El mono, Kutxi Ayala

Arma:

Tatuaje:

En cierta isla del Gran Line hubo una terrible batalla que se dio entre una banda pirata desconocida y la Marina. Esta pesadilla duró una única semana y la victoria la obtuvo la Marina. Aunque durase poco la batalla dejó numerosos muertos por ambas partes e incultos ciudadanos inocentes.  En las filas de los victoriosos había un soldado llamado Georges Streater que, tras la batalla, fue uno de los encargados de tratar a los heridos de la guerra. Él estaba totalmente en desacuerdo de como había actuado la Marina al ignorar a los ciudadanos que estaban siendo usados como renes y centrándose únicamente en bombardear a los piratas con sus cañones. Mientras cuidaba a los heridos conoció a una hermosa enfermera llamada Isabel Ayala y, tras unos días entablando una bonita amistad con la enfermera, Streater decidió desertar de la Marina e irse junto a Isabel lejos del Gran Line donde no le encontrara nadie. Tras un año huyendo y escondiéndose lograron salir del Gran Line,  gracias al ejército revolucionario, y llegaron al mar del sur donde desembarcaron en la isla del Karate.

Pasaron los dos primeros años, Georges aprendió algunos estilos de lucha que allí se practicaban y se centró en su favorito, el Bo-Jutsu. Él entró a trabajar en guardia de seguridad del muelle y nunca tubo ningún problema al respecto. Por otro lado, Isabel durante los dos primeros años trabajó en el hospital hasta que se quedó embarazada, fue entonces cuando dejó el trabajo y se centró cien por cien a cuidar a su hijo, Kutxi. Cuando este cumplió los cinco años, Isabel entró a trabajar de nuevo  ya que con la paga de su marido no tenían suficiente. Fue con esa edad cuando Georges comenzó a enseñar a su hijo a pelear. Todas las tardes durante cinco años ambos iban al bosque a entrenar y fue allí Kutxi aprendió el estilo Bo-jutsu, a orientarse y a escalar. Por las noches Georges volvía al Muelle y Kutxi se iba a dibujar a escondidas ya que su padre se lo tenía prohibido. Durante esos doce años en la isla del Karate no surgió ningún problema para la familia hasta que un día Georges Streater no volvió a aparecer por la casa.

Apunto de cumplirse el doceavo año apareció la Marina en el muelle de isla del Karate. Iban repartiendo un cartel de "se busca" con la cara de Georges Streater y alegando que se trataba de un revolucionario peligroso. El ex-marine en un despiste de los marines logró robar un bote y huir de la isla, dejando allí a su familia ya que solo le buscaban a él. Algunos ciudadanos delataron a la mujer de Georges y la Marina fue a por ella. Isabel al ver a los marines y los carteles se imaginó que había sucedido, cuando los marines llegaron a la casa, Kutxi estaba en el bosque, como todas las tardes, así que estos nunca vieron al muchacho. Isabel contó lo necesario para que la dejaran en paz aunque no pudo evitar los numerosos golpes que recibió. Al recibir todas las respuestas posibles de la mujer y no tener nada contra ella, los marines tuvieron que irse. El joven Kutxi vio a los marines salir de la casa y él entró corriendo a ver que había sucedido. La madre le explicó todo y el joven no pudo evitar echarse a llorar, a lo que ella dijo:
-No te preocupes Kutxi... la mala suerte no existe... sino las malas rachas, ya verás como la cosa mejora.-
Esta frase marcó un antes y un después en la vida de Kutxi que, desde entonces, empezó a ver la vida de forma mucho más optimista e intentando así preocupar lo menos posible a su madre.
Tras aquel incidente, el joven pasó a apellidarse Ayala ocultando así la relación con su padre. Aquello no fue lo único que cambió en la vida de la familia sino que también, a causa del limitado sueldo de Isabel, comenzaron a tener problemas económicos, problemas que hicieron que Kutxi comenzara a cazar para poder comer algo de carne. En pocas ocasiones, para poder tener algún capricho, también robaba a los turistas que llegaban al muelle de la isla. Esto le hizo tener serios problemas con la seguridad.

Durante muchos años, Kutxi vivió tranquilamente con su madre. El joven solía despertarse temprano e ir directamente al bosque. Una vez allí, lo primero que hacía era revisar las tramas que dejó la noche anterior para ver si habían capturado algún conejo o alguna rata. Después iba de árbol en árbol en busca de frutos o presas más grandes para cazarlas aunque pocas veces volvía con presas así. Tras comer en su casa con su madre, iba a la playa para pasarse buena parte de la tarde entrenando el Bo-jutsu como hacía con su padre y después iba a dar un paseo al muelle donde le robaba a los turistas. Por ultimo, antes de dormir iba al bosque para cambiar las trampas y prepararlas para el día siguiente. Normalmente siempre volvía con algunos conejos, otro puñado de ratas, un saco lleno de frutas, algunas coquinas y, si era su día, algún animal más grande.
La madre tenía una rutina menos delictiva, aunque sabía perfectamente a que se dedicaba su hijo. Ella se despertaba un poco más tarde que su hijo e iba al hospital tanto por la mañana como por la tarde. Por la mañana volvía a la hora de comer y Kutxi siempre le tenía la comida lista y por la tarde volvía antes que su hijo. A causa de estas rutinas, la familia podía comer cada día y vivir de manera normal aunque Kutxi tuvo que dejar la escuela.

Cuando Kutxi ya tenía diecinueve años, una banda pirata interrumpió la tranquilidad que había durado durante mucho tiempo en la isla del Karate. Esta banda era de un nuevo pirata del mar del sur llamado Verbo que, aunque fuera novato, sí tenía una buena cantidad de súbditos bajo su mando. El día empezó como de costumbre, Kutxi salió temprano para cazar algo para comer y la madre, en ese momento, se empezaba a levantar para  ir al hospital. Fue entonces cuando el barco de Verbo llegó a puerto y, cuando atracó, los piratas empezaron a bajar, comenzando así el ataque. Los guardias de la isla salieron en defensa de esta, intentando parar el ataque de los piratas aunque estos comenzaron a prenderle fuego a las casas que había por la zona. Kutxi no se percató de lo que estaba sucediendo hasta que pudo ver desde lo lejos una enorme columna de humo que salía del pueblo. Esto alteró al joven que, sin pensarlo dos veces, fue directo a su casa para ver como estaba su madre. Durante el camino se topó con algunos piratas que derrotó fácilmente que hicieron que el joven se preocupara aun más. Fue cuando el joven salió del bosque cuando vio su casa aun cubierta por llamas. El joven se mantuvo inmóvil durante unos minutos intentando despertar de aquella pesadilla. Tres ese tiempo llegaron los piratas que Kutxi acababa de derrotar junto a otros más y el más grande de ellos dijo:
- Tranquilo, la ramera que vivía ahí está en nuestro barco junto al resto...-
Justo después de terminar su intervención todos los piratas que estaban detrás de él comenzaron a reírse.
-¿Y dónde la pensáis llevar?- Dijo el joven muy serio.
- A la venta de esclavos- Contestó sin vacilar y después comenzó a reír.
Tras la respuesta el joven no necesitaba seguir hablando, así que pasó a la acción. Estaba muy enfadado y se pudo notar en como se lanzó hacia los piratas impulsado por la ira, siendo estos derrotados brutalmente con su Bo. Kutxi corrió hacia el muelle derrotando a todos los piratas que se interponían en su camino. Al llegar a su destino se percató de que el barco del pirata Verbo había zarpado al ser derrotado por los guardias de la ciudad y los marines, dejando en tierra a un gran número de sus tripulantes. Al ver aquello el joven miró hacia el mar y esbozó una sonrisa al ver el barco desaparecer en el horizonte. Justo después el joven volvió al bosque y allí entrenó durante un año.  

(Diario)