Tirame del dedo [libre]

El viaje en el barco fue tranquilo. Aunque una de las noches hubo una tormenta tan fuerte que hizo vomitar a Cloe toda la comida de ese día. La verdad que a ella no le gustaba nada estar en alta mar, pero era la única manera que había de conocer ese mundo tan fantástico que desde casa nunca hubiera podido descubrir. A los pocos minutos empezó a divisar una isla a los lejos, Cloe corrió a su camarote a vestirse con su ropa deportiva y al salir a la superficie ya estaban atracando en el puerto.

Cloe cogió su bandolera, con una botella y algo de pan, y se dispuso a atravesar el inmenso bosque. Algunos pasajeros que bajaban del barco la miraron con incredulidad, no podían creer que aquella indefensa chica se introdujera en la salvaje selva.

-Joven, ¿A dónde crees que vas por allí?- dijo un viejo que parecía llevar toda su vida trabajando en el puerto. Cloe le miro con cara incrédula señalando la selva.- ¿No sabes los peligros que se esconden allí adentro?- continuo diciendo el viejo con una voz teatral. Todos los allí presentes se quedaron callados a la espera de que el viejo siguiera contando de los peligros de la selva.- Todo aquel que entra en el bosque no sale nunca, y si consigue salir, se le considerara un gran guerrero. Terroríficas criaturas esconden los árboles que inundan esta isla. Animales más grandes y peligrosos de lo normal. No es lugar para una chiquilla como tú.- Cloe puso los brazos en jarra y se acercó de forma teatral al viejo.

-Gracias, amable anciano. Ahora me has dado más ganas de visitar esa peligrosísima selva. Tal vez si consigo salir con vida me convierto en una poderosa guerrera.- dijo intentado sacar musculo de un brazo delgado y fino.- ¿Alguno más se atreve a venir conmigo?- dijo alto Cloe para que le oyeran en todo el puerto.

Era una tarde tranquila en Yutakangréa, un lugar con un bosque con el que se le suele denominar de una forma, ''PELIGROSO''. Se dice que quien entraba ahí jamás salía y quien sabe se considera un gran guerrero, cosa que no me vendría malpara ganar algo de fama en el mundillo de cazarecompensas, que siempre ayuda a obtener mas recompensas. Era mi segundo día allí, llegué en barco el dia anterior, el cual partió de vuelta rápidamente para recoger a otro cargamento de visitantes extrañados por la historia del bosque. El viento mecía mi mele... espera, ¡si soy calvo! Ejem, quería decir, el viento zarandeaba mis pantalones cortos y en mi chaqueta,en la cual tenía la capucha puesta para que nadie se diera cuenta a simple vista de que, bueno... era un esqueleto y tal.

El siguiente cargamento de visitantes llegó con la casualidad de que me encontraba cerca del embarcadero en ese momento. Una chica enérgica con una ropa deportiva se puso a dar gritos y a desafiar a un señor que le advertía de los peligros del lugar. Al finalizar,la chica preguntó que quien quería ir con ella al bosque.

-Me ofrezco voluntario, señorita. Dije,mientras tenía la capucha aún puesta y lo único que se veía de mi cara era mi gran sonrisa amarilla. La emoción del momento me embargaba mientras el resto me miraba perplejo. Sinceramente, aunque prefiera ir solo, sería un suicidio en caso de extrema necesidad. ¿Por que no tener un apoyo por si las moscas?

Tras unos minutos de silencio un tipo bajito oculto en una capucha se ofreció a acompañar a la joven Cloe. La joven lo miro largo tiempo, intentando identificar a aquel hombre. Le recordaba terriblemente conocido de alguna isla. El caso, que al ver que nadie más se apuntaba Cloe decidió dar vereda a la aventura.

-Genial, ya somos dos. Ya está contento, anciano.- dijo Cloe con la voz un poco burlona. El anciano ante aquella situación se cabreo lanzando los objetos de pesca que tenía en la mano. La gente se asustó ante la situación, pues parecía que iba a golpear a Cloe.

-Os suplico que no os metáis en esa selva.- dijo el hombre con algo de rabia en su voz.- No es lugar para una joven y un...niño.- dijo después de observar repetidamente al nuevo tipo que había aparecido.-Perdí a mi hijo en el interior hace una semana, y aún no ha vuelto. Seguramente ya esté muerto, y no quiero que nadie más muera en ese lugar.

Cloe se acercó a él y le puso la mano en el hombro. Los poderes de unicornio parecieron cobrar efecto, y el temperamento del anciano se fue relajando.

-No se preocupe, señor. Se cuidar de mi misma, y estoy segura que ese niño también. Por cierto, ¿cómo te llamas?.- dijo Cloe a la persona bajita de sonrisa amarillenta.- Además si encontramos a su hijo podríamos traerlo de vuelta con usted. Se lo prometo.

