Tobías Thorn
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El cielo estaba encapotado. Las nubes no dejaban pasar los rayos del sol ensombreciendo el día. Como si este avecinase que algo malo iba a suceder, aunque yo iba caminando ajeno a todo eso.
Estaba completamente sumido en mis pensamientos, aún dándole vueltas a la cabeza de lo que iba a hacer. Llevaba ya tiempo queriendo tomar una decisión así, pero al principio tanto mi forma de ser como la falta de confianza en mí mismo me hacía posponerlo constantemente. Más tarde cuando conseguí esa confianza lo pospuse tras haber conocido a mis nakamas fuera de la agencia, haciéndome sentir un poco desplazado de ella, y para colmo mis últimos fracasos como agente casi hacen que mi moral decayese del todo.
Por suerte la confianza que vi puestas en mí por mis compañeros, a pesar de mis derrotas, hicieron que no me desesperase y que tomase una decisión. Necesitaba mejorar mis habilidades y mi temple, pero había cosas que no podía entrenar con mis amigos marines. La cosa es que en parte ahí residía mi problema. No conocía a ningún agente con el que pudiese entrenar, ni siquiera a ninguno con el que mantuviese una relación de cercanía más allá del agente Kasanova, aunque ahora estaba completamente desaparecido y no podía recurrir a él, y para colmo la mayoría de mis demás encuentros con el resto de agentes no había sido bueno. La chica con peluca se salvaba, pero Ban y Nate resultaron ser traidores. Eso hizo que mi alejamiento con todos ellos fuese más fácil, pero ahora tenía un problema.
No sabía muy bien a quien recurrir para solucionar mi problema o al menos que me escuchase, por lo que decidí recurrir a las altas esferas. Varios rumores recorrían la agencia sobre este hombre y su hazañas o poderes, aunque su localización era otra cosa. Al final decidí que lo mejor era preguntar en la raíz de la agencia y por ello me encontraba ante una señorita de ojos azules haciendo mi primer intento de buscar información.
- Perdone señorita, ¿está el agente Redfield en la zona?
No las tenía todas conmigo, pero por algún lado debería empezar.
Estaba completamente sumido en mis pensamientos, aún dándole vueltas a la cabeza de lo que iba a hacer. Llevaba ya tiempo queriendo tomar una decisión así, pero al principio tanto mi forma de ser como la falta de confianza en mí mismo me hacía posponerlo constantemente. Más tarde cuando conseguí esa confianza lo pospuse tras haber conocido a mis nakamas fuera de la agencia, haciéndome sentir un poco desplazado de ella, y para colmo mis últimos fracasos como agente casi hacen que mi moral decayese del todo.
Por suerte la confianza que vi puestas en mí por mis compañeros, a pesar de mis derrotas, hicieron que no me desesperase y que tomase una decisión. Necesitaba mejorar mis habilidades y mi temple, pero había cosas que no podía entrenar con mis amigos marines. La cosa es que en parte ahí residía mi problema. No conocía a ningún agente con el que pudiese entrenar, ni siquiera a ninguno con el que mantuviese una relación de cercanía más allá del agente Kasanova, aunque ahora estaba completamente desaparecido y no podía recurrir a él, y para colmo la mayoría de mis demás encuentros con el resto de agentes no había sido bueno. La chica con peluca se salvaba, pero Ban y Nate resultaron ser traidores. Eso hizo que mi alejamiento con todos ellos fuese más fácil, pero ahora tenía un problema.
No sabía muy bien a quien recurrir para solucionar mi problema o al menos que me escuchase, por lo que decidí recurrir a las altas esferas. Varios rumores recorrían la agencia sobre este hombre y su hazañas o poderes, aunque su localización era otra cosa. Al final decidí que lo mejor era preguntar en la raíz de la agencia y por ello me encontraba ante una señorita de ojos azules haciendo mi primer intento de buscar información.
- Perdone señorita, ¿está el agente Redfield en la zona?
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El agua caía de forma lenta sobre el cuerpo del rubio. Taiga se hallaba dentro de una de las duchas de los vestuarios cercanos a la zona de entrenamiento. Sus ojos estaban totalmente cerrados y se encontraba bastante relajado. La temperatura con la que se estaba duchando era bastante alta y el humo salía de su cuerpo como si estuviese ardiendo. Le gustaba sentirse así y debido a que venía de darse un baño helado, no le afectó mucho. Tras unos momentos soltó un pequeño suspiro y salió de allí. No tardó mucho en tomar su toalla roja y empezar a secarse despacio. Sus músculos estaban mejor que nunca y eso era algo que le agradaba. Mostró una sonrisa tranquila y después de unos momentos se puso unos pantalones negros. Pasó de ponerse camiseta, pues estaba cómodo sin ella.
Se colocó unas sandalias de madera y empezó a caminar por los pasillos de la agencia. No tardó mucho en llegar a una máquina de refrescos y metió una pequeña moneda. Cuando salió aquella lata de limón con gas le dio un enorme trago. Sonrió de forma calmada y continuó caminando. A su espalda llevaba amarrado en una pequeña funda lo que parecía ser un palo de villar. Solía usarlo para sus combates y para jugar, por lo que no se separaba de él. Entonces pudo ver a un chico hablar con una de las agentes. Se acercó despacio para entablar conversación, pero cuando escuchó su apellido no pudo evitar quedar un poco confuso. Se sorprendió y no pudo evitar pensar en la razón por la que le buscaba. El rubio se acercó despacio sin importarle no llevar la camiseta, no estaba avergonzado de su cuerpo. Estaba perfectamente entrenado.
- ¿Qué se te ofrece?
Dijo simplemente al mismo tiempo que mostraba una sonrisa relajada. Ese chico le sonaba de algo, entonces empezó a pensar un poco más. Se trataba de Tobias, una persona con una fruta del diablo del tipo logia y que estaba en la banda del teniente Kimura. De hecho, pudo verle durante la guerra de Síderos. Su capitán le parecía una persona cruel y sin escrúpulos, de hecho, se quedó con las ganas de darle una colleja. Soltó un pequeño suspiro y esperaba que él no fuese igual de mala persona que el tío de verde. Lo que vio durante los leves instantes que los conoció no le gustó nada y a Al tampoco al parecer. Se rascó un momento la cabeza y quedó delante de él a la espera de ver lo que deseaba.
- Puedes continuar con tu trabajo, Hilia-chan.
Dijo en un tono agradable. La joven entonces tras un saludo educado se retiró de allí. Taiga tenía muy buena fama entre sus compañeros, sobre todo por su forma de ser con ellos. Que fuese una de las personas más poderosas del Cipher Pol también podía tener algo que ver, pero le gustaba creer que no era eso. Se quedó entonces mirando fijamente al joven mientras no borraba la sonrisa de su rostro.
Se colocó unas sandalias de madera y empezó a caminar por los pasillos de la agencia. No tardó mucho en llegar a una máquina de refrescos y metió una pequeña moneda. Cuando salió aquella lata de limón con gas le dio un enorme trago. Sonrió de forma calmada y continuó caminando. A su espalda llevaba amarrado en una pequeña funda lo que parecía ser un palo de villar. Solía usarlo para sus combates y para jugar, por lo que no se separaba de él. Entonces pudo ver a un chico hablar con una de las agentes. Se acercó despacio para entablar conversación, pero cuando escuchó su apellido no pudo evitar quedar un poco confuso. Se sorprendió y no pudo evitar pensar en la razón por la que le buscaba. El rubio se acercó despacio sin importarle no llevar la camiseta, no estaba avergonzado de su cuerpo. Estaba perfectamente entrenado.
- ¿Qué se te ofrece?
Dijo simplemente al mismo tiempo que mostraba una sonrisa relajada. Ese chico le sonaba de algo, entonces empezó a pensar un poco más. Se trataba de Tobias, una persona con una fruta del diablo del tipo logia y que estaba en la banda del teniente Kimura. De hecho, pudo verle durante la guerra de Síderos. Su capitán le parecía una persona cruel y sin escrúpulos, de hecho, se quedó con las ganas de darle una colleja. Soltó un pequeño suspiro y esperaba que él no fuese igual de mala persona que el tío de verde. Lo que vio durante los leves instantes que los conoció no le gustó nada y a Al tampoco al parecer. Se rascó un momento la cabeza y quedó delante de él a la espera de ver lo que deseaba.
- Puedes continuar con tu trabajo, Hilia-chan.
Dijo en un tono agradable. La joven entonces tras un saludo educado se retiró de allí. Taiga tenía muy buena fama entre sus compañeros, sobre todo por su forma de ser con ellos. Que fuese una de las personas más poderosas del Cipher Pol también podía tener algo que ver, pero le gustaba creer que no era eso. Se quedó entonces mirando fijamente al joven mientras no borraba la sonrisa de su rostro.
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La joven comenzó a ojear un pequeño dossier tras asentir amablemente y decir que esperase un momento, acto que agradecí correspondiendo a su sonrisa con otra. Si tenía la suerte de que el agente estuviese en el lugar podría pensar como presentarme ante él de manera apropiada, ya que nuestro primer encuentro no fue del todo bien. Fue un suceso extraño que transcurrió durante la guerra de Síderos, que acto seguido nada más pensar en ella comencé a recordar cada suceso mientras esperaba a que la joven me informase. Cuando de repente una voz cortó el hilo de mis pensamientos. No podía creerlo, allí estaba el agente a quien buscaba, como invocado a la mención de su nombre. Me recordó a una vieja historia de miedo que contaban en el orfanato en el que me crié, la cual hablaba de un extraño ser que aparecía si pronuncuabas su nombre delante de un espejo a medianoche, aunque no era momento para distraerme con esta idioteces.
Sin ninguna duda nuestro encuentro aparte de tortuoso fue fugaz, pero uno no olvida a personas así. No era solo por su imponente físico que parecía mostrar con gusto, sino porque era de esos tipos que a pesar de estar sonriéndote con una afable sonrisa podía respirarse a su alrededor un halo de poder que podía llegar a intimidar. Cosa que hizo que me quedase paralizado durante unos segundos por la precipitación de los acontecimientos. No había pensado aún como presentarme ante él después de todo lo sucedido en Síderos. Uno de mis defectos era que le daba siempre muchas vueltas a la cabeza antes de realizar una acción, aunque esta vez me tocaba improvisar. Normalmente no me salía bien, pero dada la situación otra no me quedaba.
- Buenas señor, soy el agente Tobías Thorn... - me presenté intentando no titubear demasiado mientras me inclinaba de forma formal. Notaba como las palabras se me atragantaban de forma inevitable en la garganta mientras buscaba la forma de pedirle que buscaba a alguien con quien entrenar, pero como no era tan bueno como creía para improvisar opté por la vía más rápida. - ...Y me gustaría entrenar con usted. Necesito mejorar yo primero si mi intención es hacer de los mares un lugar seguro señor y dado que mis relaciones con los demás miembros de la agencia es escasa... Decidí que mi mejor opción era intentarlo desde lo más alto - terminé mientras miraba al rubio a los ojos.
Había ido cogiendo algo de confianza con cada palabra, por una vez había tomado la decisión de abrirme a alguien más a pesar de mis fracasos pasados y no iba a echarme atrás. Si el rubio me dejaba le mostraría quien soy y que podría llegar a ser.
Sin ninguna duda nuestro encuentro aparte de tortuoso fue fugaz, pero uno no olvida a personas así. No era solo por su imponente físico que parecía mostrar con gusto, sino porque era de esos tipos que a pesar de estar sonriéndote con una afable sonrisa podía respirarse a su alrededor un halo de poder que podía llegar a intimidar. Cosa que hizo que me quedase paralizado durante unos segundos por la precipitación de los acontecimientos. No había pensado aún como presentarme ante él después de todo lo sucedido en Síderos. Uno de mis defectos era que le daba siempre muchas vueltas a la cabeza antes de realizar una acción, aunque esta vez me tocaba improvisar. Normalmente no me salía bien, pero dada la situación otra no me quedaba.
- Buenas señor, soy el agente Tobías Thorn... - me presenté intentando no titubear demasiado mientras me inclinaba de forma formal. Notaba como las palabras se me atragantaban de forma inevitable en la garganta mientras buscaba la forma de pedirle que buscaba a alguien con quien entrenar, pero como no era tan bueno como creía para improvisar opté por la vía más rápida. - ...Y me gustaría entrenar con usted. Necesito mejorar yo primero si mi intención es hacer de los mares un lugar seguro señor y dado que mis relaciones con los demás miembros de la agencia es escasa... Decidí que mi mejor opción era intentarlo desde lo más alto - terminé mientras miraba al rubio a los ojos.
Había ido cogiendo algo de confianza con cada palabra, por una vez había tomado la decisión de abrirme a alguien más a pesar de mis fracasos pasados y no iba a echarme atrás. Si el rubio me dejaba le mostraría quien soy y que podría llegar a ser.
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Los azulados ojos del rubio se clavaron en aquel chico, sobre todo cuando dijo que deseaba entrenar con él para hacer de los mares un lugar mejor. Ladeó la cabeza de forma confusa y después se rascó un poco el hombro. Con un capitán como el que tenía apenas podría hacer eso ni aunque fuese el tipo más fuerte del mundo. Se quedó pensativo unos instantes y pensó que a lo mejor podía mostrarle algunas cosillas. Tan solo esperaba que las usase con cabeza en lugar de a lo loco como demostró Kimura. Fue en ese momento cuando caminó hasta quedar frente a él con una expresión calmada. Debía dejar las cosas claras desde primera hora para que todo fuese bien.
- Comprobé los métodos de tu capitán en Síderos. Me parecen crueles y sin sentido alguno. En mi opinión eso no es la justicia de los mares. Si vas a entrenar conmigo quiero que trates de cambiar la faceta de esa persona.
Dijo entonces al mismo tiempo que apretaba un poco los músculos de los pectorales. Entonces fue cuando se echó unos instantes hacia atrás. Se quedó mirándole fijamente para ver el tipo de cuerpo que poseía. Debía saber bien lo que entrenar para que ambos fueran beneficiados, pues sabía que él no podría aguantar la intensidad de los entrenamientos físicos que él hacía. Tal vez se centraba en el uso de su fruta y en velocidad, entonces podrían hacer algo. Él también quería mejorar ciertos aspectos de sus técnicas especiales y de esa forma podrían hacer un buen comienzo.
- ¿Qué tipo de entrenamiento te gustaría? Hay muchas cosas que pueden aprenderse, pero tan solo con el método adecuado se logran.
Dijo mientras una especie de aura eléctrica de color verde le rodeaba totalmente. Era el color de sus canalizaciones y todas tenían algo suyo por así decirlo. Lo siguiente que hizo fue saltar y sentarse sobre una mesa mientras clavaba sus ojos de nuevo en el chico y esperaba su respuesta. Activó su haki de observación para medir su nivel de poder y se dio cuenta de que no estaba nada mal. Al menos era más fuerte que los agentes de nivel medio. Se preguntaba si podría soportar los métodos que le impusiera el rubio. Taiga simplemente soltó un pequeño bostezo mientras se estiraba un poco. Había terminado de entrenar hacía poco y ahora iba a tener que volver a hacerlo, pero no podía negarse.
- Comprobé los métodos de tu capitán en Síderos. Me parecen crueles y sin sentido alguno. En mi opinión eso no es la justicia de los mares. Si vas a entrenar conmigo quiero que trates de cambiar la faceta de esa persona.
Dijo entonces al mismo tiempo que apretaba un poco los músculos de los pectorales. Entonces fue cuando se echó unos instantes hacia atrás. Se quedó mirándole fijamente para ver el tipo de cuerpo que poseía. Debía saber bien lo que entrenar para que ambos fueran beneficiados, pues sabía que él no podría aguantar la intensidad de los entrenamientos físicos que él hacía. Tal vez se centraba en el uso de su fruta y en velocidad, entonces podrían hacer algo. Él también quería mejorar ciertos aspectos de sus técnicas especiales y de esa forma podrían hacer un buen comienzo.
- ¿Qué tipo de entrenamiento te gustaría? Hay muchas cosas que pueden aprenderse, pero tan solo con el método adecuado se logran.
Dijo mientras una especie de aura eléctrica de color verde le rodeaba totalmente. Era el color de sus canalizaciones y todas tenían algo suyo por así decirlo. Lo siguiente que hizo fue saltar y sentarse sobre una mesa mientras clavaba sus ojos de nuevo en el chico y esperaba su respuesta. Activó su haki de observación para medir su nivel de poder y se dio cuenta de que no estaba nada mal. Al menos era más fuerte que los agentes de nivel medio. Se preguntaba si podría soportar los métodos que le impusiera el rubio. Taiga simplemente soltó un pequeño bostezo mientras se estiraba un poco. Había terminado de entrenar hacía poco y ahora iba a tener que volver a hacerlo, pero no podía negarse.
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Las palabras del rubio no me sorprendieron lo más mínimo. Antes de buscarlo ya sabía que tendría que responder a algo así, es más, parte de mi decisión de elegirlo a él era por ello. Yo mismo reprobé en cierta medida al trato que le dimos a aquel tipo en Síderos, pero el pelirrojo solo siguió la actuación que su superior había iniciado. Cierto es que ninguno comprendimos cierta actuación y todo salió desastrosamente mal, pero quería demostrarle a este agente que se equivocaba con la imagen que se llevó de nosotros. Poner escusas a mi forma de ver solo podría tergiversar más las cosas, por lo que opté por llevar la situación de otra manera. Estaba harto de mantenerme en mi cascarón.
- Por aquel suceso solo puedo pedir disculpas señor. Sé que si intentase contarte ahora las demás facetas del pelirrojo solo sonarían a escusas baratas, pero le aseguro que si me uní a él es porque lo he visto ayudar más que destruir - contesté al rubio de forma calmada, intentando no sorprenderme por el despliegue de poder que estaba realizando tras sus palabras. Quería que supiese que tomaba en serio sus palabras. - Aún así si acepta entrenar conmigo y llegamos a conocernos... Creo que verá que mis intenciones son buenas. No tengo amistades dentro de la agencia y por ello no tengo con quien entrenar nuestro arte.
Esto ya no era solo para mejorar a nivel físico, sino personal. Necesitaba comenzar a estrechar lazos con gente afín a mis ideales y facción. Había cosas que solo podría compartir con ellos y lo sabía. Al fin y al cabo la marina y el cipher pol funcionaban de formas distintas.
- Sé que nunca seré tan fuerte como la gran mayoría de los luchadores, ya que fui entrenado de otra forma. Soy bastante ágil y escurridizo, pero cuando lucho mi fuerte reside en mi fruta, aunque de momento no es muy útil que digamos. Soy un usuario Logia, pero he comprobado que los mares están llenos de usuarios con haki y lo que parecía ser una defensa infranqueable ya no me parece tal. - proseguí viendo que al menos el lobo me estaba escuchando. No estaba acostumbrado a contar así como así mis cualidades y defectos, pero la decisión estaba tomada y por ello seguí hasta que le conté todo lo que recordaba sobre mí. - Por otro lado tengo un manejo aceptable del haki armadura, como de plantas medicinales y toxinas. Y por último, a veces me acompañan animales a la batalla... Aunque siendo sinceros... Si la pelea es dura no los llevo conmigo. Los valoro como miembros de mi familia.
Cuando terminé notaba como el aire me faltaba en los pulmones. Creo que nunca antes había hablado tanto tiempo de seguido y menos hablando de mí. Me sentía un poco desnudo ante la atenta mirada del agente, pero intenté mantener la compostura mientras tomaba aire para la petición final.
- Así que por todo esto y valorando mis posibilidades, creo que podría mejorar si puedo entrenar con alguien el rokushiki.
- Por aquel suceso solo puedo pedir disculpas señor. Sé que si intentase contarte ahora las demás facetas del pelirrojo solo sonarían a escusas baratas, pero le aseguro que si me uní a él es porque lo he visto ayudar más que destruir - contesté al rubio de forma calmada, intentando no sorprenderme por el despliegue de poder que estaba realizando tras sus palabras. Quería que supiese que tomaba en serio sus palabras. - Aún así si acepta entrenar conmigo y llegamos a conocernos... Creo que verá que mis intenciones son buenas. No tengo amistades dentro de la agencia y por ello no tengo con quien entrenar nuestro arte.
Esto ya no era solo para mejorar a nivel físico, sino personal. Necesitaba comenzar a estrechar lazos con gente afín a mis ideales y facción. Había cosas que solo podría compartir con ellos y lo sabía. Al fin y al cabo la marina y el cipher pol funcionaban de formas distintas.
- Sé que nunca seré tan fuerte como la gran mayoría de los luchadores, ya que fui entrenado de otra forma. Soy bastante ágil y escurridizo, pero cuando lucho mi fuerte reside en mi fruta, aunque de momento no es muy útil que digamos. Soy un usuario Logia, pero he comprobado que los mares están llenos de usuarios con haki y lo que parecía ser una defensa infranqueable ya no me parece tal. - proseguí viendo que al menos el lobo me estaba escuchando. No estaba acostumbrado a contar así como así mis cualidades y defectos, pero la decisión estaba tomada y por ello seguí hasta que le conté todo lo que recordaba sobre mí. - Por otro lado tengo un manejo aceptable del haki armadura, como de plantas medicinales y toxinas. Y por último, a veces me acompañan animales a la batalla... Aunque siendo sinceros... Si la pelea es dura no los llevo conmigo. Los valoro como miembros de mi familia.
Cuando terminé notaba como el aire me faltaba en los pulmones. Creo que nunca antes había hablado tanto tiempo de seguido y menos hablando de mí. Me sentía un poco desnudo ante la atenta mirada del agente, pero intenté mantener la compostura mientras tomaba aire para la petición final.
- Así que por todo esto y valorando mis posibilidades, creo que podría mejorar si puedo entrenar con alguien el rokushiki.
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El rubio se pasó toda la explicación con los ojos cerrados, pero atento a todo lo que decía. Muy bien, decidió darle una oportunidad a Kimura entonces. Confiaría en las palabras del chico moreno que tenía frente a sus ojos. Lo siguiente que hizo fue mostrar una expresión amable. De modo que luchaba usando el poder de su fruta y toxinas. Él como médico de nivel alto quizás podía recomendarle algunas, pero por el momento parecía querer saber sobre el rokushiki. Entrenar aquel arte era complicado y él ni siquiera había empezado, pues en mente tenía algo mucho más delicioso. De todas formas, podía ser bueno aprender algunas cosas como podía ser el tekkai kempo, el cual le hacía especial ilusión. Mostró una pequeña sonrisa y entonces se quedó mirando al chico.
- Entonces le daré una oportunidad a tu capitán. Has tenido mucho valor en tus palabras y por el momento nos veremos mañana. A las nueve de la noche en el patio Norte de la segunda planta.
Taiga era un tipo que odiaba madrugar y le gustaba estar con personas en climas agradables y después de dormir como una morsa. Así descansaría ese día, en el cual tuvo que levantarse temprano por culpa de su superior. Soltó un pequeño suspiro y acto seguido se pasó la mano por la frente. Empezó a caminar sin avisar directo a su habitación. Antes alzó su mano para así despedirse como era debido de aquel joven que le había mostrado actitud ante todo. La cosa iba bien con él.
El despertador del agente sonó con fuerza. Los ojos de Taiga se abrieron fijándose en primer lugar en los números del aparato. Las ocho y media. Era perfecto. Sonrió de forma maliciosa y se colocó en pie, era tiempo de empezar a entrenar con el chico. Iba con un pantalón de pijama negro, una camisa del mismo tono abierta y un gorrito en forma de cara de mapache. Se notaba que vivía como quería. Se colocó unas sandalias y empezó a caminar con calma. No tardó en llegar al enorme jardín en el cual había un estanque, estatuas y bastante espacio. Allí empezarían.
- Ya tan solo falta que venga.
Dijo con una sonrisa amable al mismo tiempo que se sentaba en el pequeño puente de piedra que cruzaba el estanque y se concentraba. Su haki de observación se activó para de ese modo poder tener localizado al joven.
- Entonces le daré una oportunidad a tu capitán. Has tenido mucho valor en tus palabras y por el momento nos veremos mañana. A las nueve de la noche en el patio Norte de la segunda planta.
Taiga era un tipo que odiaba madrugar y le gustaba estar con personas en climas agradables y después de dormir como una morsa. Así descansaría ese día, en el cual tuvo que levantarse temprano por culpa de su superior. Soltó un pequeño suspiro y acto seguido se pasó la mano por la frente. Empezó a caminar sin avisar directo a su habitación. Antes alzó su mano para así despedirse como era debido de aquel joven que le había mostrado actitud ante todo. La cosa iba bien con él.
El despertador del agente sonó con fuerza. Los ojos de Taiga se abrieron fijándose en primer lugar en los números del aparato. Las ocho y media. Era perfecto. Sonrió de forma maliciosa y se colocó en pie, era tiempo de empezar a entrenar con el chico. Iba con un pantalón de pijama negro, una camisa del mismo tono abierta y un gorrito en forma de cara de mapache. Se notaba que vivía como quería. Se colocó unas sandalias y empezó a caminar con calma. No tardó en llegar al enorme jardín en el cual había un estanque, estatuas y bastante espacio. Allí empezarían.
- Ya tan solo falta que venga.
Dijo con una sonrisa amable al mismo tiempo que se sentaba en el pequeño puente de piedra que cruzaba el estanque y se concentraba. Su haki de observación se activó para de ese modo poder tener localizado al joven.
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- Muchas gracias por esta oportunidad. Me esforzaré al máximo - contesté agradeciendo la oportunidad que me brindaba el rubio mientras sonreía como un tonto.
Estaba contento por el resultado de la petición, ya que desde mi punto de vista ya había sobrepasado el obstáculo más grande solo con conseguir que dijese sí. Ya había entrenado duro antes y confiaba en mí mismo para cualquier traba física que se me antepusiese durante el entrenamiento, pero el simple hecho de haber solucionado un problema social con éxito era todo un progreso. Las habilidades sociales no eran precisamente mi especialidad y no estaba acostumbrado a tener éxito en este tipo de empresas, por lo que no pude evitar seguir manteniendo aquella sonrisa hasta que terminé cayendo rendido en el catre mientras imaginaba como sería la sesión de entrenamiento.
El graznido de mi compañero plumífero dándome los buenos días era la única señal que necesitaba para ponerme en pie una vez llegaba el amanecer. Aún quedaba mucho para el encuentro con el agente y sabía que la ansiedad por la espera solo conseguiría ponerme más nervioso, por lo que decidí mantenerme ocupado hasta que diese la hora. Primero atendí a todas mis mascotas, vigilando que estuviesen cómodas y que nos les faltaba nada, para proseguir con una comida intensa a sabiendas que gastaría una gran cantidad de energía durante la sesión y acabar con un montón de informes que tenía que aún por rellenar de misiones pasadas. Odiaba la parte burocrática, pero así conseguí matar las horas que tenía libres hasta que llegó el momento de presentarme ante el agente.
