[Los Power Rangers Ninja] Cause this is Thriller!! Thriller Bark!!

Krauser frunció el ceño al mirar a aquella isla en sí. Nunca antes había sentido una sensación aquella recorrer su cuerpo. Por fin experimentaba aquello que los demás llamaban miedo y que él llevaba sin conocer desde que era un crío. Ladeó un poco la cabeza y miró su mano izquierda, la cual estaba temblando totalmente. Mostró una sonrisa ladeada y después tragó saliva. Las ganas de darse la vuelta eran enormes, pero no podía rendirse una vez llegó hasta el enorme barco del Grand Line. Era el momento de convertir aquella cosa en la base de operaciones de los demonios de la Quimera. Pudo ver que el barco ya estaba atraco en el muelle y era el momento de comenzar con la macabra fiesta. Iban a tener mucho cuidado, o al menos el asesino de la niebla lo tendría. Cuidaría a sus compañeros de cualquier peligro que hubiese y que atentase contra ellos.

Los cabellos del Gran Espada ondeaban debido al leve viento y su mirada parecía ser seria en todo momento. Llevaba su enorme arma en la espalda, metida en una funda negra. A los lados de su cintura dos machetes, una pistola en la pierna derecha, su hilo de piano y una camiseta negra. En su mano izquierda poseía uno de sus guanteletes especiales, el cual tenía tres pinchos y estaba hecho de una calidad impresionante. Tenía sus trucos, pero los desvelaría en combate. Había visto innecesario llevar su armadura y el otro. Su rostro estaba cubierto por sus vendajes habituales y calzaba unas sandalias de madera. Su pantalón era el típico grisáceo que utilizaba para sus misiones de infiltración. En el bolsillo llevaba una pequeña radio, la cual estaba a punto de activar. Era el momento de meter un poco de motivación a sus hombres pese al mal entorno que había.



En cuanto hubo puesto la música, trato de sonreír de lado e ignorar el miedo que le hacía sentir aquella isla, pero resultaba ser difícil. El sonido de su pequeño aparato le relajaba muchísimo, pues era de sus tonos favoritos. Entonces fue cuando el asesino saltó, aterrizando en el suelo y mirando al frente en todo momento. Chasqueó los dedos esperando la formación de su equipo y después de unos instantes se relamió. Activó su haki de observación y lo extendió a unos trescientos metros a la redonda para tener todo controlado de la mejor forma posible. A continuación empezó a hablar en voz alta, como si le diese lo mismo que le escuchasen las cosas que allí hubiese.

- ¡A formar! ¡Hakis activados, olfatos preparados y radares encendidos! Esta será la nueva base de nuestra división, la quiero conquistada para ayer.

Dijo con un claro significado de meter prisa. Esperaba que Karl se hubiese sumado al ataque después de habérselo comentado. El demonio azul era impresionante. Osuka debería ser el que también estuviese alerta de sus compañeros, pues Krauser tenía grandes expectativas para él. Ai, Edwar y Ryuken serían también los que formasen un trío de combate perfecto. Era una pena que la chica Gyojin, Dranser y Galia no hubiesen podido ir. Ellos tenían otra misión junto a Hydro y Richard. La Quimera era increíblemente grande en cuanto a miembros. Krauser entonces comenzó a caminar con la mirada al frente y esperando a sus hombres. La ciudad les esperaba.

- Osu-chan, cántate algo. – Dijo a modo de broma.

Edward había oído hablar de Thriller Bark, y después de que Krauser les comunicara la misión se había informado mejor, pero no podía ni imaginarse que el barco... o isla... sería tan tan lúgubre y tenebrosa. Ver que hasta el demonio de la niebla temblaba... le hizo pensar que esto le quedaba demasiado grande, pero ya estaba aquí y no había vuelta atrás. Temblaba un poco, quizás debería haber traído ropa de invierno... aunque eso solo serviría para disimular el miedo, pues frío realmente no hacía.

