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Helado-chan
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- Yoshi y Kasan:
- Nota random: La tarta se suponía que era de algún puesto random, que la gente no suele ir con tartas a lo pederastas con un caramelo(?)- - - - - - - - - - - - - - - - - -
El tipo mira la tarta que señalas y, extrañado, apunta con su dedo pulgar a la señora que está sentada justo a su lado. "Es suyo", entiendes con su mirada. También ves en su mirada un "a este le falta un hervor", pero a lo mejor solo han sido cosas tuyas. Como si no le hubieras preguntado y como si Yoshi no hubiera irrumpido de la nada -aunque,
¿qué? ¿Desde cuándo está Yoshi ahí?- te dice en un susurro.
-¿Eres un marine? Pareces nuevo aquí y vi venir el barco de la marina bien temprano...
Qué tipo más raro. Aunque claro, tampoco es que os parezca muy normal su estilo de vida.
Podrías obviarlo y llamar a Nocturne, aunque a lo mejor el señor os da una buena conversación.
-Yo siempre supe que necesitábamos a los marines, con todos los problemas que ha habido últimamente... Quizá vosotros pudierais ayudar a un señor necesitado...
- Nocturne y Gusi:
- El viejo se lleva una mano al pecho mientras va en aumento su cara de indignación. Puede que la ineptitud social de Gusi se lo impida, pero tú Nocturne ves, claramente, que tu compañero la ha liado de una forma, cuanto menos, alarmante. Aunque parece que tu discurso le ha calmado un poco (no mucho, pero lo suficiente). Te mira directo a los ojos y, en lo que te parece una eternidad, señala a Gusi y chasquea los dedos. Los dos guardias que estaban custodiando la puerta lo agarran por la espalda, lo inmovilizan y le ponen unas esposas.
-De acuerdo, señor, ¿Kimura, era? Confío en usted pero, lamentablemente, ni confío ni me cae bien su "camarada". Su deplorable actitud deja mucho que desear cuando, se supone, están en una misión tan importante. Así pues, se irá derechito a la prisión. Cuando termine su misión y me pague, soltaremos a su querido subordinado. ¡Y da gracias que no se le llevan a usted también!
Se da la vuelta tras hacerle una señal a los guardas y el anciano, con una mano en la espalda, se vuelve a sus labores. Mientras hace eso te parece entender cosas como "Maldita juventud", "en mi época lo hubiera matado al instante", "una pena que se haya abolido la pena de muerte" y cosas por el estilo.
Así que... ¿Bien, no? ¿Qué piensas hacer?
- La chupipandi:
- Buah, gracias a dios a que nadie ha probado los entrantes, si fueran una trampa y estuvieran envenenados con una toxina mortal la habríais liado mucho... Bueno Pyros, ¿la comida bien, no? Esperemos que sean cosas del narrador y que al final la comida no esté envenenada.
Por cierto, antes que nada, todos los que no habéis probado la comida, aunque estáis a salvo por si acaba habiendo veneno, veis que las criadas se van bastante tristes, como si les doliera muchísimo que no hayáis probado la comida que tanto se han esforzado en preparar para unos invitados tan importantes. Todo aquel que no sea un monstruo se le rompe un poco el corazoncito. Menos a Pyros, ella está tope feliz zampando (o acabando de).
Tras esos sentimientos de culpa por ser crueles con las sirvientas aparece en la primera planta una hermosa mujer ataviada con una túnica dorada con detalles en blanco. Su cabello lacio del color del azabache le cae en una cascada de forma delicada por los hombros y la espalda. Una tiara dorada con una gema roja en el centro le adorna de una forma majestuosa el rostro, en el cual veis relucir dos ojos de uno de los verdes más puros que hayáis visto jamás. A ver, para el que no lo haya pillado, sí, es la emperatriz de la isla.
-Bienvenidos seáis, guardianes de la marina.- os hace una leve reverencia, con lo cual, ojito, que para que una emperatriz se incline... -Espero que os haya resultado agradable vuestra estancia y, de la misma forma, que vuestra espera no haya sido una molestia.
Enarca una ceja de forma muy sutil y se vuelve a dirigir a vosotros.
-Tenía entendido que... Ibais a ser más de los que estáis presente. ¿Ha habido... Problemas?
A los que estáis atentos, puede que Pyros no con todo lo que ha comido, notáis cómo esa última palabra deja caer un pequeño deje de inseguridad, de temor. Ha sido breve, pero lo habéis visto. ¿Puede que, que os separéis, se saliera de sus planes? Si estáis todos juntos os podría matar a todos a la vez... Aunque a lo mejor se os está yendo un poco de entre las manos. O no, y estáis a punto de palmarla todos, quién sabe.
-Bueno, si me acompañáis, podremos hablar de lo que nos atañe. Aunque primero quería comentaros una cosa.- dice mientras se vuelve y vuelve a entrar por la puerta por la que salió.
Y bueno, podéis hacer muuuuuchas cosas. Quizá queráis entrar como si nada en la sala y hablar del tema que os ha dicho; aunque puede que sea una trampa y nada más entrar os ataquen. No habéis sentido nada hasta ahora, pero tampoco habéis sentido nada de los guardias, así que... Bueno, ya sabéis. También podéis atacar directamente a todo lo que tiene pulso, así en plan ataque superpreventivo. Podéis quedaros allí y hacer el pino.
Ciertamente, podéis hacer muchas cosas, así que... ¿Qué decidís?
Pyros Silver
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La comida estaba deliciosa, tendría que venir más a menudo a esta isla para volver a probar las delicatessen que recién había comido hará un rato. Ninguno de mis compañeros probó de alguno de los platos que habían traído las sirvientas. "-No tendrán hambre, supongo-" pensé mientras seguía mirando las maravillosas columnas de la estancia en la que estábamos. Pasado un rato, las doncellas se retiraron con un semblante triste dibujado en sus rostros. Probablemente estaban decepcionadas porque solo yo comí de todo lo que habían traído. Realmente me daban pena, se habían esforzado para traernos tal banquete en pocos minutos con todo el trabajo que tenían que hacer en palacio como fregar y ese tipo de cosas que hacen los criados. "-Al menos les pagan por sus servicios, si fueran esclavas haría lo que fuera por liberarlas-" pensé mientras las veía marchar. Una de las cosas que más odio en este mundo es la esclavitud, realmente me pone furiosa que los nobles o otras personas hagan uso de su poder para aprovecharse de la gente.
Una mujer de gran belleza apareció en la primera planta, tenía un porte que recalcaba su carisma el cual era notable a simple vista. Si algo me llamó la atención de ella fue sus ojos de color esmeralda y su pelo negro, me resultaban realmente hermosos. La mujer empezó a hablar con un tono de voz suave como el terciopelo pero autoritario, era la emperatriz de la isla con la que habíamos venido a negociar. Nos dió la bienvenida para luego realizar una leve reverencia. Su acto de cortesía me impactó un poco ya que no era normal que una noble de su calibre hiciera una reverencia a gente como nosotros, era algo que rozaba lo anormal.
- Es un placer conocerla, su excelencia - dije realizando una profunda reverencia en señal de educación y respeto. La emperatriz se sorprendió al ver que faltaban un par de nuestro grupo pero ignoré ese tono de temor pensando que se trataba de un simple acto de educación. Al acabar de hablar, se retiró al salón del trono, invitándonos a entrar. Me quedé mirando a mis compañeros, esperando a que dijeran como íbamos a proceder a continuación.
Una mujer de gran belleza apareció en la primera planta, tenía un porte que recalcaba su carisma el cual era notable a simple vista. Si algo me llamó la atención de ella fue sus ojos de color esmeralda y su pelo negro, me resultaban realmente hermosos. La mujer empezó a hablar con un tono de voz suave como el terciopelo pero autoritario, era la emperatriz de la isla con la que habíamos venido a negociar. Nos dió la bienvenida para luego realizar una leve reverencia. Su acto de cortesía me impactó un poco ya que no era normal que una noble de su calibre hiciera una reverencia a gente como nosotros, era algo que rozaba lo anormal.
- Es un placer conocerla, su excelencia - dije realizando una profunda reverencia en señal de educación y respeto. La emperatriz se sorprendió al ver que faltaban un par de nuestro grupo pero ignoré ese tono de temor pensando que se trataba de un simple acto de educación. Al acabar de hablar, se retiró al salón del trono, invitándonos a entrar. Me quedé mirando a mis compañeros, esperando a que dijeran como íbamos a proceder a continuación.
Yoshi
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El hombre de la tarta siguió hablando con Noa como si yo no hubiese aparecido por allí, a lo mejor es que no tenía interés en mi o que sencillamente no me había visto, la verdad es que la segunda opción no la descartaba en absoluto, tenia comprobado que si me ponía detrás de mi compañero peliblanco desaparecía por completo.
El hombre le preguntó que si era de la marina, que había visto el barco y que parecía nuevo en aquel sitio. El peliblanco llamaba la atención fuera donde fuera era demasiado obvio que no pertenecía a aquella isla.
Seguía recelando de aquel hombre, en un principio parecía un viejo ancianito inofensivo pero en aquella isla odiaban a los marines y a saber si era una trampa... ¿Pero desde cuando me había vuelto tan desconfiada de la gente? Kimura, Tobías y Bizvan me estaba afectando al cerebro, Gusi o Ciaran seguramente no habrían dudado ni tres segundos en que aquel tipo era simplemente un abuelete algo majara, y yo tampoco lo habría dudado ¿Que me pasaba aquel día?
Iba a contestar al señor, a decir que estábamos muy ocupados y a arrastrar a Kasan del brazo para llevármelo de allí (O al menos a intentar moverlo unos tres centímetros para que pillara el mensaje) pero las palabras que dijo a continuación despertaron enormemente mi curiosidad. El hombre nos comentó que el siempre había creído que necesitaban marines en la isla y después nos pidió ayuda con unos asuntos que no nos concretó en absoluto. Pero no fue nada de esto lo que llamó mi curiosidad, si no un comentario en especial "Con los problemas que hemos tenido últimamente" ¿Problemas con qué?
Según me había comentado Kimura sobre la misión no se sabía nada de aquella isla, ni siquiera se sabia por que de repente habían decidido hacer las paces con la Marina y reclamar su ayuda, pero si había problemas serios todo cambiaba radicalmente, era evidente que querrían nuestra ayuda pero... ¿Como de graves serían esos problemas? ¿Cuanta ayuda necesitarían? Además, si estaban en apuros no podía quedarme de brazos cruzados.
Así que decidí cambiar de actitud radicalmente, al menos de cara al exterior. Me acerqué con decisión a donde estaba el hombre y le dediqué una sonrisa.
-Si, tanto yo como mi compañero somos integrantes de la marina y le ayudaremos encantados en lo que quiera, ¿Que es lo que necesita señor?- Bueno, técnicamente Noa no era de la marina, pero era una mentira piadosa, tampoco creo que el fuese pregonando que pertenecía al CP. Además si aquel hombre era tan sincero como lo parecía y tenía tan buena imagen de los marines si además lo ayudábamos nos serviría para ganarnos buena fama en la ciudad y para recopilar más información sobre esos "Problemas" que estaban ocurriendo en la isla que seguramente interesaran tanto a Kimura como al Gobierno. Y bueno, la verdad es que si no era una trampa y ese hombre estaba necesitado de verdad y le negaba mi ayudaba me habría sentido lo peor del mundo y si era una trampa... Confiaba lo suficiente en mis habilidades y las de Noa como para no estar demasiado preocupada.
Esperaba que mi compañero me apoyara, aunque la verdad es que nunca sabía como pensaba aquel peliblanco.
El hombre le preguntó que si era de la marina, que había visto el barco y que parecía nuevo en aquel sitio. El peliblanco llamaba la atención fuera donde fuera era demasiado obvio que no pertenecía a aquella isla.
Seguía recelando de aquel hombre, en un principio parecía un viejo ancianito inofensivo pero en aquella isla odiaban a los marines y a saber si era una trampa... ¿Pero desde cuando me había vuelto tan desconfiada de la gente? Kimura, Tobías y Bizvan me estaba afectando al cerebro, Gusi o Ciaran seguramente no habrían dudado ni tres segundos en que aquel tipo era simplemente un abuelete algo majara, y yo tampoco lo habría dudado ¿Que me pasaba aquel día?
Iba a contestar al señor, a decir que estábamos muy ocupados y a arrastrar a Kasan del brazo para llevármelo de allí (O al menos a intentar moverlo unos tres centímetros para que pillara el mensaje) pero las palabras que dijo a continuación despertaron enormemente mi curiosidad. El hombre nos comentó que el siempre había creído que necesitaban marines en la isla y después nos pidió ayuda con unos asuntos que no nos concretó en absoluto. Pero no fue nada de esto lo que llamó mi curiosidad, si no un comentario en especial "Con los problemas que hemos tenido últimamente" ¿Problemas con qué?
Según me había comentado Kimura sobre la misión no se sabía nada de aquella isla, ni siquiera se sabia por que de repente habían decidido hacer las paces con la Marina y reclamar su ayuda, pero si había problemas serios todo cambiaba radicalmente, era evidente que querrían nuestra ayuda pero... ¿Como de graves serían esos problemas? ¿Cuanta ayuda necesitarían? Además, si estaban en apuros no podía quedarme de brazos cruzados.
Así que decidí cambiar de actitud radicalmente, al menos de cara al exterior. Me acerqué con decisión a donde estaba el hombre y le dediqué una sonrisa.
-Si, tanto yo como mi compañero somos integrantes de la marina y le ayudaremos encantados en lo que quiera, ¿Que es lo que necesita señor?- Bueno, técnicamente Noa no era de la marina, pero era una mentira piadosa, tampoco creo que el fuese pregonando que pertenecía al CP. Además si aquel hombre era tan sincero como lo parecía y tenía tan buena imagen de los marines si además lo ayudábamos nos serviría para ganarnos buena fama en la ciudad y para recopilar más información sobre esos "Problemas" que estaban ocurriendo en la isla que seguramente interesaran tanto a Kimura como al Gobierno. Y bueno, la verdad es que si no era una trampa y ese hombre estaba necesitado de verdad y le negaba mi ayudaba me habría sentido lo peor del mundo y si era una trampa... Confiaba lo suficiente en mis habilidades y las de Noa como para no estar demasiado preocupada.
Esperaba que mi compañero me apoyara, aunque la verdad es que nunca sabía como pensaba aquel peliblanco.
Gusi
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El tiempo se paró por unos segundos, haciendo que de mi rostro emanará una sonrisa al escucha el comentario agudo de Dick. Volví a introducir mi dedo en el puño y terminé mi discurso con una majestuosa reverencia. Alcé el rostro y vislumbre la cara de asombro por parte del anciano, haciendo que mi sonrisa se engrandase. Parecía que mis acciones habían causado el efecto deseado, pero como era de esperar, no pensé en las consecuencias.
-Ya le podría haber dado un infarto.- comento sutilmente Dick, al observar como el viajo poco a poco se iba enfureciendo y mostrando una desagradable vena en su frente. Aquel hombre estaba a punto de explotar y nos iba a llevar a todos por delante, pero en ese momento, escuché el susurro de la voz de Kim pronunciar mi varonil nombre. Un nombre que sonó con una rabia que me hizo recordar a las monjas antes de golpearme con sus enormes reglas, las cuales siempre se cabreaban al rociar sus tampones con chiles picantes, pero en fin, eran cosas de críos.
Antes de que mi mente pudiera volver de mis agradables fechorías de infancia, mis pies resbalaron de forma brusca, haciendo que me diera de morros contra el suelo. Por suerte mi cara era más dura de lo normal y apenas sentí dolor. ¿Qué había pasado?¿Me habían atacado? Bueno, era de esperar, lo raro es que no lo hubieran hecho antes. Pero lo que realmente llamó mi atención fue la voz de Kim, el cual estaba haciendo uso de su dialecto y labia para sacarme de aquella situación.
Me puse en pie, llamando la atención, dando una preciosa voltereta en el suelo y cayendo de pie con una complicada pirueta. Alcé los brazos para que el público aplaudiera y me empecé a sacudirme el polvo de la ropa. –Joder, que sucio esta el suelo.- susurré lo suficientemente fuerte para que le anciano me escuchara y meneé la cabeza decepcionado mientras le observaba.
-He visto barcos piratas más limpios que esta pocilga.- añadió Dick con un deje de decepción en su voz de pito. El cual me hizo la suficientemente gracia que deseé que tuviera un par de brazos para chocarle las cinco.
En ese momento, Kim se acercó jodidamente cerca a mi rostro, haciendo que tragará saliva y me pusiera tenso. Su voz sonaba enfurecida y agresiva, haciendo que mi corazón empezará a acelerarse progresivamente, pero mi mente no paraba de pensar una y otra vez en, ¿por qué estaba tan cerca?¿por qué me gritaba de esa manera?¿por qué sentía un extraño cosquilleo en la entrepierna cada vez que una gota de su saliva se estrellaba contra mi rostro? No podía entender nada. Estaba tan próximo que podía sentir su calor, su aliento, su rabia..., hasta podía oler una desagradable colonia que le había regalado Yoshi por su cumple, lo cual hizo que extrañamente me excitara. Me llevé las manos rápidamente a la entrepierna, con la esperanza de que el mamón de Dick no despertará, pero algo horrible estaba a punto de ocurrir.
Tan pronto como escuché un chasquido recorriendo el lugar, proveniente del viejo, unas grandes y fuertes manos me agarraron de los brazos, colocándomelos violentamente contra la espalda. Hice un intento de resistirme, pero mi mente estaba fuertemente concentrada porque Dick no se empalmará, lo cual no parecía estar dando resultado a pesar de imaginarme a Tobías desnudo. Los guardaespaldas consiguieron colocarme unas esposas y entonces ocurrio, mis pantalones empezaron a moverse de manera extraña como si una serpiente se oculta en su interior.-No, Dick. Ni se te ocurra atacar al Capitán.- los guardias que me estaban agarrando empezaron a preocuparse al no entender que estaba pasando. -¡No, Kim! No puedo controlarlo, va a explotar. ¡Huyeeee…!.- el botón de mi pantalón salió disparado y mi grito sonó tan perfectamente desesperado que los soldados se asustaran.
La cremallera de mi pantalón de deslizo sutilmente hacia abajo, mostrando el rostro de Dick(en el caso de que tuviera) y soltando una lluvia de confeti de colorines. El silencio recorrió el lugar, mientras el aire estaba cargado de duda e incomprensión.- ¡Correee!- dije a Kim mientras salía a toda prisa aprovechando la situación que había creado. Haciendo que me quedará sorprendido de lo bien que había salido mi espectaculo con Dick, el cual había planeado una tarde en el váter.
Nada más atravesar el marco de la puerta, utilicé mis poderes de levitar para ocultarme en la azotea y planear más tediosamente mi venganza contra aquel anciano mal nacido. Mi primer objetivo: conquistar a su mujer e hijas. Más adelante me ocuparía de la estúpida misión de Kim.
-Ya le podría haber dado un infarto.- comento sutilmente Dick, al observar como el viajo poco a poco se iba enfureciendo y mostrando una desagradable vena en su frente. Aquel hombre estaba a punto de explotar y nos iba a llevar a todos por delante, pero en ese momento, escuché el susurro de la voz de Kim pronunciar mi varonil nombre. Un nombre que sonó con una rabia que me hizo recordar a las monjas antes de golpearme con sus enormes reglas, las cuales siempre se cabreaban al rociar sus tampones con chiles picantes, pero en fin, eran cosas de críos.
Antes de que mi mente pudiera volver de mis agradables fechorías de infancia, mis pies resbalaron de forma brusca, haciendo que me diera de morros contra el suelo. Por suerte mi cara era más dura de lo normal y apenas sentí dolor. ¿Qué había pasado?¿Me habían atacado? Bueno, era de esperar, lo raro es que no lo hubieran hecho antes. Pero lo que realmente llamó mi atención fue la voz de Kim, el cual estaba haciendo uso de su dialecto y labia para sacarme de aquella situación.
Me puse en pie, llamando la atención, dando una preciosa voltereta en el suelo y cayendo de pie con una complicada pirueta. Alcé los brazos para que el público aplaudiera y me empecé a sacudirme el polvo de la ropa. –Joder, que sucio esta el suelo.- susurré lo suficientemente fuerte para que le anciano me escuchara y meneé la cabeza decepcionado mientras le observaba.
-He visto barcos piratas más limpios que esta pocilga.- añadió Dick con un deje de decepción en su voz de pito. El cual me hizo la suficientemente gracia que deseé que tuviera un par de brazos para chocarle las cinco.
En ese momento, Kim se acercó jodidamente cerca a mi rostro, haciendo que tragará saliva y me pusiera tenso. Su voz sonaba enfurecida y agresiva, haciendo que mi corazón empezará a acelerarse progresivamente, pero mi mente no paraba de pensar una y otra vez en, ¿por qué estaba tan cerca?¿por qué me gritaba de esa manera?¿por qué sentía un extraño cosquilleo en la entrepierna cada vez que una gota de su saliva se estrellaba contra mi rostro? No podía entender nada. Estaba tan próximo que podía sentir su calor, su aliento, su rabia..., hasta podía oler una desagradable colonia que le había regalado Yoshi por su cumple, lo cual hizo que extrañamente me excitara. Me llevé las manos rápidamente a la entrepierna, con la esperanza de que el mamón de Dick no despertará, pero algo horrible estaba a punto de ocurrir.
Tan pronto como escuché un chasquido recorriendo el lugar, proveniente del viejo, unas grandes y fuertes manos me agarraron de los brazos, colocándomelos violentamente contra la espalda. Hice un intento de resistirme, pero mi mente estaba fuertemente concentrada porque Dick no se empalmará, lo cual no parecía estar dando resultado a pesar de imaginarme a Tobías desnudo. Los guardaespaldas consiguieron colocarme unas esposas y entonces ocurrio, mis pantalones empezaron a moverse de manera extraña como si una serpiente se oculta en su interior.-No, Dick. Ni se te ocurra atacar al Capitán.- los guardias que me estaban agarrando empezaron a preocuparse al no entender que estaba pasando. -¡No, Kim! No puedo controlarlo, va a explotar. ¡Huyeeee…!.- el botón de mi pantalón salió disparado y mi grito sonó tan perfectamente desesperado que los soldados se asustaran.
La cremallera de mi pantalón de deslizo sutilmente hacia abajo, mostrando el rostro de Dick(en el caso de que tuviera) y soltando una lluvia de confeti de colorines. El silencio recorrió el lugar, mientras el aire estaba cargado de duda e incomprensión.- ¡Correee!- dije a Kim mientras salía a toda prisa aprovechando la situación que había creado. Haciendo que me quedará sorprendido de lo bien que había salido mi espectaculo con Dick, el cual había planeado una tarde en el váter.
Nada más atravesar el marco de la puerta, utilicé mis poderes de levitar para ocultarme en la azotea y planear más tediosamente mi venganza contra aquel anciano mal nacido. Mi primer objetivo: conquistar a su mujer e hijas. Más adelante me ocuparía de la estúpida misión de Kim.
Tobías Thorn
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Las jóvenes se marcharon apenadas al comprobar que tanto trabajo no les había merecido la pena. Solo la temeraria de Ciaran se puso a comer como loca. La verdad es que sus rostros de desilusión era casi enternecedor, pero solo casi. Durante las misiones hay que centrarse al máximo y no hay hueco para los fallos... Aunque al parecer nosotros estábamos cumpliendo algunos. ¿Dónde cojones estarán todos?
Una vez más mi diatribas fueron sesgadas de golpe, pero esta vez por algo más interesante que comida. Se notaba que era la emperatriz no solo por su porte y galantería, sino que hablaba con la misma seguridad de alguien que estaba harta de tratar con personas. No dudé en corresponder la reverencia con otra embriagado por la seguridad que destilaba, hasta que esta le flaqueó cuando se fijó en que no estábamos todos. Ese detalle no pareció gustarle. Seguramente tuviese medido cada paso que iba a realizar ante nosotros y esto había escapado de su control. Tras sus iniciales palabras nos apremió a seguirla con la promesa de que quería tratar algo con nosotros antes de empezar con la reunión. Me pareció extraño aquel pequeño matiz, pero de momento nuestros anfitriones no se habían mostrado hostiles. Puede que un poco irrespetuosos, pero no de forma agresiva.
Si estuviese Kimura no dudaría en seguirlo con lo que decidiese. Él sabría escoger la decisión correcta y actuar en consecuencia, pero con Amaiar no me sentía igual de confiado. No sabía como eran sus reacciones ante los imprevistos. Mi única interacción con él había sido un día de jolgorio y no de trabajo, fue cuando Gusi inauguró su infernal tugurio y ese día aún se me tornaba borroso a hoy día... Pero ese no es el caso, ya que a pesar de mis dudas tampoco quería mostrar desconfianza hacia él. El capi lo habría puesto al mando con razones y no quería minar su confianza si veía que el grupo no lo apoyaba. Así que tras tragarme mis reparos me dirigí al lado del peliblanco para acompañarlo a donde fuese o para escucharlo impartir alguna orden.
Una vez más mi diatribas fueron sesgadas de golpe, pero esta vez por algo más interesante que comida. Se notaba que era la emperatriz no solo por su porte y galantería, sino que hablaba con la misma seguridad de alguien que estaba harta de tratar con personas. No dudé en corresponder la reverencia con otra embriagado por la seguridad que destilaba, hasta que esta le flaqueó cuando se fijó en que no estábamos todos. Ese detalle no pareció gustarle. Seguramente tuviese medido cada paso que iba a realizar ante nosotros y esto había escapado de su control. Tras sus iniciales palabras nos apremió a seguirla con la promesa de que quería tratar algo con nosotros antes de empezar con la reunión. Me pareció extraño aquel pequeño matiz, pero de momento nuestros anfitriones no se habían mostrado hostiles. Puede que un poco irrespetuosos, pero no de forma agresiva.
Si estuviese Kimura no dudaría en seguirlo con lo que decidiese. Él sabría escoger la decisión correcta y actuar en consecuencia, pero con Amaiar no me sentía igual de confiado. No sabía como eran sus reacciones ante los imprevistos. Mi única interacción con él había sido un día de jolgorio y no de trabajo, fue cuando Gusi inauguró su infernal tugurio y ese día aún se me tornaba borroso a hoy día... Pero ese no es el caso, ya que a pesar de mis dudas tampoco quería mostrar desconfianza hacia él. El capi lo habría puesto al mando con razones y no quería minar su confianza si veía que el grupo no lo apoyaba. Así que tras tragarme mis reparos me dirigí al lado del peliblanco para acompañarlo a donde fuese o para escucharlo impartir alguna orden.
Bizvan
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El capitán y Gusi seguían sin aparecer, lo cual me provocaba un poco de inseguridad.* ¿Cuánto más irán a tardar? *¿acaso el peliblanco habría causado algún problema? Quería pensar que ese no era el caso, pero conocía a mi maestro y su peculiar tendencia a meterse en líos. Sin darme cuenta dejé escapar un pequeño suspiro.* Por favor regresen antes de la llegada de la emperatriz…
Ciaran no parecía en lo más preocupada por la situación y de cierto modo me provocaba un poco de envidia.*Esto es raro… ¿En qué momento comencé a tomarme enserio esto de ser marine? *no podía evitar sentirme un poco extraño.* ¿Es sentido de la responsabilidad? *no me agradaba en lo más mínimo cualquier tipo de responsabilidad y menos saber que ahora comenzaba a comprender lo complicado que podía llegar a ser la vida de un marine.
Después de que las jóvenes se retiraran (con un semblante afligido), apareció una mujer de porte majestuoso y con una belleza que jamás había apreciado durante mi vida. No había que darle muchas vueltas al asunto, esta persona debía ser la emperatriz. La imagen del peliblanco vino a mi mente y solo por esa ocasión agradecí su ausencia, de lo contrario estoy seguro que este habría intentado “conocer mejor” a esta dama.
Al ver a mi compañera realizar una reverencia con respeto, entré en pánico y me limité a solo realizar el saludo de la marina como muestra de respeto… Ahora que lo pienso realizar una reverencia como Ciaran hubiese sido más apropiado. No hacía falta decir que hasta ahora nunca me había visto en la necesidad de actuar de manera elegante o refinada, y en cuanto a modales solo contaba con los enseñados por la marina.
La mujer expresó su sorpresa al notar la ausencia de algunos de nuestros compañeros, y puede que fuese imaginación mía, pero pareció que esto le provocó algo de incomodidad. La emperatriz demostró un buen nivel de adaptabilidad y como si nada hubiese ocurrido nos pidió que la acompañáramos a otro sitio para hablar.
Giré mi cabeza para buscar indicaciones de la persona que más conocía en esa habitación, pero esta se había adelantado a hablar con el capitán Silverfang.* Es verdad, contamos con un superior. *de no ser Amaiar, puede que Tobi fuese el responsable designado (a pesar de no der un marine).
Con un poco más de tranquilidad esperé las indicaciones de nuestro superior…
Ciaran no parecía en lo más preocupada por la situación y de cierto modo me provocaba un poco de envidia.*Esto es raro… ¿En qué momento comencé a tomarme enserio esto de ser marine? *no podía evitar sentirme un poco extraño.* ¿Es sentido de la responsabilidad? *no me agradaba en lo más mínimo cualquier tipo de responsabilidad y menos saber que ahora comenzaba a comprender lo complicado que podía llegar a ser la vida de un marine.
Después de que las jóvenes se retiraran (con un semblante afligido), apareció una mujer de porte majestuoso y con una belleza que jamás había apreciado durante mi vida. No había que darle muchas vueltas al asunto, esta persona debía ser la emperatriz. La imagen del peliblanco vino a mi mente y solo por esa ocasión agradecí su ausencia, de lo contrario estoy seguro que este habría intentado “conocer mejor” a esta dama.
Al ver a mi compañera realizar una reverencia con respeto, entré en pánico y me limité a solo realizar el saludo de la marina como muestra de respeto… Ahora que lo pienso realizar una reverencia como Ciaran hubiese sido más apropiado. No hacía falta decir que hasta ahora nunca me había visto en la necesidad de actuar de manera elegante o refinada, y en cuanto a modales solo contaba con los enseñados por la marina.
La mujer expresó su sorpresa al notar la ausencia de algunos de nuestros compañeros, y puede que fuese imaginación mía, pero pareció que esto le provocó algo de incomodidad. La emperatriz demostró un buen nivel de adaptabilidad y como si nada hubiese ocurrido nos pidió que la acompañáramos a otro sitio para hablar.
Giré mi cabeza para buscar indicaciones de la persona que más conocía en esa habitación, pero esta se había adelantado a hablar con el capitán Silverfang.* Es verdad, contamos con un superior. *de no ser Amaiar, puede que Tobi fuese el responsable designado (a pesar de no der un marine).
Con un poco más de tranquilidad esperé las indicaciones de nuestro superior…
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Menudo susto me llevé cuando vi a Yoshi a mi lado, no es que me pareciese fea, si no que era tan pequeña que si no me miraba las pies no la veía. Es más, algo dentro de mi me decía que no era una humana, seguramente fuera algún cruce raro entre un Tontatta y un humano o algo así, quizás una Tontatta con gigantismo... Podría valer la pena hacerle un estudio. Quien sabe, igual con suerte logro descubrir una nueva raza.
Volviendo un poco a la realidad, el anciano me dio a entender que ese dulce era de la señora sentada a su vera. Apenas tardó en darse cuenta de que pertenecíamos a las fuerzas del orden, a lo que nos dejó caer que la isla estaba pasando por una muy mala situación. Antes de poder preguntarle nada, mi compañera se adelantó.
Estaba ansioso por una respuesta del veterano, no teníamos nada de información, únicamente el deber de que la misión fuese a buen puerto. Necesitábamos hasta el más mínimo detalle que nos pudiera proporcionar. Si el hombre era como el típico abuelete que te suelta una brasa enorme yéndose del tema seguramente esto fuese para largo, así que con las mismas me senté al otro lado del octogenario.
- Ven Yoshi, siéntate. Le dije a la canija de mi compañera dando una palmada en mi pierna para darle a entender que se sentase encima mía, parecía que queríamos atracarlo o peor. Saqué uno de los bollos que había comprado, si la marine quería sentarse lo compartiría con ella, si no, más para mí.
Volviendo un poco a la realidad, el anciano me dio a entender que ese dulce era de la señora sentada a su vera. Apenas tardó en darse cuenta de que pertenecíamos a las fuerzas del orden, a lo que nos dejó caer que la isla estaba pasando por una muy mala situación. Antes de poder preguntarle nada, mi compañera se adelantó.
