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– Bien, ¿qué tenemos que hacer?
– Nada de otro mundo, capitana – el recluta le pasó un pequeño informe. – Hay que capturar a un capitán pirata de cien millones de wanted, Jack el destripador – notó que en el wanted de su objetivo se le pintaba como un tipo bastante peligroso. – Se cree que está haciendo tratos con un revolucionario, al cual también debemos capturar; Diano – escuchó como el recluta le costaba pronunciar el nombre. – Cincuenta millones de wanted, además; es un gyojin – ¿Gyojin? Alzó una ceja, impresionada ante ese hecho. – Ambos pueden ser entregados vivos o muertos, así que… Usted decide.
– Bien, no habrá muchos problemas – empezó a decir mientras se acomodaba la gabardina. Además, se puso mejor la gorra. – Iremos pocas personas, incluida Alice – apoyó el mapa de la isla en una pequeña caja de madera. – Tomaremos algunas posiciones. Alice y yo, iremos al este. Quiero que dos grupos formados por dos o tres máximo, vaya recorriendo toda la isla – con su dedo iba indicando todas las direcciones que planeaba cubrir. – Esconderemos el barco, para no llamar la atención. Por el resto… – tomó una leve pausa mientras comía una galleta. – Salimos en cinco minutos. No olviden los Den Den Mushi y bengalas.
”Esta es la oportunidad para conocerla” – Se dijo mientras se apoyaba en la baranda del barco. No había tenido ninguna chance para poder conversar con ella. ”Sus habilidades me van a servir mucho” – la idea de que ella fuera una agente del Cipher Pol no le agradaba mucho, pero tampoco le interesaba. Mientras no estuviera con mentiras o espiándola a ella, estaría todo bien. Suspiró con calma. ¿Serían un reto esos dos? Quizás el gyojin sería el mayor de sus problemas, pero no dependía de su fruta y podía neutralizarlo de alguna forma.
– Que alguien vaya y despierte a Alice, por favor – les dijo con calma. – Llévenle un informe y el resumen de lo que haremos. Ya es la hora.
– Nada de otro mundo, capitana – el recluta le pasó un pequeño informe. – Hay que capturar a un capitán pirata de cien millones de wanted, Jack el destripador – notó que en el wanted de su objetivo se le pintaba como un tipo bastante peligroso. – Se cree que está haciendo tratos con un revolucionario, al cual también debemos capturar; Diano – escuchó como el recluta le costaba pronunciar el nombre. – Cincuenta millones de wanted, además; es un gyojin – ¿Gyojin? Alzó una ceja, impresionada ante ese hecho. – Ambos pueden ser entregados vivos o muertos, así que… Usted decide.
– Bien, no habrá muchos problemas – empezó a decir mientras se acomodaba la gabardina. Además, se puso mejor la gorra. – Iremos pocas personas, incluida Alice – apoyó el mapa de la isla en una pequeña caja de madera. – Tomaremos algunas posiciones. Alice y yo, iremos al este. Quiero que dos grupos formados por dos o tres máximo, vaya recorriendo toda la isla – con su dedo iba indicando todas las direcciones que planeaba cubrir. – Esconderemos el barco, para no llamar la atención. Por el resto… – tomó una leve pausa mientras comía una galleta. – Salimos en cinco minutos. No olviden los Den Den Mushi y bengalas.
”Esta es la oportunidad para conocerla” – Se dijo mientras se apoyaba en la baranda del barco. No había tenido ninguna chance para poder conversar con ella. ”Sus habilidades me van a servir mucho” – la idea de que ella fuera una agente del Cipher Pol no le agradaba mucho, pero tampoco le interesaba. Mientras no estuviera con mentiras o espiándola a ella, estaría todo bien. Suspiró con calma. ¿Serían un reto esos dos? Quizás el gyojin sería el mayor de sus problemas, pero no dependía de su fruta y podía neutralizarlo de alguna forma.
– Que alguien vaya y despierte a Alice, por favor – les dijo con calma. – Llévenle un informe y el resumen de lo que haremos. Ya es la hora.
Alice Branwen
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Alice suspiró mientras se secaba el pelo con un secador. No es que la joven fuera vanidosa ni nada por el estilo, pero si había algo de lo que en verdad se enorgullecía, era su sedoso cabello blanco. Albinismo era un gen raro, solo una de cada 17.000 personas lo tenía y, aun así, a la mayoría se les manifestaba en lugares poco afortunados. La joven agente tuvo suerte que el gen se manifestó en su cabello, razón por la que no tenía cabello rubio como sus dos progenitores. Le hacía gracia que su gemelo igual sufre de albinismo cavilar, lo cuál es casi lo único que tenían en común. Alice salió más parecida a su madre, mientras que su hermano salió calcado a su padre. Era una suerte que ninguno de los dos adquirió grandes rasgos de la personalidad de su progenitor. Ese tipo era una pobre excusa de ser humano, y era la única persona que la albina odiaba con todo su ser.
– Disculpe, agente Alice – una voz que venía desde la puerta de su camarote le sacó de sus pensamientos. – Traigo un informe de la capitana Misa, también pide que se reporte a cubierta para empezar – finalizó el hombre.
La albina parpadeó. Por un instante, mientras se perdía en sus recuerdos, se había olvidado que tenía una nueva misión y que, por azares del destino, nuevamente tenía a Misa como compañera. Alice suspiró, se apoyó con su mano izquierda en la mesita e intentó levantarse para ir a la puerta... Lo cual fue una mala decisión. Inmediatamente, un dolor invadió la mano de la peliblanca. Al mirar hacia abajo, supo el porqué. Mientras se secaba el cabello, la albina sostenía un vaso con agua para tomarse sus pastillas. Cuando recordó a su padre, inconscientemente apretó demasiado el vaso y terminó rompiéndose, provocando que varios pedazos de vidrio se incrustaran en su piel.
La joven palideció al ver toda esa sangre, y tuvo que pensar en algo rápido para aplacar al recluta que traía el informe.
– ¿Podría pasármelo por debajo de la puerta? Estoy un poco indispuesta en este momento – un silencio invadió el lugar y, al cabo de unos segundos, la joven vio como unas hojas pasaban por debajo del umbral de la puerta, a lo que dio un suspiro de alivio; no le apetecía que nadie le viera en ese estado. Una vez que sintió que el hombre se marchaba, la albina se decidió por limpiar y vendar la herida lo mejor que podía.
