Desgarre [Preficha de Jero][editando]

Personajes:

  En el desierto de Zábalam se encontraba una patrulla de revolucionarios. Estaban buscando a un supuesto grupo criminal que se dedicaba a esparcir el terror por toda la isla. Nadie salía de la ciudad capital o su pueblo pesquero sin escolta o alguien capaz de protegerlos, aunque ni con esas se estaba del todo seguro. El desierto era la zona más afectada por los robos, y la selva la zona más afectada por el exterminio de animales. La patrulla consistía en tres caravanas de mercaderes en las que habían cuatros soldados revolucionarios llendo de incógnito junto a otros civiles, y cada caravana poseían varios carruajes de caballos transportando mercancía hacia los pueblos.

 Una de las caravanas iba en dirección a la selva de la isla y recorrer una ruta transitable en esta, mientras que las otras dos restantes harían la misma ruta pero en dirección contraria, uno saliendo de la capital y otro saliendo desde un pueblo pesquero.

  - Perdonad, pero nos gustaría saber que tendríamos que hacer en caso de que nos ataquen, capitán. - Preguntó un civil al capitán revolucionario de esa caravana - Porque nosotros no somos hombres de armas y no sabemos como actuar en una emergencia. Además, por los rumores, es un grupo formado por muchas personas, ¿verdad?.

  El capitán iba algo bebido. No se tomaba en serio la misión y creía que los rumores fuesen ciertos, pero como agentes de la ley era su deber ayudar a otros. Solo quería llegar a puerto, hincharse a sake en cualquier bar y dormir. Pero no lo iba a tener demasiado fácil.

  - Mira, esto es lo que haréis: el desierto es muy amplio, así que corred en dirección contraria de dónde vengan.

 El civil se quedó anonadado por la respuesta del capitán, pero un cadete le hizo señas para que se acercase.

  - Siento que nuestro capitán sea un incompetente. Pregúntame lo que quieras y yo te responderé, porque los otros dos soldados y yo hemos hablado sobre el plan de defensa, en caso de que nos ataquen.

 - Ah... claro. Lo primero de todo, ¿otros dos soldados? ¿No sois tres en total, sino cuatro personas?

 - Sí, somos tres más el capitán. ¿Ves esa jaula de pájaros gigantesca? Allí está escondido un francotirador. No puedes verle porque la jaula está tapada con una manta, aunque tampoco hace falta que le vean. Tiene varios tipos de bala en su armamento y un rifle con bastante potencia, además de ser el mejor en su oficio. Aunque esté dentro de una jaula, esta no tiene parte de abajo por lo que podrá saltar del carruaje dándole una patada a la jaula para tirarla y huir. Además tiene un par de ases bajo la manga. La otra soldado es una gran compañera mía, la cual es tan fuerte puede hacerle frente a unas veinte personas solo por su corpulencia física. Con sus brazos puede levantar una piedra de más de 100 kilos de peso y lanzarla a unos 10 metros sin demasiado esfuerzo, eso sin contar con que es una maestra del Ryusouken. Por mi parte, yo tengo que dirigir a los conductores y a los demás civiles para poder huir sin mayor perjuicio.

 Un poco más calmado, el civil se fue a refugiarse del sol para evitar una insolación, con la única preocupación de no malgastar el agua que tenía para todo el viaje.

 Davidson, el francotirador pudo divisar algo a lo lejos. No estaba seguro de qué era pero avisó por Den Den mushi a sus compañeros por si acaso.

 - Habla Davidson. Veo algo a lo lejos, pero creo que son unas cuantas rocas. Voy a comprobarlo con la mirilla del rifle para asegurarme. ¿Alguna idea, Lyt, Lillie? Cambio.

 - Habla Lyt. Antes de decirte nada quisiera saber qué es lo que ves, cambio.

 - Pues... no era rocas del desierto después de todo. Es una caravana destruída. Deberíamos hacer una pausa en nuestro viaje e investigar más a fondo.

 - Habla Lillie. Creo que tienes razón, me acercaré junto a Lyt. Tú protege a los civilies. Corto.

 Lyt y Lillie se acercaron a esa caravana destruída. Los carros se encontraban volcados y parcialmente destruídos, y no había rastro de personas aunque la mercancía seguía intacta.

  - Qué extraño... - dijo Lyt - pensaba que este grupo de criminales eran como los bandidos. Gente que saquea a otros para subsistir. Sin embargo... no esto no tiene sentido alguno. Deberíamos volver.

