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Cuando el barco llegó al fin a puerto, Kai suspiró con pesadez, y pensó en ir a su camarote a hacerse el dormido o esconderse en la bodega. En aquel momento estaba sentado sobre el castillo de popa, descansando. ¿Descansando de qué, podría preguntarse un observador casual? De la siesta de después de la comida, por supuesto. Sus compañeros de Kiritsu le habían pegado algunas manías un poco malas, y si no fuese por su costumbre de entrenar todos los días, se pasaría haciendo el vago todo el tiempo que no estuviera trabajando. Y la verdad era que Kai adoraba su trabajo, es decir, cuando consistía en liarse a mamporros contra piratas y delincuentes varios. Pero la tarea que le tocaba hoy era de todo menos grata. Tenía que hacer una inspección al cuartel general del South Blue, pasar revista a las tropas y esas cosas. ¿Por qué le asignaban tareas tan aburridas? ¿No aprovecharía mejor su tiempo en el Nuevo Mundo siguiéndole la pista a Émile?
- Menudo asco... en fin, si logro escaquearme siempre puedo irme a una taberna a beber una cerveza o dos.
Con un suspiro, se incorporó y comenzó a estirarse para despertar del todo para desentumecerse los músculos. Bien, cuanto antes empezara, antes encontraría un momento para largarse. Se estaba acercando a la rampa, cuando de repente escuchó una voz tras él llamándole.
- ¡Kai-san! ¡Su maletín!
Uno de los oficiales de abordo se le acercó, tendiéndoselo. El Vicealmirante maldijo para sus adentros. ¿Por qué tenía tan mala suerte? Si no lo llevase contigo hubiese podido usar la excusa de habérselo olvidado en el barco. Con una mirada de felicidad tan forzada y falsa que el sargento se puso a temblar, Kai dijo:
- ¡Muchas gracias, sargento! ¡Le debo una!
Le dio efusivamente una palmada en el hombro con tanta fuerza que la madera bajo el marine cedió, y este quedó atascado en la cubierta, con medio cuerpo al aire y la otra mitad bajo esta. Silbando alegremente, Kai comenzó a bajar a puerto, mientras echaba mano a su pitillera para sacar un cigarro. Al llegar al puerto se quedó parado junto al navío, observando la base naval. Con sus más de dos metros de altura, su marcada musculatura y su extravagante manera de vestir llamaban la atención de los operarios y marines cercanos, que lo miraban con curiosidad. Llevaba la gabardina de Vicealmirante por los hombros sin nada por debajo, mitones de cuero negro, gafas de sol redondas, unos ajustados pantalones negros y botines del mismo color.
- Ahora... - comentó para sí, encendiendo el tabaco generando una llama en su dedo - Dijeron que me asignarían un recluta como guía. ¿Dónde diablos estará? Si no aparece, al menos tendré una excusa para largarme. Diré que me he perdido - dijo para sí, con una sonrisa traviesa.
- Menudo asco... en fin, si logro escaquearme siempre puedo irme a una taberna a beber una cerveza o dos.
Con un suspiro, se incorporó y comenzó a estirarse para despertar del todo para desentumecerse los músculos. Bien, cuanto antes empezara, antes encontraría un momento para largarse. Se estaba acercando a la rampa, cuando de repente escuchó una voz tras él llamándole.
- ¡Kai-san! ¡Su maletín!
Uno de los oficiales de abordo se le acercó, tendiéndoselo. El Vicealmirante maldijo para sus adentros. ¿Por qué tenía tan mala suerte? Si no lo llevase contigo hubiese podido usar la excusa de habérselo olvidado en el barco. Con una mirada de felicidad tan forzada y falsa que el sargento se puso a temblar, Kai dijo:
- ¡Muchas gracias, sargento! ¡Le debo una!
Le dio efusivamente una palmada en el hombro con tanta fuerza que la madera bajo el marine cedió, y este quedó atascado en la cubierta, con medio cuerpo al aire y la otra mitad bajo esta. Silbando alegremente, Kai comenzó a bajar a puerto, mientras echaba mano a su pitillera para sacar un cigarro. Al llegar al puerto se quedó parado junto al navío, observando la base naval. Con sus más de dos metros de altura, su marcada musculatura y su extravagante manera de vestir llamaban la atención de los operarios y marines cercanos, que lo miraban con curiosidad. Llevaba la gabardina de Vicealmirante por los hombros sin nada por debajo, mitones de cuero negro, gafas de sol redondas, unos ajustados pantalones negros y botines del mismo color.
- Ahora... - comentó para sí, encendiendo el tabaco generando una llama en su dedo - Dijeron que me asignarían un recluta como guía. ¿Dónde diablos estará? Si no aparece, al menos tendré una excusa para largarme. Diré que me he perdido - dijo para sí, con una sonrisa traviesa.
Hana Omoe
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Hana se rasco la cabeza suavemente mientras llevaba unos papeles en las manos, suspiro pesadamente pensando en lo que le acaba de suceder mientras se diría a los amarraderos de la base. En los documentos salia con un gran y pomposo titulo "Horarios para la revisión de la Base". Esta era la primera vez que vivía esa situación pero al parecer cada seis meses se desplazaba hasta la zona alguien importante de la marina se acercaba a revisar la base debido a que hace muchos años hubo muchos irregularidades en la zona.
Irónicamente Hana sabia que esas irregularidades eran ciertas, después de varios recortes en los presupuestos de la marina en el South Blue, algunas de las funciones de la base habían reducido la eficacia, no es que hubiera gente corrupta, si no que simplemente no había presupuesto suficiente. Debido a eso cuando llegaban las fechas de la visita regular, toda la base entraba en caos y se comenzaban a hacer reparaciones de emergencia y otras labores de la misma naturaleza. Por ultimo, a cada miembro de la base se le entregaba un escrito normalmente de una hoja donde le indicaba sus horarios estrictos durante ese día si no quería ser castigado por cargos de conducta indisciplinaría.
Hana no era excepción, de hecho al recluta le habia tocado el peor de todos los trabajos, ser el guía del alto cargo. No tenia muy claro por que le tocaba a el, de hecho si ahora que lo pensaba. La semana pasada en la cocina había habido un accidente con confundir sal con azucar a la hora de cocinar el pastel favorito del jefe de la base y le habían culpado a el. Volvió a mirar el documento y fue pasando paginas, el horario estaba preparado casi minuto a minuto... En la ultima pagina encontró una anotación que parecía escrita que decía "Si consigues evitar que visite la base, aun mejor" claro que eso era bastante imposible.
El joven chasqueo la lengua, por primera vez en su vida algo molesto "A ver como me lo monto" con el horario en mano llego finalmente al amarradero y comenzó a buscar aun algo distraído cuando de repente se dio cuenta de que había un muro delante suyo... Aun que instantes después se dio cuenta que el muro en realidad era una persona que estaba hablando.
El recluta levanto la cabeza hasta casi escuchar el crujir de su cuello, con una altura de metro y medio se sentía una hormiga frente al enorme hombre de mas de dos metros. Hana iba vestido con un uniforme a rallas azules y blancas, pantalones que le llegaban hasta las espinillas y botas altas.
Después escucho al hombre decir que estaba esperando a un guía... Entonces debía ser el que venia ha hacer la inspección, por desgracia Hana estaba tan cerca que no podía ver bien las conmemoraciones que tenia y no podía deducir bien su rango, pero aun así le llamo la atención.
"Perdone" Dijo con su voz blanca de un niño que aun no ha llegado a ser hombre o la de una mujer algo grave "Yo soy su guia señor" Después se tenso y hizo el saludo militar.
Irónicamente Hana sabia que esas irregularidades eran ciertas, después de varios recortes en los presupuestos de la marina en el South Blue, algunas de las funciones de la base habían reducido la eficacia, no es que hubiera gente corrupta, si no que simplemente no había presupuesto suficiente. Debido a eso cuando llegaban las fechas de la visita regular, toda la base entraba en caos y se comenzaban a hacer reparaciones de emergencia y otras labores de la misma naturaleza. Por ultimo, a cada miembro de la base se le entregaba un escrito normalmente de una hoja donde le indicaba sus horarios estrictos durante ese día si no quería ser castigado por cargos de conducta indisciplinaría.
