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¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] Empty ¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] {Dom 2 Oct 2016 - 18:41}

El viento le golpeaba fuertemente la cara mientras que, al mismo tiempo, sacudía el cabello blanco del chico. A su espalda dos hombres lo perseguían, por sus aspectos podía decirse que no eran sus amigos. El de la izquierda de Arkhan era un hombre corpulento cuyos brazos estaban completamente tatuados, llevaba un turbante que le daba un aspecto siniestro y en su mano un sable desenfundado. Por otra parte, a su derecha se encontraba un hombre de menor tamaño que el anterior, más delgado, con mirada aguda y misteriosa, pero igual de cruel que la de su compañero

Escapaba rápidamente esquivando a la multitud que miraba al chico como si fuese un ladrón. Dobló por un callejón. Este era estrecho y olía mal, como a basura quemada y un montón de olores nauseabundos que provenían desde las alcantarillas; con suerte cabía una persona, pero como Arkhan era esbelto podía desplazarse fácilmente por ese lugar. A unos quince metros se podía ver un tarro metálico con la tapa sobrepuesta debido a la gran cantidad de bolsas negras y a unos treinta metros, un vagabundo fumando alguna sustancia con una pipa roñosa y café.

Arkhan sabía que si seguía corriendo por ahí llegaría, en algún momento, al puerto y las posibilidades de perder a sus perseguidores aumentarían notablemente. Sin embargo, no esperaba contar con que fuese rodeado. Los dos hombres que lo perseguían habían pedido refuerzos y en el otro extremo del callejón aparecieron dos figuras: una masculina y otra femenina. A pesar de ser de clase alta, casi siempre estaba metido en problemas con prestamistas y cosas así.

–¡Estás rodeado, Arkhan! – gritó el de los tatuajes desde un extremo – Será mejor que no te resistas. No queremos lastimar tu linda cara.

–¡Que no conozco a ninguna Lara! – respondió Arkhan. No escuchó bien debido a la distancia que había entre él y el hombre, además, sumado al ruido de la ciudad confundió las palabras del hombre que hicieron provocarle aún más.

Tenía pocas posibilidades de salir de ahí, pero no eran nulas. Debía enfrentarse contra alguno de los dos extremos. “No quiero ser machista..., pero la chica se ve más débil que los gorilas que tengo detrás. Intentaré por ese extremo”, pensó Arkhan. Agachó un poco su cuerpo, unos cuantos centímetros para preparar sus piernas y correr más deprisa y tomar más impulso para un posible enfrentamiento entre él, la mujer y el hombre.

Los del extremo se prepararon para perseguirle, mientras que los recién llegados se prepararon para enfrentarle. El moreno consiguió alcanzar una velocidad que no tenía presupuestada y alcanzó rápidamente a los matones. Saltó a la cara del hombre de piel blanca, brazos largos y nariz de boxeador, para impulsarse y darle una patada a la chica. Eran débiles y torpes, por lo que Arkhan pudo salir de ahí sin mayores problemas.

Aún seguía huyendo de sus perseguidores cuando, de repente, una chica se cruza en su camino y, físicamente debido a la velocidad a la que iba, no tuvo tiempo para esquivarla. Chocó fuertemente contra ella cayendo al suelo. ¿Quién era ella? ¿Y por qué justo tuvo que cruzarse en ese momento?
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¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] Empty Re: ¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] {Mar 4 Oct 2016 - 20:51}

Paso tras paso la joven avanzaba por la calle principal, el sol daba de lleno en la cabeza que por suerte estaba cubierta por una gorra, el calor le jugaba una mala pasada, haciéndola recogerse el cabello en una coleta alta e incluso así no pudo evitar que perlas de sudor se deslizaran por su piel, en concreto por su cuello y frente. Entre los labios descansaba un pocky, con el chocolate casi líquido por las altas temperaturas, ya se los había comido casi todos pues se derretían con suma velocidad, incluso dentro de la caja guardada en la bolsa.
De haber ido de incognito o simplemente en su tiempo libre, iría de taberna en taberna, aguardando allí a recuperarse del golpe de calor en esa infernal isla desértica. Grand Line era un mundo extraño y temible, pero a la chica solo le molestaba el no poder disfrutar de verdad de sus amados dulces. Pero no, estaba de patrulla, dando el cante con su “flamante” chaqueta blanca y azul con el logo de la marina, lo único bueno de eso era el poder reconocer la isla y actuar de inmediato ante cualquier situación que requiriese de una mano justa.

