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Después de todo, la gran tormenta que asoló el mar durante tu travesía no fue tan peligrosa. El barco en el que viajabas sufrió ciertos daños, pero nada que no se resolviese parando en Skyros, un reino bastante peculiar. Viajabas en el barco de unos mercantes que se ofrecieron a llevarte a cambio de que les ayudases durante las travesías con las mercancías. Llegasteis a Skyros al atardecer. El ocaso estaba en su máximo esplendor. Los tonos dorados del cielo se fundían con el mar creando una de las vistas más hermosas para los ojos de cualquier humano.
El capitán del barco baja hasta el muelle para hablar con los estibadores. Por las caras de los trabajadores al mirar el barco no parecen buenas noticias. Es mejor atender la puesta de sol, por lo menos alegra la vista. El otro tripulante, Dave, se te acerca por detrás y pasa la mano por tu hombro con suavidad. ¡Menudo susto! Que sigiloso es el marinero. En cuanto lo ves, se para a tu lado esbozando una sonrisa. Es alto y muy delgado, con el cabello tan negro como el carbón.
-Esto va a ir para largo - masculló -. Espero que podamos entregar las mercancías a tiempo. Lo siento por ti, el mar estaba enfadado y probablemente tendrás que buscarte otro método de viaje. Si no te importa esperar...
El marinero te da a elegir si quieres quedarte con ellos el tiempo que dure la reparación o si deseas irte por tu cuenta. Pero mientras te lo piensas, ¿por qué no disfrutas de la puesta de sol? Es un momento muy bonito, sobre todo por tu acompañante, el cual está demasiado pegado a ti.
El capitán del barco baja hasta el muelle para hablar con los estibadores. Por las caras de los trabajadores al mirar el barco no parecen buenas noticias. Es mejor atender la puesta de sol, por lo menos alegra la vista. El otro tripulante, Dave, se te acerca por detrás y pasa la mano por tu hombro con suavidad. ¡Menudo susto! Que sigiloso es el marinero. En cuanto lo ves, se para a tu lado esbozando una sonrisa. Es alto y muy delgado, con el cabello tan negro como el carbón.
-Esto va a ir para largo - masculló -. Espero que podamos entregar las mercancías a tiempo. Lo siento por ti, el mar estaba enfadado y probablemente tendrás que buscarte otro método de viaje. Si no te importa esperar...
El marinero te da a elegir si quieres quedarte con ellos el tiempo que dure la reparación o si deseas irte por tu cuenta. Pero mientras te lo piensas, ¿por qué no disfrutas de la puesta de sol? Es un momento muy bonito, sobre todo por tu acompañante, el cual está demasiado pegado a ti.
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- Al menos ya acabó todo ese insoportable balanceo - El último día a bordo del barco había sido bastante más movido de lo que le gustaría a cualquier persona normal, eso y que el pelinegro no era alguien muy normal provocaba que su mal humor reluciera sobre todo lo demás.
Vestía su indumentaria habitual: camisa, pantalones y zapatos negros junto a la corbata roja con la camisa blanca. Había salido a la cubierta tan rápido como se había dado cuenta de que el barco estaba detenido, la brisa tocaba su rostro a la vez que provocaba pequeñas alteraciones en su su peinado, esto irritaba al muchacho pero pronto el atardecer captó su atención provocando que todo lo demás dejara de importar.
- Es como esos días... - Los recuerdos invadían la mente del pelinegro. Recuerdos de cuando todavía vivía con su familia, recuerdos a los que se resistía pero que ese cielo con tintes dorados habían evocado. Pero todo tiene su final. Un leve contacto a la altura del hombro del pelinegro provocó que éste recuperara la consciencia de lo que lo rodeaba, eso unido al desagradable tono de voz del culpable de todo hicieron enfadar de nuevo a Aetiel. Apenas un segundo después de sentir el contacto por parte de Dave el pelinegro había tomado su Baretta y la sostenía justo en su entrepierna.
- Creo que iré a dar un paseo por ahí - Fue la única respuesta del pelinegro a la vez que quitaba el seguro de la pistola. Segundos después comenzaría a descender hacia el puerto con la esperanza de dejar atrás a ese pesado de Dave.
Vestía su indumentaria habitual: camisa, pantalones y zapatos negros junto a la corbata roja con la camisa blanca. Había salido a la cubierta tan rápido como se había dado cuenta de que el barco estaba detenido, la brisa tocaba su rostro a la vez que provocaba pequeñas alteraciones en su su peinado, esto irritaba al muchacho pero pronto el atardecer captó su atención provocando que todo lo demás dejara de importar.
- Es como esos días... - Los recuerdos invadían la mente del pelinegro. Recuerdos de cuando todavía vivía con su familia, recuerdos a los que se resistía pero que ese cielo con tintes dorados habían evocado. Pero todo tiene su final. Un leve contacto a la altura del hombro del pelinegro provocó que éste recuperara la consciencia de lo que lo rodeaba, eso unido al desagradable tono de voz del culpable de todo hicieron enfadar de nuevo a Aetiel. Apenas un segundo después de sentir el contacto por parte de Dave el pelinegro había tomado su Baretta y la sostenía justo en su entrepierna.
- Creo que iré a dar un paseo por ahí - Fue la única respuesta del pelinegro a la vez que quitaba el seguro de la pistola. Segundos después comenzaría a descender hacia el puerto con la esperanza de dejar atrás a ese pesado de Dave.
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Mientras te das la vuelta, Dave gira y se queda mirándote con cara de pena tu marcha. Murmura algo "Ya caerá, ya", pero no llegas a escuchar lo que es. Podrías ir y preguntarle, pero al parecer no te cae muy bien por como te trata. Si, lo mejor será que te vayas y pierdas de vista el barco. Estás en un reino medieval enorme, no te faltarán cosas que hacer para despejarte. Eso si, apúrate antes de que anochezca. La noche es oscura y alberga horrores.
Abandonas el muelle sin prisa. Menudo rollo, ¿no? Miras a tus alrededores, pero solo hay los típicos puestos de comercio y tiendas. Si quieres echar un vistazo, adelante, no tienes ninguna prisa.
