¡Hola!, ¿te conozco? [Privado - Pasado] (Hatake - Narahí)

Aquí estoy, en uno de los mejores restaurantes de todo el East Blue. Bien conocida es su cocina, sus platos refinados, y sus cocineros y camareros. Era un lugar que estaba deseando conocer, ver si es para tanto la fama que tiene. Desde luego, es un sitio grande, y acogedor. Con varias meses y sillas, con unas escaleras en el centro de la sala. Al entrar todos se me quedan mirando, no hago caso, simplemente pido mesa a una mujer de pelo castaño.

-Bienvenida al Nuevo Barati, sientese donde guste, enseguida paso por su mesa a cogerle la comanda -dice con absoluta elegancia, enseñandome dos mesas, prácticamente juntas, ambas al lado de una gran ventana, por donde se ve todo el mar.

-Esta es nuestra carta, cuando sepa lo que quiere tomar avisame, ¿quiere algo para beber? -me pregunta con una amplia sonrisa, es una mujer de media edad, aun con el pelo castaño, aunque peina algunas canas.

-Si, vino tinto, y para comer quiero esto -le señalo con el dedo la sopa de la casa, y un solomillo con verduras poco hecho.

-De acuerdo, muchas gracias -dice alejandose con la carta en la mano, sonriendo.

Después de 10 minutos, aparece la misma mujer con una botella de vino que me sirve para que cate, acepto el vino con la cabeza, y de paso me trae ya la comida. Al ser un lugar de clase, como con refinamiento. Degustando una de las mejores sopas que había probado en toda mi vida.

Después de varios días navegando llegué al East Blue. El camino fue largo y tedioso, pero estaba seguro de que valdría la pena. Vine a este mar por una simple razón, probar la comida del nuevo Baratie. Mucha gente que conocía me había hablado muy bien de la comida de ese lugar y no podía resistirme a probarla. Por otro lado, allí fue donde el cocinero del antiguo rey de los piratas aprendió todo lo que sabía de cocina, y por ese motivo tenía tantas ganas de ir.

No fue un problema encontrarlo gracias a las indicaciones de barco pesquero que me encontré. Una vez allí, entré y busqué la barra para pedir algo.

-Disculpe caballero, solo atendemos en la mesa, busque una libre y en cuanto pueda le atiendo. -Me dijo una amable mujer.

-Esta bien, es la primera vez que vengo y estoy algo perdido, enseguida busco una mesa. -Le contesté con una sonrisa en la cara.

En cuanto me dí la vuelta encontré una mesa libre para una sola persona. Rápidamente fui hacia allí para que no me la quitaran y me senté. En la mesa de al lado se encontraba una joven mujer. Una chica delgada de pelo largo y castaño. Sus ojos eran azules y tenía una sonrisa preciosa. Me quedé diez segundos mirándola hasta que me trajeron la carta.

-Aquí tiene joven, espero que todo lo que tenemos sea de su agrado. -Me dijo la mujer de antes muy amable.

-Muchas gracias. -Le dije mientras le echaba un primer vistazo a la carta.

Mientras corto el primer trozo de mi carne, miro a la puerta, pues un chico está entrando por ella. Un chico muy alto, exactamente como me gustan, es bastante moreno de piel, con su cabello plateado, y sus ojos negros. Me llama tanto la atención, que me quedo mirándole más de la cuenta. Cuando me percaté de que me pasé demasiado tiempo mirandole, volví mis ojos hacía mi esplendida carne, la garganta y el pecho ya se me habían calentado con la sopa, ahora tocaba la carne.

Cuando el chico se acercó a la mesa que tenía al lado, me volví a mirarle de nuevo, en un momento que el no me viese, pero era demasiado tarde, se dio cuenta de que lo miraba, y me hizo lo mismo, se quedó mirándome. Yo como una tonta me sonreí, mientras tragaba con cierta dificultad. Después de tragar, tomé un poco de vino. El chico me pareció tan interesante, que decidí coger mi plato de comida, mis cubiertos, mi copa y la botella de vino, y me puse de pie frente a él.

-Hola, disculpa la intromisión, ¿este asiento esta ocupado? -dije señalando como pude la silla que estaba frente a él. Mientras esperaba su respuesta, lo miraba a el, y por un momento, visionaba el horizonte del mar.

