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Akuma no mi
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Había llegado hacia poco a la isla, los motivos que me habían llevado hasta allí podrian decirse que habian sido una especie de vacaciones, no tenia ninguna misión ni trabajo que hacer, ni iba a ponerme a entrenar, no iba tras nadie simplemente había acudido a la isla en busca de un poco de paz y a oler las flores del campo literalmente.
Había leido en un libro polvoriento que recogí de una biblioteca aún más polvoriente la existencia de una preciosa y extraña flor de color negro que daba el nombre a una isla, exactamente aquella flor se llamaba Kurohana. No había podido resistirme a investigar sobre ello sobre todo después de descubrir que además de ser preciosa y muy icónica podái usarse de somnifero cosa que me vendría muy bien para trabajos posteriores.
Así que después de unos pequeños arreglos había elegido aquella isla para pasar unos días y además hacerme con esa planta. Alquilé una habitación en el hotel local, no pensaba quedarme mucho tal vez un par de noches ya que aunque no tardase mucho en encontrar la planta me apetecia salir un poco de la rutina.
Dejé las cosas en el hotel y solo cojí lo imprescindible, es decir mi mochilita, mi arco y a presidente purpurina que le llevaba asomando por la abertura de la mochila. Me dediqué a vagear de un lado para otro de la ciudad, mirar tiendas perderme un par de veces por los callejones y escuchar a los músicos callejeros hasta que dió la hora de comer y decidí refugiarme en un restuarante a comer algo.
El restaurante debia de ser buen pues estaba practicamente completo, solo quedaba un hueco en una mesa ocupada por un muchacho de cabello muy largo y muy negro, me acerqué a él tal vez no le importaba compartir mesa, bueno esperaba que no le importara compartir mesa por que me moria de hambre y no me apetecía buscar otro sitio. -Perdona. ¿Te importa que me siente contigo? No hay ningún otro sitio libre.- Le pregunté amablemente con una sonrisa.
Había leido en un libro polvoriento que recogí de una biblioteca aún más polvoriente la existencia de una preciosa y extraña flor de color negro que daba el nombre a una isla, exactamente aquella flor se llamaba Kurohana. No había podido resistirme a investigar sobre ello sobre todo después de descubrir que además de ser preciosa y muy icónica podái usarse de somnifero cosa que me vendría muy bien para trabajos posteriores.
Así que después de unos pequeños arreglos había elegido aquella isla para pasar unos días y además hacerme con esa planta. Alquilé una habitación en el hotel local, no pensaba quedarme mucho tal vez un par de noches ya que aunque no tardase mucho en encontrar la planta me apetecia salir un poco de la rutina.
Dejé las cosas en el hotel y solo cojí lo imprescindible, es decir mi mochilita, mi arco y a presidente purpurina que le llevaba asomando por la abertura de la mochila. Me dediqué a vagear de un lado para otro de la ciudad, mirar tiendas perderme un par de veces por los callejones y escuchar a los músicos callejeros hasta que dió la hora de comer y decidí refugiarme en un restuarante a comer algo.
El restaurante debia de ser buen pues estaba practicamente completo, solo quedaba un hueco en una mesa ocupada por un muchacho de cabello muy largo y muy negro, me acerqué a él tal vez no le importaba compartir mesa, bueno esperaba que no le importara compartir mesa por que me moria de hambre y no me apetecía buscar otro sitio. -Perdona. ¿Te importa que me siente contigo? No hay ningún otro sitio libre.- Le pregunté amablemente con una sonrisa.
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El hombre se portó muy bien conmigo, me dejó sentarme a su lado muy agradablemente e incluso me retiró la silla para que pudiese sentarme a lo cual le respondí con unas palabras de agradecimiento y una sincera sonrisa.
Cuando el se sentó enfrente de mi el camarero vino hacia nosotros y nos dejó la carta con unos pequeños papelitos para que apuntaramos lo que queriamos.
Revisé la carta que nos habia entregado y elegí un par de platos que me llamaban mucho la atención, escribí en el papel que nos habia dado "Limonada, Lasaña de verudras, patatas asadas con salsa y tarta de manzana"
Después de eso esperé hasta que el mesonero volvió y recogió nuestros dos papelitos, el mio y el de mi compañero de mesa que tambien había acabado.
Cuando el camarero se volvió a ir nos quedamos solos, bueno solo en la mesa pues lo que es local en general estaba abarrotado de niños que gritaban, gente que comia y bebia a su gusto realmente era algo muy familiar, muy intimo y muy de pueblo. No parecia haber ningún forastero ni nadie fuera de lugar, me pregunté si la persona con la que estaba sentada tambien era autoctono de allí, realmente no sabái nada de él y ya que iba a comer con él no perdia nada por entablar una pequeña conversación, además parecia ser una persona bastante agradable.
-Por cierto no me he presentado mi nombre es Yoshi y estoy de visita por el pueblo.- Lo primero era presentarme como una persona educada. -¿Tu eres de aquí?- Pregunté con curiosidad, el camarero nos trajo las bebidas que habiamos pedido y un poco de pan para picar, con hambre comencé a dar pequeños mordiscos al pan y sorbos a la limonada que estaba muy rica.
Cuando el se sentó enfrente de mi el camarero vino hacia nosotros y nos dejó la carta con unos pequeños papelitos para que apuntaramos lo que queriamos.
Revisé la carta que nos habia entregado y elegí un par de platos que me llamaban mucho la atención, escribí en el papel que nos habia dado "Limonada, Lasaña de verudras, patatas asadas con salsa y tarta de manzana"
Después de eso esperé hasta que el mesonero volvió y recogió nuestros dos papelitos, el mio y el de mi compañero de mesa que tambien había acabado.
Cuando el camarero se volvió a ir nos quedamos solos, bueno solo en la mesa pues lo que es local en general estaba abarrotado de niños que gritaban, gente que comia y bebia a su gusto realmente era algo muy familiar, muy intimo y muy de pueblo. No parecia haber ningún forastero ni nadie fuera de lugar, me pregunté si la persona con la que estaba sentada tambien era autoctono de allí, realmente no sabái nada de él y ya que iba a comer con él no perdia nada por entablar una pequeña conversación, además parecia ser una persona bastante agradable.
-Por cierto no me he presentado mi nombre es Yoshi y estoy de visita por el pueblo.- Lo primero era presentarme como una persona educada. -¿Tu eres de aquí?- Pregunté con curiosidad, el camarero nos trajo las bebidas que habiamos pedido y un poco de pan para picar, con hambre comencé a dar pequeños mordiscos al pan y sorbos a la limonada que estaba muy rica.
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El mesero vino hacia nosotros cargado con los platos, en la mano derecha llevaba el plato de fideos con carne para el pelinegro y en la izquierda mi lasaña, salivee fuertemente, aquel era uno de mis platos favoritos, no sabia como me podía gustar tanto.
Fue hacia nosotros esquivando a los niños que jugaban por todo el local haciendo gala de su experimentado equilibrio y una vez al lado de nuestra mesa nos sirvió con una sonrisa a cada uno su plato y nos deseó que nos aprovechara.
El chico que estaba sentado enfrente de mi me contó que al contrario de lo que yo había creido no era de aquel lugar y que estaba allí por que tenia unos "asuntos que resolver" aquello me sonaba un poco mal y debo decir que había despertado en mi mucha curiosidad. Pensaba preguntarle más adelante, podría enterarme por otro medio pero me gustaba más preguntarle directamente.
Miré mi lasaña con deseo y le dí un mordisco aunque estaba muy caliente y tuve que hacer muecas raras, cuando cojí el segundo cacho me aseguré de soplar un poco para enfriarle antes de metermele en la boca, estaba realmente deliciosa.