Cansada de tener el chocolate derramándose por los labios, se comió del todo el pocky, relamiéndose y pasando después el dorso de la mano para quitar cualquier posible resto. Si, una falta de educación, pero poco le importaba, eso no molestaba a nadie y no pensaba cambiar sus costumbres por la ropa que llevaba puesta.
El día prometía ser tranquilo, casi que aburrido, pero pasando a una zona menos céntrica, la gente mostraba estar alarmada por algo en concreto, se pararía a preguntar pero no había tiempo pues dos personas corrían hacia una de las calles que cruzaba la que ella pisaba. A un ritmo no muy alto, emprendió la marcha hacia la misma dirección, notando como la mujer y el hombre a los cuales seguía el rastro parecían buscar algo o a alguien en concreto, algo que se movía bastante rápido.
Al girar y avanzar un poco, se encontró con que ellos habían parado, tapando una callejuela muy estrecha como para pasar el fortachón, la mujer también tendría problemas y hasta a Alice le resultaría algo incómodo moverse con soltura allí dentro.
Esperando se quedó allí de pie, analizando si debía ir a indagar o dejar que continuasen hasta saber su propósito. Cuando estaba por empezar a caminar de nuevo, se quedó algo confusa por la postura de combate que ambos ponían, saliendo justo del callejón una figura a toda velocidad que sin problema ninguno saltó sobre el más grande, golpeando acto seguido a la fémina.
Así que eres tú al que buscan?” Pensó mientras se escondía un poco entre la gente, ya estaba claro a quien debía preguntar, además de que si se trataban de algunos guardias y de un ladrón, su deber era pararle los pies a toda costa.

¿Cómo parar a alguien que corre directo hacia ti a una tremenda velocidad? Interponiendote en su camino. Saliendo en el último segundo, con los brazos colocados frente a su pecho en forma de cruz y las piernas flexionadas, recibió el impacto directo, haciendo que de la inercia por la rapidez del movimiento del chico perdiese un poco el equilibrio y se viese empujada hacia atrás.
Por suerte y gracias a su buena estabilidad no cayó al suelo como el otro, pudiendo reaccionar más rápido para así ponerle un pie en el pecho, agachándose para así verle bien de cerca, la rodilla contraria apoyada en el suelo por si se le ocurría intentar desequilibrarla y una daga apuntándole directamente, no tendría la fuerza necesaria para retenerlo si este se oponía, pero al menos lo intentaría.
Su rostro era serio y calmado, incluso con todo el sol dándole en la espalda sus ojos podrían “congelarte” de inmediato si te andabas con cuidado.
¿Qué es lo que está pasando aquí? –Su voz era amable, así como su rostro que de pronto había cambiado a uno más alegre y risueño, como si con eso pudiese ayudar al moreno a hablar y relajarse.
Vosotros dos no os acerquéis y dejad que hable –No necesitó ni mirar, notaba que estaban prácticamente encima de ambos, dispuestos a tomar al chico y llevárselo, pero al estar ahí la marine se vieron obligados a guardar silencio y esperar, como un par de bestias aguardando por su trozo de carne.
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¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] Empty Re: ¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] {Miér 5 Oct 2016 - 3:44}

Toda la huida finalmente terminó por la intervención de una marine. Su pierna sobre el pecho del moreno hizo que por un momento le cortara la respiración, además, Arkhan notó la velocidad con la que se movió la mujer para retenerle. ¿Acaso se veía sospechoso? Claro, un hombre –y no quiero decir que es por su piel morena– escapando de un par de matones es porque nada bueno pudo haber hecho.