Lo que desde luego le pilló desprevenido fue la radio del Gran Espada... ¿acostumbraba a hacer eso?  Porque le resultaba bastante extraño al joven de ojos dorados. Todos se pusieron en formación y Krauser habló.

Lo de radar debía ir por él, así que hizo aparecer en su muñeca el típico radar de un submarino, aunque desconocía si podía ser útil. Estaba admirando a Krauser con esa música tan épica, andando hacia delante mirando al horizonte... cuando hizo la broma a Osu y Edward tuvo reírse, así como le caracteriza, de una forma un poco exagerada.

-Perdón, perdón, no me lo esperaba, al igual que no me esperaba tu... radio, Krauser.- Dijo riéndose un poco más. Quizás no era la mejor situación para reír, pero el humor tampoco era malo, así se relajan tensiones... ¿no?

Magnifico, el capullo de su querido hermano estaba llevándose la gloria de alguna forma rara. Sus palabras diciendo ser un poderoso guerrero y un tío legal y todo eso eran geniales y demás, pero el muy cabrón le había apagado la radia ¿De qué iba? Uno de los pecados del mundo era quitarle a un tío su música y más delante de sus hombres. Si no le daba una colleja podrían tildarle de favoritismo, pero si lo hacía podía llevarse una más fuerte. Entonces el demonio mostró una expresión de indiferencia y aumentó el volumen de la radio con una mueca de pasotismo. A él nadie le quitaba su preciosa radio, era su radio, su preciosa radio, la radio era él, él era su radio. Entonces la música volvió a fluir y continuó a lo suyo. Entonces pasó algo extraño y es que el supuesto demonio azul ya no tenía la máscara puesta. El castaño alzó una ceja al estar un poco confuso. Tenía una especie de prenda que le tapaba, pero tenía huevos la cosa.

- Señores, no quiero ni una pregunta de más ni una bala de menos. Esta isla es el helado y nuestra base la verdura, vamos a comer y muchos sabéis que me gusta empezar por el postre. Ataos bien los machos, ahora a cazar.

Dicho aquello escuchó algo extraño a su alrededor. Entonces una humareda empezó a surgir y el demonio colocó la mano en el suelo, formando algo de niebla frente a él para tratar de ocultar al equipo con un muro. Si sus rivales querían cegarles, él haría lo mismo. Frunció el ceño tratando de concentrarse un poco, pero no percibía nada con su mantra. El demonio pudo ver cuando pasó todo una especie de sombra al final (tras anular la niebla) y cerrar un portón o algo por el estilo. En ese momento el militar salió corriendo sin previo aviso, dejando el grupo atrás y lanzando una simple orden.

- ¡Ahora!

Básicamente quería que sus hombres le siguieran. Se dio una buena carrera hasta llegar al portón y lo que hizo a continuación fue imbuirse en su aura cortante, el haki armadura y tirarse contra la puerta como una bola de demolición. El demonio atravesó la estructura haciendo que las astillas saliesen disparadas por los lados y entonces cayó al suelo. Rodó con de forma bruta y se levantó al momento, mirando al frente y sacando su pistola con un movimiento rápido.

- Aquí me tienes, hijo de puta.

Dijo lanzando un tiro al aire y acto seguido guardando la pistola y colocándose en posición de combate, aunque sin observar a nadie en particular. De un chasquido de dedos formó un poco de niebla a su alrededor y activó su lentilla térmica mientras mantenía una respiración tranquila. “Te voy a meter de hostias que ni tu madre te va a reconocer, cabronazo” Pensó mientras su ceño se fruncía y alzaba la voz.

- Te juro que si no te identificas ahora mismo te vas a ganar el castigo de la semana, y consiste en partirte la cara de tal forma que parezcas un puto cuadro.

Mencionó en voz alta al mismo tiempo que se movía un poco para no permanecer en el mismo sitio. Krauser era un tío directo y que iba a cumplir su objetivo sin pensárselo. Aquel barco iba a ser su nueva base para atrapar piratas y agentes y eso nadie lo impediría.