Tambien me contó que era músico y que estaría dispuesto a tocarme luego una canción, aquello me parecio maravilloso. No pude evitar dirigir mi mirada hacia el suelo al lado de sus pies había una funda negra en la que guardaba su instrumento posiblemente una guitarra, un bajo o algo así ¿Como no habia reparado antes en ello? -Yo soy bótanica.- le dije con una sonrisa volviendo a mirarle a los ojos.- Estoy aquí descansando un poco después de un par de misiones y tambien buscando una planta para mis experimentos que recibe el mismo nombre que esta isla.- Realmente había descuidado un poco este punto pero pensaba seguir con él más a fondo aquella misma tarde.
Seguimos comiendo y charlando animosamente cuando corté la conversación intentando parecer lo menos curiosa e intromisiva posible aunque aquello era bastante dificil. -¿Y que es lo que te ha traido a esta isla? Esos "asuntos que resolver"- dije riendo para quitarle tensión al asunto, era una frase de mafioso total pensé divertida aunque él no parecia un mal tipo.
Fue hacia nosotros esquivando a los niños que jugaban por todo el local haciendo gala de su experimentado equilibrio y una vez al lado de nuestra mesa nos sirvió con una sonrisa a cada uno su plato y nos deseó que nos aprovechara.
El chico que estaba sentado enfrente de mi me contó que al contrario de lo que yo había creido no era de aquel lugar y que estaba allí por que tenia unos "asuntos que resolver" aquello me sonaba un poco mal y debo decir que había despertado en mi mucha curiosidad. Pensaba preguntarle más adelante, podría enterarme por otro medio pero me gustaba más preguntarle directamente.
Miré mi lasaña con deseo y le dí un mordisco aunque estaba muy caliente y tuve que hacer muecas raras, cuando cojí el segundo cacho me aseguré de soplar un poco para enfriarle antes de metermele en la boca, estaba realmente deliciosa.
Tambien me contó que era músico y que estaría dispuesto a tocarme luego una canción, aquello me parecio maravilloso. No pude evitar dirigir mi mirada hacia el suelo al lado de sus pies había una funda negra en la que guardaba su instrumento posiblemente una guitarra, un bajo o algo así ¿Como no habia reparado antes en ello? -Yo soy bótanica.- le dije con una sonrisa volviendo a mirarle a los ojos.- Estoy aquí descansando un poco después de un par de misiones y tambien buscando una planta para mis experimentos que recibe el mismo nombre que esta isla.- Realmente había descuidado un poco este punto pero pensaba seguir con él más a fondo aquella misma tarde.
Seguimos comiendo y charlando animosamente cuando corté la conversación intentando parecer lo menos curiosa e intromisiva posible aunque aquello era bastante dificil. -¿Y que es lo que te ha traido a esta isla? Esos "asuntos que resolver"- dije riendo para quitarle tensión al asunto, era una frase de mafioso total pensé divertida aunque él no parecia un mal tipo.
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El chico se demoró un poco en contestarme, parecía más atento al helado que se estaba comiendo que a nuestra conversación, realmente era una escena bastante adorable ver al pelinegro como un pequeño gato comiendo aquel helado y sonrojándose, tuve que aguantar una pequeña risa divertida.
Me ofreció contármelo si decidía acompañarle, no pensaba que fuese nada ilegal ni nada que pudiese meterme en algún lío muy grande pero claro tampoco podía aceptar cualquier plan que me propusieran así porque sí, yo estaba de vacaciones, había venido a descansar un poco después de las últimas misiones que me habían encargado pero por otro lado no podía dejar de tener curiosidad de saber de qué iba todo aquello. Esbocé una pequeña sonrisita. -Bueno, ya veremos, primero tengo que saber que se trata.- Le guiñé un ojo.
Yo acabé de comer mi tarta de manzana, la comida de aquel pequeño restaurante sin duda era buena había acabado muy llena, él también terminó su helado y después de pagar la cuenta salimos del local. Ese era el pacto para que él me contara a que había venido, me lo contaría en la calle.