Hana no era excepción, de hecho al recluta le habia tocado el peor de todos los trabajos, ser el guía del alto cargo. No tenia muy claro por que le tocaba a el, de hecho si ahora que lo pensaba. La semana pasada en la cocina había habido un accidente con confundir sal con azucar a la hora de cocinar el pastel favorito del jefe de la base y le habían culpado a el. Volvió a mirar el documento y fue pasando paginas, el horario estaba preparado casi minuto a minuto... En la ultima pagina encontró una anotación que parecía escrita que decía "Si consigues evitar que visite la base, aun mejor" claro que eso era bastante imposible.
El joven chasqueo la lengua, por primera vez en su vida algo molesto "A ver como me lo monto" con el horario en mano llego finalmente al amarradero y comenzó a buscar aun algo distraído cuando de repente se dio cuenta de que había un muro delante suyo... Aun que instantes después se dio cuenta que el muro en realidad era una persona que estaba hablando.
El recluta levanto la cabeza hasta casi escuchar el crujir de su cuello, con una altura de metro y medio se sentía una hormiga frente al enorme hombre de mas de dos metros. Hana iba vestido con un uniforme a rallas azules y blancas, pantalones que le llegaban hasta las espinillas y botas altas.
Después escucho al hombre decir que estaba esperando a un guía... Entonces debía ser el que venia ha hacer la inspección, por desgracia Hana estaba tan cerca que no podía ver bien las conmemoraciones que tenia y no podía deducir bien su rango, pero aun así le llamo la atención.
"Perdone" Dijo con su voz blanca de un niño que aun no ha llegado a ser hombre o la de una mujer algo grave "Yo soy su guia señor" Después se tenso y hizo el saludo militar.
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¿En serio? ¿Aquel día sólo iba a ir a peor o qué? Al escuchar la suave voz, el moreno no pudo contener un suspiro de pura exasperación. Al final iban a lograr dejarle sin su cerveza y todo. Y ay del pobre diablo que se interpusiera entre él y su cerveza... pues tendría que vérselas con él, y un Kai enfadado y sediento no era un espectáculo agradable. Se tragó su frustración junto con una larguísima calada a su cigarro, en la que cerca de una cuarta parte de este se consumió, tras lo que comenzó a echar humo como si fuese una chimenea de una fábrica. Entonces comenzó a mirar a su alrededor buscando la procedencia de la voz, sin éxito. ¿Qué narices? ¿Se habría largado acobardado por su mal humor? Joé, al fin un golpe de suert... "Espera, ¿qué es esta especie de champiñón blanco?" Arqueando una ceja, bajó la mirada y vio a un chico con pinta de ser bastante joven (y bastante bajito) junto a él.
- ¡Coño Arthur! ¿Ahora te dedicas a disfrazarte? - exclamó, sorprendido - Espera...
Una segunda visual le hizo darse cuenta de que aquel chico no era Arthur. Definitivamente era tan bajito como él, pero claro, bien pensado era cuestión de tiempo que descubriesen a alguien de su raza, ¿no? "¡Sabía que Arthur no era humano! Tanta mala hostia contenida en tan poco espacio no puede ser natural." Se agachó un poco para examinar de cerca al recluta, sin darse cuenta de que lo había hecho "demasiado." Kai era demasiado despistado, llegando en ocasiones a extremos como olvidarse de lo de respetar un cierto espacio personal para no hacerse sentir incómodo a nadie... como era aquel caso. Estaba de cuclillas frente a él, tan cerca que pocos centímetros separaban su rostro. El Vicealmirante se limitaba a tirarse de la barba mientras asentía para sí mismo. Finalmente, como prueba definitiva, alzó la mano para tirarle de la mejilla.
- Sí, definitivamente no eres Arthur. Él me hubiese arrancado la mano nada más la hubiera levantado. Disculpa por la confusión - soltó, con una carcajada.
