Dos científicos piensan más que uno [Priv.-Pas-] [Lothar Dan-Kenmei]

Tras mi ingreso como científico llegué a Underwater Terminal, donde me dirigieron a los laboratorios y me fueron explicando como trabajaban allí. Al principio no me agradaba la idea de no trabajar solo, pero luego tuve en cuenta que, a no ser que los demás científicos fueran como mi padre, sus mentes podrían complementar a la mía, lógicamente no hay nadie que me supere, y dudo que alguien me iguale, pero pueden ser de ayuda.

Allí me encontré con una persona alta, de unos dos metros y con una capa. Desde luego su aspecto llamaba la atención, ¿se cree algún tipo de súper héroe? También cabe destacar las cicatrices de sus manos, aunque supongo que no debería hablar de eso en tono despectivo, yo tengo muchas más cicatrices jajajaja. A lo que íbamos, que me llamó la atención y me acerqué a él, para qué complicarnos.

-Buenas tardes, soy nuevo aquí, mi nombre es Kenmei Shiba, ¿y el suyo?- Dije intentando comportarme lo mejor que pude. Justo entonces me acordé de que mis espadas eran muy... normales, de manera que decidí preguntarle al extraño que tenía delante.
-¿Por casualidad no habrá alguien aquí que haga espadas no? Me sería muy conveniente adquirir un par de espadas mejores que estas. -dije señalando las dos que llevaba agarradas a la cintura.

Como casi todos los científicos, había acabado en Underwater terminal. Eran pocos los que comenzaban su andadura en aquel cuerpo del gobierno en dicho complejo. Y los que no lo hacían, acababan allí antes o después. El sitio no estaba nada mal, bibliotecas, laboratorios privados, gente con la que discutir teorías, y por supuesto, máxima seguridad. Aunque como en todos los lados, en este idílico lugar, la burocracia había convertido la adquisición de casi cualquier material, arma u objeto del exterior en algo sumamente aburrido y largo.

Estaba en uno de esos momentos, tratando de conseguir que me permitieran la adquisición de ciertas piezas para completar uno de mis experimentos. El hombre del mostrador, aunque amable, era inflexible con los protocolos, y aún estaría allí un rato aburrido. Para mi sorpresa, alguien me habló. Cuando me giré vi a un chico de aspecto bastante raro con dos armas a la cintura. Habría sido una pesadilla poder meterlas en aquel lugar.

-Buenas, Lothar, Lothar Dan. Pues veras, nunca me lo había planteado. Seguramente entre todos nuestros compañeros allá alguien con las capacidades necesarias. Te recomiendo no usar la burocracia para buscarlo, tardarías menos esperando en el comedor y preguntando uno a uno. ¿En qué te especializas Kenmei?

Oh, magnífico, pretendía socializar... Bueno, su respuesta había sido bastante satisfactoria, además de haber incluido incluso un consejo... "¿Por qué no?" pensé. Además tenía que hacer tiempo, pues, teniendo en cuenta que estaría de auxiliar algún que otro día, me estaban buscando algún sitio donde trabajar con alguien... -"¡Bah! No necesito a nadie supervisando mi trabajo..." -Pensé y de inmediato respondí al tal Lothar Dan.

-Muchas gracias por el consejo, veré qué puedo hacer... Respondiendo a tu pregunta; soy un amante de la ingeniería ciborg y la química... que, dichas así, no parecen casar muy bien... también soy cirujano, estuve ejerciendo la profesión hasta hace unos meses. ¿Y tú Lothar? -Aunque suene extraño, me interesaba la respuesta, ¿quién sabe? Quizás terminaba trabajando con él durante mi estancia como auxiliar, parecía alguien con bastantes conocimientos y su actitud calmada denotaba cierta inteligencia, sí señor ¿por qué no son todas las personas del mundo como él?... Aunque esperaba que no me decepcionara diciendo algo así como que era podólogo...