Estaba ansioso por una respuesta del veterano, no teníamos nada de información, únicamente el deber de que la misión fuese a buen puerto. Necesitábamos hasta el más mínimo detalle que nos pudiera proporcionar. Si el hombre era como el típico abuelete que te suelta una brasa enorme yéndose del tema seguramente esto fuese para largo, así que con las mismas me senté al otro lado del octogenario.
- Ven Yoshi, siéntate. Le dije a la canija de mi compañera dando una palmada en mi pierna para darle a entender que se sentase encima mía, parecía que queríamos atracarlo o peor. Saqué uno de los bollos que había comprado, si la marine quería sentarse lo compartiría con ella, si no, más para mí.
Nocturne93
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Ante las palabras de aquél hombre no pude evitar fruncir el ceño. Aunque lo cierto era que yo tampoco me fiaba de Gusi para nada, por eso quería alejarlo de ahí y mantenerle vigilado directamente. No iba a permitirle chafar la misión por esa estupidez de que ese local tenga las mismas iniciales que su garito de El Ojo. Sinceramente, tenía unas ganas de soltarle un tortazo que le dejase descompuesto, pero no me gustaba hacer esas cosas, en una ocasión ya perdí el control y le di un buen golpe, fruto de la frustración, pero eso no servía de nada, y no pensaba convertirme en aquello que quería extirpar.
De pronto escuché una voz extraña, parecía venir de Gusi, pero sus labios estaban pegados. ¿Ahora se estaba haciendo ventrílocuo? Me giré hacia él, pude ver que dos hombres cogían a Gusi por los brazos. Los pantalones de Gusi comenzaron como a retorcerse, como si tuviera algo ahí dentro. Bien sabía que mi camarada era un pichabrava... Pero no creo que se le ocurriese sacársela ahí en medio, y más en esta situación. Estaba justamente delante de él y hablaba a un tal Dick. ¿Está perdiendo el juicio este hombre? Algo le ocurre, normalmente no es una persona que tenga ese rostro de preocupación, hasta el punto que me advirtió que me marchase de allí. No me gustaba nada la situación, algo parecía estar a punto de ocurrir. Me puse en guardia y coloqué mi mano en la empuñadura de la espada maestra.
No me dio tiempo a desenfundar, una especie de proyectil me atizó en toda la frente, me pareció verlo venir en los últimos instantes antes de ser golpeado, era algo parecido a... ¿Un botón? Me fijé en que los pantalones de Gusi habían reventado y ahora la cremallera de su bragueta bajaba. Casi al instante apareció... Bueno, no es algo que hubiera deseado haber visto, y menos todavía en aquellas circunstancias. "Eso" escupió algo parecido a confeti, mi pelo y mi cara estaban llenas de serpentina y purpurina. Me quedé un tanto estupefacto, hasta el punto que cuando simplemente gritó que corriese, tan solo podía pensar en una cosa.
-Me... ¿Me ha escupido confeti con su miembro? ¿Y encima ha hablado? ¿Qué puta clase de monstruo es este hombre?
Cuando quise darme cuenta, Gusi había salido corriendo por la puerta, huyendo de todo aquello. No pude enfurecerme más en ese momento, desenfundé la espada y con mi mantra activado salí rápidamente por la puerta. Sabía donde estaba, pero no podía llegar en ese momento hasta allí. Si me quedaba mirandole, los que me seguirían sabría donde estaba, y eso tan solo complicaría más las cosas. Rápidamente comencé a correr alrededor del recinto, cuando vi que no me seguía nadie decidí subirme para darle un buen rapapolvo a este hombre. Metí mano a mi bolsillo y saqué el taron volador para ponerme a la altura de Gusi.
Llegué arriba, mi técnica Karatsuyo se liberó por instinto, por la furia, ahora mis cabellos eran violaceos y mi mala hostia estaba en su maldito clímax. Me acerqué a Gusi y con toda la seriedad del mundo le dije:
-No te voy a permitir que estropees esta misión Gusi, de modo que tienes dos opciones, o te vienes ya hacia el punto de reunión, sin liarla más, o ayudaré a esos guardias a encerrarte en un maldito calabozo hasta que lo vean conveniente.
Le apunté con la punta de la espada maestra para que viera que iba en serio. No estaba dispuesto a fracasar esta misión por su culpa.
De pronto escuché una voz extraña, parecía venir de Gusi, pero sus labios estaban pegados. ¿Ahora se estaba haciendo ventrílocuo? Me giré hacia él, pude ver que dos hombres cogían a Gusi por los brazos. Los pantalones de Gusi comenzaron como a retorcerse, como si tuviera algo ahí dentro. Bien sabía que mi camarada era un pichabrava... Pero no creo que se le ocurriese sacársela ahí en medio, y más en esta situación. Estaba justamente delante de él y hablaba a un tal Dick. ¿Está perdiendo el juicio este hombre? Algo le ocurre, normalmente no es una persona que tenga ese rostro de preocupación, hasta el punto que me advirtió que me marchase de allí. No me gustaba nada la situación, algo parecía estar a punto de ocurrir. Me puse en guardia y coloqué mi mano en la empuñadura de la espada maestra.
No me dio tiempo a desenfundar, una especie de proyectil me atizó en toda la frente, me pareció verlo venir en los últimos instantes antes de ser golpeado, era algo parecido a... ¿Un botón? Me fijé en que los pantalones de Gusi habían reventado y ahora la cremallera de su bragueta bajaba. Casi al instante apareció... Bueno, no es algo que hubiera deseado haber visto, y menos todavía en aquellas circunstancias. "Eso" escupió algo parecido a confeti, mi pelo y mi cara estaban llenas de serpentina y purpurina. Me quedé un tanto estupefacto, hasta el punto que cuando simplemente gritó que corriese, tan solo podía pensar en una cosa.
-Me... ¿Me ha escupido confeti con su miembro? ¿Y encima ha hablado? ¿Qué puta clase de monstruo es este hombre?
Cuando quise darme cuenta, Gusi había salido corriendo por la puerta, huyendo de todo aquello. No pude enfurecerme más en ese momento, desenfundé la espada y con mi mantra activado salí rápidamente por la puerta. Sabía donde estaba, pero no podía llegar en ese momento hasta allí. Si me quedaba mirandole, los que me seguirían sabría donde estaba, y eso tan solo complicaría más las cosas. Rápidamente comencé a correr alrededor del recinto, cuando vi que no me seguía nadie decidí subirme para darle un buen rapapolvo a este hombre. Metí mano a mi bolsillo y saqué el taron volador para ponerme a la altura de Gusi.
Llegué arriba, mi técnica Karatsuyo se liberó por instinto, por la furia, ahora mis cabellos eran violaceos y mi mala hostia estaba en su maldito clímax. Me acerqué a Gusi y con toda la seriedad del mundo le dije:
-No te voy a permitir que estropees esta misión Gusi, de modo que tienes dos opciones, o te vienes ya hacia el punto de reunión, sin liarla más, o ayudaré a esos guardias a encerrarte en un maldito calabozo hasta que lo vean conveniente.
Le apunté con la punta de la espada maestra para que viera que iba en serio. No estaba dispuesto a fracasar esta misión por su culpa.
Helado-chan
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- YOSHI Y KASAN:
- El hombre os mira y veis un brillo en su mirada. ¿Alegría, quizá? Puede, aunque también puede que no y que os vaya a apuñalar en cualquier momento.
—Veréis... —empieza a decir, nervioso y asegurándose que no hay nadie cerca que pueda escuchar la conversación— hace unos meses... ¿unos tres o cuatro? Nuestra querida Emperatriz Claudia... Desapareció durante un par de días. Nadie pensó que fuera extraño, no era la primera vez que iba al bosque de los ancestros a comulgar... Pero cuando volvió... No era la misma Claudia. Era cruel y despiadada, y empezó a tratarnos... Diferente.
Escucháis muy atentos su relato. Os cuadra el tiempo, ya que fue más o menos cuando, los de arriba, os dijeron que la isla había empezado a dejar de enviar o recibir los cargamentos de comida o medicina que recibían con normalidad.
—Aumentó los impuestos y la cantidad de comida que los granjeros teníamos que ceder al estado. Contrató a unos mercenarios, fuera de su guardia real que ahora solo la protegen a ella, para presionarnos a nosotros los ciudadanos si no pagábamos lo debido. A veces incluso con... La muerte.
Se le rompe un poco la voz y, si no sois unos monstruos, se os ablanda un poco el corazón.
—Muchos de nosotros creemos que esa mujer no es nuestra querida Claudia... Que es una impostora que tiene secuestrada a nuestra verdadera Emperatriz. Aunque por mucho que queramos hacer algo... N-no... No podemos... Solo somos simples granjeros la mayoría de nosotros, y los que sí que podrían luchar... No son suficiente para los mercenarios y su guardia real...
Y bueno. Así están las cosas. Parece muy fuerte. Aunque siempre podéis sonreír, daros la vuelta e iros por donde habéis venido. Es como quien se pone a jugar al The Witcher o al Skyrim y, después de escuchar la historia de una pobre anciana, decide ignorar la misión e irse a matar dragones. Así que... ¿Qué hacéis?
- NOCTURNE Y GUSI:
- Parece que tu querido capitán está muy enfadado contigo, Gusi. Aunque algo en el universo, no sabes qué, te dice que no es el único con ganas de matarte. Quizá sea tu imaginación.
Mientras tu capitán está sermoneándote una nube de humo se extiende a vuestro alrededor, demasiado rápido para ser niebla. Si no fuera porque aquello parece más una zona que en ese mundo no existe llamada la Antigua Grecia, pensaríais que os están rodeando ninjas.
Para cuando os ponéis en guardia, decidís huir o cualquier otra maravillosa idea igual de maravillosamente estúpida como las anteriores sentís tres presencias a vuestro alrededor. Dos de ellas son lentas y están a la espalda de Nocturne y, una de las dos tiene una presencia que os hiela la sangre; si no fuera porque se supone que estáis entrenados para este tipo de cosas ahora mismo estaríais cagándoos encima de puro terror.
La tercera está a la espalda de Gusi, pero es demasiado rápido y lo sentís apenas en el último milisegundo antes de que aquella extraña escena se monte a vuestro alrededor. Y es que el guardia adelanta la lanza que tiene -posiblemente de kairoseki por el color del material- intentando clavarla en la pierna de Gusi. Sin embargo... Digamos que su puntería hoy no está fina del todo y acaba golpeando otro lugar. Al segundo escucháis con una voz muy aguda, casi de pito, un "Soooooooyyy liiiibreeeeeeee" y el típico "puff" que usan los magos al hacer desaparecer algo o cuando en Naruto usan el kawarimi no jutsu. Ha dolido, pero no tanto como parecía, aunque ese tipo de dolor te es familiar.
—Pensaba que tenías más quejas sobre mi restaurante. Sería una pena que te fueras ahora sin comentármelas, ¿no crees? —la presencia que más se impone de las tres es la que os habla, y reconocéis la voz del anciano que regentaba el lugar. Aunque no lo veis sabéis que tampoco queréis hacerlo.
Oh, parece que estás perdiendo mucha sangre, habría que mirar esa herida. Si os rendís pacíficamente puede que acepten el ayudarte a cerrarla. Aunque también podéis huir cagando hostias y rezar porque Gusi no pierda toda la sangre antes de llegar a vuestro barco. Aunque también, además, podéis pelear contra los tres señores esos... Pero no parece muy idea. El viejo da mucho miedo.
Bueno, ¿qué decidís hacer?
- LA LIGA JUVENIL DE DETECTIVES:
- Parece ser que el peliblanco está en su mundo y no se entera de absolutamente nada de lo que pasa. Todos os quedáis mirándolo un buen rato. Y tras un rato en que todos os miran de forma un poco incómoda se os acerca un guardia que, tras aclararse la garganta, os dice:
—Creo qu-que... la Emperatriz Claudia os espera...
Creo que iría bien ir empezando a tomar decisiones en vez de esperar que otros las tomen por vosotros, ¿no os parece.?
Tobías Thorn
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- No puede ser verdad... - pensé alarmado ante la situación.
El peliblanco se había quedado como catatónico. Ni siquiera pestañeaba y la espera comenzó a tornarse larga e incómoda. Todos habíamos acatado las órdenes de Kimura y esperábamos el plan de acción por parte de Amaiar, pero ninguno nos imaginábamos que algo así podría pasar... Y encima el resto no llegaban. Miré a mis compañeros buscando sus reacciones al igual que su complicidad. No quedaba otra que yo tomase la iniciativa, ya que todo el tiempo que nos había sobrado antes ahora nos faltaba, incluso un guardia nos recordó que nos esperaban. Puta vida.
- Bueno compañeros, no sé que le pasará a Amaiar, pero parece que prefiere esperar aquí a que vuelvan Kimura y el resto. No creo que sea de buena educación hacerlos esperar más, pero si alguno quiere quedarse a acompañándole es libre - dije a mis nakamas.
No me sentía cómodo dando órdenes. Prefería siempre dialogar primero para saber sus impresiones antes decidir nada. Su opinión es importante para mí, pero el tiempo apremiaba y nos tocaba actuar. Me dirigí a la puerta por la que había pasado la emperatriz dispuesto a averiguar de una vez por todas que nos traía a esta isla. No tenía grandes expectativas en que nada bueno fuese a salir de todo esto después del inicio tan desastroso, pero aún así intenté mostrar una actitud calmada.
El peliblanco se había quedado como catatónico. Ni siquiera pestañeaba y la espera comenzó a tornarse larga e incómoda. Todos habíamos acatado las órdenes de Kimura y esperábamos el plan de acción por parte de Amaiar, pero ninguno nos imaginábamos que algo así podría pasar... Y encima el resto no llegaban. Miré a mis compañeros buscando sus reacciones al igual que su complicidad. No quedaba otra que yo tomase la iniciativa, ya que todo el tiempo que nos había sobrado antes ahora nos faltaba, incluso un guardia nos recordó que nos esperaban. Puta vida.
- Bueno compañeros, no sé que le pasará a Amaiar, pero parece que prefiere esperar aquí a que vuelvan Kimura y el resto. No creo que sea de buena educación hacerlos esperar más, pero si alguno quiere quedarse a acompañándole es libre - dije a mis nakamas.
No me sentía cómodo dando órdenes. Prefería siempre dialogar primero para saber sus impresiones antes decidir nada. Su opinión es importante para mí, pero el tiempo apremiaba y nos tocaba actuar. Me dirigí a la puerta por la que había pasado la emperatriz dispuesto a averiguar de una vez por todas que nos traía a esta isla. No tenía grandes expectativas en que nada bueno fuese a salir de todo esto después del inicio tan desastroso, pero aún así intenté mostrar una actitud calmada.
Bizvan
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De haber visto al peliblanco comer algo, en este momento pensaría sin lugar a duda que la comida contenía alguna clase de veneno, pero ese no era el caso y simplemente se había quedado atrapado en su propio mundo.
Un escalofrío recorrió mi espalda al comprender lo que esto significaba. Con clara preocupación miré al nakama que más conocía en ese momento. Tobías parecía estar igual de preocupado (o puede que menos, no lo sé, el bastardo era bueno ocultando sus emociones), no obstante una sensación de alivio recorrió todo mi ser al escuchar sus palabras.
Me sentía mucho más tranquilo al saber que mi andrógino amigo tomaría la función de líder de nuestro ahora pequeño equipo. Había vivido suficientes aventuras junto a Tobías como para comprender un poco mejor sus métodos de trabajo y su personalidad, sin mencionar que esta nos había servido a la hora de planear algo o en el peor de los caso improvisar.
Uno de los guardias se aceró para sugerirnos que siguiéramos a la emperatriz.* ¿Será prudente dejar al capitán solo? *no era la mejor opción, pero conocía la habilidad de combate del marine, en caso de tener que pelear no debería presentar problemas para defenderse, aunque el estado en el cual se encontraba era bastante extraño.* Puede que intentase encontrar a Kimura y Gusi mediante el haki. *no había forma de saberlo y no había tiempo para averiguarlo.
Mi compañero comenzó a caminar en la dirección tomada por la mujer.- Ciaran, iré con Tobías, no estoy seguro si deseas esperar al resto junto con Amaiar, pero considero que es más prudente que nos acompañes. -comenté a mi compañera, para luego apresurarme a alcanzar a mi nakama. Conocía muy poco a Ciaran tanto en personalidad como en potencial bélico o de apoyo.
En cuanto estuviese junto al agente activaría de nuevo mi mantra como medida de prevención y si me percataba de algo extraño realizaría el comentario sobre el dolor en mis manos… Esperando que Tobí recordara lo que este significaba.
