Elya Edelweiss
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Akuma no mi
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La joven caminaba por las calles de la ciudad tratando de aparentar que no le molestaban las miradas que le echaban. No lo conseguía del todo, y su cabeza era un desastre. ¡Era su primera misión! Se suponía que debía estar aprendiendo de su superior y quizás metiendo a algún criminal entre rejas. Pero en lugar de eso...
15 minutos atrás.
-¿Eeeh? ¿De verdad esperas que me recorra toda la ciudad a pie, Elya?
-Señor, nos han enviado aquí con una tarea. Aunque sea rutinario, por lo menos deberíamos cerciorarnos de que todo está bien... Ese hombre llamó a la marina por algo.
-No somos los únicos marines en la isla, boba. Seguro que ya han atendido a ese viejo chocho.
Estaban en un café, y mientras su superior atacaba la cerveza con lo que parecía auténtica lujuria la peliblanca se revolvía inquieta en la silla. Un relojero de la ciudad había llamado diciendo que alguien se había colado en su tienda y el teniente que la había rescatado había aprovechado la ocasión para mandarla a su primera misión. Tecnicamente, ella y el sargento que la acompañaba debían visitar al relojero en la otra punta de la isla y asegurarse de que estuviera bien. Si le habían robado algo, no tenía ni idea de qué podían hacer en ese caso y esa inseguridad era lo que la mantenía en la silla. Sin embargo, conforme pasaban los minutos y se quedaba sin lugares a los que mirar su ansiedad fue creciendo y creciendo hasta el punto de levantarse y ponerse en camino ella sola. Simplemente por no quedarse allí, mirando a ese vago beber y... y pensando. No quería pensar, quería hacer cosas útiles.
Sin embargo, una vez que estuvo en camino su determinación se tambaleó un poquito. En realidad no parecía un marine, todo lo que tenía del '' uniforme'' era un cacho de tela con el escudo pintado atado a la lanza. Había intentado vestir apropiadamente, pero era demasiado incómodo; prefería sus ropas azules, aunque fueran algo más reveladoras. Pero ahora toda la gente en la calle la estaba mirando...
Volvió a consultar la dirección mientras caminaba hacia allí, no fuera que encima se perdiera. ¿De verdad había sido buena idea meterse a la marina? Había pasado mucho tiempo, a lo mejor solo debería volver y.... esquivar a... No, no, eso estaba mal. Eso estaba muy mal. A ver, y esa relojería...
-Disculpe, ¿Conoce la relojería Limones al Atardecer?-Preguntó sin pensarlo a la primera persona que se encontró. Sin embargo, al elevar la cabeza del papelito en su cara se reflejó la sorpresa. ¿Una marine?
15 minutos atrás.
-¿Eeeh? ¿De verdad esperas que me recorra toda la ciudad a pie, Elya?
-Señor, nos han enviado aquí con una tarea. Aunque sea rutinario, por lo menos deberíamos cerciorarnos de que todo está bien... Ese hombre llamó a la marina por algo.
-No somos los únicos marines en la isla, boba. Seguro que ya han atendido a ese viejo chocho.
Estaban en un café, y mientras su superior atacaba la cerveza con lo que parecía auténtica lujuria la peliblanca se revolvía inquieta en la silla. Un relojero de la ciudad había llamado diciendo que alguien se había colado en su tienda y el teniente que la había rescatado había aprovechado la ocasión para mandarla a su primera misión. Tecnicamente, ella y el sargento que la acompañaba debían visitar al relojero en la otra punta de la isla y asegurarse de que estuviera bien. Si le habían robado algo, no tenía ni idea de qué podían hacer en ese caso y esa inseguridad era lo que la mantenía en la silla. Sin embargo, conforme pasaban los minutos y se quedaba sin lugares a los que mirar su ansiedad fue creciendo y creciendo hasta el punto de levantarse y ponerse en camino ella sola. Simplemente por no quedarse allí, mirando a ese vago beber y... y pensando. No quería pensar, quería hacer cosas útiles.
Sin embargo, una vez que estuvo en camino su determinación se tambaleó un poquito. En realidad no parecía un marine, todo lo que tenía del '' uniforme'' era un cacho de tela con el escudo pintado atado a la lanza. Había intentado vestir apropiadamente, pero era demasiado incómodo; prefería sus ropas azules, aunque fueran algo más reveladoras. Pero ahora toda la gente en la calle la estaba mirando...
Volvió a consultar la dirección mientras caminaba hacia allí, no fuera que encima se perdiera. ¿De verdad había sido buena idea meterse a la marina? Había pasado mucho tiempo, a lo mejor solo debería volver y.... esquivar a... No, no, eso estaba mal. Eso estaba muy mal. A ver, y esa relojería...
-Disculpe, ¿Conoce la relojería Limones al Atardecer?-Preguntó sin pensarlo a la primera persona que se encontró. Sin embargo, al elevar la cabeza del papelito en su cara se reflejó la sorpresa. ¿Una marine?
Shieng Long
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Velocidad
Agilidad
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Precisión
Intelecto
Agudeza
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Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Por lo general, Lara era una chica alegre y sonriente. Sin embargo, ultimamente no dejaban de pasarle cosas que simplemente la dejaban fuera de lugar. El reencuentro con Aiko, asuntos con su hermano... y ahora aquella isla. Ese lugar que le hacía odiar por completo el ejército al que pertenecía. Esclavos, corrupción... Le daba asco. Sin embargo, la teniente tenía asuntos que atender en aquel lugar. Una misión, para ser exactos. Aunque no se la habían asignado a ella, quería despejarse, así que al verla entre los archivos decidió partir para ayudar por cuenta propia. Aunque no esperaba encontrarse con que en aquella isla del demonio se practicara la esclavitud.
"Trogloditas..." -pensó, con lamento.
Se dirigía a paso tranquilo, siguiendo las indicaciones que hace un momento le habían dado, hacia la relojería en la cual estaba el hombre que había llamado a la Marina. No tenía ni idea de que podría encontrarse allí ni sobre qué iría la misión, pero lo cierto era que...
- Disculpe, ¿Conoce la relojería Limones al Atardecer?
Se dio giró hacia la persona que le había preguntado, dispuesta a responder, aunque lo que vio la sorprendió un poco. Era una marine, eso sin duda, pero tenía un uniforme "customizado" e iba más bien poco tapada. Tenía la piel oscura haciendo contraste con su melena blanca. Lara intentó ocultar su sorpresa por aquello, para intentar no ofenderla. Pensó que debía presentarse, siendo una compañera.
- Ah... Hola. Soy la Teniente Naion, Lara Naion. Yo misma iba a esa relojería.
"Trogloditas..." -pensó, con lamento.
Se dirigía a paso tranquilo, siguiendo las indicaciones que hace un momento le habían dado, hacia la relojería en la cual estaba el hombre que había llamado a la Marina. No tenía ni idea de que podría encontrarse allí ni sobre qué iría la misión, pero lo cierto era que...
- Disculpe, ¿Conoce la relojería Limones al Atardecer?
Se dio giró hacia la persona que le había preguntado, dispuesta a responder, aunque lo que vio la sorprendió un poco. Era una marine, eso sin duda, pero tenía un uniforme "customizado" e iba más bien poco tapada. Tenía la piel oscura haciendo contraste con su melena blanca. Lara intentó ocultar su sorpresa por aquello, para intentar no ofenderla. Pensó que debía presentarse, siendo una compañera.
- Ah... Hola. Soy la Teniente Naion, Lara Naion. Yo misma iba a esa relojería.
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