Krauser subió el volumen de la radio de nuevo. A ojos de Edward fue como decir: "Aquí mando yo... Yo y mi radio". Quizás dicho así no suena muy impresionante, pero a Ed le llegó la actitud del demonio de la niebla... No tanto la metáfora del helado y la verdura.

Le llamó la atención que el extraño había perdido la máscara, pero por desgracia no pudo ver su rostro, lo cual fue una pequeña decepción. Ese hombre le había llamado la atención y le tendría el ojo puesto durante la misión, al fin y al cabo no sabía nada de él, solo su seudónimo: "Ao". ¿Quién era? ¿Por qué se ocultaba? ¿Qué relación tenía con Krauser? ¿Qué clase de habilidades tenía? Eran preguntas que confiaba resolvería en algún momento, pero que tuvo que aplazar y retirar de su mente cuando algo lo distrajo.

No debía sentir miedo, no quería temblar, pretendía mantener la calma, pero los acontecimientos no eran de mucha ayuda. Cuando la humareda surgió, el joven de ojos dorados se puso nervioso y se acercó un poco al grupo para sentirse más seguro, la rápida reacción de Krauser le hizo pensar que había visto a algún enemigo. Él no pudo ver nada, por ello se sentía un poco impotente, pero no era el momento de desanimarse.

Con una sola palabra, ordenó que sus hombres se pusieran en marcha, y Edward desde luego no iba a desobedecerlo. Usando los poderes de su akuma para conseguir ruedas, fue tan rápido como pudo hasta llegar al edificio. Cuando el Gran Espada reventó la puerta y entró, comenzó a amenazar al supuesto enemigo. Edward se quedó fuera del edificio para vigilar y esperaba que alguien más hiciera lo mismo para no quedarse solo, si todos acababan por entrar, él haría lo mismo. En cualquier caso, estaba alerta y nervioso... bastante nervioso, más les vale a sus compañeros no darle un susto ahora como hicieron con Osuka, porque capaz sería de sufrir un ataque o dios sabe qué.

-"Venga Edward, no pasa nada, están todos aquí, no hay peligro alguno... No debo dudar de ellos, son fuertes y son de confianza... Uff... ¡Deja de temblar!" -Se decía, intentando no ceder.

Osu estaba alucinando un poco con el tema. Se preguntaba quien era ese nuevo demonio y porque se ponía a comportarse como si fuera el jefe, además de haber tenido el valor de intentar apagar la radio de Krauser. Llega a ser el demonio plateado y se queda sin manos antes de tocarla. El ex almirante paso de largo esas palabras y aumento el volumen de la radio. Cosa que hizo que se le escapara una risa a pesar que aun llevaba el susto en el cuerpo por culpa de Ai.
Parece que la alegría no iba a durar mucho, un tipo apareció de la nada con pintas extrañas a la vez que empezaba a sonar una música y a llenarse todo de humo. A Osu no se pudo aguantar un micro flatulencia al notar algo en la nuca y darse cuenta que no se trataba de Ai esta vez. Desapareció sin más dejando estropeada la pobre radio del Oficial, que empezó a correr hacia el portón y haciendo una orden que todos los de la quimera iba a entender.

- ¡Ahora hablas mi idioma!- Dijo mientras corría, arrastrando las manos en el suelo para sacar dos imponentes brazos de piedra que se recubrieron de su Haki armadura. Iba por fin a soltar la tensión acumulada después de que le dieran tanto susto.

Haciendo un corte, Krauser atravesó el portón como si fuera una bala que hubiesen disparado. Mientras, Osu entro para querer darle una somanta de palos a aquel individuo que daba tan mal rollo, pero lastimamente no estaba ahí o al menos era imposible de ver. Apoyo la mano al suelo, haciendo que toda la superficie de piedra del edificio la detectase. Si alguien fuera del grupo tocase alguna pared o suelo a su alrededor, lo sabría al momento.

- Esto de hacer de “cerrajero” le desestresa a cualquiera.- Comento mientras seguía buscando al ubicación del aquel tipo.- Muy bien tío raro, a ver cuánto tardo en encontrarte.- Musito a sus adentros.

La mirada del demonio de la niebla estaba centrada al frente. Sus sentidos estaban trabajando al cien por cien para poder detectar cualquier cosa en su terreno. Fue gracioso que Ai se acercarse a preguntarle estando tratando de ocultarse. Osuka pareció ser el que se asemejó más al estilo del oficial. Su hermano se quejó de que era una trampa, pero por eso lo hizo precisamente. Si podía caer en ella y anularla para los demás lo haría. Sus ojos cambiaban la dirección de su mirada constantemente sin parar. Quería saber lo que pasaba. Antes de haber usado la niebla se había fijado en lo elegante que era aquel sitio. Era posible que incluso estuviese habitado por personas normales y tal vez debía anular aquella neblina. Justo antes de hacerlo pudo ver algo raro ¿Una sombra? Se acercaba a toda velocidad hacia ellos.

Krauser se movió lo más rápido que pudo y se colocó delante de Ai y Osu, que eran los que estaban dentro y más cerca. Chasqueó los dedos de nuevo para anular la niebla, pero sabía que eso no era instantáneo y llevaría unos segundos. El sonido de un portazo le hizo mirar hacia atrás a toda prisa ¿Dónde estaban los agujeros? Algo raro estaba pasando y el oficial sentía una presión rara en el pecho. Era una sensación de negatividad que no solía tener ¿Iban a morir todos? Negó con la cabeza queriendo dejar de pensar en aquello y entonces mostró una sonrisa de última hora.

- No os preocupéis, chicos. Os juro que os protegeré con mi vida.

Mencionó al mismo tiempo que esperaba a que la sombra estuviese lo más cerca posible. En ese momento sacó su enorme espadón y dio un par de pasos al frente. Lanzó un potente tajo al suelo clavando su arma en él. Entonces saltó usándola de pértiga y trató de impactar sus dos pies al mismo tiempo y con fuerza en el torso de aquella sombra para tirarla de espaldas al suelo. Al anular su niebla tal vez podía verla con más claridad. Le diese o no, simplemente guardaría su espadón de nuevo en su funda y alzaría los puños mostrando una mirada seria.

- ¡Osu! ¡Ai! Espalda con espalda, ahora. – Les ordenó a los dos para que pudieran cubrirse mientras que él quedaba a unos dos metros frente a ellos con su haki de observación activado.

Ryuken se quedó con afuera con Edward, lo cual fue una suerte y algo tranquilizador para el demonio amarillo, que no quería quedarse solo ni un instante.

De nuevo sonaba una música y el ruido de un portazo hizo que Edward se girara rápidamente, viendo cómo los agujeros habían sido tapados con puertas como por arte de magia. Se le puso la piel de gallina y tartamudeó un poco, asustado y sin tener la menos idea de lo que acababa de suceder. Edward no conocía a Ryuken, por lo que le daba un poco de reparo dirigirse a él como tal cosa, pero ahora no había tiempo de preocuparse de ser tímido... o mejor dicho, eso no era lo que tenía ocupada la mente del joven.

-¡Ryuken!... ¿Q-qué hacemos? -Dijo, mientras de fondo se oía la voz del demonio de la niebla. -¿D-deberíamos entrar? ¿Estamos se-seguros aquí afuera? -Continuó preguntando mientras se apoyaba en una de las recién aparecidas puertas. No sabía en qué podría ayudarle su compañero, pero casi cualquier cosa lo hubiera tranquilizado, solo necesitaba que alguien le dijera que no se preocupara... Aunque difícilmente podría responderle eso.

Las piernas le temblaban y estaba totalmente perdido, desconcertado, sin tener la menor idea de qué era lo que se suponía que debía hacer. Se sentía bastante inútil, pero no había mucho que pudiera hacer, al fin y al cabo, tampoco sabían a qué o a quién se estaban enfrentando, si es que no era un malentendido.

Si Ryuken no tenía ningún plan, Edward intentaría abrir la puerta, con o sin ayuda, para unirse al grupo, pues sabía que se sentiría más seguro con Krauser, que al fin y al cabo era al único que conocía en realidad.

El lugar era elegante, digno de ser la morada de alguien como un conde para arriba, cuyas decoraciones y obras de arte que tenían desaparecían junto al resto de la sala debido a la niebla del Oficial. Un portazo de unas puertas completamente nuevas cerraron el camino que habían pasado, separándoles de Ed y Ryuken. Ocurriese lo que ocurriese, esta situación estaba dando demasiado mal rollo, y el hecho que empezara a sonar música hizo que a Osu le diera una escalofrió que le recorrió todo el cuerpo.

- Oye, esto ya lo ve visto en algún sitio. Todos acaban muriendo de forma horrible y la chica –refiriéndose a Ai- O se salva por los pelos o muere de algo peor que al resto.

Una sombra gigantesca asechaba lentamente al grupo y Krau activo su sentido protector que tenía con sus subordinados, y se fue contra el a la vez que hacia desvanecer la niebla de nuevo. Mientras tanto, el demonio de la niebla indico que Osu y Ai se pusieran a cubrirses las espaldas el uno al otro. Obedeciendo su orden y si su compañera hacia lo mismo, choco su espalda con la de su compañera. Era pequeña y menos robusta que la suya, se notaba quien era el más robusto de los dos.
Imbuyo su brazo derecho con haki mientras estaba atento a todo lo de su alrededor, esperando a cualquier movimiento de su entorno.

- Si la palmamos aquí, juro que te de daré un susto todos los días en el otro mundo.- le comento a Ai mientras mostraba una media sonrisa, ocultando el miedo que estaba pasando en este lugar de pesadilla.

La seria mirada de Krauser continuaba fija en aquella maldita sombra que no parecía mostrar un cuerpo corpóreo. La música ya le estaba poniendo de los nervios y no tardó mucho en formar algo de energía cortante en la zona de su antebrazo derecho. El filo salió de su extremidad unos cinco centímetros. Tendría que darlo todo, pues tenía la teoría de que su oponente tal vez solo se hacía tangible en situaciones muy rebuscadas. Tal vez cuando atacase, pero por el momento tan solo él se había atrevido a hacerlo. Ahora que no había nada de niebla podía usar todo su potencia destructor sin miedo por sus compañeros. Soltó un pequeño suspiro y apretó los puños con rabia. Se preparó para salir corriendo hacia la sombra, pero entonces pudo ver el humo violáceo que llegaba por sus rodillas. Si aquel ser quería un duelo de elementos que nublaban la visión se lo daría encantado, pero antes mantendría a salvo a todos los miembros de la Quimera.



El sonido de un chillido le hizo ladear un poco la cabeza. No quería girarse, pues la jodida sombra podía escaparse en aquel mínimo laxo de tiempo. Había mostrado ser muy rápida. La tentación era enorme y terminó cediendo y mirando hacia atrás. Los ojos del demonio de la niebla se abrieron como platos al ver lo que había pasado. Un cuerpo totalmente destrozado por la zona de la cabeza y con un puñal en el pecho. Lo primero que hizo fue mirar a Osuka, pero era imposible que hubiese sido él. Notó su cuerpo paralizarse, ahora todo le importaba una mierda. No quería creerse lo que estaba pasando. Aquello debía de ser un puto mal sueño o una jodida ilusión. El demonio de la niebla no podía hablar, pues su corazón palpitaba a mucha velocidad y la voz no le salía. Se estaba negando a creer aquello y por ello sacó su machete eléctrico. Sin pensarlo se cortó de forma violenta en el brazo izquierdo y recibió un calambrazo que le hizo soltar un tremendo quejido de dolor. La sangre empezó a brotar de su cuerpo, pero le daba igual. El cuerpo de la chica continuaba allí y tras tocarlo con la pierna se dio cuenta de que aquello era real. Ignoró intenso dolor que sentía en su bíceps y clavó una rodilla en el suelo mientras miraba el cuerpo de su pequeña hermanita.

- A-Ai…

Pudo decir únicamente mientras miraba el cuerpo tratando de luchar contra su propia respiración. Era como si le estuviese dando un ataque de ansiedad. El demonio agachó la cabeza fingiendo indiferencia frente al sargento. Cerró los ojos con fuerza tratando de contener las lágrimas y acto seguido se centró en calmarse. Le estaba siendo imposible. A su mente empezaron a venir los malditos recuerdos de él junto a la chica. Sus misiones en la marina, todos los entrenamientos y lo que habían pasado. Krauser impactó entonces su puño derecho contra el suelo de forma violenta y agrietándolo un poco. No pudo contener más las lágrimas y empezó a llorar con fuerza mientras una terrible aura blanca se formaba a su alrededor. Colocó su mano derecha (la cuál sangraba debido al golpe del suelo) en el hombro de la joven. No había podido cumplir con la promesa que había hecho hacía tan solo unos segundos. La rabia se apoderó de Krauser y finalmente se colocó en pie. El demonio de la niebla miró hacia arriba y se arrancó los vendajes de un tirón. Gritó con rabia abriendo la boca todo lo posible y sintiendo un dolor intenso en su corazón.

- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaagh!

Las paredes del sitio comenzaron a agrietarse levemente y una poderosa aura salió de su cuerpo. El suelo tembló durante unos segundos y los cabellos del demonio de la niebla fueron movidos como si hubiese una corriente de viento rodearle. Estaba usando uno de sus poderes especiales y además, parecía haber despertado algo más. El líder de la Quimera colocó entonces su mano en el pecho y empezó a meterse niebla así mismo. Sus ojos quedaron en blanco y su cuerpo entero empezó a crecer de forma exagerada. Su musculatura aumentó y todo aquello mientras gritaba de rabia. Llegó al increíble tamaño de seis metros de altura. Toda su piel se volvió de un color morado metálico debido al haki de armadura. No dijo nada a nadie, se lanzó contra una de las paredes y la hizo pedazos. Traspasó el muro con facilidad debido a su bestialidad y fuerza. Rápidamente miró a Edward con el ceño fruncido para que éste le indicase hacia donde había ido aquella cosa, pues ellos tal vez sabían algo. En cuanto lo supo, el demonio salió corriendo hacia aquel edificio sin pensar en nada más que hacer pedazos a aquella cosa.

- ¡Grrrr!

Gruñó como una bestia al mismo tiempo que colocaba su mano derecha sobre su cabeza y empezaba a canalizar energía. Un sonido metálico empezó a escucharse y lo que pareció ser un enorme shuriken de energía blanco de formó en la palma de su mano. Las puntas debían medir siete metros y parecía del tamaño de una jodida casa. Krauser llevaba muchísimos años usando aquella técnica y podía dominarla a la perfección. Tras un grito de rabia imbuyó su ataque en haki armadura y lanzó la enorme estrella ninja contra el edificio por el que huyó aquel cabrón. En cuando su ataque tocara la estructura se formaría una terrible explosión cortante de siete metros a la redonda que haría todo pedazos a su paso. En cuanto sucediese, el demonio correría a toda velocidad hacia el lugar desenvainando su espadón y gritando con rabia. Su haki de observación estaba activado y lo usaría para llegar hasta aquel ser-

- ¡Estás muerto, hijo de puta! – Gritó con ira mientras avanzaba a su máxima velocidad posible. El enorme gigante de seis metros resultaba imponente y estaba seguro de que sus hombres no habían visto antes aquella forma, ni siquiera Karl. Tan solo Osuka conocía su existencia.

