Dos hemanos, un gato y un extraño[Priv. Eoghan-Tenebrex]

A Tenebrex lo habían mandado a Shellstown por un supuesto cargamento de armas que los marines de allí iban a recibir. Parece ser que no había muchos hombres disponibles en las inmediaciones y por eso lo habían enviado a él, aunque al ser un novato solo le habían pedido que confirmase o desmintiese la existencia del cargamento, si había que tomar medidas alguien más experimentado se haría cargo.

Edward estuvo vigilando el puerto y observó la llegada de un barco... ¿quizás el cargamento estaba en su interior? El barco se quedó muy poco tiempo, no era el suficiente para descargar, por lo que Edward no notó nada sospechoso... Nada sospechoso salvo los dos jóvenes que salieron corriendo del barco.

Tras echar una mirada al horizonte y ver que ningún barco se acercaba decidió saciar su curiosidad y seguir a aquella pareja. Lo que vio no le agradó, estaban intimidando al dueño de una humilde posada para quedarse sin pagar, al ver que estaban distraídos se acercó sigilosamente al pobre hombre y le dio 2000 berries.

-Yo pago por esos dos si no consigo echarlos, ahora mismo vuelvo.

Fue directo hacia ellos, no parecían muy fuertes y aunque eran dos suponía que el poder del rubio sería suficiente para hacerles frente si fuera necesario.

-Vosotros... ¿no pensáis pagar? Este pobre hombre vive de esto, sin dinero no os quedáis- Dijo intentando sonar intimidante, con voz grave (tanto como puede) y pausada.

-"Q-q-q-qué...¿QUÉ DEMONIOS?"

Edward estaba flipando, justo al terminar la frase y sin que aquella pareja le respondiese un... gato parlante... hablando del dios gatoperro... apareció. El joven no sabía si era más raro su aspecto, que hablara o lo que dijo. Sin embargo, Edward vio una oportunidad de oro aprovechando lo que había dicho, por lo tanto decidió dirigirle la palabra.

Tras titubear un par de segundos intentó hablar sin reirse con aquel extraño ser.

-Ahm, perdone... No busco pelea, es solo que esta pareja parece querer quedarse sin pagar... Pero si usted dice que se encargará de "lograr tranquilidad" en caso de ser necesario, se lo dejo a usted.- Dijo Edward quitándose de en medio.

Si una pelea fuese a ocurrir, el no estaría allí, no señor, tenía una misión que estaba descuidando por su sentido de la justicia (y por su infantil curiosidad). Si nada le retenía allí más tiempo, se iría a seguir vigilando el puerto.

A Edward no le estaba gustando como iban las cosas, aquí cada uno a su bola y el chaval llamándole la atención cuando el pensaba que ya se había librado... Esto se estaba tornando absurdo. Tras unos segundos en los que no sabía si seguir hacia delante o girarse, vio que aquel gato bajaba las escaleras de nuevo.

Se giró y, señalándolo le dijo a la pareja:

- Hablaba con este, pero total, a nadie parece importarle.

Se acercó al hombre que regentaba la posada y le pidió perdón. En voz baja le susurró:

- No tienen dos dedos de frente, pasan de mí y no quiero montar alboroto aquí, quédese el dinero que le dí y espero que no le causen mucha molestia, ni esos dos ni esa especie de gato. Lo siento de veras.

En aquel momento recordó su misión y miró el reloj colgado en la pared de la posada.

- "Mierda, estoy perdiendo el tiempo"

Y corriendo se dirigió a la puerta, si nadie se lo impedía, en dirección al puerto.

La situación para cualquiera que no estuviera involucrado podría tomarse como un show cómico, un par de jóvenes burlándose de un sujeto extraño y un gato parlante que hacía parte de la burla, no todos los días alguien podía ver un espectáculo como ese, salvo que aquello no estaba actuado, era real todo, desde el vacile hasta el gato parlante. Mientras Shenyun escribe algo en un pedazo de papel, claramente con la intención de dárselo al gato, pues puede que tenga una idea para aliarse con él, le había parecido buena gente y su forma de pago le pareció de lo más graciosa, Shenhua empieza a tirar de la camiseta de su hermano nerviosa. -Skoll me empiezo a aburrir, y quiero divertirme un rato con esta gente- Dice mientras frota sus manos y relame sus labios, el joven pelinegro sabe perfectamente lo que viene después, y tiene que idear una forma de que esa manía de su hermane no le arruine sus planes. -Hati, tranquila, en un ratito dejaré que juegues con la gente, pero por ahora tranquila.- Responde Shenyun acariciando la cabeza de su hermana mientras observa como el rubio se aleja del lugar tras disculparse con el tabernero, la verdad, la intención de Shenyun no es molestar al tabernero, solo quiere una noche en una cama en condiciones.