Una nerviosa Alice se encontraba frente a la rubia. Se había tardado más de lo habitual con la herida. Tuvo que ponerse lo primero que econtró por aquella ocasión, ya que no tuvo tiempo suficiente para elegir algo más. La única adición era que su mano su mano izquierda se encontraba totalmente vendada, sin ningún rastro de sangre filtrándose. Realmente había hecho un buen trabajo en ese trabajo rápido en primeros auxilios.
– Parece que nuevamente estamos juntas en una misión, esto ya se está volviendo algo habitual – dijo la albina mientras se rascaba la cabeza usando su mano vendada. No sabía que decir, la verdad. Una porque se atrasó en llegar a cubierta, y lo otro fue por el combate que tuvieron en Marineford hace un par de días atrás. No tenía idea si es que la rubia seguía enojada por eso o no...
– Disculpe, agente Alice – una voz que venía desde la puerta de su camarote le sacó de sus pensamientos. – Traigo un informe de la capitana Misa, también pide que se reporte a cubierta para empezar – finalizó el hombre.
La albina parpadeó. Por un instante, mientras se perdía en sus recuerdos, se había olvidado que tenía una nueva misión y que, por azares del destino, nuevamente tenía a Misa como compañera. Alice suspiró, se apoyó con su mano izquierda en la mesita e intentó levantarse para ir a la puerta... Lo cual fue una mala decisión. Inmediatamente, un dolor invadió la mano de la peliblanca. Al mirar hacia abajo, supo el porqué. Mientras se secaba el cabello, la albina sostenía un vaso con agua para tomarse sus pastillas. Cuando recordó a su padre, inconscientemente apretó demasiado el vaso y terminó rompiéndose, provocando que varios pedazos de vidrio se incrustaran en su piel.
La joven palideció al ver toda esa sangre, y tuvo que pensar en algo rápido para aplacar al recluta que traía el informe.
– ¿Podría pasármelo por debajo de la puerta? Estoy un poco indispuesta en este momento – un silencio invadió el lugar y, al cabo de unos segundos, la joven vio como unas hojas pasaban por debajo del umbral de la puerta, a lo que dio un suspiro de alivio; no le apetecía que nadie le viera en ese estado. Una vez que sintió que el hombre se marchaba, la albina se decidió por limpiar y vendar la herida lo mejor que podía.
10 minutos después...
Una nerviosa Alice se encontraba frente a la rubia. Se había tardado más de lo habitual con la herida. Tuvo que ponerse lo primero que econtró por aquella ocasión, ya que no tuvo tiempo suficiente para elegir algo más. La única adición era que su mano su mano izquierda se encontraba totalmente vendada, sin ningún rastro de sangre filtrándose. Realmente había hecho un buen trabajo en ese trabajo rápido en primeros auxilios.
- Atuendo de Alice:
– Parece que nuevamente estamos juntas en una misión, esto ya se está volviendo algo habitual – dijo la albina mientras se rascaba la cabeza usando su mano vendada. No sabía que decir, la verdad. Una porque se atrasó en llegar a cubierta, y lo otro fue por el combate que tuvieron en Marineford hace un par de días atrás. No tenía idea si es que la rubia seguía enojada por eso o no...
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Misa aprovechó los minutos que le quedaban para cambiarse de ropa. No podía ir con su gabardina o con su ropa de marine, así que eligió algo más… Casual: Una camiseta con rayas blancas y sin mangas, unos pantalones cortos a juego con la prenda superior. Guardó en uno de sus bolsillos sus pastillas. El den den mushi lo llevaba en su muñeca, así que estaba preparada. Su puso una gorra, para finalizar todo. ”Supongo que con esto bastará” – se dijo mientras se miraba al espejo una última vez. Dio un pequeño giro, tomó un poco de agua y se fue a la cubierta. ”A tiempo para salir” – tuvo que cerciorarse de que todo estuviera bien antes de emprender la misión. Los reclutas iban viendo los detalles menores del barco. Mucho antes de entrar en la isla habían guardado las velas, así que no debieron llamar la atención… O eso creía.
– Cierto, antes de luchar, iremos despejando las zonas de los civiles – mencionó, con especial énfasis, a los grupos que se estaban formando. – Si no es posible, trataremos de llevar los combates lejos de ellos – no estaba muy preocupada de sus oponentes. Solo le interesaba que ningún inocente se viera dañado en la contienda. – Por el resto, recuerden no llamar la atención e ir haciéndome reportes cada diez minutos. – Sus hombres asintieron y ella se cruzó de brazos mientras esperaba a Alice.
El barco no tardó mucho en llegar a un pequeño sitio abandonado. ”En marcha” – estaba emocionada de poder hacer esta misión. No solo por el hecho de que podría conocer a Alice en una situación diferente, sino que podría mostrar su valía. Los cinco minutos que había dado para salir se habían cumplido y la peliblanca no daba señales de vida. ”¿Qué estará haciendo?” – ordenó a los grupos empezar a salir mientras ella se quedaba esperando a la agente del Gobierno. Se sentó en la baranda del barco, mirando a la isla. Se asombró al ver la gran fuente de cerca y cómo era. Era una isla bastante bonita, pero por, sobre todo, había escuchado de ella por sus carpinteros y por la ayuda que había ofrecido al Gobierno Mundial. La voz de la peliblanca la sacó de sus pensamientos.
– Vamos, no quiero perder mucho tiempo – le dijo sin mirarla a los ojos, pero en un tono dulce y tranquilo. – Oh cierto… No estés tan nerviosa, no te pasará nada – la miró de reojo y notó la venda en su mano izquierda. – Por el resto, todo está en el pasado. Sin rencores – tomó una leve pausa y se dio un suave impulso para bajar del barco. – Es hora de partir, Alice. – Empezó a caminar a un ritmo lento. Caminaba con sus manos cruzadas en su espalda, bastante relajada.
– Cierto, antes de luchar, iremos despejando las zonas de los civiles – mencionó, con especial énfasis, a los grupos que se estaban formando. – Si no es posible, trataremos de llevar los combates lejos de ellos – no estaba muy preocupada de sus oponentes. Solo le interesaba que ningún inocente se viera dañado en la contienda. – Por el resto, recuerden no llamar la atención e ir haciéndome reportes cada diez minutos. – Sus hombres asintieron y ella se cruzó de brazos mientras esperaba a Alice.
El barco no tardó mucho en llegar a un pequeño sitio abandonado. ”En marcha” – estaba emocionada de poder hacer esta misión. No solo por el hecho de que podría conocer a Alice en una situación diferente, sino que podría mostrar su valía. Los cinco minutos que había dado para salir se habían cumplido y la peliblanca no daba señales de vida. ”¿Qué estará haciendo?” – ordenó a los grupos empezar a salir mientras ella se quedaba esperando a la agente del Gobierno. Se sentó en la baranda del barco, mirando a la isla. Se asombró al ver la gran fuente de cerca y cómo era. Era una isla bastante bonita, pero por, sobre todo, había escuchado de ella por sus carpinteros y por la ayuda que había ofrecido al Gobierno Mundial. La voz de la peliblanca la sacó de sus pensamientos.