 - Aquí Davidson. Deberíais volver. Cambio.

 - ¿Has presentado tus oposiciones para mago, Lyt? - Bromeó Lillie - Pues habrá que irse a ver que ocurre. Aquí Lillie. Davidson, Cuéntanos más. ¿Han aparecido enemigos?

 - No, solo uno. Pero está corriendo muy deprisa. Rápido, venid.

 Ambos empezaron a correr. Los conductores de los carros empezaron a moverse y se posicionaron en paralelo, de manera que hacían una barrera para proteger a los demás. La vida de los civiles tenía mayor prioridad que el género que transportaban. El capitán se despertó de su larga siesta, así que fue a ver.

 - Malditos niñatos, no pueden dejar de hacer escándalo. A ver, ¿quién es el causante de todo este barullo?

 El capitán observó a una bestia reptiliana de más de dos metros de altura. Los soldados le gritaban y le suplicaban que se moviese, que era demasiado peligroso para una sola persona. Pero por algo le apodaban "el inamovible". El líder de la patrulla de revolucionarios se puso en posición para la pelea.

 - Dispárale con un tranquilizante en cuanto le coja, muchacho. No quiero verme en embrollos por una muerte innecesaria de un animal, aunque sea un monstruo peligroso. Puedo detenerlo con mis brazos, tú solo haz lo que te he dicho.

  El animal se acercaba a toda velocidad buscando embestir el carruaje central de la caravana, sin importarle pasar por encima del viejo. No obstante, el capitán pudo agarrarle con algo algo de dificultad. Después de cogerle con ambos brazos, le hizo un súplex al monstruo, estampándolo contra el suelo gracias a la fuerza centrípeta. Ya en el suelo, le hizo una llave para que no pudiese mover.

 - ¡Rápido, dispárale!- Gritó con cierta rabia, pues estaba haciendo un esfuerzo increíble en sujetar al "bicho"-  ¡¿a qué esperas?!

 Davidson le disparó. La primera bala le alcanzó la pierna derecha. "Maldita sea, esto no es suficiente como para paralizarle si quiera, necesito darle otros dos balazos o uno en el cuello" pensó. Pero la bestia enfureció y agarró al capitán y lo tiró contra uno de los carros y destrozándolo. "Joder, joder ¡Joder! No para de moverse. Pero al menos no sabe que estoy aquí, pero será cuestión de tiempo que me tire de aquí". Davidson estaba muy nervioso, la jaula en la que estaba escondido se encontraba encima de una pila de cajas. En cierto modo era una ventaja pero en cuanto algo le pasase a la estructura de estas se caería.

 - ¡Lyt!, llévate a los comercientes fuera de aquí. - Gritó Lillie - Yo me encargo del bicharraco este, cúbreme Davidson. ¡Ryousouken!

  Lyt fue dirigiendo y ayudando a la multitud para irse aun sitio seguro sin ningún daño. En cambio, Lillie se puso a correr hacia el enemigo posicionando los dedos de manera que pareciese una garra. Con la mano izquierda agarró al animal por el costado, clavándola en la carne de las costillas mientras con la mano derecha le cogió del cuello.

 - ¡No lo mates, puedes dejarlo inconsciente!. - Le dictaminó Davidson- ¡Está débil y le necesitamos vivo!  

  Lillie seguía apretando con los dedos, buscando romper los huesos de las costillas y sus cervicales. Pero su contrincante le dió un golpe con el canto de la mano en el cuello de esta, dejándola aturdida por un momento, en el que este pudo recuperarse. Ambos se encontraban cara a cara, en medio del desierto como dos duelistas en las viejas historias de forajidos.

"Debo cambiar de punto de vista" - pensaba Lillie - "Espera un momento, ¿no estábamos transportando algo de aceite?"

 - ¡Dístraele, Davidson!, Tengo que hacer algo aquí dentro.

 La soldado empezó a correr en dirección a la caravana, escondiéndose dentro de un carro. La bestia le perdió de vista, pues habían disparado una bengala en el cielo. Tras la distracción, se dispuso a buscar a la chica, en la misma dirección que sus pisadas. Allí dentro, la vió, pero esta tenía una sonrisa de ganadora en la boca.

 - Estás acabado, bicho de mierda.

Dentro de la parte de carga del carruaje, Lillie había vaciado una botella de aceite en el suelo, de tal manera que al entrar dentro la bestia se resbaló con esta.