Las palabras de la recién aparecida en acción fueron suficientes para sentirse seguro sin necesidad de atacar. ¿Qué harían los hombres? Por un momento el chico se sintió seguro, pero olvidó que con los que estaba lidiando eran hombres que no precisamente cumplían y respetaban las leyes. Sin embargo, Arkhan no estuvo huyendo necesariamente de ellos; desde un principio supo que eran pan comido, pero no quería montar una escena en pleno día asustando a la mitad de la población. Claro que no.

Una figura altísima, de unos tres metros apareció en la espalda de la chica. Su cabello blanco, largo y lacio le caía hasta el pecho el cual llevaba desnudo dejando a la vista una enorme cicatriz. La piel morena del hombre y sus ojos carmesís intimidaban a todos los hombres que lo veían por más de dos segundos. Jack era una bestia en todo sentido, en su espalda llevaba un enorme espadón de casi dos metros; con él, contaban los ancianos que juraban conocerlo, había partido por la mitad una casa. Por suerte Arkhan supo que solo eran cuentos que la gente contaba, aunque la realidad no estaba tan alejada de lo que ellos transmitían oralmente.

Apreció las palabras de la chica por intentar mantener el orden, pero no fueron suficientes para que las calamidades de su prestamista se detuvieran.

–¿Señorita? No es la mejor opción que esté en una posición así frente a tantos niños.

Volteó la cabeza hacia lo que parecía ser una cámara inexistente. Como si le hablara a un público, igualmente inexistente, añadió.

–Para todas las personas menores de 18 años, sugiero no presenciar lo que viene. ¿Cómo lo diría la televisión? ¡Oh sí, claro! Contenido violento.

Una huida era una de las pocas opciones que, en primer lugar, el moreno consideró. No tenía verdaderas intenciones de escapar, sin embargo, teniendo presente como Jack se acercaba con cara de pocos amigos –y a una velocidad increíble la verdad–, Arkhan abrazó a la chica, la apegó a su cuerpo y giró para así esquivar el ataque brutal del matón.

Una increíble grieta quedó en el suelo producto del impacto.

–Esos hombres no respetan la ley – mencionó mientras se paraba y levantaba a la recién aparecida –. ¡Tenemos pocas opciones, y créeme que pelear con tanta gente inocente viéndonos no es de las mejores!

El increíble monstruo conocido como Jack recuperó el aliento y volteó la mirada hacia la pareja.

–¡Debemos pedir ayuda a la policía! – sugirió, pero al ver que la chica tenía el uniforme de la Marina se dio cuenta que era una pésima idea – Mejor olvida lo que dije. ¡Corre!

¿Por qué tenía que correr ella? Se puede decir que la pobre mujer se encontró con la persona equivocada en el momento y lugar equivocado. Arkhan, protegiendo su vida y la de la marine, cogió la mano de pelirroja y retomó la huida. Todo su plan había sido destruido solo por el choque entre ellos. De la nada, como si de Doraemon se tratara, sacó una pequeña bomba artesanal que en su etiqueta llevaba escrito: Solo usar en caso de emergencia.

Con poca precisión y con fuerza desmedida, la lanzó hacia el hombre que más que hombre parecía montaña. Al caer al suelo, un montón de humo apareció nublando la vista.

–¡Movimiento Ninja #1: Escape! – Comentó mientras celebraba empuñando el puño derecho – Ven. Ven conmigo y te contaré todo, no soy ningún criminal.