– Vamos, no quiero perder mucho tiempo – le dijo sin mirarla a los ojos, pero en un tono dulce y tranquilo. – Oh cierto… No estés tan nerviosa, no te pasará nada – la miró de reojo y notó la venda en su mano izquierda. – Por el resto, todo está en el pasado. Sin rencores – tomó una leve pausa y se dio un suave impulso para bajar del barco. – Es hora de partir, Alice. – Empezó a caminar a un ritmo lento. Caminaba con sus manos cruzadas en su espalda, bastante relajada.
Alice Branwen
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Alice suspiró con alivio al oír el tono suave de la capitana, y el saber que no le guardaba rencor por lo de Marineford. Era una suerte que no estaba enojada con ella por eso y por llegar tarde a cubierta. De lo contrario eso haría la misión mucho más tensa y difícil, aunque no solo era por eso. Realmente ella no quería hacer ningún mal o caerle mal a nadie. Su misión auto impuesta era librar el odio del mundo, después de todo. Cosas así como momentos de tensión le iban como patada al hígado. Viendo que la capitana no le odiaba por lo sucedido, le alegraba, por lo que pudo finalmente relajar y actuar con normalidad, como normalmente lo hace.
Mientras caminaban, la albina no consiguió sacar tema de conversación, por lo que su mente dejó volara hacia otros lugares, más concretamente la misión que debían llevar a cabo. Al parecer, debían capturar a un notable capitán pirata de nombre Jack el Destripador. Tenía ochenta millones por su cabeza, por lo que la albina intuía que debía ser fuerte. De todas formas, no era solo de él de quien debían preocuparse. El pirata estaba haciendo tratos con un revolucionario. Tenía cincuenta millones por su cabeza, además se trataba de un gyojin, raza que poseía mucha más fuerza que una persona. No era la primera vez que luchaba contra alguien así. En sus inicios, tuvo que luchar contra un semi gigante en uno de los cuarteles principales en uno de los blues. Esa pelea, y todo lo ocurrido, le valió su ingreso "permanente" a la Cipher Pol.
Al terminar de hacer un resumen mental sobre la misión, Alice levantó su mano buena y se concentró. No hubo gran cambio, pero la albina sabía muy bien lo que sucedió. Una especie de armadura invisible se había formado en su mano. La agente sonrío con satisfacción al ver que el busoshoku se le estaba dando mejor. Era una habilidad muy útil, realmente. Luego de ver como Misa y Xemnas lo usaban en Marineford, Alice supo que debía aprender eso. Haki era la manifestación de la voluntad de una persona, y gracias a su pasado, la albina tenía mucho de eso. No le extrañó que pudiese dominar las bases en tan solo un mes, aunque también pudiera haber sido que ya lo había despertado y ella ni cuenta se dio hasta que lo intentó.
– De todas formas, aun me falta para poder usar armamento – musitó para sí misma.
Alice suspiró y volvió a la misión. Giro despacio su cuello y se dirigió hacia la capitana. Estaban buscando a dos personas, por lo que usando sus poderes debía de ser sencillo localizarlo, sobre todo al gyojin. La albina suponía que debía de oler al mar o alguna otra cosa similar.
– Misa-chan, ¿uso mi akuma para intenta localizar sus olores? – preguntó. En caso de ser positiva la respuesta, la albina pasaría a su forma completa y empezaría a rastrear.
Mientras caminaban, la albina no consiguió sacar tema de conversación, por lo que su mente dejó volara hacia otros lugares, más concretamente la misión que debían llevar a cabo. Al parecer, debían capturar a un notable capitán pirata de nombre Jack el Destripador. Tenía ochenta millones por su cabeza, por lo que la albina intuía que debía ser fuerte. De todas formas, no era solo de él de quien debían preocuparse. El pirata estaba haciendo tratos con un revolucionario. Tenía cincuenta millones por su cabeza, además se trataba de un gyojin, raza que poseía mucha más fuerza que una persona. No era la primera vez que luchaba contra alguien así. En sus inicios, tuvo que luchar contra un semi gigante en uno de los cuarteles principales en uno de los blues. Esa pelea, y todo lo ocurrido, le valió su ingreso "permanente" a la Cipher Pol.
Al terminar de hacer un resumen mental sobre la misión, Alice levantó su mano buena y se concentró. No hubo gran cambio, pero la albina sabía muy bien lo que sucedió. Una especie de armadura invisible se había formado en su mano. La agente sonrío con satisfacción al ver que el busoshoku se le estaba dando mejor. Era una habilidad muy útil, realmente. Luego de ver como Misa y Xemnas lo usaban en Marineford, Alice supo que debía aprender eso. Haki era la manifestación de la voluntad de una persona, y gracias a su pasado, la albina tenía mucho de eso. No le extrañó que pudiese dominar las bases en tan solo un mes, aunque también pudiera haber sido que ya lo había despertado y ella ni cuenta se dio hasta que lo intentó.
– De todas formas, aun me falta para poder usar armamento – musitó para sí misma.
Alice suspiró y volvió a la misión. Giro despacio su cuello y se dirigió hacia la capitana. Estaban buscando a dos personas, por lo que usando sus poderes debía de ser sencillo localizarlo, sobre todo al gyojin. La albina suponía que debía de oler al mar o alguna otra cosa similar.
– Misa-chan, ¿uso mi akuma para intenta localizar sus olores? – preguntó. En caso de ser positiva la respuesta, la albina pasaría a su forma completa y empezaría a rastrear.
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– No, yo me ocuparé – le dijo mientras activaba su mantra. Podía usarlo en sesenta y siete metros a la redonda, así que podía percibir muchas presencias. – No gastes tus energías de forma innecesaria – su caminar era bastante tranquilo y casi parecía no importarle nada. – Supongo que si me dices aquello, no debes dominar el Kenbunshoku haki – ella lo había aprendido hace muy poco. Pero, se arrepentía de sobre manera de no obtenerlo antes. – Una explicación rápida y sencilla, te permite sentir presencias cercanas – sabía que los podía encontrar de esa forma. La presencia de sus enemigos iba a destacar de sobre manera. – No solo eso, te permite anticiparte a los ataques del rival – suspiró con calma y guardó silencio por unos segundos. – Quizá pueda mostrarte este poder en batalla.