En cuanto decidí lo que iba a pedir, volví a llamar al camarero.

-Disculpe camarero, ya he decidido lo que voy a tomar, en cuanto puedas apúntalo. -Le dije al camarero más cercano mientras miraba la carta.

En ese mismo instante el camarero se acercó y sacó una pequeña libreta del bolsillo de su pantalón. Le mostré lo que iba a comer en la carta y el camarero lo anotó. No fue fácil decidirme, pero al final me decanté por un gran chuletón y un buen vino para acompañarlo. En cuanto se alejó el camarero, volví a dirigir la mirada a aquella mujer. Noté que ella hizo lo mismo conmigo y eso consiguió que me pusiera más rojo que un tomate. Poco después, aquella dama se levantó y se acercó a la mesa donde me encontraba. En cuanto se acercó me preguntó haber si la silla que tenía en frente estaba ocupada, y al segundo la respondí.

-No, siéntate por favor, será un placer comer junto a una mujer tan preciosa. -Le dije mientras me levantaba y le sacaba la silla para que se pudiera sentar.

Intenté ser un caballero, pero notaba como mis brazos temblaban ante su presencia. Yo era un hombre más bien rudo, pero ante ella intenté ser lo más educado posible.

Me sonreí cuando le vi ponerse colorado, nunca había visto un chico que se pusiera así por estar delante de una chica. El chico muy amablemente separó la mesa de la silla para que me sentara, no sin antes dejar todo lo que llevaba en las manos en la mesa. Se veía un chico educado, pero lo notaba un poco nervioso.

-No me he presentado, me llamo Narahí, pero me suelen llamar Nara o Naí, llamame como más te guste -le dije sonriendo, mientras bebía una copa de mi vino. Esperé pacientemente hasta que le trajeron su comida, me parecía de mala educación comer mientras el esperaba a por su comida.

-Y bueno, ¿que te trae por aquí? -pregunté mientras señalaba todo el local, mirando de vez en cuando al mar, pensando como iba a volver, pues vine de polizon en un barco que decía que iba a venir aquí.

La chica muy amable se presentó mientras me sonreía. Yo no tardé en contestarle.

-Encantado Nara, yo me llamo Shawn Glace, pero me gusta que me llamen Shawn. -Le comenté mientras miraba sus bonitos ojos.

Después de que dejara de hablar, Nara me pregunto por qué me encontraba aquí.

-La verdad es que mucha gente me ha recomendado este lugar y tenía muchas ganas de probar la comida de aquí. Aunque no lo parezca, me gusta mucho comer y probar alimentos de todo tipo. Por lo que dicen, este es uno de los mejores restaurantes de todo el mundo y no podía seguir navegando sin haber comido aquí antes. Y tu, ¿Que haces en un sitio como este? -Le pregunté para saber más sobre ella.

Antes de que me contestara, se acercó el camarero con mi comida.

-Aquí tiene caballero, disculpe la espera. -Me dijo el trabajador mientras me dejaba el plato en la mesa.

-Muchas gracias, sé que esta comida no me defraudará. -Le respondí a la vez que me echaba el vino en mi copa.

Aquel chico me llamaba mucho la atención, hasta su nombre era bonito, saliendo de su boca sonaba como una melodía, Shawn, que nombre tan bonito. Mientras lo escuchaba le miraba a los ojos, con mi típica mirada intensa, sondeando sus ojos, notaba que aun estaba un poco nervioso, pero no tanto como antes. Era extraño encontrar a un chico que se pusiera nervioso, o le diese vergüenza algo. Levanté la copa.

-Brindo por nosotros, por que nuestra comida nos sepa a gloria -dije chocando su copa con la mia muy despacio. En el ambiente olía a un poco de todo, marisco, pescado, carne, y muchas cosas más.

Después de unos minutos, me respondió a mi pregunta, no podía navegar sin haber venido nunca aquí. Y de paso, me preguntó lo mismo.

-He de decir, que yo estoy igual, nunca había venido, y como no tengo barco, escuché a unos chicos que iban a venir en barco, así que me cole en su barco -dije con total naturalidad, cortando un trozo de carne, y metiendolo en mi boca, para masticarlo lentamente. Después de eso, bebí un gran sorbo de vino, mirándole a los ojos, esos brillantes ojos negros que me tenían anonadada.

