Carmelo B.Volpi
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Akuma no mi
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Ya había pasado unos cuantos meses con Madara. Mi nuevo jefe era exigente pero bueno, y a pesar de ser tacaño me había mostrado las cosas buenas de las inversiones y los trabajos bien pagos. El único problema es que me di cuenta de que su constante estadía en Galuna no era algo bueno para mí, ya que debía encontrar a Juka costara lo que costara. Por esa razón era momento de partir nuevamente hacia los mares en busca de mi hermano perdido, pero.... ¿Cómo se lo diría? ¿Le dolería mucho? ¿Me perdonaría?
Los demás se habían ido hacía ya unos cuantos meses y ahora solo quedaba yo. El historial con mis antiguos compañeros no era muy bueno ya que el Shichibukai los buscaba por traición con la intención de matarlos, pero yo no tenía más opción, quizás podría explicarle que tenía que buscar a su hermano si o si, quizás al conocerlo entendería un poco mejor la situación, pero bueno... la verdad es que Madara no era bueno digiriendo y pensando las cosas, era mucho más de acción.
Mientras pensaba que decirle, comencé a caminar por los pasillos del escondite de Galuna planeando mis siguientes líneas. Al llegar a la puerta de su "oficina", toqué dos veces la puerta esperando que me abriera para pedirle un momento con la intención de hablar bien del tema y aclarar la situación.
Los demás se habían ido hacía ya unos cuantos meses y ahora solo quedaba yo. El historial con mis antiguos compañeros no era muy bueno ya que el Shichibukai los buscaba por traición con la intención de matarlos, pero yo no tenía más opción, quizás podría explicarle que tenía que buscar a su hermano si o si, quizás al conocerlo entendería un poco mejor la situación, pero bueno... la verdad es que Madara no era bueno digiriendo y pensando las cosas, era mucho más de acción.
Mientras pensaba que decirle, comencé a caminar por los pasillos del escondite de Galuna planeando mis siguientes líneas. Al llegar a la puerta de su "oficina", toqué dos veces la puerta esperando que me abriera para pedirle un momento con la intención de hablar bien del tema y aclarar la situación.
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El dragón escupió un chorro de ácido sobre uno de los carteles que tenía colgado en aquella pared. Pertenecía al último miembro oficial de su banda de mercenarios, otro puto traidor que desertaba a las dos semanas. El moreno se encontraba sentado en una silla de madera, con los brazos cruzados, y con los ojos cerrados. Llevaba su habitual camiseta morada de manga corta, y unos pantalones largos, y negros. En sus pies portaba unas sandalias. A su espalda podía verse una cama donde descansaban dos armas, una guadaña de tamaño considerable, y un enorme espadón. Sus dos tesoros bélicos, los cuales no iba a consentir que nadie tomase. Viendo como estaba el patio, debía ponerse serio.
Madara tomó entonces una pequeña carpeta, y la abrió con cuidado. Había colocado una puerta de madera en una cueva, eso pocos lo hacían, pero él no quería que le viesen desde fuera. Sus rojizos ojos leían con calma lo escrito en aquel documento, el cual estaba relacionado con un tipo de la mafia. Ofrecían bastante dinero por él. No es que tuviese precio por su cabeza, pero una mafia rival estaba dispuesta a soltar cincuenta millones si la cabeza de aquel tipo caía. El mercenario entonces decidió encargarle aquel trabajo al único mercenario más o menos leal que le quedaba, el rubio.
En ese momento escuchó los toques en la puerta, y el olor del chico le llegó a las fosas nasales. Bastante casualidad, pero eso significaba que el destino estaba de su parte ese día. Sin más demora, le dio permiso para pasar, y se quedó mirando a la puerta con calma. El ácido resbalaba sobre los carteles derretidos de los antiguos miembros de Kyofu. Esperaba que ahora no se tratase de otro problema. Al menos estaba en plena contratación con Ushi, aquel dragón que podía cambiar su edad.