Edward estaba con los pelos de punta, la música no se detenía, el sombra se escapaba de los ataques del Gran Espada y, de pronto, después del "desafortunado" comentario de Osuka... Ai yacía en el suelo, con un puñal clavado y su cabeza totalmente aplastada. El demonio amarillo se puso pálido y le entraron ganas de vomitar, nunca había visto algo así, y esperaba no verlo jamás.

No era forense, pero no hacía falta una autopsia para saber que aquello que estaba sobre el suelo, inmóvil, no podía estar vivo. Aunque Krauser la tocó, Edward siguió repitiéndose "No es Ai" una y otra vez. Debía ser una ilusión que engañaba también al tacto, o el cadáver de alguien más, pero no podía ser Ai, simplemente era imposible. Una cosa es ver un cadáver de un desconocido, que bien podría llevar mil años muerto, y otra muy distinta era ver el cuerpo de alguien que, hasta hace apenas unos segundos, había estado ahí, hablando, bromeando... viva.

Sin poder reaccionar, el joven rubio se dio cuenta de que ya no sonaba la música, se giró y vio el nuevo edificio en el que, tras un portazo, la sombra se había escondido. Edward se movía muy lentamente, como si su cerebro no quisiera mandar órdenes a su cuerpo. Le temblaban las piernas y las manos, le bajaba un sudor frío. Él no conocía a Ai apenas, pero no podía aceptarlo, la muerte no era algo que Edward pudiera aceptar así como así. Mientras se giraba de vuelta a mirar al demonio de la niebla, lo oyó gritar.

El profundo y desgarrador grito se introdujo en su cabeza, estaba bloqueado. Ni siquiera notó la transformación de su superior, simplemente mantuvo la vista fija en el edificio, intentando no mirar al inerte cuerpo de Ai. Con una mano temblorosa y con gran lentitud, señaló en la dirección que miraba para indicar al ansioso y furioso exalmirante dónde debía centrar su atención.

Tras esto, se derrumbó, las piernas le fallaron y cayó, sentado en el frío suelo que se hallaba cubierto del humo de tono violáceo. Con la mirada perdida, habló, sin tener ni idea de a quién.

-N-no es cierto ¿verdad? No... no puede ser verdad... Yo... ¡¡AAAGGGH!! -Sintiendo una gran impotencia, acabó gritando mientras apretaba con fuerza los puños y cerraba los ojos. Al hacerlo, levantó una enorme corriente de aire en todas direcciones. No pretendía hacer daño a nadie, pero tampoco es que lo estuviera haciendo conscientemente. Una vez hubo acabado, se le cayeron unas lágrimas y esperó, no sabía bien a qué, pero no tenía alternativa, su cuerpo no iba a permitirle reaccionar aún.

No podía ser verdad, tenía que ser una pesadilla. No lo entendía, aquello era imposible. Ai había sido brutalmente asesinada, y sin saber cómo había ocurrido. La broma que antes había dicho ahora era una especie de remordimiento que le perseguiría toda la vida, había estado junto ella y no había podido hacer nada.

Pero no fue el sargento quien peor estaba, el oficial estaba colérico, parecía ser un demonio de verdad e incluso la sala comento a convertirse en su infierno personal. No tenía haki observación, pero sabía que no era recomendable acercarse al demonio de la niebla. A pesar de ello, la misión tenía que continuar y aquella sombra parecía ser el culpable todo aquello. Ai era una amiga además de su compañera, a pesar de sus peleítas y no iba a dejar ese acto impugne.
Krau activo su Demon Kiri, de las técnicas, según Osu, más poderosas de su oficial y con velocidad extravagante cargo contra su enemigo. Por otra parte, Osu intento calmar a Ed de la única manera que sabía; de una bofetada.

- Escúchame Ed, si te comportas de esta manera solo conseguirás acabar como Ai, o peor que todos acabemos así –le estaba sosteniendo de los hombros mirándole seriamente, pero inevitablemente tenía los ojos llorosos-. Ya tendremos tiempo para llorar al final.