Caminé con paso decidido por los pasillos de la base hasta llegar al patio norte, acompañado solamente con el revuelo de mi yukata color negro y mi firme determinación. Enseguida encontré al agente sumido en una especie de meditación en mitad de aquel lindo paraje que emanaba tranquilidad. No quería interrumpir lo que el agente estaba realizando, así que sin mediar palabra y embargado por la paz que inundaba el lugar me senté al lado del que sería mi maestro mientras lo observaba detenidamente. Cualquiera diría fuera de estos muros que este hombre con sombrero de mapache, ¿o era un tejón?, es una de las mayores autoridades dentro de la agencia. Parece demasiado desenfado y jovial para ello, pero había aprendido con los años a nunca juzgar un libro por su cubierta. Nunca somos todo lo que mostramos.
Estaba contento por el resultado de la petición, ya que desde mi punto de vista ya había sobrepasado el obstáculo más grande solo con conseguir que dijese sí. Ya había entrenado duro antes y confiaba en mí mismo para cualquier traba física que se me antepusiese durante el entrenamiento, pero el simple hecho de haber solucionado un problema social con éxito era todo un progreso. Las habilidades sociales no eran precisamente mi especialidad y no estaba acostumbrado a tener éxito en este tipo de empresas, por lo que no pude evitar seguir manteniendo aquella sonrisa hasta que terminé cayendo rendido en el catre mientras imaginaba como sería la sesión de entrenamiento.
El graznido de mi compañero plumífero dándome los buenos días era la única señal que necesitaba para ponerme en pie una vez llegaba el amanecer. Aún quedaba mucho para el encuentro con el agente y sabía que la ansiedad por la espera solo conseguiría ponerme más nervioso, por lo que decidí mantenerme ocupado hasta que diese la hora. Primero atendí a todas mis mascotas, vigilando que estuviesen cómodas y que nos les faltaba nada, para proseguir con una comida intensa a sabiendas que gastaría una gran cantidad de energía durante la sesión y acabar con un montón de informes que tenía que aún por rellenar de misiones pasadas. Odiaba la parte burocrática, pero así conseguí matar las horas que tenía libres hasta que llegó el momento de presentarme ante el agente.
Caminé con paso decidido por los pasillos de la base hasta llegar al patio norte, acompañado solamente con el revuelo de mi yukata color negro y mi firme determinación. Enseguida encontré al agente sumido en una especie de meditación en mitad de aquel lindo paraje que emanaba tranquilidad. No quería interrumpir lo que el agente estaba realizando, así que sin mediar palabra y embargado por la paz que inundaba el lugar me senté al lado del que sería mi maestro mientras lo observaba detenidamente. Cualquiera diría fuera de estos muros que este hombre con sombrero de mapache, ¿o era un tejón?, es una de las mayores autoridades dentro de la agencia. Parece demasiado desenfado y jovial para ello, pero había aprendido con los años a nunca juzgar un libro por su cubierta. Nunca somos todo lo que mostramos.
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El olor del chico iba acercándose cada vez más hacia él. Notaba su presencia y su aroma. Estaba claro que el rubio era un perfecto rastreador debido al poder de su fruta. Taiga simplemente se mantuvo allí callado con los ojos cerrados. Esperaba que llegase de una vez e iba midiendo con la mente los metros que debía quedarle al moreno para llegar hasta él. Finalmente hizo acto de presencia en aquel lugar y el agente del gobierno mundial no pudo evitar sonreír. Abrió sus ojos despacio hasta clavar su mirada en el chico que tenía delante de él. Parecía preparado para el entrenamiento y todo podría ser mucho más fácil si los dos se esforzaban. Antes de nada quería comprobar su estilo y poderes especiales. Taiga entonces se colocó en pie y se cruzó de brazos. Estaba justo sobre el puente de piedra de aquel pequeño lago.
El ambiente parecía tenso debido al silencio, pero el luchador estaba la mar de contento. Simplemente sonreía como un crío pequeño mientras miraba al moreno con calma. Entonces fue cuando el lobo estiró un brazo hacia delante y cerró el puño. Lo movió de un lado a otro y acto seguido y le hizo un gesto para que se acercase. Sus azulados ojos brillaron un poco y fue entonces cuando alzó la voz para hablarle.
- Empezaremos luchando para ver qué sería lo mejor para ti. Te daré algunos consejos cuando vea tu estilo. Quiero que vayas a muerte, que lo des todo y sin preocuparte. Si veo que no puedo seguir el ritmo ya te pediré que pares un poco. – Le dijo entonces tratando de darle ánimos.
Taiga no le gustaba confiarse y partiría con la idea de que Tobías estaba a su nivel, al menos en sus defensas. En los ataques empezaría suave y aumentaría poco a poco hasta que notase al chico cansado. No iba a hacerle ningún daño serio y por experiencia sabía que se entrenaba mejor tras un combate y con el cuerpo cansado. Así fue como él descubrió la mayoría de sus habilidades en todos sus entrenamientos en solitario. El rubio sonrió de forma amable y simplemente esperó el ataque del chico mientras mantenía el haki de observación en él. Debía admitir que no era un agente débil y estaba muy por encima de muchos de los que allí había. Tan solo debía sacar mucho más su potencial y explotar su energía al máximo poder.
El sonido de los grillos resultaba agradable y el lago estaba tranquilo. La suave hierba de la zona daba una sensación de paz inmensa y las pequeñas piedras que adornaban los laterales del patio le daban un toque apacible. El lobo disfrutaba estando en aquellos sitios tan hermosos y aunque fuese para combatir, le relajaban muchísimo. Era como estar libre en la naturaleza y sin preocupaciones. Lástima que en aquel mundo no había tiempo para la paz, pues había maldad por todos lados. Era algo que el luchador tenía muy bien asumido desde hacía mucho tiempo ya.
- Adelante.
El ambiente parecía tenso debido al silencio, pero el luchador estaba la mar de contento. Simplemente sonreía como un crío pequeño mientras miraba al moreno con calma. Entonces fue cuando el lobo estiró un brazo hacia delante y cerró el puño. Lo movió de un lado a otro y acto seguido y le hizo un gesto para que se acercase. Sus azulados ojos brillaron un poco y fue entonces cuando alzó la voz para hablarle.
- Empezaremos luchando para ver qué sería lo mejor para ti. Te daré algunos consejos cuando vea tu estilo. Quiero que vayas a muerte, que lo des todo y sin preocuparte. Si veo que no puedo seguir el ritmo ya te pediré que pares un poco. – Le dijo entonces tratando de darle ánimos.
Taiga no le gustaba confiarse y partiría con la idea de que Tobías estaba a su nivel, al menos en sus defensas. En los ataques empezaría suave y aumentaría poco a poco hasta que notase al chico cansado. No iba a hacerle ningún daño serio y por experiencia sabía que se entrenaba mejor tras un combate y con el cuerpo cansado. Así fue como él descubrió la mayoría de sus habilidades en todos sus entrenamientos en solitario. El rubio sonrió de forma amable y simplemente esperó el ataque del chico mientras mantenía el haki de observación en él. Debía admitir que no era un agente débil y estaba muy por encima de muchos de los que allí había. Tan solo debía sacar mucho más su potencial y explotar su energía al máximo poder.
El sonido de los grillos resultaba agradable y el lago estaba tranquilo. La suave hierba de la zona daba una sensación de paz inmensa y las pequeñas piedras que adornaban los laterales del patio le daban un toque apacible. El lobo disfrutaba estando en aquellos sitios tan hermosos y aunque fuese para combatir, le relajaban muchísimo. Era como estar libre en la naturaleza y sin preocupaciones. Lástima que en aquel mundo no había tiempo para la paz, pues había maldad por todos lados. Era algo que el luchador tenía muy bien asumido desde hacía mucho tiempo ya.
- Adelante.
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No tenía palabras para contestar al rubio... No porque en mi cabeza no fluyesen respuestas o porque no supiese muy bien como tomarme eso de que lo atacase a muerte... Sino más bien porque no me atrevía a romper la atmósfera que se había creado en torno a nuestro alrededor. La armonía de los insectos en su sinfonía nocturna acompasando al rumor de la brisa rozando las briznas de hierba, conseguían que aquel ambiente se antojase más para una cena nocturna a la luz de la luna que para combatir. Aunque algo me decía que no olvidaría este enfrentamiento.
Me coloqué a unos cinco metros del agente mientras me hacía una coleta, con la que solía peinarme para que no me estorbase el cabello, y adoptaba una pose de combate listo para empezar. No llevaba ninguna de mis armas, por lo que el tema de preocuparme por herirlo de forma mortal se reducía. Eso, sumado a que mi cuerpo a cuerpo no era muy destacable y de que él estaba a niveles por encima mía, me daba la tranquilidad de poder ir con todo sin problemas. Incliné la cabeza como gesto de que estaba preparado y acto seguido emprendí una carrera a toda velocidad hacia Taiga. A cada paso que daba dejaba un pequeño charco de sirope tras de mí, tiznando de marrón el campo verde, hasta que cuando me encontraba a un par de metros me impulsé con el Geppou y dar un gran salto para sobrepasar al rubio e intentar sorprenderlo. En pleno vuelo comencé a girar hasta quedarme boca abajo justo en el momento que pasaba por encima de él a un par de metros y sin más dilación preparé mi ataque. Estiré mis dos brazos hacia él, realizando el típico gesto que suelen utilizar los niños cuando juegan a los pistoleros, mientras concentraba una gota de sirope en cada dedo índice y susurraba de forma tranquila.
- Sweet Shot.
Las gotas salieron disparadas hacia el agente, directas a cada uno de sus hombros. No esperaba un gran resultado de este ataque más que distraerle... Aunque en realidad esa era la parte del plan, ya que mi intención era que se fijase en mí y en como pasaba por encima suya para caer tras él. Si conseguía llamar su atención y que se fijase en mí, usaría mi ámbito de akuma sobre parte de los charcos de sirope que había dejado tras de mí y los transformaría en dos saetas, de un tono parduzco en un principio que terminaría tornándose del tono metálico del haki armadura, para lanzarlas contra mi oponente. Una a cada pierna. Saliese como saliese la jugada, intentaría terminar el salto y quedarme de nuevo a unos tres metros de mi contrincante sin quitarle el ojo, aunque esta vez desde el extremo contrario.
Me coloqué a unos cinco metros del agente mientras me hacía una coleta, con la que solía peinarme para que no me estorbase el cabello, y adoptaba una pose de combate listo para empezar. No llevaba ninguna de mis armas, por lo que el tema de preocuparme por herirlo de forma mortal se reducía. Eso, sumado a que mi cuerpo a cuerpo no era muy destacable y de que él estaba a niveles por encima mía, me daba la tranquilidad de poder ir con todo sin problemas. Incliné la cabeza como gesto de que estaba preparado y acto seguido emprendí una carrera a toda velocidad hacia Taiga. A cada paso que daba dejaba un pequeño charco de sirope tras de mí, tiznando de marrón el campo verde, hasta que cuando me encontraba a un par de metros me impulsé con el Geppou y dar un gran salto para sobrepasar al rubio e intentar sorprenderlo. En pleno vuelo comencé a girar hasta quedarme boca abajo justo en el momento que pasaba por encima de él a un par de metros y sin más dilación preparé mi ataque. Estiré mis dos brazos hacia él, realizando el típico gesto que suelen utilizar los niños cuando juegan a los pistoleros, mientras concentraba una gota de sirope en cada dedo índice y susurraba de forma tranquila.
- Sweet Shot.
Las gotas salieron disparadas hacia el agente, directas a cada uno de sus hombros. No esperaba un gran resultado de este ataque más que distraerle... Aunque en realidad esa era la parte del plan, ya que mi intención era que se fijase en mí y en como pasaba por encima suya para caer tras él. Si conseguía llamar su atención y que se fijase en mí, usaría mi ámbito de akuma sobre parte de los charcos de sirope que había dejado tras de mí y los transformaría en dos saetas, de un tono parduzco en un principio que terminaría tornándose del tono metálico del haki armadura, para lanzarlas contra mi oponente. Una a cada pierna. Saliese como saliese la jugada, intentaría terminar el salto y quedarme de nuevo a unos tres metros de mi contrincante sin quitarle el ojo, aunque esta vez desde el extremo contrario.
- Habilidades usadas:
- Ámbito akuma grado 3:
- -Pasiva: El sirope de Tobías además de su mayor densidad y resistencia (6,5 escala Mohs), puede elegir el color cuando lo crea que crea.
- Sweet Shot:
- Tobías es capaz de generar gotas de sirope con una forma de proyectiles desde sus extremidades, lanzándolas a una velocidad equivalente a las balas normales, consiguiendo el mismo efecto que un arma.