Raghersir andaba cansado de ir de una isla para otra vendiendo vinos. Por eso cuando en el último puerto que había visitado escuchó que cerca había una isla peligrosa comenzaron a brillarle los ojos. El viaje se le hizo bastante corto gracias a que durante su transcurso no paró de imaginarse las cosas que allí podría encontrar.

Había oído que la jungla de la isla tenía vida propia, que estaba habitada por animales monstruosos, que en las noches de luna llena un cíclope gigante vagaba por la isla en busca de víctimas. Quería comprobar cuáles de esas cosas eran ciertas. Y quizá si tenía suerte encontraría algo con lo que pudiese ganar algo de dinero.

Con esa ilusión llegó al puerto de la isla. Allí se encontró con un gran alboroto, pero antes de ir a ver qué pasaba tenía que asegurar su barco y prepararse para la exploración. Amarró fuertemente su embarcación. Luego se dirigió al interior para vestirse con ropa cómoda para la exploración y preparar una mochila con todo lo necesario. Antes de salir repasó todo lo que llevaba en voz baja mientras hurgaba en su bolsa: -“Una brújula, medicinas, agua, vino, algo de comer, diales, utensilios para tomar notas y los sinawali. Lo llevo todo.”-. Ahora con todo listo se decidió a ir a ver qué sucedía en aquel puerto.  

Spoiler:

Niño... es curioso, es la primera vez que me llaman así.Me han llamado zombie, esqueleto, abobinación... ¿pero niño? Nunca.

-Oiga señor, no soy precisamente un niño solo tengo una... baja estatura, aunque soy un hueso duro de roer se lo aseguro. Solté una risa para mi mismo, ya que con la capucha nadie podía ver que soy... bueno, un esqueleto.

Levanté la mirada y me fijé en la chica ¿no era la chica que me encontré hace un tiempo en la isla de los animales raros? Si no lo era debían ser gemelas la verdad. Pensé que lo mejor era jugarmela y probar suerte, a ver si era ella.

-Por cierto... un placer verla de nuevo, Cloe. Mi sonrisa se agrandó un poco mas mientras me levantaba de la pared en la que estaba apoyado para ir a colocarme a su lado, viendo por si quería venir alguien más.

Tras eso, el viejo nos habló algo de que su hijo se perdió en el bosque y probablemente ya estuviera muerto. He de admitir que su historia me ablandó un poco y me hizo sentir compasión por el, así que le dije.

-Señor,prometo que traeremos a su hijo si lo vemos pero... ¿Puede decirnos como era? Naturalmente habría pedido una recompensa o algo así pero su historia me llegó al alma y decidí ayudarle desinteresadamente.[/color]

Cloe observo detenidamente a tipo bajito sin conseguir recordarle, a pesar de que si parecía conocerle a ella. ¿Por qué no le decía su nombre o se quitaba esa molesta capucha? Así sería más fácil recordarle. Al final la joven desistió y decidió contestarle.

-Lo siento, pero no me acuerdo de ti.-dijo la joven un poco apenada. El tipo bajito se acercó al viejo y le consoló tras oír su historia. “Que cara dura”, pensó Cloe al oír lo que le decía al viejo, en resumen lo mismo que había dicho ella escasos minutos. El anciano empezó a describir a su hijo, pero la mente de Cloe se desvió a otro lugar y no le escuchó.

Aprovechando que el viejo estaba distraído con el tipo bajito Cloe le robo instintivamente una bolsa de berries que sobresalían del pantalón del anciano. No podía evitarlo, maldita ludopatía. Luego cuando hubiera menos gente tenía intención de devolvérselo o cuando encontraran a su hijo, todas las opciones le parecían buenas para entregarle su bolsa de dinero. Todas menos ese preciso instante. Si lo hacía seguramente el viejo ya empezaría a dudar de ellos y llamaría a las autoridades, y Cloe no quería volver al calabozo, y menos después de no tener a sus padres cerca para que la saquen.

-Tengo una idea para encontrar la salida. Cuando era pequeña leí un cuento que utilizaban este método, pero con migas de pan.- Cloe cogió una bobina de hilo de pescar que había en el suelo.- Enganchare este hilo en uno de esos árboles, nos adentraremos en el bosque y cuando queramos volver simplemente seguiremos el camino del hilo. Además, así si alguien más nos quiere acompañar solo tiene que seguir nuestro rastro.- dijo Cloe con toda la ilusión del mundo para que más gente se uniera a la aventura.

Después de su discursito se puso manos a la obra, y se introdujo en el interior del bosque. Estaba impaciente por descubrir que nuevos tesoros le aguardaba esa isla nueva. Realmente no tenía nada de miedo a pesar de ser una selva terriblemente peligrosa por sus criaturas, pero debido a sus poderes de unicornio al estar tan cerca de la flora, estos aumentaban y la hacían sentir terriblemente llena de energía y feliz.