Un escalofrío recorrió mi espalda al comprender lo que esto significaba. Con clara preocupación miré al nakama que más conocía en ese momento. Tobías parecía estar igual de preocupado (o puede que menos, no lo sé, el bastardo era bueno ocultando sus emociones), no obstante una sensación de alivio recorrió todo mi ser al escuchar sus palabras.
Me sentía mucho más tranquilo al saber que mi andrógino amigo tomaría la función de líder de nuestro ahora pequeño equipo. Había vivido suficientes aventuras junto a Tobías como para comprender un poco mejor sus métodos de trabajo y su personalidad, sin mencionar que esta nos había servido a la hora de planear algo o en el peor de los caso improvisar.
Uno de los guardias se aceró para sugerirnos que siguiéramos a la emperatriz.* ¿Será prudente dejar al capitán solo? *no era la mejor opción, pero conocía la habilidad de combate del marine, en caso de tener que pelear no debería presentar problemas para defenderse, aunque el estado en el cual se encontraba era bastante extraño.* Puede que intentase encontrar a Kimura y Gusi mediante el haki. *no había forma de saberlo y no había tiempo para averiguarlo.
Mi compañero comenzó a caminar en la dirección tomada por la mujer.- Ciaran, iré con Tobías, no estoy seguro si deseas esperar al resto junto con Amaiar, pero considero que es más prudente que nos acompañes. -comenté a mi compañera, para luego apresurarme a alcanzar a mi nakama. Conocía muy poco a Ciaran tanto en personalidad como en potencial bélico o de apoyo.
En cuanto estuviese junto al agente activaría de nuevo mi mantra como medida de prevención y si me percataba de algo extraño realizaría el comentario sobre el dolor en mis manos… Esperando que Tobí recordara lo que este significaba.
Amaiar Silverfang
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{OFF: Lamento la demora, compañeros y moderador. Estoy en unos momentos delicados y me encuentro con cero inspiración/ganas de rolear últimamente. Lo siento si me sale un truño y perdón de nuevo por la ausencia}
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Vaya, hacía tiempo que no me ocurría, y menos en medio de una situación tan importante. Pero parecía que todo estaba tomando giros inesperados de los acontecimientos, y demasiados factores que analizar pasaron por mi cabeza intentando ubicarse en un plan sólido.
Desde fuera lo que se vería sería seguramente... a mí mirando para las musarañas.
Dentro de mi cabeza, en cambio, un pequeño avatar con mi aspecto recorría infinidad de redes de información, intentando organizar a toda velocidad los datos disponibles en un "esquema" que facilitara la lectura de la situación y el establecimiento de una estrategia de aproximación. En resumen: estaba intentando aclarar el presente para poder planear el futuro.
A todo esto se sumaba que aún tenía esperanzas de sentir con mi Haki a los marines perdidos, mas tenía pinta de que no tendría tan buena suerte.
Cuando por fin hube acabado, la emperatriz ya se había ido y un guardia se había tenido que acercar a llamar nuestra atención, pues como Kimura me había dejado al mando el resto de su tripulación no se había atrevido a hacer nada sin mis instrucciones. Joder, en estos casos me satura un poco tener tanta responsabilidad, pero tenía que mantener la calma y cabeza fría.
Aunque bueno, al menos Tobías y Bizban parecían dispuestos a tomar la iniciativa, eso en cierto sentido era bueno: significaba que no eran totalmente dependiendes del resto y podrían arreglárselas si por lo que sea algo salía mal.
Haciéndole un gesto a Ciaran para indicarle que ya estaba bien y que fuéramos con ellos, me aproximé al dúo justo cuando estaban entrando en la sala.
-Mis disculpas compañeros -agregué apresuradamente mientras me volvía a juntar con aquellos marines. Luego en voz más baja añadí:-. Sé que llega un poco tarde, pero era por una buena razón, espero que lo comprendáis. De momento sigamos la misión tal como se nos ordenó en un principio, sin causar problemas y tratando de complacer a esta gente. Kimura, Gusi, Kasan y Yoshi siguen sin aparecer de momento, por lo que tenemos que contar con que no acudirán pronto, y asumir que se han perdido todos. Los buscaremos más tarde, cuando todo esto esté zanjado, ¿os parece?
No esperaba que confiaran en mi criterio teniendo en cuenta lo que acababa de ocurrir, pero aun así esperaba que vieran la lógica detrás del razonamiento. Se suponía que estábamos allí por una misión de diplomacia, lo último que necesitábamos era que pareciera que nos estábamos metiendo en territorio enemigo, eso alertaría innecesariamente a nuestros anfitriones.
Decidí adelantarme, según tenía entendido de todos los presentes era yo el más adecuado para tratar a la realeza gracias a mi... "experiencia" y educación en temas de nobleza y etiqueta. Puede que Ciaran fuera la siguiente en lista, pero su experiencia en el campo era fundamentalmente diferente a la que necesitábamos en ese momento. Por una vez, me serían útiles los conocimientos que me inculcaron durante la época que me tuvieron esclavizado y aprendiendo a ser "Mayordomo Principal", tantos años atrás en Hallstat.
-Disculpad la demora, Alteza -comenzaría en voz alta y clara una vez estableciera contacto visual con la emperatriz dentro de la sala, acompañado de una educada reverencia como haría un sirviente con su amo-. Pero vuestros temores son ciertos, han surgido imprevistos que separaron a una pequeña parte de nuestra comitiva del resto -mientras decía esto, me aproximaría un poco, obviamente no pretendía tratar con ella desde aún el marco de la puerta...-. Esperábamos que pudieran encontrar el camino a tiempo, pero viendo que no es el caso, espero que no sea demasiada molestia si tratamos los asuntos que nos atañen, aquellos que estamos presentes. Como miembro de la Marina de más alto rango actualmente, me declaro responsable de mis compañeros y aquel que discutirá con vos directamente los temas políticos y diplomáticos pertinentes. Capitán Silverfang, para su disposición -concluiría con otra reverencia. Nunca se podían hacer suficientes reverencias frente a la realeza-. ¿Qué deseabais comentarnos, Alteza?
Educación: comprobado. La verdad (o casi toda) por delante: comprobado. Mostrar cierta sumisión para favorecer un trato preferente: comprobado. Y lo más importante: responsabilidad establecida, de forma que si algo sale mal mis compañeros no tengan tantos problemas... comprobado.
Esperaba que la cosa no se complicara demasiado más. Solo restaba esperar a que la mujer también pusiera su granito de arena y pudiéramos terminar pronto y de forma exitosa la misión.
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Vaya, hacía tiempo que no me ocurría, y menos en medio de una situación tan importante. Pero parecía que todo estaba tomando giros inesperados de los acontecimientos, y demasiados factores que analizar pasaron por mi cabeza intentando ubicarse en un plan sólido.
Desde fuera lo que se vería sería seguramente... a mí mirando para las musarañas.
Dentro de mi cabeza, en cambio, un pequeño avatar con mi aspecto recorría infinidad de redes de información, intentando organizar a toda velocidad los datos disponibles en un "esquema" que facilitara la lectura de la situación y el establecimiento de una estrategia de aproximación. En resumen: estaba intentando aclarar el presente para poder planear el futuro.
A todo esto se sumaba que aún tenía esperanzas de sentir con mi Haki a los marines perdidos, mas tenía pinta de que no tendría tan buena suerte.
Cuando por fin hube acabado, la emperatriz ya se había ido y un guardia se había tenido que acercar a llamar nuestra atención, pues como Kimura me había dejado al mando el resto de su tripulación no se había atrevido a hacer nada sin mis instrucciones. Joder, en estos casos me satura un poco tener tanta responsabilidad, pero tenía que mantener la calma y cabeza fría.
Aunque bueno, al menos Tobías y Bizban parecían dispuestos a tomar la iniciativa, eso en cierto sentido era bueno: significaba que no eran totalmente dependiendes del resto y podrían arreglárselas si por lo que sea algo salía mal.
Haciéndole un gesto a Ciaran para indicarle que ya estaba bien y que fuéramos con ellos, me aproximé al dúo justo cuando estaban entrando en la sala.
-Mis disculpas compañeros -agregué apresuradamente mientras me volvía a juntar con aquellos marines. Luego en voz más baja añadí:-. Sé que llega un poco tarde, pero era por una buena razón, espero que lo comprendáis. De momento sigamos la misión tal como se nos ordenó en un principio, sin causar problemas y tratando de complacer a esta gente. Kimura, Gusi, Kasan y Yoshi siguen sin aparecer de momento, por lo que tenemos que contar con que no acudirán pronto, y asumir que se han perdido todos. Los buscaremos más tarde, cuando todo esto esté zanjado, ¿os parece?
No esperaba que confiaran en mi criterio teniendo en cuenta lo que acababa de ocurrir, pero aun así esperaba que vieran la lógica detrás del razonamiento. Se suponía que estábamos allí por una misión de diplomacia, lo último que necesitábamos era que pareciera que nos estábamos metiendo en territorio enemigo, eso alertaría innecesariamente a nuestros anfitriones.
Decidí adelantarme, según tenía entendido de todos los presentes era yo el más adecuado para tratar a la realeza gracias a mi... "experiencia" y educación en temas de nobleza y etiqueta. Puede que Ciaran fuera la siguiente en lista, pero su experiencia en el campo era fundamentalmente diferente a la que necesitábamos en ese momento. Por una vez, me serían útiles los conocimientos que me inculcaron durante la época que me tuvieron esclavizado y aprendiendo a ser "Mayordomo Principal", tantos años atrás en Hallstat.
-Disculpad la demora, Alteza -comenzaría en voz alta y clara una vez estableciera contacto visual con la emperatriz dentro de la sala, acompañado de una educada reverencia como haría un sirviente con su amo-. Pero vuestros temores son ciertos, han surgido imprevistos que separaron a una pequeña parte de nuestra comitiva del resto -mientras decía esto, me aproximaría un poco, obviamente no pretendía tratar con ella desde aún el marco de la puerta...-. Esperábamos que pudieran encontrar el camino a tiempo, pero viendo que no es el caso, espero que no sea demasiada molestia si tratamos los asuntos que nos atañen, aquellos que estamos presentes. Como miembro de la Marina de más alto rango actualmente, me declaro responsable de mis compañeros y aquel que discutirá con vos directamente los temas políticos y diplomáticos pertinentes. Capitán Silverfang, para su disposición -concluiría con otra reverencia. Nunca se podían hacer suficientes reverencias frente a la realeza-. ¿Qué deseabais comentarnos, Alteza?
Educación: comprobado. La verdad (o casi toda) por delante: comprobado. Mostrar cierta sumisión para favorecer un trato preferente: comprobado. Y lo más importante: responsabilidad establecida, de forma que si algo sale mal mis compañeros no tengan tantos problemas... comprobado.
Esperaba que la cosa no se complicara demasiado más. Solo restaba esperar a que la mujer también pusiera su granito de arena y pudiéramos terminar pronto y de forma exitosa la misión.
Gusi
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Apoyé mi esponjoso trasero en el tejado de aquel edificio y me puse a contemplar la majestuosidad de aquella preciosa isla, mientras mi mente seguía pensando ideas de venganza cada cual más absurda que la anterior. Fugazmente, me vino a la mente la imagen de una joven que había visto pasear por el lugar y rápidamente mis pensamientos cambiaron a una perversión desagradable. Por suerte, o por desgracia, mi Capitán apareció en el mismo lugar donde me encontraba, sacándome de mis fantasías. No supe como mirarle, dado que no me esperaba que apareciera y menos con esa cara de pocos amigos.
Como hace siempre, se puso a sermonear o eso creía dado que mi mente seguía a lo suyo. Su boca se movía con rabia, al igual que una vena se pronunciaba en su frente. Parecía que la señorita Yoshi no le daba lo suficiente. Era un hombre estresado, debía recibir más cantidades de actividades adultas para mantener la felicidad en su cuerpo. Tendría que invitarle a una sesión VIP en el OMG.
-Lo entiendo.- dije sin haberle escuchado una palabra. Me dispuse a ponerme en pie para estrecharle la mano, cuando de repente una niebla empezó a rodearnos. Casi por instinto me puse en guardia, alzando los brazos y sutilmente la rodilla. Miré a mi Capitán, sin comprender que estaba ocurriendo, distinguiendo a su espalda dos siluetas nada amigables. ¿Quiénes eran? Apenas podía verlos, pero sabía que no venían con buenas intenciones.
En ese momento, oí un pequeño ruido a mis espaldas, poniéndome a la defensiva, lancé un patada giratoria. La cual, para mi asombro, acabó en desgracia. Mi ataque imprudente, hizo que la lanza del enemigo produjera un corte limpio en mi entrepierna. Cortando a Dick de mi cuerpo y haciendo que se deslizará precipitadamente por mis pantalones, para acabar en una bonita nube esponjosa y desaparecer (claro está, acompañado por su gritó de alegría)
Al sentir el corte, un potente chorro de sangre salió disparado, haciendo que gimiera como una colegiala en un concierto. Miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo: frio, calor, placer, pequeño escozor anal,... pero la más significativa fue "alivio". Mis piernas empezaron a temblar y estas hicieron que me precipitará de espaldas al suelo, mientras me retorcía de dolor al sentir lo más parecido al periodo de una mujer. Mis fuerzas empezaron a flaquear, mientras una sensación de terror rondaba por el aire. Mi vista se empezó a nublar y una voz familiar empezó a hablar.
-Maldito viejo.- farfullé en un susurro.- Te has picado.- levanté el brazo ensangrentado, mostrando el dedo gordo en señal de aprobación y me deje llevar. No sabría decir si me quede dormido o inconsciente, dado que tenía un ojo para cada lado y la lengua por fuera, mientras extrañamente veía una luz brillar en el horizonte con un agradable olor nectarina. ¿Me estaba muriendo?
Como hace siempre, se puso a sermonear o eso creía dado que mi mente seguía a lo suyo. Su boca se movía con rabia, al igual que una vena se pronunciaba en su frente. Parecía que la señorita Yoshi no le daba lo suficiente. Era un hombre estresado, debía recibir más cantidades de actividades adultas para mantener la felicidad en su cuerpo. Tendría que invitarle a una sesión VIP en el OMG.
-Lo entiendo.- dije sin haberle escuchado una palabra. Me dispuse a ponerme en pie para estrecharle la mano, cuando de repente una niebla empezó a rodearnos. Casi por instinto me puse en guardia, alzando los brazos y sutilmente la rodilla. Miré a mi Capitán, sin comprender que estaba ocurriendo, distinguiendo a su espalda dos siluetas nada amigables. ¿Quiénes eran? Apenas podía verlos, pero sabía que no venían con buenas intenciones.
En ese momento, oí un pequeño ruido a mis espaldas, poniéndome a la defensiva, lancé un patada giratoria. La cual, para mi asombro, acabó en desgracia. Mi ataque imprudente, hizo que la lanza del enemigo produjera un corte limpio en mi entrepierna. Cortando a Dick de mi cuerpo y haciendo que se deslizará precipitadamente por mis pantalones, para acabar en una bonita nube esponjosa y desaparecer (claro está, acompañado por su gritó de alegría)
Al sentir el corte, un potente chorro de sangre salió disparado, haciendo que gimiera como una colegiala en un concierto. Miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo: frio, calor, placer, pequeño escozor anal,... pero la más significativa fue "alivio". Mis piernas empezaron a temblar y estas hicieron que me precipitará de espaldas al suelo, mientras me retorcía de dolor al sentir lo más parecido al periodo de una mujer. Mis fuerzas empezaron a flaquear, mientras una sensación de terror rondaba por el aire. Mi vista se empezó a nublar y una voz familiar empezó a hablar.
-Maldito viejo.- farfullé en un susurro.- Te has picado.- levanté el brazo ensangrentado, mostrando el dedo gordo en señal de aprobación y me deje llevar. No sabría decir si me quede dormido o inconsciente, dado que tenía un ojo para cada lado y la lengua por fuera, mientras extrañamente veía una luz brillar en el horizonte con un agradable olor nectarina. ¿Me estaba muriendo?
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Estaba sentado mientras yo le hablaba, cuando acabé simplemente soltó un "Lo entiendo". No Gusi, no lo entiendes, estoy seguro de que ni siquiera me has escuchado lo que te estaba diciendo. Se levantó, y de pronto mi haki de observación me avisó de que algo estaba ocurriendo. Un niebla se formó a nuestro alrededor, dos presencias a mi espalda y otra por delante. Una situación bastante caótica que se desarrolló de una forma inimaginable en un instante.