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La pelea comenzó enseguida. La mirada del luchador se centró en el joven y su haki de observación se activó en ese mismo momento. Lo centró en el moreno para tener todo controlado hasta el último movimiento. Entonces fue cuando Tobías se lanzó hacia el rubio usando una de las habilidades del rokushiki. El lobo simplemente miró hacia arriba observándole sobrepasarle. Cuando vio sus dedos hacer el gesto de una pistola, el joven sonrió de forma amable y activó el kami-e, moviéndose a una velocidad increíble y con una agilidad sorprendente. Gracias al haki de observación pudo saber la trayectoria de los proyectiles y por ello pudo evitar el primero con facilidad. El segundo pasó rozándole el hombro y haciéndole un agujero en su camisa, por el cual la bala rozó también su brazo. Notó un quemazón importante y gruñó un poco de dolor.
Rápidamente se quitó la camisa y se dio cuenta de que estaba sangrando un poco por la zona del bíceps. Soltó un pequeño suspiro y acto seguido clavó su mirada en el joven. Una herida molesta, pero para nada grave. Su haki le alertó de las intenciones del moreno. Se quedó mirando al agente con las manos estiradas hacia atrás y apuntando a su retaguardia. Era como si mirando al chico supiera lo que pasaba a su espalda. Cuando las saetas salieron disparadas hacia él, chocaron con algo… Una especie de muro en forma de cuadrado verde se había formado a la espalda de Taiga. Un aura en forma de electricidad lo recorría. Medía tres metros de lado y de altura y poseía unos diez centímetros de grosor. Debido a su dureza pudo parar las saetas con facilidad. Taiga no había mirado, pues continuaba observando al chico con una expresión amable en todo momento.
- No ha estado nada mal, pero ha llegado el momento de mi ataque. Vamos a ello. – Dijo entonces empezando a trotar hacia el chico.
De repente, Taiga activó el soru y el haki mientras sonreía de lado. A una velocidad increíble se desplazó frente a su rival. Sin pensárselo mucho, lanzó una ráfaga de tres puñetazos hacia él, buscando de esa forma el pecho, estómago y rostro. En cuando terminase, saltaría con fuerza y en plano aire intentaría lanzarle una patada aérea hacia el brazo izquierdo. Le diese o no, el rubio sonreiría con amabilidad y empezaría a volar con el geppou hasta quedarse a unos cinco metros de altura sobre el suelo. Sus ojos se fijaron en el moreno y se cruzó de brazos mientras mantenía su haki de observación fijo en él. Parecía estar bastante relajado pese a las gotas de sangre que bajaban desde su brazo hasta los dedos de la mano.
- Tus balas han estado bien, pero si yo fuese tú me instruiría más en armas más eficaces y con más alcance. Deberías probar en energía explosiva o guadañas de tu sustancia.
Dijo mientras se relamía despacio y continuaba mirando al chico de forma calmada.
Rápidamente se quitó la camisa y se dio cuenta de que estaba sangrando un poco por la zona del bíceps. Soltó un pequeño suspiro y acto seguido clavó su mirada en el joven. Una herida molesta, pero para nada grave. Su haki le alertó de las intenciones del moreno. Se quedó mirando al agente con las manos estiradas hacia atrás y apuntando a su retaguardia. Era como si mirando al chico supiera lo que pasaba a su espalda. Cuando las saetas salieron disparadas hacia él, chocaron con algo… Una especie de muro en forma de cuadrado verde se había formado a la espalda de Taiga. Un aura en forma de electricidad lo recorría. Medía tres metros de lado y de altura y poseía unos diez centímetros de grosor. Debido a su dureza pudo parar las saetas con facilidad. Taiga no había mirado, pues continuaba observando al chico con una expresión amable en todo momento.
- No ha estado nada mal, pero ha llegado el momento de mi ataque. Vamos a ello. – Dijo entonces empezando a trotar hacia el chico.
De repente, Taiga activó el soru y el haki mientras sonreía de lado. A una velocidad increíble se desplazó frente a su rival. Sin pensárselo mucho, lanzó una ráfaga de tres puñetazos hacia él, buscando de esa forma el pecho, estómago y rostro. En cuando terminase, saltaría con fuerza y en plano aire intentaría lanzarle una patada aérea hacia el brazo izquierdo. Le diese o no, el rubio sonreiría con amabilidad y empezaría a volar con el geppou hasta quedarse a unos cinco metros de altura sobre el suelo. Sus ojos se fijaron en el moreno y se cruzó de brazos mientras mantenía su haki de observación fijo en él. Parecía estar bastante relajado pese a las gotas de sangre que bajaban desde su brazo hasta los dedos de la mano.
- Tus balas han estado bien, pero si yo fuese tú me instruiría más en armas más eficaces y con más alcance. Deberías probar en energía explosiva o guadañas de tu sustancia.
Dijo mientras se relamía despacio y continuaba mirando al chico de forma calmada.
- Datos:
- Fuerza empleada en el ataque: x87,5 sobre la base de un buey al 70.
Haki armadura usado: Básico [osea, nivel bajito]
asaltos: 1/20.
Soru usado para desplazamiento y Kamie para evasion junto a Haki superior de observación.
Tecnica defensiva: Iron Shell : Taiga deja fluir su energía al exterior, usando una de sus manos para ello. Puede formar un escudo de energía solida frente a él. Dicho escudo tiene forma de cuadrado, mide tres metros de alto, tres de lado, y diez centímetros de grosor. Tiene dureza y tenacidad 8 en escala moh. Es de color verde, y además un aura eléctrica lo recorre (escénica) Puede usarlo una vez cada tres post.
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La cabriola me salió a la perfección, consiguiendo intercambiar las posiciones mientras mi ataque se dirigía a mi oponente de forma directa, aunque inútil. El rubio esquivó las balas balanceándose de un lado a otro, y a pesar que arranqué un pequeño gesto de dolor en él, rápidamente comprobé que solo había llegado a rozarle cuando el agente se descamisó. Un hilillo carmesí recorría uno de sus imponentes bíceps.
Sonreí cuando este clavó su mirada en mí, por un instante creí que había llegado a engañar a el agente, pero entonces fue él quien me devolvió la sonrisa mientras estiraba sus manos hacia atrás. Una especie de muro destellante se generó a sus espaldas, parando mi ataque como si nada. Mi sonrisa se ensanchó. Las habladurías no mentían sobre él. Hubiese sido un poco desilusionador si alguien de su nivel caía en la primera jugarreta, aunque tampoco tenía tiempo en deleitarme con sus técnicas, puesto que no tardó en lanzarse a por mí en una carrera inicial.
Al verlo desaparecer no me sorprendí, sino que al conocer de primera mano la técnica del Soru me preparé esperando a verlo aparecer.
Usé el Kami-e para esquivar el primer golpe del rubio. Daba por hecho que podría herirme si se lanzaba a por mí de frente aún sabiendo que era Logia y no me equivoqué cuando vi el matiz metálico que recubría su mano al evitarla. El segundo puñetazo no fui capaz de eludirlo, me gustaría decir que fue porque me distraje al notar la potencia que llevaba el primero, pero siendo sinceros simplemente no fui lo suficiente rápido. Cuando quise apartarme de la trayectoria del golpe era demasiado tarde, por lo que cuando sus nudillos tocaron mi vientre consiguió que me doblase mientras abría los ojos de par en par. Me sorprendió comprobar que a pesar de mi propio haki armadura el impacto me causó bastante daño y no digo nada del siguiente que consiguió plasmarme en el rostro, incluso me desplazó un par de metros de mi posición. Si no llego a activar el haki seguramente me hubiese partido como una ramita, por lo que el último golpe no esperé a enfrentarlo de golpe como los demás. Si no que valiéndome de mis poderes me convertí en un charco rápidamente esquivando así la devastadora patada.
Cuando recuperé mi forma corpórea el dolor era más que patente allí donde el agente me había alcanzado, incluso el sabor a sangre me inundó la boca como hacia mucho tiempo que no me pasaba. Taiga se elevó como si tal cosa por los aires mientras me daba algún consejo de batalla.
- Me gusta la idea de la energía explosiva Taiga-senpai - dije sonriendo tas escupir un esputo sanguinolento a un lado. -Pero no tengo gran noción del control de la energía... Y sobre las armas de gran rango... Veamos si esto "cubre" el suficiente rango - terminé diciendo mientras estiraba las dos manos hacia delante y comenzaba a generar sirope desde ellas.
Todo a nuestro alrededor comenzó a cubrirse de un aroma dulzón. El manejo de mi fruta había mejorado bastante desde el día que la comí y ahora podía crear cantidades bastante considerables de ese líquido. Con esto me aseguraba de que cuando el rubio bajase a por mí tuviese que pisar aquel elemento que controlaba... Aunque no iba a quedarme esperándole tampoco. Había dado mi palabra de darlo todo, por lo que cuando todo estuvo lleno de la sustancia parduzca, comencé a transformar mi cuerpo en sirope y me entremezclé con aquel lago dulce durante un par de segundos. Tras aquella breve pausa dramática, emergerían del charco cinco Tobías al haber activado mi técnica dulce para todos. Las réplicas son idénticas al original y se movieron a mis ordenes hasta colocarse formando un pentágono en torno suya. Era momento de darlo todo, con un contrincante de su calibre... Lo haces así o has perdido antes de empezar.
Dos de ellos lanzaron un rankyaku hacia el rubio, uno dirección al pecho y otro hacia las piernas desde atrás, otros dos dispararon con el Sweet Shot buscando sus extremidades superiores y el último generó un cuervo de energía que volaría directo al agente (técnica alma astral). Estaba atacándole por todos los flancos desde los que podía... Y una vez más era una burda estrategia para intentar engañar mi enemigo, ya que el ataque real vendría desde abajo, que sería yo aún oculto en la gran masa marrón, el original, esperando el momento en el que Taiga bajase la guardia para esquivar los demás ataques. Entonces me impulsaría con el Geppou todo lo rápido posible hacia él, mientras una espléndida armadura color negro recubría mi cuerpo de forma completa. Mi idea era simplemente atenazarlo entre mis brazos y que el metal hiciese el resto del trabajo. Si conseguía llevarlo hacia la gran masa de sirope era mío... O eso esperaba. Había visto sus poderes y eran terribles, por lo que no podía fiarme.
Sonreí cuando este clavó su mirada en mí, por un instante creí que había llegado a engañar a el agente, pero entonces fue él quien me devolvió la sonrisa mientras estiraba sus manos hacia atrás. Una especie de muro destellante se generó a sus espaldas, parando mi ataque como si nada. Mi sonrisa se ensanchó. Las habladurías no mentían sobre él. Hubiese sido un poco desilusionador si alguien de su nivel caía en la primera jugarreta, aunque tampoco tenía tiempo en deleitarme con sus técnicas, puesto que no tardó en lanzarse a por mí en una carrera inicial.
Al verlo desaparecer no me sorprendí, sino que al conocer de primera mano la técnica del Soru me preparé esperando a verlo aparecer.
Usé el Kami-e para esquivar el primer golpe del rubio. Daba por hecho que podría herirme si se lanzaba a por mí de frente aún sabiendo que era Logia y no me equivoqué cuando vi el matiz metálico que recubría su mano al evitarla. El segundo puñetazo no fui capaz de eludirlo, me gustaría decir que fue porque me distraje al notar la potencia que llevaba el primero, pero siendo sinceros simplemente no fui lo suficiente rápido. Cuando quise apartarme de la trayectoria del golpe era demasiado tarde, por lo que cuando sus nudillos tocaron mi vientre consiguió que me doblase mientras abría los ojos de par en par. Me sorprendió comprobar que a pesar de mi propio haki armadura el impacto me causó bastante daño y no digo nada del siguiente que consiguió plasmarme en el rostro, incluso me desplazó un par de metros de mi posición. Si no llego a activar el haki seguramente me hubiese partido como una ramita, por lo que el último golpe no esperé a enfrentarlo de golpe como los demás. Si no que valiéndome de mis poderes me convertí en un charco rápidamente esquivando así la devastadora patada.
Cuando recuperé mi forma corpórea el dolor era más que patente allí donde el agente me había alcanzado, incluso el sabor a sangre me inundó la boca como hacia mucho tiempo que no me pasaba. Taiga se elevó como si tal cosa por los aires mientras me daba algún consejo de batalla.
- Me gusta la idea de la energía explosiva Taiga-senpai - dije sonriendo tas escupir un esputo sanguinolento a un lado. -Pero no tengo gran noción del control de la energía... Y sobre las armas de gran rango... Veamos si esto "cubre" el suficiente rango - terminé diciendo mientras estiraba las dos manos hacia delante y comenzaba a generar sirope desde ellas.
Todo a nuestro alrededor comenzó a cubrirse de un aroma dulzón. El manejo de mi fruta había mejorado bastante desde el día que la comí y ahora podía crear cantidades bastante considerables de ese líquido. Con esto me aseguraba de que cuando el rubio bajase a por mí tuviese que pisar aquel elemento que controlaba... Aunque no iba a quedarme esperándole tampoco. Había dado mi palabra de darlo todo, por lo que cuando todo estuvo lleno de la sustancia parduzca, comencé a transformar mi cuerpo en sirope y me entremezclé con aquel lago dulce durante un par de segundos. Tras aquella breve pausa dramática, emergerían del charco cinco Tobías al haber activado mi técnica dulce para todos. Las réplicas son idénticas al original y se movieron a mis ordenes hasta colocarse formando un pentágono en torno suya. Era momento de darlo todo, con un contrincante de su calibre... Lo haces así o has perdido antes de empezar.