- Ryusouken

Reventó la misma botella que había vaciado, haciendo que se le clavasen los cristales al intentar levantarse.

- ¡Baja y dispara!

Davidson salió de su escondite, y se dispuso a apuntar a la vena carótida.

"Esta vez sí" - pensó Davidson, en un pequeño momento de victoria personal - "Dulces sueños"

Después de retorcerse de dolor por los cristales, en medio de un charco de sangre, aceite y arena, la bestia se fue calmando poco a poco. En el momento en el que cayó en un sueño profundo, se fue convirtiendo en algo distinto a un reptil bípedo. Ni Lillie ni Davidson podían creerselo.

- He dejado de oir ruido, ¿ha pasado algo interesante? - preguntó Lyt - ¿¡Pero que mierda!?

En el suelo se encontraba un muchacho pelirrojo inconsciente, lleno de cristales y heridas.

....

- Y al parecer, después de tan intensa pelea, los reclutas Lyt, Lillie y Davidson, junto a su capitán, se trajeron al prisionero a los calabozos. Durante la semana que lleva aquí, los ataque a comercientos se redujeron a un nivel mínimo.

- Está bien, entonces valdrá la pena hacerle una visita.



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A PARITR DE AQUÍ NO HAY NADA QUE VER JSJSJSSJSJSJSJS

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Un par de jóvenes se encontraban en medio de un bosque tropical. Un joven alto de pelo rojo y cara inexpresiva se encontraba meditando bajo una cascada. La otra chica, no mucho más baja, se encontraba fuera del lago leyendo un viejo manuscrito. No quería que su preciado ejemplar se mojase.

-He terminado la meditación, Rosa. – dijo el joven de manera entusiasta - . ¿Nos vamos a dar una vuelta?.

-Tonto, ya sabía que habías terminado la meditación.

El agua de la cascada caía directamente de la Gran Púa, una montaña que superaba en altura a casi todas. Su peculiar nombre viene de su también extraña forma. Se asemejaba a un tronco incrustado en la tierra en vez de una montaña. Esto se debía a que no poseía una cordillera ni falda, por lo que era una columna de piedra gigantesca que milagrosamente no caía. Allí arriba se encontraba el centro de la isla, el dojo de Shin Shiki.
Toma coge esta toalla, Jero. Te vas a resfriar.

-¡Qué va! Es como tú con el sol. Eres tan morena que no te vas a quemar nunca. Yo igual, pero con el frío.

-Eso no se aplica a las chorradas que sueltas. – Dijo Rosa, y empezó a reírse con su peculiar manera.

-Y además te ríes raro. Así no te casarás nunca.

-Ni falta que me hace, idiota.

La isla de Shin Shiki era originaria del South Blue. Era uno de los pulmones del planeta. Vastas zonas de puro bosque tropical, principalmente formada por árboles de bambú tropical y enredadera que conectaba cada planta con otra. “Un escarabajo en Shin Shiki nunca toca el suelo”, esa era la frase que recurrente de los ancianos aburridos que contaban historias a los niños. No solo eso, también habían varios poblados que aunque eran libres al no estar bajo una monarquía o nobleza, se guiaban por las normas tradicionales escritas en piedra en la pared de la Gran Púa. Además de eso, la diplomacia y los asuntos exteriores con otras islas y el gobierno mundial era dirigida en un comité el cual estaba presidido por el heredero del dojo. La heredera era Shiki. D. Rust, la mayor maestra del momento en el Shiki Tempo.
Contra todo pronóstico, también había una zona exótica dentro de lo exótico en la isla. Esta era la única zona de hierba, del cual había barranco de forma cóncava. Al fondo de este creía un árbol. Un árbol ancestral que existía desde antes de la aparición de la selva en la isla. Un simple bellotero milenario. Alrededor de este era incapaz de crecer los árboles de bambú pues aunque no se podía ver a simple vista, este árbol poseía raíces tan grandes que abarcaban una zona considerable, y solo dejaba nutrientes para el bellotero y la hierba de su alrededor.. Todo bambú que nacía en esa zona moría. Este lugar era el favorito de Jero y Rosa, pues era cómodo y tranquilo.

-¿Hacemos una carrera a ver quién llega primero al árbol del fondo de la colina?.

-¿Otra vez, Rosa? Si te he ganado 45 veces ya.

