil veces mejor. Guardó silencio y esperó la respuesta por parte de la chica de cabello blanco. ¿Qué le diría?
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Suspiré aliviada al ver que no me iba a hacer nada. El hecho de inventarme una hermana gemela no habría sido una buena excusa en caso de que me hubiesen pillado, que tonta era a veces, en este tipo de situaciones me ponía nerviosa y actuaba de manera rara. De todas formas las palabras de Ushio parecían de fiar, pero mi instinto siempre me decía que no lo hiciera, que no me confiase tan pronto.
Bueno, él necesitaba ayuda y yo necesitaba saber si podía fiarme así que qué mejor que colaborar juntos. Me pidió que bajase un poco el arco, con lo cual estuve apuntándole durante unos segundos más, pensativa de si hacía bien o no. Finalmente bajé el arco, si amenazaba a cualquier persona que me encontraba nunca conseguiría llevarme bien con nadie. Suspiré.
-¡Estaré atenta a ti! - Dije acercándome a él con una mano levantada y el dedo índice estirado. Parecía que fuese a echarle una bronca. - No te perderé de vista... y si intentas algo contra mí - Levanté el arco y le apunté directo al abdomen, rozando la punta de la flecha contra su chaqueta. -¡Te mataré! - Tras aquel momento quité la flecha y la metí en el carcaj, después acomodé el arco a mi espalda.
Me acerqué al fuego para atizarlo. Cazar no era mala idea, además empezaba a tener algo de hambre y practicar me había fatigado bastante. Miré el pequeño asentamiento que yo sola me había montado y luego a Ushio. Me fijé en que tenía dos espadas, la caza entonces no sería tan difícil. Solo esperaba que no fuese un manco con ellas, no sería la primera vez que me topaba con alguien así y después tenía que salvarle la vida.
-Vamos a la zona de la cascada. Allí suele haber animales bebiendo, quizás encontremos uno suficientemente grande para los dos. Espero que sepas cocinar. - Dije emocionada con una sonrisa. - ¡Vamos!
Bueno, él necesitaba ayuda y yo necesitaba saber si podía fiarme así que qué mejor que colaborar juntos. Me pidió que bajase un poco el arco, con lo cual estuve apuntándole durante unos segundos más, pensativa de si hacía bien o no. Finalmente bajé el arco, si amenazaba a cualquier persona que me encontraba nunca conseguiría llevarme bien con nadie. Suspiré.
-¡Estaré atenta a ti! - Dije acercándome a él con una mano levantada y el dedo índice estirado. Parecía que fuese a echarle una bronca. - No te perderé de vista... y si intentas algo contra mí - Levanté el arco y le apunté directo al abdomen, rozando la punta de la flecha contra su chaqueta. -¡Te mataré! - Tras aquel momento quité la flecha y la metí en el carcaj, después acomodé el arco a mi espalda.
Me acerqué al fuego para atizarlo. Cazar no era mala idea, además empezaba a tener algo de hambre y practicar me había fatigado bastante. Miré el pequeño asentamiento que yo sola me había montado y luego a Ushio. Me fijé en que tenía dos espadas, la caza entonces no sería tan difícil. Solo esperaba que no fuese un manco con ellas, no sería la primera vez que me topaba con alguien así y después tenía que salvarle la vida.
-Vamos a la zona de la cascada. Allí suele haber animales bebiendo, quizás encontremos uno suficientemente grande para los dos. Espero que sepas cocinar. - Dije emocionada con una sonrisa. - ¡Vamos!
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Suspiró aliviado. Al parecer lo había conseguido y eso le hacía sentir más a gusto. Aunque, Annie no se iba con chiquitas y no dudó en amenazarlo. ”¿Por qué no puedo encontrar a gente que no me amenace de alguna manera?” – pensó en el momento en que sintió como la flecha pasaba cerca de su camisa. Una gota de sudor frío le recorrió la espalda y sintió escalofríos por ello. La miró con calma y vio como apagaba el fuego. Luego de eso, como si fuera otra persona, se animó de la nada. ”Definitivamente, tengo un imán para atraer a personas extrañas” – se encogió de hombros. Al parecer, había una zona donde ambos podrían cazar sin muchos problemas. Tenía curiosidad de saber qué tan buena era ella con el uso del arco. Aparte, sabía que no era alguien débil y lo mejor era hacerse una idea a lo que se podría enfrentar.
– Si bueno… No sé cocinar – dijo soltando una suave risa. No es que no supiera cocinar, todo el mundo podía hacer algo, pero a él no le quedaba muy rico y no quería que ella comiera eso. Suspiró de forma calmada y empezó a caminar. – Es que… Sé, pero me queda horrible y apenas puedo comer yo mismo mi propia comida. – Sabía que era posible que ella se lo tomase a mal, pero era la verdad y prefería prevenir que curar. Era bueno para otras cosas, no para cocinar. Esperaba que ella si pudiera cocinar, aunque claro; lo importante era el maldito sabor. Era eso lo que nunca conseguía, un buen sabor. Muchas veces estuvo vomitando o yendo al baño cada media hora por culpa de sus propias comidas. ¡Eran puto veneno! Y claro que no le iba a dar eso a la peliblanca.
– Oye, Annie… ¿A qué te dedicas? – preguntó mientras avanzaba por el bosque. No sabía si lo estaba siguiendo, pero asumía que sí. Aparte, debía sacar algún tema para poder conversar camino al lugar que ella mencionó, ¿estaría yendo en la dirección correcta? Esperaba que sí. – Yo, por ejemplo, soy un pirata. Soy tripulante de la banda de Dexter Black. – Dijo con total confianza. Poco le importaba que alguien supiera que era parte de la banda de un Yonkou. Como si fuera a cambiar el hecho de que todo dios era una potencial amenaza.
– Si bueno… No sé cocinar – dijo soltando una suave risa. No es que no supiera cocinar, todo el mundo podía hacer algo, pero a él no le quedaba muy rico y no quería que ella comiera eso. Suspiró de forma calmada y empezó a caminar. – Es que… Sé, pero me queda horrible y apenas puedo comer yo mismo mi propia comida. – Sabía que era posible que ella se lo tomase a mal, pero era la verdad y prefería prevenir que curar. Era bueno para otras cosas, no para cocinar. Esperaba que ella si pudiera cocinar, aunque claro; lo importante era el maldito sabor. Era eso lo que nunca conseguía, un buen sabor. Muchas veces estuvo vomitando o yendo al baño cada media hora por culpa de sus propias comidas. ¡Eran puto veneno! Y claro que no le iba a dar eso a la peliblanca.
– Oye, Annie… ¿A qué te dedicas? – preguntó mientras avanzaba por el bosque. No sabía si lo estaba siguiendo, pero asumía que sí. Aparte, debía sacar algún tema para poder conversar camino al lugar que ella mencionó, ¿estaría yendo en la dirección correcta? Esperaba que sí. – Yo, por ejemplo, soy un pirata. Soy tripulante de la banda de Dexter Black. – Dijo con total confianza. Poco le importaba que alguien supiera que era parte de la banda de un Yonkou. Como si fuera a cambiar el hecho de que todo dios era una potencial amenaza.
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Mis pasos eran siempre firmes, fuertes y silenciosos, la huella quedaba, pero nunca sabrían que estaba ahí. Mi segundo señor había sido muy bueno al darme consejos para toda la vida. Si el no hubiese muerto... Ahora estaría rodeada de lujos en Skellige. Como odio a la muerte, agh, arrebatadora de todo lo bueno.
De vez en cuando miraba de reojo a Ushio, parecía un buen tío, pero nunca estaba demás desconfiar. El camino a la cascada era corto, pero al ser cuesta arriba era un poco más agotador. De vez en cuando suspiraba para coger un poco de aire y tomaba una pausa. No entendía porque me cansaba tanto a veces.
Los comentarios de Ushio me hacían reír, un cocinero que no sabía cocinar, nunca había escuchado nada igual. Bien, él había tenido suerte de haberme conocido hoy, pues cuando hubiéramos capturado a nuestra presa le enseñaría a cocinar, sería un auténtico experto. ¡Qué bien me sentaba instruir a la gente! Tampoco era por ser orgullosa, pero me consideraba realmente buena cocinando y todo el mundo adoraba mis platos.
Escuché la pregunta de Ushio con atención. Abrí los ojos como platos cuando me dijo que era un pirata. ¿Era eso posible? Si no tenía pintas... ¿Los piratas no tenían loros y patas de palo? Mi infancia ha sido todo una mentira, maldita sea.
-¿Quién es Dexter Black? No lo conozco de nada, aunque su nombre impone. El tuyo no, tienes pinta de que te llamen Ushi-chan, ¿verdad? - Pregunté con burla mientras me reía a la vez. Me empezaba a caer bien y si me metía con él era porque estaba cogiendo confianza. Miré al horizonte, ya se podía escuchar el sonido del agua caer. - Ya estamos llegando. - Le dije tirando de la manga de su chaqueta, después apresuré mi ritmo.
De vez en cuando miraba de reojo a Ushio, parecía un buen tío, pero nunca estaba demás desconfiar. El camino a la cascada era corto, pero al ser cuesta arriba era un poco más agotador. De vez en cuando suspiraba para coger un poco de aire y tomaba una pausa. No entendía porque me cansaba tanto a veces.
Los comentarios de Ushio me hacían reír, un cocinero que no sabía cocinar, nunca había escuchado nada igual. Bien, él había tenido suerte de haberme conocido hoy, pues cuando hubiéramos capturado a nuestra presa le enseñaría a cocinar, sería un auténtico experto. ¡Qué bien me sentaba instruir a la gente! Tampoco era por ser orgullosa, pero me consideraba realmente buena cocinando y todo el mundo adoraba mis platos.
Escuché la pregunta de Ushio con atención. Abrí los ojos como platos cuando me dijo que era un pirata. ¿Era eso posible? Si no tenía pintas... ¿Los piratas no tenían loros y patas de palo? Mi infancia ha sido todo una mentira, maldita sea.
-¿Quién es Dexter Black? No lo conozco de nada, aunque su nombre impone. El tuyo no, tienes pinta de que te llamen Ushi-chan, ¿verdad? - Pregunté con burla mientras me reía a la vez. Me empezaba a caer bien y si me metía con él era porque estaba cogiendo confianza. Miré al horizonte, ya se podía escuchar el sonido del agua caer. - Ya estamos llegando. - Le dije tirando de la manga de su chaqueta, después apresuré mi ritmo.
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¿No lo conocía? Eso era novedoso, siempre pensó que los nombres de un Yonkou eran conocidos por todos. Suspiró e ignoró el hecho de que lo llamara Ushi-chan, la verdad… Casi nunca le interesaba como alguien lo nombraba. No podía confiarse de la actitud de Annie, pero tampoco le estaba dando motivos para desconfiar de ella, además; le iba a dar de comer y eso era siempre bienvenido. El camino a la cascada era en cuesta arriba, por lo que era algo cansador para alguien que no estuviera en buena forma, suerte que él lo estaba y podía caminar sin muchos problemas por ahí. Sus dos manos estaban entrelazadas detrás de la nuca y mostraba una actitud relajada en todo momento.
– Pues… – tomó una leve pausa. – Es un Yonkou o un Emperador del Mar. Es decir, uno de los cuatro piratas que controlan la segunda parte del Grand Line, el Nuevo Mundo – empezó a decir con calma. Su Haki se mantenía activado, más que nada para evitar que algún animal los pillara por sorpresa… Eso o por si algún cazador de recompensas o quien sea, los estuviera siguiendo. – ¿No tienes interés en ser pirata? ¿Te interesaría unirte a nosotros? – Le preguntó de forma casi inocente, sin querer, por decirlo de alguna manera.
No sabía si lo que estaba haciendo era correcto o no, o si le correspondía a él hacer ese tipo de invitaciones. Pero, por lo poco que conocía a Dexter, no veía muchos problemas. ”Quizás hasta quiere ser pirata” – pensó para tranquilizarse de decirle aquello. Finalmente, llegaron a la cascada y la imagen era bella. Notó que había algunos animales cerca del agua y se quedó en silencio. Era hora de ver qué tan buena era Annie y, por supuesto, conocer su respuesta. Tenía la suficiente curiosidad como para tener esperanza de que su respuesta fuera afirmativa.
– Pues… – tomó una leve pausa. – Es un Yonkou o un Emperador del Mar. Es decir, uno de los cuatro piratas que controlan la segunda parte del Grand Line, el Nuevo Mundo – empezó a decir con calma. Su Haki se mantenía activado, más que nada para evitar que algún animal los pillara por sorpresa… Eso o por si algún cazador de recompensas o quien sea, los estuviera siguiendo. – ¿No tienes interés en ser pirata? ¿Te interesaría unirte a nosotros? – Le preguntó de forma casi inocente, sin querer, por decirlo de alguna manera.
No sabía si lo que estaba haciendo era correcto o no, o si le correspondía a él hacer ese tipo de invitaciones. Pero, por lo poco que conocía a Dexter, no veía muchos problemas. ”Quizás hasta quiere ser pirata” – pensó para tranquilizarse de decirle aquello. Finalmente, llegaron a la cascada y la imagen era bella. Notó que había algunos animales cerca del agua y se quedó en silencio. Era hora de ver qué tan buena era Annie y, por supuesto, conocer su respuesta. Tenía la suficiente curiosidad como para tener esperanza de que su respuesta fuera afirmativa.
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Ushio me contó toda la historia de ese tal pirata llamado Dexter. Era muy interesante, nunca había conocido a una persona tan poderosa. Estaría genial poder conocerlo en persona y comprobar que era tal y como decían los cuchicheos. Es más, seguro que convencía a Ushio de que él mismo me lo presentase, así era útil. La pregunta del chico me dejó confusa. ¿Ser pirata? Eso sonaba muy lioso.
-Buff... - Me quejé. - La verdad es que no tengo intención de ser una criminal. Quiero tener una buena vida, disfrutar de la fama que me gane como artista. Vivir al margen de la ley no es algo que me gustaría. - La verdad es que no me interesaba lo más mínimo. - Estoy segura de que si me uno a vosotros sería todo genial, pero mi camino de momento es ir sola. Sea a dónde sea.
La vida de un pirata era dura, o eso me decían mis amos cada vez que les decía que los abandonaría por eso. Bastante había tenido con esa parte de mi vida, no me quería imaginar si ser pirata era peor que aquello. Suspiré.
-No seré pirata, pero podré invitarte a mis actuaciones. - Dije riéndome. - Serías un afortunado de disfrutar de mi fama, es más, ¡desde antes de ser famosa! ¿Sabes cuánta gente desearía eso? - Me froté las manos como si fuese una ambiciosa.
Dejamos atrás la larga y allí estaba, la cascada con un hermoso lago. Llevé mi dedo índice hasta los labios e hice una mueca de silencio. Había que estar atentos por si había algún animal cerca. Tras eso, saqué mi arco con cuidado y coloqué una flecha. Lo tensé y miré hacia nuestro alrededor.
-¿Cómo piensas cazar con una espada? - Inquirí confusa. - El animal se escapará mucho antes de que lo intentes pillar.
-Buff... - Me quejé. - La verdad es que no tengo intención de ser una criminal. Quiero tener una buena vida, disfrutar de la fama que me gane como artista. Vivir al margen de la ley no es algo que me gustaría. - La verdad es que no me interesaba lo más mínimo. - Estoy segura de que si me uno a vosotros sería todo genial, pero mi camino de momento es ir sola. Sea a dónde sea.
La vida de un pirata era dura, o eso me decían mis amos cada vez que les decía que los abandonaría por eso. Bastante había tenido con esa parte de mi vida, no me quería imaginar si ser pirata era peor que aquello. Suspiré.
-No seré pirata, pero podré invitarte a mis actuaciones. - Dije riéndome. - Serías un afortunado de disfrutar de mi fama, es más, ¡desde antes de ser famosa! ¿Sabes cuánta gente desearía eso? - Me froté las manos como si fuese una ambiciosa.
Dejamos atrás la larga y allí estaba, la cascada con un hermoso lago. Llevé mi dedo índice hasta los labios e hice una mueca de silencio. Había que estar atentos por si había algún animal cerca. Tras eso, saqué mi arco con cuidado y coloqué una flecha. Lo tensé y miré hacia nuestro alrededor.
-¿Cómo piensas cazar con una espada? - Inquirí confusa. - El animal se escapará mucho antes de que lo intentes pillar.
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Suspiró de forma tranquila mientras seguía caminando con la peliblanca. Era un día bastante interesante y que, de una u otra forma, se ponía cada vez más divertido. No lo negaba, escuchar la negativa de Annie a unirse a la banda de Dexter, le bajó un poco los ánimos. ¿Por qué no quería? Quizá era obvio, después de todo, ella quería vivir de forma tranquila y no es que ser pirata le asegurara eso. De hecho, ser pirata no le iba a asegurar poder vivir de ser una gran artista. ”Y uno que apenas sabe qué hacer con su vida” – ella tenía un motivo claro. Él casi parecía vagar por el mar, buscando una razón para seguir respirando o, por lo menos, no solo tener que vivir por qué sí.
Suspiró con calma y solo guardaba silencio mientras escuchaba hablar a Annie. La idea de asistir a sus actuaciones le parecía simplemente magnifico. ¿Por qué no disfrutar de forma tranquila? No estaba mal tomarse un descanso y dejar de pensar en todos sus problemas, solo vivir, disfrutar, reír y gozar de los pequeños placeres de la vida. No tardaron mucho en llegar a la cascada, el objetivo e hizo silencio como se lo pidió Annie. Su pregunta lo pilló desprevenido… No esperaba tener que cazar o algo, eso lo pretendía dejar a ella. Ella era la del arco, flechas y conocimientos geniales sobre animales, bosques o vegetación. Vamos… Él apenas sabía usar sus espadas y navegar de una isla a otra sin temores por cualquier océano.
– Pues… – dijo mientras se apoyaba en un árbol. Su tono era bajo, pero lo suficiente como para que solo ella lo escuchara. – No tengo idea de cómo es posible cazar con una espada – sonrió de forma tranquila. Su haki le decía que había algunos animales cerca. Lograba sentir sus presencias y de cómo se iban acercando al lago. – Hay unos cinco animales cerca del lago. Hay otros cinco… No, seis que vienen directo a la cascada – trataba de que su información fuera lo más cercana a la realidad, pero dudaba que su haki le dijera algo falso. – Hay once animales en total por aquí. – suspiró con calma y se quedó pensando en lo que podría hacer.
Suspiró con calma y solo guardaba silencio mientras escuchaba hablar a Annie. La idea de asistir a sus actuaciones le parecía simplemente magnifico. ¿Por qué no disfrutar de forma tranquila? No estaba mal tomarse un descanso y dejar de pensar en todos sus problemas, solo vivir, disfrutar, reír y gozar de los pequeños placeres de la vida. No tardaron mucho en llegar a la cascada, el objetivo e hizo silencio como se lo pidió Annie. Su pregunta lo pilló desprevenido… No esperaba tener que cazar o algo, eso lo pretendía dejar a ella. Ella era la del arco, flechas y conocimientos geniales sobre animales, bosques o vegetación. Vamos… Él apenas sabía usar sus espadas y navegar de una isla a otra sin temores por cualquier océano.
– Pues… – dijo mientras se apoyaba en un árbol. Su tono era bajo, pero lo suficiente como para que solo ella lo escuchara. – No tengo idea de cómo es posible cazar con una espada – sonrió de forma tranquila. Su haki le decía que había algunos animales cerca. Lograba sentir sus presencias y de cómo se iban acercando al lago. – Hay unos cinco animales cerca del lago. Hay otros cinco… No, seis que vienen directo a la cascada – trataba de que su información fuera lo más cercana a la realidad, pero dudaba que su haki le dijera algo falso. – Hay once animales en total por aquí. – suspiró con calma y se quedó pensando en lo que podría hacer.
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