Vaya casualidad, aquel jovencito coincidía con bastantes de mis aficiones, además de con mis profesiones. Cabía la posibilidad de que me lo encasquetaran como ayudante, o aprendiz. También podía ser mi compañero o hasta mi superior. Aunque, mirándolo bien, no tenía pinta de tener más rango que yo. Tenía que pensar en algo para preguntárselo, o sonsacárselo de forma disimulada.

-Ahora mismo estoy en la sección de cirugía del complejo, mi manejo del escarpelo es de lo mejorcito de por aquí. Al igual que tú, hago mis investigaciones en química y ciborgs. Aún no estoy seguro de cual seguir para mi doctorado. ¿Tú ya sabes que harás para él mismo? – Si ese joven era de mi rango, ya estaría centrándose en alguna materia para investigar y desarrollar nuevas aplicaciones o compuestos.

Una vez llegabas a mi rango, tenías que orientarte a algo, pues los ascensos solo se producirán con descubrimientos relevantes sobre alguna materia. Y dada la cantidad de gente sobresaliente que había últimamente en el mundo, esto cada vez era más complicado. La verdad, esperaba con ansia la respuesta del castaño.

Oooh jojojojo, que interesante, por lo que había dicho, Lothar tenía muchas cosas en común conmigo. Ahora con respecto a mi doctorado... La verdad lo tenía bastante claro.

-Pues me centraré en la química, me gustaría desarrollar algunas neurotoxinas o compuestos similares, pero no sé bien... ¿cómo lo hacen? ¿los nuevos se convierten en alumnos de los experimentados o les dan algo para empezar? Acabo de ingresar como científico del gobierno, así que aún falta tiempo para que me den el reconocimiento que merezco...Oye, por lo que has dicho, ¿debo suponer que tu área de investigación principal es la medicina?

Un hombre se acercó, era uno de los que me había interrogado antes de aceptarme como científico, parecía que iba a decir algo y se retractó sorprendido al verme hablando con Lothar Dan. Quizás no esperaba verme hablando con nadie... ¿sorprendido, estúpido? Habló dirigiéndose a Lothar.

-Kenmei Shiba, aquí presente, es una nueva adquisición... ¿le importaría hacerse cargo de él, señor Dan? -Vaya, mis pensamientos, cumplidos, ahora solo tenía que esperar que aquel hombre decidiera mi futuro en este laboratorio.

-La verdad es que mis áreas principales son la medicina y la química. Aunque sí, estoy mucho más especializado en el manejo del bisturí que en las otras disciplinas. En cuanto a tu otra pregunta, los nuevos suelen estar a cargo de alguien. A menos que hayas estado desde pequeño en instalaciones del gobierno preparándote para ello como fue mi caso.

No había terminado casi de hablar, cuando un hombre de los de admisiones se acercó hasta nosotros. No parecía contento con mi compañero, pero aun así solo solicito que me hiciera cargo del joven. Estaba seguro de que había gente con mayor rango en aquel complejo para hacerse cargo, pero ese tipo siempre fue un vago pedante. Seguro que me lo encasqueto porque ya estaba allí.

-Muy bien, me haré cargo por el momento de él. Señor Kenmei, venga por aquí, le llevaré hasta nuestro laboratorio. -Le comenté al muchacho mientras comenzaba a alejarme de allí. Cuando estuviéramos lo suficientemente lejos le diría. – Nobet siempre ha sido un vago y un cabeza hueca, no sé por qué trabaja aquí. Bueno, cuando lleguemos comprobaré tus conocimientos, y partiremos desde ahí. Suelo salir a menudo del laboratorio por asuntos clasificados, sino me encuentras déjame una nota en la puerta y la leeré en cuanto vuelva, o pregunta a alguno en el comedor o biblioteca por el mismo si es urgente.

Al parecer le fui de agrado al que ahora estaría a mi cargo, así que lo acompañé. Respondiendo a su comentario le dije:

-No hay sitio en el que no haya ni un solo idiota, es normal.