Dos de ellos lanzaron un rankyaku hacia el rubio, uno dirección al pecho y otro hacia las piernas desde atrás, otros dos dispararon con el Sweet Shot buscando sus extremidades superiores y el último generó un cuervo de energía que volaría directo al agente (técnica alma astral). Estaba atacándole por todos los flancos desde los que podía... Y una vez más era una burda estrategia para intentar engañar mi enemigo, ya que el ataque real vendría desde abajo, que sería yo aún oculto en la gran masa marrón, el original, esperando el momento en el que Taiga bajase la guardia para esquivar los demás ataques. Entonces me impulsaría con el Geppou todo lo rápido posible hacia él, mientras una espléndida armadura color negro recubría mi cuerpo de forma completa. Mi idea era simplemente atenazarlo entre mis brazos y que el metal hiciese el resto del trabajo. Si conseguía llevarlo hacia la gran masa de sirope era mío... O eso esperaba. Había visto sus poderes y eran terribles, por lo que no podía fiarme.
- Cosicas:
- -Defensa:
Uh, uh
- Haki armadura nivel superior, kami-e y recurrir a la forma líquida para encajar golpes y esquivarlos.
-Ataque:- Dulce para todos:
- Tobías se deshace en un gran charco de sirope, para después emerger de él acompañado de cinco clones de sirope. Estos pueden usar hasta dos técnicas, que el usuario domine, antes de deshacerse otra vez en el mismo elemento. Su dureza es la misma que la del sirope que Tobías puede generar.
Cada clon ha realizado un ataque:
-Rankyaku
-Sweet shot (descripción anterior spoiler)
-Manual kuchiyose/Alma astral
-Otros datos: Nivel 60: Puede crear hasta cincuenta metros cúbicos de su elemento y controlarlo en un rango de 40 metros.
-Armadura
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La mirada de Taiga se quedó clavada en aquel lago que se estaba formando. Los usuarios del tipo logia eran sin duda un dolor de cabeza. Continuaba volando mientras centraba su mirada en el suelo. A partir de ese momento debía dejar de confiarse y ponerse las pilas. Cinco Tobías empezaron a surgir de aquella zona, haciendo que el rubio ladease la cabeza. Centró su haki de observación al máximo y se dio cuenta de que algo fallaba. El original no estaba entre ellos y aquello le hizo sonreír de lado. De modo que… Se trataba de un pequeño juego para que picase. No estaba nada mal, pero Redfield estaba centrado en el original, el cual tal vez maquinaba algún tipo de ataque. Por el momento intentaría ocuparse de los clones que tenía delante de sus ojos. No cabía duda de que estaba luchando contra un agente habilidoso pese a su aspecto inocente.
- Impresionante…
Susurró al mismo tiempo que mostraba una sonrisa amable. Cuando se vio rodeado se temió lo peor. Rápidamente lanzó un par de rankyakus para chocarlos contra los dos que iban hacia él, haciendo que se formaran un par de explosiones cortantes. Para el resto tendría que darlo todo. Activó su haki armadura al máximo y lanzó su habilidad especial. Todo su cuerpo se recubrió de un color rojo metalizado en lugar de negro, haciéndole parecer un hombre rubí. Su haki armadura a su máximo poder no era negro, más bien de aquel tono. Ahora tendría un poder muchísimo mejor y aquello sumado a su resistencia le haría un peligro. Notó los impactos al mismo tiempo que usaba el kamie y los brazos para bloquear y esquivar los ataques. También se movía por el aire con el geppou mientras mostraba una mirada calmada. Notó el dolor de los perdigones impactar en su cuerpo de aquella forma, haciéndole heridas en los brazos, piernas y hasta hombros. Impactó un puñetazo al cuervo, sintiendo una sensación dolorosa en sus nudillos que le hizo gruñir. Aquello se le iba de las manos. Debía atacar rápidamente al original.
Fue en ese momento cuando sintió su aura acercarse desde el lago. Era su oportunidad. Taiga miró hacia él y se lanzó a por su objetivo, el cual parecía haberse puesto una armadura negra extraña. En pleno aire, el rubio cambió su tamaño a los siete metros de altura. Sus orejas se estiraron, su hocico se alargó y su cuerpo se recubrió de pelo al mismo tiempo que una cola salía de la parte baja de su espalda. Un hombre lobo rojizo metalizado enorme. Cuando estuviese cerca del joven, el cual parecía querer agarrarlo, lanzaría una patada brutal a su pecho, buscando de esa forma lanzarlo de nuevo al lago del que había salido y hundirlo en él. Le diese o no, se quedaría volando mientras miraba con el gesto serio. Sus sandalias habían reventado y ahora sus pies eran garras, pero había ocultado las uñas para no hacerle daño innecesario. No sabía si le había dado, pero se notaba que ahora era un jodido monstruo con una fuerza absurdamente poderosa.
- Los clones me han pillado desprevenido, pero mientras tenga mi haki fijado en ti, no creo que puedas engañarme. Ahora continuemos el juego, Tobí-kun. – Dijo con una sonrisa amable y una voz algo grave.
- Impresionante…
Susurró al mismo tiempo que mostraba una sonrisa amable. Cuando se vio rodeado se temió lo peor. Rápidamente lanzó un par de rankyakus para chocarlos contra los dos que iban hacia él, haciendo que se formaran un par de explosiones cortantes. Para el resto tendría que darlo todo. Activó su haki armadura al máximo y lanzó su habilidad especial. Todo su cuerpo se recubrió de un color rojo metalizado en lugar de negro, haciéndole parecer un hombre rubí. Su haki armadura a su máximo poder no era negro, más bien de aquel tono. Ahora tendría un poder muchísimo mejor y aquello sumado a su resistencia le haría un peligro. Notó los impactos al mismo tiempo que usaba el kamie y los brazos para bloquear y esquivar los ataques. También se movía por el aire con el geppou mientras mostraba una mirada calmada. Notó el dolor de los perdigones impactar en su cuerpo de aquella forma, haciéndole heridas en los brazos, piernas y hasta hombros. Impactó un puñetazo al cuervo, sintiendo una sensación dolorosa en sus nudillos que le hizo gruñir. Aquello se le iba de las manos. Debía atacar rápidamente al original.
Fue en ese momento cuando sintió su aura acercarse desde el lago. Era su oportunidad. Taiga miró hacia él y se lanzó a por su objetivo, el cual parecía haberse puesto una armadura negra extraña. En pleno aire, el rubio cambió su tamaño a los siete metros de altura. Sus orejas se estiraron, su hocico se alargó y su cuerpo se recubrió de pelo al mismo tiempo que una cola salía de la parte baja de su espalda. Un hombre lobo rojizo metalizado enorme. Cuando estuviese cerca del joven, el cual parecía querer agarrarlo, lanzaría una patada brutal a su pecho, buscando de esa forma lanzarlo de nuevo al lago del que había salido y hundirlo en él. Le diese o no, se quedaría volando mientras miraba con el gesto serio. Sus sandalias habían reventado y ahora sus pies eran garras, pero había ocultado las uñas para no hacerle daño innecesario. No sabía si le había dado, pero se notaba que ahora era un jodido monstruo con una fuerza absurdamente poderosa.
- Los clones me han pillado desprevenido, pero mientras tenga mi haki fijado en ti, no creo que puedas engañarme. Ahora continuemos el juego, Tobí-kun. – Dijo con una sonrisa amable y una voz algo grave.
- Datos:
- Esquives: Kamie, geppou, haki superior de observacion y bloqueos con haki armadura perfecto.
La patada: La fuerza de Taiga empleada en esa patada es igual a un x875.
x25 de fuerza de akuma x 7 pasivo x 5 del Holocausto del haki armadura perfecto.
[En caso de dar la patada, tras el impacto se destransformará un segundo debido al kairo y volverá a su forma hibrida al momento (?)]
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Desde luego no estaba ante ningún novato, incluso parecía más hábil que el pelirrojo con el que solía entrenar. Ya imaginaba que alguien con su nivel debía de controlar el haki de observación como mi capitán, pero hasta que no lo vi reaccionar con tanta precisión a tantos ataques a la vez no me quedó tan claro. Los rankyakus quedaron neutralizados con pasmosa facilidad con otros dos que lanzó el agente con suma velocidad haciendo que la explosión cortante destrozase dos de los clones, aunque lo más impresionante fue ver el tono carmesí que adoptó su cuerpo. Al parecer debía de darle una resistencia y fuerza inhumana, ya que aguantó los impactos de las "balas" y frenó el cuervo de un puñetazo. Menos mal que no era Croc.
Ya sabía que no era buena idea haberme lanzado contra él de una forma tan directa... Pero ya era tarde. Ese pensamiento había venido a mí cuando ya me encontraba de manera ascendente para intentar atrapar al rubio y me era imposible cambiar mi trayectoria. Maldita física. Encima para colmo el agente sabía donde me encontraba y se lanzó a por mí mientras cambiaba su aspecto aún más. No tenía dominio del haki observación, pero aún así era consciente del poder que se avecinaba hacia mí de forma inevitable. Debía ser una de sus transformaciones como usuario Zoan y me pareció semi poético que fuese un lobo carmesí el que acabase destrozándome... Aunque no iba a quedarme de brazos cruzados ante mi oponente. Debía hacer algo y rápido.
Se me ocurrió una última locura y de golpe aumenté la velocidad de mi ascenso gracias a que la armadura comenzó a desaparecer de mi cuerpo hasta quedar transformada de nuevo en su forma de piedra atada en forma de colgante, para en apenas un instante tirar de todas las partes de mi cuerpo, cuando me encontrase a escasos metros de él, y deshacerme en un montón de gotas de sirope que se dispersaron en distintas direcciones evitando el cuerpo lobuno del agente por los pelos. Este pasó como una flecha por el impulso del golpe y aproveché el momento para volverme a recomponer por encima suya, usando el Geppou para mantenerme a un par de metros sobre él. Sabía que su habilidad de predicción me dejaba poco margen de actuación, por lo que sin dudar un segundo di forma a parte del sirope que había desparramado por el suelo para crear seis tentáculos de sirope de distintos colores que se lanzarían a por el cuerpo del enorme lobo intentando atenazarlo. Justo en ese momento uno de los clones de sirope se deshizo fundiéndose con el resto que quedaba en el suelo, ya que había obligado a este a usar mi técnica Sutikkī sobre los tentáculos y los clones solo podían ejecutar dos técnicas antes de volverse líquidos de nuevo. Habían caído tres, pero aún me quedaban dos en pie. De momento solo me limitaría a moverlos en círculos alrededor de la posición de Taiga para distraerlo, al igual que darle colores a los tentáculos, mientras contestaba a sus palabras.
- Creo que nunca olvidaré este entrenamiento Taiga-senpai, aunque he de reconocer que tengo que darlo todo de mí para mantenerme a tu altura - dije sonriendo a pesar de que un hilillo de sangre aún me corría por la comisura de los labios. Aún me dolían los golpes anteriores y no quería descubrir que me hubiese pasado si este último hubiese llegado a colisionar en mí. Un ligero escalofrío recorrió mi piel al pensar en ello.
Si los tentáculos conseguían llegar a rozarlo se quedarían pegados a él y una vez pasase eso comenzaría a hacer que el sirope comenzase a recubrir su imponente y enorme cuerpo con intención de ralentizarlo mientras ejercía presión con el sirope gracias a la canalización de mi ámbito.
Ya sabía que no era buena idea haberme lanzado contra él de una forma tan directa... Pero ya era tarde. Ese pensamiento había venido a mí cuando ya me encontraba de manera ascendente para intentar atrapar al rubio y me era imposible cambiar mi trayectoria. Maldita física. Encima para colmo el agente sabía donde me encontraba y se lanzó a por mí mientras cambiaba su aspecto aún más. No tenía dominio del haki observación, pero aún así era consciente del poder que se avecinaba hacia mí de forma inevitable. Debía ser una de sus transformaciones como usuario Zoan y me pareció semi poético que fuese un lobo carmesí el que acabase destrozándome... Aunque no iba a quedarme de brazos cruzados ante mi oponente. Debía hacer algo y rápido.
Se me ocurrió una última locura y de golpe aumenté la velocidad de mi ascenso gracias a que la armadura comenzó a desaparecer de mi cuerpo hasta quedar transformada de nuevo en su forma de piedra atada en forma de colgante, para en apenas un instante tirar de todas las partes de mi cuerpo, cuando me encontrase a escasos metros de él, y deshacerme en un montón de gotas de sirope que se dispersaron en distintas direcciones evitando el cuerpo lobuno del agente por los pelos. Este pasó como una flecha por el impulso del golpe y aproveché el momento para volverme a recomponer por encima suya, usando el Geppou para mantenerme a un par de metros sobre él. Sabía que su habilidad de predicción me dejaba poco margen de actuación, por lo que sin dudar un segundo di forma a parte del sirope que había desparramado por el suelo para crear seis tentáculos de sirope de distintos colores que se lanzarían a por el cuerpo del enorme lobo intentando atenazarlo. Justo en ese momento uno de los clones de sirope se deshizo fundiéndose con el resto que quedaba en el suelo, ya que había obligado a este a usar mi técnica Sutikkī sobre los tentáculos y los clones solo podían ejecutar dos técnicas antes de volverse líquidos de nuevo. Habían caído tres, pero aún me quedaban dos en pie. De momento solo me limitaría a moverlos en círculos alrededor de la posición de Taiga para distraerlo, al igual que darle colores a los tentáculos, mientras contestaba a sus palabras.
- Creo que nunca olvidaré este entrenamiento Taiga-senpai, aunque he de reconocer que tengo que darlo todo de mí para mantenerme a tu altura - dije sonriendo a pesar de que un hilillo de sangre aún me corría por la comisura de los labios. Aún me dolían los golpes anteriores y no quería descubrir que me hubiese pasado si este último hubiese llegado a colisionar en mí. Un ligero escalofrío recorrió mi piel al pensar en ello.
Si los tentáculos conseguían llegar a rozarlo se quedarían pegados a él y una vez pasase eso comenzaría a hacer que el sirope comenzase a recubrir su imponente y enorme cuerpo con intención de ralentizarlo mientras ejercía presión con el sirope gracias a la canalización de mi ámbito.
- Cositas:
- Defensa: Esquivar recurriendo a la forma no corpórea de mi fruta.
- Ataque: Intentar atrapar con tentáculos gigantes de sirope y recubrirlo de sirope usando las siguientes técnicas.
·Sutikkī :
El sirope de Tobías se vuelve extremamente pegajoso, haciendo que para poder quitarlo de una superficie haya que pegarlo en otra (No podrías simplemente sacudir el brazo y quitártelo de encima por ejemplo)
·Ámbito Akuma (Grado 3)
-Pasiva: El sirope de Tobías además de su mayor densidad y resistencia (6,5 escala Mohs), puede elegir el color cuando lo crea.
-Activa: Tobías es capaz de generar una gran presión con el sirope que crea, llegando a partir los huesos de quien atenace.
- Otros datos: Quedan 2 clones en pie de 5.
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La patada del lobo pasó rozando las gotas de sirope y provocando un viento intenso cuando pasó. El suelo tembló durante algunos momentos y cuando eso sucedió, el enorme lobo rojo entrecerró los ojos manteniendo al chico en su punto de mantra. Una especie de brisa recorrió al enorme lobo y lentamente una especie de brillo verde eléctrico le rodeó también. Entonces el inmenso luchador empezó a volar por los cielos a toda velocidad. No estaba usando el geppou, más bien otra cosa. La velocidad que cogió fue sorprendente. Se dio cuenta de que cada vez iban desapareciendo más clones y aquello le dio una buena idea. Debían de ser la fuente de energía de su oponente. Debía terminar de una buena vez con ellos. Los tentáculos de colores estaban dando un enorme espectáculo, pero no se dejaría vencer por aquello. El lobo había visto al chico evadir su ataque por completo. Se quedó algo alucinado al ver la capacidad de reacción del joven. Se lanzó al mismo tiempo que él para que no le diese tiempo a frenar o reaccionar, pero esa cosa se deshizo en un tiempo record. En ese caso, le enseñaría velocidad y no se dejaría dar por aquellas cosas con tan buena pinta.
- Reizu… Aoneko… ¡Speed Maximun!
Gritó el agente moviéndose a una velocidad impresionante. Era como si desapareciese en el aire. Estando en la forma híbrida de su fruta y combinando sus dos habilidades de vuelo y velocidad se convertía en un jodido peligro. Lentamente, una humareda oscura imbuyó al lobo rojizo, el cual entonces sonrió de forma amistosa. Era el momento de mostrarle al joven la razón de que fuera uno de los más peligrosos. De hecho, la ventaja la tenía Tobías al estar en aquel espacio cerrado que le impedía a él mostrar su fuerza. Taiga impactó sus puños en el aire y dos ondas de choque se formaron de la nada, dirigiéndose cada una hacia un clon distinto. Entonces usando su exagerada velocidad trató de colocarse volando a la espalda del chico. Lo primero que haría sería lanzar una ráfaga de cuatro puñetazos buscando espalda, hombro, costado derecho e izquierdo. Le diese o no, se movería de nuevo hacia el techo a toda velocidad y quedaría allí arriba.
- Me temo que esto se ha terminado, chico. Será mejor que demos esto por finalizado y nos centremos en algo más colaborador.
Dijo con un tono amable para después lanzarse de nuevo a por él [Manual Prisa] El lobo trató de seguirlo con el haki de observación y entonces intentaría quedar a su lado derecho. En ese momento impactaría un terrible puñetazo a centímetros del chico, pero sin intención de darle. Entonces una terrible onda de choque surgiría de la nada y trataría de impactar en Tobias y estrellarlo contra la pared. Todos los ataques del lobo rojo habían estado imbuidos en haki armadura. Lo siguiente que hizo fue moverse de nuevo a toda velocidad entre los tentáculos y después de aquello colocarse en pleno aire, levitando como por arte de magia.
- Estilo del frío, Tormenta Blanca. – Susurró mientras ahora su puño derecho empezaba a canalizar energía. Esperaba que el joven se rindiese o debería emplear un ataque demasiado brutal para él.
- Reizu… Aoneko… ¡Speed Maximun!
Gritó el agente moviéndose a una velocidad impresionante. Era como si desapareciese en el aire. Estando en la forma híbrida de su fruta y combinando sus dos habilidades de vuelo y velocidad se convertía en un jodido peligro. Lentamente, una humareda oscura imbuyó al lobo rojizo, el cual entonces sonrió de forma amistosa. Era el momento de mostrarle al joven la razón de que fuera uno de los más peligrosos. De hecho, la ventaja la tenía Tobías al estar en aquel espacio cerrado que le impedía a él mostrar su fuerza. Taiga impactó sus puños en el aire y dos ondas de choque se formaron de la nada, dirigiéndose cada una hacia un clon distinto. Entonces usando su exagerada velocidad trató de colocarse volando a la espalda del chico. Lo primero que haría sería lanzar una ráfaga de cuatro puñetazos buscando espalda, hombro, costado derecho e izquierdo. Le diese o no, se movería de nuevo hacia el techo a toda velocidad y quedaría allí arriba.
- Me temo que esto se ha terminado, chico. Será mejor que demos esto por finalizado y nos centremos en algo más colaborador.
Dijo con un tono amable para después lanzarse de nuevo a por él [Manual Prisa] El lobo trató de seguirlo con el haki de observación y entonces intentaría quedar a su lado derecho. En ese momento impactaría un terrible puñetazo a centímetros del chico, pero sin intención de darle. Entonces una terrible onda de choque surgiría de la nada y trataría de impactar en Tobias y estrellarlo contra la pared. Todos los ataques del lobo rojo habían estado imbuidos en haki armadura. Lo siguiente que hizo fue moverse de nuevo a toda velocidad entre los tentáculos y después de aquello colocarse en pleno aire, levitando como por arte de magia.
- Estilo del frío, Tormenta Blanca. – Susurró mientras ahora su puño derecho empezaba a canalizar energía. Esperaba que el joven se rindiese o debería emplear un ataque demasiado brutal para él.
- Datos:
- Fuerza: La misma de antes.
Velocidad: Combinando el x10 en velocidad + Aoneko [Velocidad] : Taiga canaliza su energía en las piernas pudiendo desplazarse a una velocidad a 15 metros por segundo. Combinado con su habilidad de volar es posible volar a dicha velocidad. Por el momento puede mantener la técnica activada tres post y necesita descansar otros dos para volver a usarla. A efectos escénicos se mueve con un brillo verdosos extraño.
y
Manual Canalización: Reizu [Ámbito Vuelo]: Taiga a efectos pasivos hace que una ligera brisa recorra sus pelos y ropas moviéndolos despacio. A efectos “ofensivos” usa su energía para elevarse y poder desplazarse por el aire. Dicho proceso es realizado usando dicha energía en sus pies a modo de impulso para luego mantenerla o activarla para “volar”. Puede mantener esta habilidad tres post y luego deberá descansar otros dos. Por el aire se mueve a cincuenta kilómetros por hora.
Gana una velocidad considerable.
Kemono [Onda De Choque] : Taiga una vez cada tres post gana la capacidad de imbuir su cuerpo en un aura oscura que a efectos pasivos muestra una especie de humareda rodearle. Cuando golpea el aire puede provocar ondas de choque con una potencia superior a las normales. Puede lanzarlas durante el post que activa la técnica. Cuanta más fuerza tenga mayor será la onda. No es lo mismo activar este poder en forma humana que en híbrida. [Con los aumentos que tiene ahora, las ondas podrían ser muy problematicas]
Haki Perfecto Armadura + Holocausto + Haki observación Superior.
Manual prisa usado para la onda.
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-¿Pero qué cojones? - pensé sorprendido al ver la pasmosa velocidad que de repente había adquirido Taiga tras comenzar a echar humo. El tío está que arde.
El aspecto del agente durante los únicos microsegundos que se dejaba ver daba miedo. Enseguida comprendí que hasta ahora había estado jugando conmigo mientras yo había estado dando todo de mí. El abismo que había entre nuestros niveles de poder se había hecho más que patente en un simple pestañeo. Aunque tuve la suerte de que no me eligiera como primer objetivo y se lanzase a aniquilar a mis pobres clones con unas enormes ondas que no me hubiesen gustado recibir en mi dulce culo, por lo que aproveché ese lapso de segundos para ordenar a mi armadura que volviese a extenderse por mi cuerpo mientras la recubría con haki armadura para endurecerla aún más al saber que el siguiente iba a ser yo... Y menos mal.
El monstruoso lobo, que relucía con múltiples colores y efectos especiales, se movió tan rápido que pareció materializarse a mis espaldas para propinarme unos cuantos golpes. No sabría decir cuantos fueron ni exactamente donde los recibí, ya que salí despedido de forma brutal contra el suelo mientras profería un grito de dolor que sonó de forma amortiguada en el interior de la armadura de kairoseki puro. Esperaba que el material de esta ayudase a frenar los golpes del agente por su gran calidad, aunque vuelvo a repetir que no sabría decirlo con seguridad puesto que terminé incrustado en el suelo de todas formas y con la sensación de haber sido atropellado por un tren. Joder que mala bestia.
El sirope del suelo no tardó en recubrir el cráter de donde estaba metido casi sin fuerzas para salir de él, pero por suerte nunca antes había sentido la armadura tan cargada de poder. En otras circunstancias hubiese usado toda esa potencia para devolverle el golpe a mi enemigo en el momento adecuado... Pero estaba tan molido que tuve que usar dicha energía en su habilidad de curación. Gracias a eso y a que pude activar mi técnica de curación [Manual Micaiah] pude conseguir ponerme en pie tras apartar de mi alrededor todo el sirope que me recubría. Mi intención era mostrarme colaborador como bien decía él. En algún momento el entrenamiento se nos había ido de las manos y lo mejor era parar antes de ir a mayores, pero este no me dio tiempo siquiera de abrir los labios. En un abrir y cerrar de ojos el imponente lobo se colocó en uno de mis flancos y me lanzó un puñetazo que volvió a mandarme a volar unos cuantos metros contra una de las paredes.
-¿Así entiende él un "alto al fuego"? - pensé de forma inevitable mientras salía despedido.
Esta vez el impacto contra la pared fue menos violento. Usé la nueva energía acumulada para activar los propulsores de la armadura a máxima potencia intentando frenar así la trayectoria, pero como ya he mencionado solo pude minimizar el impacto y aún así el golpe consiguió sacar todo el aire de mis pulmones de forma momentánea. La sensación de asfixia se hizo tan patente que tuve que retirar la armadura una vez más para recuperar el aliento aún a sabiendas de que me exponía a caer fulminado ante un nuevo ataque que parecía poder llegar en cualquier momento por la actitud que seguía mostrando, aunque por suerte esta vez sí que pareció esperar una respuesta.
-¡Joder Taiga-senpai! Claro que quiero optar por algo más colaborador. Recuerda que vine a ti porque quiero entrenar contigo. No para luchar a muerte ni nada por el estilo - dije usando las fuerzas que me quedaban para poder mantenerme en pie con una postura ladeada. Me dolían partes del cuerpo que no sabía ni que existían y seguramente estarían llenos de unos espectaculares verdugones que adquirirían diferentes colores. No era médico, pero aún así sabía que tenía uno de los hombros dislocados y posiblemente alguna fisura que otra en alguno de mis huesos. - Aquí las directrices las das tu y no quisiera que pensases mal o cualquier otra cosa sobre mí - terminé diciendo mientras me rendía hasta a estar de pie, por lo que me dejé caer de culo acentuando aún más los dolores que ya sentía. - He venido con ganas de aprender y no de buscarme una enemistad - fue lo último que pude decir con completa sinceridad antes de rendirme del todo y de dejarme caer en el suelo. Esta zona era de la poca que aún no estaba llena de sirope y la suave caricia de la brizna del parque donde nos encontrábamos se tornaba cada vez más cómoda. Quien tenga que limpiar esto se va a enfadar con nosotros seguro.
El aspecto del agente durante los únicos microsegundos que se dejaba ver daba miedo. Enseguida comprendí que hasta ahora había estado jugando conmigo mientras yo había estado dando todo de mí. El abismo que había entre nuestros niveles de poder se había hecho más que patente en un simple pestañeo. Aunque tuve la suerte de que no me eligiera como primer objetivo y se lanzase a aniquilar a mis pobres clones con unas enormes ondas que no me hubiesen gustado recibir en mi dulce culo, por lo que aproveché ese lapso de segundos para ordenar a mi armadura que volviese a extenderse por mi cuerpo mientras la recubría con haki armadura para endurecerla aún más al saber que el siguiente iba a ser yo... Y menos mal.