Spoiler:

Cuando llegó al foco del alboroto este ya se estaba disipando. Al menos llegó a enterarse de lo que había pasado gracias a un hombre que no paraba de sollozar mientras buscaba algo por el suelo. Al parecer una chica flacucha y un niño siniestro habían entrado en la isla desoyendo los consejos del pobre anciano.

Raghersir no quería llamar la atención, por lo que decidió no seguir el cable que los dos aventureros habían colocado para poder regresar sin perderse. En lugar de eso, se apartó un poco del puerto antes de adentrarse en aquel bosque tropical. Le inundaba la curiosidad, ya no solo por la misteriosa jungla, si no por aquellos que la habían penetrado momentos antes que él.

Comenzó a andar rápidamente, a la vez que iba tomando nota en una pequeña libretita sobre lo que veía alrededor suyo. Quería alcanzar a los otros exploradores, pero analizar el terreno y tomar nota le ralentizaba. Debería esperar a que los perseguidos bajasen el ritmo, no tenía la más mínima intención de dejar de observar el terreno por el que se movía. Era una zona peligrosa al fin y al cabo.

Spoiler:

Por lo que el anciano me contó, su hijo era un hombre alto y fornido, era rubio y de ojos verdes. Su flequillo le caía por encima de ojo derecho. Era alguien muy simpático y la última vez que se le vió tenía unos pantalones azules una camiseta roja.

-Bueno, creo que si nos conocemos, jeje. Sonreí y levanté un poco la capucha, dejando a la visto mi ojo amarillo y mi otro ojo amarillo y azul con el fondo de mis cuencas rojas.

-¿Que tal el lobo-gallina? Y con una sonrisa burlona adelanté el paso.

Cloe tuvo una gran idea, atar una parte de una bobina de hilo a un árbol para no perdernos y por si alguien nos quería seguir en nuestra ''aventura'', lo único que me fallaba era la comparación... ¿Hansel y Gretel? ¿Esos no acababan a punto de ser comidos? Además, si usamos hilo se parecería mas a la fábula de la mazmorra del minotauro. En fin, eso era nimiedades.

Comenzamos a andar a través del bosque, se escuchaban algunos ruidos extraños acompañados del son del viento chocando con las hojas.

Me quité la capucha, miré a Cloe y le dije

-¿Que casualidad eh? El mundo es un pañuelo. Como siempre, mantenía mi sonrisa grande y destelleante, una sonrisa que ya me era casi imposible cambiar.

Las sombras jugaban malas pasadas, mas de una vez saqué mis cables que se manejan a disposición de su usuario para estar preparado para atacar, aunque resultaba ser una ardilla o un pájaro que pasaba por ahí, estaba totalmente atento a cualquier movimiento sospechoso, si los rumores del bosque eran ciertos seguro que peligros terribles nos acechaban.

Ya llevábamos un rato caminando y se me ocurrió parar a descansar un poco.

-Oye, ¿paramos un rato? Tengo los huesos molidos, por cierto, ¿como vamos de hilo en la bobina? Tras eso, esperé paciente su respuesta.

Cloe se adentró en el bosque sin mediar palabra, y cuando estaban lejos de las miradas curiosas abrazo con fuerzas al saco de huesos que tenía como amigo. No podía evitar estar llena de felicidad al comprobar que de nuevo en esa aventura estaría acompañanada por ese pequeñín repleto de chistes.

-Qué alegría de verte. No quise saludarte allí afuera por si la gente pensaba que éramos estafadores o algo similar.- dijo Cloe mientras andaban a través de la selva. La joven tenía la vista perdida observando el paisaje y el lugar.- Por cierto, al final de nuestra aventura, Jacob Black decidió enrolarse como pirata en una banda. La verdad que no me esperaba eso de ese alocado lobito. Pero bueno, ahora es feliz y espero encontrármele en un futuro.- siguieron caminado unos pocos metros más hablando de sus cosas, hasta que Error decidió parar a descansar.

Error preguntó por la bobina y Cloe se puso a observarla. -Yo diría que queda unos treinta metros de cuerda. La verdad que estamos yendo en línea recta, y así ahorramos más.-dijo sonriendo.- ¿Tienes hambre?- se hurgó en su bandolera y se sacó un par de chocolatinas. Le entregó una a Error y se puso a devorar la suya.

Realmente hasta ahora le estaba resultando un poco decepcionante el lugar, pero aún tenía algo de esperanza en que algo emocionante pasara. Se puso a observar las plantas y los arboles de alrededor en busca de alguna pista, pero ella no sabía rastrear ese tipo de cosas. Suspiró pesadamente, y se volvió a sentar en la piedra donde estaba.

No tardó mucho en llegar a donde estaban los dos aventureros que habían salido antes que él. Conforme los vio Nairb comenzó a sonreír y en silencio se escondió tras un árbol cerca de ellos. Era una muy grata sorpresa encontrarse con aquellos muchachos. No los había visto desde su estancia en la Isla de los Animales Raros. Allí a escasos metros se encontraban el huesito chistoso y la bellísima ladrona. Tenía ganas de saludarlos, pero era mejor hacer una entrada espectacular primero.

