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Aquella persona caminaba con tranquilidad por el muelle de la isla. Se trataba de un hombre de dos metros y medio de altura. Su larga melena pinchuda llegaba hasta por debajo de la mitad de su espalda. Sus ojos eran rojizos como la sangre y tenía una musculatura considerable. Portaba una armadura de placas de titanio de un color rojo por todo el cuerpo. Dentro de ella poseía una camiseta de manga larga, un pantalón del mismo tono y unas sandalias de madera. En su espalda podían verse dos fundas enormes, claramente tenía sus armas en aquel sitio. Ya había cargado un barco con su dinero y mandado a Ushi con algunos de sus hombres hasta la nueva base. Era el momento de empezar a crear su gran laboratorio gigante para crear lo que sería una enorme fábrica de armas futuristas. Todo lo que consistía en ganar dinero era la mejor idea del mundo para él.
El Shichibukai se colocó unos guantes de cuero y después de unos momentos pudo ver a uno de los barcos acercándose. Pertenecía a uno de sus compañeros del bar, Riger el mercenario de las dos lanzas. Era un tipo curioso y amante de las mujeres, por eso se llevaba muy bien con Madara. El Uchiha tomó una pequeña carpeta que tenía en el bolsillo y empezó a leer unas cuantas líneas que él mismo había escrito. Se recordaba así mismo lo que tenía qué hacer algunas veces. El devastador sacó su Den den mushi y comenzó a llamar a un número. En cuanto se lo cogieron habló en un tono calmado.
- Erika, dile a tu hermana que debéis reuniros conmigo en veinte minutos en el puerto. Es el momento de poner rumbo a la isla que conquisté hace unos meses. Coged todo lo que necesitéis para empezar las investigaciones.
Una vez le respondieron como él quería, colgó el comunicador y guardó la carpeta. Su oído detectó el sonido de una especie de motor acercarse a una velocidad considerable. Cuando activó su mantra pudo detectar una presencia impresionante acercarse. Sin duda era la más fuerte de la isla tras la suya. Aquello hizo que mostrase una sonrisa ladeada y mirase a la dirección en la que se acercaba. Pudo ver una especie de vehículo y eso provocó que se cruzase de brazos. A lo mejor le iban a traer una pizza o algo por el estilo. Se rascó un poco la cabeza y después de unos momentos permaneció callado. La figura de un hombre calvo de unos dos metros se acercó entonces al devastador, haciéndole un gesto de respeto y hablándole con calma.
- El barco está listo, señor ¿Partimos ya?
- Esperadme dentro. Quiero ver a quién pertenece este poder…
Respondió con toda la calma del mundo.
El Shichibukai se colocó unos guantes de cuero y después de unos momentos pudo ver a uno de los barcos acercándose. Pertenecía a uno de sus compañeros del bar, Riger el mercenario de las dos lanzas. Era un tipo curioso y amante de las mujeres, por eso se llevaba muy bien con Madara. El Uchiha tomó una pequeña carpeta que tenía en el bolsillo y empezó a leer unas cuantas líneas que él mismo había escrito. Se recordaba así mismo lo que tenía qué hacer algunas veces. El devastador sacó su Den den mushi y comenzó a llamar a un número. En cuanto se lo cogieron habló en un tono calmado.
- Erika, dile a tu hermana que debéis reuniros conmigo en veinte minutos en el puerto. Es el momento de poner rumbo a la isla que conquisté hace unos meses. Coged todo lo que necesitéis para empezar las investigaciones.
Una vez le respondieron como él quería, colgó el comunicador y guardó la carpeta. Su oído detectó el sonido de una especie de motor acercarse a una velocidad considerable. Cuando activó su mantra pudo detectar una presencia impresionante acercarse. Sin duda era la más fuerte de la isla tras la suya. Aquello hizo que mostrase una sonrisa ladeada y mirase a la dirección en la que se acercaba. Pudo ver una especie de vehículo y eso provocó que se cruzase de brazos. A lo mejor le iban a traer una pizza o algo por el estilo. Se rascó un poco la cabeza y después de unos momentos permaneció callado. La figura de un hombre calvo de unos dos metros se acercó entonces al devastador, haciéndole un gesto de respeto y hablándole con calma.
- El barco está listo, señor ¿Partimos ya?
- Esperadme dentro. Quiero ver a quién pertenece este poder…
Respondió con toda la calma del mundo.
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