El monstruoso lobo, que relucía con múltiples colores y efectos especiales, se movió tan rápido que pareció materializarse a mis espaldas para propinarme unos cuantos golpes. No sabría decir cuantos fueron ni exactamente donde los recibí, ya que salí despedido de forma brutal contra el suelo mientras profería un grito de dolor que sonó de forma amortiguada en el interior de la armadura de kairoseki puro. Esperaba que el material de esta ayudase a frenar los golpes del agente por su gran calidad, aunque vuelvo a repetir que no sabría decirlo con seguridad puesto que terminé incrustado en el suelo de todas formas y con la sensación de haber sido atropellado por un tren. Joder que mala bestia.
El sirope del suelo no tardó en recubrir el cráter de donde estaba metido casi sin fuerzas para salir de él, pero por suerte nunca antes había sentido la armadura tan cargada de poder. En otras circunstancias hubiese usado toda esa potencia para devolverle el golpe a mi enemigo en el momento adecuado... Pero estaba tan molido que tuve que usar dicha energía en su habilidad de curación. Gracias a eso y a que pude activar mi técnica de curación [Manual Micaiah] pude conseguir ponerme en pie tras apartar de mi alrededor todo el sirope que me recubría. Mi intención era mostrarme colaborador como bien decía él. En algún momento el entrenamiento se nos había ido de las manos y lo mejor era parar antes de ir a mayores, pero este no me dio tiempo siquiera de abrir los labios. En un abrir y cerrar de ojos el imponente lobo se colocó en uno de mis flancos y me lanzó un puñetazo que volvió a mandarme a volar unos cuantos metros contra una de las paredes.
-¿Así entiende él un "alto al fuego"? - pensé de forma inevitable mientras salía despedido.
Esta vez el impacto contra la pared fue menos violento. Usé la nueva energía acumulada para activar los propulsores de la armadura a máxima potencia intentando frenar así la trayectoria, pero como ya he mencionado solo pude minimizar el impacto y aún así el golpe consiguió sacar todo el aire de mis pulmones de forma momentánea. La sensación de asfixia se hizo tan patente que tuve que retirar la armadura una vez más para recuperar el aliento aún a sabiendas de que me exponía a caer fulminado ante un nuevo ataque que parecía poder llegar en cualquier momento por la actitud que seguía mostrando, aunque por suerte esta vez sí que pareció esperar una respuesta.
-¡Joder Taiga-senpai! Claro que quiero optar por algo más colaborador. Recuerda que vine a ti porque quiero entrenar contigo. No para luchar a muerte ni nada por el estilo - dije usando las fuerzas que me quedaban para poder mantenerme en pie con una postura ladeada. Me dolían partes del cuerpo que no sabía ni que existían y seguramente estarían llenos de unos espectaculares verdugones que adquirirían diferentes colores. No era médico, pero aún así sabía que tenía uno de los hombros dislocados y posiblemente alguna fisura que otra en alguno de mis huesos. - Aquí las directrices las das tu y no quisiera que pensases mal o cualquier otra cosa sobre mí - terminé diciendo mientras me rendía hasta a estar de pie, por lo que me dejé caer de culo acentuando aún más los dolores que ya sentía. - He venido con ganas de aprender y no de buscarme una enemistad - fue lo último que pude decir con completa sinceridad antes de rendirme del todo y de dejarme caer en el suelo. Esta zona era de la poca que aún no estaba llena de sirope y la suave caricia de la brizna del parque donde nos encontrábamos se tornaba cada vez más cómoda. Quien tenga que limpiar esto se va a enfadar con nosotros seguro.
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Una sonrisa se formó en el rostro del enorme lobo rojizo, el cual lentamente volvió a la forma humana y desactivó el haki armadura. Quedó como siempre, aunque con algunos moratones en su cuerpo. Había llegado el momento. Tobías estaba hecho mierda y eso era lo que el rubio había querido desde el principio. Ahora llegaba la parte difícil y donde todo debía mostrarse. El lobo aterrizó en el suelo y levantó algo de polvo al hacerlo. Lo siguiente que hizo fue correr hacia el chico mientras escuchaba sus palabras. Se venía escuchar algo de ese estilo, pero era lo que planeaba desde que comenzó aquello. El agente especial pisó entonces el suelo con la idea de hacerlo temblar y espabilar un poco al moreno que yacía tumbado en aquel charco de aquel material extraño que poseía a su alrededor y que había usado todo el combate para atrapar a Taiga.
- ¡En pie! ¡Ha llegado el momento esperado! Todo esto era necesario para mostrarte esto. Necesito que imites mis movimientos ahora mismo.
Exigió con algo de seriedad mientras apretaba los puños y estiraba ambas manos hacia delante. Esperaba que el chico hiciese lo mismo. Su mirada se centró en él y entonces empezó a canalizar energía en la palma de sus manos. Debía asegurarse de que él lo hiciera de la forma correcta o estaría enseñándole algo erróneo que podía terminar muy mal.
- Debes estar sin apenas energías, ese era el plan ¡Saca fuerzas de la nada! ¡Estira las manos hacia delante y canaliza tu energía en las palmas! Quiero que imagines que tus manos se endurecen y se vuelven cemento. Deja salir la energía al frente… ¡Piensa en un escudo que proteja a tus seres queridos!
Dijo al mismo tiempo que un aura verde recorría sus propias manos. El escudo que usó al principio de la batalla se formó entonces frente a Taiga. Un cuadrado perfecto de tres metros de altura, tres de lado y algunos centímetros de grosor. Su energía al ser verde hizo que dicha defensa tuviese ese color, tal vez la suya era de otro. El lobo entonces mantuvo la energía como pudo y tras aquello mostró una sonrisa confiada. Canceló su poder e hizo que el escudo desapareciese entre electricidad verdosa que se expandió por el patio. La sonrisa de Taiga se ensanchó y miró al joven de forma siniestra.
- ¡Deja la energía fluir desde tu cuerpo a las manos! ¡Materializa tus sueños, Tobías! – Gritó con fuerza para animarle mientras lanzaba un golpe al aire y levantaba el puño en señal de ánimo. Todo aquel entrenamiento solo para aquello había sido necesario. Su cuerpo debía estar fatal y ahora su poca energía saldría con más fuerza. Si realizaba con éxito el escudo, quedaría tremendamente agotado, pero él habría cumplido su objetivo. Podía parecer un profesor exageradamente duro, pero ahora confiaba en que su violento método habría hecho efecto. Le estaba enseñando una de sus especialidades.
- ¡En pie! ¡Ha llegado el momento esperado! Todo esto era necesario para mostrarte esto. Necesito que imites mis movimientos ahora mismo.
Exigió con algo de seriedad mientras apretaba los puños y estiraba ambas manos hacia delante. Esperaba que el chico hiciese lo mismo. Su mirada se centró en él y entonces empezó a canalizar energía en la palma de sus manos. Debía asegurarse de que él lo hiciera de la forma correcta o estaría enseñándole algo erróneo que podía terminar muy mal.
- Debes estar sin apenas energías, ese era el plan ¡Saca fuerzas de la nada! ¡Estira las manos hacia delante y canaliza tu energía en las palmas! Quiero que imagines que tus manos se endurecen y se vuelven cemento. Deja salir la energía al frente… ¡Piensa en un escudo que proteja a tus seres queridos!
Dijo al mismo tiempo que un aura verde recorría sus propias manos. El escudo que usó al principio de la batalla se formó entonces frente a Taiga. Un cuadrado perfecto de tres metros de altura, tres de lado y algunos centímetros de grosor. Su energía al ser verde hizo que dicha defensa tuviese ese color, tal vez la suya era de otro. El lobo entonces mantuvo la energía como pudo y tras aquello mostró una sonrisa confiada. Canceló su poder e hizo que el escudo desapareciese entre electricidad verdosa que se expandió por el patio. La sonrisa de Taiga se ensanchó y miró al joven de forma siniestra.
- ¡Deja la energía fluir desde tu cuerpo a las manos! ¡Materializa tus sueños, Tobías! – Gritó con fuerza para animarle mientras lanzaba un golpe al aire y levantaba el puño en señal de ánimo. Todo aquel entrenamiento solo para aquello había sido necesario. Su cuerpo debía estar fatal y ahora su poca energía saldría con más fuerza. Si realizaba con éxito el escudo, quedaría tremendamente agotado, pero él habría cumplido su objetivo. Podía parecer un profesor exageradamente duro, pero ahora confiaba en que su violento método habría hecho efecto. Le estaba enseñando una de sus especialidades.
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Se estaba tan agustito allí tirado... Olvidándome poco a poco del dolor que sufría mi cuerpo y dándole el descanso que necesitaba. Mis ojos ya se encontraban cerrados, dejando a mi mente que se sumiera en la negrura del sueño... Cuando de repente el suelo tembló e hizo que abriera los ojos como platos a la vez que me incorporaba como un resorte, notando como mi cuerpo gritaba que quería quedarse quieto, pero mi mente pensaba que otro ataque podía caer sobre mi persona y por eso mi cuerpo se vio forzado a moverse aunque no quisiera. Por suerte no era ningún ataque como mi consciencia aletargada aseguraba, sino que era el rubio llamándome la atención para que lo escuchase e imitase.
Obligué a mi maltratado cuerpo a levantarse y comencé a seguir las instrucciones que el lobo daba con la misma efusividad con la que luchaba. Me emocioné un poco cuando comprendí que estaba enseñándome una de sus técnicas personales, por lo que no podía fallar. Esta situación me recordaba al día que conseguí despertar el haki de armadura o al día en el que tuve que enfrentarme con aquel renegado y desarrollé mi Sweet Shot... Aunque he de admitir que nunca nadie me había llevado hasta tales extremos.
Levanté mis manos con las palmas abiertas y los brazos extendidos al frente, mientras buscaba en cada partícula de mi ser algo de energías. Al principio creí que me había quedado seco y que no podría avanzar, pero entonces la visión del muro de Taiga junto a sus palabras de ánimo consiguieron que me esforzase como nunca antes hasta ahora. Me concentré en la antigua familia que tuve y que no pude conocer ni proteger, recordé la nueva que había hecho junto a mis nakamas y lo feliz que suelo estar juntos a ellos... Pero sobre todo recordé mi infancia en aquel antro de mala muerte donde me criaron y vendieron como vulgar ganado. Debía conseguirlo por todos ellos y por todos lo que me necesitarán en un futuro... Y con todo eso en mente comencé a notar como las pocas energías que tenía se acumulaba en la palma de mis manos. Sintiendo como se endurecían y dispuesto a plasmar todo lo que me quedaba en materializarla enfrente mía, justo al lado del que había creado Taiga, intentando plasmar mi sentimiento de protección en aquella barrera.
Nada más soltar toda aquella energía noté como me flaqueaba cada músculo de mi ser, haciendo que las fuerzas me fallasen por la extenuación. No duré más que un segundo más consciente, pero me pareció observar un muro de energía de color morado al lado del verde y por ello caí rendido con una suave sonrisa en el rostro a pesar del machaque que había sufrido. Desde luego el agente era duro como maestro, pero también admirable.
Obligué a mi maltratado cuerpo a levantarse y comencé a seguir las instrucciones que el lobo daba con la misma efusividad con la que luchaba. Me emocioné un poco cuando comprendí que estaba enseñándome una de sus técnicas personales, por lo que no podía fallar. Esta situación me recordaba al día que conseguí despertar el haki de armadura o al día en el que tuve que enfrentarme con aquel renegado y desarrollé mi Sweet Shot... Aunque he de admitir que nunca nadie me había llevado hasta tales extremos.
Levanté mis manos con las palmas abiertas y los brazos extendidos al frente, mientras buscaba en cada partícula de mi ser algo de energías. Al principio creí que me había quedado seco y que no podría avanzar, pero entonces la visión del muro de Taiga junto a sus palabras de ánimo consiguieron que me esforzase como nunca antes hasta ahora. Me concentré en la antigua familia que tuve y que no pude conocer ni proteger, recordé la nueva que había hecho junto a mis nakamas y lo feliz que suelo estar juntos a ellos... Pero sobre todo recordé mi infancia en aquel antro de mala muerte donde me criaron y vendieron como vulgar ganado. Debía conseguirlo por todos ellos y por todos lo que me necesitarán en un futuro... Y con todo eso en mente comencé a notar como las pocas energías que tenía se acumulaba en la palma de mis manos. Sintiendo como se endurecían y dispuesto a plasmar todo lo que me quedaba en materializarla enfrente mía, justo al lado del que había creado Taiga, intentando plasmar mi sentimiento de protección en aquella barrera.
Nada más soltar toda aquella energía noté como me flaqueaba cada músculo de mi ser, haciendo que las fuerzas me fallasen por la extenuación. No duré más que un segundo más consciente, pero me pareció observar un muro de energía de color morado al lado del verde y por ello caí rendido con una suave sonrisa en el rostro a pesar del machaque que había sufrido. Desde luego el agente era duro como maestro, pero también admirable.
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Los cabellos del rubio se movían de un lado a otro debido al flujo de energía que estaba empleando para concentrar sus propias energías. Pudo ver al joven emplear el escudo, pero con un color morado algo más característico de él. Taiga tenía el color verde en sus canalizaciones y no es que le desagradase. Mostró una expresión calmada cuando le vio desplomarse y caer al suelo. Pudo ver que no le pasaba nada, pues sus conocimientos de médico eran de lo más útiles. Soltó un pequeño suspiro y después caminó despacio hacia él. El rubio se colocó el gorro de castor en la cabeza y después se colocó bien el pantalón. Su pijama estaba bien. Se quedó mirando a Tobías con una sonrisa amable y después levantó el pulgar de forma calmada.
- Bien hecho, Tobi-kun. Esta técnica forma parte del estilo del Flujo de Energía. Es complicado dominar estas habilidades y por el momento yo tengo acceso a dos, ahora sabes una.
Le dijo de forma amable. Lo siguiente que hizo fue coger el cuerpo del agente y empezar a caminar tranquilamente hacia su habitación. Cuando llegó, abrió la puerta y dejó al chico sobre su cama. El cuarto de Taiga era un desastre con piernas. Había informes por el suelo, por encima de la mesa y demás. Incluso parecía haber trozos de pizza en las estanterías. De hecho, el rubio allí mismo se quitó los pantalones, dejando ver una ropa interior azulada en la que ponía “Ushio” con rotulador. Se colocó otros pantalones parecidos a los de un kimono y después se estiró un poco. Se sentó en una silla y miró al chico con una expresión calmada. Se había esforzado bastante y parecía agotado.
- En cuanto te hayas recuperado te invito a una hamburguesa con patatas y refresco. También a una bolsa de trozos de pollo rebozado. – Le dijo con un tono amable mientras le guiñaba el ojo despacio.
Taiga parecía estar muy tranquilo. Ya se había acostumbrado a ser el entrenador de muchos agentes que le buscaban para mejorar sus habilidades, pero Tobías había sido el más talentoso por el momento. Esperaba que Kimura cambiase por su bien o él mismo le haría una visita para explicarle lo que estaba bien y mal. Soltó un pequeño bostezo y entonces no esperó más. Sacó un maletín rojo de debajo de su cama y lo abrió. Había múltiples herramientas de medicina, Taiga era un médico de primera, por no decir de los mejores. Abrió un bote morado que contenía una crema de hierbas color café. Empezó a pasarla por el torso de él (Quitándole primero la camiseta si la llevaba puesta) Pasaría sus manos por el cuello de él, los hombros y demás.
- Esto te hará sentir mejor, Tobi-kun… – La verdad, una escena algo íntima parecía, las cosas como eran. Taiga no parecía dejar de sonreír nunca, incluso cuando estaba peleando.
- Bien hecho, Tobi-kun. Esta técnica forma parte del estilo del Flujo de Energía. Es complicado dominar estas habilidades y por el momento yo tengo acceso a dos, ahora sabes una.
Le dijo de forma amable. Lo siguiente que hizo fue coger el cuerpo del agente y empezar a caminar tranquilamente hacia su habitación. Cuando llegó, abrió la puerta y dejó al chico sobre su cama. El cuarto de Taiga era un desastre con piernas. Había informes por el suelo, por encima de la mesa y demás. Incluso parecía haber trozos de pizza en las estanterías. De hecho, el rubio allí mismo se quitó los pantalones, dejando ver una ropa interior azulada en la que ponía “Ushio” con rotulador. Se colocó otros pantalones parecidos a los de un kimono y después se estiró un poco. Se sentó en una silla y miró al chico con una expresión calmada. Se había esforzado bastante y parecía agotado.
- En cuanto te hayas recuperado te invito a una hamburguesa con patatas y refresco. También a una bolsa de trozos de pollo rebozado. – Le dijo con un tono amable mientras le guiñaba el ojo despacio.
Taiga parecía estar muy tranquilo. Ya se había acostumbrado a ser el entrenador de muchos agentes que le buscaban para mejorar sus habilidades, pero Tobías había sido el más talentoso por el momento. Esperaba que Kimura cambiase por su bien o él mismo le haría una visita para explicarle lo que estaba bien y mal. Soltó un pequeño bostezo y entonces no esperó más. Sacó un maletín rojo de debajo de su cama y lo abrió. Había múltiples herramientas de medicina, Taiga era un médico de primera, por no decir de los mejores. Abrió un bote morado que contenía una crema de hierbas color café. Empezó a pasarla por el torso de él (Quitándole primero la camiseta si la llevaba puesta) Pasaría sus manos por el cuello de él, los hombros y demás.
- Esto te hará sentir mejor, Tobi-kun… – La verdad, una escena algo íntima parecía, las cosas como eran. Taiga no parecía dejar de sonreír nunca, incluso cuando estaba peleando.
- Técnica Enseñada:
- Iron Shell : Taiga deja fluir su energía al exterior, usando una de sus manos para ello. Puede formar un escudo de energía solida frente a él. Dicho escudo tiene forma de cuadrado, mide tres metros de alto, tres de lado, y diez centímetros de grosor. Tiene dureza y tenacidad 8 en escala moh. Es de color verde, y además un aura eléctrica lo recorre (escénica) Puede usarlo una vez cada tres post.
(El color tuyo eso, morado (?) )
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Las palabras del agente fueron apenas inaudibles. Había caído en un estado de semiinconsciencia, por lo que no sabía discernir lo real de lo irreal. ¿Acaso estaba cargándome el rubio? Qué cómodo el colchón, un momento ¿Un colchón? No recordaba ningún catre donde habíamos luchado. Desde luego estaba flipando o realmente me había movido. El cúmulo de sensaciones raras consiguieron que abriese los ojos del todo y pudiese echar un vistazo donde me encontraba. Reinaba un caos total que se me antojaba algo similar ¿Acaso estaba en el camarote de Gusi? No podía ser, pero tampoco tenía fuerzas para comprobarlo a ciencia cierta. Al parecer ya era un milagro haber recuperado parte de la consciencia, aunque al menos era lo suficiente para comprobar con algo más de calma que quien me acompañaba seguía siendo el rubio y no el peliblanco. Este al menos era mucho más agradable. El marine en su lugar estaría riéndose de mí y no dándome apoyo y ayuda.
- No creas que permitiré algo así. A esa hamburguesa invito yo sensei. Sé que es un pago nimio... Pero empezaré por ahí - dije en respuesta al tema de la comida mientras intentaba no caer rendido en la comodidad del colchón.
Por suerte o desgracia no tuve que hacer un gran esfuerzo por evitar caer rendido de nuevo, ya que los siguientes actos del rubio despertaron mi aletargada mente. El agente sacó un pequeño maletín en el que rebuscó hasta encontrar un bote que desprendía un aroma potente, para luego acercarse y comenzar a quitarme la parte de arriba de mi yukata y extender el contenido del bote por mi fatigado cuerpo con un suave masaje. Me costó percatarme del efecto sanador del mejunje. No estaba acostumbrado, ni me gustaba, el contacto físico excesivo, pero me encontré que estaba tan cansado que ni siquiera pude poner más resistencia que tensar los músculos durante un segundo... Además había que admitir que las manos del agente eran prodigiosas y enseguida volví a relajarme.
- Aunque creo que habrá que dejarlo para otro día... - dije con voz pausada. - Creo que dormiré una semana.
De nuevo me quedé traspuesto mientras notaba como los músculos del cuerpo iban destensándose poco a poco. Seguramente si el agente no me sacaba de allí dormiría allí dicha semana. Su colchón es mucho más cómodo que el mío. ¿Serán privilegios por su rango?
- No creas que permitiré algo así. A esa hamburguesa invito yo sensei. Sé que es un pago nimio... Pero empezaré por ahí - dije en respuesta al tema de la comida mientras intentaba no caer rendido en la comodidad del colchón.
Por suerte o desgracia no tuve que hacer un gran esfuerzo por evitar caer rendido de nuevo, ya que los siguientes actos del rubio despertaron mi aletargada mente. El agente sacó un pequeño maletín en el que rebuscó hasta encontrar un bote que desprendía un aroma potente, para luego acercarse y comenzar a quitarme la parte de arriba de mi yukata y extender el contenido del bote por mi fatigado cuerpo con un suave masaje. Me costó percatarme del efecto sanador del mejunje. No estaba acostumbrado, ni me gustaba, el contacto físico excesivo, pero me encontré que estaba tan cansado que ni siquiera pude poner más resistencia que tensar los músculos durante un segundo... Además había que admitir que las manos del agente eran prodigiosas y enseguida volví a relajarme.
- Aunque creo que habrá que dejarlo para otro día... - dije con voz pausada. - Creo que dormiré una semana.
De nuevo me quedé traspuesto mientras notaba como los músculos del cuerpo iban destensándose poco a poco. Seguramente si el agente no me sacaba de allí dormiría allí dicha semana. Su colchón es mucho más cómodo que el mío. ¿Serán privilegios por su rango?
Invitado
Fama
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
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Taiga soltó una pequeña carcajada cuando escuchó las palabras del joven. Estaba claro que estaba hecho polvo y además quería invitar él, pero otro día al parecer. Era normal que estuviese en aquel estado, pero había logrado enseñarle su técnica. El agente del gobierno entonces se quedó mirándole unos momentos y desvió la mirada hacia la estantería. Tomó un pedazo de pizza de champiñones, o eso creía que era aquella cosa marrón con forma de hongo. Le pegó un pequeño mordisco y después de unos momentos se la comió totalmente. El sabor le hizo soltar un pequeño quejido de gusto. Enseguida se quedó mirándole de nuevo. Como médico de la agencia se sentía obligado a ver si todos los que trataba terminaban bien. Parecía haber caído bastante bien, se le notaba feliz.
- Cualquiera te mueva ahora ¡Hahahahahaha! Después te traeré una nevera con agua y alimentos. Puedes quedarte ahí unos días, tu cuerpo tiene que estar reventado. Yo voy a salir a un objetivo en el Sur.
Una vez dijo aquello caminó hasta un pequeño armario y sacó una especie de caja de color roja. La abrió despacio y empezó a sacar chismes muy pequeños. Unos eran sobres doblados, otros anillos, unos cuantos accesorios del cuello y pulseras con pinchos. Le molaba todo aquello. De repente, sacó una especie de llave plateada de tamaño medio. La colocó encima de la mesa y después la señaló con el dedo índice mientras le dedicaba una amable sonrisa, como de costumbre solía hacer.
- Esta es la llave de la habitación. Yo tengo una copia en los otros pantalones, por lo que puedes quedártela en mi ausencia y después también. Recuerda no hacer muchos esfuerzos. Con tu permiso, es hora de partir. – Mencionó entonces abriendo el armario.
El rubio se colocó una camiseta de color blanco en el brazo, tomó también una chaqueta negra, unas botas y una mochila amarilla. Fue entonces cuando le hizo un gesto de despedida al chico con la mano derecha y después abandonó la habitación. El rubio entonces comenzó a caminar por los pasillos y se paró delante de las duchas. Iba a darse un buen baño antes de irse, pues el entrenamiento le había dejado lleno de sudor. Sabía de sobra que era de noche, pero así trabajaba él. Nadie sabía cuándo se iba o volvía, tan solo que completaba las misiones con un éxito del cien por cien de los casos.
- Creo que de paso me llevaré unas cuantas tortitas de carne con verduras.
Eso fue lo último que dijo antes de entrar a la ducha y activar el agua templada. Notó la agradable sensación y después de unos segundos soltó un enorme suspiro. Podía acostumbrarse a vivir bajo una ducha, un sueño bonito. La primera sensación siempre era la mejor de todas, debía admitirlo. Tomó un poco de champú y empezó a echarlo sobre su cuerpo. Tenía ganas de comenzar aquella misión nocturna en la que usaría un navío del gobierno de tamaño mediano por primera vez.
- Cualquiera te mueva ahora ¡Hahahahahaha! Después te traeré una nevera con agua y alimentos. Puedes quedarte ahí unos días, tu cuerpo tiene que estar reventado. Yo voy a salir a un objetivo en el Sur.
Una vez dijo aquello caminó hasta un pequeño armario y sacó una especie de caja de color roja. La abrió despacio y empezó a sacar chismes muy pequeños. Unos eran sobres doblados, otros anillos, unos cuantos accesorios del cuello y pulseras con pinchos. Le molaba todo aquello. De repente, sacó una especie de llave plateada de tamaño medio. La colocó encima de la mesa y después la señaló con el dedo índice mientras le dedicaba una amable sonrisa, como de costumbre solía hacer.
- Esta es la llave de la habitación. Yo tengo una copia en los otros pantalones, por lo que puedes quedártela en mi ausencia y después también. Recuerda no hacer muchos esfuerzos. Con tu permiso, es hora de partir. – Mencionó entonces abriendo el armario.
El rubio se colocó una camiseta de color blanco en el brazo, tomó también una chaqueta negra, unas botas y una mochila amarilla. Fue entonces cuando le hizo un gesto de despedida al chico con la mano derecha y después abandonó la habitación. El rubio entonces comenzó a caminar por los pasillos y se paró delante de las duchas. Iba a darse un buen baño antes de irse, pues el entrenamiento le había dejado lleno de sudor. Sabía de sobra que era de noche, pero así trabajaba él. Nadie sabía cuándo se iba o volvía, tan solo que completaba las misiones con un éxito del cien por cien de los casos.
- Creo que de paso me llevaré unas cuantas tortitas de carne con verduras.
Eso fue lo último que dijo antes de entrar a la ducha y activar el agua templada. Notó la agradable sensación y después de unos segundos soltó un enorme suspiro. Podía acostumbrarse a vivir bajo una ducha, un sueño bonito. La primera sensación siempre era la mejor de todas, debía admitirlo. Tomó un poco de champú y empezó a echarlo sobre su cuerpo. Tenía ganas de comenzar aquella misión nocturna en la que usaría un navío del gobierno de tamaño mediano por primera vez.
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