Ya fuera recorrimos las calles de la pequeña ciudad sin rumbo fijo, a veces miraba de reojo algún escaparate cuando pasábamos por su lado, los que más tiempo me quedaba mirando eran los que vendían flores. Poco después el muchacho cumplió su promesa y comenzó a contarme que es lo que le había llevado realmente a esa isla.
Según lo que me dijo estaba en busca de una chica a la que había raptado alguien bastante influente y a él le habían contratado para encontrarla, sin duda un caza recompensas. Bueno realmente a mí no me daban nada a cambio de aquello pero no podía negarle la ayuda a una niña a la que habían raptado, iba en contra de mis principios, y aunque no tenía ninguna duda de que aquel hombre la rescataría quería que contara con mi ayuda.
-Está bien, te ayudare.- le dije con una sonrisa. -Pero necesito que me digas un par de cosas.- me paré en seco para mirarlo a los ojos. -Pero primero... todavía no se tu nombre.- No era algo de mucha importancia pero aun así no me gustaba trabajar con alguien que no sabía ni como se llamaba. - Y me gustaría saber, primero ¿Cómo sabes que esta gente está aquí? Y segundo, ¿Qué piensas hacer ahora?- Era bueno conocer que pensaba hacer ante aquella situación para ir haciéndome a la idea de cómo actuaba y también intentar proponerle algo.
Me ofreció contármelo si decidía acompañarle, no pensaba que fuese nada ilegal ni nada que pudiese meterme en algún lío muy grande pero claro tampoco podía aceptar cualquier plan que me propusieran así porque sí, yo estaba de vacaciones, había venido a descansar un poco después de las últimas misiones que me habían encargado pero por otro lado no podía dejar de tener curiosidad de saber de qué iba todo aquello. Esbocé una pequeña sonrisita. -Bueno, ya veremos, primero tengo que saber que se trata.- Le guiñé un ojo.
Yo acabé de comer mi tarta de manzana, la comida de aquel pequeño restaurante sin duda era buena había acabado muy llena, él también terminó su helado y después de pagar la cuenta salimos del local. Ese era el pacto para que él me contara a que había venido, me lo contaría en la calle.
Ya fuera recorrimos las calles de la pequeña ciudad sin rumbo fijo, a veces miraba de reojo algún escaparate cuando pasábamos por su lado, los que más tiempo me quedaba mirando eran los que vendían flores. Poco después el muchacho cumplió su promesa y comenzó a contarme que es lo que le había llevado realmente a esa isla.
Según lo que me dijo estaba en busca de una chica a la que había raptado alguien bastante influente y a él le habían contratado para encontrarla, sin duda un caza recompensas. Bueno realmente a mí no me daban nada a cambio de aquello pero no podía negarle la ayuda a una niña a la que habían raptado, iba en contra de mis principios, y aunque no tenía ninguna duda de que aquel hombre la rescataría quería que contara con mi ayuda.
-Está bien, te ayudare.- le dije con una sonrisa. -Pero necesito que me digas un par de cosas.- me paré en seco para mirarlo a los ojos. -Pero primero... todavía no se tu nombre.- No era algo de mucha importancia pero aun así no me gustaba trabajar con alguien que no sabía ni como se llamaba. - Y me gustaría saber, primero ¿Cómo sabes que esta gente está aquí? Y segundo, ¿Qué piensas hacer ahora?- Era bueno conocer que pensaba hacer ante aquella situación para ir haciéndome a la idea de cómo actuaba y también intentar proponerle algo.
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Estaba segura de que aquel hombre me ocultaba algo, tenía la sensación de que sus medios de conseguir las cosas no eran muy lícitos y por un segundo pensé que podría tener problemas si me juntaba con alguien como él, pero desgraciadamente era incapaz de dejar de ayudar a una persona que lo necesitase, en ese caso la niña secuestrada. Intenté escuchar sus palabras relajadamente intentando obviar el hecho de lo tremendamente ilegal que sonaba todo aquello y centrándome solo en los detalles importantes para la misión, que la verdad, tampoco eran muchos.