Al fijarse bien en su rostro, se dio cuenta de que era bastante mono. De hecho era un tanto andrógino de más, pero era muy guapo igual. Se parecía demasiado a una mujer... ¿cómo podía...? Confuso, Kai se levantó de golpe y se dio media vuelta, colorado y con los brazos cruzados como un niño enfurruñado. Sólo que uno de más de dos metros y con la fuerza de un monstruo. "Cálmate... es normal que te atraiga, ¿no? Pero joder, si es casi un crío, un adolescente. Y está ese confuso aspecto suyo, ¿me gustarán en realidad...?" Aun más molesto por el que le hiciera dudar de su sexualidad, dio un fuerte pisotón en el suelo, agrietándolo, y se puso más colorado. Y aun encima tendría que estar con él durante toda la visita... ahora sí que necesitaba una cerveza. O diez.
- ¡No hay tiempo que perder, guía-san! - dijo, sin girarse y comenzando a avanzar él - Tenemos mucha base por besar, digo, revisar.
- ¡Coño Arthur! ¿Ahora te dedicas a disfrazarte? - exclamó, sorprendido - Espera...
Una segunda visual le hizo darse cuenta de que aquel chico no era Arthur. Definitivamente era tan bajito como él, pero claro, bien pensado era cuestión de tiempo que descubriesen a alguien de su raza, ¿no? "¡Sabía que Arthur no era humano! Tanta mala hostia contenida en tan poco espacio no puede ser natural." Se agachó un poco para examinar de cerca al recluta, sin darse cuenta de que lo había hecho "demasiado." Kai era demasiado despistado, llegando en ocasiones a extremos como olvidarse de lo de respetar un cierto espacio personal para no hacerse sentir incómodo a nadie... como era aquel caso. Estaba de cuclillas frente a él, tan cerca que pocos centímetros separaban su rostro. El Vicealmirante se limitaba a tirarse de la barba mientras asentía para sí mismo. Finalmente, como prueba definitiva, alzó la mano para tirarle de la mejilla.
- Sí, definitivamente no eres Arthur. Él me hubiese arrancado la mano nada más la hubiera levantado. Disculpa por la confusión - soltó, con una carcajada.
Al fijarse bien en su rostro, se dio cuenta de que era bastante mono. De hecho era un tanto andrógino de más, pero era muy guapo igual. Se parecía demasiado a una mujer... ¿cómo podía...? Confuso, Kai se levantó de golpe y se dio media vuelta, colorado y con los brazos cruzados como un niño enfurruñado. Sólo que uno de más de dos metros y con la fuerza de un monstruo. "Cálmate... es normal que te atraiga, ¿no? Pero joder, si es casi un crío, un adolescente. Y está ese confuso aspecto suyo, ¿me gustarán en realidad...?" Aun más molesto por el que le hiciera dudar de su sexualidad, dio un fuerte pisotón en el suelo, agrietándolo, y se puso más colorado. Y aun encima tendría que estar con él durante toda la visita... ahora sí que necesitaba una cerveza. O diez.
- ¡No hay tiempo que perder, guía-san! - dijo, sin girarse y comenzando a avanzar él - Tenemos mucha base por besar, digo, revisar.
Hana Omoe
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(Me irrita... Me irrita mucho...) Ese fue el primer y mas sincero pensamiento que paso por la mente de Hana. El recluta normalmente era una persona calmada y bastante agradable pero por algún motivo ese hombre... Primero de todo hacia falta destacar que Hana no se había sentido nada intimidado o 'avergonzado' por la invasión de su espacio personal. Aun que en la actualidad la gente tendía a tratarlo con bastante delicadeza mas debido a su aspecto femenino que como muestra de respesto en el pasado habia estado mas que acostumbrado a no tener ningún tipo de espacio personal así que no le molesto.
Pero Hana podía notar la aptitud de aquel hombre y eso le había hecho sentir de forma violenta de una manera que ni el sabia entender y aun que eso en el fondo fuera algo malo teniendo en cuenta que tenia que guiarlo por la base marine y era su superior, a la vez le permitió dejar atrás los nervios para poder pensar de una forma mas ordenada.
Hana tomo aire con la nariz y exhalo por la boca, levanto la mirada algo mas cortante que de costumbre, pero debido a su aspecto cualquier capacidad de intimidación se vio reducida a nada.
