¿Quieres bailar conmigo? [privado Gera Hino y Sarah Foxxx]

Habían pasado varias semanas desde la última aventura de Gera, por ello, prefirió olvidar lo acontecido y dirigirse hacia un nuevo destino. Sus ansias de aprendizaje se acrecentaban con cada paso que la muchacha daba, había vivido unas aventuras de lo más inusuales, teniendo en cuenta la principal característica de la botánica: su gran fobia a la gente. Desde que salió de su casa ha vivido grandes experiencias que la han hecho andar de aquí para allá, dejándola apenas sin ningún recurso.

El barco en el que se encontraba lo había pagado con lo poco que le quedaba de los ahorros de su madre, por lo que ahora mismo se veía en una situación un tanto angustiosa. Odiaba tener la sensación de pérdida de control y por ello, estuvo meditando durante todo el viaje lo que debía hacer cuando llegase a su nuevo destino.

La cálida brisa rozaba su cara y sus cabellos, habían avisado del avistamiento de tierra firme y Gera no dudó ni un instante en salir a comprobar qué le deparaba. Era una isla llena de edificios, parecía muy alegre y habitada, le recordó a alguno de los lugares en los que había estado, pero lo cierto es, que en esta, no todo parecía ser una fiesta. Estaba deseando poder pisar un suelo firme, sin que el mar la rodease completamente. Lo cierto es que estaba muy cansada de estar en ese barco claustrofóbico y en su interior, deseaba poder caminar por las calles de esa ciudad.

Una vez el barco hubo atracado en el puerto, la muchacha con cabellos violáceos se dirigió a la rampa que habían soltado del barco y paseó por encima de ella con mucho cuidado hasta que, al final, pudo tocar con sus suaves pies el suelo de aquel maravilloso lugar. Había estado perdiendo la fobia a situaciones de esta índole y también estuvo descubriendo que no era tan malo interaccionar con gente dispar, por ello, no le molestaba haber aterrizado en un lugar como aquel. Estaba deseosa de conocer cada rincón y sin más dilación, firme y decidida, con su bolsa en la mano, se dirigió a los grandes edificios que parecían cobrar vida con cada paso que ella daba.

Su plan principal era encontrar un sitio dónde alojarse y un trabajo, en estos instantes no le importaba mucho la temática ya que le hacía falta el dinero para continuar con sus viajes. En esta isla no parecía haber nada que ella pudiese utilizar en sus experimentos, tampoco creía que en ella podría encontrar ninguna información relacionada con su madre, era sin más, un lugar en el que conseguir dinero para poder continuar con sus planes.

Las calles estaban llenas de gente y con cada paso que daba la muchacha todos se quedaban observándola, lo cierto es que se sintió un poco incómoda. ¿Por qué me miran? se preguntaba con un gesto preocupado y desconcertado. Era una situación un poco extraña ya que allí nadie debía conocerla. Continuó su camino intentando no mostrarse inquieta hasta que llegó a un pequeño lugar llamado Ratis; el nombre no era muy llamativo para un motel, pero la muchacha no se sintió exquisita y entró. Las paredes albergaban grandes cuadros de personas, un papel humedecido daba pié a un lugar frío. Lo cierto es que no era para nada, acogedor. Gera se adelantó y le pidió un cuarto, buscaba algo barato y parecía haberlo conseguido. El hombre que había tras el mostrador tenía una camiseta blanca bastante sudada, estaba calvo y no tenía cara de buenos amigos. Con un gesto miedoso, la muchacha cogió la llave del cuarto y le preguntó si sabía de algún sitio que buscasen empleados. El hombre, le dijo que en el bar de la esquina siempre estaban buscando chicas para trabajar detrás de la barra. La botánica le dio las gracias y se dirigió a su cuarto dejando atrás un rastro de miedo penetrando cada rincón de aquel lugar.