Después de aquello, tienes tres caminos para ir hacia el centro de Skyros. En la plaza suele haber cosas interesantes, así que por investigar que no quede. Los tres caminos están un poco desastrosos y tienen pinta de ser turbios, pero la gente se mete igual por ellos. Piensa bien por cual te metes, no conoces lo suficiente los peligros del Reino.
Abandonas el muelle sin prisa. Menudo rollo, ¿no? Miras a tus alrededores, pero solo hay los típicos puestos de comercio y tiendas. Si quieres echar un vistazo, adelante, no tienes ninguna prisa.
Después de aquello, tienes tres caminos para ir hacia el centro de Skyros. En la plaza suele haber cosas interesantes, así que por investigar que no quede. Los tres caminos están un poco desastrosos y tienen pinta de ser turbios, pero la gente se mete igual por ellos. Piensa bien por cual te metes, no conoces lo suficiente los peligros del Reino.
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- Ya era hora de librarse de ese tipo, era demasiado molesto - Era el pensamiento que ocupaba la mente del pelinegro mientras éste se alejaba lentamente del puerto, dejando atrás la embarcación que lo había llevado hasta esa isla. Solo tuvieron que pasar unos minutos para que el descenso de luz solar captara la atención de Aetiel, cambiando así de nuevo sus prioridades.
- Pronto oscurecerá y además no se mucho de este lugar, lo mejor será encontrar un lugar donde alojarme y pasar la noche - Decidido, Aetiel tenía claro que debía encontrar un lugar donde resguardarse durante la noche y donde además pudiera obtener algo de información sobre la isla a la que había llegado. Lo que le hizo llegar a la rápida conclusión de que tomaría el lugar que llevara al centro de la población, ya que dedujo que allí habría algún hostal o algo parecido donde pasar la noche, o quizás fuera el lugar más concurrido de la localidad y al menos podría preguntar la localización de alguno.
- Pronto oscurecerá y además no se mucho de este lugar, lo mejor será encontrar un lugar donde alojarme y pasar la noche - Decidido, Aetiel tenía claro que debía encontrar un lugar donde resguardarse durante la noche y donde además pudiera obtener algo de información sobre la isla a la que había llegado. Lo que le hizo llegar a la rápida conclusión de que tomaría el lugar que llevara al centro de la población, ya que dedujo que allí habría algún hostal o algo parecido donde pasar la noche, o quizás fuera el lugar más concurrido de la localidad y al menos podría preguntar la localización de alguno.
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Buena elección. Ir hacia el centro de la isla es lo mejor siempre, allí, aunque sean horas tardías siempre suele rondar la gente por sus pequeños puestos de mercado. Además, sería raro no encontrar alguna posada decente a estas horas, probablemente la mitad estén llenas, pero siempre pueden hacerte sitio en algún rincón. Lo importante es pasar la noche resguardado y dormir cerca de un fuego alentador.
Recorres la calle por la calle que te metiste. Resulta que has escogido la más larga, esperemos que no acabes perdido. De repente, escuchas un grito cerca de unos metros delante de ti. Tres hombres fornidos están asustando a una joven muchacha, parece que quieren robarle. La chica te pide ayuda dado que eres el único que está cerca. En tu mano está si quieres salvarla o pasar de largo.
-¡Cállate! - Vociferó el que la tenía agarrada de un brazo -. ¿Y tú que miras?
La muchacha, a pesar de todo, te mira con sus ojos vidriosos esperando encontrar algo de piedad en ti o cualquiera persona que se precie a ayudarla; sin embargo... meterse en problemas puede ser peligroso. En fin, ¿la ayudas o pasas de largo?
Recorres la calle por la calle que te metiste. Resulta que has escogido la más larga, esperemos que no acabes perdido. De repente, escuchas un grito cerca de unos metros delante de ti. Tres hombres fornidos están asustando a una joven muchacha, parece que quieren robarle. La chica te pide ayuda dado que eres el único que está cerca. En tu mano está si quieres salvarla o pasar de largo.
-¡Cállate! - Vociferó el que la tenía agarrada de un brazo -. ¿Y tú que miras?
La muchacha, a pesar de todo, te mira con sus ojos vidriosos esperando encontrar algo de piedad en ti o cualquiera persona que se precie a ayudarla; sin embargo... meterse en problemas puede ser peligroso. En fin, ¿la ayudas o pasas de largo?
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Entre luces y sombras Aetiel avanza hacia el interior de la isla, pronto se da cuenta de que el camino que ha elegido es bastante extenso ya que apenas es capaz de ver el final. Lejos de sentir frustración lo ve como una manera de despejarse y olvidar todo lo relacionado con el viaje y esos molestos marineros cazadores de hombres.
Apenas llevaba unos metros recorridos cuando algo capta la atención del pelinegro, a uno de los lados del recorrido se ha montado un pequeño alboroto. Movido por la curiosidad decide desviarse ligeramente hacia ese lado haciendo parecer que simplemente pasaba por allí y así poder ver que es lo que estaba pasando. Cuando la distancia es suficiente como para ver y escuchar claramente a los implicados, a los oídos del pelinegro llega una especie de súplica, varios hombres parecían molestar a una joven.
- Tranquilo amigo solamente quería pediros algo de ayuda, ¿sabéis cuanto falta hasta la posada más cercana? - Mientras hablaba con esos hombres el pelinegro buscaba la manera de librarse de esos tres sin llamar demasiado la atención, además no sabía nada sobre ellos y tenía que ser precavido. Eran tres contra uno, porque el pelinegro pensaba que la mujer no podría ayudarlo sino ella misma se habría ocupado de ellos.
Aetiel esperaba haber ganado algo de tiempo usando sus habilidades interpretativas ( excelencia espía extraordinario) pero como precaución el pelinegro usaría su haki de armadura para formar una leve armadura alrededor de sus brazos por si las cosas no iban del todo bien.