Madara tomó entonces una pequeña carpeta, y la abrió con cuidado. Había colocado una puerta de madera en una cueva, eso pocos lo hacían, pero él no quería que le viesen desde fuera. Sus rojizos ojos leían con calma lo escrito en aquel documento, el cual estaba relacionado con un tipo de la mafia. Ofrecían bastante dinero por él. No es que tuviese precio por su cabeza, pero una mafia rival estaba dispuesta a soltar cincuenta millones si la cabeza de aquel tipo caía. El mercenario entonces decidió encargarle aquel trabajo al único mercenario más o menos leal que le quedaba, el rubio.
En ese momento escuchó los toques en la puerta, y el olor del chico le llegó a las fosas nasales. Bastante casualidad, pero eso significaba que el destino estaba de su parte ese día. Sin más demora, le dio permiso para pasar, y se quedó mirando a la puerta con calma. El ácido resbalaba sobre los carteles derretidos de los antiguos miembros de Kyofu. Esperaba que ahora no se tratase de otro problema. Al menos estaba en plena contratación con Ushi, aquel dragón que podía cambiar su edad.
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El dragón me permitió pasar y la verdad es que no sabía si eso era bueno o malo, Madara no era de esas personas que se tomaran las cosas a la ligera y luego las pensaran, solía dejarse llevar por sus sentimientos actuales y solía ponerse violento ante estas situaciones, por lo que estaba de los nervios ante tal situación.
Entré en su "oficina" y observando su rostro supuse que lo que me esperaba no era una buena respuesta. Una gota de sudor cayó por mi frente por los nervios y mientras la limpiaba dije: "Madara... esto no suele ser nada fácil pero debo decírtelo a la cara. Como sabrás, necesito reencontrarme con Juka una vez más, es mi hermano y no puedo dejarlo solo. Se que se metió en problemas y necesito ir a buscarlo. Quería mejorar mis habilidades a tu lado, pero como tu no viajas, encontrar a Juka sería casi imposible. Ahora mi prioridad es esa, debo viajar por los mares en busca de mi hermano, no espero que lo entiendas, solo quiero que sepas los motivos por los que tengo que tomar la decisión de irme".
Sabía que la cosa se pondría un poco violenta de su parte, quizás fui muy directo, quizás no, la verdad no importaba. Éste dragón tendría ganas de golpearme dijera lo que dijera, solo esperaba que el golpe no me matara....
Entré en su "oficina" y observando su rostro supuse que lo que me esperaba no era una buena respuesta. Una gota de sudor cayó por mi frente por los nervios y mientras la limpiaba dije: "Madara... esto no suele ser nada fácil pero debo decírtelo a la cara. Como sabrás, necesito reencontrarme con Juka una vez más, es mi hermano y no puedo dejarlo solo. Se que se metió en problemas y necesito ir a buscarlo. Quería mejorar mis habilidades a tu lado, pero como tu no viajas, encontrar a Juka sería casi imposible. Ahora mi prioridad es esa, debo viajar por los mares en busca de mi hermano, no espero que lo entiendas, solo quiero que sepas los motivos por los que tengo que tomar la decisión de irme".
Sabía que la cosa se pondría un poco violenta de su parte, quizás fui muy directo, quizás no, la verdad no importaba. Éste dragón tendría ganas de golpearme dijera lo que dijera, solo esperaba que el golpe no me matara....
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El dragón se quedó callado, escuchando las palabras del rubio. Lo primero que hizo fue sorprenderse al saber que era hermano de Juka, el pirata que había entrado en prisión hacía ya. Tenía una alianza con él, pero no podía darse el lujo de ir personalmente. El moreno entonces tomó la carpeta que iba a darle, para después tirarla al colchón de detrás, junto a sus dos armas. Ya no era necesario darle semejante regalo a la persona que tenía delante de él. Abrió un cajón de la mesa en la que estaba sentado, y entonces sacó una botella de ron. No tardó mucho en quitar el potente rapón de plástico duro con la mano. A continuación le dio un enorme trago a dicho brebaje, sintiendo el alcohol bajar por su garganta. La sensación fue algo exquisito y ardiente al mismo tiempo, tal y como le gustaba a él.