-Y yo otra 23. – Se sonrojó por la rabia de perder en algo frente a su amigo – Y cuando termine este día serán 24.

Con una sonrisa en la boca, la joven cogió carrerilla y saltó. La colina era bastante alta, por lo que cayó en la hierba y fue resbalando por esta. Jero no se esperaba que lo hiciese tan rápido.

-Oye, ¡Espera!¡Tramposa! – Gritó Jero.

-¡No es trampa, tu has sido un lento!

La joven fue seguida por Jero, que no pudo llegar a tiempo. Se puso de lado para agarrarse con el brazo derecho y así no chocarse contra este. Jero no pudo hacerlo a tiempo, y se golpeó contra el viejo bellotero. La tontería le costó una pequeña hemorragia nasal.

-Y entonces aquí van 24. – Soltó Rosa en un tono burlesco. – Pues entonces, ¿cuál es mi premio? Bueno mientras tanto… te recuerdo que tienes un pañuelo en tu bolsillo izquierdo.

-Ya lo sé, estúpida.

-Eres muy mal hablado. Si le hablas así a las chicas, no te casarás nunca.

Jero solo quería echarse una ligera siesta bajo la sombra después de un largo entrenamiento. Ambos jóvenes se tumbaron en el suelo. Rosa sacó su libro de nuevo y se dispuso a leer.

- Oye, ese libro es un aburrimiento. No sé cómo no te has dado cuenta aún de ello… Bueno puede que te guste porque seas tú tambien un aburrimiento.

- Me gusta que me llame aburrida la persona que se pase 3 horas diarias meditando.
Jero empezó a dormirse cogido del brazo izquierdo de la chica mientras ella estudiaba su libro con su brazo hábil. Esto ocurría todos los días. Eran los días felices de los jóvenes. Ambos los recuerdan con cariño.

“Qué raro, Naira está junto con alguien desconocido” Pensó Rosa.

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El subcomandante Kiru era una persona sencilla. Aunque estaba al mando de una parte importante del ejército revolucionario en Zábalam, no le gustaban los días inquietos. Se aferraba a un dicho filosófico que había escuchado de pequeño. “Todos los humanos tienen que apreciar las etapas tranquilas de la vida”. Sin embargo, esta vez era una excepción. Por una vez en la vida, sintió la emoción de poder atrapar a un villano y hacer justicia, y no esa “suerte de justicia” de la marina que tanto odiaba.

Esta mañana habían capturado a un sujeto sospechoso en el desierto, y descubrieron información interesante sobre este. Para empezar, la patrulla que los había capturado esposó con grilletes de piedra marina a una bestia, y esta se transformó en un humano. Nada más llegar a la base, Kiru se encargó de hacerle unas preguntas. El interrogatorio fue de lo más inesperado, pero bastante satisfactorio en cuanto a información obtenida. Sin embargo, habían cosas que tenía que discutir con Pridesteal, la mujer que llevaba las riendas en todo Zábalam. No era la presidenta o la reina de la isla, pero sí una persona que tenía mucho poder sobre la gente de allí.

- Jefa, tenemos un poco de información del sujeto capturado en el desierto. Hace una hora terminamos con el interrogatorio. Tengo aquí el Tone Dial de esta. Solo espero que valga la pena porque dura más de 80 minutos y nos perderemos nuestro rato libre.

- Los ratos libres son un mito para mí ya, querido. ¿Después de esuchar la cinta nos ponemos salvajes? Nadie se dará cuenta de ello. Ya sabes… tengo un pestillo a prueba de ladrones… y varias cositas aquí guardadas.

Y tras esta última línea, la comandante le guiñó un ojo. La cara de Kiru puso una mueca extraña debido a que se puso rojo. No era de extrañar pues Pridey era una maestra de la seducción. Era su mejor baza como agente espía. Además, ser pervertida no solo era su pasión, sino su estilo de vida.

Bueno, bromas aparte… empecemos ya con la grabación. Luego mandaré a algún cadete que redacte el audio de este Tone Dial. ¿Viene con un Den den mushi de proyección?

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- Jero, estás despierto,¿verdad?

- Sí, ¿por qué?

Rosa le puso la mano en la frente, y fue tocándola hasta llegar a la parte izquierda de su frente.

- Me gustaría saber cuando te hiciste esta marca. La de la ceja…

- Pues… me la hice… estuve entrenando y apareció una bestia de repente y… y me atacó, ¡pero yo la maté!.

- Vamos que te la hiciste mientras cocinabas.

- Me la hice mientras cocinaba.

Ambos jóvenes se rieron de la chorrada de la cicatriz en la frente.

- Se hace tarde y ya no puedo leer por la falta de luz, ¿te acompaño a pescar un poco y nos vamos a nuestras casa?

Jero afirmó con la cabeza. Acto seguido, se levantaron y empezaron a correr cuesta arriba hasta llegar al final del barranco. Ambos jóvenes tenían un muy buen fondo físico. La isla de Shin Shiki, aunque atrasada en lo que a cultura se refiere, era una isla con una larga tradición guerrera. Todos en la isla recibían en su momento un entrenamiento desde pequeño. Y es que la isla daba todos los recursos para ello. Por su parte, Jero había empezado con un entrenamiento más avanzado, pues iba a formarse como guerrero al igual que su madre. Pero también se dedicaba a pescar. Una parte del sustento en su casa provenía de los peces que traía todas las noches.

Por la costa se encontraba una mujer rubia mirando las olas del mar, tranquila como ella sola. Sin previo aviso, se giró hacia los muchachos que se acercaban a la costa. Al hacerlo, se podía ver que por el ojo derecho poseía un parche de color verde, con una flor de rosa tapándoselo. Esta mujer les dió una vaga sonrisa.

- ¿Sabías que Naira está aquí?

- Sí. - Le respondió Rosa – le quería preguntar una cosa.

Rosa empezó a hacer gestos con las manos, Naira también hizo esto. En efecto, era una persona muda. Mientras Jero sacaba un pez detrás de otro en la bahía, Rosa y Naira tenían un silenciosa pero a la vez fogosa conversación. Ambas se reían, se ponían rojas… Aunque era mucho más mayor, era como su mejor amiga. Y es que Rosa era la única persona que quiso aprender el lenguaje de signos. A su vez, Naira solo tenía breves expresiones faciales cuando estaban juntas, pues la mayor parte del tiempo era inexpresiva.

Pasado un cuarto de hora, Jero ya había pescado lo suficiente como para que la familia de ambos cenasen. Ambas amigas se despidieron y tomaron caminos separados.

- ¿Oye, y de qué hablábais?.

- Un secretito. - respondió Rosa mirando hacia otro lado, algo sonrojada – Bueno, me ha contado algo interesante acerca de un secreto en la montaña.
Un rumor que se había esparcido recientemente. Una extraña piedra negra.

Jero le cogió de la cabeza y empezó a agitarla.

- ¡Ja! Eso es todo mentira. Para empezar, eso suena como algo sacado de un cuento. Por no hablar de la poca utilidad que tendría una piedra. Mira, en la playa hay muchas. Y si lo miras en perspectiva la isla es también un gran pedrolo.

- Deja de decir estupideces por favor. En serio… me ha contado cosas como que esa piedra negra tiene un gran secreto sobre la historia de la isla. Quiero saber qué es...

El joven se encontraba mirando pensativo, como si le escuchase. Al terminar su frase, le dió un beso en la mejilla.

- Deja de fantasear. Seguro que aunque Naira no quería hacerlo, te ha contado algo que no es cierto. Por eso existen los rumores, para que la gente lista se ría de la gente crédula. Bueno… toma este cubo con peces y tira a tu casa. Buenas noches.

- … Buenas noches Jero.

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[Entrevistador] Bien, este cacharro ya está encendido… Hola, me llamo Kiru. Soy un agente de la ley aquí. Te encuentras arrestado por ser sospechoso de causar revuelo por toda esta isla.
[Sujeto] Bueno, no sé ni siquiera en que país estoy. Suelo vagar por ahí y sobrevivo como puedo.
[Entrevistador] Te explico unas cuantas cosas. Estás en una isla llamada Zábalam.
[Sujeto] Bueno estaría bien que nos presentemos.
[Entrevistador] Claro, yo me llamo Kiru. Soy el segundo al mando aquí.
[Sujeto] Yo… me llamo Jero.
[El sujeto se intenta rascar la barbilla como puede. Puede que sea su tic nervioso frente a las mentiras]
[Entrevistador] Bueno te voy a contar una cosa. Zábalam está compuesta por una selva, un desierto y la capital. Además de claro está de unos pueblos por la costa. ¿Qué hacías en el desierto? Estabas comiéndote una alimaña.
[Sujeto] No suelo recordar lo que hago últimamente.
[Entrevistador] Que raro, los calmantes no tienen estos efectos secundarios. Bien, prosigamos pues ¿cual es tu forma de ganarte la vida?
[Sujeto] Me suelo mover por ahí, e intento ganarme la vida. Normalmente como de lo que pesco.
[Entrevistador] ¿De dónde vienes?
[Sujeto] Mi isla de origen se llama Shin Shiki.
[El entrevistador se quedó callado un momento]
[Entrevistador] Y..., ¿tienes familia ahora mismo?
[Sujeto] Pues no. Bueno, estaba en la búsqueda de una amiga. La marina se la llevó a la fuerza y quisiera saber dónde está. Por cierto… esta no es mi ropa. Me habéis cambiado… ¿Y la cinta? ¿Dónde está?
[El sujeto empieza a mirar hacia al entrevistador con cara de ansiedad. Empieza a respirar con dificultad y a tener sudores fríos.]
[Entrevistador] Oye, ¿qué te pasa?
[El sujeto empieza a transformarse de manera progresiva en una bestia reptiliana. Acto seguido pierde el control y empieza a darle golpes al cristal de seguridad.]
[Entrevistador] Maldita sea. ¡Gas sedante rápido!
[Fin del interrogatorio]


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Aunque no solía ser una persona seria, la comandante Pridesteal. Se dispuso a interrogar de nuevo al sospechoso. “Tengo algo aquí muy interesante entre manos, la información que saque de aquí le gustará mucho al Jefe Kokuhebi”. Estos eran los pensamientos de la comandante, la cual tenía una ardiente sonrisa en la cara. Todo el mundo que pasaba por su lado en la base no podía evitar sonrojarse, independientemente de su sexo y sexualidad. Pero sus intenciones en ese momento distaban mucho de sus usuales razones banales. Tenía a un sujeto perfecto. Tenía a un supuesto superviviente de Shin Shiki.

Por ahora necesitaba saber que tipo de persona era. Un perfil psicológico. Para ello tenía un par de ases bajo el brazo. Su objetivo  no solo era conseguir información, sino darle razones para participar en la causa revolucionaria.  Pridesteal era una experta en eso. Si funcionaba por métodos de psicología, pasaba a a seducción. Cuando fallaba eso, recurría a la violencia. Y si no, usaba su talento innato. Sea como fuere, era una experta en el engaño y la manipulación ajena. Pero los solía usar en pos de fines revolucionarios.

Un cadete revolucionario le abrió la puerta de la sala de prisioneros. Los prisioneros estaban atados de las más diversas maneras. Pero a los peligrosos se les encadenaban de una manera pensada inteligentemente para hacerles sufrir, hacerlos sumisos, hacer que hablen… Y Jero, no era la excepción. Pridesteal se fue acercando a su celda, se fue abriendo un poco el escote. Según la imagen del vídeo del Den Den Mushi, era un joven bastante guapo.
Se acercó a la celda. Allí yacía el sujeto, con los grilletes atados a las piernas. De estas salían unas cadenas muy cortas unidas a la pared. Usaba sus brazos para separar su cuerpo del suelo. Este tipo de posición era muy incómoda y facilitaba que el sujeto terminase agobiado debido a la subida de sangre en la cabeza.

-Hola… Jero, ¿cierto? Perdona por la rudeza de mis camaradas. Te han catalogado algo injustamente de “peligroso”. Pero les entiendo, lo desconocido puede dar bastante miedo, ¿verdad?. Siempre lo he dicho, estar solo puede llegar a ser peor que el infierno. Y más frente a un mundo tan abruptamente grande.

Empatía. Quería hacer que Jero se sintiese como uno de los suyos. Claramente, esto era una sarta de mentiras bien montadas. Pero Jero seguía callado. Lo estaba desde el momento en que fue aprisionado.

- Bueno, voy a ponerte al día. 13 Caravanas asaltadas, diversas masacres de animales. Los 4 tigres de Zábalam de categoría “alfa”. Los incontables animales cazados. Tienes enfadada a mucha gente, ¿sabes?. Si te soltamos, los ciudadanos no tardarán en querer perseguirte y matarte. Huirás de esta isla, y entonces harás lo mismo, pero esta vez te perseguirá el gobierno mundial. Para ese entonces ya no tendrás sitio al que huir, pues Zábalam no es jurisdicción del gobierno sino de su enemigo, los revolucionarios. De hecho, probablemente no podrás ir a ninguna isla de nuestra facción...