"Encantado" Le tendió primero la mano alejándose un par de pasos hacia atrás "Mi nombre es Hana Omoe y seré su guía durante su estancia en la base, por desgracia y con las prisas no me han podido informar con quien tendría el placer de hablar y guiar... Ademas que me gustaría conocer sus preferencias personales o cuales son sus planes a la hora de revisar la base" Dijo Hana bastante seriote hasta el punto que le hacia parecer adorable, mas como si pretendiera hacerse pasar por un adulto. Por impresiones como estas era por las cuales parecía difícil que el recluta pudiera ascender rápido en la marina.
Pero Hana podía notar la aptitud de aquel hombre y eso le había hecho sentir de forma violenta de una manera que ni el sabia entender y aun que eso en el fondo fuera algo malo teniendo en cuenta que tenia que guiarlo por la base marine y era su superior, a la vez le permitió dejar atrás los nervios para poder pensar de una forma mas ordenada.
Hana tomo aire con la nariz y exhalo por la boca, levanto la mirada algo mas cortante que de costumbre, pero debido a su aspecto cualquier capacidad de intimidación se vio reducida a nada.
"Encantado" Le tendió primero la mano alejándose un par de pasos hacia atrás "Mi nombre es Hana Omoe y seré su guía durante su estancia en la base, por desgracia y con las prisas no me han podido informar con quien tendría el placer de hablar y guiar... Ademas que me gustaría conocer sus preferencias personales o cuales son sus planes a la hora de revisar la base" Dijo Hana bastante seriote hasta el punto que le hacia parecer adorable, mas como si pretendiera hacerse pasar por un adulto. Por impresiones como estas era por las cuales parecía difícil que el recluta pudiera ascender rápido en la marina.
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Al empezar a hablar el recluta, no le quedó más remedio que girarse. No iba a ignorarlo y escapar base adelante... ¿o sí? La verdad es que la idea era tentadora, pero no le apetecía recibir una llamada del viejo Kikuma echándole bronca de nuevo. Contuvo un suspiro y le estrechó la mano con firmeza, preguntándose por un instante qué diablos hacía. No era lo habitual que un superior saludase con un apretón a un rec... entonces se fijó en el aspecto de Hana al intentar parecer serio, y quedó totalmente KO. Fingiendo un ataque de tos, se giró hacia un lado para recuperar la compostura. "¿Pero qué haces? Ni que fueras una colegiala. Piensa en otras cosas... chuletas asadas... cerdo al espetón... filete de rey marino..." Al instante en el rostro de Kai se dibujó una mueca de hambre, mientras una gota de baba le caía de la comisura de los labios. Entonces recordó dónde estaba y se apresuró a limpiarse.
- Disculpe, recluta. Ha sido un viaje largo y cansado desde el Nuevo Mundo. La verdad es que no se por qué me han mandado a mi habiendo gente más cerca - mentira. Era un castigo de Kikuma, lo sabía perfectamente - Vicealmirante Kai, de la flota Kiritsu no Ryodan.
Al presentarse se llevó nuevamente la mano a la frente, sin hacer del todo el gesto de cuadrarse. Así que le dejaba elegir sus preferencias... bien, aquello podía ser interesante. ¿Por dónde le pedía empezar? ¿Por las cocinas? ¿El garito de los reclutas? ¿Las dependencias del capitán? Seguro que se guardaba licores caros y estaría más que encantado de compartirlos a cambio de un informe favorable. "Soy un maldito hipócrita y un incoherente. Debería llevar a cabo una inspección como es debido... pero yo entré en la Marina para combatir, no para rellenar papeleo." Una mueca de desesperación se dibujó en su rostro por un momento, acompañada de un suspiro "creo que empezaré por esa cerveza." Se recompuso nuevamente y dijo:
- Guíame al garito, taberna o donde sea que vayan los reclutas que no estén de servicio. Quiero... comprobar que respetan las normativas de sanidad y esas cosas.