- Juka está en Impel Down. La prisión más grande del gobierno mundial, y de la marina. No creo que salga de allí en un tiempo.
Una vez dijo aquello, volvió a darle un trago a su botella de ron. Estaba claro que aquello no era lo que se esperaba. Los abandonos podían ser duros, pero cuando ya eran tantos seguidos, podían ser demasiado sospechosos ¿Espías del gobierno mundial? Debía andarse con cautela. No, no lo creía. No al menos de ese chico. Si su hermano era aquel pirata, estaba claro que la persona que tenía la sartén por el mango era Madara. Entonces mostró una sonrisa ladeada, siendo esta un poco tétrica. Tal vez estaba a punto a lanzarle un cañonazo de ácido a la cara al chico, pero después no pudo evitar colocar ambas manos por detrás de su nuca.
- Traición número cuatro de hombre de confianza, número cuarenta de miembro de Kyofu. Supongo que era algo que ya me esperaba, aunque no quisiera aceptarlo. Oficialmente rompo todas mis alianzas. Lárgate de aquí, Carmelo B. Volpi. No quiero volver a verte por mi isla.
Mencionó en un tono frío, tomando con la mano derecha su enorme espadón como amenaza, esperando de esa forma que se fuese de su vista cuanto antes.
- Juka está en Impel Down. La prisión más grande del gobierno mundial, y de la marina. No creo que salga de allí en un tiempo.
Una vez dijo aquello, volvió a darle un trago a su botella de ron. Estaba claro que aquello no era lo que se esperaba. Los abandonos podían ser duros, pero cuando ya eran tantos seguidos, podían ser demasiado sospechosos ¿Espías del gobierno mundial? Debía andarse con cautela. No, no lo creía. No al menos de ese chico. Si su hermano era aquel pirata, estaba claro que la persona que tenía la sartén por el mango era Madara. Entonces mostró una sonrisa ladeada, siendo esta un poco tétrica. Tal vez estaba a punto a lanzarle un cañonazo de ácido a la cara al chico, pero después no pudo evitar colocar ambas manos por detrás de su nuca.
- Traición número cuatro de hombre de confianza, número cuarenta de miembro de Kyofu. Supongo que era algo que ya me esperaba, aunque no quisiera aceptarlo. Oficialmente rompo todas mis alianzas. Lárgate de aquí, Carmelo B. Volpi. No quiero volver a verte por mi isla.
Mencionó en un tono frío, tomando con la mano derecha su enorme espadón como amenaza, esperando de esa forma que se fuese de su vista cuanto antes.
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La primera respuesta del dragón me impactó. No tenía idea de que mi hermano estaba tras las rejas en Impel Down. ¿Cómo había sido capturado? Según recordaba, su hermano era mucho más fuerte que él, por lo que sería difícil que lo atraparan, excepto que hubiera hecho alguna estupidez, "mierda" había sido eso.
De igual manera debía ir a salvarlo, aún no sabía como, pero si era necesario moriría para sacarlo de allí. Obviamente que Madara estaba enojado, no pretendía que no, pero la verdad es que se lo tomó mejor de lo que pensaba, seriamente me dijo que me largara, aunque estoy seguro de que si en ese momento decía alguna palabra me haría trizas, por lo que asentí con la cabeza de una forma respetuosa y me largué de su oficina. Ese mismo día tomé mis cosas y me largué en una barca improvisada, esa vieja barca era en la que había llegado tiempo atrás y ahora me devolvería a los mares.
De igual manera debía ir a salvarlo, aún no sabía como, pero si era necesario moriría para sacarlo de allí. Obviamente que Madara estaba enojado, no pretendía que no, pero la verdad es que se lo tomó mejor de lo que pensaba, seriamente me dijo que me largara, aunque estoy seguro de que si en ese momento decía alguna palabra me haría trizas, por lo que asentí con la cabeza de una forma respetuosa y me largué de su oficina. Ese mismo día tomé mis cosas y me largué en una barca improvisada, esa vieja barca era en la que había llegado tiempo atrás y ahora me devolvería a los mares.
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