La ciudad estaba tranquila. Dudaba mucho que los habitantes supieran que había dos tipos con altos wanted aquí mismo. ”Debemos ir con cuidado” – se recordaba cada cierto tiempo. La idea de tener que hacer sufrir a inocentes por una batalla donde no tenían nada que ver, no le agradaba. La isla era tal cual la describían, muchos canales, muchos sitios interesantes y casi parecía un ejemplo de paz al mundo. ”No es justo que se escondan aquí” – tenía cierto interés en saber qué tipo de tratos podían hacer entre ellos. Suspiró con calma y se estiró, estaba totalmente relajada y casi no parecía estar de misión. Cuando no se trataba de una lucha, pocas veces se portaba seria y con un carácter duro, cuando no… Solo era una dulce chica, amable y simpática con todo el mundo.
– Bueno, cuéntame algo de ti – le empezó a decir con un tono dulce y suave. – ¿Por qué te uniste al Gobierno Mundial? – tenía cierta curiosidad en saber sus razones. – ¿Cuál es tu sentido de justicia?
Mientras caminaban, iba viendo todo a su alrededor. Había varios lugares que, de no ser por la misión, los visitaría sin duda. Un cine, una tienda de ropa, una de recuerdos e incluso, una especie de galería del arte. ”Tienen de todo para poder vivir tranquilamente” – Misa caminaba por el borde de la calle, haciendo equilibrio para no caerse al agua. Sí, definitivamente, estaba muy relajada y confiada. Quizá era por el hecho de que, dado los últimos acontecimientos, sentía que era invencible. ”Después de esto, vendré aquí con Xemnas” – la sola idea de pasar un rato con el vicealmirante le hacían sonreír de forma agradable.
– Si quieres, no respondas – aclaró con calma. – Sé que puede ser un tema personal y no quiero que te sientas incómoda.
La ciudad estaba tranquila. Dudaba mucho que los habitantes supieran que había dos tipos con altos wanted aquí mismo. ”Debemos ir con cuidado” – se recordaba cada cierto tiempo. La idea de tener que hacer sufrir a inocentes por una batalla donde no tenían nada que ver, no le agradaba. La isla era tal cual la describían, muchos canales, muchos sitios interesantes y casi parecía un ejemplo de paz al mundo. ”No es justo que se escondan aquí” – tenía cierto interés en saber qué tipo de tratos podían hacer entre ellos. Suspiró con calma y se estiró, estaba totalmente relajada y casi no parecía estar de misión. Cuando no se trataba de una lucha, pocas veces se portaba seria y con un carácter duro, cuando no… Solo era una dulce chica, amable y simpática con todo el mundo.
– Bueno, cuéntame algo de ti – le empezó a decir con un tono dulce y suave. – ¿Por qué te uniste al Gobierno Mundial? – tenía cierta curiosidad en saber sus razones. – ¿Cuál es tu sentido de justicia?
Mientras caminaban, iba viendo todo a su alrededor. Había varios lugares que, de no ser por la misión, los visitaría sin duda. Un cine, una tienda de ropa, una de recuerdos e incluso, una especie de galería del arte. ”Tienen de todo para poder vivir tranquilamente” – Misa caminaba por el borde de la calle, haciendo equilibrio para no caerse al agua. Sí, definitivamente, estaba muy relajada y confiada. Quizá era por el hecho de que, dado los últimos acontecimientos, sentía que era invencible. ”Después de esto, vendré aquí con Xemnas” – la sola idea de pasar un rato con el vicealmirante le hacían sonreír de forma agradable.
– Si quieres, no respondas – aclaró con calma. – Sé que puede ser un tema personal y no quiero que te sientas incómoda.
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– Se usar ambos Hakis – se explicó la joven mientras caminaban a paso lento por la ciudad. – El Kenbunshoku no se me da del todo bien. Puedo usar la habilidad de predicción, pero no puedo detectar presencias con eso – concluyó la joven. Era molesto no poder detectar a las demás personas usando el haki de observación, pero al menos tenía su fruta para usarlo como una forma de reemplazo alternativa. De todas formas, su capacidad olfativo era increíble. Podía extenderse a metros de distancia, por lo que tampoco necesitaba usar mucho ese haki. El que si daba gracias por aprender, era el Busoshoku. Ella era fuerte físicamente, y al combinarlo con eso, provocaba resultados devastadores, o eso creía. Lo cierto era que, hasta ahora, no había usado el haki armadura en una pelea. Era de entenderse, viendo que la albina pocas veces entraba en peleas serias fuera de misión. Alice suspiró pesadamente y siguió caminando. Cuando tuviera tiempo, aprendería a dominar el otro tipo. Más por la capacidad de predicción que por detectar presencias.
En eso, mientras seguían caminando por las tranquilas calles, la joven escuchó la pregunta de la rubia. Pausó durante algunos segundos, pero luego prosiguió con su destino. Curioso, era la primera vez que le hacían esa pregunta. Varios recuerdos se formaron en su mente, tanto buenos como malos. Lo cierto era que, luego de ver a su padre, no tenía las ganas de unirse al gobierno. Ella quería lograr cosas importantes, pero en un principio el gobierno no era su primera opción. Incluso pensó en más de un ocasión unirse a la revolución, pero hubieron ciertas cosas que le impidieron. No le gustaba la violencia excesiva, y si bien sabía de sobra que la revolución tenía buenas intenciones (en su mayoría), no le gustaban los métodos que usaban para lograr sus cometidos. Simplemente, pensaba que la violencia no era la solución para arreglar todo lo que sucedía en este mundo.
– Digamos que estuve en el lugar equivocado, pero el momento indicado – empezó a decir luego de meditar por unos momentos en como responder. – Que me haya unido al gobierno fue mera coincidencia, aunque fue para mejor. Ahora simplemente quiero cambiar al gobierno desde dentro y abolir el sistema de nobles. Considero horrible la forma en como están separaras las clases sociales. Siendo un ex noble, se mejor que nadie la forma en como las clases bajas son tratadas – terminó de explicarse. Si, a final de cuentas ese era su objetivo ahora. Sería difícil cambiar la opinión de la gente, pero no imposible. Era lo único que podía hacer para honrar la memoria de su madre e Irene. – Mi sentido de la justicia es ese: proteger a lo que quiero ante todo e intentar cambiar el sistema desde dentro – concluyó Alice
En eso, mientras seguían caminando por las tranquilas calles, la joven escuchó la pregunta de la rubia. Pausó durante algunos segundos, pero luego prosiguió con su destino. Curioso, era la primera vez que le hacían esa pregunta. Varios recuerdos se formaron en su mente, tanto buenos como malos. Lo cierto era que, luego de ver a su padre, no tenía las ganas de unirse al gobierno. Ella quería lograr cosas importantes, pero en un principio el gobierno no era su primera opción. Incluso pensó en más de un ocasión unirse a la revolución, pero hubieron ciertas cosas que le impidieron. No le gustaba la violencia excesiva, y si bien sabía de sobra que la revolución tenía buenas intenciones (en su mayoría), no le gustaban los métodos que usaban para lograr sus cometidos. Simplemente, pensaba que la violencia no era la solución para arreglar todo lo que sucedía en este mundo.
