Un cazador por navidad (Gaia-Asriel)

Tardé poco en llegar al centro de la isla, donde se encuentra la ciudad con el árbol más grande que he visto en lo que llevo de vida. Un gran árbol de unos 20 metros de altura decoraba una ciudad cubierta con nieve con luces y demás accesorios.

Desde que tengo memoria siempre quise venir a esta isla y disfrutar de una navidad constante, siempre es 25 de diciembre así que supongo que siempre darán regalos a los niños al despertarse ¿¿no?? Sinceramente, más que eso quería venir aquí para poder practicar mi control de la mente para aguantar mejor a Flowey y sus intentos de controlarme.

*¿No es precioso?* le pregunté a Flowey

*¡Bah! Mientras esa nieve no esté tintada con sangre y de navidad no regalen cabezas descuartizadas, no me produce ningún interés.*

Flowey, como siempre, estaba quejándose y odiando cada paso que daba en aquel lugar lleno de felicidad por la navidad, la verdad es que se hacía un poco pesado aguantar a Flowey durante el camino, pero llevaba tanto aguantándolo ya que me era más bien irrelevante.

Gracias a mi mullido pelaje no tenía demasiado frío en aquél lugar mientras que veía a otras personas que tiritaban aún llevando varias capas de abrigos. Flowey les insultaba diciendo débiles y paparruchas así, no le prestaba demasiada atención, ya que yo estaba asombrado al ver el lugar, tan decorado, tan blanco, tan bonito.

Sin duda, lo que más me llamaba la atención era que la gente andaba junto a monos de 2 metros a lado, como si fueran amigos o criados. No podía evitar sentirme algo mal, ya que de cierto modo eran parecidos a mi, al fin y al cabo eran animales humanoides como los minks y me hacia estar algo incómodo, pero al final terminé acostumbrándome, aunque Flowey aprovechó para intentar sacar mi odio criticándolo de todas las maneras y terminándolo con un ''Sabes que es verdad Asriel'', en fin.

Seguí andando y llegué a un puesto de la marina en el cual había muchas personas mirando el retrato de un hombre, un hombre bastante feo a mi parecer. Llevaba un gorro de lana y tenía una dentadura algo estropeada. Sus rasgos faciales eran de el típico estereotipo de ''persona dura''. No llegaba a ver lo que era, pero supongo que era una especie de recompensa sugosa y bueno, ¿por que no quedarse a echar un vistazo? No pierdo nada al fin y al cabo.

Me hallaba en aquel lugar, de constante color blanco, y gran frío, era lo suyo, pues era la villa de navidad, donde siempre nieva, hace frío, y se hacen regalos. Veía que, a pocos metros, una feliz familia se hacían regalos, al ver la cara de felicidad de los pequeños me entraba un calor familiar en el corazón, que finalmente me hacía sonreír. Me gustaba ver a los niños felices, pues lo primordial para mí era cuidar su inocencia. Jamás sería capaz de matar a nadie delante de un niño, antes prefiero llevármelo inconsciente de un guantazo que matarlo a ojos de un pequeño ser indefenso, no tienen ninguna necesidad de ver algo así.

Paseaba, mientras notaba que mis pies se hundían en la nieve, para mi pesar, iba demasiado fresca, debía buscar una tienda donde encontrar un abrigo, pues ir en chaqueta de piel, y con la tripa al aire no era buena idea, a no ser que me quisiera resfriar, entonces si era buena idea.  A los pocos metros encontré una tienda de ropa, tenía un precioso abrigo de color marrón oscuro en el escaparate, con el cuello de pelo, largo hasta las rodillas. Sin pensármelo dos veces, entré a preguntar cuanto costaba.

-Hola, quería saber cuánto cuesta este abrigo -le pregunté a la mujer que estaba más cerca de mí.

-Pues este cuesta… -se quedó un rato mirando una tabla con una hoja, debía ser una de precios -cuesta 20.000 berries, pero lo tenemos en oferta, pues quedan pocas tallas, con la rebaja queda en… -vuelve a mirar la tabla con la hoja de precios -queda en 9.500 berries, como puede ver, una gran bajada respecto al precio real, ¿qué talla necesita? -me pregunta con una gran sonrisa en su boca, mirando de forma amable.

-Una 38 o 39, quería que me quedase un poco holgada -digo mientras cojo yo misma una de las pocas que hay en un perchero expositor. Lo agarro, me lo pruebo, y me miro en un espejo, me siento preciosa, desde el espejo, veo detrás de mí un conjunto de gorro de lana, guantes y bufanda, todo a juego, por 500 berries. Rápidamente lo cojo, y me lo llevo junto con la chaqueta.

-Compro todo esto -digo dejando todo sobre la mesa, y sacando mi saco de dinero. Una vez salí de la tienda con el abrigo puesto, y los complementos, me sentí mucho mejor, al menos iba bien abrigada. Un poco más adelante vi un gentío tremendo, no alcanzaba a saber qué ocurría, hasta que vi una pancarta de un hombre feo, medio desdentado, y con un gorro de lana, es obvio que pedían una recompensa por el, la cual me iba a ganar rápidamente.

``Es increíble lo feo que es´´ -pienso para mí, cuando me fijo de repente que, a mi lado, hay un ser de color blanco, muy peludito, con orejas caídas, tenía pinta de ser un híbrido de humano y cabra. Me llamó enormemente la atención. Como me parecía muy mono, me presenté cordialmente ante él.

-Hola, me llamo Gaia, encantada de conocerte -le digo intentando darle la mano, aunque a pesar de parecerme mono, no me daba buenas sensaciones, veríamos lo que ocurría finalmente.

Finalmente entre el bullicio de la gente mis sospechas se confirmaron, era un criminal con una jugosa recompensa de un 1.000.000 de berries, vivo o muerto. Sentí como Flowey casi era capaz de brincar de felicidad al ver la palabra ''muerto'', pues sabía que en un caso urgente el podría tomar control de mi cuerpo y acabar con todo el que se le pusiera delante además de ganarse un rico dinero.

*Vamos Asriel, si no quieres usar el dinero del castillo, debes optar por trabajos como este, quieras o no* dijo Flowey en tono malicioso.

*Se lo que tramas Flowey, pero aunque aceptara esa misión no te voy a dejar salir, yo solo lo capturaré vivo. Casi pude sentir como Flowey se reía de mi después de eso, pero me dio igual, yo sabía que soy capaz de capturar a una persona así sin recurrir a Flowey, mas que poder, debo de hacerlo si quiero mantener esto algún día totalmente controlado.

Entre la multitutud una mujer se presentó ante mí. No pude evitar avergonzarme un poco, puesto que era una mujer bastante alta y muy guapa. Iba con un abrigo, unos guantes y un gorro de lana. Su pelo ondulaba al ritmo de aire mientras me miraba con unos ojos muy tiernos mientras me tendía su mano.

-Yo m... me llamo Asriel. Rápidamente intenté volver a mantener la compostura, entrecerré los ojos y le dí una gran y cálida sonrisa.

-¿Que hace una chica como tú por aquí? ¿Vienes a ver el cartel del hombre este? pregunté mientras la miraba a los ojos o lo intentaba, ya que me sacaba una cabeza y poco.

*Pfff... ¿Otra vez socializando Asriel? Sabes perfectamente que te va a traicionar. ¿Por que no le cortamos la cabeza y se la regalamos a algún niño? ¡Eso sí sería divertido!*

*Flowey, para ahora mismo. Confío en que esta chica no me va a hacer nada malo, se le ve en los ojos la bondad, así que cállate*

-Oye Gaia, espera aquí, voy a ver un momento la recompensa del hombre.

Me colé entre los rincones que dejaba la gente, he de admitir que algún que otro empujón recibí, pero no tardé mucho en llegar al cartel del hombre y verlo entero por fin.

Rody Cambell-Se busca por homicidio serial y hurto- Recompensa de 1.000.000 de berries-Se busca vivo o muerto

Volví por el mismo camino que vine y le conté todo a Gaia, por si le interesaba. Tras eso, le dije que a mi no me vendría nada mal un poco de ese dinero. La gente seguía comentando cosas e insultando al hombre, pero nadie parece aventurarse a tomar el trabajo y si nadie lo hace lo haré yo.

Aquel ser se notaba que era un poco tímido, algo que aún me gustó más, aunque en él notaba una sensación extraña, como si alguien más nos vigilara, podía ser mi imaginación, pero… ¿y si sí nos estaba vigilando alguien?, o algo…

-Un precioso nombre para alguien tan lindo como tú -le dije acariciando su cabeza y luego su mejilla. No le notaba el tacto de su pelo en mis manos, pero tenía pinta de ser suave.

-En realidad, solo estaba paseando, vi todo este gentío, me acerqué, y te encontré viendo esta pancarta -dije sonriendo, pues se veía muy joven como para querer enfrentarse a esa bestia.

Lo vi correr hacía la pancarta, yo mientras miraba a mi alrededor, y me palpaba que llevase mis gemelas en mis muslos, y mi katana a la espalda, por eso mismo llevaba el abrigo un poco holgado.

``¿Quién será este chico?, no tiene mucha pinta de ser de aquí´´ -pensé para mí, pero si estaba frente a una hoja de ``se busca´´, debía ser también un cazarecompensas, o algo por el estilo.

En un ratito, apareció de entre la gente, me informó de que aquella persona se llamaba Rody, y que pedían 1.000.000 de berries. No es mala cantidad para una de mis primeras presas.

-Bueno, visto el precio que tiene, tenía intención de ir a por él, pero ya que me has informado, y me has caído bien… ¿te gustaría acompañarme? -le dije con la voz más dulce que quizás haya oído jamás. Regalándole una mirada, cuanto menos acariñada.

-Si aceptas, iremos a medias, medio para ti, medio para mí, soy una persona muy generosa, en verdad no se la edad que tienes, pero no me gusta que los niños se metan en estas cosas, y aunque pareces joven, creo que puedes hacerlo bien -dije con toda mi sinceridad, si tenía entre 15 y 19 años no me importaba, pues a esas edad la inocencia no es la misma que la de un niño de 5 años.

Alagó mi nombre y me... ¿¡ME DIJO LINDO?! Esta chica desde luego que era muy cariñosa con todos. Me acarició suavemente y aunque tenía guantes, podía sentir como si fuera la caricia de un ángel.

*Tierra llamando a Asriel. ¿Estás ahí? Despierta, esta chica seguramente solo esté interesada en como te ves, como un peluche blandito y calentito, no porque esté interesada en ti de ninguna forma. Replicaba Flowey. No le hice mucho caso y seguí algo embelesado con su suave y tranquilizadora mirada.

Escuché unas leves palabras cuando yo ya había llegado al cartel y vuelto del mismo para decirle toda la información que pude ver. Es uno de los pocos momentos en el que mi estatura me ayudaba a lograr algo bueno.

La chica, con una una voz cariñosa y una mirada angelical, me preguntó si quería acompañarla. En una situación como esta no podría negarme ni por asomo, aunque casi pudiera notar a Flowey gritar de odio y sufrimiento, pero no me importa porque iba a salir en una misión con una chica guapísima.

-Esto... ¡Claro! Te acompañaré encantando. Dije con cierta timidez, ya que es la primera vez que hacía esto de ir de misión con una chica tan guapa y estaba algo nervioso.

Emprendimos rumbo a la salida de la ciudad, ya que nos dijeron que por allí podríamos encontrar mas pistas sobre la persona que estamos buscando. Parece ser que vive en el pueblo que hay siguiendo el camino principal, pero mucha gente no se aclara sobre el paradero exacto del hombre. Unos dicen que vive en una caballa cerca del pueblo, otros dicen que vive en alguna parte del bosque cerca del pueblo, etc. Aunque básicamente todas las pistas nos mandaban allí.

Ya que el camino podría llegar a hacerse un poco largo, no me gustaría tener un silencio rompedor entre Gaia y yo, así que le pregunté algo.

-Oye Gaia, ¿De donde vienes y que haces por aquí? No pareces una persona de por aquí, al menos por lo que he visto.

*Pfff, ¿encima de que tengo que aguantarte, a ti y a ella, haces preguntas tan cutres como esa? Me das vergüenza Asriel...*

*Oh vamos Flowey, a nadie le hace mal algo de conversación*

A parte de hablar con Gaia me gustaba observar el paisaje, hay tanta nieve y es todo tan blanco que me parecía algo bastante increíble la verdad.

Me dijo que sí que me acompañaría, mis ojos brillaban como estrellas, y en mi boca asomó una sonrisa tan radiante que eclipsaría a la misma luna. Antes de dejarle seguir le agarré de la mano, me agaché un poco, y lo atraje hacía mi para darle un abrazo.

-Gracias, ¿tienes algún arma? -dije mientras le soltaba, dedicándole de nuevo una sonrisa, y una caricia en la mejilla. Nos dirigimos por un camino, le dijeron a Asriel que por ahí encontraríamos pistas sobre el paradero de Rody. De vez en cuando mientras íbamos hablando, le miraba de reojo con una mirada muy cariñosa, sentía que podría cuidar de él, y, sobre todo, protegerle. Me hizo una pregunta que me chocó un poco, pero no iba a ser tan maleducada de no responder.

-Soy de Lavengre, vine aquí para dar una vuelta, me dijeron que había una buena tienda de ropa, y me vine directa, todo en esa tienda es bastante caro, y no me sobra el dinero, así que solo compré lo que ves, por cierto, ¿tienes frio? -le pregunté acercándome a él, como si quisiera resguardarle del frio bajo mi abrigo, me preocupaba un poco eso, a pesar de que el llevaba un largo pelo por todo su cuerpo, o eso suponía.

-¿Y tú?, ¿qué me cuentas de ti?, ¿algún secretillo escondido que deba saber? -dije sonriéndome, obviamente lo último solo era una broma.

Me dió un abrazo un tanto inesperado, fué tan rapido y tan súbito que no tuve tiempo ni de avergonzarme si quiera. Tras el abrazo me preguntó que si tenía armas a lo cual le respondí que sí, dos de echo.

-Si, si que tengo. Se llaman ''Star slicers''

-No suelo llevar las fundas de las espadas muy a la vista por si acaso me tomaran como algún criminal o algo, nunca se sabe, jeje. Tras decir eso, me quité mis fundas de la espalda y se las enseñé. Tenían una funda algo simple, eran fundas moradas con el logo de la runa delta en ellas.

Desenfundé las dos espadas y se las mostré, unas espadas con el mango dorado con una especie de gema y con el filo blanco como el mármol. Estas estaban bastante afiladas y se puede ver simple vista. La verdad es que mis espadas me encantan, son parte del poco legado que tengo de mi familia antes de que huyera del castillo.

Respondiendo a mi pregunta, me dijo que era de Lavengre. Me quedé un poco en shock, ya que la gente de por ahí suele tener la fama de estar bastante gorda y sin embargo ella estaba muy en forma, o al menos eso parecía. También dijo que vino aquí por una tienda de ropa aunque dijo que era bastante cara y solo compró lo que llevaba puesto, seguro que el dinero de la misión le hacía bastante falta, lo que me animó aún mas a completarla y ayudar a esta chica. Tras eso me preguntó que si tenía frío, así que con toda la ternura que mi sonrisa y mis brillantes ojos verdes le respondí.

-Gracias por preguntar, tengo un poco solo pero nada que no pueda soportar o que no pierda cuando empecemos a entrar en calor

Me preguntó si tenía algún secretillo y me puse algo nervioso.

*¡ASRIEL! ¡Ni se te ocurra contarle nada de NUESTRO pasado!*

*¿Entonces que le digo? ¿Me invento algo?

*¡SÍ! ¡Pero que suene creíble o la tendré que matar con tus propias manos!

-Pues vengo de Dressrosa, en el Nuevo Mundo y vine aquí solo por curiosidad. Creo que sonó bastante creíble y que no sospecharía nada. La conversación duro poco más, ya que poco a poco llegamos al pueblo.

Star Slicers:

Después de responderme que tenía un poco, abrí mi abrigo, y le acerqué al interior del mismo, me agaché, y cerré mi chaqueta a su alrededor. Esperaba con todas mis ganas que no se sintiera incómodo por eso, pero no quería tampoco que enfermase.

-Espero que no te moleste, no quiero que enfermes, cuando esto termine, te llevaré a mi casa, y allí podré darte algo de ropa -dije con una gran sonrisa, sentía su cálido cuerpo, temblequeando levemente por el frio. Me gustaba la sensación del chico entre mis brazos, abrazándole firmemente, para calentarle. Me cuenta algo sobre él, creo que es una milonga, vamos a comprobarlo.

-Verás, no acabo de creerme lo que me has dicho, te he notado ligeramente nervioso cuando me empezaste a contar todo eso, si quieres que confíe 100% en ti, debes contarme la verdad -le susurré dulcemente al oído, no quería que lo tomase como una amenaza. Desde el principio lo notaba ensimismado, como si hablase consigo mismo, por eso noté algo extraño en él.

-Confía en mí, no te voy a hacer daño, a no ser que a daño le llames abrazarte -dije sonriendo, mientras le achuchaba entre mis brazos. Voy a intentar depositar toda mi confianza en él, si es capaz de contarme la verdad, confiaré ciegamente en el si me pillan por sorpresa y alguien debe protegerme.

ATENCIÓN, REPRODUCIR ESTO MIENTRAS SE LEE:

La chica me abrazó con su abrigo, calentando mi cuerpo y terminando con mi frío. Su abrazo se sentó bastante... familiar. Como los de mamá cuando era pequeño, me hizo sentir algo de nostalgia y mis ojos se tornaron llorosos por un momento, aunque me recompuse rápido.

-Muchas gracias Gaia, realmente lo aprecio Dije con una gran sonrisa. Tras eso, Gaia me hizo una pregunta, la cual me dejó claro que sabía que le había contado una mentira. Eso me hizo preguntarme algo ¿debería contarle la verdad? No creo que con esa información pudiera hacerme ningún mal pero... ¿que hay de Flowey? Quizás pensase que estoy loco si supiera eso de que tengo otra mente viviendo en mi... Así que decidí no contarle eso.

*Aish... Asriel, te juro que si pudiera matarte ahora mismo lo haría, de verdad, realmente eres un inútil. Dijo Flowey con un tono más de desesperanza que de enfado

*¡Oh venga! No pasará nada, de verdad. En fin, sentí que no podía mentirle, así que le dije la verdad.

-La verdad es que... Aish... Es dificil de explicar... Soy un príncipe de un pequeño reino habitado por toda clase de minks y ''monstruos'' llamado Tale. Un día, por unas circunstancias bastante personales acabé aparentemente asesinado por el reino vecino, ya que desde una antigua guerra ninguno de los reinos se llevaba bien. Y por el echo de resistir el impulso de atacar y matar a esas personas, intentar ser pacífico, a pesar de que podría haber acabado con esas personas ya que eran simples campesinos que solo me lanzaban piedras... incluso entonces yo podría haber sido capaz de matarlos... Acabé al borde de la muerte... Tras eso, la científica real del castillo me salvó, aunque muchas vidas cayeron por salvar la mía y lo peor, a espaldas de mis padres, los reyes. Le pedí a la científica jamás contar esto a nadie y yo huí de ahí para aprender a vivir con la culpa y llegar a ser más fuerte... Quizás en un futuro pueda volver, pero ¿por ahora? no lo veo claro... Quizás en un tiempo, cuando encuentre una manera pacífica de devolver el reino de Tale a su estado anterior... si encuentro la manera de perdonarme a mi mismo las vidas caídas en experimentos fallidos para que la mía se salvase... quizás y solo quizás volveré en un momento en el que de verdad pueda mirar a mis padres a la cara y decirles... ''Mamá, Papá... he vuelto''... quizás, si ese dia llegara por fin podría volver a su lado... Cuando todo esto ocurrió yo solo tenía unos 11 años y ahora tengo 17 y aunque aún mantengo algo de contacto con la doctora, casi no se nada de mis padres desde que huí de ahí. En fin esa es mi historia, ¿satisfecha? Recordar esto siempre es algo muy duro para mí y se me escaparon unas lagrimas juntos unos sollozos, aunque esto siempre me daba fuerzas y me llenaba de determinación.

-No te lo he comentado... pero siempre he sido un poco llorón... Avergonzado por esto, recobré la compostura lo antes posible y con una sonrisa cálida y reconfortante y con los ojos aún llorosos le dije

-Bueno, creo que va siendo hora de ir en busca de esa persona y capturarla ¿no? La verdad es que hablar de esto con alguien resultaba muy tranquilizador y reconfortante, y mas con aquella chica... Sinceramente, me sentía como nuevo y como si hubiese aliviado un peso de mi espalda, espero que ella me comprenda...

Escucharle hablar con dolor, solo consiguió ponerme sentimental, le abracé rápidamente hacía mi, quería tranquilizar sus sollozos, aliviar su alma dolorida.

-Mi pobre pequeño, yo cuidaré de ti si es necesario -dije abrazándole fuertemente, intentando que se calmase.

-Te comprendo, espero no haberte incomodádo, solo quería tranquilizarte un poco, y que veas que quiero ayudarte, en lo que pueda -le acaricié de nuevo la cara, y le dediqué una bonita sonrisa, y una cálida mirada, de esas que te hacen sentir dulzura en tu corazón.

-Tienes razón, vamos a por ese hombre, pero debemos tener cuidado, si ves algo que yo no vea dimelo... confío en tí -dije mirándole con orgullo.

Gaia se mostró algo triste también y con tono cariñoso me dijo que cuidaría de mi. Se la veía algo afectada por mi historia pero la verdad, no creo que fuese para menos, parecía salida de un best-seller, pero sin embargo era mi historia.

-Solo quiero decirte que muchas gracias por tu apoyo, me siento mucho mejor le dije con una sonrisa renovada y llena de alegría. Sin embargo esa conversación hizo mella en mi, me relajó bastante saber que al menos había otra persona en el mundo que lo sabía casi todo y no me juzgaba por nada y que además confiaba en mi.

-¡Claro! ¡Confía en mi! le dije bastante confiado.

Por fin llegamos al pueblo y la vista era totalmente distinta, de gente con abrigos y ropas caras de la ciudad al pueblo, donde la mayoría del pueblo parecían no entender ni lo que era un abrigo ''de marca''. Se veía que llevaban una vida bastante pobre y rudimentaria.

Decidí que lo mejor que podríamos hacer es buscar al hombre por las tiendas, si se les podía llamar así, o en algún tipo de plaza hasta descubrir información sobre él.

Después de un melancólico paseo, nos recompusímos, le miraba dulcemente mientras me decía que confiáse en el. No quería parecer muy pesada con el tema, pero sentía que me seguía ocultando algo. Trade o temprano saldrá a la luz lo que me oculta.

-Bueno, ya estámos aquí, abra que buscar en cada tienda, ¿nos separamos?, ¿o prefieres que vayamos juntos? -le pregunté, pues no quería mandar yo sola en esto, quería su opinión. Mientras esperaba su respuesta, observaba a mi alrededor, algo me decía que pronto tendríamos que movernos, para bien o para mal.

-Creo que lo mejor sería separarnos un momento, así podríamos abarcar más terreno en menos tiempo. ¿Nos vemos en una hora aquí mismo? Le dije a Gaia. Creo que sería la mejor idea ahora mismo que tenemos escasa información de aquel pintoresco sujeto.

Me fui hacia la derecha y me dediqué a preguntar a las personas sobre aquel hombre. Algunas personas me ignoraron, otras decían no tener idea... La verdad es que no fue una búsqueda demasiado exitosa por mi parte, o eso pensaba yo hasta que llegué a un extraño mercado, bastante simple la verdad, era una alfombra en el suelo con unos cuantos objetos extraños y un hombre sentado de rodillas en el medio. Aquel hombre me dijo que era un hombre que apareció no hace mucho por ahí, así que era un extraño. También me dijo que se ve de vez en cuando por el este del pueblo, cerca de un claro rodeado de arboles nevados.

Seguí buscando información, pero no encontré mucho más así que decidí volver al punto de encuentro con Gaia, sentarme y esperar a que volviera.

Caminé por todo el pueblo en busca de información de nuestro amigo, apenas nadie sabía de su existencia, algunos exclamaban con sorpresa si realmente estaba entre nosotros, o si solo era una chaladura mía.

-Buenos días, estoy buscando al hombre de esta foto, ¿lo han visto? -pregunté a un grupo de personas, con el cartel de se busca en la mano izquierda. Todos negaron con la cabeza, aunque en sus caras noté que estaban asustados.

-¿Es peligroso? -dijo una señora mayor.

-Creemos que puede serlo -dije de forma que pudiera aliviar su miedo. Después de preguntar y recibir negativas, volví a junto de Asriel.

-¿Tuviste suerte amigo? -dije sentandome a su lado, acostando mi cuerpo sobre el suelo.

Veía a Gaia acercarse hacia mientras su esbelta figuraba dibujaba ondas en el aire. No parecía muy satisfecha con su investigación la verdad, así que si mis sospechas eran ciertas tendríamos que buscar a la persona del cartel simplemente con mi información y un poco de sentido común. Mientras todo esto pasaba Flowey se mantenía demasiado callado para ser el, me extrañaba la verdad.

*Oye Flowey, ¿estás bien? Has estado muy callado.

*Si, si que lo estoy. ¿Para qué hablar si haces lo que quieres todo el rato, incluso dejando tu pasado al descubierto de una persona desconocida? Un estúpido como tu no merece mis palabras. Quizás esta vez Flowey tenía razón, no debí haberle contado mi historia, debería tener alguna mentira más convincente de mi lugar de origen para que esto no pasara de nuevo.

De repente escuché la dulce voz de Gaia, la cual hizo que dejara de estar ensimismado. Preguntó lo que había encontrado yo, a lo cual respondí lo siguiente.

-Bueno, a mi me han comentado que se le suele ver en un claro rodeado de árboles por aquí cerca, así que no tiene que estar muy lejos. ¿Que tal si vamos a buscar ese claro y le tendemos una trampa al hombre? Afirmé con determinación, dispuesto a emprender la búsqueda del malhechor.

-Que complicado de encontrar es, nadie supo decirme nada, incluso alguno y alguna me miró como si estuviera loca -dije mirando al cielo, con mis brazos debajo de mi cabeza. Ya no sabía por donde más buscar, hasta que Asriel dio una idea.

Me levanté como un resorte.

-Vamos entonces, investiguemos -dije agarrandole de una mano, e intentando que se levantara para ir a mirar a aquel lugar. Puede que encontrasemos algo interesante.

Gaia pareció estar de buen humor cuando le comenté que tenía un lugar por donde empezar, ya que ella recibió entre poca y ninguna información sobre el sospechoso hombre que buscábamos.

Tardamos poco en llegar al claro de los arboles donde supuestamente se encontraba el hombre de vez en cuando y propuse escondernos entre los matorrales. Estábamos bastante apretados lo cual no me molestaba nada, de echo, me gustaba bastante estar así. Decidía que mientras esperábamos lo mejor era hacer turnos para vigilar, así el otro podría estar descansado para atraparle. Le dije a Gaia que empezase ella y me despertara justo al anochecer. Poco a poco fue haciéndose la noche y yo ya estaba de guardia mientras Gaia descansaba. Una sombra se movía en el centro del claro y llamé a Gaia en silencio y le señalé con el dedo. No se veía muy bien lo que hacía, pero nada bueno seguro. Le indiqué a Gaia que le rodearía y saltaría hacia el por el otro lado, contaba con su apoyo en cuanto yo atacase.

Di la vuelta y me dispuse a saltar, cargué el electro en mis brazos y piernas y dí un salto hacia el y cuando creía que lo tenía, dió un grácil salto hacia atrás esquivandome, dejándome con la cabeza enterrada en el suelo.

-Hola ''amigo'' ¿donde está tu acompañante? Me dijeron que me estabais buscando para cobrar mi recompensa y he traído unos amigo que opinan lo contrario. Dió un silbido y de unos matorrales cercanos aparecieron unos hombre fornidos, armados de pistolas, cuchillos y machetes. Justo entonces activé electro, concentrándolo en mis manos mientras desenfundaba mis ''Star slicers'' preparado para la batalla mientras confiaba en que Gaia me ayudase y mientras sentía como Flowey se ''relamía los labios'' prácticamente.

Me dedicaba a descansar, cuando derepente vino Asriel a despertarme. Alguien nos rondaba, y era hora de atacar si era necesario. Se fue para hacer sus florituras, cuando se me ocurrió una pequeña idea. Convertiría en polvo mis manos, para entrar por su garganta y dejarle inconsciente, cortandole la respiración.

Cuando me di cuenta, había otro al que atacar, desde donde estaba, saqué una parte del polvo y me introduje en los demás. haciendoles a todos lo mismo. De la misma manera, le puse unas esposas fuertes al hombre, en manos y pies. Mientras veía como a los demás les mataba sin opción de nada más.

-Asriel cielo, dale un guantazo para dejarle inconsciente, le llevarémos al cuartel, piden más por su cabeza vivo que muerto -dije mirando al hombre a los ojos, mientras que veía desde el codo en adelante que todo era polvo.

No podía dar crédito a lo que veía, Gaia estaba asesinando lenta y dolorosamente a los secuaces y apresando al malhechor con polvo de sus brazos. Mis pupilas se empequeñecieron con una mirada de sorpresa y terror, nunca habría imaginado que una chica tan dulce como parecía ser Gaia estuviera matando a sangre fría a aquellas personas. También me dijo que noqueara al hombre de la recompensa, pero no podía pensar en eso ahora, no podía dejar que muriese nadie, así que con una mirada que tenía una mezcla de confusión y decepción le dije.

-¡No voy a hacer nada hasta que dejes de ahogar a esta gente! ¿Acaso tienes algún derecho para decidir quien vive y quien muere? ¿Nunca te has planteado que la gente que matas puede tener su vida, su familia, sus sueños y sus esperanzas, esperanzas que estás machacando al acabar así con tu vida. Aunque sea, ¿nunca has pensado que puedes conseguir dinero extra por los secuaces? Por favor... no los mates... Es lo más que le pude decir, parece que ella, al fin y al cabo, era como Flowey, vivía bajo la creencia de ''matar o morir'', y eso no siempre es verdad.

*MWAJAJAJAJAJA, ¡te lo dije Asriel! ¡Es por esto que no debes confiar en nadie! Aunque he de admitir que ahora me cae un poco mejor.

*Flowey... confío que en el fondo de su corazón ella sabe lo que es correcto, a diferencia de tí.

*¡CLARO QUE LO SABE, Y LO ESTÁ HACIENDO AHORA!

No podía permitir que nadie muriese, así que aquí mis acciones se dividen en dos:

Si decides parar: Parece que Gaia al final entró en razón, fuese por el motivo que fuese... me alegro mucho. Tras eso, me acerqué a ella.

-Puede que alguien te hiciera daño en el pasado, y que por eso seas así, pero no es tarde para cambiar y ser alguien bueno, yo pienso que todo el mundo, incluso la peor persona puede ser bueno, así que por eso... te recibo con los brazos abiertos. tras decir esas palabras y asegurarme de que los bandidos seguían atrapados pero no muriéndose, abrí los brazos y le ofrecí un abrazo reconfortador con una cariñosa y cálida sonrisa.

Si decides seguir: No podía permitir que nadie muriese, esa era mi convicción y eso iba a cumplir. Arrancaría rápidamente trozos de un pañuelo de mi mochila y se lo pondría en la boca a todos, protegiendoles de algo de polvo, lo máximo posible para que aguantaran más. Tras eso, con mis star slicers levantaría la tierra del suelo creando una gran nube de arena y polvo, cogí a los 2 maleantes de los brazos y el jefe se iría corriendo tras de mi. Tras un rato corriendo les dejaría detrás de un matorral bastante normal, sin nada significativo.

-Por que... ¿por que nos has salvado? Somos tus ''enemigos'', ¿no?.

-No pienso dejar que nadie muera. No te confundas, voy a llevaros antes la ley, pero no va a morir nadie aquí, ni siquiera gente como vosotros. Mas os vale quedaros aquí si no queréis morir de verdad. Tras decir eso salí del arbusto, me puse detrás de un árbol y me cambié a un atuendo mas adecuado, algo que me protegería mas del polvo.

Ropa de repuesto.:

Le miraba absorta, me daba dos opciones, igual que a ellos. Le miré con cierta compasión, bajé mi cabeza, cerré los ojos, respiré hondo, y sonreí.

-Está bien, no les haré más daño, en realidad quería dejarles inconscientes para que la captura fuese más rápida, pero tienes razón, es hora de que pare, y les ponga las esposas -dije mirándole con ternura, y con una sonrisa cariñosa. El polvo de mis brazos salía poco a poco de las gargantas y cuerpos de los hombres, y se convertían en grilletes alrededor de sus muñecas y tobillos.

-Dejaré que duerman lo que necesiten, cuando despierten, les sacaré las esposas de los tobillos para que puedan andar… -le dije, mientras le miraba a los ojos con especial delicadeza, -no quiero que tu forma de verme cambie, no me malinterpretes, tenía que neutralizarlos de algún modo, ¿no? -decía, hasta que le vi abrir sus brazos, me senté en el suelo, y esperé que viniera a sentarse en mis piernas para abrazarle cálidamente.

Sentía en su interior algo, como si tuviera una lucha interna, probablemente sean cosas mías, pero… ¿y si tiene doble personalidad, y su otra personalidad disfrutaba con lo que yo hacía?, la diferencia es que yo no lo hacía por placer, si no por trabajo y dinero. Supongo que estoy desvariando.

Gaia aceptó el dejar de matarlos y aceptó mi abrazo, decía que de alguna manera habría que neutralizarlos, sinceramente todo eso ya me daba igual, había logrado que Gaia cambiase sus acciones en ese momento, salvando así la vida de alguien lo cual me hizo sentir muy bien. Gaia se sentó mientras el polvo se ponía alrededor de las manos de los malhechores y les apresaba sin mayor daño. Me acerqué a ella y mientras le daba un abrazo dije.

-Gracias por no matarlos, si los mataras estarías su misma altura o más bajo aún, no quiero que nadie muera y haré lo posible para ello. Mientras lo decía la miraba con una mirada cálida y verde como mis ojos, aunque algo andaba mal, Flowey estaba rabioso por ver que otra vez me hacían caso y nadie moría, en lo más profundo de mis ojos se podía ver un brillo rojo, el brillo del alma de Flowey ''gritando de desesperación'' por no poder desplegar su poder, por suerte lo noté rápidamente.

-Oye Gaia, voy a recoger a los bandidos y nos vamos ¿vale? Con mi parte de la recompensa te invitaré a cenar y hablaremos tranquilamente, ¡he de admitir que me has caído genial! Dije mientras le dedicaba una sonrisa cálida con los ojos cerrados. Tras eso me levanté y fui a por los bandidos mientras intentaba que Flowey se calmase.

*¡Flowey! ¡Para! ¡Nos van a pillar imbécil!

*¿¡Y que más da?! ¡Pensaba que por fin podría salir a matar a alguien o ver a alguien morir, pero siempre tienes que fastidiarlo todo con tus cursilerías!

*Comprendo que quieras ver algo que te guste, pero si no se puede no se puede y punto, deja de llorar como un crío.

Tras esa regañina Flowey pareció calmarse, el pequeño brillo rojizo de mi mirada desapareció y mis ojos verdes volvieron a la normalidad, así que cogí a los hombres, los puse delante de mí y fueron andando delante de mí mientras les apuntaba con mis espadas, solo por si acaso.

Le miré con ternura, sabía que eso le haría feliz, y que le gustaría que le hubiese hecho caso. Le abracé de nuevo, y volví a sentir como si algo dentro de él no fuese bien.  Me ofreció una cena tranquila con su parte del botín de entregar a estos maleantes, asentí y le seguí cuando puso sus espadas detrás de los hombres para que anduviesen.

-Cuando terminemos aquí, me gustaría hacerte una pregunta, pero luego, hemos de entregarles primero -dije mirándole a los ojos, sonriendo, mientras el polvo de mis manos seguía apresando sus muñecas.

-Venga, andad, si no queréis que os de una patada en el culo para que os mováis -dije guiñándole un ojo a Asriel, pues no lo decía en serio, era solo para asustarles un poco.

Gaia me miró con simpatía y me dijo que luego me preguntaría sobre una cosa. Seguramente hubiera notado lo de Flowey, pero no valía la pena preocuparse por eso ahora, era feliz de ver que la Gaia dulce que yo conocí volvía. Bromeó con patearles los culos si no avanzaban rápido mientras me guiñaba un ojo, lo cual respondí con una pequeña risa.

No tardamos demasiado en llegar al cuartel de la ciudad y cobrar la recompensa, con un extra de 10000 berries por complice. Aproveché el estar en el cuartel para preguntar al encargado por un restaurante por aquí cerca. El hombre me miró con picardía, como si el hubiese malinterpretado el asunto aunque bueno, la verdad es que no me molestaría que pasara nada de eso, aunque ¿entre un humano y un Mink? Nah, eso sería imposible, me recordaba una y otra vez.

Salí del cuartel y le dije a Gaia.

-¿Vamos señorita? Dije con un tono encantador. Comenzamos a bajar al lugar y la verdad, estaba algo avergonzado, pero me gustaba ir con ella a cenar, me hacía sentir... ¿cómodo es la palabra? Si, creo que esa es la palabra que busco.

Una vez llegámos al cuartel, miraba a mi alrededor, buscaba a quien entregar a esta gente. Finalmente solté a los hombres, pues Asriel se había ocupado de todo. A uno de los que estában allí, le preguntó donde había un restaurante, me dejó un poco sorprendida, pero contenta. Nos merecíamos un descanso. Al hacer la pregunta, sentí que el chico nos miraba con picardía, a lo que me sonreí después por la reacción sonrojante de Asriel.

-Claro, vamos -dije mientras le dejaba paso delante de mi. Ahora que hemos terminado con esto, le veo más tranquilo, mas sereno, no sabría como describirlo realmente.

Caminábamos por las blancas calles con el brillo de las farolas y de la luna. Había gente por todos lados y, en especial, había muchísimas parejas por la calle por la que íbamos. Extrañado por eso miré a mi alrededor y caí que estabamos pasando por una calle llena de tiendas, floristerías, restaurantes y varias cosas más de parejas. En ese momento no evité sonrojarme, no me esperaba que hubiera un lugar así.

*Ese maldito policía... ¿de verdad pensaba que éramos enamorados o algo? ¿Por qué me dijo que fuera a este lugar? Llegamos a un restaurante bastante bonito, tenía una fachada blanca adornada con algunos matorrales y luces, en su mayoría, rojas. Esto cada vez me parecía mas bochornoso, ese maldito policía... ¡por su culpa voy a dar una imagen equivocada!

Invité a pasar a Gaia mientras le sostenía la puerta, al fín y al cabo soy un príncipe y debo comportarme como tal. Entramos y rápidamente nos pusieron una mesa para dos, eran unas mesas redondas con un mantel blanco y unas sillas bastante cómodas, además había un florero en medio de la mesa. Parecía que tardaban en traer la carta, así que lo mejor sería empezar una conversación de mientras.

-Bueno... eso de convertir tus manos en polvo, ¿como lo haces? ¿Como te sientes al hacerlo? Me llama mucho la curiosidad las personas que usan una akuma no mi y tu poder me llama mucho la atención. Aunque intentaba mantener la compostura, no podía evitar sentir algo de vergüenza por estar en un lugar así, era algo... bastante extraño para mi, no mucha gente quiere cenar con un Mink, sinceramente, y menos alguien como Gaia.