Mi idea era simplemente degustar la comida del local a solas, pero el hecho de que se me acercara aquella mujer me alegró la estancia. No entendía cómo una mujer tan amable y atractiva se había acercado a mí, pero eso me hizo muy feliz. La comida estaba mejor de lo que me esperaba, y el vino era de lo mejor que había probado de beber. Todo estaba saliendo a pedir de boca.

Me encontraba partiendo la comida cuando la puerta del local se abrió de golpe. De fuera entró un hombre con la cara tapada mediante una máscara y una espada en la mano. Su vestimenta era negra completa y la máscara parecía tener la forma de un vampiro. En su espalda llevaba un saco marrón vacío.

-Todos los presentes en este lugar que se queden tranquilos en sus asientos si no desean morir. Yo iré moviéndome por todas las mesas y vosotros meteréis en el saco todo lo que tengáis de valor. Si alguien se niega le cortaré la cabeza de cuajo. -Dijo aquel misterioso hombre.

Detrás de él aparecieron otros 3 hombres con la misma ropa que el primero. En cuanto acabó su discurso me levanté y saqué mi espada.

-Nara, no te muevas, yo te protegeré de esos bastardos. -Le dije a la mujer mientras me ponía delante de ella.

A la vez que el, también metía en mi boca un trozo de carne, cuando escuché abrirse la puerta, trage costosamente con el susto, no me lo podía creer, yo asustandome por una maldita puerta. Me dicho que me quedase quieta, mientras él iría a junto de esos hombre a matarlos, bien merecido lo tendrían desde luego, pero yo no me iba a quedar quieta.

-Tranquilo, se defenderme -dije cogiendo mi bötana en la mano, y mi cerbatana en la otra, metí debajo de la mesa un dardo envenenado, lo cual haría que enloqueciera brevemente, confundiendo a sus hombres, con nosotros.

-Espera, no te lances tu solo -le dije al chico, poniendole la mano en el pecho, para ponerlo detrás de mí. Me convertí rápidamente en mi forma híbrida de tucán. Di un salto sigiloso para salir volando, desde arriba me quedé observando como aquel hombre mataba a los suyos. En cuanto dejo muy mal heridos a sus hombres, desde arriba desenrosque mi bötana, convirtiendolas en dos preciosas katanas. Desde las alturas caí sobre el hombre envenenado como un huracán sobre una isla, incluso levantando algo de polvo. Con la caída sobre él, perdió la espada, pues se le cayó de la mano, lejos de él. Lo miraba con mis ojos negros como el azabache, y con una sonrisa donde se veían mis dientes de sierra, con mi garra izquierda que antes era pie, le clavaba las uñas en el estómago, mientras con la derecha lo agarraba de su cuello, tenía en ese momento más fuerza que él.

-Despídete de tu vida maleante -dije clavandole la katana en su negro corazón, mientras en su cara se veía el miedo, a parte de que ya se estaba envenenando, sus ojos ya estaban medio desorbitados. En cuanto a sus hombres, con lo malheridos que estaban, los tiré directamente al mar, junto con su lider.

-Ya se ha terminado el espectaculo, sigan comiendo, lamento esta intromisión -dije volviendo a mi forma normal, mientras escurría la sangre de mi katana al suelo del local, volviendo a unir ambas katanas en un bö. Volvía a la mesa, a seguir bebiendo de mi vino.

-Perdona Shawn, ¿por donde ibamos? -dije alzando mi copa de vino hacía él.

Mi intención era proteger a la chica, pero pasó justo lo contrario. Ella tomó las riendas del combate y se cargó a todos como si de un espectáculo se tratase. Al parecer, era usuaria de alguna fruta que le otorgaba la habilidad de convertirse en un tucán. Una hablidad bastante útil a mi parecer, ya que la da más fuerza y la capacidad de volar por los aires.

-"¿Quien demonios es esta mujer, y de donde ha salido? No se que planea alguien como ella, pero tengo que estar muy atento por si forma parte de la marina o el Gobierno Mundial. Mejor tenerla de aliada que de enemiga". -Me pregunté a mí mismo.

Al no poder pelear con aquellos tipos no pude ver su fuerza, pero ella se los cargó en un segundo. O ella era muy fuerte o aquellos hombres no valían para nada.

-Nara, ha sido increíble. -Le dije a la mujer una vez que acabó con todos -Después de esta actuación espero que me cuentes algo más acerca de ti y el por qué de tu fuerza. Ahora sigamos comiendo, como si no hubiera pasado nada.

Todo se quedó en un pequeño susto gracias a la mujer que me acompañaba en esa comida. Gracias a ella nadie de la zona perdió sus pertenencias y pudieron seguir comiendo tranquilo.

Después de terminar con ellos, me fijé que Shawn me miró asombrado, diciendome que le hablase más de mí, y de por que tengo tanta fuerza.

-Verás, tengo una akuma que me permite convertirme de forma híbrida o total en un tucán, y eso me permité ser más fuerte, y agil, y respecto a mi trabajo, respira tranquilo, no soy de la marina ni del gobierno mundial -dije terminando mi cerveza.

-¿Me hablarías ahora de tí? -le pregunté con una gran sonrisa, y una mirada ligeramente lujuriosa.

Sus palabras me aliviaron bastante, el haber escuchado que no formaba parte de la marina ni del gobierno hizo que comiera más tranquilo. Me explicó el poder de su fruta y entendí de donde venía el poder que me había mostrado antes, era una fruta muy extraña pero muy útil al mismo tiempo. Después de oír todo lo que me contó, llegó mi turno.

-Soy un pirata novato, tan novato que aún no tengo ni barco. Mi intención es unirme a una gran tripulación junto con mi compañero, un amigo que me acompaña a todas partes, pero ahora está visitando a su familia. Una vez haya conseguido bastante poder como para sobrevivir por mi cuenta crearé mi propia banda pirata. Aún no he conseguido comerme ninguna fruta, pero no la necesito ya que mi poder reside en las armas. Soy un espadachín recién empezado que se ganará un nombre en la cumbre de la piratería. -Le expliqué a Nara mientras comíamos.

-Y bien, ¿Qué tienes pensado hacer una vez hayamos comido? -Le pregunté para curiosear un poco.

Vaya, que interesante, esta bien saber un poco de su vida, así que no tiene fruta, bueno, quizás algún día cambie de opinión.

-En lo del barco estámos igual, comparto un barco con mi hermano, pero está por ahí conociendo nuevos lugares, y yo me he tenido que colar en uno que se dirigía aquí -dije, llamando a la camarera para que me trajese un café.

-Pues no lo se, pensaba volver a Valston, es de donde soy, pero sin barco lo veo difícil -dije rascandome la cabeza, con una sonrisa tonta y los ojos cerrados. No tenía ni idea de quien me podía llevar de vuelta.

-¿Y tu que harás? -dije curioseando el itineario que tenía hoy este chico. Me llamaba la atención.

Hice lo mismo que ella y pedí un café con leche para acabar con esta deliciosa comida.

-La verdad es que no tengo un destino fijo, yo soy de los que navegan por el mar y solamente paran cuando se necesita. No me puedo mover de aquí hasta que mi compañero regrese, y he quedado con él en unos veinte minutos. Nuestra intención es conseguir dinero para comprar un barco, pero no se de donde lo sacaremos.

-Camarero, ¿puede traernos la cuenta por favor? -Le dije en cuanto vi que se acercaba.

-Ha sido un placer comer con alguien tan amable como tú, por eso, me gustaría invitarte y pagar yo lo de los dos. Es lo menos que puedo hacer después de todo lo que has hecho. -Le comenté a la chica.

En ese mismo momento, se acercó el camarero y nos dejó la cuenta en la mesa. Cogí el la factura y vi lo que costaba. Todo era muy caro, pero era de esperar después de haber probado el sabor de la comida. Del bolsillo de mi pantalón saqué el dinero que necesitaba y lo puse encima de la mesa.

En cuanto me dijo que querían conseguir dinero para comprar un barco, se me ocurrió algo.

-¿Te importaría que os acompañase?, yo también querría conseguir dinero para comprarme el mio, en vez de depender de mi hermano -dije tomando un sorbo del café.

-Gracias por la invitación -dije cerrando los ojos, nunca había probado un café tan bueno.

La chica se ofreció venir con nosotros con la intención de conseguir dinero para un barco. Con ella sería mucho más fácil conseguir dinero.

-Me parece bien, si de verdad quieres venir con nosotros debemos esperar a que mi compañero regrese. -Le dije muy contento por su propuesta.

El camarero volvió y cogió el dinero que le había dejado en la mesa.