Así que pensaba ponerme a prueba ¿eh? Muy interesante. Lo de los asuntos clasificados sonaba curioso, si fuera posible me gustaría saber más al respecto, pero mejor dejarlo para otro momento. Todo lo demás de buscarlo, preguntar por él y eso... meeh... sonaba bastante más aburrido, quiero decir, no me voy a quedar encerrado en el laboratorio, dudo que tenga mucho de lo que hablar con él... Ni que necesitara ayuda.

-Es curioso que lo menciones, pues en la medida de lo posible también me gustaría salir a menudo... ya sabes, investigaciones de campo, el laboratorio se me suele quedar chico. -Dije mientras me rascaba un poco la barbilla riendo de lado.

-Bueno, y, exactamente, ¿qué clase de prueba tienes en mente? -Inquirí con bastante interés mientras hacía un gesto con la mano hacia delante.

-No suelen poner muchas trabas a la hora de salir de aquí, pero antes de hacerlo tendrás que tener una idea de que es lo que quieres conseguir, salir para buscar suerte es de mediocres. – Le dije a mi compañero mientras pulsaba varios botones de la sala de pruebas. Cuando la camilla con el bulto tapado estaba en su lugar proseguí. – Será una prueba básica, incisiones, suturas, ya sabes lo normal que puedes encontrar en una operación básica de cirugía. Estos muñecos de pruebas vienen con luces indicativas de si cortas en el sitio erróneo, o si las suturas quedan mal. – Seguí diciendo mientras descubría el cuerpo artificial bajo la sabana. No sabía quién lo había inventado, pero su anatomía impecable, sus sistemas y su asexualidad, eran de lo mejor para los novatos, y no tan novatos. – Empezaremos con algo fácil, incisión en el abdomen para apendicetomía.

Era una de las operaciones más simples, pues era abrir, extirpar y cerrar. Si lo hacía bien podríamos pasar a cosas algo más complejas como una apendicitis con rotura de la misma, o alguna herida de bala. Yo solía usar estos muñecos para practicar con la velocidad de sutura y con la precisión con el bisturí. Si bien era cierto, que hacía varias semanas que no probaba. Con el chico nuevo por allí, tendría que enseñarle hasta donde pudiera, lo que significaba darle más uso. habría que ver que tal se portaba.

Estaba admirando el laboratorio cuando mi acompañante, pulsando unos botones, dio comienzo a la prueba. Apendicetomía, dijo... Juraría que lo correcto es "apendicectomía", pero eso era lo de menos. La prueba no era nada del otro mundo, una incisión en la parte derecha inferior del abdomen. Debajo del intestino grueso se encuentra el apéndice, se extirpa, se limpia y se cierra. Gracias a mi perfecto pulso, natural en la mano derecha y artificial debido a la modificación en la mano izquierda, no se me presentó ninguna dificultad.

Cuando hube terminado, me bajé las mangas y me giré hacia Lothar. -Eso es todo.-Dije con una pequeña sonrisa.

Quizás ahora me preguntara por mis cicatrices en el brazo izquierdo o puede que tuviera más pruebas preparadas, pero dudaba bastante que pudieran suponerme un reto, así que no me preocupé en lo más mínimo. -¿Satisfecho?

El chico se puso a la tarea con una confianza encomiable. No podía negar que no admiré su pulso durante la prueba, pero se le notaba la falta de practica en varias áreas. Por lo que vi, varias áreas se iluminaron durante la prueba, señalando cosas que no estaban bien. Cuando acabó con la operación, o eso creyó él, comentó con suficiencia que eso era todo.

-Veras, eso no es todo. Durante el proceso, y a pesar de tu estupendo pulso, has cortado varias partes que no eran necesarias, provocando un mayor sangrado del debido. Esto puede ser letal dependiendo de la situación. Debes a prender a minimizar las zonas afectadas por tus cortes. Además, tus costuras son rápidas, incompletas, frágiles. No debes tener prisa por terminar, la velocidad la da la práctica y tú, de momento, siento decirte estas muy verde. Vuelve a abrir, esta vez hazlo con calma y trata de no deshacer lo bueno que ya tenías hecho.