"Seguro que cuela" pensó el Vicealmirante, conteniendo una sonrisa traviesa. Muchos se preguntarían qué hacía semejante tipo tan despistado e infantil en ese puesto, y de hecho no eran pocos los que lo hacían y le cuestionaban. Hasta sus superiores a veces perdían la paciencia con él, y era debido a eso que lo habían "castigado" enviándolo a aquel cuartel de inspección. Sin embargo si alguien como él estaba en ese puesto era por buenas razones; aunque no fuese un gran héroe de la Marina conocido en cada cuartel, corrían historias muy peculiares sobre él: que se había enfrentado al antiguo Shichibukai Derian Markov y lo había hecho huir, que tenía tanta fuerza que durante una batalla en Sarden tumbó a un gigante de un puñetazo y que había luchado con el mismísimo Yonkou Lion D. Émile, al que se decía que había estado a punto de derrotar. Debido a su akuma y su manera de combatir (y a que nadie conocía sus apellidos), casi todos se referían a él como Kai Puño Rojo.
- Disculpe, recluta. Ha sido un viaje largo y cansado desde el Nuevo Mundo. La verdad es que no se por qué me han mandado a mi habiendo gente más cerca - mentira. Era un castigo de Kikuma, lo sabía perfectamente - Vicealmirante Kai, de la flota Kiritsu no Ryodan.
Al presentarse se llevó nuevamente la mano a la frente, sin hacer del todo el gesto de cuadrarse. Así que le dejaba elegir sus preferencias... bien, aquello podía ser interesante. ¿Por dónde le pedía empezar? ¿Por las cocinas? ¿El garito de los reclutas? ¿Las dependencias del capitán? Seguro que se guardaba licores caros y estaría más que encantado de compartirlos a cambio de un informe favorable. "Soy un maldito hipócrita y un incoherente. Debería llevar a cabo una inspección como es debido... pero yo entré en la Marina para combatir, no para rellenar papeleo." Una mueca de desesperación se dibujó en su rostro por un momento, acompañada de un suspiro "creo que empezaré por esa cerveza." Se recompuso nuevamente y dijo:
- Guíame al garito, taberna o donde sea que vayan los reclutas que no estén de servicio. Quiero... comprobar que respetan las normativas de sanidad y esas cosas.
"Seguro que cuela" pensó el Vicealmirante, conteniendo una sonrisa traviesa. Muchos se preguntarían qué hacía semejante tipo tan despistado e infantil en ese puesto, y de hecho no eran pocos los que lo hacían y le cuestionaban. Hasta sus superiores a veces perdían la paciencia con él, y era debido a eso que lo habían "castigado" enviándolo a aquel cuartel de inspección. Sin embargo si alguien como él estaba en ese puesto era por buenas razones; aunque no fuese un gran héroe de la Marina conocido en cada cuartel, corrían historias muy peculiares sobre él: que se había enfrentado al antiguo Shichibukai Derian Markov y lo había hecho huir, que tenía tanta fuerza que durante una batalla en Sarden tumbó a un gigante de un puñetazo y que había luchado con el mismísimo Yonkou Lion D. Émile, al que se decía que había estado a punto de derrotar. Debido a su akuma y su manera de combatir (y a que nadie conocía sus apellidos), casi todos se referían a él como Kai Puño Rojo.
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El recluta se quedo mirando al hombre que tenia delante unos instantes, se habia quedado en silencio como pensando en algo, en su mente solo sonaba una palabra en concreto que sin duda era bastante impresionante (Vicealmirante) Una gota de sudor paso por la nunca de Hana mientras levantaba la cabeza y se le quedaba mirando fijamente unos segundos con una mezcla de admiracion y en parte incredulidad (¿En serio han mandado a un Vicealmirante a hacer una revisión rutinaria al South West? No solo eso... ¡¿Ha dicho que viene del nuevo Mundo?!)
Inmediatamente Hana se tenso haciendo el saludo militar mas recto de su vida, ahora mas nervioso.