-Muchas gracias por haber comido aquí y espero que la comida haya sido de vuestro agrado. No duden en volver. Nos dijo el camarero muy amablemente.

-A usted por habernos tratado tan bien. La comida estaba de diez, no tardaré en volver. -Le dije mientras se alejaba.

Quince minutos después apareció mi compañero con el bote.

-Nara, este es mi compañero de viajes, Joe Stones. -Le presenté a mi amigo que estaba montado en el bote -Esto es lo único que tenemos y con lo que nos movemos por el mar. Es un barco que se mueve gracias a la fuerza de los remos, pero no te preocupes, nosotros nos encargaremos de remar. Por desgracia no sabemos ni a donde ir ni como conseguir dinero, espero que sepas tú algún lugar.

Vaya, así que no le molesta qu elos acompañe, mejor todavía, así puedo acompañarles sin miedo a que me tiren por la borda. Llegó la camarera para recoger el dinero. Nos dió las gracias por haber ido, y que volvieramos pronto. Desde luego, con trato como este, y con la comida tan rica que ponen, voy a volver más de una vez.

Después de un rato apareció el compañero de Shawn, un tal Joe Stones. Me dijo que ese bote era lo único que tenían para navegar, que no me preocupara de remar, que lo harían ellos.

-Encantada de conocerte Joe, de acuerdo, como prefiráis, a mi no me molestaba hacerlo yo -dije sentandome de frente a ellos, sonriendo, mientras miro el horizonte.

-¿A donde nos dirigímos? -les pregunté mientras me estiraba un poco.

-Esperaba que dijeras tú algún lugar, pero visto lo visto estamos igual de perdidos en el tema del dinero. He oído que banda de delincuentes andan navegando por esta zona. A lo mejor las personas a las que habías derrotado pertenecían a ese grupo. Propongo ir en su búsqueda y robarles todo lo que tengan. Esperadme un momento aquí, ahora mismo vuelvo. -Les dije a los dos justo antes de zarpar.

Volví al restaurante y le pregunté a uno de los camareros acerca del cadáver del hombre que asesinó Nara. Me dijo que estaba en la aparte trasera y allí me dirigí. Entre la basura se encontraba el cuerpo que buscaba, fui y cogí el Den den mushi que tenía guardado en el bolsillo. Inmediatamente llamé.

-Hola, ¿qué tal ha ido el robo en el restaurante? -Me preguntó una voz proveniente del caracol creyendo que soy su subordinado.

-Todo ha ido a la perfección, ¿ahora mismo donde os situáis para llevar todo el botín? -Le pregunté con intención de ir a por ellos.

-Estamos al sur oeste del Baratie, no tardéis. -Me dijo con un tono cabreado.

-Estaremos allí los más rápido que podamos. -Le respondí con bastante tranquilidad.

Al parecer mi plan iba muy bien, aquel hombre se había tragado todo. Volví a el bote donde se encontraban Joe y Nara y les conté todo mi plan. Una vez aclaradas las cosas, pusimos rumbo al paradero de los bandidos.

-Es que no se de ningún sitio, no suelo estar por esta zona, de todos modos, la idea que das tu de ir a por esos bandidos... me parece buena -dije mientras los miraba con cara de ciscunstancia.

Ví como Shawn se bajó de la barca, me quedé a solas con Joe, se hizo un silencio incómodo, pues no estaba acostumbrada a quedarme a solas con alguien que acababa de conocer. Al cabo de un rato, Shawn volvió con noticias frescas.

-Bueno, al menos podrémos llevarnos algo de lo que tienen ellos, de hecho, han de tener un buen pellizco de dinero -dije mientras avanzabamos, miraba al horizonte, mirándoles de vez en cuando de reojo, pues me daba cuenta que me miraban, e incluso me daba la sensación de que cuchicheaban entre ellos.

Tras escuchar la aceptación de Nara nos pusimos en marcha. Empezamos a remar y para cuando nos quisimos dar cuenta estábamos a quince metros de nuestro destino. No nos costó prácticamente nada llegar y eso fue de agradecer. Nuestro destino era un barco bastante grande, tan grande como el Baratie o más. No tenían bandera pirata a la vista, pero saltaba a la vista que no iban a ser malos peleadores. Por lo que había visto antes su misión era hacerse ricos, y de ese dato deduje que debían tener buenos tesoro. Su fuerza no me preocupaba ya que estaba de nuestro lado a Nara. Sin más dilación empecé a idear un plan.

-El barco es muy grande y debe de haber muchos súbditos, y hasta que no matemos a todos no podremos llevarnos el oro que poseen. Lo mejor será colarnos en el barco sin que se enteren, y una vez dentro hacer una masacre. No es buena idea enfrentarles sin antes saber su fuerza, pero no se me ocurre nada mejor. Mi idea es ir nadando hasta allí y luego subir sin ser descubiertos. Nara, ¿te dará igual mojarte un poco, no? -Le pregunté mientras me quitaba la parte de arriba de la ropa.

En cuanto me quité la camiseta salté al agua y comencé a nadar.

-Vamos que os quedáis atrás. -Les dije mientras me iba alejando cada vez más.

-Tu me plan me parece bien, pero... te olvidas de una cosa -dije mirandole, y luego mirándome yo.

-Verás, he tomado una fruta del diablo, no puedo nadar, así que iré volando -dije sin dejarle decir nada, salí corriendo y en el camino me convertí en tucán.

-Al final os quedaréis vosotros atrás -grazné desde las alturas, dirigiendome al barco que tenía delante de mí. Cuando llegué, los esperé colgada desde fuera.

No era normal la cara de tonto que se me quedó en el momento que vi volar a Nara. Olvidé que se podía convertir en tucán y volar por los aires. Mi compañero Joe decidió quedarse en el barco por problemas de salud, ya que anteriormente quedó dañado de la pierna derecha en una lucha que tuvo. Comencé a nadar lo más rápido que pude para no hacer esperar a Nara, y al fin llegué a mi destino. Trepé al barco sin que nadie me vean y me reuní con la chica que ya se encontraba allí.

-Bueno, una vez aquí ya no hay marcha atrás. Puede que muramos en esta pequeña misión, pero si conseguimos matar a todos seguramente obtengamos un buen botín. Este es el plan, tú matarás a todos los popa y yo todos los de proa. Cuando uno de los dos acabe irá inmediatamente a ayudar al otro. -Le dije mientras trataba de secarme la ropa. -Intenta matar a todos los que puedas sin ser descubierta y luego ya lucha contra todos a la vez, y lo más importante es que no mueras, me sentiría culpable si mueres en una misión creada por mí. Seguramente habrá una especie de capitán, y lo más probable es que sea el más fuerte. En mi opinión, lo mejor será acabar con todos los subordinados y luego acabar con el más poderoso los dos juntos.

Una vez llegué al barco, esperé a que subiera Shawn, miré las inmediaciones del barco, no vi a demasiados en la cubierta superior, miré de reojo a Shawn, que me estaba indicando que matase a los de popa, y que el que terminase antes que ayudase al otro.

-De acuerdo, ve con cuidado, no mueras tú -dije sonriendo, en voz baja para que no me oyesen. Me dirigí a popa, con sigilo, intentando no hacer ruido, pues, aunque había pocos arriba, quien sabe los que podía haber abajo.

Cuando me acerqué lo suficiente, tiré un par de diales de humo blanco, para ocultarme, y poder acercarme aún más sigilosamente. Entre el humo me convertí en mi híbrido de tucán, ojos negros y mejorados, capaces de ver mejor que ellos con el humo, dientes de sierra increíblemente fuertes, mis brazos cubiertos de plumas, que me permiten volar cierto tiempo y distancia. Mis pies eran garras, con largas uñas, y desde el nacimiento del pelo de la cabeza hasta algo más de la mitad de la espalda cubierto de plumas negras, con una cola de 1 metro, plumas negras, alrededor de los ojos son blancas y turquesas. Me acerqué a esos bucaneros con mi bötana en la mano, para ellos era un simple bö con adornos, y precisamente la idea era que no supieran lo que se hallaba dentro.

-Bien amigos, he de deciros... que vais a morir -esto último lo dije con una sonrisa maliciosa, agarrando la bötana con ambas manos, y de un desenrosqué rápido y eficaz, desenvainé ambas katanas, y comencé la ensangrentada pelea. Después de 5 minutos, estaban todos muertos, excepto uno..., me atacó por la espalda, dañándome a la altura del costado, fui incapaz de verle venir. Mis ojos estaban abiertos, mirando al horizonte, con la boca entreabierta, sin poder decir nada. Estaba detrás de mí, con su espada atravesándome por debajo del costado derecho.