Tras ellos esperé a ver la reacción del joven, y de hacerlo su nuevo intento de operación al maniquí aquel. Me preguntaba cómo habían enseñado a sus alumnos los antiguos médicos que no disponían de tanta tecnología. Más tarde me pasaría por la biblioteca a buscar algo relacionado con el tema.

Off:

-"¿Qué? ¿Cómo que tengo que repetirlo?"- Pensé al instante.

-Tú...- Me paré y miré el maniquí. -"Resulta que tiene razón... Es imposible".- ¡Te demostraré de qué soy capaz!- Dije dirigiéndome de nuevo al maniquí, farfullando. Quizás si lo hacía más lento tendría mejores resultados... Tendría que probarlo.

Esta vez hice la prueba intentando ser más preciso, cuidando las costuras y las incisiones. ¿A qué se podían deber aquellos fallos? Quizás había perdido práctica... ¿Podría ser por la presión y los nervios de estar siendo vigilado y evaluado? Lo desconozco, pero cuando acabé la prueba con lo que me pareció un mejor resultado, me giré de nuevo.

-Hum... ¿Ahora mejor?

¡Por supuesto que lo había hecho mejor! Bah, tener que humillarme de esta manera...

Off:

Ese muchacho era como yo, pero con menos habilidad por supuesto. Estaba a punto de contradecirme cuando se dio cuenta de los colores del maniquí. Decidió enseñarme como lo hacía de verdad y se tomó algo más de tiempo. Lo hizo bastante mejor, aunque no del todo perfecto, pero bueno, era su primer día allí. Le daría unas semanas más antes de pedirle más, no todos podían ser yo, al fin y al cabo. Era hora de pasar a otra de las cosas que aprendería, química.

-Bien, pasemos ahora a algo más colorido. Cualquiera puede hacer valoraciones volumétricas y crear cristales de sustancias, por eso tu prueba será algo más complicada. Tenemos cámaras para prueba de explosivos, así que ya ves por donde voy. Esta vez competirás contra mí, tendremos una hora para hacer el explosivo. Tienes que crear tres veces el mismo y que cada explosión resulte idéntica a la anterior. No solo valoraré su potencia, si no que puedas recrearlo de forma idéntica. No tengo que decirte que si explotas algo durante el proceso repercutirá de forma negativa.

Mientras dejaba al joven pensar si quería probar ese campo, o sí trataba de evitar la prueba de alguna forma, ya estaba pensando en el explosivo que usaría, y los compuestos que necesitaba.

Bueno, bueno... Todo salió bien al final... Pero esto, esto no... Aaagh, ¿cómo decirlo? Eso de hacer explosivos no es realmente una de mis especialidades... y que fueran idénticas las tres mezclas, produciendo los mismos resultados... ¡Bueno! ¡No hay nada que yo no pueda hacer!

-Claro... Digo, ¡claro! No puedo asegurar mi éxito, pero tenga por seguro que no le decepcionaré.-Le dije, sufriendo cada palabra como un puñal en la espalda. Para conseguir mis propósitos debía hacer lo posible por mantenerme aquí, y si tenía que sufrir para ello... Estaba dispuesto, igual que lo sigo estando.

Lógicamente, él no tenía la más mínima duda de que iba a superarme, eso de que era una "competición" eran vanas palabras, era más bien una forma de mostrar mi inferioridad, estaba seguro de ello. Me dirigí decididamente a la sala y, en cuanto diera la señal para comenzar, me centraría más en que fueran similares que en su potencia... en eso y en no causar daños al laboratorio, que supondría una decepción y vergüenza que no podría tolerar.