"Perdone mis malos modales" Dira algo estresado debido al inesperado descubrimiento "No me habían informado de que vendría un Vicealmirante, es un placer estar en su presencia" Dio como respuesta sintiéndose un poco mal por sus modales... Aun así aquel sentimiento de que no se había comportado de forma correcta no duraría demasiado. Se quedo mirando otra vez en silencio al Vicealmirante esta vez inspeccionando-le de arriba a abajo intentando ver si era poderoso o no... Hana termino desistiendo, aun no sabia como poder analizar la fuerza de los demás si no era mediante un enfrentamiento directo.
Esa admiración que sentía se convirtió en una ceja arqueada cuando hablo acerca del bar, el recluta se dio la vuelta y saco el programa con los horarios para revisarlo rápidamente buscando si en algún punto de la visita irían a visitar algún sitio así y como se imaginaba, no había nada de esa naturaleza en la ruta (¿Debería aprovechar la situación?) Pensando mientras ojeaba la ultima pagina donde le recomendaban si se le daba la oportunidad, sacarlo de la base.
Finalmente el recluta se giro guardando de nuevo sus instrucciones, a pesar de que era una oportunidad de oro, Hana sabia de sobras que lo que había pedido su superior era posiblemente una forma de escaquearse de su trabajo si no estaba escrito en su itinerario.
"Vicealmirante Kai" Hana se tomo un segundo pensativa, le sonaba de algo el nombre pero debido a su falta de amistades y montañas de trabajos diarios no estaba muy al tanto de los rumores "Si desea ir a una garita o taberna a tomar algo y ha hacer unas 'comprobaciones', podemos hacerlo aun que supondría que no le daría tiempo a visitar algunas otras partes de la instalación, si aun así esta preocupado por ello, por favor sigame" Si Kai respondía afirmativamente al ofrecimiento, Hana se pondría a andar hacia la salida de la base directamente aun pensativo.
Inmediatamente Hana se tenso haciendo el saludo militar mas recto de su vida, ahora mas nervioso.
"Perdone mis malos modales" Dira algo estresado debido al inesperado descubrimiento "No me habían informado de que vendría un Vicealmirante, es un placer estar en su presencia" Dio como respuesta sintiéndose un poco mal por sus modales... Aun así aquel sentimiento de que no se había comportado de forma correcta no duraría demasiado. Se quedo mirando otra vez en silencio al Vicealmirante esta vez inspeccionando-le de arriba a abajo intentando ver si era poderoso o no... Hana termino desistiendo, aun no sabia como poder analizar la fuerza de los demás si no era mediante un enfrentamiento directo.
Esa admiración que sentía se convirtió en una ceja arqueada cuando hablo acerca del bar, el recluta se dio la vuelta y saco el programa con los horarios para revisarlo rápidamente buscando si en algún punto de la visita irían a visitar algún sitio así y como se imaginaba, no había nada de esa naturaleza en la ruta (¿Debería aprovechar la situación?) Pensando mientras ojeaba la ultima pagina donde le recomendaban si se le daba la oportunidad, sacarlo de la base.
Finalmente el recluta se giro guardando de nuevo sus instrucciones, a pesar de que era una oportunidad de oro, Hana sabia de sobras que lo que había pedido su superior era posiblemente una forma de escaquearse de su trabajo si no estaba escrito en su itinerario.
"Vicealmirante Kai" Hana se tomo un segundo pensativa, le sonaba de algo el nombre pero debido a su falta de amistades y montañas de trabajos diarios no estaba muy al tanto de los rumores "Si desea ir a una garita o taberna a tomar algo y ha hacer unas 'comprobaciones', podemos hacerlo aun que supondría que no le daría tiempo a visitar algunas otras partes de la instalación, si aun así esta preocupado por ello, por favor sigame" Si Kai respondía afirmativamente al ofrecimiento, Hana se pondría a andar hacia la salida de la base directamente aun pensativo.