– Digamos que estuve en el lugar equivocado, pero el momento indicado – empezó a decir luego de meditar por unos momentos en como responder. – Que me haya unido al gobierno fue mera coincidencia, aunque fue para mejor. Ahora simplemente quiero cambiar al gobierno desde dentro y abolir el sistema de nobles. Considero horrible la forma en como están separaras las clases sociales. Siendo un ex noble, se mejor que nadie la forma en como las clases bajas son tratadas – terminó de explicarse. Si, a final de cuentas ese era su objetivo ahora. Sería difícil cambiar la opinión de la gente, pero no imposible. Era lo único que podía hacer para honrar la memoria de su madre e Irene. – Mi sentido de la justicia es ese: proteger a lo que quiero ante todo e intentar cambiar el sistema desde dentro – concluyó Alice
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Misa siguió caminando, prestando cuidado de no caerse al agua. Escuchó a Alice y no pudo evitar sorprenderse ante su respuesta. Ella solo estaba en el Gobierno por azares del destino, pero, en palabras de ella, estuvo en el momento adecuado. Se sintió cómoda al escucharla, no parecía estar ocultando nada y tampoco que estuviera mintiendo. Su sentido de justicia fue lo que le sorprendió, quizá era un poco peligroso, pero era mucho mejor que el suyo. La capitana solo se dejaba llevar por su instinto y protegía todo aquello que consideraba correcto siguiendo su propio código. Era de la marina, sí; que debía respetar órdenes, también… Pero se daba ciertas libertades y cambiaba de ideas según lo veía bien. Puso sus dos manos detrás de su nuca, pocas personas estaban en el lugar y eso indicaba que sus hombres lo estaban haciendo bien. Le preocupaba el hecho de que no haber visto alguna bengala, después de todo, eso significaba que esos tipos seguían sin aparecer. ¿Dónde estarían escondidos?
– Eres una caja de sorpresas, Alice – le dijo con calma. – Aunque me tomaré la libertad de advertirte… Creo que las dos sabemos que buscas una utopía – se ganó frente a ella y la miró a los ojos, sin dejar de caminar. – Un sistema que ha perdurado tanto como es el Gobierno Mundial, no va a cambiar. Todo el mundo sabe que es algo defectuoso, que podría ser mil veces mejor si fuera algo más justo, pero… ¿Quién define lo qué es justo o no? – no esperaba que le respondiera, era más bien una pregunta retórica. – De todos modos, personas que piensan como tú me agradan. Quiero que me muestres si puedes cumplir o no con esta utopía. – Le dijo y volvió a caminar de forma normal.
Siguieron caminando por las calles de Water Seven. Suspiró con desgana y se colocó las manos detrás de la nuca. Se estaba aburriendo de jugar al gato y al ratón y ya estaba pensando en llamar la atención de alguna forma un poco… Brusca para hacerlos salir. Su mantra no detectaba presencias muy fuertes. ”¿Estarán realmente aquí?” – se dijo mientras se estiraba. Se detuvo de forma imprevista y sonrió de forma tranquila.
– Prepárate, Alice – le dijo mientras miraba como es que al frente dos presencias fuertes se acercaban. – Aquí vienen. Yo me encargaré del pirata, tú preocúpate del gyojin – llevó una mano a su bolsillo y disparó la bengala a la par que ellos dos se mostraban. – Hemos encontrado a los que buscamos. Todos dirigirse a la zona y estar atentos a cualquier cosa. – Informó por su den den mushi.
– Eres una caja de sorpresas, Alice – le dijo con calma. – Aunque me tomaré la libertad de advertirte… Creo que las dos sabemos que buscas una utopía – se ganó frente a ella y la miró a los ojos, sin dejar de caminar. – Un sistema que ha perdurado tanto como es el Gobierno Mundial, no va a cambiar. Todo el mundo sabe que es algo defectuoso, que podría ser mil veces mejor si fuera algo más justo, pero… ¿Quién define lo qué es justo o no? – no esperaba que le respondiera, era más bien una pregunta retórica. – De todos modos, personas que piensan como tú me agradan. Quiero que me muestres si puedes cumplir o no con esta utopía. – Le dijo y volvió a caminar de forma normal.
Siguieron caminando por las calles de Water Seven. Suspiró con desgana y se colocó las manos detrás de la nuca. Se estaba aburriendo de jugar al gato y al ratón y ya estaba pensando en llamar la atención de alguna forma un poco… Brusca para hacerlos salir. Su mantra no detectaba presencias muy fuertes. ”¿Estarán realmente aquí?” – se dijo mientras se estiraba. Se detuvo de forma imprevista y sonrió de forma tranquila.
– Prepárate, Alice – le dijo mientras miraba como es que al frente dos presencias fuertes se acercaban. – Aquí vienen. Yo me encargaré del pirata, tú preocúpate del gyojin – llevó una mano a su bolsillo y disparó la bengala a la par que ellos dos se mostraban. – Hemos encontrado a los que buscamos. Todos dirigirse a la zona y estar atentos a cualquier cosa. – Informó por su den den mushi.
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Alice escuchó las palabras de Misa e inconscientemente le dio la razón. Como su madre lo dijo en el pasado, era una utopía lo que buscaba... si es que eso lo era. Fue un sueño heredado, después de todo. Al contrario de otras personas, ella no luchaba por una causa propia. Quizá era por eso que era más débil y frágil que el resto de los agentes. Simplemente no tenía un motivo que le impulsara a ser más fuerte e intentar ponerse por sobre el resto de sus pares. Inconscientemente cerró sus puños y miró al suelo por algunos segundos. Quizá estaba destinada al fracaso y solo se hacía falsas ilusiones. Lorenz le dijo que, si seguía como ahora, era muy probable que terminara auto destruyéndose o siendo absorbida por el sistema gubernamental. Ambas opciones era un rotundo no para ella, por lo que... ¿Era mejor acaso si daba un paso al costado? No sería una gran perdida para la Cipher Pol, así que sería una opción válida.