El tiempo se me echó un poco encima, pero nada explotó antes de tiempo. Con respecto a los resultados... era el momento de comprobarlos. Sabía perfectamente que no había creado unos simples petardos, y me había esforzado mucho en que no hubiera la más mínima diferencia entre las tres muestras... pero tenía la impresión de que la potencia iba a ser algo... deficiente.

Off:

Concentrándome en los explosivos que ya conocía, hice varias de las mezclas. Los compuestos no eran complicados de hacer, y aunque tendrían poca potencia, juntando varios podía salir algo más potente. Muchas veces las pruebas no se ganaban solo con conocimientos, sino con la propia inteligencia. Hacer las mezclas requería de cierto grado de concentración para no repetir elementos o introducir de más, o de menos, de alguno de ellos. A continuación, las introduje en diferentes recipientes, acercándolos unos a otros. Empapé en alcohol varias cintas de lana y las introduje en cada recipiente uniéndolas todas al final.

Cuando todo estuvo listo, usé papel de plata para forrarlos y aislarlos de la luz solar, que podía llegar a degradar alguno de los compuestos y echar a perder todo el trabajo. Con mi “bomba” en las manos me dirigí a la zona de prueba, activando las protecciones de techo y paredes. No quería que los cristales reforzados de la misma pudieran sufrir algún daño y nos inundáramos. Solo quedaba esperar por el nuevo aprendiz para prender la mecha y demostrar la explosión que producía mi artefacto, para luego ver que hacía el suyo.

Una vez se acabó el tiempo, lo recogí todo y fui a la zona de prueba. Allí pude ver cómo Lothar activaba las protecciones de la misma. Es inteligente, es una pena que no trabaje para mí y sea yo el recién llegado. Ahora que lo pienso, estaría bien tener un equipo a mi mando una vez que el gobierno reconozca mi talento. Podríamos hacernos cargo de un buen número de investigaciones y ganar dinero de encargos... Según he leído, no son pocos los que se hacen implantes como el de mi brazo, pero no sé hasta qué punto sería rentable para financiar las investigaciones.

Volviendo a Lothar, allí estaba, esperándome. Cuando estuve a su lado le hice un gesto con la mano derecha, intentando darle a entender que procediera cuando quisiese. Dudo que vaya a obtener resultados parecidos a los suyos, pues es la primera vez que intento crear explosivos y es bastante improbable que sean idénticos, pero tenía curiosidad por ver qué había podido hacer él. ¿Serían muy potentes? ¿No lo serían pero lo compensaría con que fueran iguales? Otra posibilidad es que fueran notables en ambos aspectos... Quiero decir, no iba a someterme a una prueba en la que sus resultados fueran a ser deficientes ¿no? Sería ilógico y estúpido por su parte, al menos si había entendido bien el propósito de la prueba.

El joven llegó con lo que fuera que había realizado y se puso a mi lado, seguramente esperando que comenzara yo la demostración. Le daría el gusto de ver primero mis artefactos, antes de que demostrara como los había hecho él. Coloqué las tres bombas en sus respectivos lugares y cerré las cámaras de polímero transparente. Supuestamente debían resistir explosiones no demasiado potentes como las supuestamente se iban a producir.

Active la primera bomba, provocando una explosión de relativa potencia, según los aparatos había llegado a la de una granada más o menos. Mis conocimientos en ciencia e ingeniería juntos me habían permitido superar los petardos que hacía al principio, y me gustaba. Realicé el mismo proceso con las otras dos, obteniendo datos parecidos. Mantuve mi semblante frio y carente de emociones, a pesar del regocijo que sentía por dentro por haberlo logrado.

-Muy bien, tu turno. Coloca los artefactos como yo y luego cerraremos las cámaras y veremos los resultados de los test. Tras ello podremos ir a almorzar si te apetece, novato. – La coletilla era para picar un poco al aprendiz y porque de verdad el novato, además de servir para mostrarle que allí la estrella era yo.