Lo único que llegué a secar en claro de sus palabras es que no tenía mucho sobre el caso y que lo que le había llevado a la isla era una mera suposición, bueno estuve de acuerdo con él en que al menos era mejor que nada. Lo otro que saqué en claro es que tenía que ir a la catedral y pensaba dejarme allí esperándole por si "me hacía daño", cosa que me ofendió bastante y a lo que me negaba en rotundo, podía y sabia defenderme yo sola, no necesitaba que nadie velase por mi seguridad y más alguien que acababa de conocer y no sabía nada sobre mí, no me iba a quedar de brazos cruzados pudiendo acelerar el proceso para encontrar a aquella muchacha.
-Ah no, ni lo sueñes si crees que me voy a quedar aquí de brazos cruzados esperand...- Paré en seco, el pelinegro salió despedido quedando tirado en el suelo, me giré bruscamente para ver que cojones había sido eso y vi a un hombre que era más musculo que cabeza y se chascaba los dedos sin apartar la mirada del chico, rápidamente prepare mi arco con habilidad y escondí mi navaja en la manga de mi abrigo por si se acercaba demasiado.
-Mira no sé quien coño eres ni que quieres pero más te vale que te vayas de aquí, ya.- Lo amenacé sin pelos en la lengua, no tenía ningún motivo para defender al pelinegro pero teníamos que salvar a una chica y no podíamos perder más tiempo.
Mis palabras parecieron enfurecer al musculitos que vino hacía mi rabioso y murmullando mil maldiciones distintas, retrocedí un poco me convenía evitar las distancia. Disparé mi arco ya cargado y le impacté en su rodilla, como supuse aquel hombre era todo musculo y nada cerebro pues con un taco y cabreado se agachó para quitarse la flecha que le había clavado. Aproveché esos segundos de distracción para acercarme por su lado contario y de una patada al estar agachado perdió el equilibrio y se precipitó hacia al suelo.
Le pisé una de las manos y volví a cargar el arco apuntándole al cuello con una flecha. -¿Ves? Si yo me quedo a bajo y te dejo subir solo quien te va a salvar el culo?- Le dije a mi improvisado compañero sin apartar los ojos del matón que tenía delante.
Lo único que llegué a secar en claro de sus palabras es que no tenía mucho sobre el caso y que lo que le había llevado a la isla era una mera suposición, bueno estuve de acuerdo con él en que al menos era mejor que nada. Lo otro que saqué en claro es que tenía que ir a la catedral y pensaba dejarme allí esperándole por si "me hacía daño", cosa que me ofendió bastante y a lo que me negaba en rotundo, podía y sabia defenderme yo sola, no necesitaba que nadie velase por mi seguridad y más alguien que acababa de conocer y no sabía nada sobre mí, no me iba a quedar de brazos cruzados pudiendo acelerar el proceso para encontrar a aquella muchacha.
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-Mira no sé quien coño eres ni que quieres pero más te vale que te vayas de aquí, ya.- Lo amenacé sin pelos en la lengua, no tenía ningún motivo para defender al pelinegro pero teníamos que salvar a una chica y no podíamos perder más tiempo.
Mis palabras parecieron enfurecer al musculitos que vino hacía mi rabioso y murmullando mil maldiciones distintas, retrocedí un poco me convenía evitar las distancia. Disparé mi arco ya cargado y le impacté en su rodilla, como supuse aquel hombre era todo musculo y nada cerebro pues con un taco y cabreado se agachó para quitarse la flecha que le había clavado. Aproveché esos segundos de distracción para acercarme por su lado contario y de una patada al estar agachado perdió el equilibrio y se precipitó hacia al suelo.
Le pisé una de las manos y volví a cargar el arco apuntándole al cuello con una flecha. -¿Ves? Si yo me quedo a bajo y te dejo subir solo quien te va a salvar el culo?- Le dije a mi improvisado compañero sin apartar los ojos del matón que tenía delante.
