Dütälün [Bizvan y Tobías] [Privado][Pasado]

Mientras debatía cual opción sería mejor, algo cayó del techo justo enfrente de mí. Aquello me tomó por sorpresa y por instinto activé mi garra eléctrica con intención de atacar a lo que fuera esa cosa, no obstante se traba de mi compañero en su forma intangible, por lo cual me vi obligado cancelar la electricidad y detener el avance de mi mano.

Tobí no pareció darle importancia y comenzó a escuchar a través de las puertas de los cuartos, demostrado que las habilidades de un CP para ese tipo de misiones eran bastante convenientes. Tras confirmar la habitación de nuestro objetivo, el agente explicó cuál sería el plan a seguir, para luego tomar su forma viscosa e introducirse en la habitación por la rendija de la puerta.

Desenvainé a Lanka para prepararme a entrar en el cuarto en caso de ser necesario.- Crees que él estará bien. –pregunté al pequeño monigote que debería estar sentado en mi hombro, pero este había desaparecido y en su lugar solo había una mancha pegajosa de sirope.

Solo debieron pasar unos cuantos minutos, pero el saber que la vida de mi nakama podía estar en peligro causó que la espera fuera eterna. Una sustancia comenzó a salir por la rendija de la puerta y a los pocos segundos tomó la forma de Tobías.

Escuché su explicación y asentí para indicarle que comprendía la situación.

* El primero en salir debería ser uno de los guardaespaldas. *podía escuchar como en el interior de la habitación alguien se apresuraba a dirigirse a la puerta. Sujeté con ambas manos la empuñadura de mi espada y me coloqué en posición para realizar una estocada.* Una muerte rápida.

La puerta del cuarto fue destruida y el humo de la habitación comenzó a esparcirse por el pasillo. En el momento que distinguí una figura emerger de la habitación lancé mi ataque sin ninguna vacilación hacia la garganta de la alta figura.

La punta de la hoja penetró algo y la inequívoca sensación de los huesos me indicó que había provocado daño a mi objetivo, sin embargo la dirección de mi espada fue desviada en el instante que ataqué.* Maldición, no me digas que ese bastardo… *solté la empuñadura de mi espada y retrocedí de un salto, solo para presenciar como en ese momento un enorme martillo descendía y destrozaba el piso donde me encontraba de pie hace poco.

El movimiento del martillo disipó un poco el humo y me permitió ver al dueño del martillo. Tobí no mentía cuando mencionó que sería grande, quizás era más grande que Kasanova. Su rostro presentaba una enorme barba un tanto descuidada y un gran número de cicatrices. Su cuerpo presentaba un musculatura con la cual podría romper las prendas que llevaba puestas en caso querer hacerlo. En su mano izquierda se podía ver mi espada perforando su palma.* Sacrificó su mano para desviar mi estocada. *chasqué la lengua con enojo a causa de ver aquello.

El hombre soltó la empuñadura del martillo para poder quitarse la espada de la mano y arrojarla detrás de él.

* Por lo menos no podrá sujetar su arma con comodidad… Maldito bastardo… *quizás para burlarse de mí tomó el martillo con su mano izquierda y lo levantó con facilidad, para luego sujetarlo con ambas manos.

Al parecer el otro hombre permanecía dentro de la habitación junto al objetivo, pero antes era necesario mover al hombre que se encontraba bloqueando la entrada.

Fingí tomar algo de mi espalda, pero en realidad generé 2 dagas taser y las lancé en su dirección. Por su parte no presentó signos de intentar esquivar el ataque y utilizando su martillo bloqueó los ataques, pero en cuanto las dagas hicieron contacto con el martillo, la electricidad viajó por el arma afectándolo a él también.

Lancé 4 dagas más y esta vez el hombre se vio obligado a retroceder para esquivar el ataque.

* No te gusta la electricidad eh, bien en ese caso utilicemos esto. *una espada de electricidad pura se materializó en mi mano y sin permitirle reaccionar me abalancé directo a él para atacarlo. La espada eléctrica chocó contra el martillo y de nuevo la corriente viajó hasta su cuerpo. Su expresión me indicó que esto no era para nada agradable para él, dando como resultado que mi enemigo comenzara a retroceder cada vez más para evitar ser alcanzado de manera directa por el arma.

Se podría decir que tenía la ventaja en este momento, sin embargo esto solo sería momentáneo, pues mi espada tenía un tiempo límite de uso y mi enemigo parecía tener una resistencia muy elevada, de lo contrario hubiera quedado incapacitado desde el primer ataque.

* Esto puede ser difícil…

Mientras el hombre del martillo se encontraba entretenido conmigo, mi compañero se desplazó con gran velocidad y realizó un ataque en la parte baja de la pierna del enemigo haciéndolo perder la estabilidad de manera instantánea y se apoyó sobre una de sus rodillas.

Tobías no perdió más tiempo y se adentró en la habitación, dejándome con el hombre del martillo. A juzgar por su expresión, el dolor en el área congelada era muy superior al de su mano, aun así realizó el esfuerzo por golpear el hielo con su martillo para liberarse. La posición incómoda le impidió conectar un golpe preciso y en su lugar el arma destruyó otra parte del piso.

Antes de que el hombre realizara otro intento por liberarse enterré la espada en su hombro, pero con el cuidado de evitar que esta perforara su espalda. Esta vez la electricidad viajó desde dentro de su cuerpo, sin mencionar que no interrumpí el flujo hasta no estar seguro de que el enemigo ya no sería una amenaza, dando como resultado que él comenzara a gritar.* Diablos, jamás había necesitado utilizar la corriente por tanto tiempo. *justo en el instante que el enemigo dejó de gritar a causa de perder la conciencia, escuché la voz de Tobías dándome una indicación a medias, seguido de un fuerte golpe contra una de las paredes de la habitación.

Temiendo lo peor tomé a Lanka del piso, desenvainé mi vieja espada y entré en el cuarto. El humo de su interior parecía haber sido disipado por algo, permitiendo ver al otro sujeto del cual mi nakama ya me había hablado, el hombre sostenía un bate con el peculiar tono metálico del haki, al mismo tiempo reía ligeramente de manera confiada.

Desvié un poco mi mirada y noté que mi amigo se encontraba en el suelo con su brazo en una posición nada natural.

Sentí como mi corazón comenzaba a bombear sangre con mayor velocidad y el sonido de la risa del hombre se apagaba poco a poco, dejando solo un pequeño zumbido en mis oídos. Conocía esta sensación, se trataba del Kai, lo extraño es que juraría que había conseguido controlarlo a plenitud, pero todo indicaba que estaba equivocado.- Estás muerto…

Sin prestar atención a todo lo demás me arrojé directo al enemigo con la espada en alto. Podía ver como su boca se movía, pero me resultaba imposible escuchar una solo palabra de lo que dijo.

El bastardo movió su brazo para realizar un ataque. Por alguna razón mis reflejos se encontraban más agudizados en ese momento, permitiéndome imbuir mis espadas en haki de armadura dándoles un color negro metálico, bloquear el ataque descendente que se dirigía a mi cabeza con mi espada izquierda y realizar un corte horizontal en el pecho del sujeto (el cual produjo un sonido metálico).

La sonrisa del hombre desapareció un poco cuando su bate fue frenado, sin embargo se esfumó por completo al notar un corte superficial en su pecho.

De nuevo mis reflejos me permitieron esquivar la patada lanzada por el hombre en dirección a mi entrepierna.

Antes de permitirle pensar en algún plan, de nuevo me arrojé directo a él mientras realizaba cortes con ambas espadas. Durante el repetitivo choque de las armas el hombre había recibido una gran cantidad de cortes en distintas partes de su cuerpo (como brazos, pecho, abdomen y frente), pero ninguno era significativo o perjudicial para su salud. Por mi parte el bate había conseguido impactar contra mis brazos, manos y costados, aunque sin dar signos de dolor.

El rostro del hombre denotaba frustración por no poder encargarse de mí con la velocidad que él hubiera deseado, y en un arrebato de furia consiguió desestabilizarme un poco con uno de sus ataques, para luego tomarme por el rostro con su enorme mano, levantándome con algo de esfuerzo y corriendo en dirección de la pared lateral con intención de estrellar mi cabeza. La fuerza fue la suficiente para atravesar la pared de madera, pero no se detuvo ahí, continuando con el siguiente muro y el siguiente.

Podía sentir como mi conciencia se desvanecía después de haber atravesado la segunda pared, en un intento por atacarlo conseguí que Lanka penetrara su muslo haciéndolo caer justo en el instante que rompía el muro de la última habitación.

Mi cuerpo aterrizó sobre algo blando, pero mi rostro en especial se sentía cálido. La sensación de la sangre resbalando desde mi cabeza me indicó que las heridas eran un tanto serias, pero por alguna razón el dolor solo parecía ser una punzada esporádica.

* Debo matarlo. *con ese único pensamiento en mi mente intenté colocarme de pie apoyándome en lo que reconocí mediante el tacto era una cama. Cuando levanté mi rostro noté que eso blando y cálido era el pecho de una mujer que parecía estar gritando presa del pánico, aunque no podía escuchar nada salvo mi respiración. Mi sangre había manchado su cuerpo de tal manera que parecía que ella había recibido una herida mortal. A su lado se encontraba un hombre desnudo inconsciente.

- Diablos, se siente como si la cabeza me estuviera punzando. –no podía verlo pero la sangre resbalaba por mi rostro como si fuera sudor.

Conseguí colocarme de pie y comencé a caminar de manera tambaleante hacia el agujero que había formado para acabar con el hombre en la otra habitación.

Lo primero que vi al pasar a través el agujero en la pared fue al hombre arrodillado mientras realizaba presión sobre la herida en su muslo para intentar detener el sangrado. En el momento que notó mi presencia se colocó de pie ignorando la condición de su pierna.

Su rostro se deformó a causa de la furia y puede que mi falta de expresión o no dejarlo ver signos de dolor a pesar de estar sangrando más que él lo molestara.

El endurecimiento de mi haki había llegado a su límite, desapareciendo de golpe. Sujeté con fuerza la empuñadura de mi vieja espada y la hoja comenzó a liberar un poco de vapor a causa de la baja temperatura provocada por mi ámbito de hielo.

Sería complicado acabar con su vida y era probable que el combate me tomaría un largo tiempo, convirtiéndose en una pelea de desgaste en la cual me encontraba en desventaja… Aun así lo único en lo que podía pensar era en cortar su cabeza aprovechando la más mínima oportunidad que se presentara.

Lanka se encontraba tirada lejos de mi posición, por lo cual tomé uno de los diales con los que siempre cargo. Esa pequeña concha sería la que me brindaría una oportunidad de acabar con esto, o por lo menos eso es lo que tenía planeado, pero el hombre recibió un ataque en su espalda que jamás esperó. La sangre comenzó a gotear en piso y a juzgar por su rostro el corte le afectó más de lo que desearía, haciéndolo tambalearse un poco.

No era lo que tenía en mente, pero esta era la oportunidad que estaba buscando. Moviéndome lo más veloz que podía permitirme en ese momento reduje la distancia entre ambos y con un rápido movimiento de mi brazo realicé un corte horizontal en dirección a su cuello. El daño en su espalda lo distrajo, pero no lo suficiente como para dejar que su cabeza fuera cercenada, pues utilizando su bate detuvo con facilidad el avance de mi espada.

Por un momento lo observé sonreír, sin embargo lentamente su expresión de superioridad fue remplazada por dolor y sorpresa. Al mover su cabeza notó que la mano con la cual antes sostenía el dial se encontraba dentro de su pecho.

Perdiendo la fuerza soltó su arma y se dejó caer de rodillas mientras me miraba fijamente a los ojos. La vida se le escapaba de manera lenta y dolorosa mientras que yo podía sentir como mis dedos habían perforado su corazón. Comenzó a convulsionarse y a escupir sangre, y aun así parecía querer decirme algo, pero las palabras nunca consiguieron formarse.

Utilicé mi pie para empujar su cuerpo y poder liberar mi mano, la cual se encontraba rodeada de electricidad.- Gusi tenía razón, esta técnica es peligrosa. –la garra eléctrica que el peliblanco me enseño fue la que provocó la muerte del hombre, quien ahora se encontraba tirado en el piso con un agujero en su pecho.

Alce mi mirada y noté que Tobías se encontraba al otro lado.- Tobí. –desaparecí la garra eléctrica y comencé a caminar en su dirección. Con cada paso que realizaba, el dolor en mi cuerpo comenzaba a hacer efecto, al igual que mi audición regresaba.* Que mal momento para ser consiente del daño recibido. *era doloroso, pero podía moverme, aunque con algo de dificultad.

- Pareces estar mal, ven déjame hacer algo con ese brazo, pero te advierto que puede ser algo doloroso. –expresé mientras sonreía de manera amigable.

- ¿Es así? Parece lógico, solo necesito unos segundo para hacer algo. –ya que Tobi había desistido de recibir mi ayuda médica, me di media vuelta y nuevamente me adentré en la habitación donde se encontraba en el cadáver del enemigo. Tomé del suelo mis pertenencias que había dejado atrás para ir ayudar mi nakama.- Es doloroso moverse en estas condiciones. –me concentré para activar la técnica de curación aprendida del manual Micaiah y el dolor disminuyó de manera significativa.

Mientras empuñaba a Lanka, mi atención se enfocó en el cadáver. Sus ojos sin brillo parecían estarme viendo de manera fija, como si aún estuviera con vida y solo esperara un descuido por mi parte para colocarse de pie y atacarme.

Me acerqué hasta él.- Le hiciste daño… -con un movimiento de mi brazo cercené su cabeza, para luego sujetarla de su coleta. El sonido de algo golpeando el piso llamó mi atención y me hizo girar mi cabeza para averiguar de qué se trataba. El cuerpo de la mujer hace unos minutos atrás se encontraba en el suelo, parecía ser que la imagen de un hombre sosteniendo una cabeza cortada fue demasiado para ella y se desmayó.- Dios santo… -me quité mi playera negra y la rompí donde iniciaba una de las costuras laterales, para luego cubrir lo mejor posible su cuerpo.

Para cuando regresé a la habitación donde se encontraba Tobías, este se había encargado del traslado del objetivo utilizando el poder de su fruta.* Eso es bastante útil. *el CP se hizo cargo de abrir otro agujero en el cuarto y sin demora se arrojó desde el segundo piso, seguido de la especie de camilla de sirope que transportaba a nuestro científico.

Justo antes de seguir a mi compañero recordé al hombre dejado en el pasillo.* Será una molestia si habla y esos dichosos Conrads se ponen pesados después. *por lo general prefería acabar mi trabajo con el menor número de muertes posibles, no obstante no perdonaría a nadie que hiciera daño a mis nakamas. Motivo por el cual salí de la habitación y sin vacilación corté la cabeza del calvo, para luego tomarla por la barba.* Con algo de suerte las personas pensarán que todo lo ocurrido aquí fue hecho por cazarrecompensas.

Sin más por hacer salté por el agujero, sin duda alguien normal se provocaría daño por la caída, sin embargo mi compañero se encontraba lejos de ser normal y con su cuerpo pegajoso podía absorber el impacto de la caída para librarse del daño o incluso descender con suavidad utilizando esa extraña habilidad suya para patear el aire. En cuanto a mí, mi cuerpo era hasta cierto punto el de un humano común, y no contaba con una habilidad para volar por los cielos como mi amigo. ¿En ese caso por qué salté sin pensarlo 2 veces? Fácil, era porque confiaba en las botas que llevaba puestas en ese momento.

Una fuerte corriente de aire comenzó a surgir de las suelas de ambas botas, dicha corriente comenzó a disminuir conforme más me acercaba al suelo, encargándose de amortiguar mi caída y permitiéndome caer de pie sin daños.

Botas VoTo-1, ese era el nombre que les había dado y tal como el 1 lo indicaba solo eran la primera versión, pues la potencia de la corriente de aire era la suficiente para partirme descender de aquella altura, pero saltar desde una altura mayor no serviría de nada a causa de la velocidad ganada, la cual no podría ser frenada por completo.* Aun se encuentran lejos de imitarlo, algún día conseguiré igualarlo. *no hacía falta decir que eran una creación inspirada en mi nakama, de hecho el “To” venía de su nombre.

Dejamos atrás todo el alboroto que causamos en el bar, aprovechando los callejones oscuros para movernos lo más desapercibidos posible. El hecho de encontrarnos en una zona con mala reputación ayudó a evitar encuentros con civiles curiosos, aunque si hubo 2 o 3 encuentros con algunos sujetos que parecían ser delincuentes de poca monta que miraban la peculiar escena de un hombre siendo llevado contra su voluntad en lo que parecía der una camilla, pero en el momento que notaban las 2 cabezas que sostenía en mi mano y la sangre que cubría mi rostro, desviaban la mirada o se marchaban de inmediato.

Durante el trayecto mi compañero me explicó que él se encargaría personalmente de entregar al hombre, lo cual no representaba ningún problema para mí, después de todo solo me encontraba en este lugar como un pequeño apoyo para mi amigo.* Aunque viéndolo de cierta forma, tampoco me voy con las manos vacías… Ese fue un pésimo chiste, me alegro de haberlo pensado y no decirlo. *era más que seguro que las cabezas que sostenía eran de criminales involucrados en asuntos del gobierno y apostaría que no era el primer encuentro con el científico.* Espero obtener algunas medallas por entregar sus cabezas.

Sin presentarse inconvenientes llegamos a los muelles, donde un barco distinto al barco marine en el cual viajamos hasta este lugar.

Tobías se despido y me explicó que ese navío pertenecía al gobierno y que lamentablemente eso era todo lo que podía compartir conmigo sin poner en peligro mi vida… En verdad espero que Tobí tenga un sentido del humor sea un poco extraño, de lo contrario comenzaría asustarme de esa agencia del gobierno.

El andrógino joven y el hombre abordaron el navío y al poco tiempo zarpó alejándose con rapidez.

Sin más por hacer me dirigí al barco marine ubicado en otra zona de los muelles para poder descansar de todo lo que había ocurrido hoy o por lo menos eso es lo que tenía planeado, pero en el instante que entré en el campo visual de los marines realizando guardia, estos alzaron la voz para alertar al resto de sus compañeros y en poco tiempo 10 marines me apuntaban con rifles, ordenándome que me deshiciera de mis armas. Comprendí a que se debía ese comportamiento y me tomaría bastante tiempo explicar el malentendido, en especial por los “trofeos” que sostenía.

En fin. La noche sería larga y pasaría gran parte de ella siendo interrogado…