Off:

Los resultados de Lothar, aunque de seguro serían superiores a los míos, no fueron tanto como esperaba. No quiero decir que fueran malos, para nada, pero he de decir que me esperaba algo más. Era una suerte no tener que competir contra algo demasiado potente, pues ni era mi especialidad ni me había centrado en ello, mi mayor preocupación había sido que fueran similares.

Tras las palabras de Lothar, con un intento de provocación que me resultó divertido, me adelanté para comenzar mi prueba.

-Novato... Jeje, pues, en esto de las bombas, un poco. -Dije en voz baja. -Ahora mismo voy. -Miré a Lothar y entré para colocar los explosivos. Como bien he descrito ya en un par de ocasiones, obtuve los resultados esperados, la potencia de los explosivos dejaba algo que desear, ni siquiera era necesaria la pantalla protectora, pero los tres resultaron bastante similares.

No salí ni orgulloso ni decepcionado por los resultados, simplemente dije: -Eso es todo, al menos se parecían... Podemos irnos a comer Jajajajaja. -Intenté esbozar una sonrisa sincera... estaba claro que tenía mucho que mejorar, con los explosivos y con mis habilidades sociales, pero no le di importancia alguna, simplemente esperé la respuesta de Lothar.

-Muy vamos, el comedor de esta planta no está lejos, pero tiene buenas medidas de seguridad así que no olvides las credenciales. Al último nuevo que llegó aquí, le tuvieron tres días encerrado hasta que dieron con ellas. La verdad, creo que fue una forma de que aprendiera a no olvidarlas, pero con lo lento de la burocracia, yo no me arriesgaría. – Le fui comentando al chico de camino a la zona comedor. Al llegar pasaría la acreditación y esperaría a que mi compañero hiciera lo mismo antes de ir a una de las mesas y esperar al camarero para pedir la comida. – Cuando acabemos te enseñaré donde están ubicados los laboratorios de bioquímica, el herbario y el animalario. Si deseas hacer investigaciones con toxinas seguro que los tres serán lugares que visitaras muy a menudo. Yo suelo estar más en los de combustibles y elementos raros, además de en la clínica.

En cuanto llegara la comida, un buen filete con guarnición, me pondría con ella. Claramente, no dejaría de prestar atención al novato. Me había hecho cargo de él, y sus investigaciones podrían venir muy bien, pero estaba seguro que había mejores maestros para él en el campo que le interesaba. Aunque todo eso llegaría a su debido tiempo.

Parece ser que no soy el único al que le molesta la burocracia y el papeleo, supongo que es normal, Lothar también es un tío listo. -Sí, sí, aquí las llevo. -Dije, sacando la mano de uno de los bolsillos de mi haori, donde las llevaba, para enseñárselas.

Hum... "Laboratorios de bioquímica, el herbario y el animalario"... Esas palabras resonaron en mi mente, eso sí que era interesante. Estaba deseoso del "paseo turístico" que Lothar me iba a hacer por las instalaciones, por lo que, tras pedir lo mismo que él (ya habría otra ocasión para investigar que otras opciones había y si eran o no de mi agrado), me apresuré a terminar rápido para pasar a lo más importante.

-No puedo esperar a ver esas instalaciones que has dicho -Le comenté mientras comía. -¿Son grandes? ¿Hay mucho personal trabajando en ellos?

Creo que hice lo suficientemente patente mis ganas de ver los laboratorios mencionados, estaba seguro de que Lothar lo notaría y no perdería tiempo alguno en proceder.

Como imaginaba el nuevo miembro del equipo estaba más que deseoso de visitar aquella parte de las instalaciones. La verdad era que yo no solía ir por allí, pero sí que la había descubierto en mis primeros días curioseando por toda la instalación. Durante esas visitas había escuchado hablar también de un incidente con revolucionarios resuelto por un físico, aunque nunca lo había visto por allí.