En eso escuchó las palabras de Misa y asintió con calma, poniendo su "máscara" emocional firmemente en su rostro, sin mostrar nada de lo que sentía hace tan solo unos minutos. Había entrado en su modo serio, y eso quedó muy bien demostrado. Alice cerró sus ojos y empezó a olisquear el ambiente. Al pirata no lo podía sentir, pero el Gyojin era una historia distinta. Desprendía un aroma intenso a mar y por como se veían las cosas... Estarían aquí pronto. Antes que hicieran acto de presencia, Misa disparó una bengala al aire, informándole al resto de los marines de su posición. Ahora, la cosa sería si podrían derrotarlos por ellas mismas, o deberían recurrir a ayudas. La albina sabía muy bien que la rubia no tendría problema alguno con su contrincante, pero ella... Tendría que dar lo máximo. Un gyojin era muy superior en fuerza a un humano, después de todo.
– Miren que tenemos aquí. Dos marines intentando atraparnos... Y humano, además – dijo con desprecio el pez.
Alice no dijo nada, tan solo frunció el ceño y clavó su mirada en su oponente. Ni se molestó en corregirlo, diciendo que ella no era marine. El CP era un grupo secreto, después de todo. Antes que pudiera seguir pensando, el gyojin se abalanzó hacia Misa. La agente entrecerró sus ojos y puso sus brazos en forma de cruz, al tiempo que los imbuía en Busoshoku. Cruzó la distancia y se interpuso entre los dos, recibiendo el golpe de lleno. Gracias a su haki, sin embargo, no recibió mayores daños.
– Lo lamento, pero yo seré tu oponente – dijo seriamente la albina.
Antes que el revolucionario pudiera responder, Alice levantó su pierna y lanzó una patada horizontal hacia el rostro de su oponente. Su fuerza fue lo suficiente para impulsarlo unos metros más al lado. La agente miró rápidamente a la rubia y se retiró de allí para ir contra el gyojin, dejándola sola en contra del otro. Dividir y conquistar... Un lema viejo, pero que seguía sirviendo pese a todo.
En eso escuchó las palabras de Misa y asintió con calma, poniendo su "máscara" emocional firmemente en su rostro, sin mostrar nada de lo que sentía hace tan solo unos minutos. Había entrado en su modo serio, y eso quedó muy bien demostrado. Alice cerró sus ojos y empezó a olisquear el ambiente. Al pirata no lo podía sentir, pero el Gyojin era una historia distinta. Desprendía un aroma intenso a mar y por como se veían las cosas... Estarían aquí pronto. Antes que hicieran acto de presencia, Misa disparó una bengala al aire, informándole al resto de los marines de su posición. Ahora, la cosa sería si podrían derrotarlos por ellas mismas, o deberían recurrir a ayudas. La albina sabía muy bien que la rubia no tendría problema alguno con su contrincante, pero ella... Tendría que dar lo máximo. Un gyojin era muy superior en fuerza a un humano, después de todo.
– Miren que tenemos aquí. Dos marines intentando atraparnos... Y humano, además – dijo con desprecio el pez.
Alice no dijo nada, tan solo frunció el ceño y clavó su mirada en su oponente. Ni se molestó en corregirlo, diciendo que ella no era marine. El CP era un grupo secreto, después de todo. Antes que pudiera seguir pensando, el gyojin se abalanzó hacia Misa. La agente entrecerró sus ojos y puso sus brazos en forma de cruz, al tiempo que los imbuía en Busoshoku. Cruzó la distancia y se interpuso entre los dos, recibiendo el golpe de lleno. Gracias a su haki, sin embargo, no recibió mayores daños.
– Lo lamento, pero yo seré tu oponente – dijo seriamente la albina.
Antes que el revolucionario pudiera responder, Alice levantó su pierna y lanzó una patada horizontal hacia el rostro de su oponente. Su fuerza fue lo suficiente para impulsarlo unos metros más al lado. La agente miró rápidamente a la rubia y se retiró de allí para ir contra el gyojin, dejándola sola en contra del otro. Dividir y conquistar... Un lema viejo, pero que seguía sirviendo pese a todo.
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Los dos no tardaron en hacer acto de presencia. No había obtenido respuesta de Alice, pero no lo importaba, después de todo, no esperaba ninguna. Suspiró con calma y notó como es que la albina se tornaba seria, el cambio era demasiado notorio como para no darse cuenta. ”Supongo que todos tienen esa faceta cuando luchan” – se encogió de hombros y prestó atención a sus nuevos enemigos. No pudo evitar contener una risa suave ante el comentario del Gyojin, pero le impresionó que la reconocieran. No le dio importancia, sabía que la información de la marina era un tanto pública y que los rangos más alto, eran conocidos por todos. Observó como este la intentaba atacar, pero Alice se interpuso entre él y ella, bloqueando su ataque. Luego, lo alejó y la dejo a solas con su rival.
– ¿No estás preocupada de ella? – Le preguntó Jack con una sonrisa siniestra.
– Si lo estuviera, no la hubiera traído conmigo, ¿no crees? – le respondió mientras se hacía crujir los nudillos y el cuello. – Tú deberías preocuparte de tu compañero, pero… Supongo que no lo harás porque no te interesa, ¿verdad? De hecho – tomó una leve pausa. – Estoy segura que solo te interesa derrotarme y hacerte un nombre más famoso, ¿no? – se encogió de hombros y sonrió. – Jack, el infame pirata que venció a una capitana de la marine. Suena bonito… Pero no pasará. Tú no puedes derrotarme.
– Es un honor que hayan enviado a alguien como tú para capturarme. Te derrotaré y seguiré con mi camino. Capitana Amane Misa.
– Ven e inténtalo.
Jack no tardó en lanzarse al ataque. Misa lo observó con calma, su mantra le indicaba como es que planeaba atacarla. ”Buen momento para probar eso” – pensó. El pirata no tardó mucho en llegar a donde ella, pero… Antes de lanzar su ataque, la capitana generó una poderosa barrera de su haki y este se estrelló en ella. Sonrió con suficiencia y notó que funcionaba bastante bien. El golpe había sido repelido y ella ni siquiera se había movido de su lugar. Su rival, como era esperable, no tardó en levantarse y la miró con cierta confusión… Normal, no sabía cómo es que lo había hecho. La capitana colocó sus manos detrás de la espalda y se fijó un poco más en él. Era… Bastante rudo, al menos, en apariencia. En su rostro, como mostraba su cartel, se veía una cicatriz que le recorría, en diagonal, toda la cara. Su haki le advirtió de las intenciones de él y ella solo esquivaba cada ataque con facilidad. Finalmente, interceptó su puño y lo atrapó con su mano.
