Un dragón y un transformer [Priv. Dexter -Tenebrex]

Edward, desde que salió de Síderos, solo hizo dos cosas. La primera, probar qué demonios hacían todos aquellos objetos que, literalmente, le cayeron del cielo. La gran mayoría de ellos los podía llevar encima sin que llamaran (demasiado) la atención, sobre todo por la túnica que podía transformarse en cualquier ropa. En otras circunstancias, la segunda tarea hubiera sido mucho más larga, pero gracias a la libreta Shùjùkù (se lee chu-yu-ku, separando cada sílaba y diciendolo como si estuvieras enfadado) fue una simple lectura amena. Normalmente, Edward lleva un registro de sucesos importantes y de las personas que conoce, pero esta vez no tuvo que escribirlo, puesto que, tras escribir su nombre en la libreta, esta se rellenó por sí sola, dejando al rubio con la única tarea de supervisar que todo estuviera correcto. Mirando los nombres de los que había conocido, llegó a "Dexter", el Yonkou. Rápidamente habló con Krauser, buscando alguna manera de volver a encontrarse con el dragón.

Hoy es el día y Little Garden el lugar. El demonio amarillo se iba a encontrar con Dexter y estaba botando de entusiasmo. Llegó una hora antes de lo acordado y esperó leyendo su libreta, que le tenía tan orgulloso. "Me gustaría preguntarle cómo conoció a Krau... ¿Serían enemigos antes, cuando el era marine? ¿Qué opinión tendrá de la marina? ¿Y de la revolución? ¿Qué cosas habrá descubierto sobre el gobierno? ¡OH! ¡¿Sabrá algo del siglo vacío?! ¡Porque debe tener a alguien que lea los Poneglyphos (o Foneglifos o como sea xD) en su tripulación! ¡¡Qué emoción!! No puedo esperar a que llegue... ¿Qué pensará de mí? Seguro que ni se fijó jaajajaja" -Pensaba sentado en una roca, riéndose como un niño que va a conocer a su superhéroe favorito.

La hora acordada era la 1:00 PM y el sol brillaba iluminando toda la isla, la temperatura era muy agradable y, si Dexter se acababa retrasando, Edward acabaría probablemente dormido.

El joven, aunque había llegado con mucho entusiasmo, no pudo evitar quedarse dormido antes de la llegada del pirata, que llegó más tarde de lo acordado, cosa a la que Edward no le dio importancia, pues tenía mil otras cosas que pensar y decir más importantes que quejarse (y menos peligrosas).

Yacía allí tendido sobre una roca cuando el grito de Dexter, lo sacó de improvisto de entre los brazos de Morfeo.

-¡¿Eh?! ¡Sí, sí! ¡Estoy despierto! -Dijo mientras se intentaba incorporar. Colocó mal el pie derecho en la roca y casi se cayó, aunque pudo recuperar el equilibrio, evitando caer de boca contra el suelo. Algo sonrojado y agarrándose con ambos brazos a la roca para no repetir la escena, sonrió y respondió cálidamente al saludo del Yonkou.

-¡Hey! ¡Buenas! Muchas gracias por venir. No sé si Krauser te ha dicho mi nombre o si me recuerdas de nuestro breve encuentro en Síderos, me llamo Edward, es un honor. -Dijo, llevándose, al concluir, la mano derecha a la nuca.

-Tengo muchas preguntas, eres una persona muy fuerte e importante, espero que no te moleste mi curiosidad... Pero, por ejemplo, me llama mucho la atención la relación que tienes con nuestro "demonio de la niebla". -Dijo a modo de broma. -Él dijo que eras como su hermano, pero teniendo en cuenta que el fue un marine, me preguntaba si antes erais enemigos... Por cierto, soy un amante de la historia... ¿Por casualidad... no habrá alguien en tu tripulación que sepa leer los Poneglyphs? Habréis encontrado alguno durante vuestras aventuras supongo... -El entusiasmo hacía que las palabras brotaran solas, le era imposible contenerse, pero no quería resultar molesto ni abrumar demasiado al hombre que, al fin y al cabo, había accedido a reunirse con él sin compromiso alguno, por decisión propia, aunque el fuese alguien casi sin importancia.