Una vez dejó sus cosas guardadas, fue a buscar el lugar que le habían recomendado, en él, pidió trabajo. Era un lugar bastante decente, teniendo en cuenta dónde se alojaba. Había muchas muchachas jóvenes allí y con cada mirada su miedo se iba disipando. Lo cierto es que le agradaba el lugar; la mmujer que le hizo varias preguntas parecía muy simpática. Le dio esa noche de prueba, le pidió que viniese con ropa bonita, cabello arreglado y que no tuviese miedo, era un lugar muy bonito y lo que allí acontecía era muy divertido. Gera no sabía dónde se estaba metiendo pero necesitaba el dinero, por ello, aceptó. Unas pocas horas después, la muchacha se encontraba detrás de la barra sirviendo copas a hombres deseosos de alcohol mientras una música sonaba de fondo.

Por fin llegué a Villa Orange, estaba deseando ver a Gio, en esta ocasión fui con Lucas, pues dejé a Ika encargado de vigilar a Marec y a Zico. Al llegar paseaba por el pueblo con Lucas al lado, tirando cada dos por tres de la cuerda.

-Lucas, estate quieto, al final romperás la cuerda -le dije deteniéndome en medio del pueblo. Desde luego parecía él más ansioso que yo de ver a Gio. Antes de ir a verle quise darme una vuelta por el pueblo, ver si había cambios. Lo que nunca cambiaba es que siempre se quedaban mirándonos, una mujer de 5 metros y un perro de 2 metros de alto. Ver a Lucas desde la perspectiva de un humano era casi como mirar a un elefante.

Después de mi paseo fui a visitar a Gio, pues el viaje fue sobre todo para eso. Estuvimos poco tiempo, pues el chico tenía trabajo, así que era estar un ratito, e irnos. En cuanto llegamos, Lucas se tiró sobre el, a lamerle toca la cara, pobre Gio, los lametones de Lucas lo estaban volviendo a duchar. Me sonreí al ver aquella escena.

-Por dios Lucas, ya está bien -dijo Gio riéndose mientras intentaba separar al bueno de Lucas.

-Lucas por favor, compórtate -dije dando un tirón seco para que le dejase tranquilo, eso si, riéndome de la situación a más no poder.

Una hora después nos despedimos. Iba a volver al barco, pero antes decidí parar a tomar algo, y cenar antes de irme. Cené en un bar, algo muy ligth. Era molesto comer mientras alrededor fumaban, casi comía mas humo que comida. Acabé rápidamente, y me largué de allí, no sin antes pasar por la barra a pedir algo.

Paré en un bar que hacía esquina, en Villa Syrup ese bar era muy conocido, servían el mejor Ron de East Blue. En la barra vi una chica que tenía pinta de estar perdida. Me senté delante de ella, y casi gritando por el barullo le dije...

-Hola amiga, ¿me puedes poner un ron doble? -le dije de forma amable, dejando sobre la mesa 2000 berries.

¿Qué narices están haciendo? se preguntaba Gera con cada paso que daban cualquiera de sus compañeras. Ellas parecían estar tan despiertas, tan activas que ella a su lado parecía un cadáver. Miró a la gente que entraba al bar y no supo muy bien qué decir o qué hacer. La mujer que la había contratado le decía constantemente que debía sonreír más y mostrarse coqueta con sus clientes, al fin y al cabo, ellos pagaban las facturas y los sueldos.

La botánica se giró un instante y suspiró, debía volverse más activa dejando a un lado su carácter tranquilo. También sería interesante que demostrase su faceta más oculta, la sensualidad del movimiento. ¿Quieres que contente a los clientes?¡aún no has visto nada! se decía Gera para sí.

Sacó su sonrisa más sensual, rozó el cabello con sus manos y se dirigió a un cliente que había en la barra. Posó sus grandes dotes en la mesa y con un tono bajo le preguntó:
- ¿Que te sirvo guapo?
El hombre se puso contento y le pidió un poco de ron. La botánica agarró la botella y se lo sirvió.

Dos lugares más a la derecha se había sentando una extraña mujer. La muchacha de cabellos violáceos se dirigió a ella y le sirvió el ron que le había pedido. Gera asemejaba bastante desconcertada y perdida ya que aún no se había adaptado a aquel lugar ni tampoco, a las costumbres que en él había.