Apenas llevaba unos metros recorridos cuando algo capta la atención del pelinegro, a uno de los lados del recorrido se ha montado un pequeño alboroto. Movido por la curiosidad decide desviarse ligeramente hacia ese lado haciendo parecer que simplemente pasaba por allí y así poder ver que es lo que estaba pasando. Cuando la distancia es suficiente como para ver y escuchar claramente a los implicados, a los oídos del pelinegro llega una especie de súplica, varios hombres parecían molestar a una joven.
- Tranquilo amigo solamente quería pediros algo de ayuda, ¿sabéis cuanto falta hasta la posada más cercana? - Mientras hablaba con esos hombres el pelinegro buscaba la manera de librarse de esos tres sin llamar demasiado la atención, además no sabía nada sobre ellos y tenía que ser precavido. Eran tres contra uno, porque el pelinegro pensaba que la mujer no podría ayudarlo sino ella misma se habría ocupado de ellos.
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La noche pinta bien. La chica ve tus intenciones con tan solo mirarte a los ojos e incluso esboza una leve sonrisa casi inapreciable. El matón que la estaba sujetando escupe al suelo, enfadado por la clase de pregunta que le acabas de hacer. Será por gente a la que preguntar, la verdad es que podías haberlo entretenido con algo más creíble. El matón se acerca hacia ti, mientras aprieta los puños con fuerza e incluso se le nota la vena de la sien un poco hinchada. Está bastante enfadado.
Uno de los hombres no ha dejado de sujetar a la muchacha y el otro está bastante ensimismado al veros a ti y a su compañero. La chica, astuta, le da una patada en la entrepierna al que la agarra y se escabulle del matón que intenta cogerla. Rauda y veloz se esconde detrás de ti y notas como sus manos temblorosas rozan tu espalda.
-¡Imbéciles! - Bramó enfurecido -. Chico, vete de aquí y no te haremos nada, solo queremos a la muchacha.
-¡No! - Gritó ella -. Por favor, ayúdame... Una vez los ves no te dejarán en paz.
El matón se sigue acercando a vosotros, quizás deberías retroceder con tu nueva acompañante. Los otros dos hombres sacan sus armas, un bate cada uno. Eso suena a pelea... Bueno, tal vez quieras enfrentarte a ellos o a lo mejor huir es más simple. ¿Qué es lo peor que podría pasar en Skyros?
Uno de los hombres no ha dejado de sujetar a la muchacha y el otro está bastante ensimismado al veros a ti y a su compañero. La chica, astuta, le da una patada en la entrepierna al que la agarra y se escabulle del matón que intenta cogerla. Rauda y veloz se esconde detrás de ti y notas como sus manos temblorosas rozan tu espalda.
-¡Imbéciles! - Bramó enfurecido -. Chico, vete de aquí y no te haremos nada, solo queremos a la muchacha.
-¡No! - Gritó ella -. Por favor, ayúdame... Una vez los ves no te dejarán en paz.
El matón se sigue acercando a vosotros, quizás deberías retroceder con tu nueva acompañante. Los otros dos hombres sacan sus armas, un bate cada uno. Eso suena a pelea... Bueno, tal vez quieras enfrentarte a ellos o a lo mejor huir es más simple. ¿Qué es lo peor que podría pasar en Skyros?
- Datos:
- El matón que se enfrenta a ti es nivel 25 luchador del buey, los otros dos tan solo llegan al nivel 20 con la profesión de asesino.
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- Parece que no podrá ser de la manera sencilla... - Todo pasó bastante rápido a ojos del pelinegro, primero se fijó en que el que sujetaba a la muchacha parecía bastante enojado, y para mejorarlo ella le asestaba un fuerte golpe en la entrepierna para después ocultarse a la espalda del pelinegro.
- Gracias por complicarlo todo - Fueron las únicas palabras del pelinegro hacia la fémina. La situación había cambiado y la pelea parecía inevitable a ojos de Aetiel que ya había tomado algunas precauciones, además del uso de su haki de armadura había tomado rápidamente su pistola en su mano al momento que vio que la mujer había pateado a uno de esos matones. Apenas vio que los otros matones sostenían algo parecido a un bate el pelinegro lanzaría un disparo a cada uno a la altura del pecho, además de realizar un último disparo contra el que había recibido la patada en la entrepierna. Rápidamente después de disparar y sin fijarse si había acertado sus disparos toma a la joven por uno de sus brazos y comienza a correr en dirección contraria a la que lo había hasta allí.
- Espero que haya un buen motivo para que nada más llegar a este lugar ya tenga que estar metido en problema - Sin mirar a la muchacha el pelinegro esperaba escuchar una respuesta que lo deje satisfecho.
- Gracias por complicarlo todo - Fueron las únicas palabras del pelinegro hacia la fémina. La situación había cambiado y la pelea parecía inevitable a ojos de Aetiel que ya había tomado algunas precauciones, además del uso de su haki de armadura había tomado rápidamente su pistola en su mano al momento que vio que la mujer había pateado a uno de esos matones. Apenas vio que los otros matones sostenían algo parecido a un bate el pelinegro lanzaría un disparo a cada uno a la altura del pecho, además de realizar un último disparo contra el que había recibido la patada en la entrepierna. Rápidamente después de disparar y sin fijarse si había acertado sus disparos toma a la joven por uno de sus brazos y comienza a correr en dirección contraria a la que lo había hasta allí.
- Espero que haya un buen motivo para que nada más llegar a este lugar ya tenga que estar metido en problema - Sin mirar a la muchacha el pelinegro esperaba escuchar una respuesta que lo deje satisfecho.
- off:
- Bue.. quizás he dado por hecho que puedo salir corriendo, si me interpretas que me cortan el paso pues omite lo de la carrera. Y bueno si hay algún problema o algo dímelo y trataré de no repetirlo.
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Menuda carrera os habéis metido. Menos mal que lograsteis dejarlos atrás, por ahora. Recuperas el aliento junto a tu nueva compañera. Es una chica bajita y pálida, con un cabello largo dorado, parece ser de alta cuna, pero las apariencias engañan. Está de mal humor por tus comentarios hacia ella, quizás tiene razón... No es agradable que te contesten así cuando estás en problemas.
-¡No haberme ayudado! ¡Tu mismo viniste! - Explotó la chica cruzándose de brazos. Después de un rato en silencio con una mirada de indignada se atrevió a hablarte -. Y claro que la hay... Buscan algo valioso.
Del interior de su vestido sacó un colgante con forma de águila, relucía cual diamante. Cualquiera desearía robar tal tesoro, poca gente es capaz de resistirse. ¿Incluido tu?
-Es el corazón de Skyros. Siempre lo llevo conmigo y no debería ser sacado de la fortaleza, pero cometí un grave error... - La chica guardó de nuevo el colgante, lejos de miradas furtivas; sin embargo, no mencionaba en ningún momento a dónde pertenecía -. No me he presentado, me llamo Jane, ¿y tú?
Después de presentaciones va siendo hora de ponerse en marcha.
-Ayúdame a regresar a la fortaleza, por favor. Esos tres tipos no son los únicos, la mayoría de esos maleantes están de incógnito, podrían ser cualquiera. ¡Te recompensaré! No tengo mucho, pero algo podré darte.
Que chica más extraña. Tampoco tienes nada mejor que hacer y como ha dicho Jane anteriormente, una vez te ven, no olvidan tu cara. Qué complicado todo, pero el lado bueno es que seguro que sacas algo de todo esto.
-¡No haberme ayudado! ¡Tu mismo viniste! - Explotó la chica cruzándose de brazos. Después de un rato en silencio con una mirada de indignada se atrevió a hablarte -. Y claro que la hay... Buscan algo valioso.
Del interior de su vestido sacó un colgante con forma de águila, relucía cual diamante. Cualquiera desearía robar tal tesoro, poca gente es capaz de resistirse. ¿Incluido tu?
-Es el corazón de Skyros. Siempre lo llevo conmigo y no debería ser sacado de la fortaleza, pero cometí un grave error... - La chica guardó de nuevo el colgante, lejos de miradas furtivas; sin embargo, no mencionaba en ningún momento a dónde pertenecía -. No me he presentado, me llamo Jane, ¿y tú?
Después de presentaciones va siendo hora de ponerse en marcha.
-Ayúdame a regresar a la fortaleza, por favor. Esos tres tipos no son los únicos, la mayoría de esos maleantes están de incógnito, podrían ser cualquiera. ¡Te recompensaré! No tengo mucho, pero algo podré darte.
Que chica más extraña. Tampoco tienes nada mejor que hacer y como ha dicho Jane anteriormente, una vez te ven, no olvidan tu cara. Qué complicado todo, pero el lado bueno es que seguro que sacas algo de todo esto.
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Después de girarse un par de veces para asegurarse de que habían dejado atrás a los tipos que estaban molestando a la muchacha el pelinegro presta algo más de atención a su acompañante. Baja estatura, piel pálida y cabello largo y dorado.
- No tengo ni idea de quien puede ser, incluso puede ser una prostituta... espero que no lo sea, no me gustaría haberme jugado el cuello por algo así - Varias eran las dudas que surgían en la cabeza de Aetiel mientras miraba con rostro impasible a su pequeña compañera. Además de manera bastante repentina ésta comienza a gritar dirigiéndose hacia el muchacho que se limita a observar sin darle mucha importancia a las palabras de la mujer, y por si fuera poco comienza a buscar algo entre sus ropas, lo que hace pensar al pelinegro que sus sospechas estaban en lo correcto.
- Eh... no es necesario que hagas esto... - El objeto que muestra la muchacha provoca que Aetiel abandone sus sospechas, era algo bastante brillante y bonito, perfectamente podría ser el pago de alguien rico hacia una prostituta de lujo.
- Mmm Jane, ¿dices que trabajas allí? - Aetiel señala la dirección en la que se suponía estaba la fortaleza. De nuevo una petición de ayuda por parte de la muchacha hacia el pelinegro que rápidamente pensó en todas sus posibles salidas ante esa situación.
- Veamos... si voy contigo habrá problemas, si sigo solo habrá problemas... habrá problemas de todos modos. Vale iré contigo, pero antes dime la verdad, ¿esos tipos estaba molestándote porque no querían pagar por tus servicios? ¿o quién demonios son? - Con rostro serio y la mirada fija en la muchacha Aetiel esperaba una respuesta mientras se apoyaba contra la pared de uno de los edificios adyacentes.
- Soy Aetiel, si es que sirve de algo - Añadió el pelinegro antes de que Jane pudiera responder a sus anteriores dudas.
- No tengo ni idea de quien puede ser, incluso puede ser una prostituta... espero que no lo sea, no me gustaría haberme jugado el cuello por algo así - Varias eran las dudas que surgían en la cabeza de Aetiel mientras miraba con rostro impasible a su pequeña compañera. Además de manera bastante repentina ésta comienza a gritar dirigiéndose hacia el muchacho que se limita a observar sin darle mucha importancia a las palabras de la mujer, y por si fuera poco comienza a buscar algo entre sus ropas, lo que hace pensar al pelinegro que sus sospechas estaban en lo correcto.
- Eh... no es necesario que hagas esto... - El objeto que muestra la muchacha provoca que Aetiel abandone sus sospechas, era algo bastante brillante y bonito, perfectamente podría ser el pago de alguien rico hacia una prostituta de lujo.
- Mmm Jane, ¿dices que trabajas allí? - Aetiel señala la dirección en la que se suponía estaba la fortaleza. De nuevo una petición de ayuda por parte de la muchacha hacia el pelinegro que rápidamente pensó en todas sus posibles salidas ante esa situación.
- Veamos... si voy contigo habrá problemas, si sigo solo habrá problemas... habrá problemas de todos modos. Vale iré contigo, pero antes dime la verdad, ¿esos tipos estaba molestándote porque no querían pagar por tus servicios? ¿o quién demonios son? - Con rostro serio y la mirada fija en la muchacha Aetiel esperaba una respuesta mientras se apoyaba contra la pared de uno de los edificios adyacentes.
- Soy Aetiel, si es que sirve de algo - Añadió el pelinegro antes de que Jane pudiera responder a sus anteriores dudas.
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Jane enarcó las cejas y te miró un poco confusa, si mal no entendió, parecía que le insinuabas algo que no era agradable a sus oídos. La chica apretó el puño fuertemente y se mordió el labio inferior, para después darte en el brazo un leve puñetazo. Estaba enfadada por lo que le habías dicho. Jane parecía un revolver, cualquier cosa mal y ya estaba rebotada.
-¡No soy una prostituta! ¡Pertenezco a la fortaleza de Skyros! - Después de tanto vociferar por fin se calmó -. Escúchame Aetiel, esto es muy peligroso. En el reino hay muchas mafias, pero ninguna se compara con la que nos hemos encontrado. Es la familia Bonanno y está por todas partes. Regresar a la fortaleza será todo un desafío, pero si conseguimos esquivarlos entre los dos no tardaremos mucho. Aún así, podremos enfrentarlos, ¿no crees?
Jane, sin esperar respuesta tuya empieza a caminar por un callejón, es mejor que la sigas rápido o la perderás de vista. Llegáis a una encrucijada, pero al fondo de la calle parece ser que avistáis hombres con bates. ¿Seguís recto u os desviáis por el camino largo?
-¡No soy una prostituta! ¡Pertenezco a la fortaleza de Skyros! - Después de tanto vociferar por fin se calmó -. Escúchame Aetiel, esto es muy peligroso. En el reino hay muchas mafias, pero ninguna se compara con la que nos hemos encontrado. Es la familia Bonanno y está por todas partes. Regresar a la fortaleza será todo un desafío, pero si conseguimos esquivarlos entre los dos no tardaremos mucho. Aún así, podremos enfrentarlos, ¿no crees?
Jane, sin esperar respuesta tuya empieza a caminar por un callejón, es mejor que la sigas rápido o la perderás de vista. Llegáis a una encrucijada, pero al fondo de la calle parece ser que avistáis hombres con bates. ¿Seguís recto u os desviáis por el camino largo?
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Mientras observaba a la muchacha Aetiel se enciende un cigarrillo y comienza a fumar. Pronto, apenas unos segundos después, su compañera para entrar en una especie de berrinche, comienza a gritarle al pelinegro que se limita a asentir sin darle mucha importancia a lo le están diciendo y que además acaba recibiendo un ligero golpe en uno de sus brazos.
- No le daré importancia a esto - Aetiel permaneció inmóvil hasta que Jane al fin parecía haberse calmado. Pero ella no estaba por la labor de permanecer más tiempo parada en ese lugar y con o sin el muchacho, emprende de nuevo la marcha en dirección hacia la lejana fortaleza que había señalado el pelinegro tiempo atrás.
- Señorita no corra tanto - Con cierta desgana pero tratando de ser algo más respetuoso con la dama a la que aparentemente había ofendido Aetiel le sigue el paso a Jane. Pronto llegan a una bifurcación done el camino más corto parece estar vigilado por esos mafiosos Bonano.
- Iremos por aquí - Sin esperar escuchar si Jane está de acuerdo o no el pelinegro decía tomar un desvío en su camino hacia la fortaleza con la esperanza de pasar desapercibidos hasta que lleguen a la fortaleza, lugar al que supuestamente pertenece Jane.
- No le daré importancia a esto - Aetiel permaneció inmóvil hasta que Jane al fin parecía haberse calmado. Pero ella no estaba por la labor de permanecer más tiempo parada en ese lugar y con o sin el muchacho, emprende de nuevo la marcha en dirección hacia la lejana fortaleza que había señalado el pelinegro tiempo atrás.
- Señorita no corra tanto - Con cierta desgana pero tratando de ser algo más respetuoso con la dama a la que aparentemente había ofendido Aetiel le sigue el paso a Jane. Pronto llegan a una bifurcación done el camino más corto parece estar vigilado por esos mafiosos Bonano.
- Iremos por aquí - Sin esperar escuchar si Jane está de acuerdo o no el pelinegro decía tomar un desvío en su camino hacia la fortaleza con la esperanza de pasar desapercibidos hasta que lleguen a la fortaleza, lugar al que supuestamente pertenece Jane.
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Parece que os vais llevando bien, aunque con remoloneos por parte de Jane. Y parecía una chica débil, ¡menudo carácter! En cuanto te desvías la chica te sigue. No es seguro vagar por Skyros de noche, si te fijas, las calles están desérticas y en la lejanía solo se escuchan los ladridos de perros rabiosos. Tienes que ir muy alerta, un movimiento en falso y captarías la atención de estos.
Jane se detiene detrás tuyo, como si estuviese escuchando algo.
-Mi antiguo maestro podía sentir presencias. ¿No tienes ese don, verdad? Así sería más sencillo...
La rubia se cruzó de brazos y quedándose a tu lado, te miró de arriba abajo. Parecía que te analizaba con la mirada.
-Deberías tenerlo - Dijo sin esperar tu respuesta.
Si miras en la lejanía, la fortaleza ya no está a la vista, unos grandes edificios la tapan. La pregunta es si tendrás en cuenta las palabras de tu acompañante. Aunque en la situación en la que estáis es un tanto peligrosa, pero quizás si os refugiáis hasta el amanecer...
-Mi maestro trató de enseñarme, pero yo nunca logré despertar el mantra. Si te enseño todo lo que trató de hacer él podría servir de ayuda. ¿No crees?
¿Qué opinas? Si quieres aprender el don del mantra, debes buscar en este callejón alguna entrada abierta a un edificio. La mitad de las casas están abandonadas, así que ten cuidado en cual te metes. Entrenar al aire libre de noche no es seguro. Si no deseas entrenar, te tocará seguir huyendo.
Jane se detiene detrás tuyo, como si estuviese escuchando algo.
-Mi antiguo maestro podía sentir presencias. ¿No tienes ese don, verdad? Así sería más sencillo...
La rubia se cruzó de brazos y quedándose a tu lado, te miró de arriba abajo. Parecía que te analizaba con la mirada.
-Deberías tenerlo - Dijo sin esperar tu respuesta.
Si miras en la lejanía, la fortaleza ya no está a la vista, unos grandes edificios la tapan. La pregunta es si tendrás en cuenta las palabras de tu acompañante. Aunque en la situación en la que estáis es un tanto peligrosa, pero quizás si os refugiáis hasta el amanecer...
-Mi maestro trató de enseñarme, pero yo nunca logré despertar el mantra. Si te enseño todo lo que trató de hacer él podría servir de ayuda. ¿No crees?
¿Qué opinas? Si quieres aprender el don del mantra, debes buscar en este callejón alguna entrada abierta a un edificio. La mitad de las casas están abandonadas, así que ten cuidado en cual te metes. Entrenar al aire libre de noche no es seguro. Si no deseas entrenar, te tocará seguir huyendo.
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Parece que Jane decide seguir al pelinegro y lo hace sin quejarse, lo que alivia a Aetiel que camina sin decir ni una palabra. El silencio persiste hasta que de nuevo la muchacha comienza a hablar, el joven permanece callado pensando en las palabras de su acompañante, palabras que le hacen pensar que tal vez no sea una chica indefensa como él había pensado en un primer momento. Las dudas invaden la mente de Aetiel que lentamente se voltea hacia Jane a la que observa detenidamente, prestando más atención a la joven de la que le había prestado antes.
- Sentir presencias... he oído sobre eso, pero no tengo esa habilidad - Sin alterar el tono de su voz y sin mostrar emoción alguna el pelinegro contesta a la pregunta de Jane. Después de escuchar la respuesta del joven, Jane vuelve a intervenir.
- ¿Ella me va a enseñar? ¿pero quién es ella en realidad? - En la mente del pelinegro se repiten esas dos preguntas a cada segundo. La sensación de que ha pasado algo por alto provoca cierta inquietud en Aetiel que se limita a observar a la muchacha durante unos cinco segundos.
- Antes que nada tengo una pregunta, ¿quién eres en realidad?. Si tenías un maestro que te estaba enseñando sobre el mantra no puedes ser una simple pros....joven, dependiendo de la respuesta seguiremos juntos y aceptaré tu propuesta o puede ser que decida ir en otra dirección. - Mientras hablaba, el pelinegro no perdía el tiempo y buscaba la manera de entrar a cualquiera de los edificios de esa calle. La iluminación era escasa pero suficiente para poder apreciar el estado las construcciones. Algunas todavía estaban ligeramente iluminadas en su interior dando a entender que todavía estaban habitadas en esos momentos por lo que quedarían descartadas para el pelinegro, que rápidamente centraría su atención en lo que parecía ser una vieja casa con la fachada bastante desmejorada por el paso del tiempo, donde antes había unas bonitas rejas que protegían cada ventana ahora simplemente había un hierro oxidado y a medio arrancar, la entrada constaba de una puerta grisácea que seguramente antaño tendría otro color pero a la que el agua y el viento no la han dejado envejecer bien.
Poco a poco Aetiel se había acercado hasta la entrada, donde ahora podía apreciar una especie de cartel junto a la puerta. Las letras apenas se podían diferenciar del garabato de un niño que recién comienza a escribir, además la suciedad y las grietas en al madera tampoco es que ayuden mucho. Casi por instinto el pelinegro se apoya en la puerta y la empuja levemente para ver si se abre, no lo consigue en un primer momento pero el ruido que ésta hace le da a entender que si insiste un poco al final puede ser recompensado. Una, dos y hasta tres veces empuja con todo el peso de su cuerpo la desgastada puerta que al final acaba cediendo provocando que el pelinegro pierda el equilibrio por usar demasiada fuerza y acabe en el suelo en el interior del edificio.
- Date prisa y entra, rápido - Una vez se reincorpora el pelinegro llama a Jane para que lo acompañe al interior del lugar. Espera a que ella entre y cierra la puerta de nuevo. Después de unos segundos en la más completa oscuridad los ojos del joven parecen haberse acostumbrado levemente a ésta y comienza a avanzar despacio hacia el interior de la construcción.
- Sígueme - Son las únicas palabras hacia Jane. Ambos se encuentran en una especie de hall de unos diez metros de largo y dos y medio de ancho. A unos cuatro metros de la entrada se encuentra la entrada a las dos habitaciones que dan a la calle, ambas con una ventana que apenas y mantiene una vieja cortina que sirve para evitar miradas indeseadas desde el exterior. Una de las habitaciones parece que era la salita de estar, todavía mantiene una mesa y un par de sillas o es lo que cree ver el pelinegro mientras observa la sala desde su entrada. La otra estancia es más pequeña que la anterior y da la sensación de que era usada como despacho o algo parecido ya que todavía mantiene una pequeña mesa con dos sillas, una frente a la otra, además de una gran estantería que cubre la pared frente a la ventada.
Aetiel sigue inspeccionando la casa. Al final del pasillo hay otra habitación y también unas escalares que llevan al piso superior.
- Nos quedamos aquí - La habitación que había junto a las escaleras es bastante espaciosa y además en su interior se hay una especie de sofá donde pasar la noche, en la pared contraria a éste se encuentra un gran mueble de madera junto a una modesta mesa, también de madera, y dos sillas.
- Puedes quedarte el sofá yo puedo estar en el suelo y toma por si tienes frío - Aetiel se desprende de su chaqueta y se la ofrece a Jane, acto seguido se apoya contra la pared junto al sofá sentado en el suelo.
- Sentir presencias... he oído sobre eso, pero no tengo esa habilidad - Sin alterar el tono de su voz y sin mostrar emoción alguna el pelinegro contesta a la pregunta de Jane. Después de escuchar la respuesta del joven, Jane vuelve a intervenir.
- ¿Ella me va a enseñar? ¿pero quién es ella en realidad? - En la mente del pelinegro se repiten esas dos preguntas a cada segundo. La sensación de que ha pasado algo por alto provoca cierta inquietud en Aetiel que se limita a observar a la muchacha durante unos cinco segundos.
- Antes que nada tengo una pregunta, ¿quién eres en realidad?. Si tenías un maestro que te estaba enseñando sobre el mantra no puedes ser una simple pros....joven, dependiendo de la respuesta seguiremos juntos y aceptaré tu propuesta o puede ser que decida ir en otra dirección. - Mientras hablaba, el pelinegro no perdía el tiempo y buscaba la manera de entrar a cualquiera de los edificios de esa calle. La iluminación era escasa pero suficiente para poder apreciar el estado las construcciones. Algunas todavía estaban ligeramente iluminadas en su interior dando a entender que todavía estaban habitadas en esos momentos por lo que quedarían descartadas para el pelinegro, que rápidamente centraría su atención en lo que parecía ser una vieja casa con la fachada bastante desmejorada por el paso del tiempo, donde antes había unas bonitas rejas que protegían cada ventana ahora simplemente había un hierro oxidado y a medio arrancar, la entrada constaba de una puerta grisácea que seguramente antaño tendría otro color pero a la que el agua y el viento no la han dejado envejecer bien.
Poco a poco Aetiel se había acercado hasta la entrada, donde ahora podía apreciar una especie de cartel junto a la puerta. Las letras apenas se podían diferenciar del garabato de un niño que recién comienza a escribir, además la suciedad y las grietas en al madera tampoco es que ayuden mucho. Casi por instinto el pelinegro se apoya en la puerta y la empuja levemente para ver si se abre, no lo consigue en un primer momento pero el ruido que ésta hace le da a entender que si insiste un poco al final puede ser recompensado. Una, dos y hasta tres veces empuja con todo el peso de su cuerpo la desgastada puerta que al final acaba cediendo provocando que el pelinegro pierda el equilibrio por usar demasiada fuerza y acabe en el suelo en el interior del edificio.
- Date prisa y entra, rápido - Una vez se reincorpora el pelinegro llama a Jane para que lo acompañe al interior del lugar. Espera a que ella entre y cierra la puerta de nuevo. Después de unos segundos en la más completa oscuridad los ojos del joven parecen haberse acostumbrado levemente a ésta y comienza a avanzar despacio hacia el interior de la construcción.
- Sígueme - Son las únicas palabras hacia Jane. Ambos se encuentran en una especie de hall de unos diez metros de largo y dos y medio de ancho. A unos cuatro metros de la entrada se encuentra la entrada a las dos habitaciones que dan a la calle, ambas con una ventana que apenas y mantiene una vieja cortina que sirve para evitar miradas indeseadas desde el exterior. Una de las habitaciones parece que era la salita de estar, todavía mantiene una mesa y un par de sillas o es lo que cree ver el pelinegro mientras observa la sala desde su entrada. La otra estancia es más pequeña que la anterior y da la sensación de que era usada como despacho o algo parecido ya que todavía mantiene una pequeña mesa con dos sillas, una frente a la otra, además de una gran estantería que cubre la pared frente a la ventada.
Aetiel sigue inspeccionando la casa. Al final del pasillo hay otra habitación y también unas escalares que llevan al piso superior.
- Nos quedamos aquí - La habitación que había junto a las escaleras es bastante espaciosa y además en su interior se hay una especie de sofá donde pasar la noche, en la pared contraria a éste se encuentra un gran mueble de madera junto a una modesta mesa, también de madera, y dos sillas.
- Puedes quedarte el sofá yo puedo estar en el suelo y toma por si tienes frío - Aetiel se desprende de su chaqueta y se la ofrece a Jane, acto seguido se apoya contra la pared junto al sofá sentado en el suelo.
Abby
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La noche es larga en Skyros y un momento para descansar no viene mal; sin embargo, la paz no durará mucho. Jane cogió tu chaqueta y se la puso con cuidado, mirándote de reojo. No te agradece ni que le hayas prestado abrigo para que no pase frío; sin embargo, mientras tu te sientas ella se dedica a mirar por las ventanas, observando si había algún peligro. Hay un silencio extraño a vuestro alrededor, el cual provoca cierta incomodidad. Podrías pensar que la paz es buena, pero ¿tanta? Hace un momento estabais huyendo de unos hombres cuya mafia está por toda la ciudad. No deberías calmarte y pensar que todo pasará como si nada. De repente, un ruido extraño procede del piso de arriba, como si hubiesen roto un cristal. No estáis solos al parecer, podrías ir a investigar o marcharte. Jane está muy asustada y te sugiere que vayas tu solo a mirar. Ella mientras tanto, se esconde detrás del sofá, levantando la cabeza a cada rato para ver que pasará.
Aetiel
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Polvo, telarañas y mil cosas más que Aetiel no sabría decir que son. Eso es lo que formaba esa habitación, acompañando a los muebles ya mencionados. No es que fuera el lugar más acogedor ni apetecible para pasar una noche, pero no tenían muchas más opciones donde elegir.
Al paso unos minutos desde que Jane tomó la chaqueta del pelinegro y éste se acomodó en un rincón de la estancia un sonido nada agradable captó la atención de Aetiel. Apenas había cerrado los ojos cuando todo había pasado. Levantándose lo más silenciosamente que pudo y sosteniendo su arma voltea hacia el sofá donde se suponía estaba Jane. Lo que veían sus ojos puede que no fuera lo que se esperaba. Quien lo había golpeado y gritado tiempo atrás ahora se ocultaba asustada mientras se cubría tras el sofá.
- Quédate detrás y no salgas para nada - Esperaba que pese al bajo tono de sus palabras Jane lo hubiera escuchado.
- Ahora espero que no haya más problemas... - Mientras abandonaba la estancia, Aetiel se fijaba en cada rincón y cada sombra que ocupaba el largo pasillo. Si bien el ruido parecía haber venido de la parte superior de la casa, nunca estaba de más que no había nada sospechoso en la parte baja donde ellos se encontraban. De nuevo la misma escena, muebles viejos y polvorientos, telarañas y restos de la decoración.
Ahora venía la parte más difícil, subir la escalera y buscar la fuente del sonido que no lo había dejado descansar. La casa llevaba varios años abandonada y sí, estaba bastante desmejorada, pero a simple vista no parecía tener grandes problemas estructurales ni nada por el estilo. Motivo por el cuál Aetiel esperaba que mientras ascendía pistola en mano por la escalera, los escalones fueran del material que fueran, no delataran su posición advirtiendo al inesperado visitante.
Agachado y llevando al máximo sus ojos el pelinegro avanza lentamente a la vez que asciende al piso superior, a la mitad de la ascensión la escalera hace un quiebro hacia la derecha para acabar por llegar a la parte superior de la casa. Lento y callado, controlando la respiración. Así acabaría llegando al último escalón y a otro oscuro pasillo, a su derecha dos nuevas habitaciones, a su izquierda otra y al final del pasillo una especie de mesita iluminada por la luz de la luna que pasa a través de una ventana sin cortinas.
- Vale, vamos a escuchar unos segundos... - Agachado a la altura del último de los escalones, mostrando solamente su cabeza y su pistola el pelinegro concentra todos sus sentidos esperando escuchar, ver u oler algo que le de una pista de lo que está ocurriendo en ese lugar.
off: añado que tengo de especialización espía extraordinario, lo digo por si sirve de algo en la parte de moverse silencionsamente y oculto en la oscuridad
Al paso unos minutos desde que Jane tomó la chaqueta del pelinegro y éste se acomodó en un rincón de la estancia un sonido nada agradable captó la atención de Aetiel. Apenas había cerrado los ojos cuando todo había pasado. Levantándose lo más silenciosamente que pudo y sosteniendo su arma voltea hacia el sofá donde se suponía estaba Jane. Lo que veían sus ojos puede que no fuera lo que se esperaba. Quien lo había golpeado y gritado tiempo atrás ahora se ocultaba asustada mientras se cubría tras el sofá.
- Quédate detrás y no salgas para nada - Esperaba que pese al bajo tono de sus palabras Jane lo hubiera escuchado.
- Ahora espero que no haya más problemas... - Mientras abandonaba la estancia, Aetiel se fijaba en cada rincón y cada sombra que ocupaba el largo pasillo. Si bien el ruido parecía haber venido de la parte superior de la casa, nunca estaba de más que no había nada sospechoso en la parte baja donde ellos se encontraban. De nuevo la misma escena, muebles viejos y polvorientos, telarañas y restos de la decoración.
Ahora venía la parte más difícil, subir la escalera y buscar la fuente del sonido que no lo había dejado descansar. La casa llevaba varios años abandonada y sí, estaba bastante desmejorada, pero a simple vista no parecía tener grandes problemas estructurales ni nada por el estilo. Motivo por el cuál Aetiel esperaba que mientras ascendía pistola en mano por la escalera, los escalones fueran del material que fueran, no delataran su posición advirtiendo al inesperado visitante.
Agachado y llevando al máximo sus ojos el pelinegro avanza lentamente a la vez que asciende al piso superior, a la mitad de la ascensión la escalera hace un quiebro hacia la derecha para acabar por llegar a la parte superior de la casa. Lento y callado, controlando la respiración. Así acabaría llegando al último escalón y a otro oscuro pasillo, a su derecha dos nuevas habitaciones, a su izquierda otra y al final del pasillo una especie de mesita iluminada por la luz de la luna que pasa a través de una ventana sin cortinas.
- Vale, vamos a escuchar unos segundos... - Agachado a la altura del último de los escalones, mostrando solamente su cabeza y su pistola el pelinegro concentra todos sus sentidos esperando escuchar, ver u oler algo que le de una pista de lo que está ocurriendo en ese lugar.
off: añado que tengo de especialización espía extraordinario, lo digo por si sirve de algo en la parte de moverse silencionsamente y oculto en la oscuridad
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Jane te obedeció sin rechistar. Tú, mientras tanto, te has embarcado en la aventura de ir a mirar a pesar de las consecuencias. Una vez que estás arriba, la poca luz que iluminaba el pasillo se desvaneció poco a poco, probablemente las nubes cubrieron el cielo y las otras ventanas estaban tapiadas. Ahora sí, estás totalmente a oscuras y tendrás que moverte por instinto. Quizás sea un buen momento para tener miedo o huir de allí con Jane o, tal vez, seguir investigando. Hagas lo que hagas, agudiza bien tus sentidos pues cualquier paso en falso podría ser el final.
En el segundo piso tan solo hay silencio. Lo único que eres capaz de escuchar a tu alrededor es tu agitada respiración. Antes de que la luz se desvaneciera lograste ver tres habitaciones, podrías investigar la primera que tu quieras, pero estate atento a cualquier movimiento.
En el segundo piso tan solo hay silencio. Lo único que eres capaz de escuchar a tu alrededor es tu agitada respiración. Antes de que la luz se desvaneciera lograste ver tres habitaciones, podrías investigar la primera que tu quieras, pero estate atento a cualquier movimiento.
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- Ahora si que no veo nada... - Fue el primer pensamiento del pelinegro al observar como la poca iluminación que lo ayudaba en su tarea de reconocimiento había desaparecido. Ahora se sentía bastante vendido y no tardó en materializarse en su mente la idea de volver sobre sus pasos y regresar junto a Jane.
- Creo que lo he conseguido, ahora veamos que hay aquí dentro, espero que no haya uno de esos payasos que salen de un cajita... Lentamente y preparado para disparar el pelinegro se asoma por el marco de la puerta, que extrañamente estaba abierta mientras que las otras dos no lo están. Después de un rápido vistazo en el que apenas ve nada rueda rápida y gracilmente al otro lado de la puerta y realiza la misma operación varias veces, el plan es poder ver algo de lo que hay dentro...
- música para estas dos líneas:
- Creo que lo he conseguido, ahora veamos que hay aquí dentro, espero que no haya uno de esos payasos que salen de un cajita... Lentamente y preparado para disparar el pelinegro se asoma por el marco de la puerta, que extrañamente estaba abierta mientras que las otras dos no lo están. Después de un rápido vistazo en el que apenas ve nada rueda rápida y gracilmente al otro lado de la puerta y realiza la misma operación varias veces, el plan es poder ver algo de lo que hay dentro...
- PD:
- Parto de la base de que practicamente no veo una mierda por eso no puse nada de lo que habría dentro de la habitación... dejo que me sorprendas si así gustas
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