Jero estuvo observando como le hablaba. No entendía de lo que le hablaba, era un forastero del mundo entero. No sabía qué era la marine ni tampoco los revolucionarios. Solo había una cosa de la que quería saber. Su verdad.

- ¿Gobierno mundial?, más de una vez he oído hablar de ellos, pero la primera vez que oí eso, ocurrió una masacre en mi hogar. Toda mi vida cambió por completo.

Pridey tenía esa sonrisilla en la cara que solo tenía cuando encontraba a un “amante perfecto” o todo salía como ella lo había planeado. Esta era la suya.

- Cuéntame más, querido superviviente.

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Si lo piensas detenidamente, el presente no existe. Solo hay un pasado doloroso y un futuro incierto. La manera de encontrar la felicidad es mezclarte con la naturaleza mediante la meditación.

Mi casa no era la gran cosa. Ninguna lo era la verdad. Todos en mi isla éramos muy simples. De hecho, solo existían dos tipos de personas, los que trabajaban para la tierra y los que trabajaban para las armas. Eran muy pocos los que elegían este camino, debido a que solo cien personas podían salir al mismo tiempo de la isla. Y el acceso a ella tampoco era una cosa permitida, pero habían unas pocas excepciones. Naira era una floristera muda, ella era extranjera. También terminó siendo una persona terrible. Pero vayamos por partes.

Era un cálido día de verano. Mi maestra se llamaba Shiki D. Rust, era la que manejaba la isla, y la que hacía que todo el mundo pudiese estar en contacto con las artes de guerra. Yo era un aprendiz, pero era muy fuerte en ese entonces, y de hecho lo sigo siendo. Sin embargo, ella se dirigió a mí y me contó una cosa. “¿Qué buen día hace hoy verdad?. Deberías aprovecharlo para salir y pasar el día con tu familia.” Era como si ya supiese lo que iba a pasar.

Perdido por el bosque, buscando matar el tiempo, me encontré una fruta un poco extraña. La guardé. No olía demasiado bien, la verdad. Pero sí era algo curiosa. Ninguna fruta era tan grande en comparación al fruto de bambú, ni tenía espirales. Así que me dispuse a meditar un poco, como siempre. No quería perder mi rutina diaria. En medio del “trance”, me interumpió una conversación ajena. Raro era, pues me encontraba en una cascada que muy poca gente conocía. Solo yo iba a meditar allí, era mi lugar preferido.

Un hombre extraño estaba dándole unas instrucciones a Naira. De todo lo que dijeron, me acuerdo de dos cosas, la primera era sobre Rosa. Tenía un “haki” muy poderoso, y sería alguien valioso para el ejercito marine como una recluta. Había nacido con ello y sería una pena que un talento como ese se fuese a perder. La otra cosa, era sobre como debía actuar para robar una cosa llamada “Poneglyph”. Habían demostrado la existencia de ello e iban a actuar dentro de un día. No sabía que era, así que no me alarmé demasiado.

Recuerdo que después de cortarme el trance, no podía volver a meditar de nuevo. Eso lleva un rato de preparación. Así que decidí comerme la fruta. La lavé junto al cuchillo que siempre llevo con el agua de la cascada y fui pelándola. Después de comérmela, lo único que recuerdo es que el agua me hacía sentirme increíblemente débil, por lo que quería salir. Después de hacerlo no recuerdo nada más. Cuando quise darme cuenta, estaba en el mar.
Desde la barca, todo lo que vi fue un caos. Varios barcos enormes empezaron a bombardear la isla. Me encontraba mal, me dolía la cabeza y vomité. Quise limpiarme, pero el agua también me  hacía sentir mal. Tenía mucho miedo. Nunca salí de la isla… y estar de repente en el mar… no quiero hablar demasiado del tema.

Alcé después un poco la vista. Dentro de todo ese caos, pude ver como las plantas de bambú selvático de mi isla iba creciendo de manera exagerada, de manera monstruosa. A modo de cuerda, estas se enredaron en la montaña que existía en el centro de Shin Shiki, la Gran Púa. La gran púa… cayó. Fue rota por las plantas, como si una mano la cogiese y la reventase del mismo modo que un palo de madera. Pude ver como uno de los pueblos de debajo era arrasado por los escombros.