– ¿Es todo? Vamos… Al menos, haz que me esfuerce. – Le dijo con un tono aburrido.
Apretó con fuerza su puño y sintió como es que le rompía los huesos de sus manos. Un alarido de dolor salió de su rival y ella se alejó. ”Ni siquiera será necesario usar mis píldoras. Menudo desperdicio de tiempo” – el pirata la miró enfurecida, pero a ella no le importaba. De reojo, iba mirando la pelea de su compañera y estaba lista para intervenir por si pasaba algo. Ese Gyojin podría traerle más problemas de los deseados, así que estaba preparada para acabar todo esto.
– ¿No estás preocupada de ella? – Le preguntó Jack con una sonrisa siniestra.
– Si lo estuviera, no la hubiera traído conmigo, ¿no crees? – le respondió mientras se hacía crujir los nudillos y el cuello. – Tú deberías preocuparte de tu compañero, pero… Supongo que no lo harás porque no te interesa, ¿verdad? De hecho – tomó una leve pausa. – Estoy segura que solo te interesa derrotarme y hacerte un nombre más famoso, ¿no? – se encogió de hombros y sonrió. – Jack, el infame pirata que venció a una capitana de la marine. Suena bonito… Pero no pasará. Tú no puedes derrotarme.
– Es un honor que hayan enviado a alguien como tú para capturarme. Te derrotaré y seguiré con mi camino. Capitana Amane Misa.
– Ven e inténtalo.
Jack no tardó en lanzarse al ataque. Misa lo observó con calma, su mantra le indicaba como es que planeaba atacarla. ”Buen momento para probar eso” – pensó. El pirata no tardó mucho en llegar a donde ella, pero… Antes de lanzar su ataque, la capitana generó una poderosa barrera de su haki y este se estrelló en ella. Sonrió con suficiencia y notó que funcionaba bastante bien. El golpe había sido repelido y ella ni siquiera se había movido de su lugar. Su rival, como era esperable, no tardó en levantarse y la miró con cierta confusión… Normal, no sabía cómo es que lo había hecho. La capitana colocó sus manos detrás de la espalda y se fijó un poco más en él. Era… Bastante rudo, al menos, en apariencia. En su rostro, como mostraba su cartel, se veía una cicatriz que le recorría, en diagonal, toda la cara. Su haki le advirtió de las intenciones de él y ella solo esquivaba cada ataque con facilidad. Finalmente, interceptó su puño y lo atrapó con su mano.
– ¿Es todo? Vamos… Al menos, haz que me esfuerce. – Le dijo con un tono aburrido.
Apretó con fuerza su puño y sintió como es que le rompía los huesos de sus manos. Un alarido de dolor salió de su rival y ella se alejó. ”Ni siquiera será necesario usar mis píldoras. Menudo desperdicio de tiempo” – el pirata la miró enfurecida, pero a ella no le importaba. De reojo, iba mirando la pelea de su compañera y estaba lista para intervenir por si pasaba algo. Ese Gyojin podría traerle más problemas de los deseados, así que estaba preparada para acabar todo esto.
Alice Branwen
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Alice frunció el ceño mientras esquivaba con habilidad los golpes del Gyojin. Sabía de sobra que la fuerza natural de su especie era superior a la suya propia... cuando se encontraba en estado base, eso sí. Quizá podría superarlo si usaba una de sus formas, pero la albina no creía que llegaría a eso. El gyojin era lento, o tal vez ella era mucho más rápida que el pescado andante. Aquello era un dato curioso. Las otras dos personas con las que había peleado, Xemnas y el rinoceronte, eran igual de lentos, aunque el rubio tenía sus propios trucos bajo la manga. Su fuerza, técnica y armadura de Kairo, compensaban su falta de velocidad. Literalmente era un tanque que podía resistir cualquier cosa que le tiraran encima, y eso que no contaba el uso del Busoshoku. Realmente el vicealmirante era una fortaleza andante, y eso era lo que le hacía alguien de temer, sobre todo con los usuarios de frutas. Solo con tocarlo con alguna parte del cuerpo a descubierto, era una sentencia de derrota.
– Sabes que con esa velocidad nunca me alcanzarás, ¿no? – comentó la albina mientras esquivaba otra seguidilla de golpes del gyojin.
Este frunció el ceño al escuchar el comentario de la agente, pero no hizo gesto alguno de querer hablar. Alice ladeó su cabeza y se encogió de hombros. Supuso que el pez no quería rebajarse al nivel de un simple humano, e incluso hablar con alguien de su especie era una ofensa. Por algunos segundos, algo de tristeza se pudo apreciar en aquellos ojos azules. El racismo era un tema muy delicado para ella, puesto que lo había visto y sufrido en carne y hueso. No era bonito, pero lamentablemente así era el mundo. El más fuerte y adinerado sobrevivía, mientras que el pobre y débil era usado como carne de cañón. Inconscientemente apretó sus puños y chasqueó su lengua.
– No, no debo pensar en eso en medio de una misión – se dijo Alice para sí misma.
La albina arqueó una ceja al ver que el Gyojin cesaba con su ráfaga de puñetazos. ¿Qué tramaba ahora? Su respuesta vino rápidamente en forma de una esfera de agua. Alice abrió sus ojos de par en par y pudo esquivarlo a tiempo usando el Soru. Por supuesto, había olvidado la especialidad de los tritones. Además de su fuerza superior, tenían la habilidad para usar agua salada en sus ataques. Eran malas noticias para ella, puesto que sufriría los efectos secundarios por ser usuario si es que le daba.
– No tengo otra que terminar con eso rápidamente –
Sacó sus tantos, pero los mantuvo guardado dentro de sus fundas. Usar el filo de su acero sería un último recurso, además con solo usar haki en las armas bastaba. Usando el Soru, la albina rápidamente se traslado hacia donde se encontraba el triton antes que este pudiera volver a usar un ataque de agua. Golpeó varias veces su cuerpo con los tantos enfundados. Cuando terminó, la albina se alejó para ver el resultado. El Gyojin se encontraba jadeando, y tenía una rodilla clavada en el piso. Al parecer su ataque había sido eficaz y solo quedaba ver si se rendía o seguía con esta pelea innecesaria.
– Sabes que con esa velocidad nunca me alcanzarás, ¿no? – comentó la albina mientras esquivaba otra seguidilla de golpes del gyojin.