El joven sale tras el rubio, dejando por el camino el papel en la barra al lado del gato, quiere saber que es lo que tiene al rubio tan obsesionado, y de ser posible, jugar un poco más con la mente de ese pequeño rufián, la verdad se había quedado con ganas de seguir jugando con la mente de aquél hombre. Shenhua por su parte estaba en forma lobo queriendo divertirse, y tras un gesto de Shenyun se come a un hombre que pasaba por delante, escondiéndose ambos para que el rubio no los pillara.

Nota para Eoghan:

De camino al puerto Edward se dio cuenta de que le seguía aquella extraña pareja, pero no sabía bien qué hacer, por lo que siguió hasta el puerto, considerando que si pretendían hacerle algo aquel sería un lugar seguro, ya que había mucho movimiento por la zona.

Al llegar al puerto, se preocupó un poco por el tiempo perdido.-"¿Cuánto habrá pasado? ¿Veinte minutos? Espero no haberme perdido nada."

El puerto estaba tranquilo dentro de lo que cabe, unos cuantos barcos de la marina y un par de pequeños barcos pesqueros, nada sospechoso. Supuestamente el cargamento debía llegar sobre las cuatro... Mirando el reloj que allí se encontraba, vio que aún quedaba alrededor de un cuarto de hora para que dieran las cuatro, por lo que el joven se tranquilizó. Ahora su única preocupación era la pareja que le seguía.

Tras un suspiro, Edward se detuvo y se giró.

-Venga, a ver... ¿qué queréis ahora?- Les dijo a los dos jóvenes.

Supuso que serían suficiente distracción para hacerle pasar el tiempo, esperaría una hora y si el barco no aparecía llamaría por su Den Den Mushi.

-"No me puedo creer que me haya tenido que encontrar con estos dos. Este engreído arrogante no tiene otra cosa que hacer que venir a fastidiarme. Que no le parece divertida mi mente pero que puede que encuentre una forma de hacerla entretenida... ¿Qué demonios? ¿Quién se cree que es? Pff... menudo imbécil. Espero que el tiempo pase rápido y me pueda pirar de aquí."- Pensó mientras escuchaba al joven varón dirigirse a él.

Edward no podía creer lo que estaba escuchando, ¿quién se iba a creer eso?

-Eres consciente de que no por utilizar muchas palabras eres más inteligente, ¿verdad? ¿Me llamas cobaya y yo soy el pretencioso? Si, muy lógico. -Dijo con un suspiro. -Bueno, pues si dices que no me estáis siguiendo sino que estáis buscando algo por el pueblo, podéis continuar vuestro camino, yo me quedo aquí... Si por el contrario me estabais siguiendo, repetiré mi pregunta ¿qué queréis?

Edward estaba empezando a exasperarse, estos dos iban de listos y no le gustaba nada su actitud. No hacía falta ser muy buen psicólogo para darse cuenta de que estaban intentando burlarse de él, pero el joven de ojos dorados no iba a ser una presa fácil para su estúpido juego.

El joven Edward, asqueado por la fútil conversación y el extraño calificativo de "sopa sin sal", suspiró cuando la pareja se alejó. Observando el mar, notó la presencia de un barco que se acercaba lentamente. De inmediato se giró para ver el reloj, eran las cuatro menos dos minutos. De ser cierta la información sobre un cargamento de armas, ese era el barco indicado, no había ninguna duda.

Para cuando se quiso dar cuenta, una cuchilla estaba acercándose a su cuello. El joven apenas tuvo tiempo de reacción, por lo que retrocedió y tropezó con su "atacante", aunque pudo mantenerse en pie. Entonces, cuando lo reconoció, se puso en guardia, un poco extrañado.