El muchacho se rascó la barba pensando cómo podía sorprender a aquellos dos. Finalmente se le ocurrió algo y comenzó a reír por dentro. No había duda de que en su cabeza había desarrollado un maléfico plan. Sigilosamente se acercó por detrás a Cloe. Error lo vio, pero hizo caso al gesto que Nairb le hizo para que guardara silencio y no dijo nada, solo sonrió. Entonces el joven saltó sobre Cloe.

-“¡BUAAAAAAAAAHHHH!”-, gritó antes de comenzar a reírse a carcajadas.

La chica no pareció reconocerlo en un principio. Pero entonces el joven, que aún estaba intentando controlar su risa, se sentó a un lado y comenzó a hablar.

-“Hay que ver. De todos los sitios en los que esperaba encontraros este era el último. ¿Qué tal os va la vida?”-, dijo el Nairb en tono amigable.

Entonces se giró hacia error y dijo: -“Te ha gustado mi entrada, ¿a que sí?”-.

Esa sensación agridulce de nuevo... El miedo de la hafefobia y el candor de la unicornio que me hacía sentirme bien, es una de las personas que podía abrazarme sin sufrir las consecuencias.

-Es un placer volver a verte Cloe, veo que no has perdido las costumbre de los abrazos. Dije después de este. El bosque era uno de los lugares menos apropiados para un reencuentro con una vieja amiga.

Por lo que me dijo, el lobollina o lo que fuera eso se hizo pirata, que cosas, un animal siendo pirata. Bueno, espero no tener que capturar a ese pequeñín.

-Con que Jacob ahora es un lobo de mar ¿eh? Ese chiste era bueno, tenía que apuntármelo. Cloe y yo continuamos hablando durante un tiempo hasta que pude ver a unos arbustos moviéndose a espaldas de ella. Por si las moscas, tenía los cables preparados, aunque al final no hizo falta pues era nuestro viejo viejo amigo Nairb. Me hizo un gesto con las manos para que no dijera nada así que actué de normal hasta que saltó dando un grito a espaldas de Cloe. No pude evitar caerme al suelo de la risa.

-Jajajajaja, menudo susto más ''subido de tono'' y seguí riéndome en el suelo un ratito aunque mi risa fue cortada de golpe por un ruido horripilante que venía de lo profundo del bosque.

-Chicos... ¿que creéis que puede ser? Esperé a ver sus respuestas.

OFF:

Cloe reía como una niña tonta ante los chistes de Error. Aquel saco de huesos parlante era una mina de chistes sin fin. Podías tirarte horas con él, que siempre sacaría chistes hasta de debajo de las piedras. Aunque hay que reconocer que algunos eran muy malos, pero Cloe era tan ingenua que hasta hacer el ruido de una mosca le parecería gracioso. Pero de repente unos brazos la agarraron por detrás acompañados de un "BUAAAHHH...", Cloe no pudo evitar dar un brinco hasta la copa de un árbol acompañado de un gritó de pánico.

Al caer de nuevo en la piedra, huyó ágatas hacía Error. Pero al comprobar quien era su atacante vio el rostro de alguien familiar con una enorme sonrisa en su cara. ¿Aquello era una broma? Al fijarse mejor en aquel tipo comprobó que era Nairb, un viejo amigo. Cloe al verlo se lanzó a darle un fuerte abrazo y se le olvido el susto que le acababa de dar. Aunque eso fue fugaz, pues después le arreo un puñetazo cariñoso en la cabeza. Después se fijó en Error y este no podía parar de hacer chistes y reírse como un bobo.

- Vale, si ha tenido un poco de gracia. Jajaja.- acabó riéndose ella también, pero un ruido horripilante hizo que se callara en seco. Puso cara de miedo y miro a los dos chicos.-¿Eso ha sido un animal?.-dijo mientras se acercaba a sus dos compañeros en busca de algo de protección.- Creo que deberíamos ir a ver qué pasa.

La sorpresa fue tal cual Nairb la había planeado. Fue muy divertido der como Cloe daba un brinco del susto. Pero lo mejor fue cuando ella le reconoció. Aunque el muchacho mantuviese su carismática risa burlona, el abrazo de la joven le había hecho recordar lo mucho que había echado de menos a sus dos amigos. El joven no tenía muchos amigos repartidos por el mundo, por lo que encontrarse con alguien que le mostraba tanto aprecio era algo que le llegaba directo al corazón. Fue una suerte que Cloe, en venganza por el susto, le diese un coscorrón en la cabeza, así pudo disimular las lágrimas de emoción.