El anciano apareció, agresivo. Había atacado a Gusi por la espalda, una lanza le había golpeado en la entrepierna, incluso me pareció escuchar algo extraño, como una voz chirriante diciendo algo a lo que no presté mucha atención. Envainé la espada maestra y mantuve la mano en la empuñadura. Pero lo que hacía no era mostrar a esas gentes que no iba con intenciones hostiles. Más bien al contrario.
Estaba boquiabierto viendo a Gusi. Ese hombre había causado problemas, no obstante en ningún momento habíamos agredido a nadie, ni él ni yo, y ahora ese viejo cascarrabias le había atacado, y estaba sangrando abundantemente por esa zona tan íntima. En condiciones normales, Gusi se habría lanzado como un descerebrado a por ese viejo, no obstante lo único que le vi hacer fue caer, caía mientras extrañamente parecía felicitar al anciano por algún motivo. Pero no me importaba lo más mínimo ese gesto.
Cayó al suelo, sangrando. No podía dejar de pensar en una frase, tan solo dos palabras que posiblemente, de cumplirse, podrían evitar lo que estaba a punto de ocurrir. Atacaron por sorpresa, por la espalda, y dañaron de gravedad a un miembro de la marina, a mi camarada Gusi, aquél con el que todo empezó. De momento comencé a recordar aquellos momentos en los cuales nos conocimos el joven recluta y yo. Era un tipo agradable y carismático, alguien con quien no podías aburrirte nunca. Gracias a él, los Crimson Wolves son lo que son hoy en día. No podía ser lo que estaba ocurriendo en ese preciso instante.
-Gusi, levántate -murmuré inconsciente de que mis pensamientos estaban saliendo por mis labios.
Pero él no se movía un ápice. Una profunda sensación de odio y tristeza comenzaron a inundar mi cuerpo, me quedé parado un instante, y de pronto estallé en un fuerte grito de furia que hizo liberar todo aquello que estaba oculto en mí. Un denso aire comenzó a formarse a mi alrededor, una corriente de aire circular que cada vez fue tornándose más potente junto a mi estallido de furia. Desenfundé la hoja del caos y la hoja fiordiana y me quedé observando a ese vejestorio. Mi aspecto había cambiado ligeramente, en todo mi rostro varias venas estaban marcadas, producto de la frustración. Unas pequeñas descargas eléctricas aparecían espontáneamente desde mi cuerpo, fundiéndose con el aire cortante que comenzaba a arrasarlo todo. Estaba atento a todo cuanto tenía delante, mi haki de armadura apareció por todo mi cuerpo a la vez que el aura máxima de mi haki de observación se expandía. Mis cabellos estaban literalmente flotando como si no hubiese gravedad, producto del efecto del viento a mi alrededor, además se habían teñido de un color violáceo. Estaba desatado.
-Me las pagarás... -No dije nada más, e incluso con el ruido del fuerte viento dudaba que nadie que fuera yo mismo fuera capaz de escucharme, aunque en caso de hacerlo, mi voz sonaba muy rasgada.
Miré hacia abajo, Gusi estaba justamente ahí parado, frente a mí, tirado en el suelo. Ese malnacido me las iba a pagar todas juntas. Con un nuevo grito de furia me lancé a por ese tipo con intenciones de separar su cabeza de sus hombros y devolverle el favor que le había hecho a mi camarada. Le ataqué con la hoja fiordiana, la cual me susurraba algo en la mente, algo que no alcanzaba a escuchar, pues estaba atento de otras cosas.
Completamente descontrolado, sin saber realmente de donde estaba sacando todo ese potencial y poder, le lancé a por ese tipo. Sentía que no tenía control sobre mi propio cuerpo, aunque no me importaba lo más mínimo, estaba haciendo lo único que deseaba en ese instante. Con la potencia del viento, me lancé a por él, no sabía ni cuan fuerte era, pero parecía como que se estuviera formando algo similar a un tornado, envuelto en electricidad y con pequeños destellos de llamas azuladas. Matar al viejo era mi única prioridad ahora mismo, y estaba dispuesto a darlo todo.
El anciano apareció, agresivo. Había atacado a Gusi por la espalda, una lanza le había golpeado en la entrepierna, incluso me pareció escuchar algo extraño, como una voz chirriante diciendo algo a lo que no presté mucha atención. Envainé la espada maestra y mantuve la mano en la empuñadura. Pero lo que hacía no era mostrar a esas gentes que no iba con intenciones hostiles. Más bien al contrario.
Estaba boquiabierto viendo a Gusi. Ese hombre había causado problemas, no obstante en ningún momento habíamos agredido a nadie, ni él ni yo, y ahora ese viejo cascarrabias le había atacado, y estaba sangrando abundantemente por esa zona tan íntima. En condiciones normales, Gusi se habría lanzado como un descerebrado a por ese viejo, no obstante lo único que le vi hacer fue caer, caía mientras extrañamente parecía felicitar al anciano por algún motivo. Pero no me importaba lo más mínimo ese gesto.
Cayó al suelo, sangrando. No podía dejar de pensar en una frase, tan solo dos palabras que posiblemente, de cumplirse, podrían evitar lo que estaba a punto de ocurrir. Atacaron por sorpresa, por la espalda, y dañaron de gravedad a un miembro de la marina, a mi camarada Gusi, aquél con el que todo empezó. De momento comencé a recordar aquellos momentos en los cuales nos conocimos el joven recluta y yo. Era un tipo agradable y carismático, alguien con quien no podías aburrirte nunca. Gracias a él, los Crimson Wolves son lo que son hoy en día. No podía ser lo que estaba ocurriendo en ese preciso instante.
-Gusi, levántate -murmuré inconsciente de que mis pensamientos estaban saliendo por mis labios.
Pero él no se movía un ápice. Una profunda sensación de odio y tristeza comenzaron a inundar mi cuerpo, me quedé parado un instante, y de pronto estallé en un fuerte grito de furia que hizo liberar todo aquello que estaba oculto en mí. Un denso aire comenzó a formarse a mi alrededor, una corriente de aire circular que cada vez fue tornándose más potente junto a mi estallido de furia. Desenfundé la hoja del caos y la hoja fiordiana y me quedé observando a ese vejestorio. Mi aspecto había cambiado ligeramente, en todo mi rostro varias venas estaban marcadas, producto de la frustración. Unas pequeñas descargas eléctricas aparecían espontáneamente desde mi cuerpo, fundiéndose con el aire cortante que comenzaba a arrasarlo todo. Estaba atento a todo cuanto tenía delante, mi haki de armadura apareció por todo mi cuerpo a la vez que el aura máxima de mi haki de observación se expandía. Mis cabellos estaban literalmente flotando como si no hubiese gravedad, producto del efecto del viento a mi alrededor, además se habían teñido de un color violáceo. Estaba desatado.
-Me las pagarás... -No dije nada más, e incluso con el ruido del fuerte viento dudaba que nadie que fuera yo mismo fuera capaz de escucharme, aunque en caso de hacerlo, mi voz sonaba muy rasgada.
Miré hacia abajo, Gusi estaba justamente ahí parado, frente a mí, tirado en el suelo. Ese malnacido me las iba a pagar todas juntas. Con un nuevo grito de furia me lancé a por ese tipo con intenciones de separar su cabeza de sus hombros y devolverle el favor que le había hecho a mi camarada. Le ataqué con la hoja fiordiana, la cual me susurraba algo en la mente, algo que no alcanzaba a escuchar, pues estaba atento de otras cosas.
Completamente descontrolado, sin saber realmente de donde estaba sacando todo ese potencial y poder, le lancé a por ese tipo. Sentía que no tenía control sobre mi propio cuerpo, aunque no me importaba lo más mínimo, estaba haciendo lo único que deseaba en ese instante. Con la potencia del viento, me lancé a por él, no sabía ni cuan fuerte era, pero parecía como que se estuviera formando algo similar a un tornado, envuelto en electricidad y con pequeños destellos de llamas azuladas. Matar al viejo era mi única prioridad ahora mismo, y estaba dispuesto a darlo todo.
- Cosas usadas:
- Furia Berseker: Potente incremento de sus habilidades físicas que experimentan un triplicado de sus capacidades máximas (x3 en agilidad, fuerza, velocidad...). Los grados de técnicas, ámbitos y habilidades aumentarán en dos (+2 en control ámbitos, +2 avances de tabla de niveles en técnicas y habilidades reguladas por tablas).
Este Power Up no puede ser activado voluntariamente ni puede cancelarse una vez iniciado. La condición para poder activarlo es alcanzar a enfurecer realmente a Hayate, lo cual no es nada sencillo. Solo una gran frustración y odio por un asunto personal puede llevarle a entrar en éste estado. Una vez liberado el P-UP Hayate es incapaz de pensar fríamente la situación. Si se ha activado en situaciones extremas puede llegar a ser incapaz de diferenciar aliados de enemigos. La única forma de liberarse de ésta condición es acabar aquello que ha generado ese odio mas el efecto todavía tarda un post más en desvanecerse, mas si dura un tiempo muy prolongado (3 posts máximo) los efectos se disiparán con sus pertinentes consecuencias. Si se esfuerza mucho acabará completamente agotado al acabar. Si pierde la consciencia en éste estado despertará sin recordar qué ha ocurrido desde que se activó la Furia Berseker.
Ámbito viento: (+2 rangos con FB) Grado 5: Se genera una corriente a su alrededor de unos 20Km/h sin que él pueda evitarlo. Se vuelve capaz de hacer rachas de viento muy fuertes (entre 71 y 120Km/h). (realmente estaría a rango 6, pero no lo tengo creado, el poder real será ligeramente superior a esta descripción)
Ámbito Electricidad: (+2 rangos con FB) Grado 4: La electricidad que envuelve su cuerpo se vuelve más densa, pudiendo llegar a golpear al enemigo con unas descargas de 100V si son alcanzados, dicha electricidad aparece con mayor frecuencia. Indistintamente del tiempo de contacto causará quemaduras de segundo grado. Si el contacto es mayor a los dos segundos se quedará "pegado" a la corriente mientras la descarga fuera contínua. Tensión máxima de 700V, intensidad máxima de 0'1A
Ámbito Fuego: (+2 rangos con FB) Grado 4: Puede generar ondas cortantes impregnadas en llamas azules hasta los 1000ºC. Puede aumentar la temperatura del arma 100ºC por encima de su propia temperatura corporal.
Koto Senmon: Técnica de combate que hace que canalice su energía interna directamente a las extremidades, concentrándose en los tobillos y muñecas especialmente. Esto duplica la velocidad con la que puede moverse y atacar a su oponente, así como evadir. Puede utilizar esta técnica también para lanzar una ráfaga ondas cortantes en todas direcciones, cubriendo así todos sus ángulos. No puede utilizar la técnica por más de dos turnos seguidos, si lo utiliza por tres turnos consecutivos sus extremidades quedarán entumecidas y sus movimientos se verán reducidos a una tercera parte.
Las ondas cortantes lanzadas con esta técnica dependerán de la hoja de la espada con la que sea lanzada, siendo su longitud la propia longitud de la espada más medio metro y el grosor será el mismo del ancho total de la hoja más 20cm. Posee un arco creciente que alarga la longitud medio metro por cada dos metros avanzado, llegando a incrementarse hasta 6 metros a longitud máxima. Su alcance se verá incrementado en dos metros, es decir, un alcance máximo de doce metros, a partir de donde la energía se disipa en energía con las propiedades del ámbito de combate que esté utilizando (meramente escénico)
Karatsuyo: (+2 avances de tabla por FB) Nivel 90: La energía dentro del cuerpo de Kimura fluye con alta intensidad, aportándole un multiplicador x5 a todos sus atributos (fuerza, velocidad…). Esto ha ocurrido con una potenciación extra que ha hecho evolucionar la energía de Kimura, que se muestra con un cambio del color de su energía, el cual pasa a ser de un tono violáceo. Esto dura tres asaltos, con dos de recarga.
Viento de Kamaitachi: El viento se vuelve más denso al concentrarse más en el control con la liberación, lo cual hace que dicho viento se vuelva más tangible. Esto se traduce en que el viento generado se vuelve cortante al tacto. Se produce algo parecido a pequeños filos por esa condensación en determinadas partes, generando dicho viento cortante.
Bushoushoku & Kenbunshoku haki: Nivel superior
Ojos ligeros: Con el flujo de la energía de su cuerpo, sus ojos con heterocromía se han ido adaptando, esto provoca que sufran un pequeño cambio en la pigmentación de estos, a modo que el ojo marrón se vuelve de un tono carmesí y el azul claro se torna de un cobalto oscuro. Este efecto le otorga la habilidad de mejorar sus reflejos al centrarse más en los movimientos de su oponente, y tener mayor facilidad para tenerle visualizado. Esto se resume en un x2 en agilidad
Crimson Wolves (Aka "El poder de la amistad"): Cuando luchan en grupo, los miembros de Crimson Wolves obtienen un 25% adicional de poder (mejora de todas sus estadísticas) por cada otro miembro con este Power Up que luche a su lado. Esto incluye a Kasan.
Hoja del caos: -Duplica la potencia de los ataques realizados con este arma, así como las dimensiones de los ataques energéticos o de ámbitos elementales.
-Otorga una tonalidad oscura a todos los ataques y un aura del mismo color al portador y al arma.
Hoja Fiordiana: Hoja Indomable: Esta hoja es tan dura como el diamante. Desde que el portador posa el arma, puede notar tanto esta capacidad como ser consciente del "espíritu" del arma.
Hoja de viento: Usando sus mejores conocimientos de herrería y su control del viento que lo rodea, Dexter ha creado una hoja semisólida. Para ser exactos, este arma atraviesa cualquier cosa inorgánica más blanda que ella, y corta sólo cosas vivas (es meramente escénico, no daña ropa o armaduras). Para que este poder funcione el portador (de no ser el creador), necesita avanzar cinco niveles (o cinco meses) usándola.
Kasan
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Akuma no mi
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Luego de escuchar la historia del anciano me puse a analizar la información que nos había dado a mi pequeña compañera y a mi, me había dado algo de pena todo lo que nos había contado y la situación en la que se encontraban tanto él en particular como la isla en general. Veamos, según sus propias palabras, parte de la población cree que la mujer que los está gobernando actualmente no es más que una impostora. "Hmm... Si la emperatriz es una impostora, los habitantes podrían rebelarse para destronarla, solo necesitaría pruebas de lo ocurrido en ese lugar." Si todo salía bien, tendría a gran parte de los habitantes a favor, eso ayudaría tanto a que la isla volviera a la normalidad como a firmar el tratado con la Marina y el Gobierno. Era una oportunidad perfecta.
No debería ser difícil encontrar el bosque del que hablaba, al menos no para mi ya que iba a utilizar el Geppou para localizarlo sin demasiados problemas. A la llegada a puerto, me había dado cuenta que solo se veía la ciudad, por la historia que nos contaba, era muy probable que el lugar se encontrase cerca de la ciudad, lo que la ubicaba más o menos a la espalda del municipio. Ese era el lugar por el que debería de comenzar. -Gracias buen hombre, empezaré a investigar por ese bosque.- Le dije agradeciéndole que se hubiese arriesgado tanto, al fin y al cabo, se la ha jugado al ir en contra de su emperatriz. -Voy a adelantarme Yoshi.- Me dirigí a mi compañera para que supiera que en ese momento iba a separarme de ella para investigar por mi cuenta.
Di el primer salto en el aire para comenzar a ascender con el Geppou cuando, justo al despegarme del suelo, una racha de viento a gran velocidad llamó mi atención. No había hecho nada de aire en todo el tiempo que llevábamos en Gazia y que de la nada surgiera esa ráfaga tan veloz me hizo temerme lo peor. Me había enfrentado a Hayate en el pasado, sabía que tenía la capacidad de crear precisamente eso. Le había dicho que usase el Den Den Mushi para avisarme en caso de que tuviese algún problema, pero igual si la situación ha sido inesperada puede ser que no le hubiera dado tiempo. "Debería ir, no me fio nada de estos." Pensé. Me sabía fatal dejar colgado al anciano, pero podía ir a ver que ocurría y más tarde dirigirme al bosque. Con aquel pensamiento en mente, deseché la idea de elevarme en el aire, seguramente no podría acercarme por las velocidades del viento. Cerré los ojos para comprobar la dirección de este, si de verdad era Kimura, su técnica me llevaría hasta él.