-Ayúdame -grité todo lo alto que pude, intentando coger una de mis katanas, pero cuanto me sacó la espada, caí desplomada convirtiéndome en mi forma normal, expuesta a que pudiesen matarme. Ya solo me quedaba esperar que alguien viniese en mi ayuda, o sacar fuerzas de algún lugar. Como pude, me levanté agarrándome el costado con mi mano izquierda. Cogí mi katana y me acerqué al hombre que iba hacía Shawn. Al cogerle desprevenido, simplemente le corté la cabeza. En cuanto lo maté, me arrodillé bruscamente, buscando en mi bolsa un mejunje para heridas, y una venda.

"Con esto servirá" -dije para mí, yendo a revisar la parte de abajo, pues a Shawn le quedaba uno. Aunque estaba pendiente de mí.

Los dos nos fuimos cada uno al lado que nos tocaba para acabar con todos. Sigilosamente traté de esconderme y contar todos los rivales que podía tener. Eran once personas, y tenían todo tipo de armas. A primera vista no parecían nada del otro mundo en cuanto a la fuerza, pero si me atacaran todos a la vez no duraría ni un segundo. Nadie se había dado cuenta de mi presencia, y aprovechando eso saqué mi espada y comencé a cortar a todo el que podía por la espalda. Conseguí herir a siete de ellos, pero los cuatro restantes se pusieron en guardia y no pude con ellos con la misma facilidad. Uno de ellos tenía una pistola en la mano, mi idea era matar a ese el primero para que no pudieran herirme a larga distancia. Comencé a correr dirección al tirador y tras esquivar sus balas logré cortar el brazo con el que sujetaba la pistola. Nada más cortárselo, le dí una patada en la tripa y cayó para atrás desmayándose. Ya solo me quedaban cuatro. Me atacaron los tres a la vez y pasé a la defensiva. Uno de ellos consiguió herirme el brazo izquierdo y no me quedó otra opción que echarme atrás. Volvieron a atacarme los tres juntos pero yo conseguí escibar todos sus ataques porque en la demostración anterior logré quedarme con su forma de luchar. De ese modo maté a dos y me quedó uno solo. En ese momento escuche a Nara gritar.

Olvidándome del que me faltaba me dirigí hacia el lugar donde se encontraba la chica. Cuando estaba a punto de llegar, el que me faltaba por derrotar se puso delante mío y no me dejó seguir. Aun así pude ver el estado de Nara y no estaba en sus mejores momentos. Mi herida también tenía su gravedad, pero ella estaba en peores condiciones. Me enfrenté al hombre en un uno contra uno y salí victorioso. Inmediatamente me acerqué ha la mujer para ver como estaba.

-Nara, ¿te encuentras bien? -Le pregunté nada más llegar a ella -No sé si hemos conseguido derrotar a todos, pero si falta alguno déjamelo a mí, tu ya has sido de gran ayuda y no me gustaría verte sufrir más.

Cuando me dirigía hacia las escaleras para bajar a comprobar el resto del barco, Shawn vino hacía mí, preguntandome si me encontraba bien.

-La verdad, ni estoy bien, ni mal, estoy, que es bastante -dije sonriendo, pues era bastante que siguiese viva, tengo una gran fortaleza, pero he de ver hasta que punto resiste mi cuerpo la herida que tengo.

-Yo tampoco sé si los derrotamos a todos, pero está claro que hay que revisar la parte de abajo, puedo continuar, no te preocupes, soy una chica fuerte -dije cojiendo mi bötana, convertida en dos katanas, me dirigí de nuevo a las escaleras, y bajé sigilosamente. Me acordé en el camino que quedaba uno en la cubierta, desde las escaleras le lancé un dardo envenenado, que llevaba una mezcla con somnífero, así moriría mientras duerme.

-No te preocupes por ese, ya está muerto, ven conmigo, tal y como estoy necesito que me cubras -dije pegada a la pared, convirtiendome de nuevo en mi híbrido, para poder ver bien con mis ojos.

-Vale, hay dos escondidos detrás de aquella pared, ten cuidado, no hay más que esos -dije acercandome un poco más, viendo que esos dos guardaban una gran puerta plateada, con dibujos.