Hecho ya el reencuentro Nairb se dispuso a tomar asiento junto a sus amigos para ponerse al día de sus aventuras. Pero justo al momento de sentarse, proveniente del bosque, se escuchó un ruido aterrador. Error fue el primero en escucharlo y reaccionar extrañado. Cloe retrocedió asustada hacía sus compañeros mientras proponía echar un vistazo para averiguar que había producido aquel sonido. Nairb fue el que más tardó en reaccionar al ruido, estaba pensando si algo de lo que había visto en su camino hasta allí podía darle una pista de lo que podría ser, pero no se le ocurrió nada. Nairb se incorporó y se puso delante de la chica para protegerla en caso de ataque. Por un segundo todo quedó en silencio, entonces el muchacho se giró y contestó a la joven.


-“No sé qué ha sido eso, pero estoy de acuerdo en ir a investigarlo. Con suerte nos encontraremos con el famoso cíclope de la isla. Eso sería una buena historia para contar.”-, dijo mientras sonreía intentando disimular su nerviosismo sin mucho éxito.

Mis dos compañeros también se dieron cuenta del ruido, Nairb se puso delante de Cloe y yo me coloqué delante de los dos, encabezando el grupo.

-Tengo una idea, lo mejor sería tender una emboscada a lo que sea que esté viniendo. Los agarré con mis cables y les dejé encima de las ramas de uno de los arboles mas robustos de la zona.

-Esperad a mi señal, Nairb, necesito tu ayuda para inmovilizarlo y Cloe, tu ayuda para calmarlo. Me coloqué en medio del claro mientras una sombra se acercaba a mi a toda velocidad, poco a poco pude vislumbrar de lo que se trataba, un tigre, pero era del doble del tamaño normal y parecía bastante enfadado.

El felino se lanzó a mi ataque aunque lo esquivé colgandome sobre un árbol con los cables de una mano mientras con la otra agarré al animal de las piernas traseras.

-¡Ahora! Grité con fuerza, esperando que el plan saliera a pedir de boca.

El cuerpo de Cloe se elevaba en el aire, mientras ponía cara de alucine. Sus ojos brillaban como canicas relucientes frente a una puesta de sol. Aquella habilidad de Error era sorprendente, no sabía que era capaz de hacer cosas como esas. Una vez que parecía que dejaba de descender, el cuerpo de Cloe aterrizo sombre la rama de un árbol robusto. Después la joven miro con ternura la rama y la acaricio como si de un animal se tratara.

-Gracias, Señor árbol por dejarme subirme encima suya.- dijo Cloe con una dulzura similar a la de una madre. No pasó ni un minuto cuando empezó de repente la emboscada.

De unos matorrales salió un tigre bastante grande a los normales, lleno de cicatrices y heridas. Se lanzó ferozmente hacía Error, pero este con una hábil maniobra supo esquivar el ataque del felino. Después usando su habilidad levando las patas traseras del animal con sus hilos. Cloe observaba toda la escena esperando que el animal no saliera mal parado de aquella situación. Después la joven esperaba a que Nairb hiciera algo para echar una mano a Error, y que la bestia no la hiriese si se acercaba.

Después de aquello tenía pensado deslizarse por la rama, hasta caer encima de la bestia. Con suerte la daría un fuerte abrazo y el enorme felino acabaría calmándose gracias a sus poderes. Pero en el peor de los casos, la bestia escaparía y la atacaría cuando estuviera deslizándose por el tronco. Algo que si lo pensabas detenidamente no la dejaría con un buen aspecto.

No sabía bien que hacer, pero Error me adelantó y dijo que debíamos tender una emboscada a lo que fuese que se estaba acercando. Estaba comenzando a prepararme sacando la cuerda de mi mochila cuando noté que el huesudo me agarraba con sus cables y me subía a lo alto de un árbol. Menos mal, desde allí tendría mejor visibilidad y podría actuar sin exponerme a un peligro desconocido. Estando arriba escuché como mi amigo, que estaba tomando la posición de líder, me dejaba al cargo de inmovilizar a lo que se acercase cuando el diese la señal. No podía saber cierto como inmovilizarlo sin saber lo que era, pero decidí hacer un nudo corredizo a cada lado de la cuerda. Me encontraba listo para lo que fuera.

Llegué a ver al animal poco antes que Error gracias a mi elevada posición, era un tigre enorme. Decidí desoír las indicaciones de mi compañero y me dispuse a actuar aunque él no hubiese dado ninguna señal. Apreté uno de los nudos a mi cintura y tras pasar el otro lado de la cuerda por debajo de la gruesa rama lo agarré. De esta forma pude bajar rápidamente sin correr ningún riesgo y a la vez dejé la cuerda lista para hacer polea una vez atrapase al tigre.

Justo al bajar pude ver como Error esquivaba un ataque de la bestia y agarraba sus patas traseras con sus cables haciéndolo caer. En ese momento mi compañero dio la señal y yo vi que mi parte de la misión estaba clara. Lancé el nudo corredizo a las patas delanteras del tigre y comencé a estirar por el otro extremo. El tigre, que acababa de caer y se había dado de bruces contra el suelo gracias a mi amigo, no tuvo tiempo de reaccionar ante mi ataque. El nudo se apretó lo suficiente como para que el tigre no pudiera escapar y yo seguí tirando con todas mis fuerzas de la cuerda, para poco a poco ir acercándolo al árbol y dejarlo colgando como un jamón.

Me era muy difícil moverlo por lo pesado que era, pero la polea y las ataduras en sus patas traseras me facilitaron bastante la tarea. Una vez quedó medio suspendido en el aire me acerqué a un árbol y até la cuerda a él fuertemente. El nudo parecía seguro, pero decidí no soltar la cuerda por si acaso. Entonces di un grito a Cloe, que había estado en el árbol observando como esta rápida escena de acción sucedía.

-¡Cloe es tu turno! ¡Haz que se calme un poco para que pueda soltarlo! ¡No me gusta tener al pobre animal colgado como si fuese un pescado!- grité intentando que se diera prisa en actuar.

El animal, incluso antes de que Cloe bajara comenzó a calmarse, dejando ver que en verdad estaba mas asustado que enfadado. Tenía grandes heridas, tanto cortes como moratones. ''Quien podría haberle hecho esto al pobre animal''. Su respiración empezó a hacerse más tranquila cada vez. Nos miraba a todos con una mirada triste y desolada, como si acabara de escapar de la muerte.

-Que le habrá pasado para que esté así... Dije mientras miraba al suelo con los ojos en negro. Maldita sea. Una vez que Cloe le calmase del todo para estar seguros, solté las piernas del animal y me dispuse a cruzar los matorrales. Si hubiera sido una persona me habría dolido menos que siendo un animal, sinceramente.

Me encaminé hacia los matorrales para ver que había detrás, pero no era estúpido, me subí a un árbol para poder divisar que había detras y mi sorpresa no pude ser menor, no había nada. Sea lo que sea lo que hubiera herido a ese animal había huido o solo eran heridas de ramas que se hizo al correr, todo puede ser. Bajé del árbol para decir a mis compañeros lo que había visto.

-Nada, eso es lo que hay detrás de esos matorrales, más campo. Dije un poco decepcionado.

-Oye Cloe ¿puedes decirle al tigre que nos lleve al lago salado donde está la famosa estatua del ogro? Ya sabes, como hiciste con Jacob. Sacudí mi cabeza tratando de levantar el humor.

-Vaya, parece que el tigre estaba un poco ''liado'' ¿no? Tras eso di unas cuantas risas, sinceramente, Cloe y sus poderes de unicornio eran muy útiles en situaciones de depresión,

Cloe sintió como el animal se iba calmando poco a poco, hasta el punto de parecer un gatito sumiso. Al ver que este se calmaba, sus amigos le soltaron rápidamente de sus ataduras. El enorme tigre empezó a lamerse sus heridas, dando la sensación de ser un peluche gigante y adorable. Cloe no pudo evitar darle otro fuerte abrazo, a pesar de acabar llena de pelos gigantes. En ese momento, Error bajo deslizándose con sus cables de un árbol. Después dijo que no había nadie alrededor y le pidió una petición a Cloe. La joven miró al tigre y empezó a hablarle con ternura.

-Tigre bonito, lo siento por haberte asustado.- Cloe empezó a acariciarle por detrás de la oreja.- ¿Sabes que eres un tigre muy bonito y grande? Seguro que eres el rey de este bosque.- el enorme animal empezó a ronronear.- Y cómo eres el rey de este bosque, seguro que sabes dónde está el lago salado.-el animal parecía que asentía, o tal vez simplemente fue un espasmo ante las caricias de Cloe.- ¿Podrías llevarnos a la estatua del ogro?- el tigre emitió un ruido extraño, ¿realmente intentaba hablar con ellos? De repente el animal se puso en pie y se inclinó con las patas de delante. Cloe un poco dudosa se agarró al pelaje del tigre y se subió de un salto.

-Venga chicos, subir rápido.- dijo Cloe con el corazón acelerado de cabalgar un tigre gigante.

Por dentro me alegraba de que el felino se hubiese calmado. El pobre parecía haber sufrido bastante como para que nosotros hubiésemos tenido que noquearle. Comenzaba a disfrutar de la bella escena que era el ver a la guapísima Cloe tratando al imponente tigre como si fuese un adorable gatito. De pronto Error, que desde lo alto de un árbol había estado revisado los alrededores en busca de la causa de las heridas del animal, propuso un nuevo destino. El huesudo quería que Cloe hiciera que nuestro nuevo amiguito nos llevase hasta el lago salado que había en el medio de la isla.

No me parecía muy buena idea adentrarnos tanto en aquel bosque, ya habíamos visto lo peligrosas que podían ser las criaturas de allí. Pero bueno, aun así cuando vi que el tigre se ofrecía a llevarnos en su lomo no pude dejar pasar la ocasión y me monté enseguida. El pelaje del tigre era muy suave, no me lo habría imaginado nunca. A pesar de su aspecto rudo y peligroso era suave y mullidito como un peluche. Sentía que podría quedarme agarrado a él el resto del día, pero entonces me pare a pensar un segundo y me di cuenta de una cosa.

-Chicos. El ir por el bosque viviendo aventuras y tal está bien, pero podríais decirme a que habéis venido aquí en un principio.-dije intentando saber por qué íbamos al lugar que se suponía que era el más peligroso de la isla.

El felino se calmó definitivamente y empezó a lamerse las heridas, sigo pensando en quien sería capaz de hacerle eso a un tigre, aunque quizás tuviese sus motivos.

Cloe habló con el animal tranquilamente, cada vez que hacía eso con un animal me quedaba asombrado, no se si la comprendían o solamente se sentían en deuda y obedecían sin entender... era algo raro.

Cloe nos dijo que subiéramos al tigre, así que la hice caso y me subí al tigre, me tumbé en su lomo y me dispuse a echar una cabezadita.

-Despertarme cuando lleguemos, eso de ir montando en un tigre da un sueño... bueno, ¿y que no me daba sueño? Esa es la cuestión. Comencé a dormirme placidamente mientras el tigre se balanceaba mientras corría.

Cloe iba con una enorme sonrisa en el rostro mientras atravesaba la espesa selva montada en un enorme tigre suave y bonito. Al cabo de unos minutos llegaron a un enorme lago, y en el centro se apreciaba una escultura de un enorme ser con un ojo rojizo. La escultura parecía que se había formado con el paso del tiempo, debido a la lluvia y al viento. Pero sin duda se apreciaba en ella un enorme cíclope con cuerpo de ogro.

-Creo que esta es nuestra parada.-dijo Cloe mientras se bajaba del tigre y observaba a sus amigos. Lo cual uno de ellos parecía terriblemente relajado encima del lomo de la bestia. Cloe dio unas palmadas para que se despertara y la prestara atención. Pero en ese momento empezó a sonar algo en el agua. Cuando la joven desvió la mirada observó el cuerpo flotando de un joven en el lago. Fue rápido corriendo a socorrerle y al sacarlo del agua (con un palo), se sorprendió al fijarse que aquel joven coincidía con la descripción del hijo del anciano.

Cloe le golpeó varias veces en la cara hasta que este despertara, después aterrada observó un enorme tajo en el vientre del joven, el cual parecía que iba a abrirse en cualquier momento y se le irían a salir todas las tripas.

-Tenemos que llevarlo al pueblo, está muy malherido.- dijo Cloe asustada, haciendo un gesto al enorme tigre para que se acercara a ella.- Yo simplemente vine a esta isla a conocerla, no esperaba encontrarme a alguien en peligro.-dijo Cloe respondiendo a la pregunta de Nairb. Sin duda con mucho pesar en su voz.

¿final?:

El viaje en tigre fue cómodo y entretenido. Además desde el animal podía ir analizando el terreno de la isla mucho mejor que si hubiese ido caminando por ahí. Sin duda una vez bajase tendría que apuntar muchas cosas en mi libreta, esperaba que no se me olvidase ninguna.

No tardamos en llegar a nuestro destino, el lago con la estatua. Me bajé tranquilo de los lomos del animal y estiré las piernas. Luego me puse a rebuscar en mi mochila intentando encontrar material para escribir. Ya creía tenerlo cuando de repente vi como Cloe se exaltaba y salía corriendo hacia el lago. Había un joven malherido flotando. Vi que tenía un enorme tajo en el vientre, por lo que solté  la libreta y saqué las vendas y el ungüento que portaba en mi bolsa. La chica que parecía bastante afectada, estaba llamando al tigre para llevarlo rápidamente al pueblo. Me di prisa en envolver como pude al chico con mis vendas impregnadas en ungüento curativo para evitar que las heridas empeorasen por el trote del tigre. Luego me dirigí quité a error de una patada de encima del tigre. No tenía derecho a enfadarse, nos había pedido que le despertásemos al llegar y debíamos apresurarnos en llevar al chico a un lugar donde pudiesen tratarlo.

-Cloe ve tú con él, nosotros os alcanzaremos luego. Si vamos todos pesaremos demasiado y el tigre perderá velocidad. - le dije para que se diera prisa.

Luego me acerqué a error y le ofrecí la mano para ayudarle a levantarse.

-Perdón por la brusquedad, pero era una emergencia.- dije intentando disculparme. -Lávate la cara en el lago y te lo cuento de camino al puerto.- añadí.

Escuché unos golpes que me despertaron un poco y pude entreabrir los ojos. Poco más vi que un chaval con un corte y a Cloe y a Nairb correr hacia el tigre. Nairb me tiró de una patada del tigre y montó a Cloe con el cuerpo y poco después el tigre se fue corriendo.