-Pues no lo sé, las conozco de pasada nada más, no entran dentro de mis estudios, además, ya sabes cómo se pone todo el mundo cuando hay extraños cerca de sus proyectos. Por aquí la gente tiende a pensar en que todos los demás quieren robarle sus descubrimientos para ascender, ¡Ja! Como si alguien fuera capaz de explicar bien todos los pasos de los míos. No sabría decirte si estando bajo mi tutoría te admitirían allí, pero siempre puedes pedir un traslado.

Le comenté mientras salíamos del comedor tras terminar con la carne. Los laboratorios estaban algo alejados del comedor, seguramente por el peligro de que algo de lo que investigaran llegara hasta la comida de toda la planta, o el complejo. Esperaba que en la puerta nos dejaran pasar, o al menos al chico solo.

Parece ser que, hasta cierto punto, los científicos de este complejo tenían una rivalidad un poco exagerada, al menos en algunos casos. Entiendo que no quieran que alguien se copie o les robe una patente o una idea, pero de ahí a no permitir que entre en la sección correspondiente...

-No te preocupes, de seguro ese tal Nobet me pudo bajo tu tutela temporalmente, mientras hacen el papeleo, revisan mi informe inicial y todo eso. Ya les comenté las áreas en las que me especializo, así que no debería de haber ningún problema, al menos a nivel administrativo... Ya si alguno de los presentes no quiere permitirnos la entrada... Ahí no pongo la mano en el fuego. -Le comenté mientras caminaba a paso ligero. Más les vale dejarme entrar, no tengo ganas de tonterías en mi primer día.

-Oye, en caso de que fuera necesario, espero que no te moleste si pido el traslado. Quiero decir, no tengo ningún problema personal contigo, sino simplemente diferencias profesionales. -Le dije, rascándome la frente mientras evitaba su mirada, dirigiendo mi atención al techo.

El camino se me hizo largo, quizás por las ansias que tenía por llegar o quizás porque lo fuera en realidad, pero finalmente llegamos. Todo estaba bien señalizado y las puertas de entrada eran enormes, puede que para habilitar el tránsito de muchas personas simultáneamente o para el transporte de objetos o especímenes de gran tamaño.

-Bueno, ¿por dónde empezamos? ¿Dónde tienes menos enemigos? -Pregunté sonriendo, en tono jocoso.

-No son enemigos, pero por algún motivo, que aún desconozco, los bioquímicos de este laboratorio recelan de todo aquel que no sea de su misma especialidad. Lo más seguro es que te acogieran con las puertas abiertas a ti solo, aunque yo, eso ya es otro tema. Mira, ahí empiezan los laboratorios, como ves, son más grandes que los nuestros. Imagino que la cantidad de materiales que usan y los aparatos para no contaminarse son de mayor tamaño y de ahí el espacio. Te habrás dado cuenta que las ventanas dan a la parte trasera de los aparatos, no les permitieron tintarlas y esta fue su solución para que no se les viera. Puedes llamar si quieres, a ver qué pasa. Puedo esperarte aquí sí solo te dejan entrar a ti.

Esperé a ver que hacía el científico, si ni siquiera lo dejaban entrar a él seguiríamos hacía el herbario del fondo del pasillo, que en el sí que permitían la entrada libremente a cualquiera con la acreditación de científico.

Cuando me explicó la situación y el comportamiento de los bioquímicos, algo exagerado, me quedé pensativo. ¿Era simple paranoia? ¿Existía realmente el riesgo de que se copiara alguien? ¿Qué desarrollaban ahí? ¿Tan importante eran sus investigaciones para no permitir ni siquiera que se pudiera uno asomar a las ventanas? Realmente sentía curiosidad por saber las respuestas a esas preguntas, pero no sabía si me dejarían pasar.

-De acuerdo, probemos suerte. -Dije, acercándome a la puerta. Di unos sonoros golpes en la metálica puerta, esperando que alguien abriera para responder. Sin embargo, lo que ocurrió me extrañó y molestó a partes iguales, las puertas no se abrieron y una voz anónima me preguntó a voces quién era y qué quería.