Este frunció el ceño al escuchar el comentario de la agente, pero no hizo gesto alguno de querer hablar. Alice ladeó su cabeza y se encogió de hombros. Supuso que el pez no quería rebajarse al nivel de un simple humano, e incluso hablar con alguien de su especie era una ofensa. Por algunos segundos, algo de tristeza se pudo apreciar en aquellos ojos azules. El racismo era un tema muy delicado para ella, puesto que lo había visto y sufrido en carne y hueso. No era bonito, pero lamentablemente así era el mundo. El más fuerte y adinerado sobrevivía, mientras que el pobre y débil era usado como carne de cañón. Inconscientemente apretó sus puños y chasqueó su lengua.
– No, no debo pensar en eso en medio de una misión – se dijo Alice para sí misma.
La albina arqueó una ceja al ver que el Gyojin cesaba con su ráfaga de puñetazos. ¿Qué tramaba ahora? Su respuesta vino rápidamente en forma de una esfera de agua. Alice abrió sus ojos de par en par y pudo esquivarlo a tiempo usando el Soru. Por supuesto, había olvidado la especialidad de los tritones. Además de su fuerza superior, tenían la habilidad para usar agua salada en sus ataques. Eran malas noticias para ella, puesto que sufriría los efectos secundarios por ser usuario si es que le daba.
– No tengo otra que terminar con eso rápidamente –
Sacó sus tantos, pero los mantuvo guardado dentro de sus fundas. Usar el filo de su acero sería un último recurso, además con solo usar haki en las armas bastaba. Usando el Soru, la albina rápidamente se traslado hacia donde se encontraba el triton antes que este pudiera volver a usar un ataque de agua. Golpeó varias veces su cuerpo con los tantos enfundados. Cuando terminó, la albina se alejó para ver el resultado. El Gyojin se encontraba jadeando, y tenía una rodilla clavada en el piso. Al parecer su ataque había sido eficaz y solo quedaba ver si se rendía o seguía con esta pelea innecesaria.
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Se preguntó qué haría su rival con una mano rota. Incluso, llegó a hacerse la idea de que se iba a rendir, pero bien sabía que eso era algo estúpido. Según el informe, era un tipo arrogante, egocéntrico y despiadado… Si se rindiera solo por tener una mano quebrada, sería bastante sencillo y aburrido. ¿Es que acaso ella se había vuelto muy fuerte? ¿Tan fuerte como para hacerle frente a un tipo de cien millones sin necesidad de usar sus píldoras o técnicas? Quizá ya era hora de pensar en un ascenso o algo, para que le asignaran tipos que de verdad la hicieran disfrutar de una pelea. ”¿Acaso las peleas con Xemnas incrementaron mi poder sin darme cuenta?” – dejó de pensar en ello y se concentró en su rival. ¿Qué haría ahora?
– ¿Sabes algo, Jack? Solo me estoy encargando de ti por tu recompensa, pero veo que mi juicio se equivocó. La marina debería ser más… Sensata al dar un wanted así – empezó a decir de forma totalmente desinteresada. – Quizá, incluso, me equivoque en traer a Alice conmigo. Seguramente yo sea suficiente como para vencer a los dos sin ningún esfuerzo. ¿Qué piensas, Jack? – Le dijo con una sonrisa inocente en su rostro. De verdad que estaba pensando en eso mientras veía a su enemigo. Su tono era bastante relajado y natural.
– Que eres una perra egocéntrica y arrogante. ¿En serio crees que podrías derrotarnos a nosotros dos? Te pondré en tu lugar y colgaré tu cabeza en mi habitación. – Le respondió con notorio enfado.
– Entonces haz que me esfuerce. No es que seas realmente fuerte. – Le dijo, fingiendo un bostezo.
El pirata no tardó en volver a lanzarse al ataque, pero ya había caído en la trampa de la capitana. Había perdido la cabeza y se había dejado llevar por sus emociones. No tenía pensado alargar mucho el combate, así estaría lista para ayudar a Alice si ese fuera el caso. ¿De verdad lo necesitaría? Creía que no, después de todo, no había mucha diferencia de poder entre los dos. Esquivó el puñetazo de su enemigo, agarró el brazo de su enemigo y, aplicando una llave, lo elevó por los cielos e hizo que se estrellara ante el suelo. El sonido fue fuerte e incluso se hizo un agujero con su cuerpo al momento de impactar el cuerpo de Jack en este. Se alejó dando unos tres pasos y suspiró. Había notado como el pirata escupió sangre por la boca. ¿Cuánto más duraría la pelea?
– Si te rindes y entregas ahora, evitarás mucho más dolor. – Le dijo mientras se estiraba.
– Prefiero morir que rendirme – le respondió él mientras se levantaba del suelo. – Yo que tú no me confiaría tanto. Quién sabe las vueltas de la vida y de un combate.
– Que así sea. – Le dijo con una sonrisa.
– ¿Sabes algo, Jack? Solo me estoy encargando de ti por tu recompensa, pero veo que mi juicio se equivocó. La marina debería ser más… Sensata al dar un wanted así – empezó a decir de forma totalmente desinteresada. – Quizá, incluso, me equivoque en traer a Alice conmigo. Seguramente yo sea suficiente como para vencer a los dos sin ningún esfuerzo. ¿Qué piensas, Jack? – Le dijo con una sonrisa inocente en su rostro. De verdad que estaba pensando en eso mientras veía a su enemigo. Su tono era bastante relajado y natural.
– Que eres una perra egocéntrica y arrogante. ¿En serio crees que podrías derrotarnos a nosotros dos? Te pondré en tu lugar y colgaré tu cabeza en mi habitación. – Le respondió con notorio enfado.
– Entonces haz que me esfuerce. No es que seas realmente fuerte. – Le dijo, fingiendo un bostezo.
El pirata no tardó en volver a lanzarse al ataque, pero ya había caído en la trampa de la capitana. Había perdido la cabeza y se había dejado llevar por sus emociones. No tenía pensado alargar mucho el combate, así estaría lista para ayudar a Alice si ese fuera el caso. ¿De verdad lo necesitaría? Creía que no, después de todo, no había mucha diferencia de poder entre los dos. Esquivó el puñetazo de su enemigo, agarró el brazo de su enemigo y, aplicando una llave, lo elevó por los cielos e hizo que se estrellara ante el suelo. El sonido fue fuerte e incluso se hizo un agujero con su cuerpo al momento de impactar el cuerpo de Jack en este. Se alejó dando unos tres pasos y suspiró. Había notado como el pirata escupió sangre por la boca. ¿Cuánto más duraría la pelea?
– Si te rindes y entregas ahora, evitarás mucho más dolor. – Le dijo mientras se estiraba.
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