De repente, una canción sonó y la dueña del local hizo un gesto con sus manos a las demás muchachas. Esto incluyó a la botánica que siguió a las demás hasta una especie de tarima. En ella, las camareras comenzaron a contonear sus sinuosas caderas. Al ver que Gera no hacía lo mismo, una de ellas la agarró por la cintura y comenzó a restregarse con ella. Esto la incomodó un poco, pero lo cierto es que... ¿Por qué no? la muchacha comenzó a contonearse lentamente simulando el día en el bar... el día en el que quiso impresionar a... shhh un leve sonido de silencio afloró en su mente. Deja de pensar Gera, no es buena idea.

Con la misma, las muchachas bajaron de la tarima e iban invitando al resto de personas del local. La botánica se acercó a la mujer que le había pedido el ron y sin preocuparse del tamaño de ella, le agarró una mano y la invitó a bailar.

- ¿Bailas conmigo?

Cuando la chica me sirvió el ron miré de reojo al hombre, este estaba bastante contento, me sonreí al ver que la chiquilla hacía lo posible por adaptarse al lugar. Se notaba a leguas que era nueva, pues las otras chicas se veían mas dispuestas, y por que no decirlo, se mostraban más que ella. En sentido de que estaba muy cortada, y las otras eran mas juerguistas.

De un momento a otro empezó a sonar otro tipo de canción, la cual no conocía. Me fijaba que todas las chicas de detrás de la barra salían de la misma, y se subían a una tarima. No quise prestar mucha atención pues yo estaba a lo mio bebiendo el ron que la simpática nueva me había servido.

En cierto momento me dio curiosidad, y miré a las chicas, estaba claro que la nueva no sabía que hacer. Por suerte una de sus compañeras espabiló, y se puso a bailar con ella. Los hombres del local empezaron a silbar, mientras que yo me sonreía al ver a la chica como se dejaba llevar.

Una vez se bajaron de la tarima, vi que la chica se dirigía a mí, ¿no le asusta que sea tan alta?. Me preguntó si quería bailar.

-No gracias, soy demasiado alta, y aún mas patosa, si te piso puedo hacerte daño -le dije negando con la mano y la cabeza a la vez. No quería lastimar a la chica, encima de que se me da mal bailar, mido tres metros mas que ella, creo que es peligroso.

Le di por las molestias de dejarla ``plantada´´ 2000 berries más, solo para ella, terminé el ron que me quedaba, y me disponía a levantarme, no sin antes presentarme, no estaba de más tener amigas.

-Me llamo Sarah, cuando vayas a Villa Syrup buscame, el pueblo me conoce bien -dije dándole la mano para presentarme cordialmente.

Gera miró a la chica de una manera amable mientras esperaba la respuesta. Observó que su recién estrenada jefa la observaba desde la barra y no quería parecer un lastre. Una vez que tornó sus ojos hacia la muchacha, una negación salía de la boca de ella. La botánica la observó y pudo comprender porqué no quería salir a bailar, lo cierto es que era extremadamente grande.

Mientras asumía el rechazo, la gigantesca mujer le dejó en la barra 2000 berries más de lo que valía el ron, supuso que sería por la negativa que le había regalado la muchacha. Acto seguido escuchó la mujer le dijo su nombre, Sarah. Se paró un instante y pensó en ese nombre, lo cierto es que le gustaba.

- Hola Sarah, yo soy Gera, encantada. Tendré en cuenta las palabras que me dices, si algún día tengo que ir por allí, te buscaré. Gracias.

En el momento en el que estaba pronunciando Gera la última palabra, una de las camareras hizo que todo el bar se sobresaltase con un grito. Se giró al instante y vio como un hombre bastante rudo había puesto sus manos callosas en el cuerpo de la muchacha. Sus brazos rodeaban la cintura dejando caer las manos encima de sus glúteos. La camarera forcejeaba intentando deshacerse del hombre pues podía bailar, podía contonearse, podía ser "cariñosa" pero nada de eso implicaba que la pudiesen tocar.

La jefa del local cogió un palo y se fue corriendo hacia el lugar e intentó separarlo a base de golpes. Gera no dudó un instante y echó a correr hacia ese lugar y sin pensárselo empezó a golpear al hombre. Al ver que no cedía, pidió ayuda a su nueva conocida.

-Oye Sarah, ¿te importaría ayudarme un segundo?

Vi que encajó bastante bien la negativa, se nota que es una chica fuerte. Un poco después cuando ya estaba a punto de irme, escuché un grito, me giré rápidamente hacía su origen. Descubriendo que una chica estaba siendo manoseada por un tipejo. Odio a esos babosos, con lo fácil que es tener las manos quietas.

Desde el otro lado de la barra vi como la que parecía ser la dueña del bar, iba hacia el hombre con una vara, y Gera detrás para defender a la chica. Mientras Gera le pegaba, sin que el hombre se inmutase, me pidió ayuda. Claramente una chica de 5 metros iba a imponer, o eso esperaba.

-Tú, baboso, suelta ahora mismo a la chica si no quieres que te de la paliza de tu vida, te advierto que tengo muy mala hostia, sobre todo con gentuza como tú -dije acercándome a el con mi navaja en la mano, para el sería como ver una daga, como mínimo.

Sería la primera y última vez que lo avisaba, si no lo hacía, me liaría a guantazos con el tipejo.

Mientras Gera intentaba separar a aquel burdo, una voz elevada lo amenazaba. Parece que las súplicas de la muchacha habían tenido efecto sobre la gigantesca mujer que no dudó en defender a la víctima de acoso. Durante todo el ajetreo, la botánica vio a un hombre salir del local, se fijó dado que el acosador la había agarrado por el cuello haciendo que su vista se fijase exclusivamente hacia la entrada del local.

Un hombre con gafas, un sombrero, trajeado... parecía de todo menos un cliente habitual de aquel lugar. Mientras la muchacha intentaba deshacerse de aquel tipejo, la dueña del local no podía parar de gritar. El acosador había soltado a la otra muchacha y por ello, tuvo la desfachatez de agarrar a la nueva camarera del local. Mientras la tenía aprisionada por el cuello, Gera no podía soltarse. La mano que le quedaba libre a aquel indeseable comenzó a bajarse y a tocar los pechos de la muchacha. Ésta no paraba de forcejear, con sus piernas intentaba darle patadas. No tenía mucho éxito pero sus intentos no cesaban en ningún momento. También procuraba pegarle con las manos que le quedaban libres, sin ningún tipo de victoria.

El ambiente se caldeaba y la situación parecía volverse más incómoda para la gente que allí había. Varios hombres aparecieron del fondo del local y con un tono elevado dijeron: ya es suficiente. Acto seguido, el hombre soltó a Gera que tenía los ojos completamente nublados. ¿Qué narices estaba pasando? se preguntó sin comprender nada.

Dos minutos más tarde el hombre que había visto salir del local se presentó delante de la joven y con un tono tranquilo le dijo: eres atrevida y valiente, pocas en tu lugar habrían hecho lo que tú. Te felicito. La joven de pelo violáceo no alcanzaba a comprender lo que estaba ocurriendo. Miró al hombre trajeado y le preguntó: ¿Quién es usted? El hombre sonrió y miró a la dueña del local. Gracias por sus servicios, no tengo más trabajo para usted hoy.

Gera por el momento no necesita saber nada más. Váyase a descansar y ya hablaremos otro día.  

Aquel baboso no soltaba a la chica, me dieron ganas de patear su cara. Dejarle inconsciente con la fuerza que tengo sería fácil, pero debía tener cuidado con la chica, de que ese payaso no me la jugase, y me hiciera darle a la muchacha. Por la puerta entró un hombre trajeado, poco común en lugar como este. La dueña gritaba incansablemente, estaba claro que esa mujer haría lo que fuese por cuidar de las chicas que tenía a su cargo.

Poco después, aquel mastodonte soltó a la chica, para así coger a Gera del cuello, y empezar a manosearla. En ese momento mis ojos se tornaron enfurecidos, y me acerqué a él sin previo aviso. Aunque la acaba de conocer, no iba a permitir que ese impertinente le pusiera las manos encima. Avancé hasta el con mucho cuidado, despacio, no quería que hiriese a la chica. Cuando ya estaba cerca de él, estaba a punto de darle un guantazo en la cara, cuando una voz decía que era suficiente.

``¿Quién demonios es ese tío?´´, pensaba para mi bajando la mano. Pues según el hombre dijo que parase, soltó a la inocente Gera. Pobre, el susto que llevaron ambas chicas debió de ser terrible. A unos pocos metros veía como Gera hablaba con su jefa, y con el hombre que mandó parar al indeseado. Cuando terminaron, me acerqué a las chicas.

-¿Estáis bien?, ¿os ha hecho daño? -dije revisándolas, mirando sus cuellos por si les había dejado moratones. Espero que esto no vuelva a ocurrir delante de mí, por que entonces si que ya no le pego, directamente le mato.

Tras haber visto aquel hombre, Gera se quedó completamente perpleja. Acto seguido, se dirigió a la que ella creía que era la dueña del local y le preguntó:

-¿Quién diantres es ese hombre? ¿Por qué parecía ser él el jefe? ¿Quién eres tú? miles de preguntas surgían de la joven.

- Ay mi querida niña, no puedo decirte absolutamente nada.

Gera observó a aquella mujer y no supo qué más decir dado que sus preguntas no habían dado lugar a ninguna respuesta.

- Puedes irte a casa, toma coge el dinero de esta noche y vuelve mañana por aquí. Si quieres puedes traerte a la mujer alta. Lo cierto es que nos vendría muy bien para noches peligrosas.

Gera se acercó a la recién conocida y le agradeció su intento de salvación. Lo cierto es que no le vendría nada mal tenerla como aliada. Era astuta, fuerte, valiente y parecía no temerle a nada.

-Oye, Gracias por todo lo que has hecho hoy. Lo cierto es que no estoy demasiado acostumbrada a situaciones tan comprometidas.
La mujer me ha dicho que debo venir mañana,¿ te importaría acompañarme? lo cierto es que me da un poco de miedo esta situación y no quisiera tener problemas como hoy.

Después de esta noche tan cargada de emociones, Gera se dirigió a su habitación del hostal. Se fue al baño y se lavó la cara mientras abría el grifo de la bañera. No le vendría nada mal tomarse un baño. Una vez que se metió dentro con sus cabellos recogidos en una especie de moño, sus pensamientos comenzaron a distraerse. Dejó la mente en blanco y se sumergió en un umbral de oscuridad.

Estaba bastante relajada pero un estruendo la hizo despertar. Abrió los ojos que se le habían cerrado levemente y se incorporó rápidamente. Cogió una toalla y se la envolvió en el cuerpo. Salió del baño, se dirigió a la puerta de entrada a la habitación y asomó la cabeza. Al parecer, un hombre había intentado adentrarse en uno de los cuartos. Gera volvió a su dormitorio y se vistió, quería salir a preguntar qué estaba aconteciendo.

Una vez estaba preparada, salió a investigar y al parecer, un hombre estaba buscando un objeto. Parecía ser que se lo habían robado... Esto a Gera no le resultó del todo creíble... pero ¿quién era ella para salir y buscar a dicho hombre? El cansancio la hacía desesperar y sin más, se volvió a su cuarto y se postró en su cama. Sus ojos se cerraron y se quedó completamente dormida.

Unas cuantas horas más tarde, se despertó y sus tripas rugían sin cesar. Era la hora de comer algo, lo cierto es que no era una hora normal, pasaban tres horas desde la comida habitual. Por lo que debía buscar un lugar en donde comprar algo de comida. Con lo que cogió su dinero y salió por la puerta.

La calle estaba repleta de comercios, bares, restaurantes, tascas, hoteles, hostales... un sin fin de emplazamientos en los que buscar algo para picar.

Después de lo que acababa de ver, Gera se puso a hablar con la dueña, por lo visto no podía contarle nada de lo ocurrido. Simplemente me quedé atónita cuando vi lo que ocurrió. Un bruto estuvo a punto de matar a las chicas, y eso no lo iba a permitir.

Un rato después, me agradeció que la intentase ayudar, y me pidió que la acompañase para las próximas veces.

-Claro, ¿porque no?, nunca está de más tener protección, ya no por ti sola, si no por el resto de las chicas -dije sonriendo, mientras por un instante, miraba a mi alrededor. Algo no iba bien, no me estaba gustando.

Después de salir del local, me volví a mi barco, ya que en el pueblo no tenía cuartos para mi estatura. En el camino, escuché ruido de pelea en un edificio. Algo sobre recuperar un objeto, escuché decir al hombre. Me quedé un rato mirando por las ventanas del edificio, sin hacer nada. ``Mientras no me necesiten, no voy a meterme en algo que no me concierne´´ -dije para mí, esperando a tener o no un poco de acción, según lo que ocurriese. Al ver que no ocurría nada más, me dirigí de nuevo a mi barco, no tenía nada más que hacer allí.

Después de un rato volví a mi barco, me di una ducha, y me acosté, no sin antes mirar por la ventana de mi habitación, donde se veía todo el mar. Una composición de agua, luz y claridad cubría mi cuarto, tonos aguamarina se reflejaban en mi cara y en mi cama. Con esa visión me quedé dormida.

Al día siguiente, me desperté temprano, me vestí, y salí a la cubierta superior a respirar un poco de aire puro. Me dirigí a una tienda a comprar algo para desayunar. A lo lejos me fijé que estaba Gera paseando entre los comercios, así que me acerqué a ella, con mi tamaño, supongo que me vería con facilidad.

-Buenos días Gera, ¿que tal todo? -le pregunté con una sonrisa, acercándome a ella, y comprando a la vez un pastel de crema de caramelo para desayunar. Ofreciéndole un trozo a Gera, por supuesto.

Tras pasarse un buen rato mirando tiendecitas, una voz suave la sobresaltó. Era Sarah, una gigante que había conocido la noche anterior y la que además, le había dejado una buena propina en el local. Ésta la saludaba amigablemente mientras compraba un pastel de crema. Lo cierto es que tenía muy buena pinta y Gera tenía un hambre tremendo en ese instante.

Tras haber pedido otro para ella, la muchacha miró a la mujerona y le preguntó:

-¿Quieres venir conmigo a aquel bosque? iba a dar un paseo antes de volver a aquel antro. Lo cierto es que me vendría bien despejar la mente de todo lo acontecido ayer.

Tras preguntarle eso, Gera se dirigió sin más dilación camino a aquel bosque pero sin poder prevenirlo, un hombre la agarró por el brazo.

-¡Eh! ¿Qué haces? dijo con un tono asustado.

Era un hombre trajeado con un color de pelo oscuro y una barba que le cubría la cara. Una vez que Gera lo miró no sintió miedo, tan sólo desconcierto.

- ¿Qué quieres? le preguntó. Mira con quién voy, ¿enserio te atreves a tocarme? Mientras decía esto señalaba a su amiga gigante.

El hombre le resultaba familiar creía que lo había visto en otro lugar. ¿Tendría algo que ver con su búsqueda? lo cierto es que Gera no se sentía muy animada para andar preguntando constantemente si le conocía. Le bastaba con saber que le sonaba, por ello, le puso la mano en el pecho al hombre y le dijo:

- Suéltame ahora mismo y dime qué narices quieres de mi. Llevas varios días rondándome... ¿Se puede saber qué quieres? Sus múltiples preguntas no traían ninguna respuesta. La botánica comenzaba a desesperar y su paciencia estaba llegando al final de su capacidad.

- Perdóname, dijo el hombre. No quise agraviarte, simplemente debo asegurarme de que estás bien. Un amigo tuyo me manda y lo cierto es, que no quiero fallarle.

Gera se sintió confusa y desorientada. En ese momento no comprendía la situación, por ello, agarró al hombre del brazo y se lo llevó de allí. Si realmente era amigo de algún conocido de ella, debía investigarlo detenidamente. Se lo llevaría al bosque, no sin antes llamara a Sarah. Tenerla cerca le daría un punto de tranquilidad. Su físico le daba seguridad ya que... ¿Quién se atrevería a meterse con aquella mujer?

Gera me preguntó si quería ir con ella a dar una vuelta al bosque. Miraba a mi alrededor, notaba algo que no me estaba gustando.

-Claro, pero... ten cuidado -dije mientras apoyaba mi mano en mi cadera, pues estaba dispuesta a luchar como hiciese falta, y con lo que tuviese a mano.

Un hombre se acercó a Gera y la agarró del brazo, en cuanto vi que Gera gritaba para que la soltase, me acerqué, con cuidado para que no la lastimase más. Metí mi mano en mi bota, y cogí mi navaja mariposa. La chica lo amenazaba diciéndole que iba conmigo, que no la tocase. Observé durante un rato que el chico parecía estar intentando llevársela, hasta que dijo que un amigo de Gera lo mandó. Si era realmente así no lo sabía, pero ni de coña iba a soltar la navaja.

Gera agarró del brazo al hombre, y lo llevó a otra zona, obviamente les seguí, no quería dejar sola ni de broma a aquella chica, parecía indefensa, aunque notaba que tenía una gran fortaleza. Les seguí hasta el bosque, observando alrededor de que no nos siguiera nadie.

Con paso decidido y un gesto de mala leche continuaba teniendo a aquel hombre agarrado del brazo. Se lo llevó prácticamente arrastras mientras la gigante les seguía. ¿Quién diantres será? Gera no podía dejar de pensar en eso, pero estaba cansada de ser la niña indefensa que todos creían que era. Estaba cansada de tener siempre que ser salvada, era fuerte, era joven, tenía conocimientos suficientes como para aprender a sobrellevar aquella situación.

Una vez hubieron llegado al bosque, la muchacha empujó a aquel hombre hacia un árbol y le dijo:

- Vas a responderme a todas y cada una de mis preguntas. Quiero pruebas que demuestren lo que dices, no me fío de ti. ¿Crees que soy idiota? Su voz sonaba fuerte, estaba agotada de luchar y de ser agraviada por gente indeseable, sus miedos desaparecían con cada paso que había dado hacia el bosque.

El hombre la miraba con desconcierto. Gera miró a Sarah, tenerla cerca era lo que realmente la tranquilizaba...

-¿Quién eres? Era la primera pregunta y la más importante, al menos para Gera.

El hombre respondió: Me llamo Shon y estoy aquí para protegerte.

Gera observó a Sarah y le dijo: ¿Le crees?, si quieres preguntarle algo, no tienes más que decirlo y tendrá que responder.

Una vez en el bosque, Gera sabía que yo estaba cerca, que si pasaba algo podría protegerla. Me acerqué hacía ellos, pues ella ya sabía que yo estaba allí, ver a aquel hombre contra un árbol y ver que ella le echaba valor, me hicieron comprender que en realidad me necesitaba. Ella le preguntó quien era, dijo que se llamaba Shon y que debía protegerla.

``Patrañas´´ -pensé yo, pues en el fondo de su alma, mirando a sus ojos, notaba una oscuridad que una persona que tiene que proteger a otra no tendría, le enviaba alguien, decía la verdad, pero no para protegerla.

Gera me dijo que si tenía algo que preguntarle, que lo hiciera pues debía responder, y vaya si iba a responder. Fruncí el ceño, mi cara paso de tranquila a enfurecida en segundos. Me acerqué bruscamente a aquel enclenque, y le agarré del cuello, subiéndolo contra el árbol todo lo que daba mi brazo.

-Estoy harta de tantos juegos, habla de una vez si no quieres que te mate en este mismo instante, tienes 10 segundos para empezar a soltar toda la verdad, ¿quien te ha enviado con esa mentira?, por cada pregunta sin responder apretaré tu cuello un poco más, 10 -empecé la cuenta atrás, debía hablar ahora, o callar para siempre, mi intuición me decía que no era buena persona, una persona que protege a otra no se abalanza de esa forma, como un buitre carroñero.