-Creo que me he roto un hueso... dije en tono humorístico.

-Si no fuera porque somos amigos... en fin, me lavaré la cara... aunque sea agua salada pero Nairb... no puedo tener contacto humano tengo... hafefofobia. Me levanté tranquilamente del suelo y fui a echarme agua en la cara que me desepejó del todo (por si la patada no lo hubiera hecho).

-Bueno, ve desembuchando. Y me fué contando lo del chaval con la raja en el estómago, un gran misterio, sin duda.

Cloe puso mala cara al ver los métodos que tenía Nairb de despertar a nuestro amigo huesudo, pero debido a la urgencia de la misión no se lo tomo a mal. Una vez se subió al tigre y se aferró al él, con el cuerpo del joven entre brazos para que no se cayera, se puso en marcha. El tigre echó a correr velozmente por el bosque. Aquel animal esquivaba cada tronco y piedra con una habilidad prodigiosa, sin duda demostraba que se había criado en aquella selva toda su vida.

Al cabo de unos minutos llegamos al puerto, saliendo de los arboles con un gran salto. Los marineros que allí se encontraban sacaron su arma con una rapidez sorprendente, dispuestos a atacar al enorme tigre. Pero uno de ellos señalo al lomo de la bestia y allí vislumbraron el cuerpo de Cloe sosteniendo al joven ensangrentado. Los marineros corrieron a socorrerle mientras la bestia se inclinaba para dejárselo más fácil.

En ese momento cuando Cloe estaba dispuesta a volver con sus amigos, el viejo con el que había discutido apareció entre la multitud. El anciano se arrepentía de todas las palabras que había dicho a la joven, pues ahora sus acciones le hacían callarse la boca. Coño, si es que iba montando encima de un tigre gigante, si eso no era dominar la selva no se a que se podría comparar. El anciano fue a entregarla una bolsa de berries, pero parecía que extrañamente la había perdido. Cloe se hizo la loca y decidió quedarse la bolsa sin decir nada. Lo marineros al escuchar la trama empezaron a darle varios sacos de berries en agradecimiento por haber ayudado al anciano a traer de vuelta a su hijo. Cloe los recogió agradecida y se dispuso a volver a la selva con sus amigos.

-Espero que su hijo se mejore.- dijo a punto de desaparecer de nuevo entre la maleza de la selva montando en aquella enorme bestia peluda. Esta vez el tigre parecía ir más despacio y como si estuviera pendiente de algo, pero ya quedaba poco para llegar a la zona donde había dejado a sus amigos. En ese momento, algo golpeo fuertemente el costado del tigre.

El cuerpo de Cloe voló por el aire, hasta chocarse con un par de árboles y caer sobre un arbusto que aligero un poco su caída. La joven se llevó la mano a la frente, de la cual caía un chorrito de sangre que destacaba con su piel blanca, pues su visa se nublaba levemente. Al alzar la vista para ver qué había ocurrido vio a una enorme bestia con forma humana devorando al tigre gigante que hacía unos segundos la estaba portando. Debido al terror que la imagen transmitía, Cloe no pudo evitar gritar de terror, retumbando su voz por toda la isla.

un poquito más:

Tras ver como Cloe salía a toda prisa con el muchacho a lomos del tigre me quede a solas con nuestro compañero en el lago. Mi amigo se lavó la cara para despertarse mientras se quejaba del golpe que le había dado. Yo no pensé que fuera para tanto, pero al parecer tenía un tipo raro de fobia. Comenzamos a andar entre los árboles de camino al pueblo, donde nuestra camarada estaría esperándonos. Mientras andábamos yo le conté al huesudo todo lo que había pasado mientras él estaba aún medio dormido. Tras explicarle lo sucedido a Error nos quedamos un poco en silencio. El bosque era bastante bonito, pero tanta calma me ponía nervioso. En fin, tendría que disculparme con Error, no podíamos estar así todo el camino de vuelta. Tampoco quería perder uno de los pocos amigos que tenía por una tontería.

-Oye Error, sé que antes he sido demasiado brusco con lo de la patada. Lo siento mucho, es que me he puesto muy nervioso.- dije disculpándome mientras agachaba un poco la cabeza.

Conforme acabé de decir la última palabra, se escuchó el grito de una mujer. Sonó tan fuerte que hizo que gran parte de los pájaros de la isla echasen a volar, rompiendo con la paz que había habido hasta el momento. Aquel alarido vino sin duda del puerto, podría haber sido Cloe. Me giré hacia mi compañero con cara de preocupación, necesitaba ver cuál había sido su reacción.

-Debemos correr al puerto, esa podría haber sido Cloe.- dije instándolo a que me siguiese.

Me apreté la mochila y comencé a correr tanto como pude. Menos mal que había analizado la zona anteriormente, eso me permitía moverme más rápida y ágilmente. En unos instantes estaría en el puerto y podría ver de primera mano que sucedía.

Técnica usada:

Off-rol: