Un cazador por navidad (Gaia-Asriel)

Después de salir de allí, caminamos por una calle blanca con mucha gente y tiendas. Lo que más me chocó fue ver a tantas parejas. ``Seguro que el hombre que le dijo que viniera aquí lo hizo pensando otra cosa...´´ -pensé sonriendo, agaché por unos segundos la cabeza y volví a alzarla, echando mi pelo para detrás. Asriel estaba muy callado, ¿qué le ocurría?, seguramente será porque está avergonzado de estar aquí.

-Tú también, ¿verdad? -dije sonriendo, mientras miraba a sus ojos. Noté que se sonrojaba.

-Por si no sabes a que me refiero, me refiero claramente a estar en este lugar, un poco de vergüenza, ese policía nos ha confundido -comenté en voz baja, cerca de su oído, no quería que nadie escuchase lo que le estaba diciendo.

Llegamos después de una caminata por aquellas calles que transmitían amor, a un restaurante, Asriel me sujetó la puerta para que pudiese pasar.

-Muchas gracias -dije con una reverencia a modo de broma. ``Que chico más bueno´´ -pensé yo cuando me dejó pasar sujetando él la puerta. Nos sentamos, y esperamos un rato, mientras nadie venía, Asriel fue el primero en sacar un tema, mi akuma, era de esperar. Sonreí ante su curiosidad.

-Es fácil, solo tengo que pensar que mis manos o mi cuerpo son de polvo, entonces mis manos empiezan a desaparecer -dije mientras levantaba una mano, convirtiendo solo mis dedos en polvo, y al momento volviéndome normal -y sentir, no siento nada, simplemente es como si mis dedos nunca existieran, yo si me convierto completamente en polvo me puedo mover a donde quiero, puedo ver a través del polvo, si intentan hacerme daño, es imposible, pues soy polvo, no físicamente atacable -digo mirando a mi alrededor, esperando que nadie hubiera visto lo que hice, no da buena imagen lo que acabo de hacer en un restaurante.


-Lo que tiene de malo, es que no puedo nadar, y antes de comerme la fruta, me encantaba, pero ahora, solo puedo deleitarme viendo el mar desde la playa -dije con un tono melancólico, jugando con un dedo en el borde de la copa que tenía delante, con una cara más bien entristecida. Rápidamente me despejé, no quería estar así, así que comencé otro tema.

-Y bueno, ¿tú que?, sé que tienes un secreto, y se te nota a leguas -dije sonriendo, esperaba que se diera cuenta que hablo de eso que lleva dentro de él.

-Cuando estaba… dejando k.o a nuestros amigos de antes, sé que lo que decías era en serio, pero noté en tu mirada algo que me decía que siguiera, una mirada más cruel de lo que sueles tener -dije sacándome la chaqueta, y poniéndola en el respaldo de la silla, para después cruzar mis brazos y apoyarme en la mesa. En mis brazos se veían mis tatuajes, y en mi cuello una chapa militar de mi padre.

La explicación que me dijo me dejó fascinado, me encantaría saber lo que se siente pero solo me gustaría hacerlo con una única afinidad, el rayo, pero por mala suerte la portadora de su fruta es la princesa Azula, una de las princesas mas frías y fuertes que existen por lo que mis sueños eran solo eso, sueños. También nombró que le gustaba mucho nadar y que por culpa de la fruta ya no podía nadar, me hizo sentirme un poco mal ya que jamás podrá volver a hacer algo que le gustaba, pero supongo que el cambio no fue nada malo.

Poco después Gaia me dijo que si ocultaba algo y notó lo de Flowey, que en el fondo de mi mirada había una mirada de alguien que disfrutaba del dolor. No iba a contarle lo de Flowey, por mi bien y por el suyo, por suerte tengo ya practica en ocultar esto.

-Nah, seguramente fuesen imaginaciones tuyas. Yo odio que la gente tenga que morir y me encanta salvar a todos los que estén mi mano. Nadie merece morir, si no, estaríamos a la misma altura que los que persiguen los cazadores de recompensas o la marina. La verdad, no me avergüenzo de Flowey, simplemente no es alguien del cual me guste hablar.

Justo tras mi respuesta llegó el camarero con la carta de pedidos y todo estaba lleno de cosas deliciosas, carnes, pastas, pescados... hasta ensaladas y para terminar, había hasta postres con pinta deliciosa.

-Yo quiero... unos ravioli con salsa de 4 quesos y un vaso de agua por favor, ¿tu que vas a querer Gaia? Le pregunté con una sonrisa, la verdad es que hace mucho que no vengo a un restaurante a comer y la verdad es que venía con bastante hambre así que esto me saldrá bastante caro.

Me explicó que a él también le hubiera gustado manejar algo, como el rayo, pero que esa fruta ya la tenía alguien. Me sorprendió que supiera de quien era cada fruta. Pero no me sorprendio tanto como la mentira que me dijo. ¿Que eran imaginaciones mias?, y un cuerno.

-A ver, no quiero forzarte, ni hacerte sentir mal, solo te digo lo que SI he visto -recalco fuerza en el si, pues sé lo que he visto, hasta la fecha no estoy ciega.

-Sé que he visto algo oscuro en tu mirada, no temas decirmelo, no te haré daño sea lo que sea, sé que puedes controlar sea lo que sea -Dije poniendo mi mano sobre la suya, dedicandole una sonrisa sincera, y una mirada cariñosa. Esperaba que de algún modo confiase en mi.

Poco después llegó la camarera a pedirnos la comanda. Primero pidió Asriel, pobre, debe tener hambre.

-Yo quiero una lasaña vegetal por favor, y una copa de vino blanco, y a mayores una botella de agua pequeña -dije mirando a la camarera, que se quedo brevemente sorprendida por que pidiera agua y vino.

-El vino me gusta, pero me suele dar sed -añado mirando con una risa con boba a Asriel.

*... Cuentaselo, total, ya conoce la historia completa así que ¿para que ocultarme? Lo mejor que puede pasar es que te tome por un loco Parece que Flowey dejaba que supiera de su existencia, así que bueno, lo mejor es decírselo. Esperé a que acabara de pedir y la camarera de tomar nota, tras eso le conté todo sobre Flowey.

-Bueno, ¿recuerdas mi historia? Pues el experimento para devolverme la vida me dejó de secuela una doble mente, como otro ser dentro de mi, llamado Flowey. A veces sueño con el y es una flor con pétalos amarillos aunque carece de alma, solo tiene la voluntad de matar y manipular a todos y desde ese momento llevo controlandolo para que saliese lo menos posible. Espero que no me tomase por loco, era la primera persona a la que se lo decía desde hace mucho tiempo y no se como reaccionaría.

Mientras me contaba su historia, me sorprendía, me esperaba algo así, aunque no dejaba de ser algo sorprendente. Le escuchaba atónita, mientras le miraba a los ojos con una cálida sonrisa. Acariciaba su suave mano. Me dispuse a mirarle a los ojos, una vez termino de hablar.

-Escuchame, se lo que has debído de sufrir, no te voy a juzgar por ese doble pensamiento, pues te ha devuelto la vida, y es lo que cuenta, más aún si puedes mandar sobre él -dije con cariño, comprendía el por que no quería contarme nada.

-Ahora me dirijo a tí Flowey, intenta ser bueno... -hice una pausa mirando hacía la mano que acarícia la suya, y retorné la vista a sus ojos -pero procura no matarme mientras duerma -dije sonriendo, pues soy una chica divertida, no me lo tome a mal en absoluto, era perfectamente entendíble el hecho de que no quisiera contarlo.

-Por cierto, Flowey, sal solo si te necesitamos para pelear, mientras tanto, deja que Asriel esté conmigo -le miraba a los ojos con cariño -es un chico muy dulce -dije para acercarme a darle un beso en la mejilla.

Nos interrumpió la camarera trayendo nuestra comida, le seguía mirando mientras sonreía, me daba igual que la mujer estuviese allí.

-Aquí tienen, buen provecho -dijo la mujer sonriendo, dejando nuestra comida enfrente de nosotros.

-Que aproveche querido -dije cogiendo mi tenedor y mi cuchillo, para degustar lo que olía tan bien.

Gaia pareció habérselo tomado bien, no me tomó por un loco y parece que comprendió a la perfección el por que era así. Por primera vez en mi vida recibí una calida sonrisa en vez de una cara de ''este Mink está loco'' ni nada por el estilo. No pude evitar responderle con una sonrisa aunque no comprendía bien como alguien no me tomaría por loco.

Tras eso se dirigió a Flowey diciendole que tratase de ser bueno y digamos que Flowey no se lo tomó muy bien, podía escuchar sus pensamientos genocidas y sus ganas de clavarle el primer objeto afilado que tuviese a mano en la garganta, por suerte para todos seguía sin tomar el control.

*¿Que no la mate? ¿¡QUE NO LA MATE?! Si por mi fuese ya estarías muerta y siendo usada de caja de arena por los simios que viven en esa isla Flowey estaba enfadado pero lo mejor cuando se pone así es ignorarlo, si no se te mete en la cabeza y saca algo de provecho.

-No te preocupes por eso Gaia, se muy bien como tener a Flowey bajo con... No me dio tiempo a terminar la frase cuando Gaia me dió un beso en la mejilla a lo que no pude hacer otra cosa más que ruborizarme y delizarme por el respaldo de mi silla hasta ser tapado por la mesa.

*¿Que ha pasado? ¿Por qué me he puesto así? Maldita sea, tengo que recobrar la compostura. Poco a poco me levanté otra vez y acomodé bien mi silla. Tenía planeado dar una disculpa pero una camarera nos interrumpió dejando la comida que habíamos pedido.

-Igualmente. Respondí con un tono algo vergonzoso, pero feliz de estar ahí, ¿que me estaba pasando? Ni yo mismo lo sabía muy bien, pero era algo bueno.

-Bueno, se de donde vienes pero no se nada de ti como persona, dime, ¿que te gusta hacer en tu tiempo libre? Pregunté aún algo ruborizado mientras cenábamos, ya que quería alargar el estar con ella lo máximo posible, con ella sentía algo que hace mucho que no sentía, que alguien me comprendía, sabía mi pasado y aún así seguía aquí, conmigo.

Después de ponerse colorado y esconderse bajo la mesa, me sonreí.

-Eres un poco tímido, ¿eh?- dije sonriendo por como se puso.

De nuevo se levantó, y empezámos a comer. Me decía que no sabe nada de mi a parte de mi nombre.

-Pues la verdad, no hay mucho que decir, soy la hija de un marine retirado, no quise seguir sus pasos, pero si que quería estar cerca de el, así que me hice cazarecompensas, crecí, y poco más, mis aficiones son simples, me gusta pintar, esmerarme con mis armas y ser aceptada por todos, esa es una buena afición -dije sonriendo.

-¿Y que me cuentas de ti?, pequeño tímido -le digo bromeando, mientras me acerco a el, para darle otro beso, esta vez un poco mas cerca de su boca.

Gaia me dijo que era algo tímido y sí, tenía toda la razón, pero yo he sido así desde hace tiempo y además, hace mucho que nadie me daba muestras de cariño, pues los últimos que las hicieron fueron mis padres la última vez que los vi... Pero ella me hacía sentir algo especial, no se que puede ser pero el corazón me latía a mil por hora.

Gaia contestó a mi pregunta y resulta que su padre era un ex-marine, bastante interesante la verdad, ella cazarrecompensas y su padre marine, juntos tendrían que ser un duo temible seguramente para cualquier criminal. Saber eso me hizo recordar los momentos que pasaba con mi padre entrenando y riendo, para ser un rey era alguien extremadamente amable y me hubiera gustado seguir sus pasos en fin este no era el lugar para ponerse melancólico, al fin y al cabo esto ahora era una cita de verdad. También me explicó sus gustos, algo que me interesaba, sobre todo la de pintar, ¿como pintará esta chica? Le pediré que si puede hacerme un dibujo, pero después de la cita.

Tras eso me hizo la misma pregunta a mi y volvió a bromear con lo de tímido y esta vez se acercó una vez mas a darme un beso, esta vez no fué en la mejillas, si no a medio camino entre la mejilla y la boca. No podía creerlo, pero así era quizás yo... ¿le gusto? ¿Podría ser amor esto que está en el aire de verdad? No podía aguantarlo más, tenía que descubrirlo a la fuerza así que hice de tripas corazón y me lancé con una jugada clásica pero que no me dejaría dar vuelta atrás.

Bueno... hay una cosa bastante oculta de mi y no me gustaría que la gente de cerca lo supiese, ¿puedes acercarte un momento, por favor? Dije mientras acercaba mi cara a la suya, estaba tan cerca que podía observar sus ojos relucir a la luz de la luna, que entraba por una ventana que realzaba su belleza aún más. Estaba tan cerca que ya no había vuelta atrás.

-Bueno... lo que te quería decir es que... No lo aguanté mas y le di un beso en sus labios. Fue un beso tan dulce que ni la miel se podría comparar. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho y ni si quiera sabía si había hecho bien al dar ese paso hacia adelante. Cerré los ojos deseando que ese momento se alargase lo máximo posible. Tras eso me separé un poco de ella y le dije.

-Me gustas, en el día de hoy he sentido cosas que nadie me había hecho sentir y creo que esta el la mejor forma de decírtelo, siento si te ha molestado. Sentí como el corazón me latía a mil por hora y como mi cara estaba extremadamente roja y espero que esto saliese bien.

Cuando le di el beso, me pareció que se había vuelto a sonrojar, pero fueron cosas mías. Quería contarme algo de cerca, así que me acerqué a el.

-Dime cielo -dije, cuando me di cuenta, me estaba besando, cerré los ojos y me dejé llevar.

Un beso con un Mink, era algo indescifrable para contar. Cuando terminó el beso, me dijo que yo le gustaba, y que llevaba un rato pensando en cosas. Sentía que el corazón se me iba a salir por la boca. Un calor que subía por todo mi cuerpo. No estaba nerviosa, solo excitada.

-Tu a mi también, sino no te hubiera dado ese beso, ni te hubiera dejado darmelo tu a mi -dije acariciando su cara, sonriendo con una gran calidez. Me gustaba, pero no sabía hasta donde podíamos llegar.

Le volví a acariciar, y le junté hacía mi suavemente.

-Me gustaría que cuando saliesemos de aquí, me acompañases a mi casa -dije susurrandole en una de sus orejitas. -Quiero invitarte a mi casa a dormir... o lo que surja -eso último lo dejo en el aire, a modo de proposición indecente, veríamos que ocurre.

¡Genial! ¡Todo salió tal y como planeaba! Al parecer los dos sentíamos lo mismo, me quité un gran peso de encima al haberlo dicho y al haber sido correspondido. No había palabras para expresar la alegría y... ¿calor? Sentía como mi cuerpo ardía por dentro. Me encontraba algo excitado y era normal, al fin y al cabo estaba teniendo un momento bastante íntimo con una chica como ella es decir, ¡mírala! Tenía una figura digna de una diosa, musa de artistas y unas curvas en las que cualquier persona se perdería y no le gustaría encontrarse de vuelta. Bebí un poco de agua para intentar calmarme un poco.

-Me has quitado un gran peso de encima guapa. Dije con una sonrisa mientras ella acariciaba mi cara.

Tras eso me acercó junto a ella y me invitó a su casa a dormir o... lo que surja. comprendía perfectamente lo que pasaba y no creía que esto fuese a pasar, pero sin embargo ahí estaba. Era imposible esconder el fuego de la pasión que se había despertado justo aquí entre nosotros.

-Acepto encantado preciosa. Contesté con una sonrisa algo pícara, pues sabía lo que iba a pasar y estaba deseando que llegase es ''lo que surja'' tras la cena.

Aceptó, se dibujó en mi boca una sonrisa calida y apasionada. No sabía como ibamos a hacer, pero iba a ser interesante descubrirlo.

-Bien, en cuanto salgamos de aquí irémos para mi casa -le susurré al oído, con dulzura, no sin antes darle un beso muy ligero en la boca, me acerqué a el para darle un abrazo. Y sentirle cerca de mí.

Una vez terminamos de comer, llamé a la camarera para pagar la cuenta.

-UNAS HORAS DESPUÉS-

Pasó, finalmente, pasó lo que ambos ansiábamos, sabíamos perfectamente que ibamos a ser presa fácil de la pasión. Pero volviendo a lo que nos concierne. Miraba a Asriel, yo mientras hacía el desayuno, me miraba también, sonreía de vez en cuando, mientras con una espatula removía los huevos revueltos. Que después de un rato sin darme cuenta, casi parecían puré.

-Bueno, creo que ya podémos desayunar -dije sonriendo, dejando en la mesa los platos con los huevos, dos boles de cereales, un zumo de naranja para cada uno, y un par de tostadas.

-Espero que te guste -dije sentandome en una de las mesas, sintiendo aun el ambiente calido de lo que había ocurrido.

-Después de irte de aquí, ¿a donde irás? -pregunté con curiosidad, mientras miraba sus ojos, y me metía en la boca una tostada.

Las horas en el reloj habían pasado y cada vez era mas distante aquella noche, el sol que entraba por la ventana bañó mis mejillas con su luz, despertándome como en una armonía mientras me reincorporaba, no, no había sido un sueño, esa noche fue real.

Gaia preparaba el desayuno y no podía dejar de mirarla y sonreir, será una pena dejarla aquí cuando vuelva a partir, al fin y al cabo, no me puedo quedar aquí.

*Vaya vaya, pero mira quien se ha despertado, si es el príncipe pervertido Dijo Flowey, ya tardaba en molestarme la verdad, aunque decidí ignorarle, esta mañana me apetecía desconectar del mundo que me rodeaba.

Un rato mas tarde, mientras desayunábamos, Gaia y yo empezamos a hablar, me preguntó que si me gustaba a lo cual yo asentí con la cabeza efusivamente, pues tenía la boca llena, pero a la siguiente pregunta, es decir, que a donde iría ahora tuve que contestar con palabras, así que dejé los cubiertos encima del plato un segundo y respondí.

-Bueno, la verdad es que no lo sé, no tengo un rumbo demasiado cierto a día de hoy así que creo que a donde me lleven mis piernas, aunque eso si, a cualquier lugar para mejorar y hacerme más fuerte, necesito proteger a la gente que viaje a mi lado en un futuro Tras decir eso solté una leve sonrisa de felicidad, me alegró conocerla y que me recordase mi propósito, proteger a la gente que confía en mi.

Mientras desayunaba, poco a poco me entristecía, pero a la vez me alegraba por él, sabía perfectamente lo que quería, y eso era bueno.

-Me da pena oírte decir que te irás, pero bueno, es tu deber, seguramente nos volveremos a encontrar, o eso espero, en cualquier caso, puedes quedarte el tiempo que quieras -dije mientras continuaba mi desayuno con un trago del zumo de naranja.

Deambulaba mi vista de un lado a otro de mi casa, cuando él se fuese la notaría muy vacía. Intentaría que Asriel se quedase todo el tiempo posible, todo el que se pudiera permitir.