-Mi nom- *ejem* -Carraspeé y cambié la estructura de la oración.- Kenmei Shiba, científico recién llegado, me gustaría echarle un vistazo a las instalaciones de bioquímica.

-¿Hum...? Esteee... Sí, claro, espera un momento. -Respondió la voz, que de inmediato pude oír como cuchicheaba, siendo acompañado por otras voces y algunos ruidos. -Ahm... Ahora mismo es complicado, vuelve más tarde... Si quieres...

Decepcionado, me giré hacia Lothar.

-Meh... Ya vendré en otro momento, vamos a seguir. ¿Quieres? -Pregunté, dando a entender que no quería perder ni un segundo más allí.

Off:

Todo parecía transcurrir como me esperaba, aquella gente desconfiaba hasta de su propia sombra. Para iba a querer nadie copiarle sus investigaciones cuando todo el mundo sabía en realidad de quien era, no tenía sentido. Una pena que nuestro nuevo compañero hubiera tenido que ver eso. El siguiente punto en el camino era el herbario, un lugar de lo más aburrido en mi opinión, pero había gente allí abajo que no salía del mismo en todo el día.

-Lo siguiente es el herbario, pero imagino que ya habrás visto muchos a lo largo de tu carrera. Por lo que, si quieres, podría indicarte como llegar a la parte de arriba desde aquí. Allí encontraras toda la zona de ocio de este sitio, que no es poca, y algunas bibliotecas universales, no como las de cada zona de aquí abajo. Yo por mi parte voy a ir a la clínica, mi turno de guardia empieza en media hora y debo prepararme. Si te ves dispuesto también puedes acompañarme si quieres.


No quería ser descortés con el aprendiz, pero no había caído en la hora que era hasta que no vi el reloj sobre la puerta del laboratorio. Las guardias en la clínica eran aburridas, sobre todo porque no ocurrían casi accidentes, y menos aún que requirieran de un cirujano como yo, peor eran obligatorias. El chico también tendría que hacerlas si quería tocar algo de la rama medica en ese lugar, pero las suyas serían aún más aburridas, puesto que a los novatos les tocaban los cortes y quemaduras leves, y eso sí que abundaba por allí.

off:

Agradeciendo el favor de Lothar, le hice una pequeña reverencia. -Claro, claro, indícame y no te preocupes, no sabía que tenías guardia -"Porque no me lo habías dicho, básicamente" -Muchas gracias por todo, un lugar impresionante, sin duda. Como probablemente me quede un tiempo por aquí, supongo que ya nos veremos. -Le dije, tras lo cual, después de las indicaciones, seguí mi paseo por las instalaciones.

Sí, claro, muchos herbolarios había visto yo en mi carrera. Seguí riéndome unos segundos mientras seguía caminando en dirección al mismo. No sé que creía Lothar de mí, pero de seguro no había entendido bien que me he dedicado a la cirugía, no a la investigación científica... al menos no de manera profesional.

Tras un rato dando vueltas, mirando lo que me dejaban y farfullando cada vez que alguien me hacía perder el tiempo, llegué a encontrarme de nuevo con el hombre que me había puesto bajo el mando de Lothar.

-¡Oh! Es usted... Ke-

-Kenmei, Kenmei Shiba -Lo interrumpí, evitando que quedara en evidencia equivocándose con mi nombre.

-Eso es, eso es, jajajaja... ¿Y el señor Dan? ¿No debía estar con usted?

-Tenía que hacer guardia, así que se ha ido. Supongo que no había usted caído en eso.

-Bueno, no pasa nada. -Decía con una risa nerviosa. -Mire, he estado hablando con los superiores, a algunos les ha llamado la atención y tienen algunos planes y sugerencias. ¿Le parece si se lo cuento mientras le llevo a su habitación? Ya mañana podrá incorporarse de manera normal a la enfermería o ayudar en algún departamento.

Con eso, lo seguí, pronto podría ponerme a mis propósitos...

Off: