Sasaki
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Mientras seguía con el Den Den Mushi cogido escuché las palabras de Kai sobre la guerra, parecía ser que todos habíamos sido engañados por los pretores y eran culpables de la guerra en la que luchábamos por ellos, esa revelación me hizo cabrearme bastante, puede que hiciese el tonto para la gente, pero no me gustaba que me utilizasen como arma, colgué cuando mi nakama terminó de hablar y me dirigí a Heaten en un tono más serio del normal.
-Vamos a dejar la central como está, nos vamos a por la pretora, y no hay discusión posible – dije girándome y avanzando hacia el trineo – parece ser que nos están usando de marionetas prescindibles para la guerra, lo mejor será detener a los pretores y dejar que los altos cargos reorganicen la política de la isla – tras ello volví a sacar el Den Den Mushi y marqué el número del capitán – Dan-cho – dije en un tono serio que de seguro le sorprendería viniendo de mí – He hablado con Kai, parece ser que los culpables de todo esto son los pretores y nos usan de marionetas, me ha dicho que hay un grupo que se ha rebelado contra todos los pretores en busca de un gobierno mejor para la isla, pero primero hay que hacer es detener a los pretores. Por mi parte apoyaré esa causa mientras sea justa, espero respuesta.
Mantuve el Den Den mushi activado para escuchar la contestación mientras deshacía el trineo y creaba una silla de monta sobre Rudolph, lo suficiente mente grande como para que también entrase Heaten, mientras Jack se subió a mi hombro y le tendí una pistola por si la quería usar más adelante, ahora que me daba cuenta Rudolph parecía distinto, ahora se le podía distinguir claramente una nariz y los cuernos propios de un reno, hecho que me sacó una sonrisa aun estando en esa situación. Antes de emprender el camino saqué la brújula para que me indicara en qué dirección se encontraba Yoai y esperé a que Heaten se subiese. Una vez colgué al capitán tras oir su opinión volví a llamar a Kai.
-De acuerdo, pero iré primero a capturar a Yoai, la pretora de Meln, voy acompañado por otra marine así que no te preocupes.
-Vamos a dejar la central como está, nos vamos a por la pretora, y no hay discusión posible – dije girándome y avanzando hacia el trineo – parece ser que nos están usando de marionetas prescindibles para la guerra, lo mejor será detener a los pretores y dejar que los altos cargos reorganicen la política de la isla – tras ello volví a sacar el Den Den Mushi y marqué el número del capitán – Dan-cho – dije en un tono serio que de seguro le sorprendería viniendo de mí – He hablado con Kai, parece ser que los culpables de todo esto son los pretores y nos usan de marionetas, me ha dicho que hay un grupo que se ha rebelado contra todos los pretores en busca de un gobierno mejor para la isla, pero primero hay que hacer es detener a los pretores. Por mi parte apoyaré esa causa mientras sea justa, espero respuesta.
Mantuve el Den Den mushi activado para escuchar la contestación mientras deshacía el trineo y creaba una silla de monta sobre Rudolph, lo suficiente mente grande como para que también entrase Heaten, mientras Jack se subió a mi hombro y le tendí una pistola por si la quería usar más adelante, ahora que me daba cuenta Rudolph parecía distinto, ahora se le podía distinguir claramente una nariz y los cuernos propios de un reno, hecho que me sacó una sonrisa aun estando en esa situación. Antes de emprender el camino saqué la brújula para que me indicara en qué dirección se encontraba Yoai y esperé a que Heaten se subiese. Una vez colgué al capitán tras oir su opinión volví a llamar a Kai.
-De acuerdo, pero iré primero a capturar a Yoai, la pretora de Meln, voy acompañado por otra marine así que no te preocupes.
- resumen Meln (AL, KAI, LEED):
- Escuchar el mensaje de Kai, llamar a Al para explicarle lo que me ha contado Kai, destruir el trineo y hacer una silla de monta para Rudolph e ir a por Yoai ayudándome de la brújula la brújula, llamar a Kai para decirle mis intenciones
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– ¡Espera! – gritó, pero ya era tarde. La vio alejarse mientras su corazón se hacía pedazos. ¿Padre? ¿Iba a ser padre? – ¿Por qué no me lo dijiste antes? – se arrodilló en el suelo mientras se maldecía por dentro. ¿Por qué tenía que ser tan duro? – Soy un idiota… – Sintió las lágrimas caer sobre sus manos. No solo había perdido a Milena, sino que también a su hijo. Golpeó el suelo con su cabeza y notó como una pequeña herida se formaba en su frente. Sintió la sangre recorrer su frente y llegar hasta el suelo, combinándose con sus lágrimas. ”Esto no debía pasar… No de este modo” – Pensó en ir tras ella, mas era imposible. Sabía que su decisión era definitiva, tenía que hacerse con esa idea; con la idea de que, quizá, nunca más volvería a ver a la pelirroja y tampoco podría ver a su hijo.
– Voy en camino, capitán. – Dijo por el comunicador. Era hora de acabar con esto. Se levantó y se limpió las lágrimas. Dolía y mucho, pero debía, al menos, seguir luchando. ¿Qué más podía perder? ¿Su vida? Como si a alguien le importara que él estuviera muerto. Suspiró, agarró su espada de kairoseki y se la puso en la cintura. Levantó el pedazo de su vivre card y, finalmente, empezó a volar a toda velocidad. ”Supongo que ya no me queda nada más, he perdido todo.” – pensó mientras volaba. Ni siquiera había activado su haki de observación, ¿para qué molestarse? Era débil y todos lo sabían. Física y mentalmente, lo era. Sintió un golpe y se detuvo a pleno vuelo. Miró a aquel pájaro.
– No me molestes, pájaro de mierda – dijo antes de atacarlo. En pocos segundos ya estaba tras de él. ¿Qué hizo? Solo un movimiento de iai usando su espada blanca. El objetivo era cortarle el cuello. Ni siquiera le interesó si había funcionado o no, solo siguió su camino. – Tengo prisa. Voy a acabar con todo esto. – Susurró mientras seguía volando. ¿Qué tanto le faltaría? Para evitar ese tipo de cosas, activó su mantra y se puso un tanto más alerta.
– Voy en camino, capitán. – Dijo por el comunicador. Era hora de acabar con esto. Se levantó y se limpió las lágrimas. Dolía y mucho, pero debía, al menos, seguir luchando. ¿Qué más podía perder? ¿Su vida? Como si a alguien le importara que él estuviera muerto. Suspiró, agarró su espada de kairoseki y se la puso en la cintura. Levantó el pedazo de su vivre card y, finalmente, empezó a volar a toda velocidad. ”Supongo que ya no me queda nada más, he perdido todo.” – pensó mientras volaba. Ni siquiera había activado su haki de observación, ¿para qué molestarse? Era débil y todos lo sabían. Física y mentalmente, lo era. Sintió un golpe y se detuvo a pleno vuelo. Miró a aquel pájaro.
– No me molestes, pájaro de mierda – dijo antes de atacarlo. En pocos segundos ya estaba tras de él. ¿Qué hizo? Solo un movimiento de iai usando su espada blanca. El objetivo era cortarle el cuello. Ni siquiera le interesó si había funcionado o no, solo siguió su camino. – Tengo prisa. Voy a acabar con todo esto. – Susurró mientras seguía volando. ¿Qué tanto le faltaría? Para evitar ese tipo de cosas, activó su mantra y se puso un tanto más alerta.
- T11? Zilda:
- Bla bla bla, recoger la espada de Kairoseki, la vivre card. Atacar al pájaro, ignorar si resultó o no, seguir su camino con su mantra activado.
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Uno de aquellos tipos cayó al suelo con un profundo corte en el pecho tras un movimiento giratorio del Tornado Dorado. El Vice-Almirante hacía honor a su rango y en poco tiempo y a lo tonto, usando su arsenal de kairouseki y sus artes con la espada, terminó derrotando al jodido ejército él solo. Los cuerpos de todos los enemigos tirados por los suelos le hicieron soltar un par de jadeos debido a la horrible escena. Sin duda, la guerra era una basura. Tenía la armadura cubierta de sangre y parecía más roja que negra. Apretó ambos puños esperando la siguiente oleada de enemigos. Las palabras de Kai le habían asustado un poco y por ello no perdía de vista la maldita nube negra. Sus azulados ojos mostraban una seriedad superior a la de antes. Escupió a un lado recobrando el aliento y mirando al frente.
Se dio cuenta de que los demás hombres de Balt se habían retirado de la batalla como era normal, pero algo raro había pasado. Misa no se había quedado cuidando de los demás como debió hacer. No había curado ni vendado a nadie, simplemente se tiró al ataque desobedeciendo al rubio. Xemnas alzó una ceja quedando confuso. La joven había pasado de su orden directamente y tal vez por su relación. En una guerra importaban los rangos marines y eso era algo que el rubio no olvidaba, pues era serio para aquellas cosas. Decidió dejarla por el momento, ya le echaría una bronca tras la batalla. De todas formas, después de haber derribado a sus oponentes no parecía haber peligro. La maldita nube avanzaba hacia ellos y recordaba bien lo que le dijo su amigo. En ese momento pudo ver a un grupo pequeño dirigirse al Sur. Aquello le hizo fruncir el ceño.
- ¡Misa, neutralízalos! – Gritó de forma potente. Si la rubia podía usar sus explosiones para defender la central todo iría bien. – De paso intenta coger esa central, yo voy a terminar con Meln ahora mismo.
Dijo en un tono bastante serio al mismo tiempo que sus cabellos se movían ligeramente por el viento. Su yelmo resultaba algo intimidante por aquellos cuernos ahora rojos por la sangre. Xemnas pensaba continuar luchando mientras Misa se ocupaba de la central. Retrocedió un poco para estar más lejos de la jodida nube oscura y después se mantuvo quieto. Él solo en mitad del campo de batalla miró a las tropas restantes de Meln y alzó su espadón con un gesto serio. Un hombre contra miles, era un buen negocio, pero confiaba en las fuerzas de distancia de Balt y en su propia fuerza.
- ¡Venid por mí! ¡Soy Xemnas Death, Vice-Almirante de la marina! ¡No vais a pasar de aquí! – Gritó clavando su arma en el suelo y empezando a realizar una leve aura azulada a su alrededor. Estaba listo para empezar a abrir sus aberturas especiales para la batalla. Sabía que si Misa se iba a por los siete del Sur estarían separados, pero las guerras eran así. Ya se verían después.
Se dio cuenta de que los demás hombres de Balt se habían retirado de la batalla como era normal, pero algo raro había pasado. Misa no se había quedado cuidando de los demás como debió hacer. No había curado ni vendado a nadie, simplemente se tiró al ataque desobedeciendo al rubio. Xemnas alzó una ceja quedando confuso. La joven había pasado de su orden directamente y tal vez por su relación. En una guerra importaban los rangos marines y eso era algo que el rubio no olvidaba, pues era serio para aquellas cosas. Decidió dejarla por el momento, ya le echaría una bronca tras la batalla. De todas formas, después de haber derribado a sus oponentes no parecía haber peligro. La maldita nube avanzaba hacia ellos y recordaba bien lo que le dijo su amigo. En ese momento pudo ver a un grupo pequeño dirigirse al Sur. Aquello le hizo fruncir el ceño.
- ¡Misa, neutralízalos! – Gritó de forma potente. Si la rubia podía usar sus explosiones para defender la central todo iría bien. – De paso intenta coger esa central, yo voy a terminar con Meln ahora mismo.
Dijo en un tono bastante serio al mismo tiempo que sus cabellos se movían ligeramente por el viento. Su yelmo resultaba algo intimidante por aquellos cuernos ahora rojos por la sangre. Xemnas pensaba continuar luchando mientras Misa se ocupaba de la central. Retrocedió un poco para estar más lejos de la jodida nube oscura y después se mantuvo quieto. Él solo en mitad del campo de batalla miró a las tropas restantes de Meln y alzó su espadón con un gesto serio. Un hombre contra miles, era un buen negocio, pero confiaba en las fuerzas de distancia de Balt y en su propia fuerza.
- ¡Venid por mí! ¡Soy Xemnas Death, Vice-Almirante de la marina! ¡No vais a pasar de aquí! – Gritó clavando su arma en el suelo y empezando a realizar una leve aura azulada a su alrededor. Estaba listo para empezar a abrir sus aberturas especiales para la batalla. Sabía que si Misa se iba a por los siete del Sur estarían separados, pero las guerras eran así. Ya se verían después.
- Balt:
- Ordenar a Misa ir por los tios que van a la central del Sur y activarla, retroceder lo justo para que no le pille la nube, señalar a las tropas enemigas que quedan y desafiarlas en solitario con el poder de la amistad (?)
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La mano del cazador se detuvo cuando escuchó aquellas palabras en su mente ¿Había sido el serafín? Seguramente. No pudo evitar fruncir el ceño y quedar un poco confuso ¿Por qué debía de morir el juglar si aquello pasaba? No tenía mucho sentido. Albert… ¿Era un asesino estando estable? A juzgar por la manía de golpear con el bastón era posible. El rubio entonces soltó un suspiro mientras se llevaba las manos a la cabeza. No iba a permitir que el otro tipo muriese. Le jodía mucho no poder ayudar a los demás y lo siguiente que hizo fue mirar a la pelirroja. Estaba estática desde hacía ya un buen rato. Era como si pasase del mundo o directamente le hubiese dado un yuyu. Ni siquiera la había visto probar la deliciosa bebida humeante que les prepararon. El tirador entonces se rascó la cabeza.
- La solución está en vencer a los líderes que buscan la guerra y dejar a los demás ciudadanos el poder de sentar a alguien digno en el trono. Aunque esto es una opinión, por el momento creo que debería parar esta guerra o de lo contrario tomar medidas un poco conflictivas. – Mencionó al mismo tiempo que soltaba un pequeño suspiro y miraba de nuevo a Albert.
Las opciones eran varias, pero de todas formas la principal sería la que él mismo había dicho. Se quedó mirando a la pelirroja muy confuso, pues continuaba sin dar señales de vida. Caminó un poco hacia ella y se quedó mirándola a los ojos con una calma sorprendente.
- ¿Qué te ocurre? ¿No te has muerto, no? – Le preguntó algo confuso mientras ladeaba la cabeza. Sabía que estaba viva, pero estaba en plan estatua por lo que veía. Quería que ella también hablase con aquellos dos.
Le dijese lo que le dijese, el rubio soltó un suspiro tratando de acariciarle la cabeza y después miró de nuevo al juglar. Estaba un poco pensativo desde que había escuchado la voz del serafín decirle lo de Albert y lo que hizo a continuación fue mirar al juglar a los ojos y hablarle de forma seria, pero amable en todo momento.
- Voy a intentar hacer algo ¿Algún consejo? – Le preguntó al mismo tiempo que flexionaba las piernas, como si estuviera a punto de echar a correr.
- La solución está en vencer a los líderes que buscan la guerra y dejar a los demás ciudadanos el poder de sentar a alguien digno en el trono. Aunque esto es una opinión, por el momento creo que debería parar esta guerra o de lo contrario tomar medidas un poco conflictivas. – Mencionó al mismo tiempo que soltaba un pequeño suspiro y miraba de nuevo a Albert.
Las opciones eran varias, pero de todas formas la principal sería la que él mismo había dicho. Se quedó mirando a la pelirroja muy confuso, pues continuaba sin dar señales de vida. Caminó un poco hacia ella y se quedó mirándola a los ojos con una calma sorprendente.
- ¿Qué te ocurre? ¿No te has muerto, no? – Le preguntó algo confuso mientras ladeaba la cabeza. Sabía que estaba viva, pero estaba en plan estatua por lo que veía. Quería que ella también hablase con aquellos dos.
Le dijese lo que le dijese, el rubio soltó un suspiro tratando de acariciarle la cabeza y después miró de nuevo al juglar. Estaba un poco pensativo desde que había escuchado la voz del serafín decirle lo de Albert y lo que hizo a continuación fue mirar al juglar a los ojos y hablarle de forma seria, pero amable en todo momento.
- Voy a intentar hacer algo ¿Algún consejo? – Le preguntó al mismo tiempo que flexionaba las piernas, como si estuviera a punto de echar a correr.
- Balt:
- Hablar con juglar, ves si Nosta está viva y ultima pregunta a Juglar-chan.
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Kotaro se mantenía calmado luchando de forma precavida con sus armas, pero de repente el sonido de una explosión le hizo caer de espalda y salir disparado varios metros por el suelo. Los oídos empezaron a pitarle y notó algunas piedras golpearle despacio en algunas zonas del cuerpo. Era una situación incómoda, pero decidió continuar con los ojos cerrados debido al intenso dolor de cabeza. No entendía nada de lo que había pasado, pero lo primero que se le pasó por la cabeza fue la idea de que había estallado una bomba a un par de metros de él. Ante todo, en su rostro había una sonrisa enfermiza la cual indicaba tranquilamente que estaba calmado y feliz. El puto loco no tenía otro jodido estado de ánimo que no fuese aquel. De todas formas, debía admitir que todo le daba vueltas. Ahora entendía más o menos a los drogadictos, aunque quizás la cosa fuese distinta.
El usuario de la fruta del miedo se puso de pie y empezó a mirar un poco a su alrededor mientras se tambaleaba como si estuviese borracho. Era una sensación muy incómoda, pero no podía hacer nada para evitarlo. Pudo ver una especie de cráter con muchos de los hombres bestia exterminados y aquello le hizo alzar una ceja ¿De qué cojones iba Sarka? Ellos habían estado en medio y podrían haber muerto también. Ni dinero ni mierdas, eso había sido un golpe bajo hacia ellos. Fue entonces cuando decidió cambiar su plan y mostró una expresión calmada. Caminó tranquilamente acercándose a la zona menos dañada, donde supuestamente su líder estaba combatiendo. Pero se quedaría a una distancia prudente para no intervenir. Él ya tenía su propio plan. Mientras tanto trató de acercarse a los demás soldados de Sarka.
- ¿Era necesario disparar esa cosa sin avisar al menos? – No se le notaba nada molesto, pues su sonrisa enfermiza indicaba que era una persona exageradamente feliz.
El usuario de la fruta del miedo se puso de pie y empezó a mirar un poco a su alrededor mientras se tambaleaba como si estuviese borracho. Era una sensación muy incómoda, pero no podía hacer nada para evitarlo. Pudo ver una especie de cráter con muchos de los hombres bestia exterminados y aquello le hizo alzar una ceja ¿De qué cojones iba Sarka? Ellos habían estado en medio y podrían haber muerto también. Ni dinero ni mierdas, eso había sido un golpe bajo hacia ellos. Fue entonces cuando decidió cambiar su plan y mostró una expresión calmada. Caminó tranquilamente acercándose a la zona menos dañada, donde supuestamente su líder estaba combatiendo. Pero se quedaría a una distancia prudente para no intervenir. Él ya tenía su propio plan. Mientras tanto trató de acercarse a los demás soldados de Sarka.
- ¿Era necesario disparar esa cosa sin avisar al menos? – No se le notaba nada molesto, pues su sonrisa enfermiza indicaba que era una persona exageradamente feliz.
- Sarka:
- Recibir la onda, levantarse al rato pensando mal de Sarka, acercarse a donde pelean Grum y Ruk, pero a una distancia de 40 metros minimo, hablar con los miembros de Sarka.
Rainbow662
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La gigantesca explosión mandó al trío de piratas a volar por los aires como si fuesen hormigas llevadas por un huracán. Arribor aterrizó con poco estilo y se levantó casi de inmediato, molesto por haberse llenado de tierra y polvo. Se sorprendió bastante de ver que la onda expansiva los había enviado tan lejos, aunque en realidad no esperaba menos del estallido de dos robots tan grandes como esos.
A base de manotazos se fue quitando la suciedad de encima, intentando recuperar su relativamente pulcro aspecto. Luego echó un buen vistazo a lo que les había estado esperando tras las altas murallas. La ciudad estaba echa polvo. Daba la sensación de que la guerra ya la había recorrido como una devastadora inundación.
-Bueno, supongo que ya hemos llegado -dijo con naturalidad. Hizo un par de estiramientos y se tronó los dedos y el cuello para "recuperarse" tras la explosión.
Y por si la anterior no hubiese bastado, un segundo estruendo mayor que el anterior, aunque bastante más lejano, hizo retumbar el suelo bajo sus pies. Arribor no se imaginaba qué sería, aunque tras haber visto el calibre de las armas que utilizaban los de Sarka, no le parecía arriesgado aventurar que era cosa suya. Claro que eso tampoco le importaba en absoluto. Había llegado a la ciudad y era solo cuestión de encontrar la cabeza adecuada que pisotear. Con un animado ademán, comenzó a guiar a sus compañeros hacia la zona que le pareciese más ruidosa.
- Sarka:
- Ver la bonita ciudad - Encaminarse hacia la zona más ruidosa de los alrededores
Alexandra Silvercat
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Sonriendo de vuelta, y sintiendo que me habia quitado un enorme peso de encima, seguí al pelirrojo hacia el interior de la central. Allí, procedió a contarme él algunas cosas que no había mencionado nunca, y otras que yo ya sabía de antemano gracias a mis encuentros con Alice, nuestra mutua amiga.
- Así que de la realeza, ¿eh? Eso explica las "costumbres" de las cuales hablaste la última vez, durante el Festival. ¿Recuerdas cuando me llamaste princesa en tu idioma natal? - Solté una pequeña carcajada. - Hoy miro atrás a aquel día y pienso que actué de formas muy raras, aunque quedan para el recuerdo como divertidas anécdotas supongo. - Intentando ver a través de la oscuridad, llegué a vislumbrar una zona pobremente iluminada al fondo. Por costumbre, barrí la zona con mi Mantra, aunque no esperaba encontrar ninguna presencia. - Por otra parte, sobre tu hermano... espera. ¿Puedes sentir eso? - Fruncí el ceño. Había encontrado dos presencias extrañas dentro de la sala, y algo en mi interior me decía que no eran precisamente los más bondadosos del lugar, aunque solo era una corazonada. - Más adelante, creo que tenemos compañía. Si son enemigos, cúbrete los oídos. - Le avisé. - Tengo un as bajo la manga que nos puede dar una gran ventaja, pero te afectaría a ti también si no afrontamos esto con cuidado.
Cautelosamente, avanzamos hasta llegar a lo que parecía ser el centro de control de la factoría. Era más pequeño de lo que esperaba, aunque lo suficientemente amplio para movernos con cierta soltura. Y sospechaba que nos haría falta pronto, pues las figuras que aparecieron ante nosotros no resultaron ser amigables. Amenazaron con quitarnos las vidas si no nos marchábamos de la central, cosa que por supuesto no estaba dispuesta a permitir, y tras echarle una mirada a mi compañero para asegurarme de que opinaba lo mismo, asentí y me giré hacia los nuevos enemigos. Esperaba que Eichi estuviera preparado para cubrirse los oídos como le había dicho antes.
- Me temo que no podemos hacer eso. - Declaré, mientras acumulaba fuerzas. Podía notar que mi mano ya estaba en perfecto estado, así que estaba lista para el combate, y esperaba que Eichi también después de haberle tratado con mi Luz. Además nos lo habíamos tomado con cierta calma para llegar, así que si yo había recuperado el aliento él seguro que también se sentía descansado ahora. - Supongo que eso solo puede significar una cosa...
Sin previo aviso, tomé aire y modulé mi voz antes de lanzarla hacia adelante, en forma de chirriantes ondas que cubrirían todo lo que se encontrase frente a mí. Aquello iba a ser difícil de evitar, incluso si nuestros oponentes sabían lo que pretendía hacer. Si aquel comienzo daba resultado, supondría una enorme ventaja a nuestro favor, si bien no esperaba tener la potencia aún para causar daños graves de verdad.
"Que comience la fiesta." Pensé mientras sonreía y manifestaba algunas esferas de Fulgor a mi alrededor.
- Así que de la realeza, ¿eh? Eso explica las "costumbres" de las cuales hablaste la última vez, durante el Festival. ¿Recuerdas cuando me llamaste princesa en tu idioma natal? - Solté una pequeña carcajada. - Hoy miro atrás a aquel día y pienso que actué de formas muy raras, aunque quedan para el recuerdo como divertidas anécdotas supongo. - Intentando ver a través de la oscuridad, llegué a vislumbrar una zona pobremente iluminada al fondo. Por costumbre, barrí la zona con mi Mantra, aunque no esperaba encontrar ninguna presencia. - Por otra parte, sobre tu hermano... espera. ¿Puedes sentir eso? - Fruncí el ceño. Había encontrado dos presencias extrañas dentro de la sala, y algo en mi interior me decía que no eran precisamente los más bondadosos del lugar, aunque solo era una corazonada. - Más adelante, creo que tenemos compañía. Si son enemigos, cúbrete los oídos. - Le avisé. - Tengo un as bajo la manga que nos puede dar una gran ventaja, pero te afectaría a ti también si no afrontamos esto con cuidado.
Cautelosamente, avanzamos hasta llegar a lo que parecía ser el centro de control de la factoría. Era más pequeño de lo que esperaba, aunque lo suficientemente amplio para movernos con cierta soltura. Y sospechaba que nos haría falta pronto, pues las figuras que aparecieron ante nosotros no resultaron ser amigables. Amenazaron con quitarnos las vidas si no nos marchábamos de la central, cosa que por supuesto no estaba dispuesta a permitir, y tras echarle una mirada a mi compañero para asegurarme de que opinaba lo mismo, asentí y me giré hacia los nuevos enemigos. Esperaba que Eichi estuviera preparado para cubrirse los oídos como le había dicho antes.
- Me temo que no podemos hacer eso. - Declaré, mientras acumulaba fuerzas. Podía notar que mi mano ya estaba en perfecto estado, así que estaba lista para el combate, y esperaba que Eichi también después de haberle tratado con mi Luz. Además nos lo habíamos tomado con cierta calma para llegar, así que si yo había recuperado el aliento él seguro que también se sentía descansado ahora. - Supongo que eso solo puede significar una cosa...
Sin previo aviso, tomé aire y modulé mi voz antes de lanzarla hacia adelante, en forma de chirriantes ondas que cubrirían todo lo que se encontrase frente a mí. Aquello iba a ser difícil de evitar, incluso si nuestros oponentes sabían lo que pretendía hacer. Si aquel comienzo daba resultado, supondría una enorme ventaja a nuestro favor, si bien no esperaba tener la potencia aún para causar daños graves de verdad.
"Que comience la fiesta." Pensé mientras sonreía y manifestaba algunas esferas de Fulgor a mi alrededor.
- Resumen Balt:
- Entramos en la central, comento algunas cosas, detecto auras extrañas y advierto a Eichi, después del intercambio de palabras iniciales lanzo un ataque ensordecedor preventivo hacia los dos hombres, cubriendo tanto área frente a mí como pueda para que les resulte difícil evitarlo.
- Cosas usadas de forma preventiva:
- Fusrodah?:
- Alexandra modula su propia voz y trata de generar ruido artificial. El resultado es un sonido molesto, irritante y sintético, parecido a la música electrónica (pero peor, dependiendo del punto de vista. A ella le encanta.) que ensordece al rival durante dos posts. Aquí un ejemplo, aquí otro, y aquí el último.
- [Pasiva]Voz Divina. Fase I: La voz de la usuaria se vuelve hermosa, digna del coro de ángeles al que pertenece. Los efectos causados por su voz (como por ejemplo arma o instrumento, de cara a profesión Músico) se multiplican por 3.
Roland von Klauswitz
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Volando tranquilamente sobre la isla de Encuentro, Kodama casi pudo olvidarse de la guerra que consumía el país entero en esos mismos momentos e incluso de la nube negra que se cernía sobre los combatientes con los que antes estaba. Con gusto se habría tomado una taza de té de haber tenido agua y una taza, contemplando la brillante línea del mar más allá del enorme campo de batalla en el que se había transformado el lugar. Pero su tranquilidad no duró mucho. Antes de que se diera cuenta, algo, no llegó a saber de qué se trataba, hizo pedazos su burbuja. De no haber sido capaz de generar más, seguramente habría gritado de miedo.
Aterrizó elegantemente a poca distancia de la muralla de la ciudad, una imponente mole de roca tras la cual no podía estar ocurriendo nada bueno. Allí se topó con dos personas más. El Roble los reconoció como marines, aunque tuvo que fijarse en el pelo rojo de uno y en los rasgos de pez del otro para ello. ¿Quién podría diferenciarlos con esas caras que eran todas iguales?
-Buenas, muchachos -saludó cordialmente, con su tranquilidad natural-. ¿Os dirigís también hacia la ciudad? En otra ocasión os acompañaría, pero tengo cierta prisa. Si me disculpáis, debo adelantarme. Aseguraos de no morir -les dijo antes de encaminarse hacia allá.
Fue poco después cuando se dio cuenta de que algo ocurría. Un enfrentamiento, sin duda, pero, ¿entre quién? El hombre-árbol reconoció el carro de la pretora Ballarad, por lo que la mujer debía ser ella. No sabía contra quién peleaba pero sin duda debía de ser importante. O al menos alguien fuerte, ya que la pretora debía estar lo bastante bien protegida como para no tener que detenerse antes de llegar a su destino.
No se entretuvo más. Ni siquiera se molestó en comprobar si los otros dos marines se dirigían también hacia la ciudad o si se habían dado cuenta de lo que sucedía en sus cercanías. Simplemente, se decidió a actuar. Desenvainó sus espadas y pasó a la ofensiva, tratando de ayudar a la líder de Balt y confiando en que aquello fuese realmente lo correcto.
Empleó su peculiar técnica de espada uniendo ambas armas y haciéndolas girar rápidamente, para luego lanzar una potente ráfaga de aire, similar a un pequeño tornado que hubiese lanzado como un proyectil, hacia el misterioso enemigo.
- Balt:
- Atacar a Yoai, aunque sin estar muy seguro de quién es.
- Ataque usado:
- Tatsumaki Hou: Kodama une sus espadas y las hace girar a gran velocidad. De esta forma puede lanzar una serie de ondas de aire giratorio que recuerda a un tornado, aunque en horizontal. Estas ondas tienen menos poder de corte que otras técnicas pero lo compensan con una gran capacidad de destrucción, hasta el punto de poder destrozar paredes.
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Los ojos del guepardo se clavaron en aquel gusano, el cual le miraba de forma un poco siniestra. Zero lo acariciaba con la ceja derecha alzada, planeando darle un guantazo si se ponía tonto, cosa que estaba pasando. Le recordaba mucho a él mismo y no pudo evitar sonreír de lado mientras se relamía despacio observándole. Sus palabras además le hicieron reír de forma tétrica. De modo que el gusano quería marcha, no pudo evitar continuar acariciándole mientras le hablaba también, pero de forma algo engreída.
- No me llames humano, pequeño. Soy un guepardo y dicho eso, me gustaría ver cuán poderoso eres como dices. Pero como bien has dicho, hasta entonces toma este ataque mortal, Deri-chan. – Dijo el luchador rascándole el “lomo” para darle gustito, pues a él le gustaba.
Pasaron unos momentos mientras continuaba andando y se le ocurrió la idea de llamar al jefe para ver cómo iba la cosa. Sacó su comunicador y marcó el número con su mano libre, pues la otra estaba ocupada siendo la rascadora personal del gusano. Escuchó unos pitidos y cuando por fin le cogió la llamada empezó a hablarle tranquilamente.
- Jefe, ya he terminado de conquistar todo Sarka. He recaudado buena información y al parecer su principal objetivo es Zal. Tienen una artillería monstruosa y explosivos muy grandes. Su líder es un tipo sin brazo, pero parece peligroso. Su principal fuerza de combate, Arribor se ha largado, eso vi antes de empezar mi cometido. Están un poco en la mierda, aunque cuentan con la ayuda de Meneror Il Bianco, un tío con pinta de profesor (Corvo) y creo que también he visto a un par de criminales interesantes. Espero órdenes. – En cuanto dijo aquello esperó una respuesta mientras continuaba acariciando a su precioso gusano y dirigiéndose hacia la batalla.
- No me llames humano, pequeño. Soy un guepardo y dicho eso, me gustaría ver cuán poderoso eres como dices. Pero como bien has dicho, hasta entonces toma este ataque mortal, Deri-chan. – Dijo el luchador rascándole el “lomo” para darle gustito, pues a él le gustaba.
Pasaron unos momentos mientras continuaba andando y se le ocurrió la idea de llamar al jefe para ver cómo iba la cosa. Sacó su comunicador y marcó el número con su mano libre, pues la otra estaba ocupada siendo la rascadora personal del gusano. Escuchó unos pitidos y cuando por fin le cogió la llamada empezó a hablarle tranquilamente.
- Jefe, ya he terminado de conquistar todo Sarka. He recaudado buena información y al parecer su principal objetivo es Zal. Tienen una artillería monstruosa y explosivos muy grandes. Su líder es un tipo sin brazo, pero parece peligroso. Su principal fuerza de combate, Arribor se ha largado, eso vi antes de empezar mi cometido. Están un poco en la mierda, aunque cuentan con la ayuda de Meneror Il Bianco, un tío con pinta de profesor (Corvo) y creo que también he visto a un par de criminales interesantes. Espero órdenes. – En cuanto dijo aquello esperó una respuesta mientras continuaba acariciando a su precioso gusano y dirigiéndose hacia la batalla.
- Sarka:
- Rascar al gusano tras hablarle, llamar a Ivan e informar mientras avanzo.
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El demonio de la niebla continuaba trotando junto a sus hombres, dándose cuenta de que Osuka se le pegaba un poco más de lo normal. Si alguien allí tenía huevos a tocarlo, lo mataría. Al fin llegaron a donde se hallaban el puto dragón con un jodido ejército de personas. Pudo ver a un maldito Shichibukai, y encima de los peores. También observó a varias personas con precio y unos cuantos más. Soltó un suspiro y se frenó en seco, ordenando a sus hombres que se parasen. El asesino comenzó a caminar hacia donde se hallaba Dexter y no tardó en ponerse a su lado mientras recobraba el aliento. Se notaba un poco cansado después de todo lo que se había tenido que recorrer. Su resistencia debía de haber aumentado con cojones en los últimos años. Tosió un poco y después miró a su colega.
- No sabes la de kilómetros que he recorrido trotando para llegar hasta aquí. Me he pateado la isla desde la base de Balt hasta aquí. Espero que haya algo interesante para hacer, socio. – Dijo tratando de chocar el puño con el dragón.
Estaba bastante calmado, pero su respiración era agitada. Su haki de observación se activó para reconocer todas las auras que había en la zona. Entre ellas había algunas más fuertes de lo normal, pero eso no le importó. Salvo Dexter, no había otra a tener en cuenta de forma exagerada. Aunque Deathstroke se notaba mejorado, había oído hablar de él y lo vio unos momentos en Impel Down. Debía admitir que el jodido shichibukai también imponía un poco. Se rascó la cabeza y ordenó a sus hombres acercarse de forma calmada. Ahora tan solo debía esperar a ver lo que ocurría.
- Bueno, quiero un pequeño resumen de todo esto. Veo mucha gente por aquí y bueno… Me va más el trabajo “no es masa” por lo que te escucho.
- No sabes la de kilómetros que he recorrido trotando para llegar hasta aquí. Me he pateado la isla desde la base de Balt hasta aquí. Espero que haya algo interesante para hacer, socio. – Dijo tratando de chocar el puño con el dragón.
Estaba bastante calmado, pero su respiración era agitada. Su haki de observación se activó para reconocer todas las auras que había en la zona. Entre ellas había algunas más fuertes de lo normal, pero eso no le importó. Salvo Dexter, no había otra a tener en cuenta de forma exagerada. Aunque Deathstroke se notaba mejorado, había oído hablar de él y lo vio unos momentos en Impel Down. Debía admitir que el jodido shichibukai también imponía un poco. Se rascó la cabeza y ordenó a sus hombres acercarse de forma calmada. Ahora tan solo debía esperar a ver lo que ocurría.
- Bueno, quiero un pequeño resumen de todo esto. Veo mucha gente por aquí y bueno… Me va más el trabajo “no es masa” por lo que te escucho.
- Gatitos Ex Balt:
- LLegar y hablar con Dexter.
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El lobo negro continuaba avanzando a una velocidad considerable hacia aquella zona llena de personas. Su haki de observación pudo detectar fácilmente al dragón y eso le hizo soltar un pequeño suspiro de alivio. A continuación no pudo evitar alzar una ceja y fruncir el ceño de forma exagerada. Había una jodida presencia que le hizo empezar a apretar los puños de forma violenta. “Madara…” pensó al mismo tiempo que sus ojos tomaban un color rojizo intenso. La rabia se estaba apoderando de él, pero primero debía calmarse, pues no iba a llegar el último y liar una batalla. Dexter le había dado un pequeño voto de confianza y quería mostrarle sus intenciones. Pudo ver la gran cantidad de gente acumulada en aquella zona y a continuación notó al jodido bicho frenarse en seco.
Kedra salió disparado hacia el círculo, aterrizando en medio de este y usando su fuerza para estabilizarse ¿Cómo lo hizo? Lanzó una potente patada al suelo, quedando su pie clavado con una normalidad impresionante. A continuación lo sacó de la tierra formando algo de polvo y fulminó con la mirada al “perro robot” el cuál no había avisado. De todas formas se acercó a él, pasando de todo el mundo y acariciándole un poco la cabeza por haberle llevado. Su mirada a continuación se fijó en Madara, el cual le miraba de forma seria también. Ambos parecían desear saltar el uno sobre el otro y la tensión se notó cuando un aura oscura empezó a rodear al cadejo levemente. En ese momento el perro de la oscuridad dirigió su mirada hacia Dexter. Se quedó mirándole fijamente y después de unos momentos entrecerró los ojos.
No tenía nada que decir y menos delante de tantas personas, lo que hizo que se sintiese muy incómodo. Tenía delante a la persona a la que deseaba arrancar la cabeza, pero por el momento haría un esfuerzo sobrehumano para no liarla. Se cruzó de brazos y continuó mirando fijamente al dragón pirata. Tras unos segundos agachó la cabeza y desvió su rostro hacia otro sitio, indicándole así a Dexter que no quería acercarse. No por él, pero sí por todos los demás. Él no pertenecía a ese “equipo” y no planeaba hacerlo. Tan solo ayudaría al yonkou como le había prometido. Esperó a que él fuese quien se le acercara y simplemente se quedó callado. Su haki estaba activado en todo momento por si las moscas. Analizó un poco por encima a todas las personas que había por allí.
- Aquí me tienes… Dexter…
Dijo simplemente con un volumen que el dragón pudiese escuchar. Estaba allí para demostrar “algo” y que no le considerase un mentiroso. No quería continuar sintiendo el odio del dragón de ninguna de las maneras. Al menos no de ese, porque al otro quería destrozarlo vivo. Soltó un pequeño suspiro y permaneció alejado mientras lo observaba. También pudo detectar a Krauser, el colega de su hermano, pero no hizo nada al respecto.
Kedra salió disparado hacia el círculo, aterrizando en medio de este y usando su fuerza para estabilizarse ¿Cómo lo hizo? Lanzó una potente patada al suelo, quedando su pie clavado con una normalidad impresionante. A continuación lo sacó de la tierra formando algo de polvo y fulminó con la mirada al “perro robot” el cuál no había avisado. De todas formas se acercó a él, pasando de todo el mundo y acariciándole un poco la cabeza por haberle llevado. Su mirada a continuación se fijó en Madara, el cual le miraba de forma seria también. Ambos parecían desear saltar el uno sobre el otro y la tensión se notó cuando un aura oscura empezó a rodear al cadejo levemente. En ese momento el perro de la oscuridad dirigió su mirada hacia Dexter. Se quedó mirándole fijamente y después de unos momentos entrecerró los ojos.
No tenía nada que decir y menos delante de tantas personas, lo que hizo que se sintiese muy incómodo. Tenía delante a la persona a la que deseaba arrancar la cabeza, pero por el momento haría un esfuerzo sobrehumano para no liarla. Se cruzó de brazos y continuó mirando fijamente al dragón pirata. Tras unos segundos agachó la cabeza y desvió su rostro hacia otro sitio, indicándole así a Dexter que no quería acercarse. No por él, pero sí por todos los demás. Él no pertenecía a ese “equipo” y no planeaba hacerlo. Tan solo ayudaría al yonkou como le había prometido. Esperó a que él fuese quien se le acercara y simplemente se quedó callado. Su haki estaba activado en todo momento por si las moscas. Analizó un poco por encima a todas las personas que había por allí.
- Aquí me tienes… Dexter…
Dijo simplemente con un volumen que el dragón pudiese escuchar. Estaba allí para demostrar “algo” y que no le considerase un mentiroso. No quería continuar sintiendo el odio del dragón de ninguna de las maneras. Al menos no de ese, porque al otro quería destrozarlo vivo. Soltó un pequeño suspiro y permaneció alejado mientras lo observaba. También pudo detectar a Krauser, el colega de su hermano, pero no hizo nada al respecto.
- Gatitos:
- Llegar, alejarme de todos, hablarle a Dexter desde lejos y permanecer "a distancia de Madara"
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El mafioso continuaba avanzando tras el jefe cuando le dijo aquello y con una expresión un tanto aburrida en su rostro. Soltó un enorme bostezo y entonces pudo escuchar una especie de silbido que le hizo alzar una ceja. También pudo ver una especie de sombra rodearle y aquello le empezaba a dar mala espina. Alzó la mirada observando un objeto que se acercaba a toda velocidad. Sus manos continuaban en los bolsillos y no sabía cómo reaccionar. Lo más sabio era quitarse de la trayectoria, pero le daba mucha pereza hacerlo. Por otro lado, continuaba observando el delicioso puro que se estaba fumando el jefe. Él también quería uno, pero no quería llevarse un espadazo si lo pedía. Estuvo a punto de hacerlo por fin, pero se olvidó de la caja. Por suerte continuaba en forma de logia tras el chiste supremo.
Aquel objeto impactó de lleno en él, reventándolo de forma violenta y no dejando ni rastro de él. En lugar de sangre surgió una pequeña explosión de lava y por ese motivo se sabría que estaba a salvo. El líquido ardiente empezó a formarse como si no hubiese pasado nada y en poco tiempo el mafioso estaba de nuevo calmado. Se llevó la mano derecha a la cabeza y se rascó un poco, dándose cuenta de que su cigarro había sido destrozado.
- Jefe ¿Cuánto pides por un puro?
Dijo de repente siguiéndole y con sus ojos fijos en él. Esperaba que no fuese muy elevado, pues no tenía mucha pasta en aquel momento. Debía empezar a pedir un sueldo también para de paso poder comprar tabaco eterno. Mientras tanto, todo parecía estar bastante tranquilo con ellos dos sobrevolando los cielos como si nada y todos matándose abajo. Era un poco gracioso y todo, pero solo Meneror conocía los planes y lo que iban a hacer en aquel preciso momento.
Aquel objeto impactó de lleno en él, reventándolo de forma violenta y no dejando ni rastro de él. En lugar de sangre surgió una pequeña explosión de lava y por ese motivo se sabría que estaba a salvo. El líquido ardiente empezó a formarse como si no hubiese pasado nada y en poco tiempo el mafioso estaba de nuevo calmado. Se llevó la mano derecha a la cabeza y se rascó un poco, dándose cuenta de que su cigarro había sido destrozado.
- Jefe ¿Cuánto pides por un puro?
Dijo de repente siguiéndole y con sus ojos fijos en él. Esperaba que no fuese muy elevado, pues no tenía mucha pasta en aquel momento. Debía empezar a pedir un sueldo también para de paso poder comprar tabaco eterno. Mientras tanto, todo parecía estar bastante tranquilo con ellos dos sobrevolando los cielos como si nada y todos matándose abajo. Era un poco gracioso y todo, pero solo Meneror conocía los planes y lo que iban a hacer en aquel preciso momento.
- Sarka:
- Se atravesado cual logia por ese objeto asesino, negociar por un puro con Mene.
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Aquel lugar era una auténtica pesadilla. Era como una versión magnificada y mucho más escabrosa de la Guerra del Archipiélago. Observó a todos lados, horrorizado y enardecido... los responsables de aquella locura pagarían muy caro. Descendió evitando aquellos gases oscuros, pues no tenía claro si corroerían el metal y comenzó a sobrevolar el campo de batalla, cuando de repente comenzó a sonar su den den mushi. Entonces la IA le preguntó si quería redirigir la llamada al den den mushi de la armadura, a lo que contestó que sí. Al coger la llamada, la voz de Jack resonó en su casco. ¿La pretora de Meln? Pues oye... no era mala opción ir a encargarse de ella. Y si estaba en esa batalla, tal vez él pudiera irse adelantando. En medio de ese caos y con tantos soldados muertos, era posible que no hubiera nadie para socorrerla cuando cayera sobre ella con Xemnas.
- ¿Puedes describirme a la pretora de Meln, Jack? - escuchó la descripción y frunció el ceño - Entiendo... en fin, ya sé que me vas a hacer caso nulo, pero te repito que te dirijas a donde el resto. Yo estoy en la batalla entre Meln y Balt a punto de recoger a Xemnas, y tras eso iremos los dos a encargarnos de Yoai.
Se elevó un poco en el aire sin llegar a la nube y comenzó a otear en busca de la pretora y Xemnas. Y la vio, a unos trescientos metros... estaba junto a una mujer con una espada y... ¿cuernos? además de un bicho muy raro y un chico alto al que ya conocía. ¡Gusi! ¿Qué diablos hacía con la pretora de Meln? Frunció el ceño y se planteó seriamente el acercarse, pero contuvo sus ganas de partirle la cara a esa niñata (y de paso al otro idiota por irse a Meln, aunque sin intenciones asesinas a diferencia de con la pretora), pero la prioridad en aquel momento era Xemnas. Dio media vuelta y continuó en la dirección en la que debía estar el rubio por las indicaciones que le había dado, y entonces lo vio. Tenía el espadón ensangrentado y cerca de él estaba... ¿Misa? Joder, menudo día. ¿Es que todos sus conocidos se habían metido en esa guerra? Descendió frente a ellos retirando el casco de la armadura para que lo reconocieran.
- ¿Vosotros dos os conocéis? No, dejad, ahora no es el momento de explicaciones. ¡Xemnas, ven conmigo! ¡Y tú también, Amane! Vamos a matar a la pretora de Meln. Está con un marine llamado Gusi, a él no lo matéis, no es mal tío. Sin embargo tal vez haya que noquearlo si intenta defenderla. En todo caso, estaba enfrentándose a una tía con cuernos y una espada. Supongo que será de Balt... sé que estabais ayudando a esa facción, pero son igual de cerdos y malvados que Meln y el resto. A ti ya te lo he explicado Xemnas, pero a ti... - miró a Misa - No hay tiempo para explicaciones, pero lo que puedo adelantar es que si me ayudáis a derrotar a los cinco pretores, el Gobierno podrá tomar el control de Síderos y restaurar la paz y el orden. ¡Venid conmigo!
Si aceptaban, se agacharía para que se subieran a su espalda y los llevaría volando a la zona de antes a su máxima velocidad. En caso de que no lo hicieran, les recomendaría largarse de aquel lugar antes de que aquella nube descendiera al suelo y los matara.
- Por cierto... describidme al pretor o pretora o perro de Balt, lo que sea su líder. Una vez caiga Yoai, será mi siguiente objetivo.
- ¿Puedes describirme a la pretora de Meln, Jack? - escuchó la descripción y frunció el ceño - Entiendo... en fin, ya sé que me vas a hacer caso nulo, pero te repito que te dirijas a donde el resto. Yo estoy en la batalla entre Meln y Balt a punto de recoger a Xemnas, y tras eso iremos los dos a encargarnos de Yoai.
Se elevó un poco en el aire sin llegar a la nube y comenzó a otear en busca de la pretora y Xemnas. Y la vio, a unos trescientos metros... estaba junto a una mujer con una espada y... ¿cuernos? además de un bicho muy raro y un chico alto al que ya conocía. ¡Gusi! ¿Qué diablos hacía con la pretora de Meln? Frunció el ceño y se planteó seriamente el acercarse, pero contuvo sus ganas de partirle la cara a esa niñata (y de paso al otro idiota por irse a Meln, aunque sin intenciones asesinas a diferencia de con la pretora), pero la prioridad en aquel momento era Xemnas. Dio media vuelta y continuó en la dirección en la que debía estar el rubio por las indicaciones que le había dado, y entonces lo vio. Tenía el espadón ensangrentado y cerca de él estaba... ¿Misa? Joder, menudo día. ¿Es que todos sus conocidos se habían metido en esa guerra? Descendió frente a ellos retirando el casco de la armadura para que lo reconocieran.
- ¿Vosotros dos os conocéis? No, dejad, ahora no es el momento de explicaciones. ¡Xemnas, ven conmigo! ¡Y tú también, Amane! Vamos a matar a la pretora de Meln. Está con un marine llamado Gusi, a él no lo matéis, no es mal tío. Sin embargo tal vez haya que noquearlo si intenta defenderla. En todo caso, estaba enfrentándose a una tía con cuernos y una espada. Supongo que será de Balt... sé que estabais ayudando a esa facción, pero son igual de cerdos y malvados que Meln y el resto. A ti ya te lo he explicado Xemnas, pero a ti... - miró a Misa - No hay tiempo para explicaciones, pero lo que puedo adelantar es que si me ayudáis a derrotar a los cinco pretores, el Gobierno podrá tomar el control de Síderos y restaurar la paz y el orden. ¡Venid conmigo!
Si aceptaban, se agacharía para que se subieran a su espalda y los llevaría volando a la zona de antes a su máxima velocidad. En caso de que no lo hicieran, les recomendaría largarse de aquel lugar antes de que aquella nube descendiera al suelo y los matara.
- Por cierto... describidme al pretor o pretora o perro de Balt, lo que sea su líder. Una vez caiga Yoai, será mi siguiente objetivo.
- Santa Orden Templaria de los Gatitos Justicieros:
- - Hablar con Jack y recomendarle hobbies menos suicidas que cazar pretores.
- Ir a por Xemnas y Misa y pedirles que vayan conmigo (en cuyo caso iremos los tres volando a la batalla contra Yoai).
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Cerré los ojos por unos segundos al escuchar los gritos de los soldados que dejábamos a nuestras espaldas y eran absorbidos por aquella nube negra. Mire con algo de tristeza a Yoai, al comprender lo duro de corazón que tenías que llegar a ser para poder hacer tales cosas, como matar sin piedad, pero supongo que así era la guerra, algo que nunca llegaría a comprender. Me quede a su lado, como buen guardaespaldas que me había autoproclamado, mientras recorríamos el lugar alejándonos de los gritos de sufrimiento. El ruido de unos cuernos me hizo volver la mirada y observar con temor como las tropas de Yoai avanzaban con fiereza por el campo de batalla, sintiendo un extraño escalofrió por todo mi cuerpo.
Mientras avanzábamos, yo al lado de Yoai, mientras ella iba sobre su enorme montura, un extraño carruaje iba paralelos a nosotros. A simple vista no le di importancia, pero nada más oír el chillido de un montón de flechas en nuestra dirección me hizo ponerme alerta. Me recubrí rápidamente con mi armadura y me coloque delante de Yoai, sintiendo los leves empujones de las flechas reventando en mi espalda, las cuales no llegaron ni a tocar un pelo a mi hermosa Yoai. Por nuestra parte, nosotros también atacábamos al bando contrario, lanzando flechas de un lado a otro, mientras observaba como alguno de los hombres de los dos bandos iban cayendo y se destrozaban contra el suelo, si no habían muerto por el flechazo. Qué muerte más desagradable y dolorosa a mi parecer, aunque con algo de suerte podrías sobrevivir a eso.
Nuestra avanzada no tardo mucho, llegando a lo que parecía ser una gran muralla, cesando por completo el lanzamiento de proyectiles entre los dos bandos. Las dos tropas se quedaron unos minutos parados y en silencio, hasta que Yoai se incorporó bajando de su enorme montura, mientras yo descendía a su lado con un espectáculo de levitación propio de un artista como yo. Del carruaje enemigo, un carruaje blanco y demasiado caro a simple vista, se bajo una mujer que me recordaba sutilmente a Ciaran, mi nakama, pero algo más hermosa y potente. Las dos líderes se acercaron, a una distancia prudente y se pusieron a gritarse como locas, aumentando la tensión y las ganas de matarse entre ellas, haciéndome sentir un retortijón extraño en el vientre.
No sabía que cojones me estaba pasando, no esperaba que fuera un apretón repentino, pues siempre me aseguro de ir al baño antes de ir a una guerra, pero los retortijones eran más fuertes y mis ideas cada vez me afirmaban más que sería buena idea ir al baño. En ese momento, Yoai dijo un nombre, el nombre de la chica con la que estaba discutiendo.- ¿Con que esa es Ballarad?- dije en un susurro que solo yo llegué a escuchar, mientras me apretaba la tripa con mis manos como si eso fuera a aliviar mi dolor.
Las chicas parecían no tener nada más que decir y se llevaron las manos a las armas, concretamente Ballarad, portando una espada de color blanco azulado que me hacía comprender lo cara y bonito que podía llegar a ser y lo inútil que parecía en una batalla real. Una fuerte arcada, seguramente por pensar mal de esa mujer, me hizo vomitar un enorme gusano negro con púas, recordándome al anterior que expulse pero sintiendo un mal estar al observar que este era el doble de grande y asqueroso ¿Cuando cojones me habían metido eso dentro? Intenté relajarme, a pesar de mirar con algo de odio a Yoai por lo ocurrido, pero al ver su dulce cara enfadada me hizo calmarme y sentirme terriblemente atraído por ella. Esa mujer era realmente preciosa cuando se enfadaba.
Como buen caballero que era, decidí echarla una mano y poner algo de fin a esa batalla absurda. Empecé a generar bastante energía en la palma de la mano y esta se fue transformando en lo que parecía ser una enorme cuerda eléctrica, mientras con la otra mano agarraba el enorme bicho que había salido de mi boca.- Cariño, vamos a tener que hablar de eso de meterme cosas en el cuerpo sin mi permiso. Aquí igualdad, si tú me metes cosas yo tendré que metértelas a ti después.- dije a Yoai mientras la sonreía tiernamente y me acercaba a Ballarad con decisión, la cual estaba a punto de enfrentarse a varios enemigos controlados por Yoai. Esperé el momento oportuno, en el Ballarad estuviera despistada, para lanzar aquella "cuerda" eléctrica para atrapar su espada y electrocutarla al instante, dejándola paralizada y completamente indefensa para lanzarla con todas mis fuerzas aquel bicho asqueroso que había salido de mi cuerpo y con suerte poner algo de fin a la batalla.
Mientras avanzábamos, yo al lado de Yoai, mientras ella iba sobre su enorme montura, un extraño carruaje iba paralelos a nosotros. A simple vista no le di importancia, pero nada más oír el chillido de un montón de flechas en nuestra dirección me hizo ponerme alerta. Me recubrí rápidamente con mi armadura y me coloque delante de Yoai, sintiendo los leves empujones de las flechas reventando en mi espalda, las cuales no llegaron ni a tocar un pelo a mi hermosa Yoai. Por nuestra parte, nosotros también atacábamos al bando contrario, lanzando flechas de un lado a otro, mientras observaba como alguno de los hombres de los dos bandos iban cayendo y se destrozaban contra el suelo, si no habían muerto por el flechazo. Qué muerte más desagradable y dolorosa a mi parecer, aunque con algo de suerte podrías sobrevivir a eso.
Nuestra avanzada no tardo mucho, llegando a lo que parecía ser una gran muralla, cesando por completo el lanzamiento de proyectiles entre los dos bandos. Las dos tropas se quedaron unos minutos parados y en silencio, hasta que Yoai se incorporó bajando de su enorme montura, mientras yo descendía a su lado con un espectáculo de levitación propio de un artista como yo. Del carruaje enemigo, un carruaje blanco y demasiado caro a simple vista, se bajo una mujer que me recordaba sutilmente a Ciaran, mi nakama, pero algo más hermosa y potente. Las dos líderes se acercaron, a una distancia prudente y se pusieron a gritarse como locas, aumentando la tensión y las ganas de matarse entre ellas, haciéndome sentir un retortijón extraño en el vientre.
No sabía que cojones me estaba pasando, no esperaba que fuera un apretón repentino, pues siempre me aseguro de ir al baño antes de ir a una guerra, pero los retortijones eran más fuertes y mis ideas cada vez me afirmaban más que sería buena idea ir al baño. En ese momento, Yoai dijo un nombre, el nombre de la chica con la que estaba discutiendo.- ¿Con que esa es Ballarad?- dije en un susurro que solo yo llegué a escuchar, mientras me apretaba la tripa con mis manos como si eso fuera a aliviar mi dolor.
Las chicas parecían no tener nada más que decir y se llevaron las manos a las armas, concretamente Ballarad, portando una espada de color blanco azulado que me hacía comprender lo cara y bonito que podía llegar a ser y lo inútil que parecía en una batalla real. Una fuerte arcada, seguramente por pensar mal de esa mujer, me hizo vomitar un enorme gusano negro con púas, recordándome al anterior que expulse pero sintiendo un mal estar al observar que este era el doble de grande y asqueroso ¿Cuando cojones me habían metido eso dentro? Intenté relajarme, a pesar de mirar con algo de odio a Yoai por lo ocurrido, pero al ver su dulce cara enfadada me hizo calmarme y sentirme terriblemente atraído por ella. Esa mujer era realmente preciosa cuando se enfadaba.
Como buen caballero que era, decidí echarla una mano y poner algo de fin a esa batalla absurda. Empecé a generar bastante energía en la palma de la mano y esta se fue transformando en lo que parecía ser una enorme cuerda eléctrica, mientras con la otra mano agarraba el enorme bicho que había salido de mi boca.- Cariño, vamos a tener que hablar de eso de meterme cosas en el cuerpo sin mi permiso. Aquí igualdad, si tú me metes cosas yo tendré que metértelas a ti después.- dije a Yoai mientras la sonreía tiernamente y me acercaba a Ballarad con decisión, la cual estaba a punto de enfrentarse a varios enemigos controlados por Yoai. Esperé el momento oportuno, en el Ballarad estuviera despistada, para lanzar aquella "cuerda" eléctrica para atrapar su espada y electrocutarla al instante, dejándola paralizada y completamente indefensa para lanzarla con todas mis fuerzas aquel bicho asqueroso que había salido de mi cuerpo y con suerte poner algo de fin a la batalla.
- Técnica utilizada:
- -Látigo rayo: Puede generar un látigo con su ámbito eléctrico y conseguir algo de solidez en esta (cuanto más largo sea, menos solidez tendrá). El tamaño del látigo varía según la energía que está liberando, la distancia será mayor de 1 metro y menor de 3(nunca superándolo) Si el látigo impacta en el enemigo, este recibirá una fuerte descarga que podría dejar inconsciente, paralizado o entumecido dependiendo de los niveles y resistencia que tenga.
- Meln:
- Observar la batalla, proteger a Yoai de las flechas y enfrentarme a Ballarad, insinuándome sexualmente a Yoai antes de atacar
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– ¿Qué es esa cosa? Da miedo. – Dijo susurrando mientras veía la enorme nube negra. ¿Qué haría esa cosa? No lo sabía, pero sabía una cosa: el negro SIEMPRE significaba peligro. Suspiró y notó que los miembros restantes de Balt se empezaban a retirar. Quizá ni siquiera fuera por sus palabras, pero, al menos, se estaban retirando. ”Al menos, no son tan idiotas.” – Suspiró con calma y se cruzó de brazos. Xemnas ya se había encargado de todos ellos y, la verdad, ni siquiera lo había visto esforzarse al máximo. ”No por nada es vicealmirante” – sonrió y se quedó mirando. ¿Los de Meln seguirían luchando o se darían cuenta de qué no podrían ganar? Antes de llegar, había visto la central. ”Sigo sin saber bien para qué sirven” – se encogió de hombros y se dio media vuelta, si de verdad la habían escuchado, debía empezar a curar a los heridos en algún lugar lejos del caos y, especialmente, de esa nube negra.
Su haki le advirtió de una poderosa presencia acercarse a ellos. ”¿Enemigo?” – venía a una gran velocidad y cuando lo vio en aquella armadura ya se estaba preparando para una eventual batalla. Incluso sabía que era más fuerte que Xemnas y eso solo indicaba que sería complicado incluso para los dos lidiar con él. ”Imposible…” – Era Kai. ¿Qué demonios hacía ahí? Escuchó sus palabras con atención y miró a Xemnas. Sabía que ellos junto con Al estaban en la misma brigada. ”Sé lo fuerte que es Kai” – recordó su pelea contra él y, de paso, recordó sus palabras. ¿Qué pasaría si luchaban de nuevo? ¿Estaría más cerca de alcanzarlo? Negó con la cabeza, no era el momento para pensar en ello.
– Sí, nos conocemos – dijo con una sonrisa. – Es más, es mi marido – quizá no se lo creía o quizá sí, de todos modos, se moría de ganas de ver la reacción de ambos. – Supongo que no tenemos más que hacer, Xemnas ya acabó con todos aquí – su tono era bastante tranquilo. Sus ojos mostraban determinación, al fin iba a lograr hacer algo divertido. ¿Qué tan fuerte sería Yoai? – Vamos, cariño. Derrotemos a Yoai. – Sin más, fue la primera en subir a la espalda de Kai. ¿Sería posible para él cargar con Xemnas y su armadura de Kaoriseki?
Su haki le advirtió de una poderosa presencia acercarse a ellos. ”¿Enemigo?” – venía a una gran velocidad y cuando lo vio en aquella armadura ya se estaba preparando para una eventual batalla. Incluso sabía que era más fuerte que Xemnas y eso solo indicaba que sería complicado incluso para los dos lidiar con él. ”Imposible…” – Era Kai. ¿Qué demonios hacía ahí? Escuchó sus palabras con atención y miró a Xemnas. Sabía que ellos junto con Al estaban en la misma brigada. ”Sé lo fuerte que es Kai” – recordó su pelea contra él y, de paso, recordó sus palabras. ¿Qué pasaría si luchaban de nuevo? ¿Estaría más cerca de alcanzarlo? Negó con la cabeza, no era el momento para pensar en ello.
– Sí, nos conocemos – dijo con una sonrisa. – Es más, es mi marido – quizá no se lo creía o quizá sí, de todos modos, se moría de ganas de ver la reacción de ambos. – Supongo que no tenemos más que hacer, Xemnas ya acabó con todos aquí – su tono era bastante tranquilo. Sus ojos mostraban determinación, al fin iba a lograr hacer algo divertido. ¿Qué tan fuerte sería Yoai? – Vamos, cariño. Derrotemos a Yoai. – Sin más, fue la primera en subir a la espalda de Kai. ¿Sería posible para él cargar con Xemnas y su armadura de Kaoriseki?
- Balt:
- Bla bla bla, responder a Kai y subirse a la armadura. Emocionarse de poder pelear ante Yoai.
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Amor. ¿El amor el mayor tesoro del mundo? La gente sufre por lo que ama, sin importarle si va a tenerlo o no, ansiándolo enormemente hasta… Hmm quizás la definición sea apropiada. Lo que nos gusta nos reporta la vivificación, y al fin y al cabo eso puede traducirse como amor…
Una canción en la radio:
¿Qué es el amor? Cariño, no me hagas daño, no me hagas daño, no más.
Los rifles se accionan, malgastando sus balas en el torrente de carne que se acerca. ¿Cuánto podremos aguantar la posición que poco a poco perdemos? No tenemos suficientes soldados como para hacer frente a esta marabunta de monstruos.
No tienen armas de fuego, y es algo de agradecer, parece que su fuerza bruta les bastará para despedazarnos. No debería arriesgarme a enfrentarles físicamente, y sin embargo debo hacerlo. Así es la vida. Eso es precisamente la vida, uno nunca está preparado, no del todo.
Desenfundo mis dagas, una en cada mano mientras avanzo acompañado del fuego de asalto. Tengo un único objetivo en mente, como cada ser que vive y desea seguir haciéndolo.
Las estelas azules cruzan el cielo, una nos regala un engendro partero mecánico que tampoco parece ser suficiente. Y tenemos que ganar, que sobrevivir y que matar.
- ¡Soldados de asalto, aprovechemos el flanqueo que nos regala Zilda!- animo. “Nuestra tierra” hubiera quedado mejor, apelaría a su nacionalismo… pero no es mi tierra.
Avanzo hacia las criaturas que emergen como un torrente entre los disparos, hacia las que se han adelantado demasiado con respecto al resto de su grupo. ¿Son humanos? ¿Cuándo deja uno exactamente de ser humano? Son conscientes, eso es lo que importa. Debo apelar a su miedo, ¿pero qué miedo tiene una masa? Es el individuo quien teme, quien piensa, quien es. Pero es un buen pensamiento que quedará guardado, aunque no me sirve de mucho ahora.
Al menos aliviaré la repercusión física de la frustración mental con el ejercicio y la adrenalina.
Una canción en la radio:
¿Qué es el amor? Cariño, no me hagas daño, no me hagas daño, no más.
- WHAT IS LOVE. (Lo piensa ADam):
- What is love? Baby, dont hurt me , dont hurt me, no more.
Los rifles se accionan, malgastando sus balas en el torrente de carne que se acerca. ¿Cuánto podremos aguantar la posición que poco a poco perdemos? No tenemos suficientes soldados como para hacer frente a esta marabunta de monstruos.
No tienen armas de fuego, y es algo de agradecer, parece que su fuerza bruta les bastará para despedazarnos. No debería arriesgarme a enfrentarles físicamente, y sin embargo debo hacerlo. Así es la vida. Eso es precisamente la vida, uno nunca está preparado, no del todo.
Desenfundo mis dagas, una en cada mano mientras avanzo acompañado del fuego de asalto. Tengo un único objetivo en mente, como cada ser que vive y desea seguir haciéndolo.
Las estelas azules cruzan el cielo, una nos regala un engendro partero mecánico que tampoco parece ser suficiente. Y tenemos que ganar, que sobrevivir y que matar.
- ¡Soldados de asalto, aprovechemos el flanqueo que nos regala Zilda!- animo. “Nuestra tierra” hubiera quedado mejor, apelaría a su nacionalismo… pero no es mi tierra.
Avanzo hacia las criaturas que emergen como un torrente entre los disparos, hacia las que se han adelantado demasiado con respecto al resto de su grupo. ¿Son humanos? ¿Cuándo deja uno exactamente de ser humano? Son conscientes, eso es lo que importa. Debo apelar a su miedo, ¿pero qué miedo tiene una masa? Es el individuo quien teme, quien piensa, quien es. Pero es un buen pensamiento que quedará guardado, aunque no me sirve de mucho ahora.
Al menos aliviaré la repercusión física de la frustración mental con el ejercicio y la adrenalina.
- Agente Adam Zilda:
- Análisis de la situación. Recordar una cancioncilla. Arriesgarme a enfrentarme a las tropas que van pasando (sin ponerme a rango de los explosivos, que luego habrá que activarlos) conjunto a los soldados de asalto como apoyo.(A los que les grito un "ánimo").
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Sintió una punzada de dolor y rabia al escuchar las palabras de Misa. "¿Qué diablos acaba de decir esta zorra rubia? ¿Casada con MI Xemnas?" No sabía qué le dolía más, si ver a su rubito en manos de esa arpía, que no le hubiese invitado a la boda o mencionado siquiera que se había casado o que hubiese ignorado categóricamente su pregunta sobre el líder de Balt. En cierto modo era un pique tonto y no le molestaba realmente, pero visto lo visto parecía que se merecían un regalo de bodas con retraso... ambos le conocían, y no habían tenido el detalle de mencionarle nada. Xemnas pasó a describirle a la pretora de Balt, dándole su nombre e indicándole cómo era. Así que era la mujer que se estaba enfrentando a Yoai... perfecto, dos pájaros de un tiro. Bueno, tres contando lo que estaba a punto de hacer. Esbozando su sonrisa más falsa, se acercó a ellos.
- Muchas gracias, Xemnas-kun - dijo, robándole un beso, apenas un pico en los labios - Y esto, es por no invitarme a la boda.
Abrazándolo por sorpresa, comenzó a intentar besarlo con pasión, buscando su lengua con la suya. Xemnas siempre le había parecía muy guapo y le había gustado, si bien siempre había mantenido las distancias porque eran compañeros de flota y amigos, pero si aquella arpía no iba a respetar los límites del trabajo él tampoco tenía que hacerlo. Inicialmente su objetivo era molestarla, pero ya de paso... aprovecharía para llevarse una pequeña alegría. Mantuvo su mantra activado para esquivar un probable ataque de Misa, y tras unos segundos se apartó dirigiéndole una sonrisa insidiosa. "Jódete zorra, a mi rubio ni tocarlo."
- Bueno, ya ha llegado de juegos. Dado que si os llevo a ambos a la espalda la zorrita rubia se caerá debilitada por el kairoseki de Xemnas-kun, será mejor que la agarres bien. O no. - añadió, ampliando su sonrisa - Por cierto, fingiremos ayudar a Ballarad inicialmente, pero una vez haya derrotado a la niña coñona, ella es la siguiente. Sí, está peleando contra Yoai.
Momento después volaban a toda máquina hacia Yoai y Ballarad, de nuevo con la armadura puesta al completo. Le costaba un poco llevarlos a ambos con la armadura, pero se las apañó para no hacer demasiados giros bruscos que pudiesen hacerlos caer, además de proporcionarle algo más de fuego a la armadura para mantener la batería cargada. Cuando se estaban acercando al lugar, vio a un enorme árbol con espadas lanzando un tornado cortante contra Yoai. ¡Era Kodama! Pasó volando a su lado, retirando la máscara por un instante para que pudiera reconocerle y saludándole con la mano. No se le pasó el detalle de que Gusi parecía estar a punto de preparar algo... y contra Ballarad.
- ¡Saltad! - gritó, poniéndose a ras de suelo - ¡Detened a Gusi antes de que haga lo que quiera que pretenda! Yo iré a por Yoai.
Se elevó unos metros en el aire e imbuyó toda la armadura en su haki de armadura. Esta se volvió de color rojo oscuro metalizado, y acto seguido cargó contra Yoai a máxima velocidad mientras una cabeza de dragón compuesta por energía plateada se formaba en su puño derecho. Le lanzaría un fuerte puñetazo al torso, liberando una onda de choque en forma de dragón de plata. Por si acaso, en todo momento mantendría su haki de observación activo.
- ¡Juryuken, Ginryu!
- Muchas gracias, Xemnas-kun - dijo, robándole un beso, apenas un pico en los labios - Y esto, es por no invitarme a la boda.
Abrazándolo por sorpresa, comenzó a intentar besarlo con pasión, buscando su lengua con la suya. Xemnas siempre le había parecía muy guapo y le había gustado, si bien siempre había mantenido las distancias porque eran compañeros de flota y amigos, pero si aquella arpía no iba a respetar los límites del trabajo él tampoco tenía que hacerlo. Inicialmente su objetivo era molestarla, pero ya de paso... aprovecharía para llevarse una pequeña alegría. Mantuvo su mantra activado para esquivar un probable ataque de Misa, y tras unos segundos se apartó dirigiéndole una sonrisa insidiosa. "Jódete zorra, a mi rubio ni tocarlo."
- Bueno, ya ha llegado de juegos. Dado que si os llevo a ambos a la espalda la zorrita rubia se caerá debilitada por el kairoseki de Xemnas-kun, será mejor que la agarres bien. O no. - añadió, ampliando su sonrisa - Por cierto, fingiremos ayudar a Ballarad inicialmente, pero una vez haya derrotado a la niña coñona, ella es la siguiente. Sí, está peleando contra Yoai.
Momento después volaban a toda máquina hacia Yoai y Ballarad, de nuevo con la armadura puesta al completo. Le costaba un poco llevarlos a ambos con la armadura, pero se las apañó para no hacer demasiados giros bruscos que pudiesen hacerlos caer, además de proporcionarle algo más de fuego a la armadura para mantener la batería cargada. Cuando se estaban acercando al lugar, vio a un enorme árbol con espadas lanzando un tornado cortante contra Yoai. ¡Era Kodama! Pasó volando a su lado, retirando la máscara por un instante para que pudiera reconocerle y saludándole con la mano. No se le pasó el detalle de que Gusi parecía estar a punto de preparar algo... y contra Ballarad.
- ¡Saltad! - gritó, poniéndose a ras de suelo - ¡Detened a Gusi antes de que haga lo que quiera que pretenda! Yo iré a por Yoai.
Se elevó unos metros en el aire e imbuyó toda la armadura en su haki de armadura. Esta se volvió de color rojo oscuro metalizado, y acto seguido cargó contra Yoai a máxima velocidad mientras una cabeza de dragón compuesta por energía plateada se formaba en su puño derecho. Le lanzaría un fuerte puñetazo al torso, liberando una onda de choque en forma de dragón de plata. Por si acaso, en todo momento mantendría su haki de observación activo.
- ¡Juryuken, Ginryu!
- resumen:
- - Lo hecho en el post anterior https://www.onepiece-definitiverol.com/t19302p75-el-encuentro-capitulo#186794
- Zorrear un poco con Xemnas.
- Llevar a Misa y a Xemnas a la batalla entre Yoai y Ballarad.
- Dejarlos en el suelo y cargar contra Yoai
- Técnicas y PUs usados:
- - Haki de Armadura perfecto
- Haki de Observación desarrollado
- Fuerza: x9
- Resistencia: x8
- Velocidad: x7
- Agilidad: x6
- Puños de los 10 dragones: Kai puede imbuir sus puños en las esencias de los diez dragones sagrados. Cada uno de estos dragones le otorga un poder único a sus golpes. Además, mientras tenga unos puños activados, se vuelve inmune al tipo de energía o ataque que estos le otorgan. (Puño paralizante del dragón plateado: El puñetazo y las ondas que envía se ven imbuidas con una energía que vuelve rígido aquello que golpea, llegando a paralizar por completo el cuerpo del objetivo.)
- Advanced Sokudan: Este estilo del Sokudan consiste en canalizar energía a través de los puños en forma de poderosas ondas de choque. Las ondas pueden ser dispersas, con una función defensiva (pues no causa un daño real, solo empujan) o concentradas, con un gran potencial destructivo. En combinación con el Primer Camino puede realizar una vez por combate el Supreme Cannon, una poderosísima onda capaz de crear cráteres y que a niveles altos puede arrasar ciudades pequeñas si se combina con el poder de los Caminos. Cuando Kai da golpes, aunque sean suaves, las cosas a su alrededor vibran ligeramente.- puñetazo vibratorio:
- - Akai Ken: Bakuhatsu: Con sus golpes, Kai puede generar estallidos de fuego concentrados en una línea recta de medio metro de ancho. Son bastante veloces, y su alcance máximo será de el nivel de Kai dividido entre diez. De manera pasiva aumenta ligeramente la vibración de sus golpes.
Hinosokudan: Cuando Kai da golpes, puede decidir proyectar fuego desde estos, de manera que si da un puñetazo hacia delante, una ráfaga de fuego saldrá de su mano, o si traza un giro con la pierna, una onda alargada. De manera pasiva, la vibración de sus golpes se potencia algo más haciendo que las cosas se calienten un poco.
Hinoken: Kai puede alargar sus brazos con fuego que actúa como si fuese sólido, pudiendo golpear con ellos como si fuesen sus brazos reales. Pasivamente sus golpes generan vibraciones.
Dai Hinoken: Mejora del Hinoken. Puede crear Hinokens independientes de los brazos normales. Pasivamente las vibraciones de sus golpes (adquiridas por otros ámbitos) aumentan.
- Para los que lean esto, una ayudita sobre el aspecto de la armadura:
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Xemnas era un chico feliz, miraba el cielo tranquilamente con una calma impresionante. Entonces pudo ver un destello acercarse a toda velocidad, parecía dispuesto a atacar, pero su haki de observación le indicó que se trataba de Kai. Entonces una sonrisa se le formó en los labios, pues hacía mucho que no lo veía. De hecho, él mismo quería quedar con él tras la batalla y de paso irse juntos a alguna misión. Se rascó un poco la cabeza y cuando aterrizó escuchó las palabras de la rubia, la cual había vuelto a ignorar la orden de las centrales. Igualmente estando allí otro Vice-Almirante, no iba a cuestionar las distintas órdenes y si ella le hacía caso a él, la cosa iría mejor por lo de la relación. Ella tuvo que soltar que estaban casados y eso no podía ver muy bueno. Aunque ni siquiera hubo una bo…
Xemnas dejó de pensar. Sus ojos se abrieron como platos y notó todo su cuerpo tensarse en un momento. Era como una jodida descarga eléctrica que lo paralizó de repente. Misa estaba a su lado… ¿Quién cojones lo estaba “violando oralmente? ¡¿Kai!? Notó la lengua de su único amigo introducirse en su boca de aquella forma rápida. El rubio notó un pinchazo en el pecho debido a que nunca se había esperado aquello de otra persona. De repente sus ojos se cerraron despacio ¿Se estaba dejando llevar? No, se había desmayado. El chico cayó al suelo perdiendo el sentido, cosa que ya le había pasado con Misa la primera vez. No era su culpa ser la persona más tímida del mundo con aquellas cosas. Entonces fue cuando una colleja en su cogote lo hizo abrir los ojos y despertarse. Kai de nuevo, pero ya no estaba invadiendo su saliva sin permiso. Lo primero que hizo fue mirar a su chica con algo de miedo. Él no había tenido la culpa de nada.
- ¡K-k-k-k-k-k-kai! – Dijo al mismo tiempo que su rostro se ruborizaba levemente, más por la vergüenza que le había dado por aquello. Quiso regañarle al mismo tiempo que notaba sus manos temblar y encima no le salían las palabras. Tragó algo de saliva y después de unos momentos trató de nuevo de hablar. – ¡K… – Nada, no le salía la voz. Nunca se pudo imaginar aquello de su mejor amigo y menos de esa cosa húmeda que lo invadió.
Finalmente se montaron en la espalda del luchador de fuego, él tomó a Misa en brazos, sabía que la podía debilitar, pero era la única forma de que cogiesen en el pequeño espacio. Durante todo el viaje Xemnas se mantuvo callado y con la frente pegada al hombro de su chica. Resultaba gracioso ver a semejante soldado con esa pedazo de armadura como si fuese un gatito asustado ante una mujer. Le había dado las indicaciones de la líder de Balt a Kai antes de la invasión oral. En ese momento alzó la cabeza para tratar de mirar a Misa a los ojos, pero en lugar de Misa pudo ver a Kai con aquella barba y agitó la cabeza varias veces. Entonces se quedó mirando a la chica y le dio una “suave colleja” a Kai en el casco.
- Kai, no la llames así anda… Y en cuanto lo de antes… ¡¿A qué ha venido eso?! Yo también te quiero mucho, pero tu… tu… tu… – No, no le salían las jodidas palabras. Era demasiado tímido y después de lo sucedido, Kai quizás le intimidaba un poco, pero no en mal sentido. Era su mejor amigo.
No tardaron mucho en llegar a la zona del combate, donde el rubio se fijó más en Gusi que en el árbol ¿Iba contra la pretora? Xemnas entonces frunció el ceño y trató de evitar que hiciera una estupidez muy grande. Cuando su compañero pasó a ras de suelo tomó a Misa, pero esta vez de sus hombros, donde tenía ropa y para no debilitarla. Entonces le habló en un tono dulce.
- Pequeña, detenlo de alguna forma. Eres su superior de la marina, debe hacerte caso, usa la violencia si es necesario. Si trata de hacerte daño, bajaré yo…
Dijo con un tono más serio. Entonces se colocó de pie sobre la espalda del luchador, el cual iba por la pretora del bando contrario. No pensaba dejarlo solo con semejante enemigo y entonces desenvainó su espadón al mismo tiempo que canalizaba su energía en ella. Kai amaba los puñetazos y patadas y algo le decía que el golpe iba a ser físico. Cuando estuvieron llegando, el rubio semiflexionado centró su haki de observación en la enemiga. Si se movía lanzaría su ataque a la dirección en la que fuese y si no allí mismo. Lanzó un corte al aire y un terrible dragón blanco se formó de la nada (Aura). La bestia iba imbuida en haki superior y trató de atravesar a la enemiga justo cuando Kai hubiese lanzado el puñetazo, así no le daría a él y si a una oponente que habría salido volando.
- ¡Dragones gemelos! ¡Devastadores ardientes! – Gritó mostrando una sonrisa amable y saltando de Kai, aterrizando en el suelo de forma perfecta.
Xemnas dejó de pensar. Sus ojos se abrieron como platos y notó todo su cuerpo tensarse en un momento. Era como una jodida descarga eléctrica que lo paralizó de repente. Misa estaba a su lado… ¿Quién cojones lo estaba “violando oralmente? ¡¿Kai!? Notó la lengua de su único amigo introducirse en su boca de aquella forma rápida. El rubio notó un pinchazo en el pecho debido a que nunca se había esperado aquello de otra persona. De repente sus ojos se cerraron despacio ¿Se estaba dejando llevar? No, se había desmayado. El chico cayó al suelo perdiendo el sentido, cosa que ya le había pasado con Misa la primera vez. No era su culpa ser la persona más tímida del mundo con aquellas cosas. Entonces fue cuando una colleja en su cogote lo hizo abrir los ojos y despertarse. Kai de nuevo, pero ya no estaba invadiendo su saliva sin permiso. Lo primero que hizo fue mirar a su chica con algo de miedo. Él no había tenido la culpa de nada.
- ¡K-k-k-k-k-k-kai! – Dijo al mismo tiempo que su rostro se ruborizaba levemente, más por la vergüenza que le había dado por aquello. Quiso regañarle al mismo tiempo que notaba sus manos temblar y encima no le salían las palabras. Tragó algo de saliva y después de unos momentos trató de nuevo de hablar. – ¡K… – Nada, no le salía la voz. Nunca se pudo imaginar aquello de su mejor amigo y menos de esa cosa húmeda que lo invadió.
Finalmente se montaron en la espalda del luchador de fuego, él tomó a Misa en brazos, sabía que la podía debilitar, pero era la única forma de que cogiesen en el pequeño espacio. Durante todo el viaje Xemnas se mantuvo callado y con la frente pegada al hombro de su chica. Resultaba gracioso ver a semejante soldado con esa pedazo de armadura como si fuese un gatito asustado ante una mujer. Le había dado las indicaciones de la líder de Balt a Kai antes de la invasión oral. En ese momento alzó la cabeza para tratar de mirar a Misa a los ojos, pero en lugar de Misa pudo ver a Kai con aquella barba y agitó la cabeza varias veces. Entonces se quedó mirando a la chica y le dio una “suave colleja” a Kai en el casco.
- Kai, no la llames así anda… Y en cuanto lo de antes… ¡¿A qué ha venido eso?! Yo también te quiero mucho, pero tu… tu… tu… – No, no le salían las jodidas palabras. Era demasiado tímido y después de lo sucedido, Kai quizás le intimidaba un poco, pero no en mal sentido. Era su mejor amigo.
No tardaron mucho en llegar a la zona del combate, donde el rubio se fijó más en Gusi que en el árbol ¿Iba contra la pretora? Xemnas entonces frunció el ceño y trató de evitar que hiciera una estupidez muy grande. Cuando su compañero pasó a ras de suelo tomó a Misa, pero esta vez de sus hombros, donde tenía ropa y para no debilitarla. Entonces le habló en un tono dulce.
- Pequeña, detenlo de alguna forma. Eres su superior de la marina, debe hacerte caso, usa la violencia si es necesario. Si trata de hacerte daño, bajaré yo…
Dijo con un tono más serio. Entonces se colocó de pie sobre la espalda del luchador, el cual iba por la pretora del bando contrario. No pensaba dejarlo solo con semejante enemigo y entonces desenvainó su espadón al mismo tiempo que canalizaba su energía en ella. Kai amaba los puñetazos y patadas y algo le decía que el golpe iba a ser físico. Cuando estuvieron llegando, el rubio semiflexionado centró su haki de observación en la enemiga. Si se movía lanzaría su ataque a la dirección en la que fuese y si no allí mismo. Lanzó un corte al aire y un terrible dragón blanco se formó de la nada (Aura). La bestia iba imbuida en haki superior y trató de atravesar a la enemiga justo cuando Kai hubiese lanzado el puñetazo, así no le daría a él y si a una oponente que habría salido volando.
- ¡Dragones gemelos! ¡Devastadores ardientes! – Gritó mostrando una sonrisa amable y saltando de Kai, aterrizando en el suelo de forma perfecta.
- Balt:
- Resumen del post anterior: Ordenar a Misa ir por los tios que van a la central del Sur y activarla, retroceder lo justo para que no le pille la nube, señalar a las tropas enemigas que quedan y desafiarlas en solitario con el poder de la amistad (?)
Este: Desmayarse por el beso de Kai, nervios a tope, sobre kai nervios a tope, dejar a Misa en el suelo con la orden de parar a Gusi de forma no violenta, atacar a Yoai combinando una tecnica con el ataque de Karl.
- Datos:
- Haki superior activado (mantra y armadura)
Infierno blanco: Xemnas acumula energía en su arma u brazo, a continuación pega un puñetazo/espadazo al aire con toda su fuerza y potencia. Esto causa que se libere una enorme onda cortante que va hacia el enemigo, tiene la forma de un dragón blanco (es solo un aura) (imbuido en haki superior)
Pasivos: Fuerza X10 // Resistencia X9
- Xemnas y Kai (?):
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La escena fue… Surrealista. ¿En serio Kai tenía ese tipo de orientación sexual? Y tan varonil que se veía. ”Supongo que las apariencias engañan” – Estaba entre una mezcla de asombro, incredulidad y vergüenza. Incluso notó como es que un gran sonrojo se hacía presente en su rostro. Miró a otro lado. ¿Qué debía hacer? ¿Enojarse? ¿Ponerse celosa? ¿No hacer nada? La reacción del vicealmirante de fuego fue inesperada y la había pillado con la guardia baja. La de Xemnas, por otro lado, fue… ¿Normal? Había sido la misma que tuvo cuando ella le dio aquel beso en Momoiro. Se quedó pensativa y callada, sin capacidad de reaccionar de alguna manera. ¿Significaba que ahora Kai iba a intentar quitarle a Xemnas? Había escuchado como la trataba. ¿Eran celos? ¿O todo eso era simple y puro teatro?
– Con todo respeto, Kai – le dijo lo suficientemente fuerte como para que la escuchara. No iba a permitir que él le quitara a SU rubio, ni él ni nadie se lo iba a quitar. – Xemnas es mío y no lo comparto. No voy a dejar que me lo quites – tomó un poco de aire. – Además, ya tuvimos nuestra luna de miel. Ya no tienes oportunidad. – Se jactó orgullosa de ese hecho.
El viaje fue veloz y no tardaron en llegar a donde estaban ambas pretoras luchando. Sus presencias eran fuertes. ”Va a ser difícil manejarla” – se dijo mientras se iba mentalizando. Aún tenía la fresca imagen de aquel beso entre ellos, pero no era el momento ni el lugar para pensar en eso. Notó como Xemnas la defendía, pero que luego empezaba a tartamudear. ”No ha cambiado, supongo” – sonrió de forma tranquila y cerró sus ojos, tratando de disfrutar ese momento junto a él. Quizá era el último. Notó como es que Xemnas la agarraba de los hombros, por la parte donde tenía ropa y así no debilitarla. ”Acabaré rápido para ir a ayudarlos” – si era necesario tener que dejarlo tirado en el suelo, lo iba a hacer sin dudar. No tenía ningún interés en él, después de todo.
– Mierda… – tuvo que pensar rápido. Gusi ya había lanzado su ataque. – Idiota… – susurró. Se sacó uno de sus guantes y con la mano desnuda golpeó el aire generando una poderosa onda que sería lo suficiente como para detener el látigo y lo que sea que había lanzado y, quizá, incluso podría noquearlo. – Debes detenerte ahora mismo – le dijo con tranquilidad. – Solo te daré una oportunidad de hacerlo. Soy la capitana Amane Misa y es una orden directa – su haki, como siempre, ya estaba activado. ¿La atacaría? De ser así, podría significar dos cosas: Primera, Yoai lo había manipulado de alguna forma. Segunda, Gusi estaba buscando algún beneficio personal defendiéndola. – Abre los ojos, toda esta guerra es una farsa. No hay ningún bando que beneficie a esta isla, solo perderás tu vida como sigas con ella – suspiró con cierta intranquilidad al no saber cómo iba a reaccionar. Además, una vez acabó su ataque, se puso de nuevo el guante – Aunque bueno, es tú decisión, pero piensa bien lo que harás… No soy tan amable como para no defenderme si me atacas. Será mejor que te largues, Gusi. – Se quedó a la espera de lo que iba a hacer y también, a ratos, miraba a donde estaban Kai y Xemnas… ”¿Será buena idea dejarlos solos? Lo mismo Kai lo secuestra y nunca más sé de Xemnas” – pensó un poco intranquila.
– Con todo respeto, Kai – le dijo lo suficientemente fuerte como para que la escuchara. No iba a permitir que él le quitara a SU rubio, ni él ni nadie se lo iba a quitar. – Xemnas es mío y no lo comparto. No voy a dejar que me lo quites – tomó un poco de aire. – Además, ya tuvimos nuestra luna de miel. Ya no tienes oportunidad. – Se jactó orgullosa de ese hecho.
El viaje fue veloz y no tardaron en llegar a donde estaban ambas pretoras luchando. Sus presencias eran fuertes. ”Va a ser difícil manejarla” – se dijo mientras se iba mentalizando. Aún tenía la fresca imagen de aquel beso entre ellos, pero no era el momento ni el lugar para pensar en eso. Notó como Xemnas la defendía, pero que luego empezaba a tartamudear. ”No ha cambiado, supongo” – sonrió de forma tranquila y cerró sus ojos, tratando de disfrutar ese momento junto a él. Quizá era el último. Notó como es que Xemnas la agarraba de los hombros, por la parte donde tenía ropa y así no debilitarla. ”Acabaré rápido para ir a ayudarlos” – si era necesario tener que dejarlo tirado en el suelo, lo iba a hacer sin dudar. No tenía ningún interés en él, después de todo.
– Mierda… – tuvo que pensar rápido. Gusi ya había lanzado su ataque. – Idiota… – susurró. Se sacó uno de sus guantes y con la mano desnuda golpeó el aire generando una poderosa onda que sería lo suficiente como para detener el látigo y lo que sea que había lanzado y, quizá, incluso podría noquearlo. – Debes detenerte ahora mismo – le dijo con tranquilidad. – Solo te daré una oportunidad de hacerlo. Soy la capitana Amane Misa y es una orden directa – su haki, como siempre, ya estaba activado. ¿La atacaría? De ser así, podría significar dos cosas: Primera, Yoai lo había manipulado de alguna forma. Segunda, Gusi estaba buscando algún beneficio personal defendiéndola. – Abre los ojos, toda esta guerra es una farsa. No hay ningún bando que beneficie a esta isla, solo perderás tu vida como sigas con ella – suspiró con cierta intranquilidad al no saber cómo iba a reaccionar. Además, una vez acabó su ataque, se puso de nuevo el guante – Aunque bueno, es tú decisión, pero piensa bien lo que harás… No soy tan amable como para no defenderme si me atacas. Será mejor que te largues, Gusi. – Se quedó a la espera de lo que iba a hacer y también, a ratos, miraba a donde estaban Kai y Xemnas… ”¿Será buena idea dejarlos solos? Lo mismo Kai lo secuestra y nunca más sé de Xemnas” – pensó un poco intranquila.
- Resumen Balt. Gusi, debes leerlo:
- Quedar sin reacción frente a lo que acaba de pasar. Decirle a Kai que no va a permitir que le quite a Xemnas. Detener el ataque de Gusi, estar pendiente a lo que haga y estar pendiente de la batalla entre Yoai y el resto. Pensar en el posible secuestro de Xemnas.
- Datos:
- x4 fuerza, x3 velocidad, x3 reflejos, x3 resistencia, x2 agilidad.
Eichi Tsukasa
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Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
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Akuma no mi
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Una sonrisa divertida se formó en sus labios al escuchar sus palabras; nunca creyó que ella recordaría la forma en la que se comportó aquel día. Esas costumbres estaban tan integrado en su ser, que ya se había vuelto parte de él. Lo hacía inconscientemente la mayoría de las veces, a final de cuentas. Aunque solo era la primera vez, ya después solía ser más informal. Eichi ladeó su cabeza a un lado cuando escuchó algo acerca de su hermano por parte de Alex, pero antes que pudiera proseguir, le dijo acerca de unas presencias que se encontraban más al fondo. El joven príncipe frunció el ceño y activó su mantra para asegurarse. En efecto, al fondo podía sentir unas presencias. Por otro lado, sintió curiosidad ante el aviso de la agente. ¿Cubrirse los oídos? No tenía idea del porqué le dijo eso, pero algo le decía que hiciera caso a la advertencia.
Siguieron caminando mientras mantenían sus sentidos alerta. Finalmente, al cabo de unos minutos, consiguieron llegar al centro del lugar. Era más pequeño de lo que creía, pero lo suficiente para poder moverse con soltura, especialmente en su paso. Había mejorado el paso relámpago de tal forma, que ahora podía controlar con soltura sus movimientos fácilmente, perdiendo la visión túnel que tenía en antaño. De todas formas, quitando todo lo mencionado, en el centro habían unas figuras para nada amigables. Uno era un pelirrojo y el otro un rubio cuyo sexo podría ser muy cuestionado. No pudo evitar que una sonrisa divertida apareciese en su rostro al escuchar esa amenaza; si le dieran una moneda por cada persona que le dijera eso, probablemente ahora sería asquerosamente rico. Vi de reojo a Alex y asentí; al parecer también se iba a quedar a pelear. Curioso, esta sería la primera vez que el pelirrojo combatiría en pareja.
– Ojala no sean tan fuertes; ya bastante tuve con ese jodido caballero – pensó mientras suspiraba.
En eso, el joven vio como su compañera tomaba aire para hacer... algo. Recordó su advertencia de antes y, rápidamente, se colocó las manos en el oído. Lo hizo justo a tiempo, puesto que lo que hizo ocasionó que un estremecimiento recorriera su cuerpo. Incluso él fue afectado ante eso, aunque solo sentía un pitido molesto. Si ese ataque de Alex dio en el blanco, entonces los dos enemigos debían estar son sordera momentánea. No solo eso, además deben tener su sentido del equilibrio por las nubes debido a eso. De momento, capitalizaría eso para intentar cargárselos aprovechando eso.
Por suerte para él, el cansancio había casi desaparecido. El fulgor de antes y el descansar mientras volaban hizo maravillas en su cuerpo. Dudaba que pudiese usar sus formas por un rato, pero al menos tenía la mayoría de sus técnicas a su disposición. Con eso en mente, entró casi de forma instintiva a su forma híbrida. Rápidamente, activó su paso relámpago y con su velocidad prodigiosa intentó colarse detrás de ambos hombres, usando el mantra para guiarse por el lugar. Una vez allí, intentaría tomar a ambos de la cabeza y chocar ambos cráneos entre sí con el objetivo de noquearlos. Funcionara o no, el joven, aún con su técnica activa, volvería al lado de la pelirroja y vería el resultado de su ataque.
Siguieron caminando mientras mantenían sus sentidos alerta. Finalmente, al cabo de unos minutos, consiguieron llegar al centro del lugar. Era más pequeño de lo que creía, pero lo suficiente para poder moverse con soltura, especialmente en su paso. Había mejorado el paso relámpago de tal forma, que ahora podía controlar con soltura sus movimientos fácilmente, perdiendo la visión túnel que tenía en antaño. De todas formas, quitando todo lo mencionado, en el centro habían unas figuras para nada amigables. Uno era un pelirrojo y el otro un rubio cuyo sexo podría ser muy cuestionado. No pudo evitar que una sonrisa divertida apareciese en su rostro al escuchar esa amenaza; si le dieran una moneda por cada persona que le dijera eso, probablemente ahora sería asquerosamente rico. Vi de reojo a Alex y asentí; al parecer también se iba a quedar a pelear. Curioso, esta sería la primera vez que el pelirrojo combatiría en pareja.
– Ojala no sean tan fuertes; ya bastante tuve con ese jodido caballero – pensó mientras suspiraba.
En eso, el joven vio como su compañera tomaba aire para hacer... algo. Recordó su advertencia de antes y, rápidamente, se colocó las manos en el oído. Lo hizo justo a tiempo, puesto que lo que hizo ocasionó que un estremecimiento recorriera su cuerpo. Incluso él fue afectado ante eso, aunque solo sentía un pitido molesto. Si ese ataque de Alex dio en el blanco, entonces los dos enemigos debían estar son sordera momentánea. No solo eso, además deben tener su sentido del equilibrio por las nubes debido a eso. De momento, capitalizaría eso para intentar cargárselos aprovechando eso.
Por suerte para él, el cansancio había casi desaparecido. El fulgor de antes y el descansar mientras volaban hizo maravillas en su cuerpo. Dudaba que pudiese usar sus formas por un rato, pero al menos tenía la mayoría de sus técnicas a su disposición. Con eso en mente, entró casi de forma instintiva a su forma híbrida. Rápidamente, activó su paso relámpago y con su velocidad prodigiosa intentó colarse detrás de ambos hombres, usando el mantra para guiarse por el lugar. Una vez allí, intentaría tomar a ambos de la cabeza y chocar ambos cráneos entre sí con el objetivo de noquearlos. Funcionara o no, el joven, aún con su técnica activa, volvería al lado de la pelirroja y vería el resultado de su ataque.
- Balt O8:
- Aprovechar la sordera y perdida de equilibrio de los dos tipos (si es que el ataque de Alex surgió efecto) y intentar colarse detrás de ellos con la intención de chocar sus cráneos entre si para noquearlos.
- Cosas usadas:
- - Fuerza x1,5 sobre Buey Lv 40.
- Fuerza x3,5 sobre una persona normal (Forma Híbrida).
- Velocidad x2 (Forma Híbrida)
- Paso Relámpago: Eichi puede desplazarse a 15 m/s
- Velocidad total: 30 m/s aproximadamente (2 * 15 m/s).
Meneíllos
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Se llevó la mano a la cara y suspiró pesadamente al escuchar el chiste de Ban. ¿Era en serio? Rezó para que lo hubiese dicho sin intención de ser gracioso, y que hubiese sido un mero comentario estúpido o desafortunado. ¿Por qué tenía que escoger subordinados tan estúpidos? Entre el chiflado de Ban y sus oficiales ignorando sus llamadas... por otro lado, cabía la posibilidad de que lo segundo se debiera a que las comunicaciones estuviera intervenidas, lo que no se le había ocurrido hasta entonces pero tenía mucho sentido. Al fin y al cabo estaban en una guerra y por lo que recordaba si bien Zilda no tenía un gran ejército, si que tenían una tecnología muy avanzada. Observó la batalla con curiosidad, preparándose para intervenir de nuevo con su humo cuando de repente hubo una luz cegadora y un estruendo ensordecedor. Se cubrió la cara con el brazo y dio un gruñido, aturdido. Para cuando pudo ver de nuevo estaba cerca de una decena de metros de su posición original, arrastrado por el aire por la onda de choque, y un gigantesco cráter ocupaba el lugar en el que antes estaba el grueso del ejército de Zal.
- Impresionante... - dijo, sonriendo - Me haré de oro si logro echarle mano a una de esas preciosidades.
Entonces, entre rugidos, un montón de bestias comenzaron a llegar desde el sur. Era como una caballería pero a lo bruto... inconmensurablemente grandes y con aspecto realmente fiero. Escuchó a medias la pregunta de Ban, y sin pensárselo demasiado se sacó un puro y se lo pasó. ¿Cómo iban a detener aquello? Podía entorpecerles y molestarles con su humo, pero no eran precisamente pocos. Alcanzarían el ejército de Sarka mucho antes de que pudiera llegar a causar un daño real, y eso si nadie lo detenía antes. Ya algún mamón había logrado alcanzar la pierna de Ban y hacerle un molesto arañazo, nada grave pero que demostraba que había usuarios de haki en Zal.
- No te acerques a mí. Voy a intentar algo peligroso - dijo únicamente.
Rápidamente comenzó a volar hacia los rinocerontes ganando altitud. Diez, veinte, treinta metros. Quería estar a una altura suficiente como para no salir dañado pero a la vez evitar errores en las coordenadas. No sabía si su altitud influiría a la hora de activar el ataque. Se situó sobre la formación de rinocerontes monstruosos en forma de gas, hacia el centro de esta, y pulsó el segundo botón de su colgante llamando la descarga de artillería, manteniendo la forma logia en todo momento. Era hora de hacer caer perdición sobre las cabezas de las tropas de Zal.
- Impresionante... - dijo, sonriendo - Me haré de oro si logro echarle mano a una de esas preciosidades.
Entonces, entre rugidos, un montón de bestias comenzaron a llegar desde el sur. Era como una caballería pero a lo bruto... inconmensurablemente grandes y con aspecto realmente fiero. Escuchó a medias la pregunta de Ban, y sin pensárselo demasiado se sacó un puro y se lo pasó. ¿Cómo iban a detener aquello? Podía entorpecerles y molestarles con su humo, pero no eran precisamente pocos. Alcanzarían el ejército de Sarka mucho antes de que pudiera llegar a causar un daño real, y eso si nadie lo detenía antes. Ya algún mamón había logrado alcanzar la pierna de Ban y hacerle un molesto arañazo, nada grave pero que demostraba que había usuarios de haki en Zal.
- No te acerques a mí. Voy a intentar algo peligroso - dijo únicamente.
Rápidamente comenzó a volar hacia los rinocerontes ganando altitud. Diez, veinte, treinta metros. Quería estar a una altura suficiente como para no salir dañado pero a la vez evitar errores en las coordenadas. No sabía si su altitud influiría a la hora de activar el ataque. Se situó sobre la formación de rinocerontes monstruosos en forma de gas, hacia el centro de esta, y pulsó el segundo botón de su colgante llamando la descarga de artillería, manteniendo la forma logia en todo momento. Era hora de hacer caer perdición sobre las cabezas de las tropas de Zal.
- dispositivo:
- Sarka:
- - Indignarse por el chiste de Ban
- Darle un puro a Ban
- Volar en forma logia sobre la formación de rinocerontes a unos treinta metros de altura y activar el dispositivo.
Alice Branwen
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Alice parpadeó al sentir que alguien le abrazaba y miró hacia abajo para ver de quien se trataba. Se trataba de una pequeña rubia, y de alguna forma se le hacía familiar. Ladeó su cabeza a un lado e intentó recordar en donde la había visto. Rubia... Amazon Lily... De repente, recuerdos de lo sucedido en el paraíso invadieron su mente. En ese entonces se encontraba bastante cabreada, por lo que era normal que tuviera dificultades para recordar. De todas formas, lo había conseguido y eso era lo que importaba. La albina sonrío levemente y le devolvió el abrazo, al tiempo que revolvía su cabello un poco.
– A pasado un tiempo, Yoshi-chan – dijo alegremente la peliblanca.
Luego de todas las presentaciones, el grupo empezó a avanzar por el bosque... o esa era la idea. No alcanzó ni a dar diez pasos cuando, de repente, su visión empezó a ponerse borrosa. No solo eso, además sintió un cosquilleo en todo el cuerpo y, por una fracción de segundo, de dolor muscular. Antes que la peliblanca pudiese darse cuenta, ésta se encontraba a varios metros sobre el suelo. Su primera reacción fue la de gritar fuertemente, pero no hubo necesidad. El vicealmirante rubio creó un tobogán de hielo y consiguió caer a salvo al suelo... bueno, casi. Alice se sobó la retaguardia mientras un puchero se formaba en su rostro. ¿Fue necesario caer de esa forma? Al menos no duró mucho aquella molestia.
– ¿Y ahora qué? – pensó la agente mientras veía a su alrededor.
Lo cierta era que ya no se encontraban en el mismo lugar de antes. La muralla de la ciudad se encontraba muy cerca, de hecho... por alguna razón ahora se encontraban dentro. ¿Qué demonios había sucedido? Si hasta hace poco se encontraban en medio del bosque, ¿cómo consiguieron llegar a la ciudad? Alice, atónita, seguía observando lo que le rodeaba. Varias casas de dos pisos se podían apreciar, aunque estas se encontraban algo destruidas. Sin embargo, antes que pudiese seguir con su investigación, unos drones blancos con unos rifles aparecieron a la distancia. Al parecer no habían caído en cuenta del enorme grupo de que se encontraba allí, por el momento. Aunque las cosas podían cambiar. Silenciosamente sacó sus tantos y esperó a escuchar las órdenes de sus superiores.
– A pasado un tiempo, Yoshi-chan – dijo alegremente la peliblanca.
Luego de todas las presentaciones, el grupo empezó a avanzar por el bosque... o esa era la idea. No alcanzó ni a dar diez pasos cuando, de repente, su visión empezó a ponerse borrosa. No solo eso, además sintió un cosquilleo en todo el cuerpo y, por una fracción de segundo, de dolor muscular. Antes que la peliblanca pudiese darse cuenta, ésta se encontraba a varios metros sobre el suelo. Su primera reacción fue la de gritar fuertemente, pero no hubo necesidad. El vicealmirante rubio creó un tobogán de hielo y consiguió caer a salvo al suelo... bueno, casi. Alice se sobó la retaguardia mientras un puchero se formaba en su rostro. ¿Fue necesario caer de esa forma? Al menos no duró mucho aquella molestia.
– ¿Y ahora qué? – pensó la agente mientras veía a su alrededor.
Lo cierta era que ya no se encontraban en el mismo lugar de antes. La muralla de la ciudad se encontraba muy cerca, de hecho... por alguna razón ahora se encontraban dentro. ¿Qué demonios había sucedido? Si hasta hace poco se encontraban en medio del bosque, ¿cómo consiguieron llegar a la ciudad? Alice, atónita, seguía observando lo que le rodeaba. Varias casas de dos pisos se podían apreciar, aunque estas se encontraban algo destruidas. Sin embargo, antes que pudiese seguir con su investigación, unos drones blancos con unos rifles aparecieron a la distancia. Al parecer no habían caído en cuenta del enorme grupo de que se encontraba allí, por el momento. Aunque las cosas podían cambiar. Silenciosamente sacó sus tantos y esperó a escuchar las órdenes de sus superiores.
- Balt M10:
- Todo lo que sale en la moderación, pensamientos aleatorios, sacar sus tantos en caso de conflicto y esperar ordenes de sus superiores.
Maki
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-¡Está despierto! -exclamó Maki con alegría-. ¡Molly está despierto!
Y, efectivamente, así era. El molusco mutante había abierto los ojos y estaba intentando hablar para decir algo que seguramente sería digno de oírse. Daba chillidos agudos y continuos que seguramente fuese algún tipo de saludo típico de los moluscos. Maki intentó imitarlo pero no le salía tan bien, así que optó por agitar la mano para decirle "hola".
Molly parecía ansioso por salir a ver mundo y empezó a golpear el cristal que le retenía una y otra vez. El ruido de los puñetazos que descargaba para intentar liberarse se mezclaba con el de cristales rompiéndose en algún lado, tal vez en otra sala como en la que estaban. ¿Acaso había más moluscos como Molly por ahí? Uff, ponerles nombres a todos iba a ser agotador.
Por su parte, el mayordomo parecía mucho menos feliz por la inminente llegada de Molly a su pequeño grupo. ¡Incluso había sacado cuchillos!
-¡Eh! ¿Qué piensas hacerle a Molly? Solo porque sea un molusco no tienes que atacarle -argumentó el gyojin, poniéndose entre el mayordomo y su objetivo-. No le ataques. O yo te detendré -le advirtió. Estaba dispuesto a defender a su nuevo amigo incluso si eso significaba enfrentarse al mudo de los cuchillos.
Cuando el molusco salió de su caja de cristal, Maki se le quedó mirando a ver si empezaba a hablar o algo así. ¿Sabría hablar? Quizás él pudiera enseñarle unas pocas palabras. O a cantar.
- Zal:
- Saludar a Molly. Advertir a Teravan de que no lo ataque o se enfrentará a él
Alwyn
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Parece que todo va a terminar en ese nuevo escenario, las dos comitivas, desgastadas por los disparos de las otras se paran una frente a otra cerca de la muralla. Parece que esta vez sí que lucharan las pretoras, en lo que sin duda será un combate memorable. Aunque, si consigo acertar a aquella niña con uno de mis disparos, no sería necesaria tanta pérdida de tiempo. Cerca hay una roca, no me da el mejor de los apoyos, pero si un lugar algo más alto para poder apuntar bien. Esta minúscula pérdida de tiempo, hace sin embargo que las pretoras y más gente llegue a un combate muy cercano.
Compruebo el cargador, tiene balas de larga distancia, por lo que no considero que sea necesario sustituirlas antes de intentar disparar. A través de la mirilla del rifle veo lo que pasa, las dos pretoras y al menos dos personas más y un árbol están a punto de comenzar la lucha, lo que sin duda haría que el disparo pudiera fallar de muchas maneras. Sin embargo, puedo ver como uno de los integrantes de la comitiva de Meln prepara una especie de látigo que lanza contra el grupo. Muy probablemente no pueda evitar que ese látigo impacte, pero sí que no lo vuelva a usar.
Ajusto el visor con la distancia aproximada, ayudándome de las ropas que portan para ver la dirección del viento e intentar aproximar su fuerza. Lleno mis pulmones de oxígeno, para maximizar el tiempo sin tener que dar una bocanada de aire. Tratando de estabilizar el arma todo lo posible en ese pésimo lugar, contengo la respiración, relajo mis músculos y me fijo en el objetivo. Apuntando al pecho de aquel hombre, aprieto el gatillo. Elijo justo el momento en el que no hay nada más cerca del hombre. El retroceso del arma seguramente me haga pasar hombro, cara y parte del torso a forma elemental. En cuanto pudiera, volvería a mirar por la mirilla a ver si había impactado.
Compruebo el cargador, tiene balas de larga distancia, por lo que no considero que sea necesario sustituirlas antes de intentar disparar. A través de la mirilla del rifle veo lo que pasa, las dos pretoras y al menos dos personas más y un árbol están a punto de comenzar la lucha, lo que sin duda haría que el disparo pudiera fallar de muchas maneras. Sin embargo, puedo ver como uno de los integrantes de la comitiva de Meln prepara una especie de látigo que lanza contra el grupo. Muy probablemente no pueda evitar que ese látigo impacte, pero sí que no lo vuelva a usar.
Ajusto el visor con la distancia aproximada, ayudándome de las ropas que portan para ver la dirección del viento e intentar aproximar su fuerza. Lleno mis pulmones de oxígeno, para maximizar el tiempo sin tener que dar una bocanada de aire. Tratando de estabilizar el arma todo lo posible en ese pésimo lugar, contengo la respiración, relajo mis músculos y me fijo en el objetivo. Apuntando al pecho de aquel hombre, aprieto el gatillo. Elijo justo el momento en el que no hay nada más cerca del hombre. El retroceso del arma seguramente me haga pasar hombro, cara y parte del torso a forma elemental. En cuanto pudiera, volvería a mirar por la mirilla a ver si había impactado.
- Balt, lo siento Gusi:
- pensar en disparar a la pretora de Meln, pero al verla en combate contra muchos cambiar de objetivo al hombre que genera el látigo (Gusi). Uso una bala de Larga distancia en el rifle ( https://www.onepiece-definitiverol.com/t16125-un-rifle-para-cuando-sea-mayor )
Danio Rerio
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Mientras comenzaba a retroceder, en la que la que al principio creí que era la dirección correcta vi como muchos de los soldados comenzaban a hacer lo mismo, aunque demasiado tarde. Muchos de sus compañeros comenzaban a morir de forma muy dolorosa en medio de aquella nube negra. Cuando me quise orientar estaba en la orilla del río, cerca de la muralla de la ciudad. En la misma dirección que había ido Balarad con sus tropas. Cerca mío había otros dos marines que me sonaban bastante, siendo el hombre árbol el primero en hablar y señalar el próximo combate entre la pretora y… ¿Una niña chica? Sin duda se trataría de la pretora de Meln, y ese aspecto algún tipo de truco sucio.
Coincidiendo con mi compañero marine me dirigí Hacía la zona de combate, viendo pasar una mancha roja con alguien a la espalda. Estos aterrizaron cerca y lanzaron varios ataques contra la adversaria de la pretora. Estaba ya cerca cuando comenzó todo, por lo que aproveché para acumular humedad en aquélla especié de tornado generado por el Hombre árbol. Usaría su limitado control de la electricidad para electrificar levemente esa humedad, haciendo que el tornado ahora también paralizara levemente al impactar.
Otro de los que habían lanzado el ataque era Xemmas, lo había visto en las capsulas durante el secuestro. Al de la armadura lo reconocí en cuanto inicio su ataque, se trataba de Kai. Al parecer mi comilón compañero de división se había hecho con un juguete nuevo. Era toda una sorpresa que estuvieran allí, pero era algo que agradecería durante el combate, no había mucha mejor para tener cerca en la batalla.
-Kai, gracias por el aviso de la nube, démosle a esa asesina el trato que merece, luego nos pondremos al día de la situación.
Coincidiendo con mi compañero marine me dirigí Hacía la zona de combate, viendo pasar una mancha roja con alguien a la espalda. Estos aterrizaron cerca y lanzaron varios ataques contra la adversaria de la pretora. Estaba ya cerca cuando comenzó todo, por lo que aproveché para acumular humedad en aquélla especié de tornado generado por el Hombre árbol. Usaría su limitado control de la electricidad para electrificar levemente esa humedad, haciendo que el tornado ahora también paralizara levemente al impactar.
Otro de los que habían lanzado el ataque era Xemmas, lo había visto en las capsulas durante el secuestro. Al de la armadura lo reconocí en cuanto inicio su ataque, se trataba de Kai. Al parecer mi comilón compañero de división se había hecho con un juguete nuevo. Era toda una sorpresa que estuvieran allí, pero era algo que agradecería durante el combate, no había mucha mejor para tener cerca en la batalla.
-Kai, gracias por el aviso de la nube, démosle a esa asesina el trato que merece, luego nos pondremos al día de la situación.
- Balt, batalla de pretoras:
- Poner rumbo a la lucha de las jefas, usar mi ámbito eléctrico en humedad acumulada en el tornado de kodama y luego hablarle a Kai
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