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Noté que unos ojos me miraban intensamente, y efectivamente allí estaba Maximillian desde el suelo, sin quitarme la vista de encima. Tras decirme que no se esperaba aquello y que era muy habil para ser tan pequeña (Quiero un euro cada vez que me dicen esto y otro euro más por aguantarme las ganas de matar a la gente que me lo dice) se acercó a mi posición y aprisionó al hombre al que aún estaba apuntando con el arco.
Empezamos a desfilar por las calles, el pelinegro iba delante de mi junto con el prisionero al que retenía con una cuerda atada a su alrededor, yo desde la retaguardia me dedicaba a seguir apuntando al matón por si se escapaba y a ignorar las miradas de los curiosos que se quedaban asombrados al ver tan extraña escena. No sabia muy bien a donde nos dirigimos pero bueno había decidido confiar en mi nuevo compañero, no parecía querer hacerme daño y tampoco parecía un mal tipo así que no veía que tenia de malo el colaborar con él.
Llegamos a una pequeña tienda justo cuando esta cerrada "Que mala suerte" pensé aunque mi compañero no parecía compartir los mismos pensamientos que yo, algo me decía que se esperaba aquello a lo mejor incluso nos beneficiaba que ya estuviese cerrando y no tuviera nada que hacer. El pelinegro comenzó a hablar con el tendero de la mente humana y cosas raras que no conocía pero que en definitiva se basaban en sacar información a nuestro prisionero ¿Que tipo de información?
Me di cuenta de que no sabía nada aún de los asuntos en los que aquel hombre estaba metido y en los que al parecer yo le estaba ayudando. Como si me hubiese leído el pensamiento me dijo que me explicaría todo cuando nos libráramos de aquellos tipos que ahora nos acompañaban, el prisionero y el que descifra mentes humanas.
Llegamos a la casa del hombre y yo no podía dejar de snetirme incomoda ante aquella situación, ya había envainado mi arco y cuando llegamos cojí a mi compañero por el hombro y le dije. -No se que tiene pensado hacer, pero como Marine que soy no voy a permitir ningún tipo de tortura-.Era verdad que era el matón el que había empezado pero no por ello debía ser igual de cruel que él o que cualquier pirata de pacotilla. -Al menor indició de tortura liberaré al prisionero y me iré.
Tras dejar claros mis terminos nos internamos por completo en la casa del tendero el cual nos invitó a pasar y esperé para ver de que se trataba todo aquello.
Empezamos a desfilar por las calles, el pelinegro iba delante de mi junto con el prisionero al que retenía con una cuerda atada a su alrededor, yo desde la retaguardia me dedicaba a seguir apuntando al matón por si se escapaba y a ignorar las miradas de los curiosos que se quedaban asombrados al ver tan extraña escena. No sabia muy bien a donde nos dirigimos pero bueno había decidido confiar en mi nuevo compañero, no parecía querer hacerme daño y tampoco parecía un mal tipo así que no veía que tenia de malo el colaborar con él.
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Me di cuenta de que no sabía nada aún de los asuntos en los que aquel hombre estaba metido y en los que al parecer yo le estaba ayudando. Como si me hubiese leído el pensamiento me dijo que me explicaría todo cuando nos libráramos de aquellos tipos que ahora nos acompañaban, el prisionero y el que descifra mentes humanas.
Llegamos a la casa del hombre y yo no podía dejar de snetirme incomoda ante aquella situación, ya había envainado mi arco y cuando llegamos cojí a mi compañero por el hombro y le dije. -No se que tiene pensado hacer, pero como Marine que soy no voy a permitir ningún tipo de tortura-.Era verdad que era el matón el que había empezado pero no por ello debía ser igual de cruel que él o que cualquier pirata de pacotilla. -Al menor indició de tortura liberaré al prisionero y me iré.
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