-Por ahí.- Dije en voz baja al descubrir la dirección. Al estar seguro de por donde venía eché a correr directo hacía el viento con este en contra callejeando, según avanzaba el viento me dificultaba el paso hasta el punto en que el propio viento me hizo un leve corte en la cara. "Parece que tendré que ir equipado".- Pensé. Para seguir avanzando tendría que usar más potencia, en vez de ir corriendo lo haría con el Soru, además, para no acabar con la cara hecha un cristo, activé mi anillo para que me equipase mi armadura azabache. Gracias a ella podía ocultar mi presencia a los usuarios del Kenbunshoku, podría atacar por sorpresa sin problema. Agarré las dagas que venían acopladas a los guanteletes de la armadura para ir preparado ante lo que pudiera encontrar. Mas pronto que tarde encontré una taberna que parecía ser el foco del origen del viento. - Seguro que esta dentro.- Dije para mi. Utilicé el Mantra para comprobar en la medida de lo posible la situación dentro del lugar.
No debería ser difícil encontrar el bosque del que hablaba, al menos no para mi ya que iba a utilizar el Geppou para localizarlo sin demasiados problemas. A la llegada a puerto, me había dado cuenta que solo se veía la ciudad, por la historia que nos contaba, era muy probable que el lugar se encontrase cerca de la ciudad, lo que la ubicaba más o menos a la espalda del municipio. Ese era el lugar por el que debería de comenzar. -Gracias buen hombre, empezaré a investigar por ese bosque.- Le dije agradeciéndole que se hubiese arriesgado tanto, al fin y al cabo, se la ha jugado al ir en contra de su emperatriz. -Voy a adelantarme Yoshi.- Me dirigí a mi compañera para que supiera que en ese momento iba a separarme de ella para investigar por mi cuenta.
Di el primer salto en el aire para comenzar a ascender con el Geppou cuando, justo al despegarme del suelo, una racha de viento a gran velocidad llamó mi atención. No había hecho nada de aire en todo el tiempo que llevábamos en Gazia y que de la nada surgiera esa ráfaga tan veloz me hizo temerme lo peor. Me había enfrentado a Hayate en el pasado, sabía que tenía la capacidad de crear precisamente eso. Le había dicho que usase el Den Den Mushi para avisarme en caso de que tuviese algún problema, pero igual si la situación ha sido inesperada puede ser que no le hubiera dado tiempo. "Debería ir, no me fio nada de estos." Pensé. Me sabía fatal dejar colgado al anciano, pero podía ir a ver que ocurría y más tarde dirigirme al bosque. Con aquel pensamiento en mente, deseché la idea de elevarme en el aire, seguramente no podría acercarme por las velocidades del viento. Cerré los ojos para comprobar la dirección de este, si de verdad era Kimura, su técnica me llevaría hasta él.
-Por ahí.- Dije en voz baja al descubrir la dirección. Al estar seguro de por donde venía eché a correr directo hacía el viento con este en contra callejeando, según avanzaba el viento me dificultaba el paso hasta el punto en que el propio viento me hizo un leve corte en la cara. "Parece que tendré que ir equipado".- Pensé. Para seguir avanzando tendría que usar más potencia, en vez de ir corriendo lo haría con el Soru, además, para no acabar con la cara hecha un cristo, activé mi anillo para que me equipase mi armadura azabache. Gracias a ella podía ocultar mi presencia a los usuarios del Kenbunshoku, podría atacar por sorpresa sin problema. Agarré las dagas que venían acopladas a los guanteletes de la armadura para ir preparado ante lo que pudiera encontrar. Mas pronto que tarde encontré una taberna que parecía ser el foco del origen del viento. - Seguro que esta dentro.- Dije para mi. Utilicé el Mantra para comprobar en la medida de lo posible la situación dentro del lugar.
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- NOCTURNE Y GUSI:
- Has sido un poco melodramático, quieto ahí de más has preocupado bastante a tu capitán, Gusi. Quizá más de lo que has debido, ya que habría sido mejor idea irse. Pero eh, ¿quién soy yo para juzgar? Solo soy el modesto moderador.
¡Nocturne! ¡Qué bonito que se te haya ido la pinza! No, realmente no. Vas directo a por el viejo pero, a medio camino un hombre (para Gusi, que sí está en sus cabales, un guardia) se pone de por medio y para tu embestida. Consigue aguantar el golpe a duras penas, pero tu velocidad sumada a la fuerza bruta lo lanzan fuera del tejado, aunque deja caer la maza que tenía en las manos.
Maaaaaaza que ha cogido el viejo al vuelo y con la que te va a dar un buen golpe en el costado -por diferencia de altura- a menos que te defiendas o esquives muy bien. Suponiendo que no lo haces -o no lo haces bien- ese golpe te quebrará una costilla. Y dolerá, dolerá mucho.
Tú lo escuchas como un eco lejano, pero Gusi escucha perfectamente a vuestras espaldas el sonido de un cuerno de batalla. Welp, ¿qué hacéis?
- KASAN:
- Pues... Eso. Ha estado bien la vuelta que has dado. A tus espaldas poco, después de irte, escuchas el sonido de una explosión, más potente de lo que te hubiera gustado. Detalle: muy cerca de donde has dejado a Yoshi... Esperando... Sola.
Pero bueno, el pasado pasado está. El edificio que tienes delante es bastante normal... Excepto por la presión que hay en el ambiente, los brillitos de colores -en su mayoría oscuros- que salen del tejado y... ¿Es eso que cae por un lado de la azotea un cuerpo? Se parece bastante a los guardias que viste por la ciudad antes. Hallelujah! It's raining men!
Bueno, al caso. Escuchas un sonido parecido al de un cuerno... Y eso, poco más. ¿qué haces?
- EL EJERCITO DE KASUKABE:
- Al entrar veis a la emperatriz sentada, muy nerviosa, escuchando a uno de los guardias que le está hablando al oído. Ella le responde algo y este sale a toda prisa de la sala. A saber.
Claudia se levanta de su asiento al veros entrar y sonríe cuando empiezas a hablar. Hace una leve inclinación de cabeza cuando te presentas.
—Un placer, capitán Silverfang. Espero que tus compañeros estén bien, ya que... —hace una pequeña pausa, con algo de preocupación en ella— bueno, estamos en una situación precaria aquí en Gazia —otra leve pausa, aunque esta vez parece que está recomponiéndose—. Hace cuatro meses nuestros bosques, sagrados para nuestro pueblo, fueron ocupados por unos bandidos. Hicimos lo que pudimos por nuestra cuenta, pero siempre se nos ha prohibido la entrada por motivos religiosos. El problema no era solo que lo ocuparan, sino que han estado causando estragos por todo el territorio, saqueando, quemando cosechas, extorsionando a los aldeanos... No sabía que hacer, puesto que, también, inutilizaron las comunicaciones de la isla; fue por ello que fui en persona a pediros ayuda, olvidando el antiguo rencor de mi madre, a los marines —cierra los ojos e inspira profundamente—. Todos los detalles del tratado comercial está en estos documentos —con una mano, delicadamente, adelanta por la mesa un pequeño tocho de folios escritos—, podéis llevarlos a vuestra sede para que se discuta allí, nosotros aceptaremos de buena gana cualquier cambio oportuno... Pero, por favor... —se levanta y hace una reverencia de cuerpo entero—, ayudad a mi pueblo.
No parece que mienta. O eso es muy buena haciéndolo. Se queda así unos segundos y luego recupera la postura. Parece que está esperando a que le digáis algo, que le digáis que sí aceptáis, que le preguntéis algún detalle, algo. Los que se fijen en los detalles veréis que está aguantándose las ganas de llorar. Aunque puede que sea muy buena actriz.
Welp, ¿qué hacéis?
Tobías Thorn
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No había terminado de cruzar el umbral de la puerta cuando alguien se me acercó más de lo que solía gustarme, pero al comprobar que se trataba del Capitán Silverfang me relajé un poco. Por fin espabilaba y parecía haber recuperado las energías de hacer algo, así que asentí de forma positiva y lo dejé avanzar. Rápidamente se mostró con un trato agradable y cortés ante la emperatriz. Yo por mi parte adopté mi típico papel de joven callado y tranquilo, por lo que esperé a la derecha del peliblanco a hacer la misma reverencia cuando este la hizo. De momento había que seguir siendo pacientes y enterarnos que pasaba de una vez por todas, así que aguardé una vez de forma calmada a que la mujer soltase su discurso.
- Vaya... - pensé echo un lío.
Gran parte de la sensación de peligro se desvaneció al escuchar tan conmovedoras palabras. Sus rasgos se contorsionaban intentando esconder sus sentimientos, pero sus brillantes ojos decían que estaba al borde de la desesperación. Si sus palabras eran ciertas estaba en un buen aprieto. Su pueblo no tenía que estar muy contento si aún quedaba resentimiento de la época en la que gobernaba la otra emperatriz. Eso sumado a los problemas que decía que tenía con aquellos maleantes debían de tenerla desbordada, y a pesar que era una mala situación para ella, era una buena oportunidad para la situación entre nuestros gobiernos. Si conseguíamos erradicar el problema que tenía con ellos podríamos matar dos pájaros de un tiro. Nuestra enemistad y un favor con aquellas personas... Además podría llegar a ser incluso más productivo. No estaba seguro que podían ofrecer en el mercado que no se pudiese conseguir en otras islas, por ello estaba ansioso de coger el papel que había extendido hacia nosotros e informarme, pero debía mantener mi papel. Seguramente si me metía en mitad de la conversación rompería algún tipo de protocolo que desconocía y como todo parecía indicar que las cosas pendían de un hilo tampoco quería arriesgarme... Aunque por otro lado si el marine volvía a quedarse en aquel estado de antes prepararía unas palabras.
Primero me presentaría cordialmente y volvía a excusar a mis compañeros. Imitaría el tono cortés y educado que el peliblanco había usado y la diría que intentaríamos ayudarla. Pediría información más detallada sobre el terreno en el que se escondía, como de las zonas que más atacaban. Quizás buscaban algo en concreto. Luego ya cogería el papel y le echaría un ligero vistazo antes de guardármelo tras asegurarla que informaría a mi superior nada más que contactásemos con él. La conversación iría edulcorada con palabras de agradecimiento por ofrecernos esta oportunidad y demás. No sabía si al final todo sería una burda trama, pero de momento no veía nada que lo indicase.
- Vaya... - pensé echo un lío.
Gran parte de la sensación de peligro se desvaneció al escuchar tan conmovedoras palabras. Sus rasgos se contorsionaban intentando esconder sus sentimientos, pero sus brillantes ojos decían que estaba al borde de la desesperación. Si sus palabras eran ciertas estaba en un buen aprieto. Su pueblo no tenía que estar muy contento si aún quedaba resentimiento de la época en la que gobernaba la otra emperatriz. Eso sumado a los problemas que decía que tenía con aquellos maleantes debían de tenerla desbordada, y a pesar que era una mala situación para ella, era una buena oportunidad para la situación entre nuestros gobiernos. Si conseguíamos erradicar el problema que tenía con ellos podríamos matar dos pájaros de un tiro. Nuestra enemistad y un favor con aquellas personas... Además podría llegar a ser incluso más productivo. No estaba seguro que podían ofrecer en el mercado que no se pudiese conseguir en otras islas, por ello estaba ansioso de coger el papel que había extendido hacia nosotros e informarme, pero debía mantener mi papel. Seguramente si me metía en mitad de la conversación rompería algún tipo de protocolo que desconocía y como todo parecía indicar que las cosas pendían de un hilo tampoco quería arriesgarme... Aunque por otro lado si el marine volvía a quedarse en aquel estado de antes prepararía unas palabras.
Primero me presentaría cordialmente y volvía a excusar a mis compañeros. Imitaría el tono cortés y educado que el peliblanco había usado y la diría que intentaríamos ayudarla. Pediría información más detallada sobre el terreno en el que se escondía, como de las zonas que más atacaban. Quizás buscaban algo en concreto. Luego ya cogería el papel y le echaría un ligero vistazo antes de guardármelo tras asegurarla que informaría a mi superior nada más que contactásemos con él. La conversación iría edulcorada con palabras de agradecimiento por ofrecernos esta oportunidad y demás. No sabía si al final todo sería una burda trama, pero de momento no veía nada que lo indicase.
- Off:
- El último párrafo solo sería si Amaiar no contesta. Por no quedarnos ahí clavados sin proseguir n.n
Amaiar Silverfang
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-En el interior del Palacio-
A medida que más y más hablaba aquella mujer, me daba la impresión de que se volvía más... vulnerable. "Humana." Si mi primera impresión de ella fue la de una noble de alta cuna, ahora mismo solo podía ver delante de mí a una mujer desesperada por su pueblo y a punto de romper en llanto. ¿Cómo podía ignorar algo así justo frente a mis ojos? cualquier duda que tuviera se vio disipada en ese momento, y no dudé en tomar cuidadosamente aquellos documentos, dándoles un vistazo rápido por encima por si había algo que me llamara la atención y que debiera preguntar.
Hablando de lo cual... algo en su discurso me suscitaba una única duda restante, pero no debía ser nada importante. Se la preguntaría directamente después de contestar a su petición de la única forma posible:
-Alteza, como Capitán de la Marina no puedo prometerle nada. Entenderá que su predecesora causó varios problemas también, no fue todo culpa de nuestra facción, por lo que es posible que mis superiores no sean tan comprensivos como vos y les cueste dejar de lado el rencor. Asumo que hay grandes probabilidades de que den el visto bueno a una serie de operaciones para solventar vuestros percances, ya que de lo contrario ni siquiera nos habrían enviado aquí. Pero de forma oficial, me temo que estoy con las manos atadas a lo que me ordenen.
Aquello lo diría con un tono de voz afligido, pues realmente me dolía tener que decirle tales cosas.
No obstante, y a sabiendas de que mis compañeros, presentes y ausentes por igual, estarían de acuerdo conmigo en lo siguiente que iba a decir, me aventuré a mostrar una cálida sonrisa y retomar el breve discurso con más confianza, mostrando todo el apoyo que pude:
-Sin embargo, como individuo y protector de la Justicia, yo le aseguro personalmente que no quedarán las cosas así. Haré todo lo que esté en mi mano, y estoy seguro de que mis acompañantes también, para que vuestra isla vuelva a vivir en paz. Tiene mi palabra, lo juro por mi nombre Amaiar Silverfang.
Llevé seguidamente mi mano al pecho en el gesto de saludo militar propio de los marines, mostrando así la convicción y responsabilidad que estaba asumiendo con aquellas palabras. Un breve vistazo a mi lado bastó para confirmar que era justo lo que esperaban mis acompañantes, especialmente Tobías si juzgaba su expresión facial correctamente, de mí.
-Además, si las relaciones entre vuestro reino y la Marina se restablecen de forma amigable y fructífera, estoy seguro de que dichos superiores harán la vista gorda si nos tomamos algunas pequeñas libertades.
Concluí la charla con una sonrisa divertida en el rostro mientras hacía otra reverencia, con la pretensión de contagiar a la Emperatriz de mis buenos ánimos y que se sintiera más aliviada. En otras circunstancias y con algo más de confianza, me habría atrevido a guiñarle el ojo con complicidad, pero consideré que no sería oportuno y en su lugar simplemente me reincorporé, dispuesto a poner al equipo en marcha lo antes posible, pues no había tiempo que perder.
No obstante, y como dije antes, aún quedaba una cuestión que deseaba aclarar:
-Por cierto, Alteza, le ruego responda a una duda que tengo, pues no desearía cometer ningún acto que os pudiera resultar ofensivo a vos o vuestra gente. Dijisteis que no podíais adentraros en los bosques vosotros mismos por motivos religiosos. Pero, ¿esa limitación se extiende a todo aquel ajeno a vuestra isla y costumbres? No quisiera organizar una partida de búsqueda solo para descubrir momentos antes que también tenemos prohibido el paso. De este dato depende qué clase de estrategia estimaré necesaria.
De nuevo, con la verdad siempre por delante. Eso hacía más bien en este caso que mentir.
Si por casualidad no se nos permitía el paso, tendríamos que optar por una táctica que sacara a los bandidos de su escondite, mientras que de lo contrario podíamos simplemente pedir apoyo extra para poder cubrir más parte de la isla y "barrerla" poco a poco hasta arrinconar a los malhechores. Aunque, de nuevo, eso requeriría de una serie de planteamientos extra como "¿Y si deciden no mandar apoyo?" o "¿Y si tardan demasiado en llegar?", si bien consideré que todas esas cuestiones las solventaría en el momento que fuera oportuno. De nada me servía planear con demasiada antelación, para que luego surgiera un imprevisto y echara todo por tierra. Me había pasado más de una vez. No sé si lo he dicho ya, pero "planes rígidos y pensamiento flexible", alguien me dijo eso una vez y desde entonces intento aplicarlo en todas mis estrategias.
Siempre y cuando aquella mujer no requiriera ampliar nuestra estancia en la sala, o quisiera preguntar o incluso comentar algo adicional, nuestro tiempo allí habría terminado de momento. Una vez la Emperatriz respondiera a mi duda, o si por alguna razón se abstenía de hacerlo, haría una última reverencia y retrocedería de nuevo a la sala grande anterior, alentando a Tobías, Bizban y Ciaran a que me acompañaran, mientras ponía en orden mis pensamientos. Al fin y al cabo, aparte de todo aquello, aún teníamos que encontrar al resto del equipo perdido. Fuera cual fuera la decisión final respecto a la forma de enfrentar aquella misión después, eran temas diferentes.
-Una vez estuviéramos en el exterior-
Mi intención era bastante básica: que nos separáramos para buscar a los miembros restantes. Para ello, y para evitar que nosotros también nos acabáramos perdiendo, pretendía hacer uso de mi fruta del diablo para crear un diseño de espada, el cual llevaba ya tiempo dando vueltas en mi cabeza. ¿Que por qué no se me había ocurrido antes? Simple, por la existencia de los Den Den Mushi, y el hecho de que casi siempre se usaba eso para comunicaciones de largo alcance. No obstante, yo... carecía de uno personal. Por lo que esa opción estaba más que descartada a menos que por casualidad Tobías tuviera cuatro bajo aquella túnica. Y a situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Tardaríamos demasiado en cubrir toda la ciudad si íbamos juntos, de ahí la necesidad de separarnos, y de alguna forma necesitábamos poder mantenernos en contacto.
Se trataba de espadas gema.
- Espadas gema de comunicación improvisadas:
- Tal cual, pequeñas espadas hechas de un material cristalino, pequeñas como dagas más bien, pero con forma de espada aun así. Sus hojas, transparentes e incluso ligeramente blanquecinas, despedirían destellos del Sol, y el pomo de cada una de las cuatro que crearía poseería un color diferente, aunque igual de translúcido que el resto. No estaban hechas para el combate, eso estaba claro. Su función era mucho más primitiva, y su poder bastante bajo, por lo que no me costó demasiado imaginar su forma de funcionar. Lo más complicado sería repetir exactamente la misma clase de "energía" empleada en cada una para sincronizarlas, pero con un poco de concentración estaba seguro de poder lograrlo. Había logrado cosas peores y en circunstancias más adversas.
Puede que el hecho de que me hubiera inspirado en algunas piezas de tecnología moderna, ayudara después de todo.
Al tomar la espada y concentrarse un poco en la hoja, esta comenzaría a brillar ligeramente con un aura algo más oscura, para que se viera bien en contraste con el color del cristal. El aura rápidamente adoptaría la forma de... un teclado. Sí, un teclado extendido por aquella pequeña espada, con cada cuadrado representando dentro de él uno de los símbolos del alfabeto común, así como un par de cuadros adicionales para poner espacios, signos de puntuación y uno para borrar. Un último botón enviaría el mensaje, que obviamente no podía ser demasiado largo, a las otras espadas. Estas brillarían fugazmente como aviso, antes de mostrar en el pomo el mensaje, en el color de la espada que lo envió. De ahí la necesidad de que cada mango tuviera un color diferente. Tras varios segundos, el mensaje se desvanecería, permitiendo así escribir una respuesta de ser necesario.
¿Se trataba de un sistema de comunicación extraño? Sin duda. Y por supuesto que no estaba tan refinado ni optimizado como lo que podría lograr una máquina, había visto auténticas burradas por ahí en mis viajes, y en los propios cuarteles de la Marina. El mundo estaba cambiando a velocidad vertiginosa, y la tecnología avanzaba a un ritmo incluso superior, era innegable. Pero de momento, aquello debería bastar, hasta que se produjera algún aparato que emulara aquellas funciones de forma mucho más cómoda y accesible. Además, deberíamos darnos prisa, pues tampoco es que fueran a durar demasiado. Cuando creaba espadas con habilidades especiales, por simples que fueran, estas tendían a desaparecer más rápido, por lo que no estimaba que aquellas duraran más de un par de horas. Esperaba que fuera suficiente, aun así.
Una vez hubiera creado una para cada uno, las repartiría entre nosotros cuatro al tiempo que les explicaba cómo funcionaban y para qué las planeaba usar: dividiendo la ciudad en cuatro sectores imaginarios y equidistantes (como triángulos dentro de un cuadrado, geometría básica que aprendí estudiando Física, y por derivación Matemáticas), nos separaríamos desde el Palacio usándolo como punto de referencia, ya que se trataba, ahora que lo conocíamos, del punto más a la vista de todos, fácil de localizar y de regresar a él. Al menos eso esperaba.
Yo me encargaría del "Sector Norte" y llevaría una espada como el Zafiro, azul. Tobías del "Sector Sur" poseyendo una espada como el Topacio, amarillo oscuro. Ciaran del "Sector Oeste" acompañada de una espada como la Esmeralda, verde. Y por último Bizban cubriría el "Sector Este" junto a una espada como el Rubí, roja. Por supuesto no eran gemas reales, solo imitaciones, pero no pude resistirme a darles ese toque elegante a mis creaciones después de todo.
Como no sabría decir si realmente aquellas eran las direcciones en las que nos estábamos separando, simplemente se trataba de ponerles algún nombre a los Sectores que los distinguiera claramente. Los que pudieran usar Haki barrerían tanto como pudieran intentando detectar las auras de los perdidos, y mantendrían al resto notificados de todo avance o rastro que encontraran, para así poder reducir el rango de búsqueda lo máximo posible. Los que no, deberían preguntar a los civiles y transeúntes, y buscar la manera de encontrar pistas que redujeran ese rango aún más.
Una vez supiéramos en qué Sector estaban ubicados, nos reuniríamos de nuevo usando las espadas para acordar un punto de encuentro y facilitar la orientación de los más despistados. En ese Sector, suponiendo que no los hubiéramos encontrado ya, volveríamos a dividirnos de nuevo repitiendo el proceso, esta vez limitándonos a buscar en aquel Sector particular. Aquel era el plan base, y con él esperaba encontrar a los miembros faltantes de la tripulación en menos de un par de horas.
Habría que ver si todo salía como esperaba, claro. Como dije, siempre surgían imprevistos. Por eso se llaman así.
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- NOCTURNE, GUSI Y KASAN:
- Nocturne, te comes una linda hostia que te manda al otro lado del tejado y, así como regalo, te rompe varias costillas (tres, si te pones a contarlas).
—Idos a vuestra casa, marines, y dejad de estropear la paz de esta isla como ya hicisteis en el pasado.
Se da la vuelta y se va en dirección a por donde se cayó el guardia que tiraste, seguramente a ver si está bien. Cosa que tú no has hecho con Gusi, el cual sigue perdiendo sangre mientras hace el tonto en el suelo, cuando está perfectamente despierto.
¡Kasan, amigo! Mientras todo esto sucede tú estás quieto mirando a la nada. Pero eh, parece ser divertido. Al poco rato escuchas como hay gente acercándose. Seguramente el cuerno que sonó fuera para avisar a más soldados. Esto no pinta demasiado bien, si yo fuera tú pillaba a tu jefe y a tu compañero y piraba. Aunque a lo mejor te da por la venganza y prefieres tirarte a por el viejo, pero eso ya es cosa tuya.
Nocturne, si sigues consciente tras ese golpe, ¿qué quieres hacer? Parece que el viejo no tiene mucho interés en ti o en tu panda. Gusi, anda, no seas vago y levanta, que sigues preocupando de más a tu capitán. Además, esa herida empieza a escocer.
- EL FRENTE DE LIBERACIÓN DE JUDEA:
- —No se preocupe, capitán Amaiar, el lugar, en efecto, es sagrado para nuestro pueblo mas todo aquel de fuera puede entrar si tiene el permiso de la emperatriz; permiso que, como emperatriz, os concedo. Simplemente... Tengan cuidado, es un lugar importante para nosotros. Y muchísimas gracias, Amaiar...
Buuuuueno. Salís supondré, aunque parece que tenéis que tirar de varios de los vuestros para que no se queden ahí como piedras. Creas tus maravillosas espadas*, pero cuando intentas hacer que funcionen... Bueno, que no van. Entonces es cuando te viene un flashback de Claudia diciendo algo así como "inutilizaron nuestras comunicaciones" y empiezas a creer que es el motivo por el que no funcionan.
Aunque bueno, si tu intención es la de encontrar a tus compañeros parece que no va a ser muy complicado. Al poco rato de salir se empieza a formar un viento muy poco normal para el clima caribeño del lugar que parece provenir hacia el norte de vuestra posición, aunque vosotros no tengáis ni idea de lo que es un clima caribeño, y eso solo puede significar dos cosas: o son los bandidos o son vuestros compañeros. En el segundo caso ya los habréis encontrado y, en el primero... Bueno, seguro que a vuestros compañeros les puede parecer raro e ir a ver qué pasa.
Y poco más, realmente. Podéis quedaros a pensar en un plan de ataque, podéis ir al bosque y hacerlo arder hasta los cimientos para que salgan los bandidos, podéis ir hacia el lugar de donde proviene el viento y, también, bastante ruido, también podéis iros a dar una vuelta por la ciudad en plan vacaciones turísticas... Vamos, que podéis hacer lo que queráis. Así pues... ¿Qué hacéis.?
*A ver... No soy un experto en este tipo de cosas... Pero dudo bastante, pero bastante bastante, que tu akuma te permita de verdad hacer ese tipo de cosas; me parece, como poco, absurdo. Pero bueno, yo de akumas poco realmente, así que no soy quien para decirte nada. Eso sí, te pediría que preguntaras a otro moderador para asegurar que puedas hacer ese tipo de cosas. Y, en el caso de que pudieras, supondré que como mínimo eso es una técnica, técnica que no tienes.
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¿Alguna vez has sentido esa sensación de saber que tienes que hacer algo, pero tu cuerpo parece no darle importancia? Sabes que es necesario avanzar y aun así tu cerebro inconscientemente decide que esa tarea a perdido relevancia y la ignora para que puedas enfocarte en una nueva actividad, dejándote con el pensamiento de “Estoy seguro que tenía que hacer algo”… ¿No? En ese caso no tengo palabras para explicar que había sucedido en mi cabeza para ignorar por completo las palabras de la emperatriz mientras mi cuerpo se movía de manera mecánica al ser llevado por el agente.
Por alguna razón no podía recordad que había sucedido mientras mi mente se encontraba fuera.* Carajo, en verdad necesito ver a un psicólogo y hacerme un chequeo médico. *pensé mientras mi estómago se contraía a causa de los sentimientos de culpa y miedo por haberme perdido de información que debía ser valiosa.* Aunque si lo vemos desde un punto de vista más cínico, no soy el único que ha actuado de manera extraña, no, tratar de justificar mis errores de esa manera no es correcto. *desde el comienzo algo me decía que esta misión sería desagradable por alguna razón, quizás el hecho de no haber viajado en nuestro propio barco fue el detonador de la desconfianza hacia los residentes de la isla o puede que mi dependencia hacia el capitán aumentara de tal manera que había llegado a un punto en el cual no me movería sin una orden suya.* Soy patético, ser un hombre fiel es muy distinto a ser un dependiente sin voluntad tomar decisiones propias…
Dejé escapar un pequeño suspiro de alivio al comprobar que no había perdido el momento en el cual el peliblanco comenzaba a crear unas espadas (justo como en aquella misión de escolta), para luego dar indicaciones a seguir. Aquello no sería un mal plan, pero al parecer surgió un problema con el funcionamiento de las armas.
Un extraño viento comenzó a manifestarse, lo cual quizás habría dejado pasar sin mayor importancia, pues me encontraba en una isla desconocida y cosas como el clima, fauna o flora no formaban parte de mis conocimientos. Sin embargo había algo que si conocía o por lo menos creía conocer era la habilidad de Kimura para generar energía elemental.
Miré a Tobías para corroborar si el CP también tenía un ligera idea del causante del cambio climático* Podría usar ese pequeño trozo de papel para estar seguro… *tomé la hoja de entre mis ropas y dejé que esta se desplazara sobre la palma de la mano. El pequeño pedazo me indicaba que el camino a seguir era en la misma dirección de donde parecía provenir la fuente energía.- Esto no me agra para nada Tobi, ¿crees que algo malo pudo haber ocurrido? – no quería ser grosero con mi compañero y superior, pero la presencia de Gusi por lo general acarreaba problemas malos o buenos. Resignado guardé de nuevo el papel entre mis ropas.- Considero que el mejor curso de acción es ir a investigar que está sucediendo, claro que solo es una sugerencia. En caso de que usted (Amaiar) no esté de acuerdo con ir todos a investigar, solicito el permiso para ir yo solo. –expresé con seriedad mientras miraba al marine con mayor rango en ese momento.
En caso de tener el permiso o que mi sugerencia fuera escuchada, me pondría en marcha lo más rápido posible.
Si obtenía una respuesta negativa o ninguna… Igual me marcharía.
Por alguna razón no podía recordad que había sucedido mientras mi mente se encontraba fuera.* Carajo, en verdad necesito ver a un psicólogo y hacerme un chequeo médico. *pensé mientras mi estómago se contraía a causa de los sentimientos de culpa y miedo por haberme perdido de información que debía ser valiosa.* Aunque si lo vemos desde un punto de vista más cínico, no soy el único que ha actuado de manera extraña, no, tratar de justificar mis errores de esa manera no es correcto. *desde el comienzo algo me decía que esta misión sería desagradable por alguna razón, quizás el hecho de no haber viajado en nuestro propio barco fue el detonador de la desconfianza hacia los residentes de la isla o puede que mi dependencia hacia el capitán aumentara de tal manera que había llegado a un punto en el cual no me movería sin una orden suya.* Soy patético, ser un hombre fiel es muy distinto a ser un dependiente sin voluntad tomar decisiones propias…
Dejé escapar un pequeño suspiro de alivio al comprobar que no había perdido el momento en el cual el peliblanco comenzaba a crear unas espadas (justo como en aquella misión de escolta), para luego dar indicaciones a seguir. Aquello no sería un mal plan, pero al parecer surgió un problema con el funcionamiento de las armas.
Un extraño viento comenzó a manifestarse, lo cual quizás habría dejado pasar sin mayor importancia, pues me encontraba en una isla desconocida y cosas como el clima, fauna o flora no formaban parte de mis conocimientos. Sin embargo había algo que si conocía o por lo menos creía conocer era la habilidad de Kimura para generar energía elemental.
Miré a Tobías para corroborar si el CP también tenía un ligera idea del causante del cambio climático* Podría usar ese pequeño trozo de papel para estar seguro… *tomé la hoja de entre mis ropas y dejé que esta se desplazara sobre la palma de la mano. El pequeño pedazo me indicaba que el camino a seguir era en la misma dirección de donde parecía provenir la fuente energía.- Esto no me agra para nada Tobi, ¿crees que algo malo pudo haber ocurrido? – no quería ser grosero con mi compañero y superior, pero la presencia de Gusi por lo general acarreaba problemas malos o buenos. Resignado guardé de nuevo el papel entre mis ropas.- Considero que el mejor curso de acción es ir a investigar que está sucediendo, claro que solo es una sugerencia. En caso de que usted (Amaiar) no esté de acuerdo con ir todos a investigar, solicito el permiso para ir yo solo. –expresé con seriedad mientras miraba al marine con mayor rango en ese momento.
En caso de tener el permiso o que mi sugerencia fuera escuchada, me pondría en marcha lo más rápido posible.
Si obtenía una respuesta negativa o ninguna… Igual me marcharía.
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Vale, por el lado bueno, teníamos permiso de la Emperatriz para entrar en sus sagrados bosques, lo cual facilitaría bastante las cosas... o al menos eso esperaba.
Por el lado malo, mi "experimento" no había dado resultado, lo cual igualmente era de esperarse. Dudaba que una idea tan alocada tuviera resultados, pero como dicen: quien no arriesga no gana.
Por otra parte, de nuevo mirando el lado positivo... Parecía que no nos harían falta después de todo.
Tras disculparme con mis compañeros rápidamente por aquel extraño espectáculo que les había dado (aunque no le dí mucha más importancia porque seguro que habían visto cosas peores), deshice las espadas y fui testigo del fenómeno del clima que se dio en ese momento. Mientras me preguntaba qué podría significar aquel anormal viento a lo lejos, oí a Bizban hablar a mis espaldas y dirigirse seguidamente a mí, proponiendo exactamente lo mismo que estaba pensando yo en proponer. Le sonreí con tranquilidad y respondí:
-Descuida, Biz. Pensaba sugerir igualmente acercarnos a echar un vistazo. No soy experto en el tema, pero mi instinto me dice que ese viento no es común por estos lares... -ironicé-. No perdamos tiempo, si Kimura está en problemas debemos ayudarlo lo antes posible.
El Teniente había usado técnicas de viento en el duelo amistoso que tuvimos algún tiempo atrás, por lo que sospechaba muy fuertemente que se trataba de él esta vez también. Y la forma de hablar de Biz casi me confirmaba dichas sospechas, el chico no se solía preocupar demasiado si no era por sus compañeros.
Así pues, confirmando que los otros dos marines también estaban de acuerdo, encabecé la comitiva a paso ligero en aquella dirección, preparándome para lo peor. Tal vez el capitán de los Crimson Wolves había entablado contacto con los bandidos, y de ser el caso debía estar listo para lo que fuera... Aunque tampoco se me pasó por alto la posibilidad de que hubiera encontrado, en su lugar, al perdido Gusi, y que aquella fuera su forma de hacérnoslo saber. Incluso era posible que el peliblanco la hubiera liado otra vez, y Kimura le estuviera disciplinando. Podía significar tantas cosas que quise pensar en todas y cada una de ellas, solo por seguridad.
Por el lado malo, mi "experimento" no había dado resultado, lo cual igualmente era de esperarse. Dudaba que una idea tan alocada tuviera resultados, pero como dicen: quien no arriesga no gana.
Por otra parte, de nuevo mirando el lado positivo... Parecía que no nos harían falta después de todo.
Tras disculparme con mis compañeros rápidamente por aquel extraño espectáculo que les había dado (aunque no le dí mucha más importancia porque seguro que habían visto cosas peores), deshice las espadas y fui testigo del fenómeno del clima que se dio en ese momento. Mientras me preguntaba qué podría significar aquel anormal viento a lo lejos, oí a Bizban hablar a mis espaldas y dirigirse seguidamente a mí, proponiendo exactamente lo mismo que estaba pensando yo en proponer. Le sonreí con tranquilidad y respondí:
-Descuida, Biz. Pensaba sugerir igualmente acercarnos a echar un vistazo. No soy experto en el tema, pero mi instinto me dice que ese viento no es común por estos lares... -ironicé-. No perdamos tiempo, si Kimura está en problemas debemos ayudarlo lo antes posible.
El Teniente había usado técnicas de viento en el duelo amistoso que tuvimos algún tiempo atrás, por lo que sospechaba muy fuertemente que se trataba de él esta vez también. Y la forma de hablar de Biz casi me confirmaba dichas sospechas, el chico no se solía preocupar demasiado si no era por sus compañeros.
Así pues, confirmando que los otros dos marines también estaban de acuerdo, encabecé la comitiva a paso ligero en aquella dirección, preparándome para lo peor. Tal vez el capitán de los Crimson Wolves había entablado contacto con los bandidos, y de ser el caso debía estar listo para lo que fuera... Aunque tampoco se me pasó por alto la posibilidad de que hubiera encontrado, en su lugar, al perdido Gusi, y que aquella fuera su forma de hacérnoslo saber. Incluso era posible que el peliblanco la hubiera liado otra vez, y Kimura le estuviera disciplinando. Podía significar tantas cosas que quise pensar en todas y cada una de ellas, solo por seguridad.
Tobías Thorn
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Al final no tuve que hacer alarde de mis dotes de diálogo y Amaiar prosiguió igual de activo. Me alegró comprobar que su mente volvía a centrarse en lo que estábamos haciendo e hizo mención a los mismos interrogantes que yo tenía. Las respuestas de la emperatriz fueron satisfactorias y nos marchamos de allí con nuevas cosas en las que pensar.
Una vez en el exterior el peliblanco comenzó a diseñar un plan para encontrar al resto mientras generaba unas hermosas dagas con las que aseguraba que podríamos contactar entre nosotros. Me asombró el poder que tenía aquel marine. Nunca había tenido la oportunidad de conocer más en profundidad al marine y aún había un montón de cosas que desconocía de él. Era algo que tendría que solventar en algún momento, pero no en este. Además parecía que algo iba mal con aquellas armas, ya que cuando quiso hacerlas funcionar no pudo. Iba a dedicarle unas palabras de ánimo para que no decayese, pero Bizvan se acercó preocupado con algo en la mano. No pude evitar mostrar un gesto de sorpresa cuando vi que se trataba de una de vivre card que no que señalaba fuertemente en la misma dirección y que por las palabras de mi nakama comprendí que debía de ser de Kimura o de Gusi, aunque la ráfaga de viento tan inusual que de repente llegó solo podía ser del primero.
- Si es Kim estará en problemas. Si ha recurrido a su ámbito es que se lo toma en serio - fue mi único comentario antes de echar a correr detrás del peliblanco.
Una parte de mí rezaba porque el marine hubiese encontrado a los bandoleros a pesar de lo todo lo malo que podía suponer... Pero peor era imaginar que se había enzarzado con Gusi por culpa de alguna de sus tonterías.
Una vez en el exterior el peliblanco comenzó a diseñar un plan para encontrar al resto mientras generaba unas hermosas dagas con las que aseguraba que podríamos contactar entre nosotros. Me asombró el poder que tenía aquel marine. Nunca había tenido la oportunidad de conocer más en profundidad al marine y aún había un montón de cosas que desconocía de él. Era algo que tendría que solventar en algún momento, pero no en este. Además parecía que algo iba mal con aquellas armas, ya que cuando quiso hacerlas funcionar no pudo. Iba a dedicarle unas palabras de ánimo para que no decayese, pero Bizvan se acercó preocupado con algo en la mano. No pude evitar mostrar un gesto de sorpresa cuando vi que se trataba de una de vivre card que no que señalaba fuertemente en la misma dirección y que por las palabras de mi nakama comprendí que debía de ser de Kimura o de Gusi, aunque la ráfaga de viento tan inusual que de repente llegó solo podía ser del primero.
- Si es Kim estará en problemas. Si ha recurrido a su ámbito es que se lo toma en serio - fue mi único comentario antes de echar a correr detrás del peliblanco.
Una parte de mí rezaba porque el marine hubiese encontrado a los bandoleros a pesar de lo todo lo malo que podía suponer... Pero peor era imaginar que se había enzarzado con Gusi por culpa de alguna de sus tonterías.
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Qué bonito es el poder de la amistad, ya estáis todos juntos de nuevo. Los que quedáis, mejor dicho. Pyros se ha separado del grupo, aunque ninguno de los tres (Tobias, Bizvan y Amaiar) os dais cuenta hasta que ya no la veis ni sentís por ningún lugar. De la misma forma, tampoco parece estar Yoshi por ningún lugar. Aunque bueno, estarán haciendo sus cosas de muejeres; sí, eso lo explicaría todo. No, realmente no, y menos en aquel lugar.
Pero bueno, tampoco es que las cosas estén tan mal. Los que tenéis mantra sentís tanto a Noc como a Gusi como a Kasan y, si no fuera porque la situación no da para eso, creeríais que están echándose una siestecita. Nocturne y Gusi en el tejado del edificio que tenéis delante, de unos... ¿Cinco, seis metros? más o menos. Pan comido para vosotros. Kasan, en dirección contraria, a unos veinte-treinta metros de vosotros tirado en el suelo.
Podrían necesitar ayuda, así que... No sé, ¿qué queréis hacer? Oh, por cierto... Si alguno tiene mantra desarrollado o superior digamos que os dais cuenta de que, por la dirección en la que está Kasan, están viniendo bastantes personas. Si lo tenéis a superior o por encima... Digamos que sentís con claridad lo enfadadas que están y que son bastante más de lo que os gustaría (entre 20 y 30).
Y poco más. ¿Qué hacéis?
PD: Pyros, Kasan y Yoshi están fuera. Pyros se perdió y decidió volver mientras que Yoshi fue herida por causa de una bomba y volvió al barco a tratarse las heridas. Kasan por motivos del plot diré que es alcanzado por una rama voladora -debido al viento de Noc- que lo deja KO.
Pero bueno, tampoco es que las cosas estén tan mal. Los que tenéis mantra sentís tanto a Noc como a Gusi como a Kasan y, si no fuera porque la situación no da para eso, creeríais que están echándose una siestecita. Nocturne y Gusi en el tejado del edificio que tenéis delante, de unos... ¿Cinco, seis metros? más o menos. Pan comido para vosotros. Kasan, en dirección contraria, a unos veinte-treinta metros de vosotros tirado en el suelo.
Podrían necesitar ayuda, así que... No sé, ¿qué queréis hacer? Oh, por cierto... Si alguno tiene mantra desarrollado o superior digamos que os dais cuenta de que, por la dirección en la que está Kasan, están viniendo bastantes personas. Si lo tenéis a superior o por encima... Digamos que sentís con claridad lo enfadadas que están y que son bastante más de lo que os gustaría (entre 20 y 30).
Y poco más. ¿Qué hacéis?
PD: Pyros, Kasan y Yoshi están fuera. Pyros se perdió y decidió volver mientras que Yoshi fue herida por causa de una bomba y volvió al barco a tratarse las heridas. Kasan por motivos del plot diré que es alcanzado por una rama voladora -debido al viento de Noc- que lo deja KO.
Bizvan
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Era gratificante saber que Amaiar opinaba lo mismo sobre ir en aquella dirección, por tanto comenzamos a movernos sin perder tiempo. Al parecer un gran número de los habitantes también se sentían curiosos por el cambio climático tan repentino, causando que las calles se vieran repletas de personas que murmuraban con miedo sobre el clima.
* Esto no debe ser para nada normal. *pensé al ver las expresiones de confusión en los rostros de más de uno de los ciudadanos.* Tengo un mal presentimiento. *de nuevo un pequeño dolor en mi estómago se manifestó y en respuesta comencé a moverme con mayor velocidad, esperando que mis compañeros me alcanzaran más adelante.
Al poco rato llegamos a nuestro aparente destino, pero no era capaz de ver al capitán o a mi maestro por ningún lado. Activé mi mantra para facilitar su búsqueda y de manera casi inmediata identifiqué 5 presencias conocidas.* Espera… ¿No deberían ser 6? *me giré y noté que Ciaran no se encontraba junto a nosotros* ¡¿Dónde diablos está!? *el rango de mi haki no la detectaba.* Maldición, solo espero que esté bien.
Miré a los 2 únicos acompañantes que tenía.- Tobí, el capitán y Gusi están ahí arriba, yo no puedo subir así que ¿podrías ir a ver si ambos se encuentran bien? –expliqué con un pequeño tono de súplica mientras señalaba el alto edificio delante de nosotros.- Capitan Amaiar, no conozco el motivo, pero el agente Kasanova se encuentra más lejos y… ¿Uh? Esto es raro, hay una gran cantidad de presencias que se acercan por esa dirección, no puedo detectar el número exacto, pero son bastantes. En fin, me adelantaré para ir a ver la condición del agente, puede que necesite atención médica.
Realicé un rápido saludo marine, para luego irme corriendo en dirección de Kasan.
Me gustaría pensar que ahora que habíamos encontrado al capitán todo sería más fácil…
* Esto no debe ser para nada normal. *pensé al ver las expresiones de confusión en los rostros de más de uno de los ciudadanos.* Tengo un mal presentimiento. *de nuevo un pequeño dolor en mi estómago se manifestó y en respuesta comencé a moverme con mayor velocidad, esperando que mis compañeros me alcanzaran más adelante.
Al poco rato llegamos a nuestro aparente destino, pero no era capaz de ver al capitán o a mi maestro por ningún lado. Activé mi mantra para facilitar su búsqueda y de manera casi inmediata identifiqué 5 presencias conocidas.* Espera… ¿No deberían ser 6? *me giré y noté que Ciaran no se encontraba junto a nosotros* ¡¿Dónde diablos está!? *el rango de mi haki no la detectaba.* Maldición, solo espero que esté bien.
Miré a los 2 únicos acompañantes que tenía.- Tobí, el capitán y Gusi están ahí arriba, yo no puedo subir así que ¿podrías ir a ver si ambos se encuentran bien? –expliqué con un pequeño tono de súplica mientras señalaba el alto edificio delante de nosotros.- Capitan Amaiar, no conozco el motivo, pero el agente Kasanova se encuentra más lejos y… ¿Uh? Esto es raro, hay una gran cantidad de presencias que se acercan por esa dirección, no puedo detectar el número exacto, pero son bastantes. En fin, me adelantaré para ir a ver la condición del agente, puede que necesite atención médica.
Realicé un rápido saludo marine, para luego irme corriendo en dirección de Kasan.
Me gustaría pensar que ahora que habíamos encontrado al capitán todo sería más fácil…
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Según avanzamos me fijé en que la situación era de lo más caótica. Bizvan iba en cabeza y rápidamente me señaló la posición de Kimura y Gusi. Me preocupé cuando los vi tendidos al borde del tejado, parecía que les había pasado algo y antes de que el moreno terminase sus palabras yo ya estaba en el aire gracias al Geppou. Desde mi nueva perspectiva pude comprobar que debían de haber luchado. El terreno de alrededor estaba completamente destrozado y estos parecían haber perdido la conciencia. Me acerqué a ellos y comencé a palmearle la cara a Gusi en un intento desesperado porque despertase, ya que parecía estar herido.
-¡Biz, Gusi necesita ayuda! - espeté al médico de la banda mientras me acercaba al pelirrojo para comprobar si este sí reaccionaba. -Vamos capi... Despierta. Sabes que te necesitamos - dije mientras lo zarandeaba.
Ninguno de los dos parecía reaccionar a mi desesperación, pero al menos respiraban. Decidí que lo mejor era moverlos para que Bizvan los inspeccionase, aunque quizás Ciaran también podía hacer algo. Me había parecido escuchar hablar a los alguna vez sobre medicina, pero al buscarla con la mirada no la encontré. -¿Acaso se han vuelto todos imbéciles? - pensé comenzando a perder los nervios. No entendía como podía haberse separado en un momento así, aunque ahora mi atención la requería mis compañeros heridos. Comencé a crear un montón de sirope e hice que fuese cayendo por el borde del tejado mientras le daba forma de tobogán. Un recuerdo fugaz de la isla de Síderos atravesó mi mente al mismo tiempo que endurecía el sirope con mi ámbito de akuma. Un escalofrío recorrió mi trasero, pero volví a descartar pensamientos que me distraían. Agarraría a mis nakamas e intentaría arrastrarlos para bajarlos de allí arriba. La herida de Gusi seguía sangrando y me preocupaba que cayese en coma o algo similar.
-¡Biz, Gusi necesita ayuda! - espeté al médico de la banda mientras me acercaba al pelirrojo para comprobar si este sí reaccionaba. -Vamos capi... Despierta. Sabes que te necesitamos - dije mientras lo zarandeaba.
Ninguno de los dos parecía reaccionar a mi desesperación, pero al menos respiraban. Decidí que lo mejor era moverlos para que Bizvan los inspeccionase, aunque quizás Ciaran también podía hacer algo. Me había parecido escuchar hablar a los alguna vez sobre medicina, pero al buscarla con la mirada no la encontré. -¿Acaso se han vuelto todos imbéciles? - pensé comenzando a perder los nervios. No entendía como podía haberse separado en un momento así, aunque ahora mi atención la requería mis compañeros heridos. Comencé a crear un montón de sirope e hice que fuese cayendo por el borde del tejado mientras le daba forma de tobogán. Un recuerdo fugaz de la isla de Síderos atravesó mi mente al mismo tiempo que endurecía el sirope con mi ámbito de akuma. Un escalofrío recorrió mi trasero, pero volví a descartar pensamientos que me distraían. Agarraría a mis nakamas e intentaría arrastrarlos para bajarlos de allí arriba. La herida de Gusi seguía sangrando y me preocupaba que cayese en coma o algo similar.
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Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
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