Señaló otro callejón como si ese fuera la escalera al cielo que usarían para escapar, temporalmente, de sus perseguidores. No quería involucrar a nadie más, pero la chica ya la había liado al aparecer de esa forma.
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¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] Empty Re: ¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] {Vie 7 Oct 2016 - 22:39}

Un pequeño tic apareció en su ojo derecho ante ese comentario, nadie en su sano juicio bromearía de tal manera cuando te están a punto de arrestar y además tienes una daga pegada a tu cuerpo “Es idiota o se lo hace” pensó realmente molesta. Los extraños monólogos del albino la desconcertaron hasta tal punto que se había fijado demasiado en él, pasando por alto la amenaza que se acercaba por su espalda, una que no habría podido esquivar por su cuenta y seguramente habría acabado con su vida en cuestión de segundos.
Dejándose llevar por el hombre, los brazos de este la rodearon de una manera que hace mucho nadie lo hacía sin jugarse la vida en ello. ¿Por qué no atacó? Sencillo, en el instante que comenzó a girar pudo ver por el rabillo del ojo una sombra cayendo sobre el sitio en el que recién estaba. Esas situaciones no eran de su agrado, pero no podía mentir a nadie si admitía no alegrarse de haber sido salvada.
No necesitaba más para descubrir que los malos eran aquellos que perseguían al joven, tal vez este no se salvaba de tener que ser juzgado por algo, pero en ese instante la víctima era claramente una.
Comprendo, deberíamos buscar otro sitio –Respondió Alice mientras se levantaba con la ayuda del que ahora sería su ayuda en la batalla que estaría por suceder. Le habría tomado en serio de no ser por el comentario tan inútil y tonto que soltó tras el asunto de los civiles, los pocos puntos que ganaba los perdía de inmediato.

De manera bastante eficiente, de alguno de los bolsillos del de piel morena, una bomba de humo inundó el lugar con un espeso humo que cubriría su huida fácilmente. Se habría dedicado a seguir al chico hasta escapar, pero si pensaba contarle todo ella misma aportaría algo más de cobertura, dejando que tomase su mano y la encaminara fuera de la zona sin visión. Entrando ya al callejón se soltó de la mano de este en cuanto la visibilidad era suficiente para ella, moviéndose a la espalda de este, pasó los brazos por debajo de los contrarios, sujetándolo con fuerza entrelazando las manos al pecho y así asegurar, no que escapase, sino que terminase cayendo desde la altura que tomarían.
De inmediato cambió a su forma hibrida, notando como sus piernas cambiaban para asemejarse a las patas del ave, sus brazos adquiriendo alguna pluma suelta por la piel y las uñas alargándose y endureciéndose, su rostro tomando las facciones correspondientes, el pelo pasando a ser totalmente emplumado y las alas que se materializaron a la espalda. Batiendo los nuevos apéndices, pudo elevarse y así subir al tejado de una de las casas inmediatas al callejón, el humo permanecía gracias a que no corría mucho viento, lo cual ayudó a que se decidiera a hacer eso, pues no perdía su actitud reacia a que descubrieran que era portadora de los poderes de una fruta maldita.
Llegando a su destino, dejó caer al chico sobre las tejas, confiando en que este pudiera caer bien, cambiando de nuevo a su forma humana, pues tampoco quería que el chico se fijase mucho en su otra forma. Con cuidado de no deslizarse sobre la superficie, aterrizó con manos y rodillas, proporcionando una mayor superficie de apoyo y mayor equilibrio.  
Vamos, escóndete –Le dijo mientras pasaba al otro lado, fuera del campo de visión de los matones.

El corazón le latía rápido, todo por la inmediata acción, estaba acelerada y en cierto modo se estaba divirtiendo, algo que ansiaba desde que empezó la patrulla. Miró al muchacho, de nuevo seria y con una expresión dura, pensaba escuchar todo lo que este le diría, y según esto, le creería o no.
Mas te vale contarme la verdad, créeme, no quieras mentirme –Una amenaza que cumpliría, si era un criminal y trataba de ocultarlo, su juicio sería mucho más duro.
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¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] Empty Re: ¡Deuda con un prestamista! [Privado: Arkhan Ahura | Alice J. Payne] {Lun 17 Oct 2016 - 0:30}

Una sucesión de imágenes ocupó su mente. Se encontraba sentado en el vestíbulo de la enorme mansión en la que vivió toda su infancia. Allí estaba otro hombre, vestido elegantemente con un traje tan oscuro como la misma noche y una corbata roja, como el color del Diablo. Desprendía un fuerte olor a tabaco y miraba fijamente a su cliente. A su espalda se encontraban dos hombres que aparentaban ser muy rudos y fuertes.

Arkhan sabía que no debía involucrarse con gente así, además tampoco es que lo hiciera por necesidad, sino que lo veía más que nada como un juego. Un peligroso juego en donde apostaba con su propia vida. Sin embargo, el truco de sus contratos se encontraba en la letra chica que nadie quería leer. Todos pensaban... ¿Quién se atrevería a engañar a un hombre tan peligroso como el que tenía enfrente de él?

Volviendo a la realidad, sintió como era rodeado por los fuertes brazos de la chica que representaba la justicia. Comenzó a elevarse y notar cómo su vista se alejaba del suelo, de un momento a otro pasó a estar en el cielo. Por unos cuantos segundos sintió lo que era volar, la libertad que representaba, pero todo acabó cuando la mujer lo dejó caer y con movimientos ágiles, cayó lo mejor que pudo sobre el techado de una casa adyacente al callejón.

Había mucho que explicar y probablemente la chica no lo entendería del todo, porque, en realidad, lo que le pidió al hombre de los ojos rojos nadie lo sabía. Arkhan sabía perfectamente de qué iba todo, pero también tenía en consideración que no se trataba de las mejores peticiones.

–No te preocupes, te contaré todo. Aunque la verdad dudo que este sea el mejor sitio para hacerlo, no se ve muy confiable.

En eso tenía razón. Se encontraban en el techo de una casa en donde podían ser encontrados con relativa facilidad y, además, involucrarían a gente inocente. «Siempre pensando en los demás.» Desde que comenzó a ser tratado como persona, la verdadera naturaleza de Arkhan comenzó a relucir. De un chico que estaba mal encaminado surgió otro muy distinto, el segundo resultó ser amable y bondadoso, incluso ingenuo. Y esto último era lo que siempre le daba problemas.

Recapitulando todo lo que había vivido en esos últimos minutos, consideró que lo mejor era que se mezclaran con la gente. A unos cuantos minutos se encontraba el puerto, un lugar lo suficientemente concurrido para perder a los malhechores. Sin embargo, el uniforme de la mujer era muy llamativo y las cosas no resultarían como las estaba pensando.

«Creo que estamos un poco perdidos...»

–Esos hombres son los guardaespaldas de un hombre peligroso al que todos conocemos como Sultán. Es alguien con el que no te quieres meter, jamás en la vida – soltó una sonrisa nerviosa–. Y yo, como siempre, la he cagao’. No era mi intención, pero estaba muy aburrido y decidí hacer negocios con él.

El olor a tabaco que sintió desde el techo lo llevó hasta unos dos días atrás, en el momento exacto cuando comenzó a hacer negocios con el Sultán. El prestamista no le iba a dar dinero ni propiedades, no le iba a prestar casi ningún servicio más que el de “divertirlo”. Eso decía el contrato; en un principio el hombre de los ojos rojos se sintió ofendido por la forma en que su cliente se expresaba ante él y por la estupidez que le estaba pidiendo.

–¿Estás seguro que quieres esto? – Preguntó el hombre antes de echarse la pipa a la boca – Si alguien sabe que acepté este contrato, te verás en problemas. Piénsalo bien.

–No hay nada de qué preocuparse, nadie lo sabrá.

Volvió a la realidad y miró a la mujer. Se veía interesante, realmente interesante, pero no era tiempo de andar jugueteando por ahí.

–Y eso fue lo que pasó, o al menos eso es lo general. ¡Ven! – Comenzó a caminar por el techado – Tenemos que movernos rápido antes de que nos encuentren.
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