-¿Q-Qué? ¿Por qué me atacas?- Dijo haciendo un repaso mental de sus acciones. ¿Lo conocía de antes? Imposible, no era alguien que pudiera olvidarse fácilmente. ¿Sería posible que fuese tras su cabeza por su recompensa o por sus crímenes? Desde luego no parecía un marine, pero eso es muy relativo y tampoco debería de asumir que no lo fuese.

Si la respuesta resultaba ser hostil, aumentaría la distancia para observarlo bien; la postura que tomaba, el arma o armas que usaba, etc., si no, se relajaría un poco, aunque sin confiar plenamente.

Off:

El oído y olfato de Shenhua delatan la presencia de un olor conocido, el de un hombre, si es que se le puede llamar hombre a ese sujeto, pues parece más un gato que un hombre, que está cerca del rubio. Al volverse ve una escena que le encanta, el felino está amenazando al rubiales con unas dagas, al final su hermano tendría razón al concretar una cita en el puerto con el felino, es una de las cualidades de Shenyun que ella no posee, la capacidad de valorar las posibles relaciones beneficiosas con las personas indicadas, y es por eso que Shenhua no trata de hacerlo ni critica a las personas con las que contacta su hermano, con el tiempo ha demostrado que es más fiable que muchas otras personas, y/o técnicas para establecer relaciones entre personas, aunque a ellos nunca les dieron ese beneficio más que su familia.

La loba albina corre entre la multitud, oculta gracias a su tamaño y a la gente que la rodea, eso le permitirá llegar hasta su hermano sin que haya muchos problemas para ello. Al pasar junto a los dos, ve al rubiales tropezar con el felino en un torpe movimiento de huida de la daga. Algo que le causa gracia y sonríe aún en su forma lupina. Nada más llegar junto a su hermano se esconde y vuelve a su forma humana. - Skoll, ya me aburrí, jugué con cinco personas y no duran más que un hilo, no me entretienen. Además, aquél felino con el que concertaste el encuentro está junto a la sopa sin sal. - Dice a su hermano mientras lo abraza y mientras él le acaricia la cabeza. - La verdad es que yo también me aburrí, esta gente tiene poco entretenimiento para mí, vamos llévale esto al felino, yo iré al lugar indicado en el papel, junto al tercer barco contando del final este del puerto. - Dice Shenyun mientras se aleja hacia el punto acordado tratando de mezclarse con la multitud. Mientras tanto, Shenhua vuelve a su forma lupina y se acerca a los dos con la nota entre las fauces. Nada más estar al lado del felino le pone la nota y se aleja lo suficiente como para que no se les asocie, pero quedándose a la distancia adecuada para que el felino pudiera verla para seguirla.

Al parecer el joven rubio pudo ver como la daga del felino se le acercaba y, de una forma bastante torpe, logró zafarse de ello, aunque con ello se desequilibró y cayó sobre Eoghan. El joven felino se aparta velozmente del camino para evitar un choque viendo como el rubio avanza en vacío como alguien que está bebido. Los ojos del felino se centran en ese joven hasta que de pronto nota un olor a canido acercándose a él, algo que le llama la atención pues solo conoce una persona con ese olor en la isla y no tiene ese olor. Ante eso mantiene sus oídos alertas a cualquier sonido que delate a quien quiera que desprenda ese olor mientras mantiene al rubio vigilado, el cual parece confuso por su actuación.

Eoghan entonces ve un pequeño lobo acercarse a él con una especie de nota, lo cual seguramente sea un mensaje para él de alguien. El joven White Fang recoje la nota y ve que son indicaciones de un barco en concreto. Tras entregar el mensaje el lobo se aleja, pero manteniéndose a la vista como para que le siga. Eso es algo que le molesta un poco al joven felino por lo que mira al rubio y dice “Ya nos volveremos a ver.” Tras esas palabras Eoghan simplemente aparenta desaparecer sin dejar rastro alguno. Manteniendo en mente la indicación del papel se mueve rápidamente hacia el lugar y al ver el joven que vio en la posada supone que es él quien le envía la nota. Sin dudar un solo instante se coloca a su espalda y dice

“¿Qué es lo que deseas de mí?”

Edward se sentía un poco ofendido, a la par que aliviado, por la reacción del "gato". Por un lado, lo estaba ignorando por completo, pero por otro lado, no había atacado, sino que se fue con un "ya nos veremos".