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Prefirió hacerse el loco y hacer un vago gesto para que avanzara, como si no hubiese oído lo del tiempo. Puede que lo hubiesen castigado con aquella aburrida tarea, pero no por eso iba a llevarla a cabo sin más. Era un soldado, no un contable... ni siquiera tenía idea alguna de cuáles eran las normativas de sanidad de la Marina, o de otros aspectos que necesitaría conocer si pretendiera hacer una inspección seria. En todo caso, qué más daría. Escribiría un informe con ayuda de Hana, que seguro que sabía más de la base de él (y si no, se lo inventaría sin más) en la tranquilidad del garito y con una buena cerveza en la mano. Bastante más contento con cómo estaban transcurriendo los acontecimientos, dio una larga calada a su cigarrillo. Sin embargo, a medida avanzaba y veía algunas cosas, su conciencia comenzó a molestarle más de la cuenta. No era que el estado de descuido de la base fuese algo exagerado... pero era evidente que lo habían disimulado bastante con motivo de la inspección.
- Dime Hana, y sé sincero... ¿qué opinas de esta base? - dijo, viendo el mal estado de algunos edificios - La verdad es que mi plan original era que si veía que estuviera mínimamente decente iba a pasar de todo, dar un informe positivo sin registrar a fondo y simplemente tomar unas cervezas. Pero sinceramente, no soy un tipo particularmente observador y hasta yo puedo ver que esto es un desastre. Con los fondos de que disponéis, esto debería estar en bastante mejor estado. No temas a represalias por responder de manera sincera y que algún chivato vaya a soltarle todo a tus jefes, tendrás mi protección.
Hasta el vago de Kai tenía sus límites. No podía ignorar su deber cuando era tan claro, y en el tema de proteger a Hana... sabía bien lo que era ser un recluta y que los superiores te mangonearan. Había vivido una situación similar en el cuartel general del East Blue antes de que Al lo reclutara y pasar a servir directamente bajo su mando. Al llegar al garito, entró él primero con actitud despreocupada y conteniendo una sonrisa al ver el respingo que pegaron en sus asientos algunos de los reclutas y oficiales presentes. Con actitud jovial, dijo:
- ¡Buenas tardes a todos! ¡Camarero, una ronda para todos estos simpáticos caballeros y una pinta para mí! ¿Tú qué tomarás, Hana?
Al poco rato estuvo sentado con las piernas apoyadas en la mesa y una jarra de madera en la mano. Dio cuenta de la mitad de la cerveza de una sentada, tras lo cual dio un sonoro suspiro de satisfacción. Eso ya era otra cosa...
- Y dime, ¿disfrutas de estar en esta base perdida de la mano de Dios? Aquí no parece haber mucha acción, por no hablar de lo que mencioné antes. Puedo conseguirte un traslado si lo deseas.
- Dime Hana, y sé sincero... ¿qué opinas de esta base? - dijo, viendo el mal estado de algunos edificios - La verdad es que mi plan original era que si veía que estuviera mínimamente decente iba a pasar de todo, dar un informe positivo sin registrar a fondo y simplemente tomar unas cervezas. Pero sinceramente, no soy un tipo particularmente observador y hasta yo puedo ver que esto es un desastre. Con los fondos de que disponéis, esto debería estar en bastante mejor estado. No temas a represalias por responder de manera sincera y que algún chivato vaya a soltarle todo a tus jefes, tendrás mi protección.
Hasta el vago de Kai tenía sus límites. No podía ignorar su deber cuando era tan claro, y en el tema de proteger a Hana... sabía bien lo que era ser un recluta y que los superiores te mangonearan. Había vivido una situación similar en el cuartel general del East Blue antes de que Al lo reclutara y pasar a servir directamente bajo su mando. Al llegar al garito, entró él primero con actitud despreocupada y conteniendo una sonrisa al ver el respingo que pegaron en sus asientos algunos de los reclutas y oficiales presentes. Con actitud jovial, dijo:
- ¡Buenas tardes a todos! ¡Camarero, una ronda para todos estos simpáticos caballeros y una pinta para mí! ¿Tú qué tomarás, Hana?
Al poco rato estuvo sentado con las piernas apoyadas en la mesa y una jarra de madera en la mano. Dio cuenta de la mitad de la cerveza de una sentada, tras lo cual dio un sonoro suspiro de satisfacción. Eso ya era otra cosa...
- Y dime, ¿disfrutas de estar en esta base perdida de la mano de Dios? Aquí no parece haber mucha acción, por no hablar de lo que mencioné antes. Puedo conseguirte un traslado si lo deseas.
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