No quería oír, ni ver, ni hablar. Estaba solo en la deriva en una barca de madera que se quedaba triste al lado de esos buques. Uno de estos me apuntó directamente, quería acabar conmigo y hundirme. No podía reaccionar, estaba atrapado. Pero del agua salió un proyectil. Y destrozó un buque detrás de otro. No podía ver bien por el humo y el polvo producido de los buques hundidos, pero pude oír un “vive”, y un “búscala”. Me volví a desmayar. Después de eso, terminé  en una isla y fui vagando por el mundo.

- ¿Y cuantos años han pasado desde entonces? - Le preguntó a Jero.

- Unos 5 años, señorita.

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Ha pasado un año desde que Jero fue arrestado por los revolucionarios. Afortunadamente, la Comandante Pridesteal era bastante comprensiva para con su situación personal. Fue aceptado como cadete revolucionario y se le perdonó por sus acciones en Zábalam. Claro que a cambio se dedicó a realizar actividades de ayuda comunitaria, para compensar. Y encontró un nuevo hogar allí, sin embargo seguía sin las respuestas que buscaba. Hasta ese momento.

- Jefa Pridesteal, he recibido una carta. Está firmada por una persona que yo creía muerta. - Jero empezó a sudar frío.- Creo que voy a pedirle un favor. Ya hice varios trabajos para el ejército revolucionario, así que me gustaría proponerle que mi primera misión sea en esta isla.

- Mi pequeño se hace mayorcito… a ver, a ver...- Pridesteal se levantó de la silla, fue acercándose a Jero y empezó a leer el comunicado.- ¿Sabes qué?, no estoy de acuerdo con esto. Eres el primer hombre que se resiste a mis encantos, y hasta que no seas mío al menos una vez, no quiero que te roben.

- ¡Jefa!, ya hemos hablado de esto. Deje de bromear por favor. Sea seria de una vez conmigo.- Refunfuñó el joven.- Además quiero hacer esta misión yo solo. Ver a esta persona implica saber que pasó en Shin Shiki. Y el porqué la Marina lo hizo. Porque quien firma es Shiki D. Rust. ¿Me lo puede confirmar?

- Sí, es lo que pone. Está bien, aceptaré si me prometes una cosa. No sabes lo que va a ocurrir allí fuera. Tienes una debilidad muy grande. Eres un gran espía, pero en cuanto los marines vean tu forma humana, no tendrán piedad contigo. No es lo mismo un pirata de poca monta, frente a alguien que ha sobrevivido a una Buster Call. Tienes que saber controlar tu fruta, ¿sabes?

- Sí, también. Esta fruta extraña… si no fuese por vosotros, no hubiese sabido qué era. Ni tampoco hubiese llegado a saber nada sobre Jaw. No sabía que mi fruta también alterase mi personalidad.

- No… Creo que eso es solo algo de esa Ryuu Ryuu no mi: modelo Komodo. Bueno, ¿Y a qué isla tienes que ir a investigar?.

- Dice que en 5 semanas quedemos en un sitio llamado Drum. Sólo espero que no sea un lugar demasiado frío.

Peticiones.:

Editada las peticiones: cambio de facción

Venga, voy a leer la "libreta de dolor"

Reacción, minuto 5:15:

Bien primero que todo, se me han colado guiones porque estaba redactando de libreOffice y al copiar-pegar se me han ido varios y no los he puesto todos.

Creo que editaré (tengo derecho a una edición o una segunda corrección, ¿verdad? Bueno, editaré pero no en este post, sino en un borrador de la sección de borradores. Luego copio y pego. Pero básicamente creo que se lo que quieres decir: más comas, menos incoherencias y más explicaciones. En teoría lo de las plantas que hunden la montaña, es porque hay un personaje del CP7 (Naira), que tiene una fruta que controla las plantas. Es un Npc que un user creó hace ya tiempo, pero me gustó y la usé. Problema: es muda xD. Así que ahora que tengo vacaciones(wiiiiii) editaré, y haré que la historia mole. Y bueno, sí, el prota tiene que sobrevivir, si se muere antes de rolear pues como que no. Pero le daré una explicación lógica al asunto.

Por ahora dos cosicas: arriba del tema pondré [editando], para que no lo envíen a la biblioteca aún. Y una aclaración, la fruta NO es mitológica, es Zoan carnívora. Se me olvidó especificar ese detallito.

Así que gracias por tomarte tu tiempo, aunque probablemente esto te haya quitado tiempo de dormir y de estudio. De verdad, lo agradezco. Un saludo.

tony.randalph explota.