"Bueno, mejor que mejor, no está siendo un buen día y luchar solo lo hubiera empeorado, ahora puedo volver a..."- Pensaba mientras se levantaba y sacudía- "¡Mierda! ¡El barco!" -Rápidamente se giró al barco que antes había captado su atención, el cuál ya estaba atracando. -"¿Pero qué demonios? ¿Cómo ha llegado tan rápido? ¡¿Cuánto llevo tirado en el suelo?!"

Algo frustrado, se acercó para poder observar qué sacaban del barco. Ahora que no había nadie interfiriendo, debía ser tarea fácil, solo tenía que hacer una llamada a la revolución diciendo si el barco llevaba o no un cargamento de armas, no podía ser muy difícil ¿no?

Lógicamente, el cargamento iba en cajas cerradas, pero si alguien se despistaba... el demonio amarillo podría echar un vistazo. En cuanto vio un par de marines yendo al barco para sacar más cajas, se empezó a acercar discretamente a una de las cajas más alejadas. Estaba nervioso, pero era una oportunidad de oro, no podía dejarla escapar. La caja estaba bien sellada, de eso no cabe duda, el rubio estaba intentando abrirla sin hacer ruido pero no era capaz.

-Mierda, si estuviera aquí Osu o Krau, esto sería pan comido... Aunque también sería más ruidoso.- Farfulló en voz baja. Alzó la vista un momento y, como no vio a nadie, golpeó la caja. Consiguió romper una de las tablas que formaba la caja (y que le doliese la mano).

-Así que era cierto... -Dijo, al ver el contenido de la caja a través de el hueco que había hecho. Había algunas armas de fuego de tamaño medio, munición, unas pocas balas de cañón... Se sopló un par de veces en la mano derecha mientras murmuraba. -Duele más de la cuenta... Ah, tengo una astilla clavada. Vale, entonces ahora solo tengo que hacer una llamadita y confirmar que hay armas.... -Al terminar de hablar, empezó a oír unos pasos acercándose.

El ruido había alertado a un marine, y para cuando Edward se dio cuenta de que el marine se estaba acercando, ya era demasiado tarde para buscar un escondite, por lo que, desesperado, se transformó por completo en una bici y se apoyó en la caja, poniendo el manillar en la rotura de la caja (para simular que la bici, al caerse, rompió la caja).

"Que se vaya, que se vaya"- se repetía.

Off:

El marine se quedó mirando la "bici" que parecía haber roto la caja accidentalmente.

-¡Vaya! ¿De dónde demonios...? -Preguntaba mientras miraba hacia los lados. No había nadie cerca, por lo que la bicicleta no parecía haber sido dejada por alguien recientemente, aunque tampoco recordaba haberla visto por el lugar antes. Extrañado, agarró la caja. -Bueno... Por suerte nadie ha visto nada... Así que esto me lo llevo y lo tapamos.- Con la pierna apartó la bici un poco, sacó la caja, la dejó encima de otra y se quedó mirando el vehículo.

-A ver ahora qué hago yo con esto... A Hugo le encantaría que su papaito le regalara una bici, pero no me van a dejar meter esto en el barco... Mira, la vamos a dejar apoyada en la pared esa, por si es de alguien, no vaya a ser que me meta en un lío por llevármela.

-"Ay ay ay, que suerte la mía" -Se decía Edward, al escuchar al hombre deliberar en voz alta. Era un hombre de unos cincuenta años, con principio de alopecia y pelo parcialmente canoso. Era bajito y no parecía particularmente fuerte, de hecho levantar la caja parecía haberle costado.

Una vez el hombre apoyó a Edward en la pared y le dio la espalda para volver al trabajo, el demonio amarillo corrió como alma que lleva el diablo. Una vez se consideró a salvo, sacó el Den Den Mushi.

-Misión cumplida, al menos por mi parte... Sí, como suponíais. Correcto. En la que yo he visto no había espadas, no. Pueeees... balas de cañón y armas de fuego con su munición. No, no sé mucho de armas, no sabría decirte. ¡Perfecto! Pues vuelvo a la base.

Con una enorme sonrisa, la conversación llegó a su fin y Edward dio por concluida su misión.