Éste pendrive no es mío... ¡Lo juro! | Privado | Narahí & Xiba

Paseaba tranquilamente por South Blue, con mi Bötana a la espalda, y mi cerbatana guardado en el cinturón de mi pantalón. A pesar de que no tenía recompensa por mi cabeza, me daba algo de temor pasear por allí así. No sabía lo que podía depararme el pasear por un lugar grávido de marines.

Al menos no llamaba mucho la atención, un pantalón largo de color negro por la cadera, con un cinturón rojo de tiras blancas hasta la rodilla, botas marrones, y una camiseta blanca por la cintura. Era imposible llamar la atención, ni siquiera llevando la Bötana a mi espalda, y mucho menos una cerbatana.

Mientras caminaba vi un castañero, la verdad es que hacía un poco de frío, y la camiseta tal y como estaba no ayudaba mucho. Me acerqué hasta el puesto, pero se me adelantó un chico de pelo rojo, y pies descalzos, iba dandole vueltas a una vara. Como buena persona que soy, esperé, pero en parte me crispó que se me hubiese adelantado solo para comprar primero.

``Que glotón´´, pensé mientras le veía engullir las castañas, y más aún mientras hablaba con la boca llena. Se giró repentinamente y chocó conmigo. Hice una pequeña mueca de dolor, pues me dio un pequeño varazo en una mano al girarse. Cosa de la que no dio cuenta hasta que pegó un salto con el susto.

-El susto me lo he pegado yo -dije sonriendo tontamente mientras me acariciaba la mano en la que me dio el golpe. Me quedé mirandole, tenía una cara bastante aniñada, debía ser bastante joven.

Se quedó mirandome a los ojos, y vi como alzaba hacía mi la mano donde tenía las castañas. Me ofrecía de las suyas, cuando detrás tenía un castañero que podría darme unas para mí sola. Me sonreí ante ese gesto.

-Claro, pero voy a hacer una cosa antes -dije acercandome al castañero.

-Por favor, deame tres cucuruchos más de castañas -dije mientras el castañero me miraba extrañado.

Me las dió al momento, a parte de coger de sus castañas, quería tener más para cuando se nos terminasen. Empecé a caminar con el chico mientras comíamos las castañas.

-Me llamo Narahí, aunque me suelen llamar Nara o Naí, llamame como prefieras -dije presentandome mientras pelaba una castaña calentita.

Una vez nos pusímos a caminar, me metí en la boca una castaña, cerré los ojos saboreandola mientras la masticaba. Me encantan las castañas, y lo bien que huelen recien hechas. El chico se presentó como Xiba.

-Encantada -dije con la boca llena, era de malaeducación, pero no me importaba. Parecía que estaba en confianza.

Le llamó la atención la vara que llevo a la espalda, no me extraña, la mayoría de la gente que pasaba a mí lado se quedaba mirando a la vara.

-Es una bötana -le expliqué mientras le daba los cucuruchos con castañas, para poder agarrarlo y que lo viera. Cogi mi bötana y la puse delante de mi, desenrosqué ambos extremos, y sin sacarlos del todo le mostré parte de las hojas de las katanas.

Se quedó completamente sorprendido, era normal, probablemente nunca habría visto un arma así. Me dispuse a enroscar de nuevo ambas katanas, para convertirlas en un precioso Bö.

-Más o menos, sobre todo lo uso para defensa personal, pero cuando se da la oportunidad, o me tengo que defender a otro extremo, saco a mis pequeñas -dije colocandome a la espalda la bötana.

Aunque no lo vió en todo su esplendor, así que me decidí a volver a cogerlo de mi espalda, y desenroscar, y por supuesto, enseñarle las katanas en todo su esplendor, los mancos medirían cada uno sobre un metro, y las hojas sobre 85 centímetros. Ambas hojas en plateado, con mi nombre en ambas hojas. en los extremos de las hojas, por la empuñadura, tenían dos cuerdas, una que servía para ponermela a la espalda, y las otras eran de adorno, con dos plumas, una blanca, y otra negra.

Una vez hecho eso, enrosqué de nuevo las katanas. El acto seguido me enseñó su vara. Era muy bonita, y llamativa sin duda. Con colores muy parecidos a los propios suyos. Empezó a hacer malabarismos con ella. Me separé un poco para verlo más ampliamente. Y también por miedo a que me diese un varazo en un descuido. Me sonreía con sus malabarismos, hasta que me pregunté si la veía ligera.

-Parecer, parece. Que lo sea, ya es harina de otro costal -comenté entre risas mientras le seguía viendo hacer malabarismos.

Una vez hecho eso, me retó a que la levantase, si no lo conseguía, debía darle un beso. Si lo conseguía, el haría lo que yo quisiese. Interesante. Acepté con mi cabeza.

Como chica fuerte, que creo ser, intenté levantar aquel objeto del suelo. Parecía que estaba pegado con pegamento al suelo. Trás varios intentos, y de varias formas, me di por vencida.

-Es imposible, probablemente tenga truco -dije mientras cogía aire, y poco a poco me acercaba a él. Antes de que pudiera pronunciar una sola palabra, ya me estaba acercando a la piel morena de su mejilla, para darle el beso que había prometído con anterioridad.

Cuando le di el beso, el chico me regalo otro a mí. No se podía negar que era muy dulce, otro probablemente no me lo hubiera dado. El caso es, ¿lo hizo por algo en concreto?, ¿o simplemente le salió del alma?. Eso es aparte. Con el pie levantó la vara, para recogerla, y en el proceso me explicó por qué no pude recogerla. Por lo visto tienen la misma aura, y solo el puede recogerla. Tonta de mi, me tenía que haber dado cuenta.

-Ahora me enfado y no respiro -dije de broma, hinchando mi boca con aire para parecer un globo. Y un poco después, me convertí delante de él en mi forma híbrida de tucán. Para salir volando al tejado de una casa. Recuerdo que en forma híbrida puedo volar unos cuantos metros.

Desde lo alto de la casa lo observaba, con las piernas cruzadas, mirando desde las alturas lo que haría.

Forma Híbrida: